EL ONCE FANTASMA

Pedro Escartín bautizó al Granada CF (el Recreativo Granada) con el apodo de "Once Fantasma" cuando este club era un recién llegado a la competición pero ya andaba codeándose con equipos de solera y aspiraba a lo máximo.
En este libro se narran las vicisitudes por las que atravesó el Recreativo en sus cinco primeros años de existencia y también se recogen los sucedidos ciudadanos más impactantes de aquella época revuelta que fue la de la II República.
En la foto de cabecera se ve al Recreativo que se enfrentó al Gimnástico de Valencia en el campo madrileño de El Parral, 21 de febrero de 1934. De pie: Sosa, Tomé, Calderón, Luque, Itarte, Carrera, Victorio y Tabales; agachados: Gomar, Morales y Herranz.
Para adquirir un ejemplar firmado y dedicado por el autor (20 €), dirigirse a
jlramostorres@gmail.com


Historia del Granada CF



jueves, 14 de junio de 2018

VIDAL POR PLATKO

Tras la derrota ante el R. Madrid a mediados de noviembre de 1944, el Granada lleva cinco jornadas seguidas sin ganar. Miranda lo ve así en Ideal


Vicecolista
Desde la victoria sobre el Oviedo en la jornada cuatro, una pésima racha de otros cuatro partidos seguidos sin ganar había dejado al Granada en puesto de promoción y con sólo un punto por encima de los de descenso directo. En la jornada nueve tocaba la visita a Los Cármenes del R. Madrid, que todavía no era el equipo que lo gana todo, pero no se pudo poner fin a la mala racha y los rojiblancos volvieron a ser derrotados. Otro desastroso partido y un solitario gol de Barinaga mediada la segunda parte trajeron que el Granada pasara a ocupar en esta novena jornada puesto de descenso directo como vicecolista, sólo por encima del Español, con un punto menos. Saucedo dice que excepto –cómo no- el trío de portero y defensas, el resto fueron una total nulidad. Fernández de Burgos dice que ha llegado el momento de que la directiva emplee mano dura contra estos futbolistas que no rinden porque no quieren.
                Y la directiva efectivamente empleó mano dura y en una nota oficial impuso sanciones económicas a algunos jugadores «que siembran la desmoralización entre sus compañeros»  y para «tratar de atajar el decaimiento moral de nuestro equipo observado en los últimos partidos»: Trompi, Sierra y Sosa, 400 ptas. del ala por barba; 300 a Mas y 200 a Galvany, advirtiéndoles a todos ellos que si continúan en su actitud se dará cuenta a la Federación Regional solicitando el castigo de suspensión temporal de contratos y sin derecho a percibir haberes. Además, se ha constituido una comisión de seis directivos para vigilar los entrenamientos y la forma física de los jugadores.    

Angelitas Carmona, la madrina del Recreativo, falleció joven
 
El granadinismo doblemente de luto
Unos días después del partido frente al Madrid, el 24 de noviembre de 1944, el granadinismo está de luto. Ha muerto Ángeles Carmona Ros, Angelitas Carmona, la madrina del Recreativo de los años treinta, inmortalizada en una magnífica foto en la que, luciendo  sombrero cloché y con buen estilo -de casta le viene-, larga un zurdazo al balón e inaugura con su saque de honor aquel vallado de madera de chopo situado a espaldas de la prisión provincial y que conocemos como campo de las Tablas, en la histórica fecha de 20 de diciembre de 1931, cuando el Recreativo Granada (o sea, el GCF) disputó el primer partido oficial de su existencia en tierras granadinas y se impuso 1-0 al Andújar, en la segunda jornada de la cortísima liga del grupo Granada-Jaén de Tercera Regional. Trece años después de aquella fecha para el recuerdo eran muy distintas la categoría y la realidad del mismo club al que ella ayudó a dar sus primeros pasos.
                Perteneciente a una dinastía muy futbolera, la de los Carmona, hasta tres de sus once hermanos, Pepe, Paco y Antonio, jugaron en el Recreativo (en el Granada), y el tercero de ellos además entrenó al filial y en un partido se sentó en el banquillo del primer equipo. Otro hermano Carmona fue el segundo presidente de la historia del club, Enrique. Y además Angelitas se casó con Morales, otro recreativista, Antonio Rodríguez Morales, que una vez retirado se convirtió en árbitro federado. Murió Ángeles muy joven de una cruel enfermedad, dice la nota de prensa.    

