EL ONCE FANTASMA

Pedro Escartín bautizó al Granada CF (el Recreativo Granada) con el apodo de "Once Fantasma" cuando este club era un recién llegado a la competición pero ya andaba codeándose con equipos de solera y aspiraba a lo máximo.
En este libro se narran las vicisitudes por las que atravesó el Recreativo en sus cinco primeros años de existencia y también se recogen los sucedidos ciudadanos más impactantes de aquella época revuelta que fue la de la II República.
En la foto de cabecera se ve al Recreativo que se enfrentó al Gimnástico de Valencia en el campo madrileño de El Parral, 21 de febrero de 1934. De pie: Sosa, Tomé, Calderón, Luque, Itarte, Carrera, Victorio y Tabales; agachados: Gomar, Morales y Herranz.
Para adquirir un ejemplar firmado y dedicado por el autor (20 €), dirigirse a
jlramostorres@gmail.com


Historia del Granada CF



lunes, 29 de agosto de 2022

SERRANO SE VA PERO SE QUEDA

 

López Font vuelve a ser presidente, pero sólo por unos pocos días

 

Dimite Joaquín Serrano

            La temporada futbolera 51-52 se inicia con la entrevista al presidente Joaquín Serrano que publica Ideal el 11 de julio. En ella Serrano dice que el club se halla en una situación crítica en la parte económica y que lo que se recauda de los aficionados es notoriamente inferior a sus aspiraciones deportivas y a la categoría de Granada como ciudad, «no se puede tener un equipo de primera con ingresos de tercera». Se necesitan urgentemente –continúa Serrano- las aportaciones de al menos 1.500 socios para poder cerrar los fichajes que se tienen en cartera, imprescindibles para afrontar una temporada que se presenta especialmente difícil ya que la mitad de los equipos bajarán de categoría al estar prevista la reducción de la segunda a un solo grupo. También dice que todo lo que hace es por amor al Granada, y que le da lo mismo ser presidente que conserje en el club, estando dispuesto a ceder su cargo a quien venga con soluciones.

            Cuando Ideal publica esa entrevista a Serrano, está muy viva en el otro periódico de la capital, Patria, una larga controversia en la que aficionados de todo tipo se pronuncian a diario acerca de la conveniencia o no de que la actual directiva dimita y deje paso libre a otros. En ese contexto, a mediados de julio el presidente Serrano convocó a los antiguos presidentes y aficionados notables a una reunión en la sede del club, de la que debían salir soluciones, en especial, la de disponer pronto de una cantidad cercana a las 400.000 pesetas que se estimaban necesarias para liquidar a jugadores y técnicos de la temporada anterior y a la vez poder fichar jugadores para la que acababa de empezar.

A esa reunión acudieron Martín Campos, Becerra Entrambasguas, López de Haro, López Font y José Carmona, éste como delegado de la Federación Andaluza, a los que expuso Serrano que la temporada recién terminada había arrojado un déficit cercano a las 300.000 pesetas, y que la deuda global del club ronda ya el millón, a pesar de que en la entrevista a que nos referimos más arriba había declarado que la deuda del club había disminuido gracias a sus gestiones. Los reunidos decidieron conceder al presidente Serrano González un plazo de tres días, como éste solicitó, para ultimar las gestiones que ya venía realizando de cara a la resolución definitiva de los problemas económicos y deportivos y para la confección de una nueva junta directiva, puesto que en esos momentos habían dimitido todos los que la componían. Pasado ese plazo volverían a reunirse.

            Transcurrido el plazo de tres días, el 19 de julio de 1951, volvieron a reunirse los ex presidentes con el actual, pero de esta nueva reunión lo único que salió fue la dimisión de Joaquín Serrano González, quedando por tanto el club regido por la junta de ex presidentes, también llamada junta consultiva.

            A los pocos días la prensa local recogía unas nuevas declaraciones del dimitido presidente en las que decía que la mejor solución a la necesidad inmediata de monetario sería que cada ex presidente adelantara 50.000 o 60.000 pesetas, porque el inicio de la parte deportiva de la nueva temporada se echa encima y no se cuenta con jugadores ni entrenador, y esperar a la constitución de una nueva directiva y que ésta después reúna el dinero necesario y haga los fichajes retrasaría más aún la cosa. Lo aportado por cada cual sería devuelto con los primeros ingresos que se recaudaran. No pareció calar en los demás componentes de la junta consultiva la propuesta del dimitido presidente y no se volvió a hablar de la cuestión.

 

Manuel López Font presidente fugaz

            Lo que sí que hicieron los ex presidentes fue dirigirse en demanda de ayuda al gobernador civil, Servando Fernández-Victorio. Sin duda los componentes de la junta se acordaron de que ya en 1945 otro gobernador civil, Fontana, el antecesor del actual, solucionó con su mediación otro vacío de poder que en aquellas fechas y con el equipo recién descendido se produjo. A la reunión en el Gobierno Civil con Fernández-Victorio acudieron los ex presidentes y también algunos notables del granadinismo, y en ese acto quedó designado el nuevo presidente del Granada, Manuel López Font, quien ya lo fuera de 1945 a 1947. En el texto de la noticia que da Ideal se lee que a López Font lo eligieron los presentes, pero más parece que fue una propuesta del gobernador a la que los demás se adhirieron. Precisamente la misma persona que designó en 1945 el ex gobernador Fontana.

En primera instancia el nuevo presidente trató de declinar el nombramiento, pero acabó aceptando e inmediatamente nombró a sus vicepresidentes: Luis Gómez López, Ángel Caballer Rodríguez y Juan Alonso Roda, así como la figura del secretario, cargo que recayó en la persona del eterno Paco Cristiá. Acto seguido, el delegado de la Federación, José Carmona Ros, comunicó a Sevilla el nombramiento. En el mismo acto se nombró presidente del Recreativo: Luis Moreno Molina.

            Lo primero que hizo el nuevo presidente fue, en unión de su secretario, revisar los contratos de los componentes de la plantilla, sacando la conclusión de que se necesitaban en esos precisos momentos 400.000 pesetas para renovar esos contratos, una cantidad que no englobaba lo necesario para nuevos fichajes. Reunidos nuevamente los designados, manifestaron a la prensa que si en 48 horas no se lograba reunir esa cantidad, pondrían sus cargos a disposición de la Federación. Efectivamente, dos días después, a últimos de julio, seguía sin solucionarse nada, así que presentaban su dimisión todos los recién nombrados, quedando nuevamente sin gobierno el Granada.

            Desde la fundación del club, prácticamente no hubo ejercicio en que la mala situación económica no lastrara su marcha. La más grave crisis hasta el momento se había producido en 1936, pocos días antes del comienzo de la Guerra Civil, pero esa crítica situación fue salvada precisamente por el estallido de la contienda y los consiguientes tres años de inactividad, que ayudaron a que la situación fuera muy distinta cuando en 1939 el club volvió a la competición. Pero esta crisis del verano de 1951 acababa de desatarse en toda su crudeza y amenazaba de forma directa la propia subsistencia a corto plazo del GCF ya que la Federación, además de la drástica reducción de equipos en categoría nacional, había dictado recientemente una norma según la cual los clubes que a 12 de agosto no hubieran satisfecho lo debido a sus jugadores y a la Federación, serían excluidos sin más. Para más inri, estaba a punto de quedarse el club sin su local de oficinas ya que el presidente Serrano antes de dimitir había suscrito un acuerdo para trasladar la sede del club a un piso en Acera del Darro, teniendo previsto abandonar su sede de Recogidas 6 el último día de julio, pero como finalmente no se hizo el traslado, el propietario de la sede antigua exigía el cumplimiento de lo acordado por escrito, esto es, que el Granada dejara libre el local de Recogidas. Las partes consiguieron ponerse de acuerdo y el Granada siguió teniendo como sede social el mismo local en bajo de la calle Recogidas.


Jiménez Callejas y Joaquín Serrano, presidentes del Recreativo y del Granada


Vuelve Serrano

            La situación de desgobierno quedó pronto resuelta tras la renuncia de López Font, ya que a los pocos días Joaquín Serrano volvió a ocupar la presidencia y enseguida designó a sus colaboradores más directos: Ángel Caballer Rodríguez, Pedro Graciani Brazal y José Bailón Verdejo, vicepresidentes; tesorero, Fernando Bex Cascales; secretario, José Quesada Pomares. Destaca la presencia en la directiva por primera vez de José Bailón, futuro presidente y hombre muy importante en la historia del club. También es de destacar el nombramiento como vocal del ex del Once Fantasma Miguel Herranz, que ocupará el cargo de delegado de campo. Como presidente del Recreativo fue nombrado otro antiguo directivo, Francisco Jiménez Callejas. También es de destacar la presencia como tesorero del eterno socio número uno y fundador del club: José Amigo Vico. La nueva directiva se puso manos a la obra de inmediato y consiguió liquidar las deudas con los futbolistas de la anterior plantilla, con lo que todo (al menos lo más urgente) pareció quedar resuelto.

            En entrevista para Ideal el flamante presidente del Recreativo, Francisco Jiménez Callejas, declaró que los objetivos del filial eran, en primer lugar, liberar el campo de Los Cármenes (recordemos que cuando se compraron los terrenos éstos se escrituraron a nombre del Recreativo Granada, denominación por entonces del Granada CF) para ofrecerlo al Granada libre de cargas y completamente a su disposición; mantenerse en tercera; y no renunciar a jugar liguilla de ascenso. Al filial le ocurría lo mismo que al primer equipo ya que la reestructuración de la segunda y la tercera perseguía reducir el número de clubes de esas categorías a la mitad, así que mantenerse en la categoría era aún más difícil que para el primer equipo porque aun realizando una buena campaña deportiva, podía verse arrastrado al descenso si el Granada descendía.

 

Cholín será el entrenador 51-52

            Consecuencia inmediata de esta situación de impasse fue que el entrenador que había quedado contratado antes de terminar la anterior temporada, Emilio Vidal, quedó por completo desligado del Granada al no habérsele satisfecho las cantidades que en su momento se acordaron. El técnico se encontraba en Sabadell desde mayo y gracias a sus gestiones se habían cerrado ya dos fichajes: Álvarez y Santi (ambos acabarán jugando en el Recreativo y no llegarán a debutar de rojiblanco en partido oficial), y también había dispuesto antes de marcharse que determinados futbolistas del filial pasaran a figurar como profesionales de la primera plantilla.

