EL ONCE FANTASMA

Pedro Escartín bautizó al Granada CF (el Recreativo Granada) con el apodo de "Once Fantasma" cuando este club era un recién llegado a la competición pero ya andaba codeándose con equipos de solera y aspiraba a lo máximo.
En este libro se narran las vicisitudes por las que atravesó el Recreativo en sus cinco primeros años de existencia y también se recogen los sucedidos ciudadanos más impactantes de aquella época revuelta que fue la de la II República.
En la foto de cabecera se ve al Recreativo que se enfrentó al Gimnástico de Valencia en el campo madrileño de El Parral, 21 de febrero de 1934. De pie: Sosa, Tomé, Calderón, Luque, Itarte, Carrera, Victorio y Tabales; agachados: Gomar, Morales y Herranz.
Para adquirir un ejemplar firmado y dedicado por el autor (20 €), dirigirse a
jlramostorres@gmail.com


Historia del Granada CF



lunes, 23 de febrero de 2009

1997. LA SAD NON NATA. BODAS DE PLATA DEL TROFEO. A MALLORCA VOY




En abril de 1997 comienza el proceso de transformación en sociedad anónima deportiva del Granada CF, conversión a la que se comprometió el club (aunque se hace con más de un año de retraso) como parte del acuerdo con el Ayuntamiento para la cesión del nuevo estadio y que fue refrendada en asamblea. En una primera etapa las acciones salen a la venta al precio de 10.000 ptas. cada una y se destinan a los socios de la entidad, los cuales pueden adquirir un máximo de diez. Sólo se venden 640 títulos, y sólo 53 socios compran el paquete de diez acciones a que tienen derecho.


Terminada la primera fase se da paso a la segunda, en la que tienen derecho preferente a la compra masiva de acciones esos 53 socios que adquirieron el primer paquete de diez. Entre las dos primeras fases sólo Carlos Marsá y José Julián han dado los pasos necesarios que hagan ver que están dispuestos a hacerse cargo del club.


Terminada la segunda fase se da paso a la tercera y definitiva, en la que ya cualquiera, sea o no socio, puede adquirir acciones sin más límite que el de completar el capital social, fijado en 222.600.000 ptas. En esta tercera fase Marsá realiza el desembolso suficiente para convertirse en el accionista mayoritario de la SAD Granada CF. El 51% del capital social le corresponde. Algo más de 113 millones en total ha abonado Carlos Marsá a la nueva sociedad, siendo el segundo accionista en importancia José Julián. Una vez cerrado el plazo y a falta de la aportación municipal del 10% del capital a que se comprometió el Ayuntamiento, se anuncia que en total el Granada ha conseguido vender acciones por valor de 123 millones, que representan el 55% del total que se puso a la venta. A finales de junio tiene lugar la firma en escritura pública de la constitución de la SAD Granada CF.


Marsá a estas alturas del año 97 dispone de liquidez, la que le ha producido la recalificación de parte de los terrenos de su ciudad deportiva de Almanjáyar. Esas plusvalías las invierte en deporte, y no sólo en fútbol, puesto que también pretende (y lo consigue) ser el accionista mayoritario del CB Granada SAD, en pleno proceso de ampliación de capital. El CB milita en ACB desde una temporada antes, desde que se produjera la venta y traslado de la plaza del CB Salamanca.


El día 2 de julio de 1997 se presenta en sociedad la nueva SAD Granada CF en el Palacio de Congresos, con presencia del alcalde Gabriel Díaz Berbel. Su organigrama queda así en sus puestos más destacados: Carlos Marsá será el consejero delegado, José Julián el presidente, Juan Prieto el gerente y portavoz, Gerardo Castillo el máximo responsable de la parcela deportiva y José Luis Garre el secretario técnico. El objetivo a medio plazo es volver a primera división y la construcción de unas instalaciones propias.


Inmediatamente empieza la nueva directiva a tomar decisiones deportivas. La primera es confirmar en su cargo a Lucas Alcaraz. Después y con el visto bueno de Gerardo Castillo renueva Quique Beltrán para enseguida realizar los dos primeros fichajes: Notario y Rafita (o Rafa Rodríguez), ambos del Guadix. A los pocos días ficha Aguilar y renuevan Fernández y Molina.


