EL ONCE FANTASMA

Pedro Escartín bautizó al Granada CF (el Recreativo Granada) con el apodo de "Once Fantasma" cuando este club era un recién llegado a la competición pero ya andaba codeándose con equipos de solera y aspiraba a lo máximo.
En este libro se narran las vicisitudes por las que atravesó el Recreativo en sus cinco primeros años de existencia y también se recogen los sucedidos ciudadanos más impactantes de aquella época revuelta que fue la de la II República.
En la foto de cabecera se ve al Recreativo que se enfrentó al Gimnástico de Valencia en el campo madrileño de El Parral, 21 de febrero de 1934. De pie: Sosa, Tomé, Calderón, Luque, Itarte, Carrera, Victorio y Tabales; agachados: Gomar, Morales y Herranz.
Para adquirir un ejemplar firmado y dedicado por el autor (20 €), dirigirse a
jlramostorres@gmail.com


Historia del Granada CF



miércoles, 29 de diciembre de 2010

LO QUE VIDE




Estando yo en la mi grada

con otros hinchas sentado

vide lo que parescía

tierno juego de muchachos.

Vide azules y amarillos

y vide rojos y blancos,

sudorosos, jadeantes,

tras una bola trotando.

Grandes carreras se daban

por llevarla al otro campo.

Tropezaban, discutían,

y serían veintitantos.

Vide a un tipo muy canijo,

pequeñito y medio calvo,

negra figura con pito

manejando aquel cotarro

sin más arma ni artificio

que hacer sonar su silbato.

Vide algunos que arrojaban

batracios y gusarapos.

Otros, de furia encendidos,

vide al borde del infarto.

Vide vidrios, vide loscos

volar hacia el pequeñajo.

Vide viejos, vide niños,

vide gordos, vide flacos,

vide rubios y morenos,

vide bajos, vide altos.

Vide golpes y caídas,

vide goles, vide aplausos…


Mas no vide, en mi extravío,

el tremendo zapatazo

que a la bola en un escorzo

le endiñaba aquel bestiajo.

Entre un bosque de cabezas,

esquivas como un abanto,

semejante obús no vide

y aún me duele el balonazo.

Desde entonces siento voces,

tengo bascas y quebrantos,

y asakiM leo en mi jeta

cada vez que voy al baño.

miércoles, 22 de diciembre de 2010

HUESCA Y PORTA




La SD Huesca es (junto a Numancia y Villarreal B) otro de los clubs que esta temporada son rivales del Granada CF y contra los que nunca jugó nuestro equipo en partido oficial. La razón fundamental de esta falta de antecedentes es que Huesca desde luego no queda cerca, pero también hay que apuntar el hecho de que es un club relativamente joven pues se fundó en 1960 y su caminar histórico siempre fue bastante modesto, viviendo ahora mismo lo mejor de su historia, con su tercera temporada en el segundo nivel del fútbol español que es por el momento su techo y adonde ascendió por primera vez en 2008. Tampoco nunca fuimos rivales en Copa, así que no se puede echar mano de precedente alguno oficial que llevarnos al teclado, pero sí que podemos recordar una visita granadina a la capital altoaragonesa para disputar un amistoso.

Tratar temas futboleros en los que anden relacionados los nombres de Granada y Huesca significa forzosamente referirse a Enrique Porta. Ese nombre propio, importantísimo en sus respectivas historias, nos retrotrae a la única ocasión en la que se han visto las caras rojiblancos y azulgranas. Del Huesca fichó Candi en 1968 a Porta, el que era su figura y acababa de marcar él solito más de treinta goles que les habían servido a los aragoneses para ser campeones de su grupo de Tercera. De la SD Huesca vino al Granada un entonces desconocido Porta al que el Zaragoza no había querido. En Granada, aunque nadie le regaló nada y hubo de sudar tinta, alcanzó la gloria y conquistó el trofeo Pichichi, para él, claro que sí, pero también para su equipo, y así puede desde 1972 el Granada lucir con orgullo el importante logro de que un jugador de su plantilla consiguiera tan importante galardón. Y en Huesca es todavía venerado Porta, al que recuerdan haciendo goles hasta sin querer, pero es que además, con las 350.000 pesetas de 1968 que pagó por él el Granada, pudo el club oscense comprar los terrenos donde hoy se alza el campo del Alcoraz, donde juega sus partidos la SD Huesca.

Además de lo pagado por el goleador, también se había el Granada comprometido a disputar un amistoso en Huesca. La ocasión propicia se presentó al finalizar el año 1968, cuando el Granada de Marcel Domingo viajó a Bilbao para disputar la jornada 15 y última de la primera vuelta (con derrota 4-2), el 29 de diciembre, que entonces no se paraba la liga por Navidad, y su siguiente compromiso, ya el cinco de enero, lo llevaba a Sabadell (con nueva derrota, 2-1). En lugar de regresar a Granada desde Bilbao la expedición se quedó en Zaragoza, donde recibió el año nuevo, y el 1 de enero de 1969, miércoles, se disputó en tierras oscenses el amistoso en el que se impusieron los locales por 1-0. El Granada presentó una alineación en la que figuraban hasta cinco suplentes, pero, según la crónica, en ningún momento se empleó a fondo y cayó derrotado por el Huesca, por entonces en Tercera. Porta muy poco pudo lucir porque jugó en una posición, demasiado pegado a la banda (donde se empeñaba en hacerlo jugar Marcel Domingo en las pocas veces que le dio bola), que no le iba nada a sus características.

Aparte de lo expuesto no sabe este aprendiz de historiador de más datos en los que haya implicación de las respectivas historias de los dos rivales, como no sea el citar algunos nombres de jugadores que han militado en los dos clubs además de Porta, como por ejemplo, Míkel Rico, fichado esta misma temporada del Huesca después de haber disputado la primera jornada en Ponferrada. Además ahora mismo es de la plantilla azulgrana y no se pierde un partido el defensa Corona, al que recordamos como improvisado portero en aquel épico e histórico partido final de la 97-98, ante el Lorca, que dio la clasificación para liguilla de ascenso. También ese buen defensa central que es Javi Suárez vistió de rojiblanco y de azulgrana. Más antiguo, de las temporadas 83-84 y 84-85, podemos citar al centrocampista Abad. Y no hay que olvidar al técnico Fabri González, que también entrenó al Huesca, aunque muy poco duró en ese banquillo. No podría añadir más datos salvo que el Huesca se parece al Granada en que las rayas de su camiseta han adoptado últimamente el sentido horizontal.

Es por tanto el encuentro a disputar en Huesca el sábado 18 de diciembre de 2010 una cita histórica entre dos clubes que por primera vez en sus respectivas historias se van a enfrentar en partido oficial. Para hacer incluso más historia, de no haber sido por el aplazamiento del partido de Tenerife, la cita sería doblemente destacable porque supondría completar un número redondo, el de 2.800 partidos oficiales jugados por el Granada desde 1931 hasta la fecha. La huelga de controladores aéreos tiene la culpa de que el Huesca-Granada será, salvo imprevistos en forma de elementos meteorológicos, el que haga el número de 2.799, siempre, claro, si mis datos no están equivocados.

lunes, 13 de diciembre de 2010

TARRAGONA, INFORTUNIO HISTÓRICO



El visitante en Los Cármenes de esta jornada es otro histórico cuyo primer enfrentamiento contra el equipo rojiblanco data de los años cuarenta. Concretamente, la primera vez que apareció por Granada fue el 10 de febrero de 1946, y lo hizo para disputar la jornada 19 (de 26) del calendario del grupo único de Segunda división 45-46. Con arbitraje de Escartín se diputó este primer choque en que el Granada se impuso por 2-1 a un gallito y aspirante al ascenso a Primera como era el Tarragona. Se adelantó el Granada con gol de Sierra de falta directa y los visitantes empataron por medio de Coll antes del descanso, y ya en la segunda parte Zubizarreta, delantero cedido por el R. Madrid, consiguió el definitivo 2-1.

Cholín ocupaba el banquillo en su primera temporada como entrenador, con una plantilla que era casi la misma del año anterior en Primera, pero con las importantes bajas del goleador Nicola y del medio centro Melito, que se habían marchado ya con la temporada en juego. La trayectoria rojiblanca fue bastante irregular, con más arena que cal; casi toda la liga ocupó el Granada posiciones del centro de la tabla. Pero justamente en este partido contra el Gimnástico de Tarragona va a iniciar una serie de tres victorias consecutivas que lo van a colocar a poco del final con opciones incluso de ascenso directo.

Por entonces el segundo nivel del fútbol español lo formaban sólo catorce equipos, con ascenso automático para primero y segundo y promoción para el tercero, puesto que ocupaba en ese preciso momento el cuadro catalán mientras que el Granada andaba por la mitad de la tabla aunque sin perder de vista a los primeros. Tras vencer al Gimnástico de Tarragona y encadenar un triunfo a domicilio ante el Betis y una nueva victoria en casa ante el Ceuta, el siguiente partido era nuevamente en casa, ante otro aspirante al ascenso, el Coruña. La victoria granadina habría significado ocupar la segunda plaza, que daba el ascenso directo, a falta sólo de cuatro jornadas por disputarse, pero los gallegos se llevaron los dos puntos por culpa de un gol en fallo clamoroso del portero Martí, famoso por sus cantadas, que como castigo ya nunca más volvió a jugar en el Granada. Esta derrota fue la que a la postre impidió un mejor resultado final al concluir la liga.

