EL ONCE FANTASMA

Pedro Escartín bautizó al Granada CF (el Recreativo Granada) con el apodo de "Once Fantasma" cuando este club era un recién llegado a la competición pero ya andaba codeándose con equipos de solera y aspiraba a lo máximo.
En este libro se narran las vicisitudes por las que atravesó el Recreativo en sus cinco primeros años de existencia y también se recogen los sucedidos ciudadanos más impactantes de aquella época revuelta que fue la de la II República.
En la foto de cabecera se ve al Recreativo que se enfrentó al Gimnástico de Valencia en el campo madrileño de El Parral, 21 de febrero de 1934. De pie: Sosa, Tomé, Calderón, Luque, Itarte, Carrera, Victorio y Tabales; agachados: Gomar, Morales y Herranz.
Para adquirir un ejemplar firmado y dedicado por el autor (20 €), dirigirse a
jlramostorres@gmail.com


Historia del Granada CF



lunes, 18 de abril de 2022

LÍDERES

El veterano Sosa, autor de un gol de penalti frente al Mestalla

 

Victoria ante el Mestalla y arranque del Granada B con dos positivos

Si frente al Castellón se podía hablar de deja vu en el sentido de ser el partido que abría la temporada en Los Cármenes, el de la séptima jornada, visita del filial valencianista, también tuvo bastante de lo mismo respecto del de la temporada anterior frente al mismo rival. En la 48-49 la visita del Mestalla llegó en la jornada seis pero la fecha fue casi idéntica (sólo con un día de diferencia); hacía un año, igual que en el presente, el equipo visitante fue gran parte de los noventa minutos ganando hasta que al final y con la subida de Millán a la vanguardia, se pudo dar la vuelta al resultado; aquél terminó con victoria rojiblanca 4-2 y éste con resultado de 3-2 y también entonces como ahora los jóvenes valencianos (con algún veterano como el futuro granadinista Sáenz) dieron un gran partido y fueron mejores que los locales, pero perdieron sólo porque el Granada derrochó pundonor y también tuvo algo de suerte.

En el partido de la presente temporada los valencianos ganaban 1-2 al descanso, el segundo de sus goles de pies de otro futuro granadinista y uno de los más destacados del partido, Ibáñez. Pero en la segunda parte el Granada consiguió pronto el empate por un penalti marcado por Sosa y cuando faltaban dos minutos para el final, Millán, que había estado muy poco afortunado en su actuación en el eje de la defensa, cazó un balón suelto en el área mestallista y marcó el gol de la victoria, que fue recibido con enorme júbilo por la hinchada, que ya daba por consumado el tropiezo.

El debutante en Granada y en la categoría (sólo actuó esta temporada) árbitro murciano Bernabéu, otro de la nueva hornada de trencillas que tanto abundaron este año, anuló un gol de Luiqui después de haberlo concedido y ante las protestas y zarandeos mestallistas. A continuación, perdida su autoridad según las crónicas, unos y otros jugadores se enzarzaron en violencias que el nuevo árbitro no supo cortar. La victoria volvió a dejar al Granada como líder en solitario, un punto por encima del Murcia y el At. Tetuán.

Mientras tanto el filial Granada B se estrenaba en la liga y en la categoría de Primera Regional Preferente ganando a domicilio en Peñarroya 1-3, en un partido de la primera jornada que debía haberse jugado en Granada pero que de común acuerdo los clubes cambiaron su orden. Frente al mismo rival con el que en la temporada anterior los canteranos granadinistas se proclamaron campeones aficionados de Andalucía y en un gran partido según las crónicas, en especial de Méndez. El Granada B, que pudo contar con varios profesionales del primer equipo, se colocó segundo en la tabla.


 Morales y Millán al remate en un lance del partido Granada-Mestalla


Sensacional victoria en Tetuán. Dos puntos más para el filial

La jornada ocho deparó el viaje de los rojiblancos al norte de África para enfrentarse con el At. Tetuán, el equipo de la capital del Protectorado español de Marruecos, un rival directo, el tercer clasificado del grupo y sólo un punto por debajo del Granada. Eran sus principales figuras dos jóvenes que empezaban: el defensa Matito, que años después y jugando en el Valladolid alcanzará la internacionalidad absoluta; y el centrocampista Ramoní, que no llegará a completar la temporada en el equipo norteafricano al fichar por el Sevilla, otro que años después vestirá la camiseta de la selección A y que a finales de los cincuenta será granadinista y formará en la foto de la final de Copa de 1959.

El partido, día del club, fue todo un acontecimiento en la ciudad marroquí. El campo se llenó por completo y en el palco presidieron el encuentro el Alto Comisario de España en Marruecos, general Varela, y el Jalifa Hassan Ben el Mehedi Ben Ismael. El público estuvo integrado en su mayoría por militares, sobre todo de reemplazo, con clara distinción de dos bloques según las crónicas: uno de soldados malagueños, quienes animaban a los locales y portaban pancartas (en una de ellas se veía un boquerón zampándose una granada), y otro de soldados granadinos. El colorido y la animación fue considerable, y en ese ambientazo los rojiblancos se afianzaron en el liderato al ganar 0-2 en un sensacional partido, los dos goles conseguidos por el canterano Ros.

Los dos puntos subieron la cuenta de positivos a +4 y distanciaron al segundo clasificado, ahora el Albacete, a dos puntos de distancia.

