Con diez gañanes de once
dando estopa -¡vaya tela!-
allá va que se las pela
el Berenjena F.C.
Bizarro equipo al que temen
adversarios y enemigos
y al que apodan “El castigo
de tibias y peronés”.
insolente y despiadado,
y el albero, sin regado,
pone un velo en la visión.
Y entre las nubes de polvo
va el capitán berenjeno
lanzando con voz de trueno
a los vientos su canción:
¡Adelante, equipo mío!,
con ardor.
Que no pase un sólo tío,
que en el empeño los dientes
se deje nuestro oponente.
Que no pase ni un balón.
Veinte tibias
he deshecho
y he maltrecho
más de cien.
Algún fémur
por mi cuenta.
Y cuarenta
peronés.
«Qu’es mi equipo mi tesoro.
Qu’el cebollazo es mi afán.
Mi ley la fuerza y el hacha.
Mi única patria: ganar».
Abúndiez de guardameta;
Berrocal, Guijarro, Peña,
Cojoncio, Fernández-Leña,
de medio campo p’atrás;
Losa, Roca, De
forman la línea de medios,
con Cantos guardando el predio
y en punta García-Piñar.
y ya van tres en camilla:
dos cráneos y una costilla
camino del hospital,
para llegar al descanso
con unos cuantos meniscos
triturados, hechos cisco,
en el equipo rival.
«Adelante, equipo mío,
sin temor.
Y si se pasa algún tío
hay que ponelo caliente,
hay qu’endiñale en la frente,
hay q’hundile el esternón.
»Y, s’insiste,
machacalo,
faratalo
d’un hostión.
Destrozale
l’estomago,
que me cago
n’el copón.
Qu’el cebollazo es mi afán.
Mi ley la fuerza y el hacha.
Mi única patria: ganar».
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