            La fecha que en principio estaba prevista para el inicio de los entrenamientos era el 10 de agosto, pero ese día se acercaba y el Granada seguía sin entrenador. En la prensa se barajaron los nombres de José Espada, que acababa de quedar libre en el Alcoyano, al que no había podido salvar del descenso a segunda, y también volvió a sonar el nombre de Emilio Vidal, que habría vuelto a comunicarse con el club y demandar la firma de un nuevo contrato, pero sus exigencias económicas fueron demasiado elevadas. Finalmente, la recién instaurada directiva se decidió por Cholín, libre después de su aventura al frente del Jaén, quien se ofreció desinteresadamente, siendo aceptado su ofrecimiento y prometiéndole una compensación monetaria al terminar la temporada.


Ríos y Toto oyeron cantos de sirenas y se despidieron a la francesa

Espantá de Toto y Ríos

            Mientras el primer equipo se hallaba sumido en una profunda crisis institucional y económica que ponía dudas acerca de su continuidad, el filial, el Recreativo, comenzó a primeros de agosto su preparación de cara a la inminente temporada, con su entrenador, Manolo Ibáñez, a la cabeza. La “bomba” estalló cuando los recreativistas Toto y Ríos, recientemente enrolados como profesionales en la primera plantilla y firmes promesas locales, se marcharon para probar en la Orensana, de segunda grupo norte, que –se dijo- les ofrecía 100.000 pesetas por dos temporadas. Resulta que ambos habían suscrito un contrato con el Granada, pero sin estar todavía diligenciadas las fichas, circunstancia que aprovecharon para este segundo fichaje, mucho más sustancioso que el que el Granada les ofrecía. La directiva al día siguiente insertó en los periódicos locales una nota en la que decía que se había enterado de la marcha de los dos jugadores por la prensa puesto que éstos habían llevado en secreto toda su negociación, y terminaba su comunicado oficial diciendo que no se sentían responsables de la falta de cariño de los dos canteranos por el club que los hizo jugadores ni de su falta de seriedad, y que su concurso habría sido muy estimable, pero no imprescindible.

Toto, a los pocos días de su marcha volvió todo compungido al no superar la prueba a que fue sometido en Orense. En ese momento dijo que se marchaba al Murcia para jugar en su filial, el Imperial, y días después que ficharía por el Almería, de tercera, rival del Recreativo, pero lo cierto fue que a mediados de septiembre estaba en Granada y cuando ya había alcanzado acuerdo para enrolarse de nuevo en el filial, volvió a arrepentirse y a dejar plantada a la directiva ahora para fichar por el Hércules, rival del Granada en el grupo sur de segunda, con quien dijo que debutaría el siguiente domingo. Pero, claro está, todo eran fantasías del carácter díscolo de este jugador y antes del fin de esa semana ya estaba de nuevo de vuelta, pero ahora con la actitud enemiga de las directivas del Granada y del Recreativo, que pronto manifestaron que ya no cabían más negociaciones con este jugador. No obstante, al poco tiempo y en vista de que filial era farolillo rojo tras jugarse la tercera jornada, la directiva se volvió atrás y fue reincorporado Toto al Recreativo, ahora con ficha nuevamente amateur, debutando como ariete en el partido de la cuarta jornada, jugado en Tánger contra el Maghreb.

En cuanto al otro huido, Ríos, éste sí convenció en su prueba en Orense y allí quedó fichado por tres temporadas a razón de 125.000 pesetas, perdiéndose así uno de los canteranos que mayores esperanzas levantaba. Pero tampoco se puede decir que le fuera de perlas en tierras gallegas porque al finalizar esta temporada se publicará en prensa que de lo prometido nada, y que el jugador andaba en pleitos para intentar cobrar lo mucho que le debía la Orensana, equipo que acabó tercero por la cola y descendido a tercera. Al menos su aventura gallega le sirvió para darse a conocer y así en la temporada 52-53 fichará por el Coruña, de primera, donde militará dos años. Tiempo después, en la 55-56 volverá por fin a su tierra y jugará de rojiblanco.


Bosque y Felipe Martín, fichajes que jugarán más bien poco


Fichan Bosque, Pérez y Felipe Martín

            La crisis vivida en el club en el verano de 1951 hizo que bien avanzado el mes de agosto aún no hubieran comenzado los entrenamientos de la primera plantilla y sólo se habían realizado dos fichajes, Álvarez y Santi (que sólo jugarán en el Recreativo y el primero no llegará a terminar la temporada siendo dado de baja en febrero), ambos recomendados por el que iba a ser entrenador, Emilio Vidal. Los primeros fichajes de la nueva directiva llegaron el 16 de agosto, el mismo día en que se realizó la primera sesión de entreno a la que apenas se presentaron ocho futbolistas: recomendado por Paco Mas, Bosque, un extremo catalán ya bastante veterano procedente del Igualada y que sólo jugará unos pocos partidos en el Recreativo y no llegará a completar la temporada al rescindir contrato a finales de enero. Este Bosque a medias con su compañero Álvarez abrieron un bar en nuestra ciudad, donde se encontraban de maravilla, según propias manifestaciones, a pesar de no jugar ni por casualidad.

Otra incorporación fue la de Pérez, medio procedente del San Andrés, también catalán, que sí será titular en la temporada a punto de arrancar, fichado por un año. Al día siguiente se presentó a prueba Felipe Martín, del Huelva y antes del Ferrol y del Gerona, otro medio (éste recomendado por Trompi), sevillano de nacimiento, que fichó por dos temporadas.

 

Renueva Mas y se van Sosa y Méndez

            Por otra parte, Mas, ya regresado de sus vacaciones catalanas, que había quedado en libertad al terminar su contrato, renovó por el Granada en blanco por un año. Mas fue esta temporada el único de la plantilla rojiblanca que todavía quedaba de primera ya que Sosa al terminar su compromiso recibió la carta de libertad y se fue -muy a su pesar puesto que se había ofrecido para ser incluido en el Recreativo- a Cartagena, donde fichó.

Otra muy sensible baja fue la de Méndez, quien seguía con ficha de amateur, condición que le dejaba plena libertad para gestionar su futuro, por lo que ante una muy sustanciosa oferta del Málaga, recién descendido de primera, no se lo pensó demasiado y a La Rosaleda se marchó. Gran torpeza la de la directiva fue dejarlo marchar puesto que, siendo una de las piezas más codiciadas de la plantilla rojiblanca por el que se podía haber obtenido un buen traspaso, lo dejaron ir sin nada a cambio; muy a última hora se le había ofrecido un buen contrato, pero por una sola temporada y sin ser calificado como profesional, de manera que el buen defensa se hartó de las largas de la directiva y de la promesa incumplida del regalo de una moto y suscribió contrato como profesional por tres temporadas por el Málaga, que hacía tiempo que lo pretendía.


Lamentable es la baja de Méndez, que se marcha al Málaga sin dejar ni un duro en caja


Muchos a prueba

Un sinfín de futbolistas vinieron a prueba en la pretemporada sin llegar a fichar. Otro futbolista catalán, Bosch, medio del Mataró, viajó hasta Granada, pero se marchó por donde había venido por no querer ser sometido a prueba; este Bosch será finalmente jugador rojiblanco, pero dos temporadas después, en la 53-54.

Con varios de los que habían venido a probar jugó el Granada su primer partido de pretemporada, en La Victoria de Jaén, de donde salió derrotado 5-4. A su término el míster Cholín fue muy crítico con los que componían el equipo y no tuvo pelos en la lengua para manifestar ante la directiva que el equipo necesitaba urgentemente un defensa central (acababa de marcharse Méndez al Málaga) y otro izquierdo, y además toda el ala derecha completa si se quiere hacer en la liga un mediano papel, lo contrario es tener engañada a la afición, y que con este equipo hay que descartar por completo alcanzar los puestos de liguilla de ascenso, todo lo contrario: no hay garantía alguna de poder conservar la categoría ante la drástica reducción prevista. Y esto lo decía el míster cuando apenas faltaban diez días para el comienzo de la liga. Lamentablemente llevaba toda la razón en sus apreciaciones.

Oyendo las peticiones de Cholín, a los pocos días fichó Ortega, extremo derecho que procedía del Cieza y que en sus primeros entrenamientos causó una muy positiva impresión pero que apenas jugará ocho partidos por una grave lesión en la tercera jornada y pese a haber firmado por dos temporadas sólo estará la presente.

Antes de terminar la semana vinieron tres más a prueba, los tres muy jóvenes y sevillanos: Miro (Casimiro Sánchez, aunque la prensa granadina lo llama Miró), un interior fichado del Coria y cedido por el Sevilla que se quedará y jugará poco de rojiblanco; Japón II, un lateral izquierdo que también fichará pero sólo jugará en el Recreativo; y Leoncito, interior izquierdo también cedido por el Sevilla, que no alcanzó acuerdo económico y al día siguiente por donde vino se marchó para no volver sin haber siquiera vestido de corto rojiblanco.


Otro fichaje 51-52 que apenas jugará, Miro


Otto, ese dolor

En la plantilla del Granada 51-52 figuraba el húngaro Otto quien, como sabemos, fichó la temporada anterior por ésa y la siguiente. Fiel a su pobrísima trayectoria como rojiblanco, antes de que empezara a rodar en serio el balón volvió a lesionarse (o eso decía él) en el segundo o tercer entrenamiento del verano y ya no hizo más pretemporada. La directiva, enfadada porque el jugador eludía someterse a algún tipo de prueba médica que confirmara su baja, barajó en primera instancia poner en conocimiento de la Federación la irregular situación del húngaro después de hablar directamente con el interesado. Éste expuso a la directiva que era su intención marchar a Barcelona para ser operado de su menisco izquierdo por el doctor Cabot, a lo que el club contestó que ya había sido reconocido por un médico local que dijo que no tenía tal lesión, y que tendría que someterse a un nuevo reconocimiento y en caso contrario se adoptarían medidas. Ese nuevo reconocimiento lo llevó a cabo otra vez el médico de la mutualidad, quien volvió a decir que Otto no padecía la lesión que pretextaba, con lo que se acordó someterlo a otro reconocimiento, ya definitivo, que nuevamente volvió a arrojar resultados negativos, así que el club por mediación de Cholín pidió a Otto que solicitara la carta de libertad, pero el magiar contestó que él quería cumplir su contrato con el Granada, y a los pocos días volvió a los entrenamientos, aunque en principio sin tocar balón.

Pero para cuando el húngaro se decidió a tratar de recuperar la forma física ya el Granada había puesto el caso en conocimiento de la Federación, subrayando su escasísimo rendimiento desde su llegada y la vida licenciosa y desordenada que el húngaro llevaba, así como los mil pretextos inventados para no entrenar, pidiendo la anulación del contrato. Otto por su parte, finalizando septiembre, también se dirigió a la Federación reclamando la prima de fichaje de la presente temporada (35.000 pesetas) más los sueldos de los dos últimos meses. El Granada CF hizo saber al delantero que no recibiría ni un céntimo del club hasta que la Federación no emitiera un dictamen.