Parece que por fin el Granada va a cambiar sus anquilosadas estructuras y se va a dar paso a nueva savia y nuevas ideas. Pero también parece que esto es demasiado pedir, porque cuando todavía no se había llegado al plazo de finalización de la primera fase, en junio, ya se podía leer en Ideal que unos cuantos socios no estaban de acuerdo con el proceso. Gerardo Cuerva, José Aragón, Luis López, Eduardo Fernández-Fígares y Manuel Ortega Rosillo se entrevistan con Luis Rivas, que todavía es presidente en funciones, y le piden su paralización porque «no es el mejor momento para llevarlo a cabo». Más bien suena a una conjura de viejos paquidermos del granadinismo que quieren evitar el desembarco en Recogidas 35 de Carlos Marsá y José Julián, o lo que es lo mismo, que quieren impedir que la nueva situación los relegue. El 19 de junio de 1997 este grupo de socios presenta requerimiento notarial para la paralización del proceso de conversión en SAD.


Pero cuando todo está listo y ya se han hecho hasta las fotos de la nueva entidad, salta la noticia de que existe un desfase de casi ¡800 millones! entre el informe contable que en su día presentó el presidente Cándido Gómez a Lazasur para la venta del campo y la auditoría encargada por la directiva que quedó al frente del club tras la dimisión de Candi. Y claro, la Comisión Mixta (Consejo Superior de Deportes, Federación Española de Fútbol y Liga de Fútbol Profesional), no puede dar el visto bueno. Este desfase impide por el momento que la nueva SAD sea registrada en el Consejo Superior de Deportes, y así lo hace saber la Comisión Mixta que considera que no se puede determinar fehacientemente el patrimonio neto actual de la entidad de acuerdo con la documentación aportada, e insta al Granada a presentar una nueva solicitud y acompañarla de otra auditoría que refleje exactamente las deudas del club. Como vemos, ni siquiera en estos momentos de deudas a cero o casi, hay forma humana de saber la auténtica situación económica del Granada CF de nuestras cuitas. Esto se conoce el 18 de julio de 1997 y ese mismo día presenta su dimisión Luis Rivas, presidente en funciones desde la espantá de Candi. A todo esto y aunque sólo hace un año desde la venta del viejo Los Cármenes, ya tiene el club un déficit de más de cien millones.




La Comisión Mixta echó para atrás la flamante SAD Granada CF pues en la documentación que se le presentó existía un desfase de 800 millones que impedía conocer el patrimonio neto del Granada CF. O sea, el informe económico de Candi, en el que se supone estaban incluidas todas las deudas del Granada y que se traspasó a Lazasur para que esta empresa se hiciera cargo de su pago cuando adquirió el viejo Los Cármenes, sumaba 800 millones más que una auditoría encargada por Luis Rivas un año después.

¿La situación económica del Granada es la que dice el informe de Candi o éste se infló y es más real lo que dice la auditoría de Rivas? O lo que es más peliagudo, ¿podría tratarse de un as oculto en la manga de algún notable del granadinismo para ser usado cuando conviniera? ¿de ser otras personas las que hubieran adquirido la mayoría de las acciones de la nueva SAD hubieran sucedido las cosas de otro modo?

Abortada la SAD y dimitido Luis Rivas, el Granada CF está nuevamente en situación de desgobierno. Desde la Federación Andaluza se aporta la solución de que quede el club regido por una gestora encabezada por Julián y Marsá. Julián parece estar de acuerdo, pero pronto Marsá manifiesta que no continuará si no hay SAD y acusa abiertamente a Gerardo Cuerva de ser el responsable y gran manipulador de la situación que ha desembocado en el rechazo de la Comisión Mixta: «No quiere un nuevo Granada por si se levantan las alfombras y sale lo que no debería salir. Es enemigo del cambio, porque es una de las figuras del tenebroso pasado del Granada. Si seguimos en este asunto nos encontraremos siempre con la oposición de las ?momias? del Granada. Cuerva es una de esas momias porque no hay que olvidar que cuando el Granada fichaba a Echecopar y compañía, él ya estaba ahí para darles la mano». También manifiesta a Ideal de 29 de julio de 1997 que «nos vamos porque no nos dejan entrar». Muy pronto se apea del carro Marsá como se ve. Parecería que su ego no tolera ser el segundo en algo.