Al llegar a la jornada 26 y última de esta 45-46, Sabadell y Coruña estaban ya ascendidos como primero y segundo, pero la tercera plaza todavía no estaba adjudicada y a ella aspiraban hasta cuatro equipos empatados a 27 puntos: Granada, Tarragona, Córdoba y Real Sociedad. El que más probabilidades tenía de acabar tercero era el Granada, que únicamente no superaba en el golaveraje particular al Córdoba, aunque sí en el general. Ganando al Jerez en Los Cármenes, un empate a puntos con cualquiera de los otros tres, o un empate triple o incluso cuádruple, daba la tercera plaza al Granada y la promoción a Primera, por lo que ya se daba por hecha la clasificación y había euforia entre la hinchada . De todas las posibles combinaciones –entre cuatro implicados eran bastantes- sólo en una se quedaba el Granada fuera. Pero… ésa fue precisamente la que se dio (¡dita sea!).

El Tarragona goleó 6-0 al Zaragoza mientras que la Real cayó en el campo del descendido Ceuta a la vez que el Granada vencía sin problemas al Jerez 4-1. La clave estuvo en el campo del Betis, donde el Córdoba (no el actual) remontó un 2-0 en contra y venció in extremis y contra todo pronóstico 2-3, con lo que el triple empate a 29 entre Tarragona, Granada y Córdoba, la única de las varias combinaciones posibles no favorable, nos dejó cuartos y sin derecho a nada. La pésima actuación del portero del Betis, el catalán Greus, culpable de al menos dos goles, como la del también catalán árbitro Vilalta de aquel Betis-Córdoba, levantaron todo tipo de sospechas, igual que ha ocurrido en otras situaciones equiparables a la aquí narrada, pero con nuestros dos palmos de narices nos fuimos a quedar. El Tarragona fue el que jugó la promoción, que perdió con el Español. A la temporada siguiente sí ascendió, pero de forma directa como subcampeón.

Esta misma temporada 45-46 nos visitó por segunda vez el Tarragona después de terminada la liga y en partido de vuelta de dieciseisavos de final de Copa. En la ida en Tarragona vencieron los locales 1-0, pero en la vuelta logró el Granada la clasificación al vencer 2-0 con goles de Sierra, de penalti, y Safont. Aquel partido tuvo la particularidad de que González, después de más de quince minutos de ser atendido en la banda, acabó jugando de extremo, en un sitio en el que no “estorbara” a sus compañeros. Como no estaban permitidos los cambios eran usuales por entonces este tipo de situaciones -buscando evitar quedar en inferioridad numérica- que muchas veces daban lugar a lo que se llamó “gol del cojo”, hoy casi impensable. Fue un partido bastante accidentado en el que otros granadinistas acabaron también jugando en posiciones muy poco habituales por haberse lesionado.

La última vez que jugó en Granada el Tarragona fue el 28 de febrero de 1982, jornada 26 del grupo II de Segunda B, de donde salió derrotado 2-1 con goles de Vitoria de penalti y Juanito, consiguiendo el de los forasteros Antonio Jorge en propia puerta.

Es el Gimnástico un equipo que en sus cinco visitas a Granada (tres de Segunda, una de 2ª B y otra de Copa) siempre salió derrotado. Que se cumpla la tradición deseamos.

miércoles, 8 de diciembre de 2010

TENERIFE, QUE NO PESE LA HISTORIA



El campo al que viaja el Granada esta semana es uno de los más visitados históricamente por los nuestros. Treinta y dos son los partidos jugados por Tenerife y Granada a lo largo de sus respectivas historias y dieciséis son las veces que el Granada actuó como visitante en Tenerife, con la particularidad de que todas menos dos fueron para disputar un partido de Segunda división; de las otras dos ocasiones, una fue militando ambos en Segunda B y la otra en una eliminatoria de Copa. Que no pese la historia deseamos, porque resulta que el del próximo domingo es un escenario muy poco propicio para los nuestros ya que de sus dieciséis visitas a la isla chicharrera en doce se vino de vacío, arrancando sólo tres empates y una única victoria.

La única victoria en Tenerife fue no obstante importantísima en la historia del Granada CF. Data de la temporada 1956-57. Nuestro equipo inició la liga en el grupo Sur de Segunda de manera arrolladora y se colocó desde el primer momento en la primera plaza, disfrutando de cómodas ventajas sobre sus perseguidores. La segunda vuelta del campeonato se inició con un bajón de juego y resultados que le costó el puesto al míster Álvaro Pérez, dimitido después de seis jornadas consecutivas sin ganar que trajeron la pérdida del liderato a manos del Murcia y del Hércules. Pasarín fue el relevo pero el equipo no mejoró demasiado aunque al menos se consiguió sacar adelante los partidos de casa. Nunca se perdieron las opciones de ascenso en una temporada sin promoción en la que sólo el campeón ascendía, pero lejos de Granada seguía el equipo sin carburar.

Así llegamos a la jornada 34 (de 38), con el Granada ocupando la tercera posición, empatado con el Murcia y a dos puntos del líder Hércules. Tras derrotar en Los Cármenes al Cádiz tocaba visitar Tenerife, equipo de la zona baja y amenazado de descenso. El partido se puso muy mal para el Granada que a los diez minutos perdía 1-0. Pero a base de buen juego y entrega consiguió darle la vuelta al tanteador con dos goles de Rius, que no era delantero sino más bien centrocampista pero con una sensacional llegada, y que en sus años granadinistas se especializó en goles decisivos para nuestros colores. Con la importante victoria y la derrota del Murcia en Elda y del Hércules en Badajoz lograba el Granada dar alcance a los alicantinos, a los que superaba en el golaveraje, por lo que volvíamos a ser líderes del grupo II y la cosa se ponía francamente bien cuando sólo quedaban por disputarse cuatro jornadas.

La importante victoria rojiblanca en Tenerife ocurría el 19 de mayo de 1957. Ese día por la mañana, en Granada, el mismísimo Franco (y esposa), en persona y Rolls Royce y entre una plaga de miles de millones de mosquitos que ejercieron de aguafiestas, había presidido el acto de clausura del IV Congreso Eucarístico Nacional, celebrado, como la mayoría de los fastos del certamen, en la explanada que quedó después de la demolición de la plaza de toros vieja y donde después se construyeron los jardines del Triunfo. Del 14 al 19 de mayo Granada había vivido unas intensas jornadas en las que la ciudad fue literalmente ocupada por muchos miles de forasteros (entre trescientos y quinientos mil, según las fuentes) que dieron a la ciudad gran animación y se dejaron sus buenos dineros. Fue aquel congreso un gran acontecimiento local todavía hoy muy recordado y celebrado.

El siguiente partido del Granada también era fuera, aunque no demasiado lejos, en Puente-Genil, cuyo equipo clasificado penúltimo en su única aparición por el llamado fútbol profesional, luchaba por huir del descenso, cosa que no consiguió. En el minúsculo campo sin una brizna de hierba de un instituto local y con un público muy hostil pudo el Granada mantener el liderato al vencer 1-3 (Igoa y Navarro, dos). Sobre lo que ocurrió o dejó de ocurrir en el “off match” de este partido no vamos a entrar, pero una cosa es totalmente cierta, que la victoria granadinista fue perfectamente legal y merecida, y más de la forma que se consiguió, en un partido plagado de acciones violentas. Una semana después, la victoria en Los Cármenes ante el Ceuta dejó prácticamente sentenciado el segundo ascenso granadinista a Primera, también ayudado por los malos resultados de los competidores directos. El ascenso matemático llegaría no obstante a la jornada siguiente, en Almendralejo, a pesar de cosechar una derrota ante el Extremadura.

La última vez que el Granada pisó el Heliodoro Rodríguez fue en la 87-88, en duelo de recién ascendidos a Segunda. El 18 de octubre de 1987, jornada séptima, el Granada de Peiró sólo había sido derrotado en una ocasión, en Huelva, y marchaba muy bien clasificado tras arrancar un empate en el campo del Hércules, el domingo anterior. En este partido de Tenerife llegó a ir perdiendo 2-0, pero supo sobreponerse y acabó arrancando un empate a tres merced a los goles de Ramón, de penalti, y dos del gran Manolo; el del empate definitivo, que llegaba casi con el tiempo cumplido, fue de golpe franco, especialidad y marca de la casa. Dos jornadas más tarde, después de debutar Lalo Maradona y después de vapulear al Coruña y ganar en Vallecas, era el Granada segundo en la clasificación y ya soñábamos con la Primera mientras esperábamos impacientes la gran locura que fue el partido de los Maradonas. Sin embargo, lo que en noviembre pintaba hacia una ilusionante temporada para la historia acabó en mayo, sí, haciendo historia, pero en el sentido totalmente contrario al deseado, redondeando la segunda peor temporada histórica (sólo empeorada por la 60-61) y la peor de las treinta de Segunda.

martes, 30 de noviembre de 2010

CÓRDOBA, OTRA VEZ



De la nada pasamos en una semana al todo. Si contra el Numancia acabamos de jugar el primer partido de nuestra historia, con el Córdoba es sin embargo contra el rival de esta liga que más hemos jugado después del Las Palmas y empatado con el Huelva: cuarenta y seis partidos. Además, el Córdoba es, junto al Elche, el Las Palmas y el Salamanca, uno de los cuatro equipos de segunda contra el que hemos jugado en las tres primeras categorías del fútbol español. De sus veintitrés visitas a Granada tres fueron de Primera, cuatro de Segunda, trece de Segunda B y tres de Copa, que se saldaron con trece victorias rojiblancas, cinco empates y cinco victorias verdiblancas, de las cuales ninguna fue de primera o segunda. No hemos tenido en cuenta los precedentes de los partidos contra el Rácing de Córdoba de la República y primer año tras de la guerra, que después cambió su nombre por el de CD Córdoba y existió hasta 1954 en que desapareció, tomando el relevo el CD San Álvaro del que nació el Córdoba actual. Contra ese fenecido club jugó el Granada otros veinte partidos más, a destacar el de la penúltima jornada de la 39-40, en el Stadium América cordobés; el todavía Recreativo necesitaba vencer al todavía Rácing, pero sólo pudo empatar a uno en un choque violento en el que la estrella recreativista recién fichada, Timimi, vieja gloria del Betis que ganó su única liga en 1935 y autor del gol recreativista, salió con una fractura de tibia y peroné que lo retiró del fútbol. En un ambiente muy caldeado por las acusaciones de intentos de soborno a los cordobeses que circularon entre la hinchada local, el empate a uno final supuso ceder nuevamente el liderato al Cádiz, que fue el que jugó liguilla de ascenso a Primera.

