EL ONCE FANTASMA

Pedro Escartín bautizó al Granada CF (el Recreativo Granada) con el apodo de "Once Fantasma" cuando este club era un recién llegado a la competición pero ya andaba codeándose con equipos de solera y aspiraba a lo máximo.
En este libro se narran las vicisitudes por las que atravesó el Recreativo en sus cinco primeros años de existencia y también se recogen los sucedidos ciudadanos más impactantes de aquella época revuelta que fue la de la II República.
En la foto de cabecera se ve al Recreativo que se enfrentó al Gimnástico de Valencia en el campo madrileño de El Parral, 21 de febrero de 1934. De pie: Sosa, Tomé, Calderón, Luque, Itarte, Carrera, Victorio y Tabales; agachados: Gomar, Morales y Herranz.
Para adquirir un ejemplar firmado y dedicado por el autor (20 €), dirigirse a
jlramostorres@gmail.com


Historia del Granada CF



martes, 27 de diciembre de 2011

CAMINO A PRIMERA




Granada 2 Real Sociedad 1
9 de marzo de 1941
Estadio Los Cármenes, lleno, quince mil espectadores en tarde nublada. Terreno con algunos charcos por la lluvia caída. Partido correspondiente a la primera jornada de liguilla de ascenso a Primera 1940-41. Los capitanes de ambos equipos, González y Bienzobas, intercambiaron ramos de flores en los prolegómenos
Granada CF: Floro; Millán, González; Maside, Bonet, Mesa; Guijarro, Trompi, Cholín, Bachiller y Liz
R Sociedad de San Sebastián: Sebitas; Querejeta, Izaga; Fernando, Patri, Simón; Bienzobas, Bidegain, Chipia, Azpiazu y Pedrín
Goles: 1-0, min. 4, Cholín; 2-0, min. 39, Trompi; 2-1, min. 71, Bidegain
Árbitro: Melcón, Colegio Centro. Impecable. Fue despedido con aplausos al finalizar el choque


A las tres y media de la tarde, las peloteras de última hora en las puertas de Los Cármenes hicieron que bastantes se perdieran el golazo de Cholín que abría el camino hacia la victoria rojiblanca y era el primer paso hacia la Primera División con el que un mes después culminaría la liguilla de ascenso que esta nublada tarde empezaba en Los Cármenes y que disputaban los primeros clasificados de los dos grupos de Segunda en la liga recién terminada. El perfecto izquierdazo a la media vuelta del guipuzcoano y ex realista Cholín (“el abuelo” para parte de la afición), a servicio de Trompi, potente, raso y cruzado, tampoco resultó muy visible para el guardameta Sebitas, que sólo se enteró cuando vio el balón dentro de su portería.





El segundo gol llegaba al filo del descanso y fue otro gran gol en el que intervinieron los dos mismos protagonistas del primero, aunque con los papeles cambiados: Cholín sirvió magistralmente a Trompi, quien de tiro cruzado llevó el balón a la red, todo originado por la galopada por su extremo del ilustre veterano “Pirulo” Guijarro, que disputaba su último partido como rojiblanco.
Fue un partido casi completo el que el Granada ofreció a sus seguidores. El único pero estuvo en lo ajustado del marcador final, que debió ser mucho más amplio a favor de los rojiblancos. El Granada superó a su rival en todos los terrenos y en todas las facetas, especialmente en su primera mitad. José Zubeldia para Patria escribe entusiasmado: «Ni la pluma ni el pincel podrían recoger los rasgos y el nervio del juego. Acaso la cámara cinematográfica sería la única que pudiera perpetuar con la precisión de un archivo, toda la gama de combinaciones y genialidades que nuestros jugadores crearon con su inspiración magnífica, y así quedaría retratado para siempre un curso completo de fútbol. No faltó ni los goles de bandera, de los cuales, el primero, se ve tan de tarde en tarde, que hay que hacer esfuerzos de memoria…». Zubeldia destaca especialmente la magnífica labor del trío Floro, Millán, González, así como la gran calidad de Maside, Cholín y Trompi, y el juego “científico” de Bachiller.
El mismo cronista se lamenta de que en la segunda parte se malograran muchas ocasiones de gol porque -y esto es un problema que se viene arrastrando toda la temporada a pesar de la magnífica clasificación- sólo hay «a lo sumo dos delanteros que saben tirar». No obstante, la solución al problema la teníamos ya en casa y se llamaba César. Concretamente llegó de madrugada dos días antes y en el mismo tren que en “solo” treinta y tantas horas condujo a nuestra tierra a la expedición donostiarra en su primera visita histórica a este rincón peninsular:
El gran César Rodríguez era un futbolista leonés de sólo veinte años, pero ya cotizado, que venía cedido del Barcelona y que no jugó esta tarde precisamente por lo precipitado que esto hubiera parecido. Tampoco lo haría al domingo siguiente, con la visita del Castellón. Su debut se producirá ya en la tercera jornada, en el Riazor coruñés, y aunque sólo anotará un gol en toda la liguilla, será ese único gol el que suponga la victoria y quedar campeón de campeones, y el primer ascenso a máxima categoría, en el Sequiol castellonense, una jornada antes de concluir la competición.