Simultáneamente, pero en Los Cármenes, con el orden de los partidos cambiado, acordado por ambos contendientes (o sea, se tenía que haber jugado en el Puerto de Santa María, pero eso sería en la segunda vuelta), el Granada B debutó ante su afición derrotando al Portuense por 3-0. El filial repitió la alineación que había vencido en Peñarroya y se alinearon los mismos profesionales de la primera plantilla que en tierras cordobesas, y con ellos y en una segunda parte extraordinaria supo imponerse sobre la muy dura defensa portuense. Dos hombres brillaron por encima de los demás, Méndez, como de costumbre, y Mas, que marcó un gol y dio en bandeja los otros dos. Precisamente la alineación del veterano Mas iba a traer bastante cola, aunque eso todavía no se sabía.


Mas, otro que quedaba de los años de primera. Su alineación en el filial trajo cola


El Granada B líder

Desde Tetuán el entrenador Cholín viajó en avión a su tierra vasca para ocuparse personalmente del fichaje de dos delanteros, y Millán quedó al frente de los entrenamientos. A los pocos días se conocieron varios nombres de posibles fichajes gestionados directamente por el míster desde San Sebastián, el más conocido se llamaba Arechavala, delantero del Bilbao y antes del Arenas de Guecho, y también sonó un tal Chelo, delantero centro del Tolosa, paisano del míster Cholín. Más de una semana después volvió el míster de su periplo sin traerse a nadie porque lo que pedían varios de los observados se salía de toda posibilidad para nuestro equipo. Finalmente, ninguno de los que habían sonado acabó firmando por el Granada.

La siguiente jornada traía a Los Cármenes al Albacete, otro recién ascendido, pero en esos momentos segundo clasificado, inmediatamente después del Granada, a dos puntos. La directiva, pensando en el desembolso que pronto tendría que hacer por los nuevos fichajes que se barajaban, estableció que el partido fuera día del club. A la vez, el mismo domingo, finales de octubre de 1949, el filial también jugaba en casa, disputando la tercera jornada de su grupo. Una vez más se intentó el cambio de fechas, para que ese partido se hubiera jugado a domicilio y el de la segunda vuelta en casa, pero el rival, el Antequerano no quiso transigir, por esa razón se decidió que el partido del Granada B se adelantara al sábado. Además, otra razón para adelantar el partido del filial era que en Granada durante toda la semana previa se venía celebrando una especie de congreso nacionalcatólico llamado Santa Misión, consistente en multitudinarios actos religiosos con sermones eternos y comuniones masivas, cuyo acto de clausura coincidía con el domingo en que Granada y Granada B debían jugar sus respectivos partidos.

El sábado 29 de octubre, el Granada B, con Mas nuevamente en sus filas, derrotó en Los Cármenes al Antequerano 3-2 en un partido insulso y de juego deslavazado (deslabazado, dice Jovi en Ideal), según las crónicas, y con esa victoria se reafirmó en la primera posición de la clasificación. Por el momento la campaña del filial era insuperable, tres partidos y tres victorias.


Recorte de Ideal del partido Granada-Albacete


Más líder al vencer al Albacete

Al día siguiente, domingo 30 de octubre, el Granada se convirtió en más líder aún derrotando en Los Cármenes al Albacete por 4-2, y se situó ya con tres puntos de ventaja sobre el segundo, ahora el Murcia, y cuatro sobre el tercero, el Alcoyano. El Albacete dio mucha guerra pese a jugar casi toda la segunda parte en inferioridad por lesión de su jugador Montoya. Hasta que en el minuto 88 Fraga no consiguió el cuarto gol rojiblanco se pasaron verdaderos nervios en el césped y en las gradas ante la mínima ventaja de los nuestros.

Seudónimo en La Prensa dice que el Granada jugó gran parte de los noventa minutos “al ralintí” (sic), fiándose de su ventaja de dos goles conseguida en la primera mitad, pero en la segunda apretaron los manchegos, quienes comparecían por primera vez en su historia en nuestro campo, y, como queda dicho, los nervios atenazaron a jugadores y público y hasta Candi hizo algo que nunca se le había visto como fue intentar un regate fuera de su área que por poco cuesta el empate. La preparación del partido fue tarea toda la semana de Millán ya que Cholín todavía estaba por sus tierras vascas, pero consta que la alineación la dispuso por teléfono el técnico y en ella figuró el propio Millán, reconvertido esta temporada ante la ausencia de Lesmes en defensa central y, como de costumbre, fue uno de los destacados.

El martes siguiente, día 1 de noviembre y fiesta en toda España, fue aprovechado por el Granada B para disputar la cuarta jornada de su grupo, para lo cual se desplazó a Cádiz para enfrentarse al Hércules gaditano, de donde se trajo una nueva victoria, 2-3. El pleno de victorias y de puntos en los cuatro partidos ya disputados lo situó líder destacado de su grupo de Regional Preferente. Mas jugó otra vez, en esta ocasión retrasado a la media, y el portero fue el suplente de Candi en la primera plantilla, Carbelo.