Por fin, jugadas las tres primeras jornadas, se anunció que el míster Cholín volvía a contar con el húngaro y que éste jugaría en el siguiente partido después de haber perdido ¡doce kilos! La prensa local hizo un llamamiento a la afición para que ésta no se cebara con el delantero y que no lo desanimara con burlas y chanzas. Pero el voto de confianza solicitado por la prensa pronto, muy pronto, quedó en nada. En el primer minuto del partido de la cuarta jornada en el que el Granada ganó por la mínima al Salamanca, el húngaro, sin que nadie lo tocara, empezó a dar cojetadas para retirarse inmediatamente del terreno y dejar al equipo en inferioridad. En la segunda parte reapareció, pero apenas tocó el balón cuatro o cinco veces. Y ahí se acabó definitivamente Otto. Ya nunca más volvió a ser alineado de rojiblanco, ni siquiera en un amistoso. Pero no se marchó, nada de eso, por lo visto aquí se encontraba muy bien y se quedó hasta finalizar su contrato y no perdonó ni una gorda.

Durante la temporada volverá de vez en cuando a aparecer en los medios su nombre, pero nunca en una alineación rojiblanca sino para dar cuenta de sus cuitas. Así, finalizando el mes de octubre, los periódicos locales informan que Otto ha viajado a Sevilla para ser operado por el doctor Leal, médico de la Mutualidad de futbolistas, pero casi dos meses después, ya bien metidos en diciembre, aún no se había marchado. Finalmente fue operado en Navidad y a primeros de enero, ya en 1952, volvió a Granada para restablecerse. Incorporado a los entrenamientos, llegó a barajarse su posible alineación en el partido del Granada en Córdoba, a mediados de febrero, pero no estaba todavía en condiciones de reaparecer. Después se habló de su posible inclusión en el once que se había de enfrentar al Mallorca, pero nada. Y ya a mediados de marzo, cuando faltaban por disputarse sólo cuatro jornadas, hubo de viajar nuevamente a Sevilla para ser de nuevo visto por el médico de la Mutualidad al habérsele producido un derrame en la rodilla operada. Terminada la temporada y con ella su contrato, fuese por donde había venido y así acabó la tormentosa relación de este húngaro que no dejó precisamente un buen recuerdo en nuestra tierra.


Su compañero Licker se ha marchado, pero continúa Otto, ese dolor


Morales árbitro de segunda. Presentación de las dos plantillas

El ex del Recreativo de los años treinta, el Once Fantasma, Morales, convertido desde 1941 en el colegiado Antonio Rodríguez Morales, consiguió en esta temporada ascender a segunda división. La directiva del Recreativo acordó premiarlo con una medalla de oro de la Virgen de las Angustias, que le fue impuesta antes de comenzar el partido de presentación de las dos plantillas ante la afición, a comienzos de septiembre, que el propio Morales arbitró.

Igual que la temporada anterior, una semana antes de echar a andar la liga Granada y Recreativo se presentaron ante la afición mediante un amistoso entre ambos equipos en el que todos los asistentes debían pasar por taquilla. Ganaron los de rojiblanco 4-0, pero tanto en el primer equipo como en el Recreativo actuaron mezclados los componentes de una y otra plantilla. En la primera mitad jugó de rojiblanco a prueba Japón I, hermano del lateral izquierdo que también actuó a prueba (Japón II), veterano defensa central de 34 años que después de pertenecer a un sinfín de equipos quedó fichado. Lo mejor fue ver la completa recuperación del delantero Chaves, el mejor atacante de que disponíamos, lesionado de larga duración la temporada anterior. Por su parte, el Recreativo se presentó como un cuadro casi totalmente renovado y en el que faltaban elementos importantes en su alineación en temporadas anteriores, como el medio defensivo Montilla y el extremo Ros (ambos ya habían debutado en el primer equipo), que se habían marchado al Cuenca, de tercera, bajo las órdenes del míster Floro.

Sobre el nuevo Granada coinciden las crónicas en que lo mejor del equipo parece ser la media y que se cuenta con un conjunto discreto y sin grandes ambiciones pero que puede dar juego a lo largo del campeonato cuando todos se acoplen y el míster dé con los hombres idóneos. Como consecuencia de este partido y por indicación del míster Cholín, los jugadores de la primera plantilla Requena, Santi, Japón II, Bosque, Botella y Álvarez, pasaron a reforzar la plantilla del Recreativo en calidad de cedidos.


Antonio Rodríguez Morales, árbitro de segunda


Candi quiere volver

El portero Candi, marchado al Zaragoza al finalizar la temporada 49-50, quería volver a nuestra tierra y en su nombre estuvo negociando con el Granada su hermano. La prensa llegó a publicar que existía acuerdo con la directiva y que seguramente ficharía. No obstante, a los pocos días quedaron rotas las negociaciones y Candi no fichó porque –se dijo- le parecieron poca cosa las 60.000 de ficha que el club le ofreció frente a las 100.000 que pedía. Pero dos semanas después volvieron a restablecerse las negociaciones e incluso Candi participó en varias sesiones de entrenamiento del Granada. Al final no se reincorporó, pero no pasará mucho tiempo para volver a verlo en Los Cármenes.

 

 

CALLEJEANDO

 

 

Ya no vale la caraba

            A mediados de agosto de 1951 fueron retiradas de la circulación las populares monedas de 25 céntimos (un real), hechas de níquel y con un agujero en medio que sirvió para que algunos diseñadores domésticos las aprovecharan engarzándolas como adorno kitsch en cinturones y todo tipo de complementos. Las más antiguas databan de mediados de la década de los veinte y fueron puestas en circulación por la dictadura de Primo de Rivera. Recibían el nombre popular de “caraba” porque en una de sus caras aparecía una carabela. Según se dice, al principio no tenían su característico agujero central, pero hubo que añadírselo porque se confundían con facilidad con otras de distinto valor. El alto precio que había alcanzado el níquel a principios de los cincuenta fue la causa de su retirada de la circulación ya que su valor intrínseco había superado al nominal.

 

Buscando tesoros

            Actividad penibética por excelencia, más de tiempos pasados que de ahora, ha sido desde antiguo la búsqueda de tesoros ocultos. Hasta hace relativamente poco se podía ver a gentes apostadas en las riberas del Darro entregadas a la tarea de cribar las arenas tratando de encontrar un oro que tacañamente ofrecía el caudal, pero consta que la del escudriñe del Dauro persiguiendo riquezas es una industria milenaria. Era una labor de hormiga que requería muchas horas y que rara vez sacaba de la miseria a los pacientes esforzados del amocafre y el cedazo.

Otro tipo de buscadores de oro de no tanta constancia como los anteriores y que iban más bien a la caza del rápido enriquecimiento, también abundaron en este solar penibético; armados de pico y pala eran capaces en poco tiempo de dejar como campo de minas un monte o una huerta al aparecer en las inmediaciones, casualmente o de propósito, un puñado de monedas o joyas escondidas por nuestros antepasados. Y es que, en nuestra tierra, en siglos pasados, musulmanes y judíos fueron víctimas de pogromos y expulsiones en más de una ocasión, y se vieron obligados a huir a toda prisa sin poder llevar consigo los objetos de valor que poseían. De esta manera numerosas fortunas quedaron enterradas o emparedadas por sus dueños con la esperanza de en el futuro poder recuperarlas.  

            Sin ir más lejos, en las obras de apertura de la Gran Vía a principios de siglo, aparecieron en distintos puntos varios pucheros llenos de monedas y joyas del tiempo de los moros. Pero para tesoro de valor incalculable el que se encontraron los albañiles que procedían a abrir las zanjas para los cimientos de una casa lindera al ábside de la Catedral en 1904, según refiere Gabriel Pozo Felguera en un artículo aparecido en El Independiente de Granada. El propietario de la casa que se construía era Nicolás García Ruiz, quien tiene una vinculación importante con la historia del Granada CF puesto que fue el vendedor de las dos hectáreas de olivar en la Casería de Muriel donde después se levantó el campo de Los Cármenes, aunque en esa venta actuó como apoderado de su esposa, Angustias Alva Romero, que era la propietaria de la finca. Según cuenta Pozo, en las excavaciones se toparon con una olla de barro vidriado en la que había unas 600 monedas de Al Andalus, pero como estaban cubiertas de polvo y tenían adherido un barrillo parecían no tener gran valor, así que en un primer momento se vendieron una a una a los que por allí pasaban por el precio de un real (25 céntimos de peseta). Cuando quisieron acordar, al descubrir que se trataba de monedas de oro, sólo se pudo recuperar una tercera parte del tesoro.


Recorte de Ideal con cuatro de los expedicionarios al túnel del Darro

            La búsqueda de otro tesoro mucho más modesto fue noticia en plena canícula, julio de 1951. En la breve sección de curiosidades que se titulaba “Casos y cosas” y aparecía en la última página del diario Ideal se había publicado la siguiente nota: «Un matrimonio extranjero disputaba agriamente en el Embovedado, frente al hotel Victoria. De pronto, la señora se quitó una sortija de la mano y la entregó al caballero. El caballero, con gesto despectivo, tomó el anillo y lo tiró por uno de los respiraderos del Darro situados junto a la parada del tranvía en ese punto del Embovedado». Ese comentario de Ideal dio pie a la organización de varias expediciones a la búsqueda del presunto tesoro bajo la bóveda del Darro. Presunto, porque en realidad la noticia no decía que la sortija fuera de oro o tuviera gran valor.

El mismo diario un mes después (en verano normalmente no hay muchas noticias que comunicar) entrevistaba a los componentes de una de esas expediciones, formada por cinco animosos muchachotes de la Plaza de la Trinidad que respondían a los alias de el Malamaera, el Carpantas, el de Liria, el Gorila y el Cojo, todos rondando los veinte años de edad y de profesión mozos de cuerda o betuneros.

            Los expedicionarios contaron que habían entrado por el puente del Genil, o sea por la desembocadura del Darro, llevando una linterna y un aro de goma; con la goma, a la que pegaron fuego, alumbraban el camino, y con la linterna buscaban el anillo. Decidieron organizar la expedición al enterarse por las noticias del Ideal, que el Cojo compra todos los días para que sus clientes se entretengan mientras él lustra los zapatos.

            Previa suelta de un papel por el mismo sitio donde había desaparecido la sortija, para orientarse, entraron a las seis y media de la tarde y salieron pasadas las nueve de la noche en la más completa oscuridad al haberse agotado las pilas de la linterna y consumido por completo el invento de la goma. Recorrieron todo el cauce cubierto dos veces. Dicen que se despistaron y salieron por Santa Ana, pero volvieron a su labor rastreadora y acabaron su periplo por donde lo habían empezado. ¿Y qué encontraron? Pues ¡naaaa….!, dicen todos a coro, sólo unas cuantas ranas y varios gatos muertos.