La primera vez que el Córdoba CF apareció por Los Cármenes fue la importante para ambos contendientes temporada 1956-57. Para el Córdoba porque es la de su debut en la Segunda división del fútbol español sólo dos años después de haberse fundado, y para el Granada porque ésta es la temporada de su segundo ascenso a Primera. Aquella liga el Granada fue el líder incontestable del grupo 2º desde la primera jornada hasta el ecuador. Pero al comenzar la segunda vuelta, una pájara de seis partidos seguidos sin ganar, el último con goleada en Jerez, significó que se nos echara encima el Murcia, que más adelante llegaría incluso a hacernos perder la primera plaza, la única que daba el ascenso. Pepe Bailón despidió al míster Álvaro Pérez, que además era cuestionado por parte de la prensa por tener en el ostracismo al que había sido fichaje bomba de principios de temporada, el ex internacional Pahíño, que por entonces ya estaba en lo último de su brillante carrera, pero que era añorado por la afición, que lo recordaba de sus primeros magníficos partidos de comienzo de la liga.

Al ser despedido Álvaro y mientras se le encontraba sustituto nos visitaba el Córdoba, un recién ascendido pero que marchaba también en el grupo de cabeza y hasta el final tuvo opciones de ascenso. El banquillo granadinista en la visita cordobesa lo ocupó por eso Antonio Carmona Ros, en su único partido como míster del primer equipo, antes de desvincularse del Granada y encontrar magnífico acomodo en el Málaga. Antonio Carmona introdujo algunos cambios respecto del equipo que venía siendo titular, dando entrada a Padilla, Cea, y por supuesto, a Pahíño, éste último en sustitución del otro fichaje bomba de la temporada, otra vieja gloria del fútbol español, el que fuera mundialista cuando el triunfo sobre la “pérfida Albión” en Brasil 1950, el vasco Silvestre Igoa. Y el experimento funcionó de perlas porque el Granada apalizó al Córdoba 5-1 con tres goles de Pahíño (uno de penalti) y dos de Gilberto Navarro. Era la primera vez que nos visitaba este histórico club andaluz. Con esa victoria puso el Granada fin a una mala racha y aunque no faltaron sustos, al final y como campeón se consiguió el salto a Primera en la jornada 37 y penúltima, en Almendralejo, en aquella liga de Segunda que por única vez en su historia estuvo formada por dos grupos de veinte equipos, de los que sólo el primero subía ya que se había suprimido la promoción.

Uno recuerda con especial añoranza las visitas a Granada de este vecino cuando ambos militaban en Primera. Eran partidos que solían dejar buenas recaudaciones y daban a la ciudad desde bien temprano un gran ambiente y colorido pues siempre venía el Córdoba bien acompañado de seguidores, como era lo normal cuando un club andaluz nos visitaba. No obstante, uno de esos partidos no contó con tan especial animación por las circunstancias en que se dio. Fue el de 14 de mayo de 1972 en Los Cármenes, que acabó con una mínima victoria local gracias a un solitario gol de Martos resolviendo un barullo. Aquella tarde jugaron por el Granada: Izcoa; De la Cruz, Aguirre Suárez, Falito; Martos, Fernández; Lasa, Chirri, Porta, Santos y Vicente. Por el Córdoba se alinearon: Molina; López Prieto, Rodri, Cepas: Tejada, Alarcón; Rojas (Cruz Carrascosa), Escalante, Garrido, Del Bosque y Manolín Cuesta. Y es digno de recordarse este partido porque es ni más ni menos que el último -por ahora- que nuestro visitante ha disputado como equipo de Primera división. Era la jornada 34 y última de la 71-72, y el Granada con esa victoria alcanzaba su mejor clasificación histórica mientras que el Córdoba, formado en su gran mayoría por canteranos y con Vavá en el banquillo, nada se jugaba porque ya estaba descendido como penúltimo clasificado.

Sí que no faltó colorido la última vez que el Córdoba vino por aquí. Fue otro gran partido, aunque en esa ocasión se trató de un encuentro de 2ª B. Fue el 15 de octubre de 2006, en la jornada ocho. En una tarde de magnífica temperatura y con el nuevo Los Cármenes rozando el lleno en día del club y con presencia de más de mil cordobeses, el Granada, recién salido del largo y negrísimo túnel de la cuarta categoría, volvía a ilusionar a su recuperada parroquia con un partido pleno de entrega y se hacía con los tres puntos gracias a un penalti transformado por Josemi a falta de dos minutos para el final, que rompía el empate a uno. Fue un partido pleno de emoción que recordaba mucho a los de cuarenta años atrás, cuando los dos contendientes vivían bastante mejores momentos.

lunes, 22 de noviembre de 2010

NUMANCIA INÉDITO







Este banderín con el escudo y los colores de nuestro equipo, que puede verse ya algo cochambroso y descolorido, fue en su día el regalo oficial que Millán, como capitán del Granada CF entregó en nombre del club al capitán del Mestalla, filial del Valencia. Bordado en el paño puede leerse la fecha en que tuvo lugar su entrega: 14 de diciembre de 1947, que es el día en que Granada y Mestalla se vieron las caras por primera vez en sus respectivas historias. Era la jornada 12 de la temporada 1947-48 y el Granada de Valderrama marchaba en el farolillo rojo del grupo único de Segunda, formado por catorce equipos. Aunque el partido acabó con victoria rojiblanca 2-0, ambos goles de Morales, no sirvió para abandonar la última posición de la tabla y cuatro partidos después, que fueron otras tantas derrotas, caía Valderrama y lo sustituía Cholín, que consiguió dejar al equipo en el octavo puesto final.


¿Por qué regaló el Granada este banderín a su oponente precisamente ese día? Arriba queda contestado, y es que por entonces y hasta bastantes años después era costumbre generalizada en el fútbol español la de intercambiarse recuerdos (normalmente un banderín) cuando dos equipos se enfrentaban por primera vez en su historia en partido oficial. Este banderín, que representa a nuestro club y que como tal fue confeccionado con esmero, era llamado a decorar las paredes de la sede valencianista y seguramente alguna vez lo hizo, pero andando el tiempo y después de pasar por sabe Dios cuántas manos y vicisitudes ha acabado como objeto de almoneda en una de tantas páginas de la Red dedicadas a las subastas y el coleccionismo.

Todo esto viene a cuento porque el próximo rival de los rojiblancos, el CD Numancia, es el primero de los tres (junto a Huesca y Villarreal B) equipos con los que vamos a enfrentarnos esta temporada por primera vez en nuestra historia (y lógicamente, también en la de ellos), y no estaría de más revivir aquella bonita tradición. Entre otras cosas porque el rival puede que -al tanto como debe estar de este primer enfrentamiento histórico- haya preparado algún tipo de obsequio y en ese caso íbamos a quedar fatal si nos presentáramos en Soria con las manos desnudas.

Que sepamos, siempre el Granada tuvo este tipo de detalles con sus oponentes primerizos. Bueno, siempre hasta por lo menos los ochenta. Después, con la larga travesía del desierto rojiblanca, quedó en el olvido la tradición, y eso que a medida que el club iba perdiendo caché iban siendo más abundantes los equipos con los que por primera vez en su historia disputaba el Granada un partido oficial (y esperemos que también sean los últimos).


El Numancia, cuya historia transcurre en su mayor parte en niveles inferiores al de Segunda A y sus buenos años empiezan ya en los noventa, precisamente cuando nuestro equipo más hundido estaba, nunca fue rival del calendario granadinista ni tampoco quiso el azar que alguna vez quedara emparejado con el Granada en una eliminatoria de Copa, así que salvo que fuera en algún amistoso del que no se guarda noticia, esta será la primera vez que se dé un partido entre ambos. Recuperemos por tanto el detalle del obsequio de un banderín que recuerde el acontecimiento, que no siempre acabará como el de la foto.

martes, 16 de noviembre de 2010

BARÇA B, LA FACTORÍA



Diez son los enfrentamientos que recoge la historia entre el Granada CF y su próximo rival, el Barcelona B. A Granada tendría que haber venido este equipo filial en cinco ocasiones, y digo tendría, en condicional, porque en realidad son sólo cuatro las veces que visitó nuestra ciudad ya que uno de esos cinco partidos se jugó en Jaén. De los cinco, cuatro fueron de liga de 2ª A y el restante de Copa. Y el balance es muy favorable a los nuestros porque cuatro acabaron en victoria rojiblanca y el restante en empate.


Aparte de esos cinco enfrentamientos hay un precedente en la 55-56, cuando nos visitó el equipo que se llamaba España Industrial. Ése era el nombre de la empresa textil catalana a la que pertenecía este club, que se había fundado en los años treinta y desde los primeros cincuenta en que ascendió a Segunda se convirtió en filial del Barcelona. Precisamente por esa razón, por ser filial blaugrana, ya había tenido que renunciar a un ascenso a Primera en 1953, al ganar la liguilla. En esta temporada 55-56 volvió a disputar liguilla de ascenso después de quedar tercer clasificado del grupo II, por detrás del Betis y del Jaén de Millán, que fue campeón y ascendió directamente. Esta segunda liguilla volvió a ganarla el equipo catalán, pero en esta ocasión no renunció al ascenso y desvinculándose del Barça y cambiando su nombre por el de C.D. Condal jugó al año siguiente en Primera en donde acabó 16º y último, por lo que descendió para volver a recuperar la condición de filial azulgrana, aunque siguió llamándose Condal hasta que en 1970 se fusionó con el At. Cataluña, fusión de la que nació el Barcelona Atlético o B.