 

El Granada B sancionado por alineación indebida

Dos días después estallaba la bomba: el Granada B sancionado con la pérdida de tres puntos en la clasificación por alineación indebida de Mas. Todo lo habría ocasionado una reclamación del Portuense después de su partido de la segunda jornada, que perdió en Los Cármenes ante el filial por el resultado de 3-0. Según se lee en Ideal, esa reclamación había ocasionado la revisión de todas las fichas del Granada, resultando que, por un descuido, no estaban cumplimentadas las de los jugadores aficionados, lo que habría motivado que el Comité de Competición de la Federación Sur decidiera dar el partido contra el Portuense por perdido y además la resta de un punto más. Según la misma información, las fichas se habían presentado en su día dentro de plazo, pero fueron devueltas por la Federación por faltarles algunos requisitos, como ciertos certificados del Frente de Juventudes y el abono de derechos a la Mutualidad Deportiva de cada jugador, es decir, por una razón de forma.

El Granada inmediatamente presentó alegaciones en el sentido de que, al ser una infracción meramente burocrática, la sanción debía ser asimismo de igual naturaleza, y no deportiva, demostrando que en todo momento se había obrado de buena fe y no se había tratado de engañar con ese olvido. Los otros equipos que hasta ese momento habían jugado contra el filial (Peñarroya, Antequerano y Hércules de Cádiz, todos derrotados por el Granada B) imitaron al Portuense y presentaron también reclamación por ver si de esa manera sacaban algo, y en la prensa se habló de que si no se atendían las alegaciones del Granada, se estudiaba la retirada del equipo filial de la competición.


Maolico Hincha sobre lo de La Línea


Tropiezo en La Línea

Para el Granada continuó el calendario con la visita en la jornada 10, a primeros de noviembre, a la Balompédica Linense, cuasi colista, otro recién ascendido y que por primera vez se enfrentaba al equipo rojiblanco en partido oficial, aunque en este caso existía el precedente de al menos tres partidos amistosos.

En La Línea de la Concepción se acabó la racha de tres victorias consecutivas y los rojiblancos fueron derrotados 2-1, aunque ese resultado no le impidió continuar en el liderato del grupo sur de segunda, ahora ya con dos puntos de ventaja sobre el segundo, nuevamente el Albacete.

Las crónicas llegadas de la ciudad gaditana describen un panorama aterrador y dicen que fue una encerrona para el Granada: hasta seis rojiblancos acabaron lesionados en un partido malísimo que se caracterizó, más que por el juego, por la violencia empleada por unos y otros, en especial los locales, y con la connivencia de los jueces de línea (en aquellos tiempos no eran neutrales, sino que eran trencillas locales), que cortaban cualquier jugada de ataque granadinista.

El ariete Morales hubo de retirarse lesionado a los diez minutos de juego para volver después muy mermado y actuar en un extremo como figura decorativa, que se decía. La inferioridad de los rojiblancos obligó a dedicar toda la segunda parte a defender el empate a un gol hasta que, faltando diez minutos, siempre según las crónicas, todas de periodistas locales, en un barullo ante la portería de Candi, el jovencísimo (19 años) Juan Vázquez, que debutaba, futuro granadinista con foto en la final de Copa de 1959, mandó el balón a la red ¡con la mano!, en una acción muy protestada por los nuestros, pero de nulos resultados. El presidente, Joaquín Serrano, presente en el campo del Linense, remitió en nombre del club una protesta ante la Federación nacional por la actuación del árbitro ceutí, Blanco Muñiz (otro de los de la nueva ola arbitral; sólo actuó en segunda esta temporada), y de los liniers, también sin resultados positivos, y la directiva decidió que a partir de ese momento se solicitarían jueces de línea del mismo colegio que el árbitro principal para todos los partidos a domicilio del Granada CF.


 Recorte de Ideal sobre la paliza del Granada B al filial malagueño


Escardón del Granada B

En Granada mientras tanto hubo mini derbi, es decir, se enfrentaron los filiales del Granada y del Málaga en la quinta jornada, ambos ocupando respectivamente la primera y la segunda plazas de su grupo de Primera Preferente al haber ganado los cuatro partidos ya disputados. En un gran partido los blanquiazules derrotaron al Malagueño de paliza, 6-1, y se afianzaron en el liderato, aunque dicho primer puesto por el momento no podía ser oficial dado que estaba pendiente la resolución de la reclamación granadinista ante la sanción de tres puntos, sobre la que existía confianza en que las razones del Granada serían atendidas y devueltos los puntos restados.

El cronista de La Prensa narra que el partido del filial fue sensacional, consiguiendo con su juego anonadar en la segunda mitad a otro fenomenal equipo como el Malagueño, destacando muy por encima del resto Mas (marcó dos goles), quien hasta el momento sólo se había alineado en dos encuentros con el primer equipo y que en el Granada B había alcanzado una segunda juventud que justificaba de sobra acudir a sus partidos. A este respecto hay que decir que los partidos del Granada B venían cada domingo concitando casi igual cantidad de público que los de la primera plantilla.

 

Otro palizón, ahora al Cartagena. Primera derrota del filial

No revistieron gravedad las lesiones de los tocados en la “batalla de La Línea”, excepto la del centro delantero Morales, el único que estuvo ausente del once titular para la siguiente jornada, ya la once, sustituido en esa posición por Luiqui. La recomposición de la delantera dio entrada en el once al canterano Cea, autor de dos goles, quien debutaba esta temporada en el primer equipo. Por otra parte, dado su gran estado de forma y los sensacionales partidos que venía realizando con el filial, volvió Mas al primer equipo y fue uno de los destacados (marcó un gol).