            En este punto del relato se desata la sospecha porque -dicen los entrevistados-, el Cojo, que no los acompaña en su visita a la redacción de Ideal, el día de la andanza darrianesca no tenía ni una gorda y pidió prestado un duro para poder llevarle a su mujer una media nocturna (que explican que consiste en media hogaza de racionamiento), y desde hace dos días no se le ve el pelo por la Plaza de la Trinidad, de lo que deducen que a lo mejor él se encontró la sortija y se la guardó sin dar participación a sus conmilitones.

            Para terminar, afirman que no sintieron miedo en ningún momento, y que al que responde al alias de “el Gorila” se le perdieron las alpargatas y tuvo que completar la jornada calzando unos zapatos viejos de mujer que encontraron, unos zapatos de tacón que ha tenido puestos varios días hasta cambiarlos por unas alpargatillas. Toda una aventura la de estos jóvenes a la busca de un tesoro menor que seguro que no los habría quitado de trabajar, pero sí que hubiera aliviado sus hambres.


Gallego Burín ha sido nombrado director general de Bellas Artes y deja la alcaldía, recorte de Ideal


Gallego Burín Director General de Bellas Artes

            La noticia de más calado que produce el verano de 1951 es el nombramiento de Antonio Gallego Burín como nuevo director general de Bellas Artes, y esto sucedía el mismo día en que Manuel López Font accedía por segunda vez a la presidencia del Granada CF, el 27 de julio de 1951. El Consejo de Ministros de esa fecha decretó el nombramiento de diversas personalidades del Régimen como altos cargos ministeriales, entre ellos el que atañe al alcalde de Granada desde 1938, desde los tiempos de la Guerra Civil, con el paréntesis de un año (entre octubre de 1940 y noviembre de 1941), en que desempeñó las funciones de gobernador civil de la provincia (contra su voluntad, según manifestación del propio Gallego Burín), volviendo a la alcaldía de la capital al ser relevado de su cargo provincial. No obstante, su cese al frente de los destinos municipales no será instantáneo y seguirá ocupando el sillón de la Plaza del Carmen en funciones algo más de un mes.

            El último día de agosto, en pleno extraordinario en la casa consistorial presidido por el gobernador Fernández-Victorio, cesaba oficialmente Gallego Burín como alcalde. En el mismo acto le fue impuesta la medalla de oro de la ciudad a Manuel Gómez Moreno, el académico granadino que ya ocupó la dirección general de Bellas Artes (entre 1930 y 1931), de 81 años de edad. Un almuerzo de homenaje en el Parador de San Francisco le ofrecieron sus compañeros de corporación, seguido de visita a la Virgen de las Angustias para depositar a sus pies su bastón de mando como despedida. Al día siguiente partió para los madriles.

El día anterior había sido agasajado por las primeras autoridades provinciales, también en el parador de la Alhambra, donde concedió una entrevista para Ideal en la que manifestaba que en el día de su partida «tengo una murria que no veo», y que se sentía como la planta que se arranca de raíz de su tierra, porque si Granada es difícil olvidarla cuando se ha visto una vez, cuando se ha vivido siempre en ella lo difícil se hace imposible. El paisaje, la luz y el sonido de Granada son un veneno que, se vaya donde se vaya, siempre quedará en nuestra alma. Porque Granada es única en el mundo, y conviene que los granadinos en su abulia nunca lo olviden y siempre sea así, añade el alcalde saliente. Sobre los granadinos dice Gallego que somos el espíritu de la contradicción, siendo nuestra mejor virtud un sentido de trascendencia en todas las cosas, y la cualidad más acusada es la inteligencia clara, aguda, abierta a todo lo que tiene sentido universal; claro que esa misma cualidad, según Gallego Burín, lleva al peor defecto de los granadinos: creerse estar siempre de vuelta de todas las cosas.


Antonio Gallego Burín

            Como lo más importante de lo hecho en su mandato señala Gallego que ha sido devolverle a Granada el rango y el tono que le corresponde, así como el importantísimo logro que significa que por fin se haya resuelto el problema de las aguas potables y del alcantarillado.

En la entrevista manifiesta también Gallego Burín un dato poco conocido: dos antepasados suyos por vía materna ya fueron alcaldes de Granada. El primero fue Francisco Sánchez Gadeo, su tatarabuelo, corregidor en tiempos de Fernando VII (entre 1814 y 1815). El segundo, su bisabuelo, Manuel Sánchez-Gadeo y Subiza, hijo del anterior y alcalde entre 1846 y 1847, que fue el que mandó hacer los ya desaparecidos jardinillos del Triunfo. Seguramente (esto no lo dice en su entrevista), uno de los dos es el que da nombre a la callejuela del bajo Albaicín, afluente de la calle Elvira, denominada Cobertizo de Gadeo.

Algunos días después el pleno municipal, presidido por el alcalde accidental Santiago González Sola, a propuesta del concejal Morales Souvirón y por unanimidad, decidía nombrar a Antonio Gallego Burín Hijo Predilecto y Preclaro de Granada. Por cierto, en la misma sesión quedó sin someterse a votación por falta de quorum, una propuesta presentada por el Granada CF en demanda de una subvención.

Aparte de su notabilísima faceta como historiador del arte y como autor de numerosas obras en ese terreno, y de su trayectoria como catedrático en nuestra Universidad e intelectual fundador junto con otros de la famosísima tertulia del Rinconcillo en el café Alameda, en la política se inició Gallego Burín en las filas del maurismo, escisión del partido conservador y al que se puede calificar como derecha radical, para evolucionar posteriormente hacia el regionalismo de Cambó, de signo conservador y corriente contraria al nacionalismo federalista que propugnaba para Andalucía Blas Infante. Durante la dictadura de Primo de Rivera militó en Unión Patriótica, el partido fundado por el dictador, para pasar también por el Partido Centrista. Y de ahí a Falange Española Tradicionalista y de las JONS, ya en plena Guerra Civil, lo que facilitó su acceso en 1938 a la alcaldía de la capital.

Por designación a dedo accedió Gallego Burín a la política municipal, cosa que había intentado sin éxito en la década de los veinte por la vía de las urnas. El vestir la camisa azul le allanó el camino, pero consta que ni esa prenda ni la ideología que representaba fueron nunca de su agrado, y que la vestía obligado por las circunstancias (como decenas de miles de españoles en aquellos años), porque, de no ser por esa razón, puede que su pasado de militancias políticas “nonc santas” (para los vencedores de la Guerra Civil) le hubieran costado muy caras, como acabó ocurriéndole a muchos españoles cuyo único delito fue el haber participado en política cuando esa actividad no estaba proscrita.

Según distintos autores que sobre la cuestión han escrito, la hostilidad e incluso la persecución de Gallego Burín por los falangistas pata negra locales existió casi desde el mismo momento en que ingresó en el partido único, y se acrecentaron después de que el alcalde pusiera su firma al pie del famoso manifiesto monárquico de 1943 por el que numerosos próceres del franquismo pedían al general la pronta restauración de la monarquía en España. Hostilidades que alcanzaron su cénit con el desembarco en 1944 del camisa vieja y jonsista hasta la médula que fue aquel gobernador civil que se llamaba José María Fontana Tarrats, llegando al terreno de lo personal. Gallego Burín, cabeza visible en nuestra tierra de los defensores de la España nacionalcatólica y tradicional, recriminaba a Fontana sus políticas revolucionarias dentro de la ortodoxia falangista, lindera con el marxismo, y el abandono del orden público mientras por los montes y la ciudad campaban a sus anchas los maquis. Y el gobernador acusaba al alcalde de haber conseguido su buena reputación a base de sobornos a unos cuantos propagandistas y de regir la ciudad como un cacicato personal y, lo que es peor, de desafección a Falange y al Caudillo. Fue una guerra larvada alcalde-gobernador en la que acabó triunfando el primero porque, conforme el Eje iba de varapalo en varapalo en la II GM, el Régimen vio conveniente desfascistizar todos los aparatos del Estado y apartar a los que habían sido sus más fervientes servidores por lo que pudiera venir.

Así terminaba el mandato al frente de los destinos municipales de Granada del que sin duda es el alcalde que más huella dejó de su paso por la Plaza del Carmen. Él mismo señaló en la entrevista citada lo más importante de su gestión y de la que más se enorgullecía: promover importantes obras públicas de embellecimiento de la ciudad, a la que imprimió su sello personal y que resultaron en general un completo acierto; y, sobre todo, solucionar el antiquísimo problema de las aguas potables y el alcantarillado de Granada.


No hay teleférico

El teleférico fantasma

            En agosto se han terminado las obras de prolongación del Tranvía de la Sierra desde el Maitena hasta el Barranco de San Juan, que fueron promovidas y comenzadas bajo el mandato del entonces gobernador civil, Fontana, en 1947. No se ha inaugurado oficialmente pero ya pueden entrar en servicio los algo más de tres kilómetros de nuevo trazado. Al mismo tiempo pasa a las Cortes para su debate y aprobación el funicular que desde el fin de trayecto de las nuevas vías ascenderá hasta los albergues de la Hoya de la Mora y los Peñones de San Francisco.

            La prensa local publica que el Consejo de Ministros ha pasado a Las Cortes el proyecto de ley, aprobado por el Ministerio de Obras Públicas, para la construcción del teleférico. Es el último trámite para habilitar el crédito de 17 millones en que se tasan tanto las obras como las instalaciones necesarias para que el ferrocarril aéreo sea una realidad.

De la cota 1.170 en el inicio del trayecto, ascenderá a la de 2.500, con una distancia horizontal de 4.412 metros y con una estación intermedia en los Campos de Otero, donde se sitúa el albergue de la Sociedad Sierra Nevada o de San Francisco. Los coches de viajeros tendrán capacidad para 35 personas, calculándose que darán servicio a 210 personas a la hora en un sentido o en el otro. En 30 meses ya estará funcionando, dice Ideal con optimismo, y así, en menos de hora y media se podrá ir desde Puerta Real hasta la nieve, lo que sin duda supondrá añadir a los muchos encantos de nuestra tierra otro más, éste de primer orden y que rivalizará con la mismísima Alhambra.