martes, 20 de diciembre de 2011

EL EQUIPO QUE VOLVIÓ DEL FRÍO




Granada 8 Levante 1
18 de diciembre de 1949
Estadio Los Cármenes, casi lleno, once mil espectadores en tarde muy fría. Partido correspondiente a la jornada quince del Campeonato de Liga de Segunda División grupo Sur, 1949-50
Granada CF: Candi; Toñín, Millán, Barnet; Almagro, Luiqui; Megino, Trompi, Morales, Fraga y Mas UD Levante: Tur; Dolz, Allepuz, Navarro I; Alday, Navarrete; Sáez, Salvador, Zaragoza, Ortiz y Navarro II
Goles: 1-0, m. 16, Morales; 2-0 m. 34, Morales; 3-0, m. 46, Mas; 4-0, m. 48, Morales; 5-0, m. 60, Megino; 6-0, m. 76, Morales; 7-0, m. 77, Fraga; 8-0, m. 82, Morales; 8-1, m. 89, Salvador
Árbitro: Díaz Argote


El título de esta colaboración así como lo que sigue está tomado literalmente de lo que José Luis Entrala escribió en su magnífica “Historia del Granada CF”, referido a lo que le ocurrió a la expedición rojiblanca una semana antes del partido que nos ocupa:
«El 11 de diciembre de 1949 jugó el Granada en Alcoy. Vuelven en autobús el lunes día 12 y una intensísima nevada bloquea el vehículo en las cercanías del pueblo granadino de Baúl. Es imposible continuar y tampoco se puede retroceder. Los 15 miembros de la expedición son el entrenador Cholín, el masajista Bombillar y los jugadores Candi, Carbelo, Toñín, Méndez, Barnet, Almagro, Sosa, Megino, Fraga, Morales, Luiqui, Más y Trompi. Entre todos deciden, siguiendo las indicaciones del chófer, que la única solución es abandonar el autobús y avanzar a pie, por la nieve, hasta encontrar un cobijo.
»Y así estuvieron ¡tres días y tres noches dantescos! durmiendo en pequeños cortijos de la zona y caminando todo el día, perdidos entre la nieve, sin ropa ni calzado adecuados.
»Paco Más recordaba aquella odisea un día de 1984, 35 años después.
»“Llevábamos andando mucho tiempo, perdidos, sin saber si nos acercábamos o nos alejábamos, hasta que, por fin, vimos un cortijo. Pero allí no nos quisieron recibir. Les dijimos que pagaríamos la comida pero no ponían buena cara. Yo creo que nos tuvieron miedo. ¡Tantos hombres juntos…! Así que de nuevo a caminar por la nieve y, poco después, otra cortijada. Allí sí fuimos atendidos; lumbre, comida…”
»Estaban exhaustos, durmiendo en donde podían y, al día siguiente, vuelta a caminar. Por fin, el jueves llegaron hasta un tren detenido en la vía por la nieve. Lo pudieron abordar y esperar pacientemente hasta que, en la madrugada del viernes día 16, su lentísimo tren rindió viaje en la estación de Granada. Fueron cuatro días de miedo, hambre, frío y desesperación. Pero es viernes y el domingo día 18 hay que jugar en los Cármenes. El Levante espera.»