El Granada consiguió una nueva victoria, ésta de palizón, 6-1 (el tercero ya que en lo que se llevaba de calendario junto al 6-0 al Castellón y el 7-2 al Salamanca) frente a otro recién ascendido por la ampliación de la categoría, el Cartagena, al que derrotó en una gran segunda parte. Con los dos puntos volvió nuestro equipo a poner tierra de por medio con sus inmediatos perseguidores, distanciando al segundo clasificado (ahora el Murcia) en tres puntos.

En la crónica de La Prensa nos llama la atención su comentario final. En él, Seudónimo (Saucedo Aranda), el firmante habitual de las crónicas de este semanario, dice que en este partido se pudo ver, ya de forma oficial, el que llama arbitraje en diagonal, o sea, el árbitro desenvolviéndose sobre el terreno de juego en diagonal, de un córner al opuesto, mientras que los jueces de línea no traspasan la línea que delimita cada campo. Y añade Seudónimo que el señor Galende siguió el nuevo sistema y su actuación fue muy buena y sin errores.

Al mismo tiempo el filial Granada B jugó en Utrera su sexta jornada, pero se vino de vacío al perder por 1-0, poniendo fin así a su magnífica racha de cinco victorias consecutivas. Manolo Ibáñez hubo de recomponer su equipo al no poder contar con dos titulares como Cea y Mas, ambos protagonistas de la victoria del primer equipo frente al Cartagena. Para sustituir estas ausencias volvió Ros y al mismo tiempo debutó un jugador del segundo filial, Toto, del Granada C. Montilla falló un penalti faltando dos minutos para el final que hubiera supuesto el empate. La derrota, la primera cosechada, no le supuso perder el liderato, aunque fue alcanzado en puntuación por el At. Malagueño, siempre a la espera de la resolución del recurso contra la sanción de tres puntos por presunta alineación indebida de Mas en el partido del Granada B frente al Portuense.


 Otro recorte de Ideal, éste sobre la victoria ante el Cartagena


Derrota en Elche y victoria del Granada B ante el Morón

El 20 de noviembre de 1949 jugó el Granada su partido correspondiente a la jornada 12, en Elche, otro recién ascendido. Una nueva derrota, 1-0, ya la cuarta de lo que iba de liga, fue el resultado. Las crónicas, todas de periodistas forasteros, dicen que el Granada jugó bastante mal y que no se explican cómo puede un equipo así ser líder. Sólo salvan a Millán, Rey y Candi. El único gol del partido fue obra de Toñín en propia meta. Debutó esta temporada en el primer equipo el jugador del filial Manolo Méndez, incrustado en la media. En la recta final del encuentro Cholín recurrió a poner en punta a Millán, ocupando su puesto el debutante Méndez, pero no dio resultado la medida y con una derrota se volvieron los rojiblancos de Elche. No se perdió el liderato, pero el efecto inmediato fue el de que se acercara el Murcia, en la segunda plaza, a sólo un punto.

Por su parte, el Granada B obtuvo en Los Cármenes una nueva victoria derrotando al gallito Morón por 5-3. Fue un triunfo muy trabajado y que nunca estuvo claro a pesar de jugar el filial reforzado con los jugadores de la primera plantilla Barnet, Mas y el mismísimo Trompi (los tres estuvieron sólo discretos), recién salido de una enfermedad que le había mantenido alejado de los terrenos desde hacía más de un mes. Acusó en exceso el Granada B la ausencia de su mejor hombre, el central Méndez, sustituido por Esturla, del Granada C, a quien culpan las crónicas de los tres goles visitantes.


El Granada B, reforzado con varios del primer equipo, que derrotó ampliamente al Morón. De pie: Paquito, Barnet, Julio, Esturla, Rivera, Mas, Atanasio y Urquiza (portero suplente); agachados: Cea, Requena, Trompi y Jaime


El Granada B no puede ascender, dicen desde Sevilla

El domingo siguiente a la derrota en Elche fue de descanso para la primera plantilla al sufrir un parón la liga para que se disputaran las primeras eliminatorias de copa. Nuestro equipo salió exento por sorteo de esa primera ronda, estando previsto su estreno en esta competición ya en Navidad.

Como el filial tenía que viajar a Sevilla para enfrentarse al Coria, se aprovechó el desplazamiento para que el presidente Joaquín Serrano y dos directivos acompañaran al equipo y junto a ellos viajó también el delegado en Granada de la Federación Sur, José Carmona Ros, todo con objeto de entrevistarse con los dirigentes federativos y obtener la resolución del recurso planteado desde la sanción de tres puntos sufrida por el filial. De no atender Sevilla la reclamación ya estaba preparado su traslado a la Nacional, basándose en el precedente de la temporada anterior en que se falló a favor del Talavera por un caso similar.

Por estos días también se planteó la posibilidad de que se negara al Granada B la posibilidad de ascender a tercera aun quedando campeón del grupo andaluz de la Regional Preferente, y en ese caso sólo tendría derecho a un trofeo, una copa. La razón estribaba en que el salto de categoría no podía realizarse por llevar el mismo nombre del primer equipo. Sin duda, la legislación de por entonces era muy distinta a la actual. Se pensó en esos momentos en que, llegado el caso, siempre habría tiempo de volver a cambiar el nombre del primer filial y que éste volviera a llamarse Recreativo o cualquier otra denominación que no fuera precisamente la de Granada. Fue una cuestión que quedó planteada y sin aclarar y que meses después traerá bastante cola.