El 29 de enero de 1956, jornada 18 y tercera de la segunda vuelta, visitaba Los Cármenes y arrancaba un empate a un gol este España Industrial, equipo de la zona alta que venía con jugadores como Estrems, Pinto, Olivella y Vergés, que pronto pasaron al primer equipo del Barça y de los cuales los dos últimos fueron internacionales en numerosas ocasiones. El granadino Rafa, que esta temporada fue pichichi de Segunda, evitó con un gol in extremis una derrota rojiblanca.


La primera visita a Granada del Barcelona B (por entonces Barcelona Atlético) fue en la 76-77. Aquella tarde debutaron en el Granada el míster Vavá y el centrocampista cedido por el At. Madrid Antonio. Vavá ya había dirigido dos partidos tras sustituir a Héctor Núñez, con el interregno de Errazquin, pero esos encuentros fueron en Valladolid (con derrota) y en Vitoria (con empate). Por su parte Antonio Díaz Vaquerizo jugaba su primer partido como rojiblanco de los 282 en que llegó a alinearse y que lo convierten en el quinto futbolista que más partidos jugó con el Granada en toda su historia, sólo superado por Izcoa, González, Millán y Lina. El partido, jugado sobre un terreno con abundantes barro y charcos, consiguió ganarlo el Granada 1-0 gracias a un gol de Quiles casi en el último suspiro, de esta manera inició una remontada que poco a poco nos sacó del farolillo rojo de Segunda que ocupábamos este 23 de enero de 1977, jornada 21 (de 38), hasta acabar la temporada en el puesto décimo.


El Granada, recién descendido de Primera y conservando casi la misma plantilla, nos ofreció una temporada para olvidar en la que planeó el fantasma de un nuevo descenso. Nuestro club, que nació con la República, vivió sin embargo sus mejores momentos bajo la Dictadura. Fue acabarse ésta y comenzar la Transición y con ella inició el Granada su camino hacia los sótanos del fútbol español, su particular y malhadada transición que pronto lo iba a llevar a lo más negro de su historia.


Hablando de Transición, lamentablemente en estos primeros años casi no eran noticia sucesos como el que ocurrió en Madrid casi de forma simultánea a la disputa de este encuentro frente al filial barcelonista. Mientras participaba en una manifestación pro amnistía moría el joven granadino de 19 años, Arturo Ruiz García, abatido por los disparos de unos terroristas, fascistas de marietta y loden que se hacían llamar “guerrilleros de Cristo Rey”.


También merece la pena rememorarse el que supuso tercer encuentro Granada-Barcelona B, de 18 de diciembre de 1983, jornada 16 de la 83-84. El partido tenía que haberse jugado en Granada, pero Los Cármenes estaba clausurado por dos partidos por los graves incidentes ocurridos en la vuelta de la tercera eliminatoria de Copa, Granada 1 Cartagena 1, con el triste protagonismo del colegiado Mazorra Freire. En el primero de los dos partidos de sanción el Granada había superado al Elche (2-1) en El Maulí de Antequera. Pero en este segundo partido de exilio, jugado en La Victoria jiennense y con presencia de unos tres mil hinchas desplazados, no pudimos pasar del empate. Se adelantó el Granada con gol olímpico de Vitoria pero enseguida empataron los barcelonistas con un tiro lejano en el que Verdejo no estuvo afortunado, sorprendido por lo resbaladizo del terreno pues prácticamente no dejó de llover en todo el partido. Mesones, muy enfadado, declaró a la prensa que el ataque del Granada (aquel día, Carrasco, Valdo y Lope Acosta) lo formaban unos inútiles. En el filial barcelonista destacó Calderé, que esta misma temporada pasó al primer equipo y pronto alcanzó la internacionalidad.


Ese empate supone la única de las ocasiones en que nos visitó el Barça B y no acabó derrotado. Los otros partidos fueron victorias granadinas: 3-1 en la 77-78, en partido de vuelta de la primera eliminatoria de Copa, con la que el Granada seguía adelante; 2-0 en la 84-85, en el partido intermedio entre la destitución de Yosu y la contratación de Naya, con Pellejero ocupando el banquillo; y 2-0 en la 87-88, en la última jornada de aquella nefasta liga, que fue hasta el 29 de agosto pasado la última vez que el Granada disputó un partido de Segunda.

martes, 9 de noviembre de 2010

CARTAGENA Y LOS SUCESOS




El último rival rojiblanco, el que ha puesto fin a la racha de siete sin perder, es el segundo más joven de la categoría, sólo superado por el filial villarrealense. Pero a pesar de su corta vida hay hasta tres antecedentes de visitas granadinistas al estadio Cartagonova, hermano gemelo del Mini Estadi del filial barcelonista. En esas tres visitas el Granada sólo pudo cosechar dos empates y una derrota. Esa otra derrota en este mismo escenario llegó para el Granada en la 2006-07 y tuvo la particularidad de que el único gol se puede decir que fue a pase del árbitro, pero dolió tanto que le costó el puesto a Josip Visjnic.


En Cartagena pasó algo muy parecido a lo que podía haber ocurrido en Granada. En 1995 el club de esa ciudad, el de toda la vida, el Cartagena FC que había militado bastantes años en 2ª, vivió un descenso administrativo a 3ª por impago a sus jugadores y posteriormente sufrió una malísima situación que lo llevó a retirarse de la competición a mitad de temporada y a estar algunos años sin competir. Así nació este FC Cartagena que en principio se llamó Cartagonova y sus colores y su escudo eran distintos a los actuales. Como los éxitos deportivos le acompañaron pasó de ser otro club local más a convertirse en el primero de la llamada ciudad departamental. Mientras tanto, el Cartagena antiguo no ha desaparecido y milita actualmente en Tercera después de haber tenido que remontar desde categorías locales, pero sus colores y su escudo (ligerísimamente modificado, cambiando sólo el lugar de las siglas FC e introduciendo el símbolo cartagenero que es el submarino Peral) han pasado a ser los del actual FC Cartagena. Nunca se sabe pero en Granada podríamos ahora mismo estar viviendo algo muy parecido si el llamado club empresarial no hubiera tenido la mala suerte que tuvo en sus sucesivas fases de ascenso.


Al tratarse de un equipo tan joven, apenas hay anécdotas o sucedidos dignos de rememorar. No así sucede con su antecesor, el no extinto Cartagena FC, que por otra parte tampoco es el primer equipo de proyección nacional que surgió en esa población murciana, sino que a lo largo de su historia conoció también desapariciones y refundaciones. Con ese equipo, con el que podemos llamar de toda la vida, es amplio el historial de enfrentamientos granadinistas, con un total de catorce visitas (a razón de 12 en liga, de las que sólo tres lo son de 2ª B y el resto de 2ª A, y dos en copa) rojiblancas al campo de Los Juncos, primero, y al Almarjal posterior, aunque la última vez que el Granada visitó tierras murcianas como equipo de Segunda el partido se disputó en Torrepacheco, que era donde el Cartagena actuaba como local por no estar todavía terminado su nuevo estadio Cartagonova. Fue en la 87-88 y el Granada sucumbió 3-1 justo una semana después de aquella especie de esquizofrenia por una tarde que fue el partido de los Maradona. Lalo Maradona, cuando todavía parecía que servía para algo, fue el autor del único gol granadinista. Se puede decir que el balance de los Cartagena-Granada que en la historia han sido es positivo para el Granada, que sólo fue derrotado en seis ocasiones, consiguiendo la victoria hasta en cinco veces.


Yéndonos más atrás en la historia granadinista, llama la atención el año 1951 pues en dicho año y cercanos a un partido Cartagena-Granada ocurrieron sendos sucesos que en su día dieron mucho que hablar, no ya al futbolerismo local sino a toda la ciudad.


El primero ocurrió en vísperas del viaje del Granada a Cartagena para disputar la jornada 20 de la 50-51, del grupo Sur de Segunda, 26 de enero de 1951, cuando la expedición del Melilla, un rival del mismo grupo, en su viaje a Mallorca sufrió un accidente de circulación en Loja en el que murieron dos jugadores y el masajista. Los cadáveres de los fallecidos fueron trasladados a Los Cármenes, de donde partió el cortejo fúnebre hasta la iglesia de Santa Ana. Al día siguiente los nuestros caían derrotados 3-1 en el campo de Los Juncos, en el partido que supuso el debut del húngaro Otto, que por problemas burocráticos no había podido alinearse hasta entonces. Este Otto resultó bastante menos que mediocre y sólo alcanzó a jugar tres partidos oficiales de rojiblanco en dos temporadas.