Desde luego, eran otros tiempos. Las comunicaciones poco tenían que ver con las actuales, pero es que el talante y la pasta de la que estaban hechos aquellos deportistas tampoco parecen asemejarse demasiado a lo de ahora mismo. A nadie se le ocurrió sugerir siquiera el aplazamiento del partido, y así, los mismos hombres con el único cambio de Trompi por Sosa, sin apenas entrenar y después de semejante aventura, fueron capaces de endosarle al Levante una de las mayores goleadas de toda la historia del Granada CF.
El Levante venía como vicecolista y estuvo toda la liga en los puestos bajos aunque no descendió, pero apenas opuso resistencia y desde el momento en que se vio con dos goles de diferencia bajó los brazos y todo resultó excesivamente fácil para los rojiblancos, entre los que destacaron especialmente Morales y Mas, el primero como autor de cinco de los goles en su puesto de ariete, y el segundo como asistente (aunque entonces no se decía así) desde su banda izquierda de al menos cuatro y autor de uno más. Precisamente a estos dos jugadores se les anularon dos goles más que, según las crónicas, fueron legalmente conseguidos.
Juan Morales Rubio, natural de Cieza (Murcia), consiguió aquella tarde cinco goles, una marca personal que suponía igualar la que consiguieran Juanele Castillo en 1933 y Luis Sosa en 1940, y de no habérsele anulado un gol podía haber igualado las que por el momento suponen el mayor número de goles conseguidos en un partido por un granadinista, seis, y que ostentan desde 1933 José Carmona y desde 1942 César. Morales fue un gran delantero centro de magnífico juego aéreo que militó en el Granada cuatro temporadas entre 1946 y 1950, y que, según José Luis Entrala, al principio tropezó con la incomprensión de los aficionados, que lo abucheaban, pero que pronto se rindieron cuando temporada tras temporada marcaba goles en abundancia. Morales es en la actualidad el tercer máximo goleador de la historia del Granada CF, con 61, sólo superado por los 77 de Trompi y los 101 de Rafa.

viernes, 9 de diciembre de 2011

MAGNÍFICOS CINCO + UNO




Granada 6 Zaragoza 2
18 de septiembre de 1966
Estadio Los Cármenes, lleno, dieciséis mil espectadores en tarde-noche calurosa. La segunda parte se jugó bajo iluminación artificial, inaugurando así en partido oficial la nueva instalación. Partido correspondiente a la segunda jornada del campeonato de liga de Primera División 1966-67
Granada CF: Ñito; Tosco, Datzira, Zubiaurre; Santos, Lorenzo; Lara, Almagro, Miguel, Agüero y Vicente
RCD Zaragoza: Yarza; Irusquieta, Santamaría, Reija; Pais, Violeta; Canario, Santos, Marcelino, Villa y Lapetra
Goles: 1-0, min. 31, Vicente; 2-0, min. 38, Miguel; 2-1, min. 43, Lapetra; 3-1, min. 49, Miguel; 4-1, min. 57, Miguel; 5-1, min. 60, Miguel; 5-2, min. 64, Pais; 6-2, min. 79, Agüero
Árbitro: López Zaballa, del colegio murciano. Buena actuación


En todas las quinielas el resultado más repetido era el “2“ o, como mucho, la “X“. Incluso en el diario deportivo “Dicen“ se había publicado los días previos al partido una caricatura en la que se veía a un jugador vestido con la indumentaria del Granada arrodillado y rezando, y a su lado otro jugador sonriente, éste con la indumentaria del Zaragoza y en la cabeza su “cachirulo“ de mañico, llevando en las manos un saco para guardar los muchos goles que se preveía entrarían en la meta granadinista, todo ello encima de la siguiente cuarteta: «Con los maños en gran forma / que se prepare el Granada / pues, además de perder, / pudiera haber goleada».