 

Derrota del Granada B en Coria

El Granada B, reforzado con el jugador de la primera plantilla Luiqui, disputó la octava jornada de su calendario a finales de noviembre en el campo del Coria, de donde, como en su anterior salida, tampoco se pudo traer nada, cayendo derrotado 4-3. No obstante, según contaban los expedicionarios a su vuelta, el resultado fue del todo injusto y la culpa de la derrota fue exclusivamente del árbitro, el sevillano Caballero, con quien ya había tenido el filial un anterior encontronazo en la final andaluza de la copa de aficionados disputada en el Nervión sevillano dos temporadas atrás, cuando este referí señaló un más que dudoso penalti con el que el Sevilla amateur derrotó al todavía Recreativo en la segunda prórroga de aquella final. En esta ocasión, el trencilla señaló dos penaltis muy protestados en contra de los blanquiazules, el segundo casi en el descuento, y con él se rompió la igualada a tres goles sin tiempo para reaccionar. La derrota sin embargo no significó la pérdida de la primera plaza porque el filial malaguista también tuvo un tropiezo.

 

 

CALLEJEANDO


El Rey Abadlá de Jordania y el alcalde Gallego Burín


El Rey Abdalá I de Jordania en Granada

            Acontecimiento de los gordos en Granada, un evento de los que se recuerdan mucho tiempo, similar la estancia de Eva Perón dos años antes, fue la visita del rey Abdalá I de Jordania en septiembre de 1949, Abdallah (o Abdullah) I Rey del Jordán para la prensa de la época.

El régimen de Franco, aislado internacionalmente a raíz de las resoluciones de las Naciones Unidas, andaba muy necesitado de amigos y los encontró en el Oriente Próximo, donde estaba muy candente la cuestión israelí. Apenas un año antes había nacido el estado de Israel y había tenido lugar la primera de las guerras árabe-israelí, en la que uno de los contendientes fue el también recién creado estado de Transjordania, que después cambiará su nombre por el de Reino Hachemita de Jordania, cuyo primer monarca fue Abdalá I, aunque este estado ya existía desde los años veinte, pero como una colonia más del Imperio Británico hasta que en 1946 se independizó. España (Franco) fue uno de los primeros países en reconocer diplomáticamente al recién creado, un estado de fronteras artificiales incrustado en medio del avispero que era (y sigue siendo) Oriente Próximo y que no contaba con todas las bendiciones de las potencias mundiales, en especial de la URSS, que vetó en principio su ingreso en la ONU, con lo que ya teníamos algo en común con esa nación árabe. Ambos “monarcas”, Abdalá y Franco, buscaban apoyos internacionales en momentos comprometidos. Así, el rey jordano fue invitado a visitar España para afianzar relaciones comerciales con el Guardián de los Santos Lugares y reafirmarse en la lucha conjunta contra el comunismo, subrayó la prensa del momento (y también, claro, aunque esto no lo decía la prensa, para explotar propagandísticamente la visita). El domingo 5 de septiembre de 1949, el mismo día que el Granada se estrenaba en la liga 49-50 con una derrota en Córdoba, en el barco que le traía desde Inglaterra, Abdalá I llegaba a La Coruña siendo recibido por el mismísimo Franco en persona y Guardia Mora, que «estrechó su mano y cambió cariñosas frases de salutación». Era el primer jefe de estado que visitaba España desde 1936.

Ese mismo día comenzaron en nuestra tierra los trabajos de preparación de la estancia del rey Abdalá que, como no podía ser de otra manera, tenía entre sus visitas programadas la de dejarse caer por Granada una semana después de su arribada a España. Todo tenía que estar minuciosamente programado y especialmente espercojados los lugares penibéticos que iban a ser contemplados de cerca por el ilustre visitante. Ideal informa de que en el hotel Alhambra Palace se le ha reservado toda la primera planta al rey y su séquito, alojándose en las llamadas habitaciones reales, en esos momentos ocupadas por el hijo del sultán de Marruecos, el futuro Hassan II, los mismos aposentos por los que ya pasaron altas personalidades, como en su día el rey Alfonso XIII o más recientemente Eva Duarte. Se van a amueblar con artísticos enseres, cortinajes y tapices, lámparas de china, bronces, relojes antiguos y cornucopias. Del mismo modo, también se empieza a adornar profusamente la plaza de toros con tapices y guirnaldas y se dibujarán sobre la arena con serrín de colores los escudos y banderas de España y Jordania. La fachada del Palacio de Carlos V lucirá iluminada y en su patio se celebrará una cena de gala, para lo cual se instalará en su centro una fuente con surtidores, dándole también luz y colorido a los Jardines del Partal. El comentario de prensa se cierra haciendo un llamamiento a los granadinos para que engalanen balcones y fachadas con reposteros, colgaduras, banderas y mantones de Manila.