            El proyecto de teleférico pasó a Las Cortes, como queda dicho, y obtuvo todas las bendiciones, y ya en diciembre de 1951 apareció aprobado el proyecto de ley en el boletín del cuasi parlamento franquista, publicándose poco después en el BOE. Los optimismos, desde luego, estaban más que justificados, pero, ya lo sabemos, ni siquiera llegaron a iniciarse las obras. Es éste quizás el más claro ejemplo de que lo que sucede en nuestra Granada con las obras públicas de infraestructura dudamos mucho que ocurra en otras tierras. A ver cómo se explica que contando con todas las bendiciones legales y estando aprobado incluso el desembolso de dineros públicos y publicado en el BOE, finalmente se quedara en el limbo este funicular fantasma que de existir en la actualidad (junto con el desaparecido tranvía serrano, del que iba a ser complemento), efectivamente, como decía Ideal, podría rivalizar con la Alhambra en atractivo turístico.

lunes, 22 de agosto de 2022

UNA ORQUESTA SIN DIRECTOR

Verde, recuperado para la recta final

 

Recuperados dos positivos en Albacete

El Granada en la jornada 27, al vencer 1-3 en Albacete recuperó los dos positivos que se había llevado el Melilla. Todo se fraguó en la buena segunda parte de los rojiblancos, que habían llegado al descanso con un 1-0 adverso, y para ello fue fundamental la reaparición de Verde, lesionado desde la jornada 18, así como la vuelta al once titular del míster Mas junto con el papel del mejor delantero de la plantilla, el ariete Chaves, quien consiguió dos goles; el segundo de esos goles de Chaves fue el gol del cojo, ya que se había vuelto a lesionar de la misma rodilla que lo tuvo retirado de los terrenos varios meses e incluso había tenido que abandonar el terreno durante diez minutos; fue conseguir de certero cabezazo el tercer gol rojiblanco y tener que volver a retirarse para ya no reaparecer. Las crónicas destacan también el primer gol del Granada, conseguido por Licker en una jugada individual plena de fuerza y técnica al arrancar con el balón controlado desde la zona central del campo. Al menos este húngaro no salió tan rana como su compatriota Otto.

El Albacete era el colista y estaba ya descendido matemáticamente, por lo que había dado la baja a algunos de sus profesionales, entre ellos el ex granadinista Fraga, y alineó a varios canteranos que se estrenaban y que no fueron realmente enemigo para los rojiblancos.

Los dos puntos sirvieron para ganar un puesto en la clasificación y pasar al 8º, distanciando los de descenso en cuatro puntos, pero por arriba todo siguió igual (tres puntos por debajo del tercero) y ya sólo faltaban por jugarse tres jornadas.

 

Duelo sin goles de Recreativos que da la permanencia

Mientras el Granada recuperaba sus dos positivos en Albacete, el Recreativo en Los Cármenes recibía al otro Recreativo, el de Huelva. Los onubenses en su viaje a Granada habían sufrido un contratiempo cerca de Santa Fe, al salirse una rueda delantera del autobús que los traía, y algunos jugadores llegaron a Granada en un camión que los recogió ya muy avanzada la noche. Dirigido por el ex defensa del Sevilla Diego Villalonga, traía a dos jugadores, Moro y Rey, que a principios de temporada estuvieron probando por el Granada sin llegar a fichar, y era el más cualificado de todos los integrantes del grupo VI de tercera para el ascenso de categoría, en estrechísima lucha con el Betis y el Jaén; el Huelva acabará la liga como campeón, pero no ascenderá al no irle bien las cosas en la liguilla (ningún equipo del grupo VI dio el salto de categoría).

En Los Cármenes, en día del club, el Recreativo y el Huelva empataron sin goles en la penúltima jornada (la 29) y ese punto, aunque aumentó la cuenta de negativos a -6, produjo el efecto de eludir ya matemáticamente el descenso del filial y también el riesgo de tener que disputar promoción de permanencia a falta de una jornada por jugarse. Fue un partido de nervios, muy emocionante a pesar de no moverse el marcador, en el que los onubenses acreditaron tener el mejor equipo de la categoría. El recreativista Requena, vuelto al eje de la delantera después de estar prácticamente toda la temporada actuando de defensa lateral derecho, fue el más destacado de su equipo.


Dos de los goles al Levante en un recorte de Ideal


Victoria sobre el Levante para seguir aspirando al ascenso. El Recreativo acaba goleado en Utrera

La jornada 28 del Granada supuso sumar dos nuevos puntos al vencer en Los Cármenes 3-1 al Levante, equipo de la zona baja y en peligro de descenso, que acabó la liga en el puesto 14º y salvó la categoría en promoción. El Granada mejoró bastante actuaciones anteriores, sobre todo en la parte anímica, y no tuvo excesivos problemas para imponerse. La victoria lo situó quinto en la tabla, nuevamente a un solo punto del tercero, por lo que nada estaba perdido cuando quedaban todavía dos jornadas.

Por su parte el Recreativo ponía fin a su primera temporada en categoría nacional cayendo goleado en Utrera 4-0 en un partido muy flojo en el que ninguno de los dos contendientes, ambos de la zona baja, se jugaba nada al tener asegurada la permanencia. Finalmente, el filial acabó la liga en el puesto 13º, con solamente dos puntos de ventaja a la zona de descenso y un punto sobre el 14º, que tenía que promocionar. No está mal para el joven Recreativo, y menos si tenemos en cuenta que, aunque se ficharon varios jugadores de fuera, el grueso de la competición lo solventaron futbolistas todos de la tierra que debutaban en una categoría en la que figuraban equipos de mucha solera y profesionalizados por completo.

 

Correctivo en Alicante y adiós a toda posibilidad

Y así desembocamos en la jornada 29 y penúltima del grupo Sur de segunda, en la que el Granada se desplazó a Alicante para jugar frente al Hércules. Nuestro equipo conservaba todavía esperanzas de meterse en liguilla de ascenso. Una victoria casi con seguridad habría dado esa clasificación, incluso un empate podría haber valido, pero los nuestros fueron apalizados 5-0 por el Hércules que, entrenado por el ex granadinista Antonio Bonet y con el futuro rojiblanco Galvis dirigiendo su juego, también luchaba por lo mismo, pero al final se quedó fuera al acabar cuarto.

El campo de Bardín se llenó hasta la bandera y el público no paró de animar a los suyos, que en la primera parte pasaron por encima de los rojiblancos como un ciclón, de manera que al descanso se llegó con un marcador de 4-0, en lo que sin duda influyó decisivamente la lesión de Méndez, que hubo de pasar a la delantera y quedar como figura decorativa, ocupando su puesto Sosa. También influyó, y de qué modo, en la baja moral que exhibieron los jugadores del Granada, el hecho de que en la previa al partido y estando la expedición en el hotel de Alicante donde se alojaban, se recibió una orden gubernativa de detención del jugador Toñín, sin que se supieran las causas del arresto; el defensa rojiblanco, quien a pesar de todo pudo alinearse en este partido, según las crónicas jugó muy mal, sin duda porque no estaba centrado en lo que se traía entre manos -más bien entre pies- y los cinco goles vinieron por su parcela. La derrota fue definitiva y el Granada quedó ya matemáticamente sin opción alguna de alcanzar la tercera plaza cuando sólo quedaba por jugarse la última jornada.

A la vuelta de Alicante los expedicionarios declararon a la prensa que la culpa de la fuerte derrota fue del de negro, el colegiado catalán Balcells y sus dos asistentes (y eso que el Granada había solicitado para este partido jueces de línea neutrales), quienes no dejaron jugar a nuestro equipo y cada vez que pasaba la línea de medio campo se le señalaba fuera de juego. La lesión de Méndez de la que informaban las crónicas del partido fue en realidad un fuerte dolor de hígado que le obligó a permutar su puesto con Sosa, alineado una vez más de falso delantero centro. Y en cuanto a Toñín, la causa de su detención sigue sin aclararla la prensa, pero sí que refieren que conseguir que lo dejaran marchar con el resto del equipo supuso gestiones que retrasaron la partida hasta mediodía del lunes siguiente.


Toñín fue detenido en Alicante sin que se sepan las causas

 

Final con victoria ante el Ceuta

El domingo 21 de abril de 1951 terminó para el Granada la temporada oficial al disputarse en Los Cármenes la jornada 30 (28 partidos en realidad) y última de la 50-51. Nos visitaba el Ceuta, vicecolista que cuando compareció en Granada ya nada tenía que hacer al estar matemáticamente descendido a tercera. Cosas del destino, en el mes de julio anterior y en este mismo escenario, el Ceuta había conseguido el ascenso a segunda al vencer en su partido de desempate de la promoción al Elche; casi un año después era el mismo Los Cármenes el que lo despedía de la categoría.

Un futuro granadinista, Urdiales, se alineó, y al frente de los ceutíes venía Severiano Uría, viejo conocido de la afición y protagonista nueve años atrás sobre ese mismo césped de uno de los escándalos más grandes y atípicos vividos en el viejo estadio de la carretera de Jaén, cuando en el primer partido de la segunda temporada del Granada en primera dijo haber sufrido un ataque de amnesia y se desentendió del juego mientras el Coruña se llevaba los dos puntos.

El Granada se despidió de su escasa parroquia en esta última jornada de la 50-51 venciendo al Ceuta por la mínima en un pésimo partido, 1-0, gol de Licker, que es de los pocos que se salvan de las grandes críticas hacia los de rojiblanco. Partido malo malísimo en el que los nuestros no dieron una a derechas, dicen las crónicas, y se las vieron y desearon para vencer a un equipo ya descendido. El otro húngaro, Otto, jugó su tercer partido como rojiblanco y lo hizo de extremo derecho en sustitución de Callejo, algo tocado, y nuevamente fue nulo, volviendo a enfadar a los hinchas quienes pueden perdonar la falta de calidad futbolera, pero de ninguna manera la falta de actitud; encima, tuvo un mal gesto con el público que lo increpaba al retirarse a los vestuarios en el descanso. Fernández de Burgos en Ideal dice del húngaro que el caso de este jugador no tiene remedio, no es tan malo como aparece en el campo o como quiere él aparecer, sencillamente no quiere ni además se encuentra en condiciones físicas de jugar. En esa crónica nada se dice acerca de una lesión del magiar, sin embargo, dos días después le fue escayolada la pierna derecha

Así terminaba para el Granada una temporada caracterizada por la falta de un conjunto definido y por la irregularidad del equipo. El Granada fue toda la temporada una orquesta sin director, como manifestó a la prensa el eterno Paco Cristiá nada más terminar la liga. Al final quedó sexto clasificado, con 30 puntos en su haber y dos positivos, a sólo un punto del tercero, el Las Palmas (que ascendió), o sea, de la liguilla de ascenso. La no contratación de un técnico que sustituyera a Gaspar Rubio y que supiera imponer disciplina se señala como la causa principal de que el Granada se mostrara como un conjunto en el que cada uno parecía hacer la guerra por su cuenta y todo acabara en decepción; eso y la falta de pelea de no pocos jugadores cuando más falta hacía, de manera que seguramente con un poco más de implicación fácilmente se podría haber conseguido al menos la clasificación para liguilla de ascenso.