Por su parte Gerardo Cuerva responde que «Marsá parece tener un odio mortal hacia el Granada. No ha sido socio y ahora se quería quedar con el Granada a través de esa SAD fantasma. En este momento se quita de la circulación porque no es socio y no puede pertenecer a la gestora».

Lo que impide la conversión en SAD es un simple desfase contable, fácilmente subsanable ?o eso parece a los profanos- con la presentación de una nueva auditoría. Pero hablamos del Granada CF lo que equivale a decir que el montante de sus deudas es un secreto mejor guardado que los de Fátima desde ni me acuerdo. El caso es que al retirarse Marsá, previa devolución de lo aportado, ya nunca más se ha vuelto a plantear en serio esta operación que, de haber concluido con éxito en las fechas que nos ocupan, nunca se sabe y ya se ha visto que las sociedades anónimas futboleras tampoco han sido una panacea que se diga, pero quizás se podrían haber evitado muchas y penosas cosas que vinieron poco después.

La solución es que Miguel Prieto, como delegado de la Federación Andaluza de Fútbol en Granada, designe una junta gestora que se haga cargo del Granada CF. A principios de agosto de 1997 queda formada la junta gestora. Será presidida por Francisco Jimena, al que acompañarán el propio Miguel Prieto, Jesús Garrido Cara y Abelardo García Domínguez, entre otros. Una de sus primeras decisiones es fijar el precio de los carnés y contratar al rival del Trofeo Granada, el Jaén, de Segunda A.

La plantilla, prácticamente la misma de la temporada anterior, con sólo las novedades de Notario, Rafa Rodríguez y Aguilar (tres buenos fichajes, legado de la breve SAD), se mantiene ajena y sigue su concentración de pretemporada en la Sierra. Terminada la estancia serrana tenemos ocasión de ver al nuevo Granada 97-98 en la disputa en Los Cármenes, el 13 de agosto, del que se llamó I Trofeo Diputación, patrocinado por la corporación provincial, que consistió en un tres en uno entre los tres equipos granadinos de 2ª B, porque al Guadix, que ya estaba desde la temporada anterior, viene a sumarse ésta el Motril, recién ascendido de la mano de Miguel Novo. En los primeros cuarenta y cinco minutos, el Motril del dúo Miguel Novo / Wilder Barcos y el Guadix de Antonio Serrano empataron sin goles, mientras que el Granada derrotó a ambos por el mismo resultado, 1-0. Acudió poquísimo público y hubo también muy pocas cosas destacables, a no ser el gran gol de Roberto Martínez al meta Víctor, del Guadix, en los segundos cuarenta y cinco minutos, o el de Lucio al Motril, en jugada de estrategia. El Granada fue muy superior a los otros granadinos y fue justo vencedor. El Motril salvaría la categoría teniendo que disputar para ello promoción en la que superó al Mensajero. Por su parte el Guadix, al que se le había marchado gran parte de los jugadores de la anterior temporada, acabó descendiendo a Tercera como vicecolista varios partidos antes de concluir la liga.



Con tanto ajetreo e incertidumbre como los que caracterizaron la pretemporada granadinista 97-98, el acto oficial de presentación de la plantilla se había ido demorando hasta llegar a la segunda mitad de agosto, en que tiene lugar. Las caras nuevas son muy pocas, sólo tres (Notario, Rafita y Aguilar), a cambio han causado baja en el club el guardameta Ignacio y el carrilero Torres, ambos titulares la temporada anterior. La principal novedad es el presidente (por el momento de una gestora) Francisco Jimena, que regirá los destinos del club en las cinco cruciales temporadas que se avecinan.

Y tres días después, el 21 de agosto de 1997, el Jaén (Manu (Yepes 62’); Roteta (Pascual 73’) Cidoncha, Cabanillas (Somavilla 80’), Fernando (Nono 54’), Gallego (Geli 62’), Rueda (Puche 74’) Vicente Herrero (Robledo 62’), Rodri, Chumilla e Izquierdo (Abreu 74’)), recién ascendido a 2ª A, se adjudica el Trofeo de las bodas de plata, el XXV. Y lo hace derrotando al Granada 0-2 (Notario; Lucio, Arroyo (Quique 46’), Matxón, Antonio, Berruezo (Germán 84’), Roberto Valverde (Jesús Sierra 62’), Edu García (Pascual 84’), Roberto Martínez (Sergio Cruz 62’), Javi García (Rafita 46’) y Aguilar (Manolo 84’)). Apenas mil espectadores asistieron a esta descafeinada edición del Trofeo Granada (que ése sigue siendo su nombre).