En días siguientes continuaron haciéndose públicos más preparativos para la visita del ilustre personaje: fuerzas de Regulares de Alhucemas en uniforme de gala formarán ante la fachada del Palacio de Carlos V y del Alhambra Palace. Por fin, la víspera de la visita regia, Ideal entra en detalles acerca de la riqueza entre la que se va a mover el visitante, destacando la cama con baldaquino sobre la que reposará, de bronce, con más de dos siglos de antigüedad, propiedad de un particular que la cede, así como la sillería de la habitación real, en caoba, aportada por la Facultad de Letras.


La arena de la plaza de toros con dibujos a base de serrín de colores

El 12 de septiembre, lunes declarado festivo en nuestra tierra, proveniente de Madrid, su segunda etapa tras La Coruña, aterrizaron a la una de la tarde en Armilla los tres trimotores Douglas que traían al monarca hachemita y su amplio séquito. Su recibimiento, con toda la corporación municipal bajo mazas y en traje de etiqueta, fue ante el monumento a Isabel la Católica y Colón, a la entrada del Paseo del Salón. En coche de caballos el rey jordano acompañado del alcalde Gallego Burín y del ilustre arabista y académico, Emilio García Gómez, quien durante toda la estancia española sirvió de intérprete, flanqueados por la Guardia Municipal a caballo y en uniforme de gala, se trasladaron a sus aposentos en el hotel Alhambra Palace por un recorrido adornado de gallardetes y banderas y entre una inmensa multitud que copaba las aceras.

Por la tarde el hachemita fue obsequiado con una corrida de toros en el coso de la avenida del Doctor Olóriz, completamente abarrotado. En otro palco asistían también al espectáculo el Alto Comisario Español en Marruecos, general Varela, acompañando al Jalifa del Marruecos español, que se encontraba tomando las aguas en el balneario de Alhama. Abdalá de Jordania sólo aguantó la mitad y se marchó después de que el cuarto toro saliera manso y hubiera de ser sacrificado sobre la arena porque no había modo de hacerle volver a los corrales. Era la primera vez en su vida (70 años) que asistía a una corrida, pero al día siguiente declaró el monarca a la prensa que observó que el cornúpeta olía en la arena el verde de la bandera jordana, lo que demostraba que buscaba alimento, y que de haberle ofrecido un brazado de hierba el animal se habría dirigido fácilmente al corral.

Por la noche, cena de gala ofrecida por el Ayuntamiento en el Palacio de Carlos V, amenizada por la orquesta y coro del conservatorio de música hispanomarroquí de Tetuán y por una rondalla granadina. A su terminación hubo visita nocturna a los palacios reales, iluminados para la ocasión. El rey jordano manifestó que la cena y visita a la Alhambra había sido una de las noches más agradables de su vida, de la que guardaría buen recuerdo.

Al día siguiente, martes 13, visitó el Corral del Carbón y después, a pie, la Alcaicería, para desembocar en la plaza Bib-Rambla y de ahí, en coches, por Gran Vía y carretera de Murcia, se trasladaron todos al Albaicín. Un paseo albaicinero por las calles del Agua, Plaza Larga, Arco de la Pesas a San Nicolás, contemplando el panorama de fama mundial. Vuelta a los coches y parada en la Escuela de Estudios Árabes, en la cuesta del Chapiz, y tras una breve visita, por Carrera del Darro y cuesta de Gomérez volvió a su hotel para un almuerzo guerrero con el general Varela, el ministro del Aire, general González Gallarza, y el capitán general de la IX Región, general González Badía.

La tarde fue dedicada a una nueva visita a la Alhambra, empezando por la Alcazaba y actuando de cicerone el director general de Arquitectura y a la vez arquitecto conservador del monumento, Francisco Prieto Moreno. El rey Abdalá se detuvo especialmente en los versículos y pasajes escritos en árabe en los muros alhambreños, para lo cual contaba con quien mejor supo interpretarlos, Emilio García Gómez, que fue catedrático de árabe de nuestra Universidad en los años de la República, toda una autoridad en la materia.

Nuevamente en coche partieron los presentes camino del Generalife, pero previamente la comitiva se dio una vuelta por el recién abierto Parque de Invierno, visitando el reloj de sol del Llano de la Perdiz y admirando la panorámica de picos y sierras que desde allí se ofrecen. En el Generalife la ciudad de Granada por medio de su alcalde obsequió al visitante con un presente, un centro de mesa en plata repujada labrado por artesanos de la tierra, y seguidamente se sirvió un té por el hotel Victoria (todavía no se conocía la palabra catering y además habría estado prohibida por extranjerizante), con su propietario Juan Fernández a la cabeza.

Todavía quedaba jarana esa misma noche: una fiesta gitana en los jardines del Partal, una zambra socromontana capitaneada por la bailaora Lola Medina, además de la actuación de la orquesta de Tetuán, el Trío Iberia y los muñecos de Mariano Morcillo.

Al filo de la medianoche se retiró el rey de Jordania a su alojamiento, y al día siguiente temprano emprendía viaje por carretera hacia Sevilla, teniendo previsto acabar su periplo español en la ciudad de Málaga.

Dos años más después de su visita a nuestra tierra morirá el rey Abdalá asesinado en Jerusalén en un atentado terrorista perpetrado por un activista palestino.