Negros nubarrones se cernían sobre el club por el enorme déficit económico generado y porque para la siguiente temporada estaba prevista la reducción a un solo grupo de la categoría, en consecuencia, la mitad de los equipos descenderían.


El Hungaria. Otto es el primero por la derecha, de pie, y Licker el primero por la izquierda, agachado. También es reconocible en la foto Kubala, segundo por la derecha, agachado


Amistoso homenaje a Botella en Sevilla

Terminada la temporada oficial del Granada en abril, hasta finales de junio, fecha de la finalización de los contratos de los jugadores, se presentaban dos largos meses que había que intentar rellenar de alguna forma puesto que esta temporada el Granada no participó en la Copa del Generalísimo debido a su clasificación en el puesto noveno de la liga anterior. Se barajó por la directiva la posibilidad de participar en una llamada Copa Federación de ámbito nacional, establecida como consolación para los equipos que habían quedado bien clasificados aunque sin premio final, pero fue desechada tal posibilidad sopesando el hecho de que las posibilidades de hacer caja eran mínimas mientras que los gastos eran cuantiosos. Lo que sí que hubo para los rojiblancos fue varios amistosos, pero con la particularidad de que todos se celebraron lejos de Los Cármenes, buscando hacer algo de caja. 

Entre todos los amistosos destacó el celebrado a principios de mayo en el campo de Heliópolis frente al Betis, en homenaje al delantero centro granadinista Botella, ex jugador bético que sufrió una grave lesión en un partido de liga frente al Granada de varias temporadas atrás, mientras el equipo verdiblanco militaba todavía en segunda. El Betis, que había quedado segundo en el grupo VI de tercera se preparaba para el inicio de la liguilla de ascenso, una liguilla en la que no tuvo suerte y no ascendió. En el amistoso en Sevilla Botella fue obsequiado por la directiva local con varios regalos y jugó la primera parte de verdiblanco. El partido terminó en empate a un gol, siendo el del Granada conseguido por el recreativista Requena.


Botella, ex bético homenajeado en Heliópolis


El Recreativo y la Copa Federación Andaluza

El Recreativo no se quedó del todo ocioso y pasó a disputar la que se llamó Copa Federación Andaluza, una competición no oficial en la que participaron rivales de tercera (Almería y Antequerano) y también el Linense, de segunda, más un combinado de jugadores del Málaga (de primera y luchando en liguilla por no descender) y de su filial Atlético Malagueño (de tercera). En su primer partido, en La Rosaleda frente al que se llamó Málaga B, fue derrotado nada más y nada menos que por 9-3. En la segunda jornada de este trofeo menor el Recreativo, reforzado con Méndez y Sosa, derrotó en Los Cármenes ante muy poco público, 4-3, a un equipo de superior categoría como la Balompédica Linense, que había terminado la liga sólo dos puntos por detrás del Granada en el grupo sur de segunda. El guardameta linense, Oreja, que fichará dos temporadas después por el Granada, fue detenido al finalizar el partido porque al retirarse a vestuarios en el descanso hizo feos gestos dirigidos a la grada.

 Las siguientes jornadas trajeron una victoria a domicilio en Antequera y un empate en casa frente al Almería. Y para el siguiente encuentro, devolución de visita del Málaga, se decidió por la directiva que, de cara a la siguiente temporada del filial, se daría entrada en el equipo a jugadores seleccionados de equipos modestos granadinos, la mayoría del segundo filial, el Alhambra, y así llegaron al Recreativo nombres importantes en su historia como Vicente Díaz, Cuerva, Guerrero y Rafa, casi todos ellos en edad juvenil todavía. El experimento no funcionó demasiado bien y el Málaga se llevó los dos puntos venciendo 0-2 con una alineación en la que figuraban varios jugadores de su primer equipo.

Se repitió la alineación revolucionaria a la jornada siguiente, ya la ocho (de diez), en La Línea, de donde salieron los recreativistas apalizados 5-1, partido en el que se produjo el debut de Millán, extremo sobrino del gran Pepe Millán. Pero lo más reseñable del viaje ocurrió después de terminado el partido ya que la expedición recreativista fue retenida más de cinco horas por la Guardia Civil en San Roque, donde en un control de carretera se descubrieron cuatro sacos que contenían tabaco y café de contrabando, declarándose el masajista de la primera plantilla, el ex granadinista Fernández, autor del matuteo.

En la séptima jornada, en Los Cármenes, con una alineación formada en su totalidad por una selección de jugadores de nueva hornada en la que ninguno había debutado todavía en tercera, el Recreativo apalizó al Antequerano 6-0. Y en la octava y última jornada, jugada ya a primeros de julio, repitiendo alineación, fue sin embargo goleado en Almería 7-3.


El ex granadinista Fernández, ahora masajista del equipo y detenido en San Roque


Emilio Vidal nuevo entrenador. Primeros fichajes para la 51-52

A mediados de mayo comenzó la planificación de la siguiente temporada con la contratación del entrenador: Emilio Vidal, un viejo conocido de la afición puesto que ya dirigió al once rojiblanco media temporada de la 44-45, cuando sustituyó al húngaro Esteban Platko con el equipo en situación comprometida. De la mano de Vidal el equipo experimentó una notoria mejoría, eludiendo los puestos de descenso directo, aunque finalmente no pudo esquivar la promoción y ésta trajo el hasta este momento único descenso del club.

Poco tardó Vidal en alcanzar un acuerdo económico con el presidente Serrano. Después de ser presentado a los futbolistas de las dos primeras plantillas, acudió a un partido entre ambas para que el nuevo entrenador decidiera quiénes de ellos eran interesantes, y tras su celebración comentó a la prensa que «tengo quehacer en el Granada». Un segundo partido de entrenamiento entre las dos plantillas fue organizado pocos días después para que el nuevo técnico tuviera una mejor idea del material humano con que contaba; a su terminación fue algo más explícito, pero en el mismo sentido: «Verdaderamente hay mucho trabajo que realizar y son numerosos los puestos a cubrir», fueron sus palabras a la prensa.

Fruto de este visionado de los hombres disponibles, así como de otros partidos organizados entre los modestos granadinos, fue el pase al primer equipo por indicación del nuevo míster de los recreativistas Julio, Requena, Ríos y Toto, que quedaron fichados para tres temporadas con contrato profesional. Así mismo, Vidal decidió que quedaran enrolados en el Recreativo los futbolistas del Alhambra: Cuerva, Guerrero y Lorenzo, más el defensa del Arenas Vicente.

A primeros de junio, Vidal y Mas emprendieron las vacaciones y se marcharon a su Cataluña natal para no volver hasta el 10 de agosto, pero el nuevo entrenador dejó a la directiva relación de aquellos futbolistas que interesaban y de aquellos otros que debían recibir la licencia. De esta manera se produjo la baja del portero Carbelo, quien tenía aún un año más de contrato, y al mismo tiempo renovó Toñín por tres temporadas más. Asimismo, por indicación de Vidal, ya de vacaciones y en Cataluña, el club comisionó al secretario administrativo José Cuéllar para que éste viajara a Madrid y cerrara el primer fichaje cara a la siguiente temporada y por otra más, el extremo izquierdo Álvarez, canario que la temporada recién terminada había jugado en el Ferrol, del grupo norte de segunda; la premura en el viaje a Madrid se justificó porque este jugador –se dijo- estaba en tratos con el Atlético de Madrid y era urgente cerrar el acuerdo, pero lo cierto fue que, una vez fichado, el tal Álvarez no llegó a estrenarse de rojiblanco en partido oficial y sí lo hizo en el Recreativo, pero sólo en contadas ocasiones. Mientras estuvo en Madrid trató también Cuéllar de obtener del Atlético el pase al Granada o una nueva cesión de los jugadores Callejo y Verde, que tan buen rendimiento dieron en la temporada recién finalizada, pero no obtuvo nada positivo.

El segundo fichaje cara a la 51-52 llegó a mediados de junio: Santi, jugador nacido en Manzanares (Ciudad Real) pero que venía procedente del Igualada barcelonés, de tercera, entrenado por el ex granadinista Nicola, defensa de 22 años que firmó por dos temporadas. Emilio Vidal, en sus vacaciones en Sabadell, acababa de convencerlo para que fichara por el Granada y no por el Barcelona, como estaba a punto de hacer, se lee en la noticia de Ideal, pero lo cierto es que este Santi, como el tal Álvarez, no llegará a debutar de rojiblanco y pasará al Recreativo.


Cuatro canteranos más promocionados al primer equipo: Julio, Requena, Ríos y Toto


No hay cambio de sede. Escapada clandestina a Martos

La modificación más importante en la estructura del Granada CF la iba a constituir su cambio de sede social. A últimos de junio estaba previsto que dejara las oficinas que venía ocupando desde hacía más de diez años en calle Recogidas 6, bajo, y se trasladara a un amplio piso en Acera del Darro 36, pero la gran crisis que estaba a punto de desatarse impidió el cambio de sede.

También finalizando el mes de junio hubo una escapada a Martos de algunos jugadores rojiblancos que, sin permiso del club, viajaron para la disputa de un amistoso por el que se embolsarían una buena cantidad de pesetas. Los expedicionarios fueron: Méndez, Sosa, Cea, La Rubia y Licker, más los recreativistas Montilla, Jaime, Ros y Moleón, más dos jugadores granadinos de clubes modestos. No les fue nada bien en lo deportivo y perdieron nada menos que por 7-1. En el Granada CF se enteraron de la excursión por la prensa, pero no consta si hubo o no hubo sanción a los excursionistas.

 

 

CALLEJEANDO

 

 

¡Luz y palos!

            El colaborador de Ideal que firma “Z” en “El Día en Granada”, de la primera página, siempre vigilante de las buenas, santas y patrióticas costumbres y siempre también con pluma afilada y mordaz, se ocupa en abril de ese lugar infecto que en Granada eran en aquellos años los jardines del Genil, donde abundan las alimañas -dice-, y «Allí las hay de ambos sexos -o de ninguno- guarecidas en la sombra». Propone Z que sean instalados potentes focos para acabar con las tinieblas donde se refugian gentes de mal vivir y donde el comercio carnal está a la orden del día o, mejor dicho, de la noche, y sigue diciendo que, mientras sí o mientras no, sea el lugar vigilado, no por viejos guardas con garrote como todo símbolo de autoridad, sino por «Dos o tres parejas de hercúleos mozallones de la Policía Armada con buenas porras y bien guardada la culata de sus fusiles. Luz y palos. ¡Solución más sencilla!».