El Jaén, recién ascendido a Segunda tras disputar sucesiva e infructuosamente cinco liguillas de ascenso, fue a la de seis a lograrlo. Su presidente era un granadino, Juan Carlos Hidalgo, hermano del periodista Nono Hidalgo, y el banquillo lo ocupaba el mismo míster que lo había conducido al salto de categoría, Quico Álvarez, que la temporada anterior había sustituido a Tolo Plaza. Del equipo se puede decir que se trataba de un bloque homogéneo integrado por jugadores la mayoría de los cuales venían compitiendo juntos desde varias temporadas atrás. Su principal figura seguía siendo el ya por entonces muy veterano delantero Rueda. Para su debut en la nueva categoría apenas se había reforzado y su fichaje más destacado era el del goleador y futuro granadinista Antonio Puche. En su andadura por la categoría de plata no le fue nada bien. Tras un comienzo francamente malo que le costó el puesto al entrenador y su sustitución por Manuel Jiménez, se movió toda la temporada por los puestos bajos de la clasificación para volver nuevamente al grupo IV de 2ª B pese a una buena reacción final. Nuevamente, por tanto, podía volver a hablarse de la maldición del Trofeo Granada, a pesar de que ningún participante había perdido la categoría desde 1991.

El nuevo Los Cármenes, prácticamente vacío, acogió este soso partido en el que lo jiennenses fueron mejores y se llevaron la mini copa de la fuente de los Leones merced a los tantos que consiguieron Izquierdo, cuando finalizaba la primera mitad, y Rueda, mediada la segunda, ambos aprovechando fallos de la cobertura local. Muy poco pudimos los granadinistas extraer de lo visto. El único rojiblanco que destacó fue Aguilar. Realmente el Trofeo año tras año va cada vez menos mereciendo su nombre y se va convirtiendo en un partido más de pretemporada sin mayores alicientes.

Apenas una semana después se inicia la liga y el Granada sólo cuenta con 1.200 abonados. El comienzo es malo, empate en Los Cármenes ante el Murcia en un mal partido al que asistieron poquísimos aficionados y en el que Berruezo falló un penalti. El grupo IV de Segunda B este año no cuenta con el Jaén ni el Jerez, ascendidos, pero sí está el Murcia, que viene a unirse a los Cádiz, Málaga, Córdoba, Almería y Huelva, es decir, vuelve a estar integrado por equipos potentes.




El Granada de Lucas Alcaraz, que en la 97-98 afrontaba su tercera temporada consecutiva en el banquillo, se desenvolvió casi toda la primera vuelta rondando los puestos de liguilla. Pero el juego del equipo empezaba a ser protestado por cada vez más parroquianos y las asistencias a Los Cármenes iban mermando. Para mediados de liga, en alguna de de las muchas tardes lluviosas y frías de aquellos inviernos granadinos de finales de los noventa, los espectadores se podían contar.

Una racha de diez partidos de los que sólo se gana uno, con derrotas en casa ante rivales como Isla Cristina, Cádiz y Betis B, deja al Granada muy alejado de los puestos de ascenso y al mismo tiempo le cuesta el puesto a Alcaraz en la jornada 26. Antes han venido algunos refuerzos en el mercado de invierno: Diego López, centrocampista organizador que jugó bastante; Santaella, jugador de ataque que ya intervino menos; y sobre todo, Corona, defensa central sub 23 cedido por el Sevilla, que se hizo enseguida con la titularidad y dio bastante consistencia atrás, línea en la que se andaba cojo después de lesionarse para largo Matxón. También viene un delantero chileno que es poco utilizado: Moretti.