El Palacio de Carlos V engalanado


La moralidad nacionalcatólica

El arzobispo, Balbino Santos Olivera, publicó en noviembre de 1949 una nota en los diarios en la que decía que había tenido noticia -«con profundo dolor de nuestra alma»- de que la película Gilda, a pesar de haber sido en su día calificada por la censura diocesana con el expeditivo “no debe verse”, se está exhibiendo en algunos cines de la capital y también de pueblos de la archidiócesis.

Gilda se había estrenado en Granada, en el Coliseo Olympia, casi dos años antes, el primero de enero de 1948, pocos días después de su estreno en Madrid, aunque era una producción de 1946. A la España nacionalcatólica tardó en llegar y cuando lo hizo ya la había visto medio mundo, y en depende dónde y a quién, había escandalizado a más de cuatro. Al día siguiente en Ideal y con la firma “X” apareció una corta reseña en la que en general se pone bien el filme, aunque también merece para el anónimo crítico una nota negativa por su guion un tanto confuso, pero para nada se contienen en el breve comentario palabras tales como: impudor, inmoralidad o deshonestidad. Hasta cuatro días después no apareció en la prensa la calificación moral de la película, del Secretariado Diocesano de Acción Católica. Gilda mereció para el censor eclesiástico la calificación tajante de “no debe verse” (todavía no se había establecido la calificación moral con números del 1 al 4, según la “peligrosidad” del filme).

De la docena de películas que daban ese día en Granada los varios cines, hasta cuatro no debían verse y había una “peligrosa” para la Censura de Espectáculos de Acción Católica, que eran justamente las más concurridas por los paisanos en esas fechas de fiesta y vacaciones. Entre ellas, claro, Gilda, que llevaba ya seis días en cartel a sala llena. Precisamente esa intransigencia en aconsejar al personal desde los medios que no vaya a ver una determinada película provocará en poco más de un mes un conflicto entre los empresarios granadinos del espectáculo y el Ideal. Los propietarios de salas de cine y teatro, encabezados por el presidente del Granada CF, Ricardo Martín Campos, copropietario del Salón Nacional, decidieron retirar su publicidad del diario católico, una guerra que duró por lo menos cinco años y en ese periodo Ideal sólo incluirá en un pequeñísimo recuadro la calificación “moral” de todo lo que se exhiba en Granada, ahora a diario y dictada directamente por el Arzobispado.


La película Gilda, un mito de la España nacionalcatólica

Para cuando apareció en los periódicos el consabido “no debe verse”, Gilda la había visto ya toda Granada, pero tampoco consta que la película se convirtiera en el principal tema de conversación de la gente, sino que más bien se puede decir que, aunque al Olympia acudió gran número de personas, pasó por nuestras carteleras como otra de las muchas películas que se exhibían y poco más se puede añadir de particular. Diez días estuvo en cartel Gilda en Granada, donde, como en toda España, circularon mil versiones acerca de lo que presuntamente había cortado la censura oficial a continuación de las famosas escenas sugerentes de la película, sin embargo, se sabe que en nuestro país se exhibió sin apenas cortes.

En aquel 1948, en la provincia eclesiástica granadina nunca fue expresamente prohibida Gilda, como decretó en Las Palmas el obispo Pildain, ni hubo persona que arrojara pintura roja sobre las carteleras ni tampoco se vieron en Granada escenas tal que grupos de beatas enlutadas apostadas en la puerta del local donde se exhibía la película rezando a voz en grito por el alma de quien se acercaba a comprar una entrada, como sí que ocurrió en otras latitudes, sobre todo a raíz de que desde los púlpitos se lanzaran anatemas contra la película, sus exhibidores y todo aquel que la viera. Esto sugiere que, al menos por lo que se refiere a esta esquina de la Piel de Toro, de no haber sido por la ira furibunda de los de las sotanas, este film habría pasado en silencio y con más pena que gloria pues tampoco fue nunca el no va más cinematográfico.

Desde luego, la mejor publicidad que recibió la película Gilda fue gratis y la aportaron las hojas parroquiales, y se puede afirmar que sin los anatemas del integrismo clerical nunca se habrían creado los muchos mitos que desde entonces existen alrededor de este clásico del cine negro. Por eso mismo, algo más de un año después de su estreno granadino, en el verano-otoño de 1949, seguía la película dando muy buenas taquillas y parece ser que algunas copias piratas no faltaban en las fiestas mayores de muchos pueblos y casi clandestinamente se exhibían sin darle publicidad a la cosa, de ahí la nota oficial del arzobispo Santos.

Y es que en la España nacionalcatólica, hambrienta y miserable, la principal preocupación de la Iglesia no era otra que la moralidad. Una moralidad que sólo ponía el acento en los centímetros de carne exhibida y en los asuntos de alcoba. Así es de destacar lo que publica Ideal en agosto de 1949 acerca de la vestimenta de los cada vez más numerosos turistas que nos visitan: «El impudor de las playas trasciende ya a lugares públicos y a carreteras de una forma agresiva para las personas de conciencia honesta y honrada», dice el obispo de Málaga y futuro cardenal Ángel Herrera Oria en su homilía dominical, y afirma que los españoles hemos cometido pecados más graves de los que nuestros padres cometieron, «En el orden moral toleramos a los visitantes extranjeros lo que decorosamente no podemos tolerar y aceptamos las costumbres que nos impongan sin pasarlas por la aduana de nuestra conciencia católica y de nuestros tradicionales criterios sociales». Y añade el prelado que en aras de aliviar nuestra penuria de divisas o por imitar lo que hacen quienes creemos más avanzados y progresivos [sic], transigimos con lo que es ilógico, anticristiano y antiespañol. Qué diría este buen hombre si pudiera darse una vuelta por cualquier playa o piscina española de la actualidad en plena canícula.