También murió joven Antonio Molina, más conocido como Aguileño, vieja gloria del Recreativo años 30

Poco después, el 7 de diciembre, moría otra figura del granadinismo de primera hora, Antonio Molina, más conocido como Aguileño porque había nacido en Águilas, Murcia, aunque era granadino a todos los efectos y se le considera uno de los mejores valores salidos de nuestra cantera. Una penosa y larga enfermedad pulmonar, dice la necrológica, se ha llevado a los 36 años de edad a este recordado extremo izquierdo que formó parte del  Recreativo años treinta, con el que fue escalando peldaño a peldaño hasta llegar a Segunda División. También había jugado Aguileño en el Recreativo Español, del que nació el Recreativo Granada (el Granada CF) además de militar en otros equipos punteros de la época, años veinte, como el Granadino. Especialmente se recuerda el excelente ala izquierda que formó con el mago Gaspar Rubio en la 1939-40, y también que una vez desencadenada la terrible crisis que en primavera-verano de 1936 estuvo a punto de acabar con el club, fue llamado a Tetuán, en cuyo equipo se había enrolado y donde tenía negocios, y dejando todo acudió a nuestra ciudad para ponerse a disposición del club de sus amores. Dejaba viuda y dos hijos de corta edad en precaria situación económica. Se publicó que una peña local estaba organizando un partido en su homenaje, pero no tenemos noticia de que llegara a hacerse.

Palizón en Can Rabia
Después de la marejada que provocó, más que la derrota en sí frente al Madrid, la forma en que ésta se produjo, tocaba visitar al colista, el Español, el único clasificado por debajo del Granada, y para viajar a Barcelona se anuncian cambios en la alineación, de la que salen Mas y Trompi (que además se encaró con el público e hizo gestos a la grada en el último partido), los más señalados como apáticos, sustituidos por Safont y Aparicio.
La directiva prometió dejar sin efecto las sanciones si los rojiblancos se traían los dos puntos de Casa Rabia. Pero qué va. Si malos venían siendo los últimos partidos del Granada, en Sarriá tocó fondo el equipo y sólo se trajo de allí un palizón de 7-2 y el farolillo rojo de Primera División.

Palizón en Casa Rabia ante el colista
Como siempre que por estos años nuestro equipo jugaba en Barcelona, la crónica de su partido para Patria la firma el granadino José Zubeldia, redactor-jefe del diario barcelonés del Movimiento La Prensa. Dice Zubeldia que comprende perfectamente las sanciones impuestas a los futbolistas, que actuaron con: «Sin ambages ni rodeos, una desgana inmensa, una actitud incalificable, y un descoco hacia los colores que defienden, que les pone a ras con el suelo que pisan». Como es costumbre, sólo salva al trío de atrás.
Para colmo, Floro se lesionó (sólo jugará un partido más en toda la liga) al filo del descanso, cuando ya iban 4-0, y su puesto tuvo que ocuparlo González, al que le cayeron los tres restantes. En los últimos minutos también se tuvo que retirar lesionado Safont, por lo que el Granada acabó el partido con sólo nueve efectivos frente a once.

Farolillo rojo
La situación del Granada en estos momentos, cuando se han jugado diez jornadas y sólo faltan tres para el final de la primera vuelta, se parece mucho a la de hace justo un año. También entonces como ahora atravesó el equipo una pésima racha de seis partidos seguidos sin ganar y en los que obtuvo sólo un punto, cayendo a puesto de descenso directo. Y también como hace justo un año, comienzan a alzarse voces en contra del entrenador, del que Saucedo dice que en el equipo hay un técnico sólo nominalmente y no en la práctica, y así se han formado camarillas en el vestuario y han nacido rencillas entre los futbolistas que el míster no tiene autoridad para remediar. Tímidamente al principio, se empieza a buscar un sustituto para Platko y el primer nombre que suena es el de Manolo Valderrama. Con ese mal ambiente llega el siguiente compromiso liguero.