Para sustituir a Alcaraz Jimena se trae a Aguirre Suárez. La última vez que pudimos verlo por estos andurriales fue cinco años atrás, aunque en calidad de secretario técnico. Fue en la pretemporada 93-94, en la que tras tres semanas de desencuentros con el técnico de entonces, Nando Yosu, se había vuelto a su Argentina. Pero el recién regresado Aguirre sigue sin tener una titulación válida para entrenar en España, por lo que se hace necesario buscar a alguna persona que sí tenga la cualificación para que sea oficialmente el entrenador, limitándose a aportar su título. Tras barajarse varios nombres, incluido un desconocido taxista de Fuengirola, finalmente se recurre a Juanjo Enríquez, que fuera jugador del Atlético de Madrid y que apenas tiene experiencia en los banquillos.

Mientras viene o no viene Enríquez, el “negro” Aguirre Suárez dirige a los rojiblancos en dos partidos que se saldan con un empate en el campo del Almería CF y una derrota en casa ante el Huelva. Realmente los métodos del argentino, que plantea una táctica parecida a una especie de insólito e inoperante 2-2-2-2-2, sólo tenemos oportunidad de verlos de cerca en el partido contra el Huelva, el cual se pierde dando muy mala imagen y transmitiendo la idea de que el nuevo técnico no es muy respetado que se diga por sus pupilos. Y sucede que el que había venido para figurar sólo como entrenador oficial no asume ese papel segundón y toma todo el protagonismo en el banquillo, por lo que a partir de la jornada siguiente Juanjo Enríquez es el entrenador de derecho pero también de hecho, y Aguirre Suárez nuevamente regresa a Argentina. Es por ahora la última de las múltiples visitas del que fuera “el cacique del área”, que si de futbolista triunfó en Granada, de técnico le fue francamente mal cada vez que lo intentó.

Enríquez, aterrizado como mero aportador de carné se revela sin embargo, si no como un buen técnico, porque el juego del Granada sigue sin entusiasmar, al menos como alguien a quien los jugadores parecen obedecer. Con prácticamente la única variación de dar entrada en el lateral derecho a Javi García en detrimento de Lucio, consigue que el equipo reaccione, encadenando seis victorias consecutivas que vuelven a dejarlo cerca de los cuatro primeros y vuelven a convocar a un número considerable de hinchas rojiblancos. Pero a falta de tres jornadas la inoportuna derrota en casa ante el Polideportivo Almería vuelve a alejarnos de los puestos de privilegio. El empate sin goles en Isla Cristina (dirigido por Chaparro) en la jornada 37 deja todo para el último partido en Los Cármenes, donde es necesario ganar para acceder al cuarto puesto. El rival es el Lorca, que también necesita la victoria, pero para no descender.

En Los Cármenes, en un partido de infarto, pudo el Granada cumplir su objetivo y clasificarse cuarto al derrotar al Lorca 1-0. Casi no faltó ningún ingrediente aquella tarde para que la emoción hiciera galopar los corazones rojiblancos y para que éste sea uno de esos partidos que siempre se recuerdan: campo lleno, lucha intensa, un portero improvisado (Corona) por expulsión de Notario una vez hechos los tres cambios, un único tanto que dio la victoria y que llegó de penalti con el tiempo casi cumplido. Fútbol de calidad no hubo, la verdad, pero es que Segunda B no es precisamente una categoría que lo derroche, y además las circunstancias no eran las más propicias. En cualquier caso se trata de un partido para el recuerdo. La victoria de penalti transformado por Aguilar cuando faltaban menos de cinco minutos desbordó el entusiasmo de la hinchada, que invadió el terreno para felicitar a los suyos. Al domingo siguiente nos esperaba la tercera liguilla de ascenso a Segunda.



En el tercer intento por dar el salto de categoría que fue la liguilla de ascenso 1998, el bombo depara como rivales nuevamente a dos filiales de equipos de primera: Mallorca B y Athletic de Bilbao B, más el Cacereño para completar. Los extremeños son el primer rival. Y la cosa empieza francamente bien, con victoria granadinista en Cáceres gracias a un solitario gol de Pascual. Es la primera vez que el Granada se estrena en una liguilla con una victoria. Y es una victoria importante por conseguirse ante un equipo que brillantemente ha concluido la liga como campeón destacado del grupo I.