            Pocos días después vuelve a ocuparse de la cuestión «En nombre del pudor, de la decencia, del buen gusto», porque parece ser que le han hecho caso y ya se han iluminado los jardines, aunque la dicha no es completa porque los nuevos focos sólo se han instalado en la parte cercana a la biblioteca pública, así que sigue haciendo falta vigilancia porque «Los vampiros y las vampiresas, los endriagos, los seres ambiguos y monstruosos de espíritu y forma que viven en las sombras, procurarán defender sus fueros». Hay que evitar a toda costa que los jardinillos sean otra vez conocidos como “la selva”.

 

Cascarabitos al santo suelo

Finalizando marzo, por Ideal nos enteramos de una usanza local, afortunadamente ya enterrada, pero por entonces muy en boga, al parecer. Resulta que en Granada ya es el tiempo de las habas tiernas de la Vega y, por lo visto, era costumbre arraigada por entonces que la gente las adquiriera en puestos callejeros y las consumiera como el que come pipas, o sea, tirando las cáscaras al santo suelo y dejando las vías públicas bien encochinadas y peligrosas, por los patinazos que provocaba esa conducta.

Nuestro inefable reportero Z hace un llamamiento en su sección habitual de la primera página para acabar con esa fea costumbre que tan poco dice de nuestra ciudad precisamente cuando está literalmente abarrotada de visitantes, ya que son innumerables los coches con matrícula extranjera que se ven a diario por nuestras calles, además, el día anterior llegaron en dos trenes especiales más de seiscientos jóvenes franceses de ambos sexos en viaje de estudios. Propone Z, en tono humorístico, que quizá sería conveniente revivir un famoso pregón que -se dice- fue leído de viva voz años atrás en algún pueblo veguero: «Se hace saber… que naide debe tirar las cáscaras de haba a la calle, que son mu güenas pa los marranos, con perdón de los presentes. Ayer pisó una la hija del arcalde, se cayó y se le vio… lo que a naide le importa».

 

Codornices gratis por doquier

            El 26 de abril de 1951 ocurrió en Granada un suceso del todo insólito. Según leemos en Ideal, a eso de la media noche y bajo un tremendo aguacero, en plena Puerta Real de pronto empezaron a llover del cielo codornices. El personal transeúnte, escaso por la hora en que ocurrió, no daba crédito a lo que veían sus ojos, y bastantes de los que por allí pasaban tampoco daban cuartel a las aves, persiguiéndolas a la carrera Reyes Católicos arriba y ofreciendo al mismo tiempo un espectáculo de mucha comicidad. Hubo quien se procuró una percha con más de una docena de animales atrapados.

La explicación del raro fenómeno la da la misma noticia: siendo la codorniz ave migratoria que tiene por costumbre regresar a estas tierras una vez está avanzada la primavera, al parecer, una gran bandada que sobrevolaba la ciudad se despistó con las luces y la fuerte lluvia y fueron a estrellarse contra los edificios altos, quedando aturdidas y cayendo a las aceras en número superior al centenar. En tiempos de hambrunas, algunos afortunados hicieron su agosto con esta caza sin escopeta y se aseguraron la pitanza de varios días con el sabroso volátil.

           

Vuelven los embajadores

            En 1946 España quedó expresamente excluida de la recién instituida Organización de Naciones Unidas como castigo al régimen de Franco por ser el único que quedaba de los que fueron colaboradores del Eje, recomendando además la organización supranacional la retirada de embajadores a todos los países miembros. Sólo la Argentina de Perón y alguno más se saltaron la disposición.

«¡Si ellos tienen ONU, nosotros tenemos dos!», rezaba en las pancartas subvencionadas y se gritaba a viva voz en la Plaza de Oriente al día siguiente de adoptarse la decisión, en una multitudinaria manifestación “espontánea” de autobús y bocadillo. Herido el orgullo carpetovetónico por lo que desde el poder se presentaba como una injerencia en nuestros asuntos internos, fue una demostración orquestada por el régimen con la que el Caudillo dejaba claro que él seguía adelante impasible el ademán y ni rey ni roque le harían cambiar ni una coma de su discurso autoritario. Así se iniciaban los años del bloqueo internacional y de la autarquía extrema, porque, claro, Franco no estaba dispuesto a dejar que los españoles, perpetuos menores de edad para el Régimen, dispusieran de cosas tan “peligrosas” como las libertades de culto, prensa o asociación, que era una de las condiciones para ingresar en el nuevo club de naciones.

La resolución 39 de la ONU significó que las potencias vencedoras en la II GM repudiaban el régimen dictatorial del general superlativo y también significó en la práctica el estrangulamiento de la débil economía patria, dejada a sus escasos recursos. Los más perjudicados eran, una vez más, los españolitos de a pie, que veían así endurecerse las ya de por sí duras condiciones de supervivencia y escasez que se venían sufriendo desde el final de la Guerra Civil.

Cinco años después, en 1951, el régimen de Franco seguía prietaslasfilas, pero había quedado claro que finalmente las democracias toleraban el franquismo sin intervenir militarmente en España para deponer al dictador.

Donde sí que habían cambiado bastante las cosas en 1951 era en el resto del mundo, sobre todo a raíz de la Guerra de Corea, que empezó en el verano de 1950. En esos momentos y en determinadas esferas internacionales se veía como inevitable e inminente el inicio de la tercera guerra mundial, ésta entre el bloque occidental o capitalista, liderado por EE UU, frente al oriental o socialista integrado por la URSS y sus satélites. La Guerra Fría se ponía así muy caliente y en ese contexto, a Franco, rabioso anticomunista, ya no se le veía en USA tan pésimamente mal como hacía poco, y además estaba el factor estratégico de la Península Ibérica como excelente enclave para el control del Mediterráneo. Por eso, desde noviembre de 1950 la ONU, en una nueva resolución, impulsada por los países de raíz hispana, excepto Méjico, y por unos cuantos amigos árabes, y botada mayoritariamente a favor, había decidido acabar con el ostracismo diplomático y económico de la dictadura y dejar sin efecto la resolución 39, de repulsa sobre nuestro país, y así el bloqueo internacional había acabado e incluso pronto empezarían a llegar a las arcas del régimen cuantiosos préstamos en dólares. Aunque eso no quiere decir que la vida de los españoles hubiera mejorado mucho, sólo era el comienzo de una nueva etapa sin tanta escasez, pero a la que todavía le quedaban algunos años de penurias.

Hasta 1953 en la Casa Blanca seguirá Truman, muy hostil al régimen y a la persona de Franco, y factor decisivo en la exclusión de España del Plan Marshall, y no será hasta cinco años después (1955) cuando España sea admitida de pleno derecho en la Organización de Naciones Unidas, lo que significa en definitiva el espaldarazo de las potencias occidentales al régimen de Franco.


El embajador USA Stanton Griffis y señora en Granada en abril de 1951

Antes de que acabara el año 1950, por ese motivo, empezaron a volver a Madrid los embajadores de los distintos países que hacía cuatro años la habían abandonado dando un portazo, con excepción de la URSS, ausente desde la Guerra Civil. En Granada pronto lo vamos a notar al recibir en abril de 1951 la visita del embajador de Estados Unidos, Stanton Griffis, quien vino procedente de Sevilla, de turismo y para visitar nuestros universales monumentos, acompañado de su esposa y un matrimonio amigo, y se hospedó en el Parador de San Francisco, donde fue cumplimentado por el Capitán General de la IX Región Militar, Esteban Infantes, el gobernador civil y jefe provincial del Movimiento, Fernández-Victorio, y por el alcalde accidental, González Sola; al día siguiente volvió a su embajada en Madrid.

Antes, a finales de marzo, tuvimos la visita de otro embajador USA, pero éste en Roma, James Clement Dunn, que también vino a ver la Alhambra; Dunn será dos años después el titular de la embajada americana en Madrid, sustituyendo a Griffis. Ese mismo día coincidieron en Granada varias personalidades de relevancia internacional. El más conocido fue el príncipe Otto de Habsburgo-Lorena (u Otón I de Austria, Otón I de Bohemia, Otón II de Hungría y Otón II de Croacia, todo eso), el jefe de la casa de Habsburgo en el exilio (manifestó a la prensa granadina que «Nunca renunciaré a mis derechos. Nunca dejaré de ser heredero del Imperio»), que ya era añosillo pero le faltaban apenas dos meses para casarse con quien le acompañaba en su visita a Granada, su novia, la princesa Regina de Sajonia Meiningen. También el mismo día estuvo de visita turística la señora de Winston Churchill, comenta Ideal, Clementine Hozier, o mejor, Clementine Ogilvy Spencer-Churchill, baronesa Spencer-Churchill. El alcalde Gallego Burín no dio abasto con sus visitas de cortesía a tan altas personalidades.

 

Estación de filtros y depuración de Lancha de Cenes

            A últimos de mayo, Granada está en pleno Corpus. Como en anteriores fiestas mayores, este año tampoco hay carocas ni se han colocado toldos para el paso de la procesión, y en ésta sigue sin ser admitida la presencia femenina ni aún en esfinge, esto es, no ya no se toleran las largas filas de penitentas con cirio en la mano, por prohibir, está también proscrita la presencia de estandartes de las distintas órdenes religiosas femeninas. No nos pregunten la razón de esta discriminación porque la desconocemos por completo, aunque intuimos que los tiros van por lo que dice aquel viejo adagio atribuido a Ignacio de Loyola: quien evita la tentación, evita el pecado, o algo parecido, porque no hay que olvidar que en 1951 estamos en pleno nacionalcatolicismo, la Iglesia es más poderosa que nunca y todo lo enfoca desde el punto de vista de una moral estrecha de sacristía que hace hincapié, más que en ninguna otra cosa, en el sexto mandamiento.

            Lo más novedoso en las fiestas de este año lo ofrece la instalación a las puertas del Ayuntamiento de una tómbola de caridad, atendida por damas de Acción Católica, para con lo recaudado allegar fondos para la construcción de viviendas sociales. A diario los periódicos granadinos informan de los importantes premios que se están repartiendo, donados todos por empresas granadinas, y de los nombres y domicilios de los agraciados, siendo la estrella de lo que puede deparar la suerte un mueble radio-gramola Clarión valorado en 8.500 pesetas, todo un capital para la época, que le ha correspondido a un maestro nacional del pueblo almeriense de Ohanes, quien con su venta va a ver resuelto el gran problema que representa la enfermedad en la vista de un hijo suyo, que por fin podrá viajar a Barcelona para ser tratado por el doctor Barraquer. En la tómbola también son muy codiciadas las bicicletas y las máquinas de coser, pero lo que más abunda son los juegos de cacerolas y las lámparas. Un jugador del Granada, el portero Luis Martín, ha obtenido una magnífica cámara de fotos marca Mikra, valorada en 400 pesetas, en la que invirtió un duro en papeletas.