El Granada 1944-45: Rey, Trompi, Galvany, Ramos, Sosa, Aparicio, González, Mas, Safont, Millán y Martí
Menos mal que, oportunamente, en Los Cármenes el Granada logró poner fin a su mala racha de seis partidos y derrotó 3-0 a un rival directo como era el Coruña y al mismo tiempo los dos puntos sirvieron para abandonar el farolillo rojo, que pasó a ocuparlo nuevamente el Español. La puerta granadinista la ocupó Martí y Mas volvió al once titular y, mejorando pasadas actuaciones, sobre todo en lo referente a entrega de los jugadores, no tuvo el Granada demasiados problemas para vencer al Coruña, cuyo portero, el internacional Acuña, marcó en propia puerta el tercero de los goles al tratar de despejar un córner muy cerrado lanzado por Aparicio.    

Platko a la calle, viene Vidal
El nerviosismo y el mal ambiente reinante en el seno del Granada habían quedado mitigados por la victoria sobre el Coruña, pero enseguida se volvió a las andadas porque sólo una semana después fue el equipo ampliamente derrotado en Mestalla, 4-0, y el siguiente partido, ahora en Los Cármenes frente al Bilbao, también se perdió, 2-3, y el Granada volvió a ocupar el farolillo rojo de primera 44-45.

La derrota frente al At. Bilbao en el último partido de la primera vuelta le costó el puesto al míster Esteban Platko

Frente al At. Bilbao, vistiendo camiseta roja en día del club y con Los Cármenes abarrotado, llegó el Granada a ir ganando 2-0, pero estaba visto que la moral andaba por los suelos y en cuanto los bilbaínos apretaron un poco consiguieron dar la vuelta al tanteador antes del descanso, mientras que los granadinistas bajaban los brazos como resignados a su impotencia. Las críticas de la prensa local hacia Platko inciden más en lo que juzgan indebida alineación frente al equipo vasco que en su papel en general como técnico, pero al día siguiente de la derrota la directiva que presidía Pérez de Haro reaccionó concediendo “un permiso” al míster, y nombrando a Millán para que de forma provisional se hiciera cargo de la preparación del equipo. Al día siguiente, Platko presentó su dimisión como entrenador del Granada y ésta le fue aceptada. Y justo antes de Navidad y del parón de la liga el Granada alcanzaba un pleno acuerdo con el sustituto del míster magiar, Emilio Vidal.

Emilio Vidal sustituye a Platko para la segunda vuelta

Vidal, catalán de Barcelona, en sus tiempos de futbolista, antes de instaurarse el campeonato de liga, había sido un defensa que perteneció al Castellón. En Castellón se había afincado y una vez retirado ocupó el banquillo del equipo de la Plana, al que ascendió a Primera en 1941, a la vez que el Granada. Esta misma temporada 44-45 la había empezado como entrenador en La Plana, pero había cesado en la tercera jornada siendo sustituido por el ex granadinista Melenchón.        

Muerte de Pepe Quero
El día exacto en que ocurrió el suceso no se puede precisar aunque parece que fue el 2 de noviembre de 1944. Los muy distintos autores que han publicado algún trabajo sobre esta cuestión no se ponen de acuerdo en la fecha. En cualquier caso, es una noticia de gran alcance social pero Ideal apenas le dedica unas líneas y en el semanario La Prensa (la Hoja del Lunes, que se publicaba bajo esa cabecera en aquellos años) no aparece el menor comentario. Algo más de espacio le dedica Patria de 6 de noviembre, lunes (se repite en la edición matutina del martes 7), con una escueta nota del Gobierno Civil insertada en el ángulo inferior derecho de la primera página del diario, al lado de una foto de la formación del R. Murcia, que el día anterior arrancó un empate de Los Cármenes en un pésimo partido de la escuadra rojiblanca:   