El segundo de los sucedidos tiene el carácter de auténtico acontecimiento granadino, porque a los tres días de la victoria (1-3) granadina en Cartagena, el 9 de septiembre de 1951, en la primera jornada de la 51-52, el Darro casi cumplió lo que dice la popular coplilla (Darro tiene prometido casarse con Genil, y le ha de llevar en dote Plaza Nueva y Zacatín) y reventó en plena Puerta Real, justo donde hoy hay plantado un granado, provocando que algunos efectos de los comercios cercanos que se vieron afectados hubiera que ir a recogerlos a Loja. Y es que la curva que da el cauce en ese lugar para enfilar sus últimos quinientos metros ya había dado otros sustos, concretamente en 1887 ocurrió exactamente lo mismo y en idéntico sitio. La victoria en Cartagena en aquella ocasión fue una raya en el agua porque el equipo estuvo toda la liga en los últimos puestos y sólo la anulación de la prevista reducción a uno de los dos grupos de Segunda evitó un descenso a Tercera.

miércoles, 1 de septiembre de 2010

EL FRUSTRADO FICHAJE DE BIANCHI






En mayo de 1973 la liga no había hecho más que terminar aunque quedaba todavía la copa, pero ya se planificaba la siguiente. Aparte del gran fichaje de Bianchi, ya cerrado, sonaban como posibles el argentino malaguista Viberti y el burgalés Requejo, pero ambos se quedaron en rumor. Lo que no es rumor sino una realidad es el fichaje al día siguiente del último partido de la liga andaluza, 24 de mayo, del que será el entrenador para la siguiente liga, que no es otro que Joseíto. El zamorano es en esos momentos el míster del Córdoba, que no tiene todavía asegurada su permanencia en Segunda, categoría en la que falta por disputarse la última jornada. Joseíto tiene contrato para otra temporada y el Granada abonará al equipo verdiblanco la cantidad de 250.000 ptas. por el traspaso. Está claro que después de la mediocre liga granadinista recién terminada Pasieguito no continuará y se apuesta por el entrenador que supo darle al Granada un mayor empaque. Así iniciaba Joseíto su tercera etapa en el banquillo granadinista.

En la misma página de Ideal en que se anuncia el fichaje de Joseíto se puede leer una noticia cuando menos inquietante. Ideal se hace eco de lo que el día antes publicaba Marca. Según el diario madrileño, el crack argentino recién fichado, Carlos Bianchi, no quiere venir al Granada. En palabras textuales suyas: «… a mí no me hace ninguna gracia ir a jugar al Granada porque es un equipo que anda por los últimos puestos. Para ir a pelear el descenso me quedo en el Vélez, donde me pagan bastante bien». Y añade «Desde luego, si me pagan lo que yo considero necesario entonces me iré. Lo que ocurre es que para cobrar el doble de lo que cobro aquí, no me interesa. Tendría que sacar, como mínimo, el triple». En definitiva, que el Granada no le parece plato apetecible y que quiere más dinero del que el Granada acordó con el intermediario Osés, representante del goleador argentino en unión de Luis Guijarro. El acuerdo, ya cerrado era por doce millones y medio (en ese momento el futbolista más caro de la historia del Granada) aunque en otros medios se habla de diez millones, por tres años, incluyendo además casa, coche en propiedad y pasajes para él y su familia de ida y vuelta, todo a cargo del club. El Granada había abonado ya la cifra de 150.000 dólares (diez millones al cambio).

Una semana más tarde se desvanece toda posibilidad de que este auténtico fichaje de sensación sea granadinista y se anuncia que definitivamente no viene Bianchi a Granada. El argentino dice que el poder que le firmó a Osés era para firmar por el R. Madrid, el Barcelona o el At. Madrid, y que tal poder hay que entenderlo revocado al tratarse de un club humilde. Lo cierto es que en el camino del Granada se había cruzado el Stade de Reims francés que es el que acabó llevándose a Bianchi, que en el fútbol francés consiguió la siguiente temporada ser Bota de Bronce, es decir, tercer máximo goleador europeo, y en la 75-76 y 77-78, ahora ya en las filas del París Saint Germain, Bota de Plata. Sin Bianchi nos quedamos porque, tal como declaró éste a Hoja del Lunes de Madrid, «…cuando un jugador consigue ya una clase, se cotiza, y no puede descender. Y eso supone ir al Granada: perder altura. Y mi lema es subir. Nunca bajar». En el acuerdo se incluía una cláusula de indemnización por 25.000 dólares en caso de desistimiento unilateral sin causa justificada que el Granada quiso hacer valer y que ignoramos si finalmente lo consiguió.

Con todo ya decidido, finalmente vino un día a Granada, el cuatro de junio, y todavía hubo un último intento para hacerle cambiar de opinión, con los argentinos Aguirre Suárez y Echecopar ejerciendo de cicerones e intentando hacerle ver lo que se perdía por despreciar esta tierra. Ni el jamón de Trevélez con que lo obsequiaron sus dos compatriotas ni las bellezas granadinas que le enseñaron consiguieron que Bianchi aceptara convertirse en compañero de ellos en la siguiente temporada. Bianchi le echó la culpa a su mujer por preferir la Champaña al vinillo costa, y por donde vino se marchó. El Granada presentó una reclamación ante la FIFA, pero nada se consiguió.

Previamente, a finales de mayo de 1973, se había dado por fin luz verde a la contratación de extranjeros en el fútbol español. Así, a partir de la temporada siguiente cada club de Primera o Segunda podría fichar hasta un máximo de dos jugadores extranjeros. Pero en este primer momento se estableció la prohibición de que estos extranjeros fichados fueran traspasados o cedidos a otro club español. Precisamente esta prohibición de traspaso o cesión es lo que se señaló por muchos como causa fundamental de la negativa de Bianchi a venir al Granada, al saber que desde aquí no podría dar el salto a otro equipo de más caché. El caso es que el Granada de la temporada que se avecinaba repitió su mejor clasificación histórica. Es pertinente por tanto preguntarse a qué cotas podría haber llegado nuestro Granada si además hubiera contado con el as goleador argentino al que nuestro equipo le pareció poca cosa.

jueves, 26 de agosto de 2010

FIN DE UNA TEMPORADA GRIS






En esta serie de escritos sobre la temporada granadinista 1972-73 sólo nos falta por contar el desenlace en forma de los dos últimos partidos que a nuestro Granada le faltaban por disputar en la liga oficial de Primera.

El primero de ellos es el que correspondía a la jornada 33 y penúltima, en casa y frente a un rival que todavía luchaba por el título de campeón, el Barcelona, a sólo dos puntos del líder At. Madrid. Por su parte, el Granada daba por hecha la permanencia, casi asegurada desde la victoria ante el Las Palmas de dos domingos atrás. Pero el caso es que matemáticamente todavía podíamos habernos llevado un disgusto pues sólo tres puntos nos separaban del tercero por la cola. Menos mal que en las dos jornadas que faltaban había enfrentamientos entre rivales directos y sólo una hecatombe podía amenazar la permanencia.

El 13 de mayo de 1973, en Los Cármenes, el Barça, que no atravesaba una de sus mejores épocas y sin los añorados ex granadinistas De la Cruz y Barrios, fue muy superior y en la primera parte obtuvo los dos goles por ninguno en contra que le dieron la victoria, obra de Martí Filosía y Pérez. En la segunda parte hubo alguna oportunidad de golear para Porta, pero el mañico a estas alturas de liga parecía haber agotado todas sus capacidades ante las porterías contrarias y desde hacía diez jornadas, cuando en la 23 le marcó un gol al Madrid, no había vuelto a anotar y sólo nos ofrecería un gol más esta temporada, pero fue ya en Copa.

La visita del Barcelona elevó los negativos a cinco, pero a pesar de la derrota quedó asegurada la permanencia ya de forma matemática porque aunque sólo dos puntos nos separaban del tercero por abajo, sólo podían darse combinaciones de empates en los que el Granada era el beneficiado. Sólo faltaba por disputarse la jornada 34 y última y en ella el Granada tenía que visitar al colista y ya descendido Burgos. Menos mal que estaba todo resuelto porque los nuestros, sobre un terreno de juego embarrado y con grandes charcos, cosecharon una nueva derrota (2-1) con la que decir adiós definitivamente a una liga de tonos bastante grises para los rojiblancos. Dueñas hizo el único gol granadinista faltando poco para el final.

Total, un decimotercer puesto final que a nadie satisfizo, de la misma forma que tampoco lo hizo el pobre juego ofrecido por los rojiblancos a lo largo de una temporada que tuvo más de mala que de buena. Nueve partidos ganó el Granada, once empató y perdió catorce. Sólo 25 fueron los goles que consiguió en las 34 jornadas, lo que supone la segunda suma más baja de su historia en Primera, después de la 69-70 en que se quedó en 20 (solamente Gijón, que pasó apuros para mantenerse, y Coruña, que descendió, consiguieron menos goles). Al menos en el aspecto defensivo no fue tan mal la cosa, con 32 goles en contra, el sexto menos goleado de Primera. Los puntos sumados fueron 29 (-5), los mismos que sus dos inmediatos perseguidores, Gijón y Celta, a los que superaba el golaveraje, y sólo uno más que el Betis, que acabó en el puesto 16º y descendió a Segunda.

Terminada la liga de Primera, aún quedaba para el Granada la copa del Generalísimo, pero también faltaba por disputar el partido en el campo del Huelva, que correspondía a la jornada 16 de la liga andaluza. En el Colombino onubense y ante el Huelva, de Tercera (equiparable a 2ª B) y sin ninguna posibilidad de ascenso, el miércoles 23 de mayo se celebró este partido en el que nada se jugaban ninguno de los dos contendientes. Y menos mal porque el Granada salió goleado de su último compromiso andaluz por 4-0. Jugaron: Navarro; Zunino, Susi, Jover; Ochoa, Pla; Jorge, Santi, Gregorio, Fontenla (Porlán) y Gruart. Como se ve, la alineación granadinista es más el Recreativo (por entonces en Primera Regional, equiparable a la Tercera actual) y no está Echecopar, que fue el único partido de los dieciocho que no disputó. Culminaba así definitivamente el campeonato andaluz en el que el Granada quedó clasificado en segundo lugar, por detrás del Betis y por delante del Sevilla, y no pudo renovar su título de campeón aunque hasta prácticamente la última jornada tuvo posibilidades de hacerlo e incluso ocupó el liderato bastantes jornadas.

lunes, 2 de agosto de 2010

NO HAY REVÁLIDA



Tras perder injustamente en el Vicente Calderón en la antepenútima jornada de la liga 72-73 volvía el Granada a enfrascarse en la competición no oficial andaluza. Recordemos que en el último choque disputado en Granada los nuestros no habían podido superar a su más directo rival por el campeonato, el Betis, que con el empate arrancado nos había dejado igualados a puntos pero dependiendo de resultados ajenos por tener el golaveraje perdido con los béticos.