Estación depuradora de la Lancha de Cenes

Pero lo más noticiable de este Corpus es que ¡por fin! está terminada la estación de filtros y depuración de la Lancha de Cenes, que solucionará el antiquísimo problema de las aguas potables de Granada capital. En Granada, ya lo sabemos, las obras públicas de infraestructuras van siempre a una velocidad muy inferior a lo que es lo normal en otras tierras. No es este caso una excepción porque, que sepamos, las obras que acaban de concluir se empezaron en tiempos de la dictadura del general Primo, 1924. “Sólo” se han necesitado, como vemos, 27 años para que quedara totalmente resuelto el gran problema del agua potable y el saneamiento y así poder hacer desaparecer de las guías turísticas la indicación negativa referente a Granada de evitar a toda costa ingerir el agua de nuestra tierra, por los graves problemas sanitarios que acarreaba para el viajero desprevenido.

La prensa informa de que se trata de la mayor planta depuradora de España y está preparada para dar servicio a una población de 200.000 almas (la que se prevé que tenga nuestra ciudad en 1960 frente a los casi 175.000 habitantes que tiene en 1951), a razón de 200 litros por habitante y día, pero está preparada para ampliar su capacidad cuando el crecimiento poblacional lo demande. Se halla situada en el Barranco Bermejo, por encima de la barriada de la Lancha. Las aguas se captan directamente del Genil a la altura del pueblo de Pinos-Genil, donde se hace una primera filtración y sedimentación y se tratan las aguas a base de sulfato de aluminio y cal.

En 1951 quedó terminada por completo la planta depuradora de aguas potables, pero ya venía desde hacía pocos años beneficiándose gran parte de la ciudad de su funcionamiento, aunque todavía no estuviera rematada la obra, así como de las nuevas tuberías de desagüe. No obstante, todavía no alcanzará el pleno abastecimiento a toda la ciudad ya que el Albaicín, por entonces el barrio más poblado de Granada, por su propia morfología requiere de más obras de infraestructura, y sus vecinos tendrán que seguir unos cuantos años más, hasta 1955, sirviéndose de las aguas estancadas de la treintena de aljibes que se reparten por toda su geografía (y que casi milagrosamente han llegado a nosotros y pueden admirarse), casi todos ellos abastecidos por la acequia de Aynadamar.

Aunque parezca mentira, en una ciudad como Granada, desde el tiempo de los moros y hasta mediado el siglo XX, toda el agua que se consumía provenía directamente de los ríos y las acequias y no era sometida a proceso alguno de purificación, de ahí que fueran habituales en nuestra tierra las enfermedades digestivas en las épocas veraniegas y que para un guiri beber de una fuente pública casi equivaliera a irse de vareta, que le dicen, o peor, contraer unas fiebres tifoideas que podían ser mortales.

Ahora fluye cantarina de los grifos un agua con todas las garantías sanitarias. Antes de eso estaban las tinajas, incorporadas a las casas que fueron surgiendo a extramuros en el transcurso de los siglos después de la conquista por los Reyes Católicos. Se trataba de aljibes particulares de cada finca, de donde se sacaba el agua para todos los usos domésticos o de higiene. Las casas de los barrios más antiguos tenían que abastecerse acarreando el agua de los aljibes o de las fuentes públicas, adonde llegaba a través de acequias que la captaban directamente de los ríos, y afluía a los distintos depósitos, (aljibes, tinajas, albercas y demás) recorriendo un dédalo inextricable de cañerías y atanores cuyo busilis sólo conocían unos personajes castizos granadinos a los que precisamente la nueva red de aguas potables y saneamiento dejó sin ocupación: los cañeros.

Eran éstos -los cañeros- aves nocturnas que solían desempeñar sus funciones de madrugada, unos tipos a los que los varios trabajos sobre su oficio publicados por aquellos años y anteriores nos los describen con un brazo perpetuamente remangado hasta el hombro, hiciera frío o calor, con el que, arrodillados, hurgaban en las entrañas de cauchiles y partidores para taponar o liberar determinados conductos y hacer que el agua fluyera en una u otra dirección. También nos los dibujan armados con largas cañas para solucionar los atascos. Los materiales que usaban para obstruir una determinada cañería solían consistir en virutas de carpintería, serrín, estopa o trapos viejos, y todos ellos acababan invariablemente depositados en las tinajas o aljibes de donde bebían nuestros abuelos, aunque eso sólo significaba aumentar la contaminación de unas aguas ya de por sí bien contaminadas con lo que arrastraban las distintas acequias suministradoras. Por esa razón existía por entonces otra profesión, también desaparecida a raíz de la entrada en funcionamiento de la nueva red de saneamiento granadina, que era la de galapaguero o vendedor de galápagos; esas tortuguillas, vivas, se echaban en las tinajas y aljibes para que se alimentaran de los gusarapos y de toda la materia orgánica que solían contener esos depósitos.

También por trabajos periodísticos antiguos sabemos que los del gremio cañeril constituían una especie de masonería a la que no cualquiera podía acceder y era éste un oficio transmitido de padres a hijos, y que, por la cuenta que a uno le traía, convenía llevarse bien con ellos y nunca desairarlos porque en sus manos estaba que el líquido elemento fluyera o dejara de fluir en una determinada propiedad. Un encontronazo con los del brazo a la remanguillé podía suponer quedarse sin agua por un largo periodo ya que los cañeros eran los únicos que eran capaces de desentrañar la muy intrincada red de atanores que cruzaban en todas las direcciones la ciudad.

 

Sucesos

            El mes de junio de 1951 fue pródigo en sucesos en Granada. Una mujer murió arrollada por el tranvía de Pinos-Puente en la entonces Avenida de Calvo Sotelo, a la altura de la Cruz Blanca, y el cadáver de un suicida sin identificar fue encontrado en Puente Quebrada, en el Sacromonte.

Ese mismo día, en la primera semana de junio, el profesor de la Facultad de Farmacia, Diego Guevara Pozo salvó de la muerte a un niño de seis años que había caído a la Acequia Gorda en el Callejón del Gas, lo que en la actualidad es la calle Agustina de Aragón en su parte más cercana a San Antón. Lo hizo arrojándose al fuerte caudal que la acequia llevaba en esos momentos y arrebatando el cuerpo del chavea de las fauces oscuras y mortales de la fábrica de harina El Capitán, luchando a brazo partido con la fuerte corriente, lo cual en este caso no es una frase hecha puesto que sufrió fractura del húmero derecho. Una calle, transversal a Rector López Argüeta lleva el nombre de este insigne profesor universitario, aunque el hecho de que su nombre haya quedado de alguna manera inmortalizado no se debe a este acto heroico sino a su brillante carrera como científico parasitólogo.


Un niño salvado de morir ahogado por el profesor Guevara Pozo

Pocos días después ocurrió otra muerte con la Acequia Gorda como fatal homicida. Un niño de 10 años cayó al cauce en La Parrilla, a la entrada del actual Paseo de Las Palmas, por entonces Camino de Cenes, cerca de lo que fue cuartel de la Guardia Civil, y arrastrado por el torbellino pereció ahogado, atrapado entre los cangilones de una fábrica de alpargatas y los canales de desagüe del molino de Ganivet.

En el mismo lugar a que ya nos hemos referido, Callejón del Gas, quince días después, un operario de la Compañía de Tranvías que limpiaba un transformador, falleció electrocutado. Se da la circunstancia de que la víctima fue una de las personas que ayudó al profesor Guevara a salir de la acequia cuando el suceso en el que éste intervino salvando la vida del niño que había caído a la corriente.

Otro suceso. Éste ocurrido muy lejos de nuestra tierra, en el Río de la Plata, pero con un granadino como protagonista. Miguel Amat Estévez, de 31 años, emigró a Buenos Aires, donde ya estaban su mujer y dos hijos, pero le fue prohibida la entrada al país por padecer una enfermedad contagiosa, dice la noticia de agencia, por lo que fue devuelto a Montevideo, de donde procedía. En el camino saltó del ferry y tuvo que luchar, vestido y calzado, con la fuerte corriente del Río de la Plata durante más de una hora hasta ganar la orilla argentina, aunque fue descubierto. Maravillados los captores por su valor y su resistencia, interpelaron al detenido y éste manifestó que ¡¡había aprendido a nadar en el Río Darro!!, adonde solía ir con sus amigos a bañarse los domingos.

Para terminar, otro suceso, pero éste sandunguero. A media mañana del día 17 de junio de 1951, una lluvia de billetes de banco en plena Gran Vía, acera de los pares, pasado el Banco de España en dirección al Triunfo, provocó atascos, carreras y síncopes. La causa fue que el industrial Óscar López Pérez, que acababa de sacar del banco unas 4.000 pesetas, introdujo la billetada en un bolsillo de su chaqueta que estaba roto y, sin advertirlo, se le cayeron a la calzada y los coches que circulaban acabaron desparramándolos y lanzándolos al viento. El tumulto de señoras peripuestas, señores muy dignos y personal morrallesco en general lanzándose en fastuosos plongeons en pos de la pasta, sería digno de ver. Algo parecido al sucedido del famosísimo tanguillo de los duros antiguos en Cádiz. De las 4.000 del ala sólo aparecieron 3.000, entregadas en comisaría por algunos de los recolectores. Según manifestó el propio López, faltaban unas 1.000 en billetes de 100, 50 y 25. El industrial, sin proponérselo, acabó pagando unas cuantas cenas en aquellos días hambrientos.

 

 Nuevo Capitán General de la IX Región Militar

            En la última semana de junio hay relevo en la máxima autoridad de la IX Región Militar. El general de división, Joaquín Ríos Capapé, sustituye a Emilio Esteban-Infantes Martín, quien al ascender a teniente general deja vacante la plaza, porque por aquellos años la Capitanía granadina la ocupaba un general de dos estrellas.

Un africanista es sustituido por otro. El saliente fue compañero de promoción de Franco y recibió de manos del mismísimo Hitler la Cruz de Hierro como jefe (en sustitución de Muñoz Grandes) de la División Azul. El recién llegado, cuando todavía era comandante, fue el que antes que nadie se levantó contra la República, el 16 de julio de 1936, en Alhucemas, y también, cuando ya era coronel, fue el primer jefe de los sublevados en pisar Madrid tras la rendición del ejército republicano, a finales de marzo de 1939, así se lee en titulares en Ideal, cosa que -la de entrar en Madrid antes que nadie- se dice, no le fue perdonada nunca por Franco, aunque no sabemos en qué consistió ese “no perdón”.

Ríos Capapé tiene una leyenda negra (se puede consultar en la Red) que nos lo representa como jugador, mujeriego y corrupto, y finalmente, enriquecido con el contrabando y el estraperlo valiéndose de su empleo, pero todos esos cargos datarían de sus andanzas posteriores al mando de la Capitanía de la IX Región.