En primera página de Patria apareció este recuadro  
              
Aparte de la breve nota del Gobierno Civil, el miércoles 8 de noviembre Patria, en un editorial bajo el título “Reacción ciudadana”, ensalza el arrojo del autor del disparo que acabó con la vida de José Quero y a la vez hace un llamamiento a la colaboración de toda la población para erradicar el bandolerismo y acabar con aquellos que «…sin ningún motivo, nada más que el vicio» y la pasión, se colocan al margen de la ley.
Los cuatro hermanos Quero Robles (Antonio, José, Pedro y Francisco) que en unión de otros conformaron la más famosa partida guerrillera antifranquista granadina, acabaron sus días prematuramente y de la misma manera, por herida de arma de fuego, dos de ellos por su propia mano. Huidos a la zona de Guadix, Antonio y José pasaron la Guerra Civil luchando del lado de la República y parece ser que formaron parte de los llamados “Niños de la noche”, una especie de comandos especializados en llevar a cabo acciones de guerrilla al otro lado de las líneas enemigas, sobre todo de ayuda a quienes quisieran pasar a la zona republicana. Al terminar la guerra y volver a su hogar a intentar retomar su vida anterior, fueron encarcelados en La Campana, una antigua casería situada justo enfrente de la prisión provincial en la carretera de Madrid y habilitada como cárcel dado que la oficial estaba más que abarrotada y ya no admitía nuevos inquilinos. Pero pronto, en 1940, escaparon de su encierro -y seguramente también del paredón- y se echaron al monte, al principio unidos a la partida guerrillera del Yatero (Juan Francisco Medina García, conocido por ese alias, gentilicio del pueblo alpujarreño de Yátor, aunque era de Tocón de Quéntar) hasta que en 1941 formaron la suya propia, empezando así las andanzas que les iban a hacer tremendamente populares en aquella Granada amordazada y hambrienta de la primera posguerra.

La Campana hacia 1925, de donde se fugaron Antonio y José Quero
Desde que en agosto de 1941 los Quero secuestraran en pleno paseo de la Bomba al abuelo del historiador granadinista José Luis Entrala, coronel de intendencia retirado Eduardo Entrala Ríos, por el que pidieron un rescate de 500.000 ptas en la que se puede considerar su primera acción espectacular, el mito de proscritos invulnerables a la persecución de las autoridades que acompañó durante prácticamente toda su existencia a la famosa partida no había hecho más que crecer entre la población granadina. Un mito que se alimentaba fundamentalmente por el método del boca a boca puesto que sus golpes eran sistemáticamente silenciados por la prensa, obedeciendo al mandato gubernativo de no dar publicidad a sus hazañas. En los periódicos no hablaban de ellos, pero las gentes, bajando el tono de voz, no paraban de mentarlos y los habían convertido en una especie de románticos bandidos generosos. Se comentaba que parte de lo que sacaban de sus trabajillos, muchos de ellos llevados a cabo a plena luz del día, lo repartían entre los necesitados, y que se reían del mando azul mahón en sus propias narices paseándose por el centro de Graná disfrazados de curas o a cara descubierta sin que nadie se enterara. La leyenda  de los Quero como héroes del pueblo no había parado de engordar. Pero a principios de noviembre de 1944 los Quero sufrieron su primera baja importante. José Quero Robles, considerado el cerebro del grupo, murió en un intento de atraco a Almacenes Contreras, un comercio en la calle Carril del Picón, que por esos años delimitaba el final del casco urbano de Granada; un poco más allá empezaba la Vega. Al parecer, Pepe Quero, acompañado de su hermano Paco y de otro de la facción, Antonio Morales (el Palomica), se presentaron en ese comercio con intención de llevar a cabo un atraco, pero, en un descuido, el hijo del dueño del negocio disparó su escopeta por la espalda al maquis dándole muerte, ante lo cual huyeron los otros sin llevarse nada de botín.
Antes de convertirse en un mito de andar por casa, los cuatro Quero sólo eran unos vulgares y comunes comerciantes en carnes, más o menos honrados, que se dedicaban en el Albaicín, en la plaza de los Castillas, como casi todos los miembros de su muy numerosa familia, a la compra, sacrificio y venta de ganado, alternando en esa actividad lo legal con el matute y, que se sepa, ninguno de ellos se significó por sus ideas políticas ni se vio a ningún Quero interviniendo en las muchas huelgas y acciones violentas que abundaron en los revueltos años de la II República en Granada. Ni tampoco, a pesar de ser del barrio, se les sitúa en las barricadas de aquel Albaicín en armas que resistió tres días los bombardeos de los facciosos en julio de 1936. Sin embargo, en la posguerra su apellido, Quero, llegó a ser sinónimo de guerrillero y se convirtieron en el símbolo de la guerrilla antifranquista penibética por excelencia, y para algunos de los muchos que sobre ellos han escrito, son el paradigma de la resistencia anarquista en Andalucía. Pero ¿eran anarquistas? ¿Eran comunistas quizá? ¿Sus palos los daban por motivos políticos? Sobre los Quero existen numerosas publicaciones y de su lectura se puede extraer que lo que les movía a hacer lo que hacían y a vivir a salto de mata no eran razones políticas sino más bien de subsistencia. Personalmente estaríamos más de acuerdo con quienes no encuadran a los Quero en la llamada guerrilla política, sino en la guerrilla social (bandolerismo social, le llaman otros). Puede que dentro de su partida, que nunca superó el número de veinte elementos, hubiera anarquistas, comunistas, socialistas… pero de los Quero, que eran los que mandaban, salvo de uno de ellos, de los demás no se conoce afiliación política alguna. Además, siempre rechazaron encuadrarse en algún tipo de organización y tener que actuar a las órdenes de otros, como aquella Agrupación Guerrillera Granada-Málaga que el Partido Comunista de España trató de organizar militarmente en 1946. Los Quero iban por libre y la coherencia del grupo obedecía más a razones de parentesco y amistad que a una ideología política concreta.