Pero las circunstancias volvían a presentarse favorables para el Granada y volvíamos a depender de nosotros mismos porque el Betis en su siguiente compromiso, jugado la semana anterior a nuestra visita a Madrid, sólo había sido capaz de empatar en el campo del Sevilla, así que sólo un punto separaba al Granada del Betis al cual le faltaba ya sólo un partido por disputar mientras que a los rojiblancos les faltaban todavía dos encuentros. Sólo era cuestión de ganar ambos y de esa forma quedaría renovado el título de campeón andaluz.

Los dos partidos pendientes eran a domicilio: el correspondiente a la jornada 16, en Huelva, y el de la 18 y última, en Cádiz. El partido de Huelva, aplazado en su día, seguía sin tener fecha señalada para su disputa, así que a Cádiz viajamos con la clara intención de traernos los dos puntos tres días después de la derrota en casa del At. Madrid, el 9 de mayo de 1973.

Pero Ñito; Martos, Aguilera, Santos; Castellanos, Pla; Gruart (Gregorio), Santi, Quiles, Echecopar y Garre, cosecharon la segunda derrota (1-0) en esta competición y sirvieron en bandeja el campeonato al Betis, que no falló en Sevilla ante el tercera Huelva. El partido entre granadinos y gaditanos fue bastante bueno por ambos contendientes, según las crónicas, y sólo las grandes actuaciones de ambos guardametas, Ñito y el cadista Bocoya (futuro granadinista), impidieron que se vieran más goles. El único gol llegó muy al final, pero con él se acababan todas las posibilidades para el Granada de renovar este título regional andaluz pues el Betis, con todo su calendario ya disputado, se había distanciado a tres puntos. La segunda Copa de Andalucía de reservas la ganó el Betis, que completó las dieciocho jornadas del calendario sin perder ni un solo encuentro. Si en la liga andaluza realizaron los béticos una gran campaña y se proclamaron campeones con todo merecimiento, ni mucho menos le fueron las cosas medianamente bien en la liga oficial de Primera división, y en una recta final desastrosa acabaron descendiendo a Segunda.

El mismo día en que los granadinistas conocíamos que el Granada no volvería a ser campeón de Andalucía, 10 de mayo de 1973, nos sorprendía la prensa con un notición. El Granada acababa de cerrar el fichaje de un auténtico crack, el delantero internacional argentino Carlos Bianchi. Éste sí que era un fichaje bomba. Se trataba de un delantero joven (24) pero ya consagrado, y muy goleador, que militaba en el Vélez Sarfield. Según la noticia que en Ideal firma José Luis Piñero, el Anderlecht y el Barcelona andaban detrás del futbolista, pero ante la falta de una oferta en firme de los catalanes y dado que el argentino prefería jugar en España, el Granada se había hecho con sus servicios. Para poder jugar en el Granada es necesario que previamente sean admitidos los extranjeros en el fútbol español, pero se da por hecho que en la próxima reunión federativa se acordará levantar la prohibición. La contratación es por tres años y ya ha dado el Granada una cantidad a cuenta, aunque del coste de la operación no quiere hablar Candi, que manifiesta a la prensa que también podían haber fichado Ayala (que después jugará en el At. Madrid) y Mas (que lo hará en el R. Madrid), pero no los ha querido porque «no son hombres de área». En la misma entrevista también adelanta un Candi feliz que los días 22. 23 y 24 de agosto se disputará en Los Cármenes un trofeo veraniego con el Granada, el Málaga y el Millonarios.

domingo, 1 de agosto de 2010

SALVADOS



A finales de abril de 1973 todavía andaba nuestra selección luchando por clasificarse para el Mundial alemán del 74. Pero en el trascendental partido en Amsterdam frente a la magnífica Holanda de los Cruyff, Neeskens, Rep y demás, la que se dio en llamar “Naranja Mecánica”, nada pudo hacer nuestro combinado y la derrota determinó la no presencia española en aquel Mundial, último de los que por ahora nos hemos perdido.

El importante compromiso internacional hizo que obligatoriamente toda la jornada 31 de primera se adelantara al sábado 28 de abril. Si crucial era el choque internacional, a nivel más doméstico el Granada tenía un compromiso también decisivo porque faltando sólo cuatro jornadas para la conclusión de la 72-73 sólo tres puntos nos separaban de la zona de descenso y en esa tesitura recibía en casa a un rival directo, el Las Palmas, empatado a puntos con los rojiblancos.

Totalmente decisivo fue el partido de los nuestros ante el Las Palmas, tanto que de no ser por la mínima victoria merced a un solitario gol de Oliveros, lo más seguro es que el desenlace de esta gris temporada hubiera sido el descenso. Los dos puntos llegaron cuando más se necesitaban y la suerte quiso que los resultados de rivales directos echaran un cable, por lo que a la conclusión de este partido ya se veían las cosas de modo mucho más optimista y la distancia a los puestos de descenso aumentó hasta los cuatro puntos cuando sólo quedaban por disputarse tres jornadas. Y menos mal, porque en las tres jornadas el Granada no fue capaz ya de sumar ni un solo punto más.

El único gol del partido lo consiguió el Granada a los veinte minutos fruto del lanzamiento en corto de un golpe franco al borde del área que Oliveros mandó a la red de potente disparo. Desde ahí hasta el final del partido sólo exhibieron los protagonistas nervios e imprecisiones en su juego, traducido en un gran sufrimiento de la parroquia de más de una hora de tensión que afortunadamente acabó en un buen resultado para los nuestros, casi lo único salvable de la tarde. Fue un encuentro bastante flojo por los dos contendientes, ambos de características muy similares y con parecidos problemas ante el gol y en la clasificación. El arbitraje fue en todo momento correcto y corrió a cargo del murciano Franco Martínez, que casi un año justo después será protagonista en el mismo escenario de uno de los affaires arbitrales más sonados de la historia del viejo campo de la carretera de Jaén.

En la jornada siguiente, 32 y antepenúltima, tocaba visita al Vicente Calderón. Los colchoneros de “míster látigo”, el austriaco Max Merkel, habían hecho una liga sin demasiadas cosas que destacar aunque siempre luchando por los puestos altos. Pero esta liga se caracterizó porque en ningún momento tuvo un dominador claro y como los últimos partidos disputados habían los colchoneros obtenido buenos resultados y el Barcelona, otro de los aspirantes a campeón, sufría un gran desfondamiento, los atléticos se habían encaramado al liderato y distanciaban a los catalanes a dos puntos, por lo que en esos momentos eran el más serio candidato a hacerse con el título de campeón de liga 72-73.

El Granada de Pasieguito, dentro de sus muchas limitaciones, parecía actuar mejor lejos de Granada. En algún que otro desplazamiento de esta temporada podíamos haber constatado esto, sobre todo en la salida al campo del Español, de donde salimos derrotados por culpa del nefasto árbitro Orellana. Muy parecido a lo de Sarriá fue el partido del Granada en el campo del At. Madrid. También en Madrid se adelantaron los rojiblancos con un gran gol de Chirri en la segunda parte y también disfrutaron de alguna ocasión para ampliar la ventaja sin conseguirlo hasta que los anfitriones le dieron la vuelta al marcador faltando poco para el final. Lo que sí que fue muy distinto es el arbitraje, que en esta ocasión corrió a cargo de Oliva y al que no se le puede achacar responsabilidad alguna en la derrota granadinista. El Granada, totalmente vestido de blanco salvo en el rojo de la vuelta de las medias y el cuello de las camisetas, se defendió bien tras marcar su gol, pero el At. Madrid estaba lanzado hacia el título, que acabó ganando, y en sendos buenos remates de Luis Aragonés (el primero de tacón) acabó anotándose los dos puntos. Pese a la derrota el Granada causó una buena impresión y puso de los nervios a más de un atlético e incluso no hubiera sido injusto que se trajera algún punto del Manzanares.

jueves, 22 de julio de 2010

TROPIEZO ANTE EL BETIS



La visita del Castellón ya en la jornada 29 de la liga de Primera 72-73, o sea, a falta de sólo cinco para concluir, volvió a situar al Granada en la tabla con tres inquietantes negativos. Empate a un gol fue el resultado de un partido decepcionante para la hinchada rojiblanca. Quiles adelantó a los nuestros y Planelles empató casi al final. El árbitro Tomeo dejó sin señalar un claro penalti a Porta e Izcoa salvó un gol cantado de Vicente Del Bosque para los forasteros. Eso fue lo más destacable de un partido bastante soso. El chasco ante el Castellón se completa negativamente para el Granada al ser derrotado en Gijón 2-0 en la jornada treinta, con arbitraje de Bueno, el del escándalo de cuatro meses atrás en Los Cármenes frente al At. Madrid. Bueno no influyó nada en la derrota, pero el Granada bajaba hasta el 13º puesto y el -3 hacía que estuvieran las cosas nada claras.