Mejor aún se ponen las cosas después de que en la segunda jornada se consigue una nueva victoria, 2-0 (Manolo y Jesús Sierra) frente al filial bilbaíno, que cuenta con jugadores como el portero Lafuente, aunque el titular es Izkoa, granadino de nacimiento e hijo de Javier Izcoa (así escrito por entonces) que fue guardameta del mejor Granada; o como César Caneda y Mario Bermejo, que ya han debutado en primera; u otros como Gaizka Garitano, Ruiz Otxoa, Gartzen, Ibón Begoña y Katxorro.

La tercera jornada supone un frenazo porque los nuestros caen derrotados en San Mamés por un gol que llega de un tonto penalti con el tiempo casi cumplido.

Pero todavía las opciones son muy altas. Hasta que en la cuarta jornada en un lamentable partido en Los Cármenes se tira todo por la borda y se puede decir que el Granada se autoderrota (1-2) ante el Cacereño, con penalti fallado por Aguilar y detenido por el ex granadinista Carlos Gomes (o Gómez), que durante su paso por nuestra tierra no se caracterizó precisamente por su buen hacer bajo los palos, y que hizo que el posible 2-1 se convirtiera en el 1-2. Dos goles de patio de colegio superaron el conseguido previamente por Pascual. Notario, muy acelerado, no tuvo su tarde y entregó en bandeja el segundo al ex maracenero y hoy cadista Enrique. La clave del no-ascenso estuvo en esta derrota.

Las circunstancias obligan al Granada a tener que ir a vida o muerte en las dos siguientes y definitivas jornadas, en las que sólo le vale la victoria en ambas. Porque resulta que al rival que queda, el Mallorca B, le vale el empate para ascender ya que ha ganado los cuatro partidos y además juega en casa. El filial mallorquinista cuenta con jugadores como Albert Luque, Gibanel, Martí, Maldonado, Ramis, y los futuros granadinistas Josemi, Ramón y Nené (aunque estos dos últimos no jugaron). Con un planteamiento de Enríquez muy abierto, buscando la victoria, el Granada no le perdió la cara al partido en ningún momento y llegó a empatar por dos veces (ambos goles de Manolo) un marcador adverso merced a dos goles en los que un Notario, espiado por observadores de equipos de primera, volvió a no estar fino. Los primeros compases de la segunda parte fueron por completo para los rojiblancos (de azul y blanco) que, volcados sobre la meta mallorquinista, llegaron a fallar hasta tres clarísimas ocasiones. Pero los huecos dejados atrás permitieron que un jovencísimo y veloz Josemi (se lo perdonaremos por lo del Guadalajara) fulminara al Granada con dos goles en sendos rápidos contraataques. Acortó distancias Sergio Cruz y estableció el definitivo 4-3 ya sin tiempo para más.

No pudo el Granada repetir la gesta de casi treinta años justos atrás, cuando en este mismo escenario también salió derrotado, pero con la condición de primerdivisionista bajo el brazo. Lo del Granada y las liguillas de ascenso es para llorar. También es mala suerte tener que ir a tropezarse con este equipo en el mejor momento de toda su historia. Nunca el filial mallorquinista se vio en otra igual ni nunca lo integraron futbolistas de tanta calidad como los que se alinearon precisamente en aquella liguilla.

La derrota en Mallorca convirtió en mero trámite el partido que faltaba. En Los Cármenes ante menos de mil personas se anotó el Granada una inútil tercera victoria por 2-0 (Corona y Manolo) frente al ascendido Mallorca B, ya a finales de junio. Nueva liguilla maldita y nueva decepción. Fracaso rojiblanco casi simultáneo al de España en el Mundial de Francia. Un año más en el pudridero de Segunda B y mientras tanto el déficit engordando y engordando.

Finalizaba así otra temporada crucial en la historia del Granada, la de la ilusión por un ascenso que se intuyó cercano y otra vez las malditas liguillas frustraron. Pero sobre todo la de la SAD que no fue. La transformación de los clubes de fútbol en sociedades por acciones -ya se ha visto después-, salvo contadas excepciones, tampoco han acabado por solucionar los males del fútbol. Pero no cabe duda de que esa modernización de estructuras podía haber cambiado mucho el futuro inmediato y, por ende, lo que vino después.