Ejemplo de la audacia de los Quero es esta carta manuscrita que entregaron a un juez militar en mano y en su propio domicilio, una misiva que contiene amenazas si no hace caso de lo que se le comunica
La partida de los Quero no era la única que actuaba en la provincia de Granada a mediados de los cuarenta, existían también las de Yatero, los Clares y la de Ollafría.  Tampoco era la más numerosa. Ni siquiera se la puede considerar una partida de la sierra propiamente dicha puesto que la mayoría de sus acciones las llevaron a cabo dentro de la ciudad de Granada, siendo uno de los poquísimos de aquellos grupos de la resistencia antifranquista, que tanto proliferaron, cuyo ámbito de actuación fuese preferentemente urbano. Lo que les hizo convertirse en mitos vivientes era la audacia, el ingenio, la valentía con que llevaban a cabo cada una de sus acciones, cosas que calaban hondo en el pueblo llano, siempre ávido de héroes legendarios que llevarse a su imaginación. Así, pese a no ser la partida guerrillera más importante de la provincia, ninguna otra gozó como los Quero del favor popular y la colaboración espontánea de no pocos vecinos. Asimismo, ningún otro grupo armado preocupó tanto a las autoridades de la época. En sus pocos años de existencia los Quero trajeron de cabeza al aparato represor del Régimen, que llegó a destacar en Granada a una fuerza especial de la Brigada de Investigación Criminal central a la busca y captura de estos albaicineros rebeldes. Incluso se cuenta que llegaron a causar algún dolor a la alopécica testa del mismísimo Franco, y que éste tenía en su mesa de despacho del Pardo, junto al brazo incorrupto de Santa Teresa, sendos informes en los que se detallaban con pelos y señales las andanzas y las paranzas de los Quero.
En noviembre de 1944, con la muerte del cerebro del grupo, que no fue abatido por ningún miembro de la muy numerosa y variopinta tropa armada que andaba tras sus pasos -recuérdese este detalle-, sufrieron los Quero el primer importante revés de su corta vida. Pero todavía le quedaban a la partida largos años de seguir quitando el sueño al franquismo.