Mientras tanto, en liga andaluza llegaba un nuevo aplazamiento, el del partido de la jornada 16 y antepenúltima, de devolución de visita a Huelva. Así que el siguiente partido que nos toca jugar es frente al Betis en Los Cármenes. Betis y Granada eran el primero y segundo clasificados en esos momentos, empatados a puntos y a número de partidos disputados. El Granada sólo había perdido un partido, precisamente el del Villamarín frente al Betis. El Betis por su parte todavía no conocía la derrota. A estas alturas, 25 de abril, y quedando sólo tres jornadas del campeonato andaluz, está claro que el título de campeón de esta segunda edición va a ser para uno de los dos contendientes que marchan a cuatro puntos del tercer clasificado, el Sevilla. Así que el choque es crucial para el Granada porque una victoria sobre los sevillanos casi equivaldría a la renovación del título.

El partido, pese a su importancia se fijó para las cinco de la tarde del miércoles 25 de abril. Entre lo malo de la hora y el solazo que caía en las gradas del viejo Los Cármenes, apenas seis mil fueron los asistentes. Y el partido en sí para nada se pareció a otros de esta misma competición ya celebrados y en los que pudimos ver a un Granada pletórico y goleador. El Betis plantó el autobús buscando el 0-0 que le venía bien teniendo en cuenta el 4-2 de la ida, y el Granada no pudo como en otras ocasiones recargar su juego en Echecopar, que otra vez no destacó pues estuvo muy bien vigilado y poco le dejaron hacer. Con todo, la ocasión más clara fue para el Argentino que incompresiblemente falló bajo palos un fácil balón que hubiera adelantado a los rojiblancos; y es que Echecopar parecía haber disminuido bastante en su rendimiento en estos últimos partidos y otra vez se quedó sin marcar, lo que no dejaba de ser noticia a la hora de redactar una crónica de un partido del Granada en esta segunda edición del campeonato andaluz.

Se adelantaron los béticos con un gol de golpe franco transformado por un futuro granadinista, López, cuando faltaba un cuarto de hora para el final. Esos quince minutos finales fueron lo único positivo del partido granadinista, porque los visitantes dieron un paso aún más atrás y el Granada, volcado, dispuso de más ocasiones que en el resto del partido, hasta que casi sobre la hora acertó Porta, convocado para este partido dada la importancia del mismo, a resolver un barullo y establecer el empate. Todavía dispuso el Granada de una última ocasión, de Echecopar, pero decididamente no era su tarde y en empate acabó este partido trascendental para dilucidar el campeón andaluz. Con este resultado mal se ponían las cosas para los nuestros y sus aspiraciones de renovación del título, aunque todavía quedaban dos jornadas que podían cambiar el signo. Como los rojiblancos habían sido derrotados en el Villamarín en el partido de ida (única derrota del campeonato andaluz hasta ese momento), el Betis era líder con el golaverage a su favor y el Granada ya no dependía de sí mismo. Los dos partidos que faltaban eran para los nuestros como visitantes, en Huelva (aplazado de la jornada 16) y en Cádiz, en la jornada 18 y última. Por su parte al Betis le quedaba visitar al Sevilla y recibir al Huelva.

Jugaron por el Granada los que están en la foto: Navarro, Zunino, Susi, Moreno, Pla y Martos, de pie; con Gruart, Gregorio, Echecopar, Abelenda y Santi, agachados. En la segunda parte, Chirri salió por Moreno, lesionado, Oliveros por Abelenda y Porta por Gregorio.

jueves, 15 de julio de 2010

NUEVO LÍDER ANDALUZ



Tras la victoria ante el buen Málaga de Marcel Domingo, con el “show” Rigo, volvía la liga andaluza, en la que llegábamos a la jornada 14 con la visita del Linense, otro tercera de los cuatro que esta temporada disputaban este campeonato regional. La diferencia de categoría entre unos y otros fue abismal y el Granada volvió a ganar de paliza, 5-0. Tal como ocurrió en otras ocasiones, el tanteo pudo ser mucho mayor pues hubo dos palos y un gol anulado. Además, aprovechando que el Betis aplazó su enfrentamiento, el Granada volvió a recuperar el liderato, distanciándose un punto de los sevillanos, que volvían a figurar con un partido menos.

El rival, la Balompédica Linense, fue el equipo más flojo de los que por aquí habíamos podido ver y así lo certificaba su clasificación pues marchaba el décimo y último, con sólo un partido ganado y dos empatados, de doce. Con ese cartel apenas se dieron cita en Los Cármenes unos cuatro mil espectadores en la noche del 4 de abril de 1973. Y lo que vieron fue un partido aburrido a pesar de la goleada, en el que el Granada jugó todo el partido a medio gas y no tuvo rival.

Jugaron: Izcoa: Martos, Aguilera (Susi), Moreno (Zunino); Fontenla, Pla; Gruart, Santi, Gregorio, Echecopar y Garre (Abelenda). Lo mejor fue constatar la recuperación de Izcoa, ausente de cualquier alineación rojiblanca desde su lesión en Valencia, dos meses atrás. Por el contrario y como cosa poco habitual en la copa de Andalucía, esta vez Echecopar no estuvo entre los destacados, a pesar de que volvió a marcar, alcanzando ya la cifra de dieciocho goles, casi la mitad de todos los conseguidos por el Granada en esta competición regional, cuarenta y dos, justo el doble de los 21 marcados en las 27 jornadas ya disputadas en Primera.

Como decimos, casi sin despeinarse ganó el Granada su partido. En la primera parte Gregorio y Aguilera pusieron el 2-0.En la segunda parte lo más destacable fue la actuación de Gruart, que en sendas jugadas casi calcadas penetró por la derecha y sirvió muy bien para que primero Gregorio y después Echecopar cabecearan el tercero y el cuarto, para redondear una gran actuación consiguiendo el quinto y definitivo de remate a pase de Echecopar.

El extremo derecho gerundense José Gruart Lloveras fue uno de esos fichajes de jóvenes desconocidos y todavía en formación que caracterizaron la era Candi, buscando que en nuestro equipo acabaran de hacerse para después obtener un buen traspaso. Este jugador había llegado al Granada la temporada anterior y todavía estaría una más, pero entre las tres sólo alcanzó a jugar diez partidos oficiales y a su Gerona se volvió cuando todavía era muy joven y de él nunca más se volvió a saber. Y el caso es que las pocas veces que pudimos verlo siempre nos pareció que facultades no le faltaban para haber llegado a algo más.

Tras el triunfo ante el Málaga y la mejoría experimentada, la siguiente salida se presentaba propicia para rebajar algo la cuenta de negativos, pues ésta era a Vigo, con visita al Celta, el segundo por la cola. Algo se rebajó la cuenta negativa, de -3 a -2, del empate sin goles que supo a poquísimo y produjo la sensación de haber dejado escapar una magnífica ocasión de distanciar aún más los puestos de descenso. De cualquier modo, las cosas empezaban a tener mejor cara para nuestro Granada, también favorecido por los resultados adversos de rivales directos, y ahora los puestos de abajo quedaban ya a cuatro puntos cuando faltaban por disputarse sólo seis jornadas.

El granadinista más destacado en Vigo fue Izcoa, ya repuesto del todo, que volvió a hacerse con la titularidad para lo que quedaba de liga, pero también para las dos temporadas siguientes: en la 73-74 jugó todos los jugables, los de liga y también los de copa, y en la 74-75 sólo se perdió dos partidos, precisamente los dos únicos que jugó en España el gran Mazurka. Nada menos que el trimundialista Ladislao Mazurkyewicz, en sus buenos tiempos considerado el mejor portero del mundo, no pudo arrebatarle la titularidad a un siempre sobrio y eficaz Javier Izcoa. Después vino Miguel Muñoz y cortó caprichosamente una trayectoria impecable. Y nos fuimos a segunda. Y hasta hoy.

Sólo unos días después vuelve la liga andaluza, que el miércoles 11 de abril lleva al Granada a Córdoba. Navarro; Zunino, Susi, Moreno; Martos, Pla; Gruart (Paco), Santi, Gregorio, Echecopar y Garre (Abelenda), se anotaron una nueva victoria, 1-2. La nota más destacable de un partido al que apenas acudieron dos mil espectadores fue la mala actuación de Echecopar, que en esta ocasión no goleó y apenas se le vio en el estadio del Arcángel. Marcaron para el Granada Moreno, de falta directa, y Gregorio en remate en fallo de la cobertura local, ambos antes del descanso. El gol cordobés lo hizo el ex granadinista Garrido, ya en la segunda parte. Nada más tuvo de destacable este insulso partido de una competición que a estas alturas estaba en franca decadencia y había dejado de interesar a los aficionados. El Granada aprovechó que el Betis sólo fue capaz de empatar en su visita a Jerez y se distanció en la cabeza a dos puntos de los sevillanos, pero éstos seguían contando con un partido menos.