Goleada sí que hubo, sólo que fue en la portería contraria a la prevista, lo que a todo el mundo futbolero sorprendió. Y es que el Granada era un recién ascendido mientras que el Zaragoza, que estaba en esos precisos momentos escribiendo las mejores páginas de toda su historia, era el vigente campeón de Copa del Generalísimo y acababa de disputar sólo cuatro días antes el partido de ida de la final de la Copa de Ferias, en el que se había impuesto al Barcelona en el Nou Camp (0-1) con la misma alineación con la que esta calurosa tarde comparecía en Los Cármenes. Esa alineación titular zaragozana de los años sesenta (con una bonita rima incluida) en la que forman hasta siete internacionales, es la mejor de su historia y la que le dio más tiítulos: dos copas de España en 1964 y 1966 (más el subcampeonato en 1963 y 1965) y el título internacional de campeón de la Copa de Ciudades en Feria (1964), antecedente de lo que después fue la Copa UEFA, título que a los tres días de disputarse este partido no pudo renovar al perder en la vuelta en casa 2-4 con el Barcelona. Es el Zaragoza de Fernando Daucik y de los míticos “cinco magníficos“ de su delantera: Canario, Santos, Marcelino, Villa y Lapetra. O sea, un auténtico hueso para este Granada que apenas tres meses antes jugaba en Segunda y que había dado el salto a Primera ganando la promoción al Málaga.




La primera mitad estuvo más igualada y el primer gol tardó en llegar media hora, pero en la segunda, al encenderse los focos, cosa que ocurría por primera vez en Los Cármenes en un partido oficial del Granada (una semana antes, el 11 de septiembre de 1966, el Recreativo había inaugurado la iluminación empatando a uno con el Linense en el primer partido del grupo XI de 3ª), se encendieron simultáneamente la fuerza y el buen juego al contraataque de este Granada, y Lara, el rubio extremo gaditano de veinte años que apuntaba a figura y por su mala cabeza no llegó, y sus rapidísimas incursiones por la derecha se convirtieron en pesadilla para la defensa zaragozana, incapaz de contrarrestar la que se le venía encima, encajando otros cuatro goles que pudieron ser algunos más. Todo el equipo estuvo muy bien, pero en las crónicas se resalta, aparte del buen papel de Lara y los cuatro goles de Miguel, el gran trabajo en la zona ancha de Mariano Santos en el que quizás fue su mejor partido de los casi trescientos que disputó de rojiblanco.
Es fácil imaginar la euforia que supuso para el granadinismo esta gran e inesperada victoria ante el equipo de moda, victoria que, según las crónicas, fue muy merecida e incluso pudo ser bastante más amplia, y que fue premiada por la directiva de Bailón a razón de 10.000 ptas. por barba que, según José Luis Entrala, algunos corrieron a emplearlas esa misma noche en francachelas hasta las tantas.

«Apoteosis en Los Cármenes: 6-2 al Zaragoza», titula Hoja del Lunes. «Superioridad del Granada que frente a cinco magníficos alineó a once extraordinarios»; «Lo imposible: la sardina se comió al tiburón»; son dos de los titulares de “Patria” en la crónica de este partido que firma José Luis Piñero. «Ya tenemos coco», titulaba por su parte el diario “Madrid”.

Sí, parecía el coco -como decía el diario Madrid- este Granada de Ignacio Eizaguirre que quedaba clasificado en cuarta posición y con el positivo arrancado en la anterior jornada en el campo de otro de los gallitos de la época, el Las Palmas. Pero quedaban todavía por jugarse veintiocho jornadas y lamentablemente la magnífica imagen de los rojiblancos en este partido ya no volvió a repetirse, al contrario, su tono fue bajando a medida que avanzaba la competición y con él los puestos en la clasificación hasta llegar al final y tener que intentar salvar la categoría en promoción. El Betis, muy superior en la ida como en la vuelta, puso fin a la más breve estancia del Granada en Primera.