Los periódicos granadinos publicaron este boceto con lo que pronto será el estadio de la Juventud

Estadio de la Juventud
A mediados de noviembre de 1944 se da a conocer el proyecto, ya terminado y con consignación presupuestaria, encargado al arquitecto conservador de la Alhambra, Prieto Moreno, de una infraestructura deportiva dotada de campo de fútbol, pista de atletismo, piscina de 50 por 22 metros (al final encogió y se quedó en 33 por 12), gimnasio, frontón y canchas (de ceniza) para otros deportes como tenis, baloncesto o balonmano, algo de lo que andaba huérfana una ciudad como Granada (que ha alcanzado los 161.000 habitantes), y que en breve se va a empezar a construir en el Camino de Ronda, entre las vías del tren y el cauce del río Beiro, sobre una superficie de cinco hectáreas.
                Gracias a las gestiones personales del gobernador civil Fontana y sus innumerables viajes a Madrid a cuyo regreso siempre se traía bajo el brazo alguna cosa para la provincia, se estaba gestando lo que conocemos como estadio de la Juventud, aunque en estos momentos se le denomina campo de deportes del SEU (del azul y oficial Sindicato Español Universitario) y, según la noticia, se trata de una instalación para uso del distrito universitario del Frente de Juventudes. También forma parte del proyecto la construcción de una barriada de cien casas para familias obreras contiguas al nuevo estadio, de tipo unifamiliar, de dos plantas y con un espacio para corral.


Pronto estará listo el estadio de la Juventud

Las obras comenzaron enseguida, en diciembre, y el estadio fue solemnemente inaugurado seis meses después, el lunes 4 de junio de 1945, con Granada en el sexto día de sus fiestas del Corpus (que todavía se prolongarían otros seis días más, hasta el domingo día 10), por el ministro de agricultura, el camarada Miguel Primo de Rivera y Sáenz de Heredia, hermano de José Antonio, que se encontraba de visita oficial en Granada después de que su Junker 52, pilotado por Joaquín Ansaldo (hermano del famoso as de la aviación franquista, Juan Antonio Ansaldo) aterrizara el día anterior en Armilla. Ese mismo día visitó el ministro en el paseo de la Bomba la feria de ganados, que tradicionalmente se celebraba en Granada a la vez que las fiestas mayores, e impuso numerosas medallas y condecoraciones a los mandos provinciales agrarios.
Al acto de inauguración del estadio asistieron también el gobernador civil, camarada Fontana, y el alcalde, camarada Gallego Burín, junto con otros gerifaltes locales y provinciales (también camaradas, claro) de la cosa nacionalsindicalista. El obispo auxiliar, monseñor Hurtado, revestido de pontifical, impartió las bendiciones de rigor.
Desde luego, poco o nada toca una instalación deportiva a las competencias de un ministro de agricultura. Bueno sí -bien mirado-, la siembra y crecimiento de la hierba del campo de fútbol. Pero es el caso que en el rectángulo principal del estadio de la Juventud no creció ningún tipo de césped hasta más de treinta años después, ya en los setenta. Faltaba todavía bastante por hacer en el nuevo estadio y tendrán que pasar dos años para que esté totalmente terminado. Pero, a falta de algo más enjundioso que inaugurar, se quiso aprovechar la ocasión de la visita oficial de un capitoste falangista para las fotos.
Un partido de fútbol de veinte minutos y simultáneamente dos de baloncesto y algunas pruebas atléticas, todo desarrollado por jóvenes flechas y seguido con vivo interés por los presentes, como detallan las crónicas, fueron las primeras actividades deportivas que se llevaron a cabo en las nuevas instalaciones. Como epílogo hubo reparto de condecoraciones a más de 400 camaradas falangistas de la Vieja Guardia. El canto del Cara al Sol puso fin a la ceremonia.

El gobernador civil, camarada José María Fontana (el más alto). A sus gestiones personales hay que agradecer la misma existencia y la rapidez con que el estadio fue una realidad