miércoles, 7 de julio de 2010

CONTAMOS CON RIGO




La temporada 1972-73 del Granada fue pródiga en “follaeros” provocados por malas actuaciones arbitrales, unos más sonados que otros, destacando, por lo que perjudicaron a los rojiblancos, el de Bueno en Granada frente al At. Madrid y el de Orellana en el campo del español. En la jornada 27 en Los Cármenes no se puede hablar de escándalo, pero sí de show del trencilla de turno, el Balear Antonio Rigo Sureda, que también por entonces arrastraba cierta fama de conflictivo desde la final de Copa del Generalísimo de cinco años atrás, en mayo de 1968, en la que supuestamente perjudicó al mismísimo R. Madrid, que perdió el título en su estadio frente al Barcelona. Aquel partido ha pasado a los anales históricos del fútbol español con el sobrenombre de “Final de las Botellas” (de les ampolles, que diría un catalá). Mientras Franco en persona y sombrero entregaba la copa de campeón al capitán del Barça, cientos de botellines de cerveza y refrescos aterrizaban sobre el césped del Bernabéu, lanzados por los hinchas madridistas que se acordaban de la parentela de Rigo además de los dos penaltis que éste ignoró. Fue un gran escándalo que pudo presenciar toda España.
El regular tirando a malo Granada de esta temporada llegaba a esta jornada 27 (de 34) clasificado en el puesto trece, con tres negativos y a sólo dos puntos de los puestos de descenso. El rival era eterno, esto es, era el Málaga. El gran CD Málaga de Marcel Domingo, en esos momentos era por completo la otra cara de la moneda. Acababa de derrotar al Barcelona en la Rosaleda y marchaba quinto clasificado, con dos positivos y aspirando a la clasificación para disputar UEFA. Por eso había gran preocupación ante este compromiso que a esas alturas del calendario podía dejar muy malparados a los rojiblancos, así que Candi decidió la concentración del equipo en los días previos en el hotel El Nogal, en el Barranco de las Víboras de nuestra sierra.
Un Granada-Málaga, y más los de Primera, fue siempre una ocasión señalada, porque el rival por excelencia de toda la vida de los rojiblancos no fue otro que el de la capital vecina, y esto casi desde el mismo momento de la fundación de ambos clubes, que siempre tuvieron vidas paralelas. Así, con gran ambiente, con lleno equiparable al registrado pocas semanas antes, cuando nos visitó el R. Madrid, echó a andar este derbi, jugado el día 1 de abril de 1973, que en principio partía con pronóstico favorable a los visitantes.
Fue un partido apasionante, de los que, como vulgarmente se dicen, hacen afición, más que por el juego exquisito de unos y otros, por el ardor y el nervio que los protagonistas desplegaron sobre el césped de Los Cármenes, todo adobado con el gran ambiente en las gradas, a rebosar y con presencia de miles de malacitanos.
Casi no habría más que añadir, aparte de que acabó en victoria rojiblanca 2-0, si no fuera porque además de los jugadores rojiblancos y blanquiazules hubo en el partido otro protagonista, y fue el árbitro Rigo. Para mí que este colegiado llegó a Granada con la idea preconcebida de que los nuestros, con su ”leyenda negra” en pleno auge, iban a emplearse extradeportivamente y que el partido iba a tener numerosos incidentes, por lo que salió dispuesto (con prejuicio diríamos) a que el partido no se le fuera de las manos en ningún momento y empezó desde el mismo minuto uno un carrusel de tarjetas blancas (todavía no eran amarillas) que salían de sus bolsillos a la menor fricción de granadinos y boquerones, de modo que antes del descanso ya habían sido amonestados Jaén y Fernández por los nuestros y Migueli, Vilanova y Bustillo por los de la Costa del Sol.
El partido, jugado de poder a poder y que pudo ganar cualquiera, tuvo unos momentos que fueron claves, y fue en la recta final de la primera parte. A falta de diez minutos Toni, que no era precisamente De la Cruz pero también subía bastante bien su banda, centró desde la derecha un magnífico balón que fue aprovechado por Dueñas para de cabeza hacer el 1-0. Y cuando faltaban sólo dos minutos para el descanso Quiles botó un córner por la derecha y nuevamente Dueñas de cabeza, anticipándose a la salida de Deusto, conectó un soberbio cabezazo que valió el 2-0 con que irnos al descanso.
Fue la gran tarde de Teófilo Dueñas. Enrolado como parte de la contraprestación por el traspaso de Barrios al Barcelona, siempre esperábamos de él lo mejor en su puesto de delantero centro, pero lo cierto es que hasta este momento, entre lesiones y bajas formas, suyas y del equipo en general, la temporada para este fino futbolista había transcurrido con más pena que gloria. Hasta esta tarde sólo habíamos visto (y fue por televisión) un gol suyo, el de la ya lejana jornada sexta, en el Bernabéu. Pero en este partido contra el Málaga se rehabilitó y fue con diferencia el mejor granadinista.
La segunda parte fue también jugada con gran intensidad por ambos contendientes y volvieron a verse más tarjetas blancas, para Roldán y Viberti por los visitantes. A destacar la gran oportunidad que tuvieron los forasteros para marcar en la cabeza del que era ídolo de la afición malacitana y líder de aquel buen Málaga de los setenta, el argentino Viberti, que mandó un testarazo colocado al que respondió el jovencísimo Pepe Navarro con una espectacular estirada y despeje a córner.
Con el autoritario (sin motivo) Rigo difícil era que alguno no se fuera a la ducha antes de tiempo. Mediada la segunda mitad ambos equipos se quedaron con un efectivo menos al ser expulsados por roja directa Monreal por el Málaga y Quiles por el Granada, por supuesta agresión mutua. Y cuando el partido finalizaba, cumplido ya el minuto 90, hubo dos expulsiones más y también por otra supuesta mutua agresión, las de Toni y Búa.
Sin nada más reseñable acabó este apasionante derbi en el que el Granada logró dos puntos vitales y en el que ambos equipos acabaron con nueve. Sin embargo, para los que lo vimos y lo recordamos, fue un partido jugado con corrección por todos,y no habría tenido mayor trascendencia que la de los puntos en juego de no haber sido por los prejuicios de Rigo.

viernes, 2 de julio de 2010

UN PORTERO CON FUTURO



Con Ñito sancionado por cuatro partidos por su expulsión en Casa Rabia e Izcoa sin recuperarse, sólo disponíamos de Navarro. Así que sin dilación fue llamado a Granada el guardameta Moncaleán, cedido al Ceuta mientras hacía la mili, que vino desde la ciudad norteafricana con un mes de permiso, tiempo que se pensaba tardaría Izcoa en estar a punto.

Llegar Moncaleán y ser utilizado fue todo uno. Navarro (Moncaleán); Martos, Aguilera, Zunino (Moreno); Rico, Pla; Gruart, Santi, Polo (Paco), Echecopar y Garre, fue la alineación que sólo un día después, el 14 de marzo, apalizó 5-1 al débil Cádiz en el siguiente compromiso andaluz, partido correspondiente a la jornada nueve y última de la primera vuelta, que había sido aplazado más de dos meses atrás.

Con algo más de público en las gradas en partido nocturno, los rojiblancos pasaron por encima de los suplentes gaditanos que en ningún momento pusieron resistencia al total dominio de los locales, con Santi y Echecopar jugando a sus anchas y creando numerosísimas ocasiones de gol hasta el punto de que el resultado pudo ser aún más amplio pues hubo un gol anulado, dos tiros al poste y un penalti fallado por Echecopar, además de innumerables oportunidades rojiblancas de golear. El primer gol fue obra de un defensa gaditano en propia puerta, y llegaba al cuarto de hora de juego. El segundo llegó sólo unos minutos después y lo marcó Echecopar de bonito remate de cabeza en plancha. A los veinticinco minutos Garre hacía el tercero. Y el propio Garre conseguía el 4-0 antes del descanso de magnífico remate tras jugada de Echecopar. La segunda parte empezó como había terminado la primera y a los diez minutos Echecopar marcaba el quinto del Granada. Pero a partir de este momento bajó bastante la intensidad y el Cádiz hizo el del honor de tiro lejano que sorprendió a Moncaleán, sustituto en la segunda parte de Navarro, en esos momentos convertido en guardameta titular del primer equipo y a quien esperaba el domingo próximo un choque importante ante el Bilbao.

Actuaron a prueba en el Granada los oriundos Polo y Rico, si bien éste era la segunda vez que lo hacía. Ninguno de los dos ofreció nada de particular por lo que Rico ya no volvió a ser utilizado y Polo tuvo una segunda oportunidad pero tampoco la superó. Por otro lado, aunque el Granada venció en su partido, seguía ocupando la segunda posición de la tabla, a un punto del Betis, que no falló en su partido andaluz.

El domingo siguiente la visita del Bilbao suponía el debut ante la parroquia rojiblanca del jovencísimo portero de la cantera Pepe navarro, que acababa de cumplir los veintiún años. En realidad no era tal debut pues ya lo conocíamos de verlo repetidas veces en la liga andaluza y en el Recreativo, del que era titular, y ya habíamos tenido oportunidad de constatar el gran futuro que le esperaba al canterano. Pero claro, hasta el momento no habíamos tenido oportunidad de verlo exhibirse ante jugadores internacionales, como los varios que alineaba el rival aquella tarde (Guisasola, los hermanos Rojo y Villar) que aunque ya no era el gran Athletic de antaño todavía había que tenerle respeto.

El partido ante los vascos fue malo de solemnidad y acabó en empate sin goles. Al joven Navarro apenas le dispararon, pero se puede decir que pasó con nota su estreno porque una gran parada suya evitó un gol hecho.

Aumentaban a tres los negativos del Granada con el empate en casa y se acercaban más así los puestos de la cola. Y si mal pintaban las cosas, peor se ponían al domingo siguiente al perder el Granada por la mínima en el campo de Atocha ante la Real Sociedad, aunque no todo fue negativo porque al menos en San Sebastián el equipo dio otra imagen y las crónicas coinciden en que no mereció perder.

En medio de los partidos con los dos equipos vascos volvió el campeonato andaluz que en su jornada trece llevaba al Granada a Jerez. En Jerez los rojiblancos se anotaron una nueva victoria (1-2) en un partido al que acudieron menos de mil aficionados en una noche infernal de frío, viento y lluvia. Jugaron por el Granada: Ñito; Zunino, Aguilera (Ochoa y éste por Monchi), Moreno; Martos, Pla; Gruart, Santi, Polo (Gregorio), Echecopar y Garre. Los goles se produjeron en la segunda parte. Adelantó Gregorio al Granada al filo de la media hora y empataron los locales cuando faltaban poco más de cinco minutos para el final. Pero poco después Echecopar deshacía la igualada y el Granada se traía los dos puntos con los que dar alcance en el liderato al Betis, que sólo fue capaz de empatar sin goles en Jaén.