 Último modelo femenino para baño

Por su parte, el obispo de Jaén, Rafael García y García de Castro, futuro arzobispo de la Archidiócesis de Granada, tres años antes había publicado una pastoral en la que decía que «a nuestra querida España la acosan los enemigos de Dios [], los organizadores, los cooperadores, los anunciantes, los participantes de estos bailes modernos, en pugna con la moral cristiana, faltan a sus deberes de cristianos y provocan en días de tantas amarguras y de tan crueles incertidumbres, la indignación divina.» O sea, los bailes modernos constituyen un peligro grave para la moral católica, y en su organización, dirección o propaganda no puede intervenir ninguna persona que ostente cargo en Acción Católica, cofradía o hermandad, y tampoco pueden estos mismos frecuentar esos bailes.

El arzobispo Santos Olivera volvió a la carga años después en una pastoral en la que anatemizaba los trajes de baño de las mujeres por su desvergüenza y ridiculez. De vestidos inverecundos e indecentísimos los tacha a la vez que carga contra el libertinaje de las playas y centros de veraneo. «Nos vamos acercando al salvajismo “civilizado”. El salvajismo de las selvas no es tan repugnante, porque no es tan provocador; procede de la ignorancia y carece casi en absoluto de malicia. El salvajismo “civilizado” tiende a romper las costumbres: se propone atraer la mirada lasciva de los hombres, no sólo en lo que se ve, sino en lo que se adivina.» […] Y la culpa la tienen ¿quiénes?, pues quien va ser: los masones: «Corromper la sociedad por medio de la mujer, y corromper la mujer por medio de la moda escandalosa, es el propósito de la masonería. La moda indecorosa es obra suya».

El españolito de a pie en aquellos años, según el clero, ni podía ir a bailes, ni podía tomar un baño a menos que se abrigara como en enero, ni podía evadirse viendo según qué película, ni tampoco podía hacer otras muchas cosas. La alternativa para evitar su condenación al fuego eterno eran las tropecientas procesiones, las misiones, las novenas, los triduos y besamanos o besapiés, que de esas cosas sí que había en abundancia aquellos años.

Eran otros tiempos y la idea de la moral y de los centímetros de carne que se podía mostrar en muy poco se parecen a las actuales. Tampoco se parece mucho el poder de influencia en la conducta de las personas de la Iglesia durante el nacionalcatolicismo al actual. Pero tanto entonces como ahora mismo, el personal de alpargata prefería el pecado y mayoritariamente no se tomaba en serio lo que con tanta vehemencia predicaban monseñores reverendísimos y eminentísimos.

 

Farsa Picasso

 También el arte debía sujetarse a cánones tradicionales y era posible leer en la prensa un titular como el que reza así: «Dice que es arte y se lo compran los museos», y debajo la foto de dos cuadros, dos engendros según el pie de foto, que responden al título de “Desnudo de mujer”, recién adquirido por la Colección Tate, y “Los tres músicos”, vendido al Museo de Arte Moderno de Nueva York, incomprensibles ambos, una muestra más de la farsa que es toda la vida del supuesto artista, comenta Ideal en un breve sin firma. El autor, continúa el comentario, sabe sacar provechoso lucro de sus excentricidades, aunque él mismo reconoce que muchas veces no sabe ni lo que pinta. Tiene todo lo aborrecible este supuesto pintor porque encima recientemente ha estado en la asamblea comunistoide que se llamó de la Paz y se ha dejado utilizar por comunistas de todo el mundo como representante de la intelectualidad artística en el campo marxista. Su nombre: Pablo Picasso.

Qué lejos este cínico de Picasso del otro pintor español universal, Salvador Dalí, quien fue librepensador, pero ahora es un convertido y se ha reconciliado con la Iglesia hasta ser recibido en audiencia por el Papa. Según Dalí, «un español, un mediterráneo, no puede ser comunista. España es la luz, el individualismo, la pasión, la caballerosidad, el quijotismo, el misticismo, el noble desinterés. Y Rusia es la uniformidad, la bruma, la brutal frialdad… Me atrevo a pronosticar que Picasso dejará de ser comunista, y que, a decir verdad, no lo ha sido nunca», concluye el comentario de prensa reproduciendo esas palabras textuales del pintor catalán.


Los Tres Músicos, de Picasso

lunes, 4 de abril de 2022

JOAQUÍN SERRANO PRESIDENTE


Montilla, Ros, Sueza, Díaz Cara, Barnet y Carbelo, fichajes para la 49-50, los cuatro primeros son canteranos pasados al primer equipo

 

Bajas y fichajes 49-50

            Terminada de manera frustrante la temporada 48-49, en la que se escapó por los pelos un ascenso a primera, la primera noticia futbolera de la 49-50 es la baja de los futbolistas: Valero, Díaz, Arencibia y Laureano Martín, aparte de la de Lesmes, que ya se había hecho efectiva antes de terminar el mes de junio, todos con la carta de libertad al terminar su contrato. En su lugar el primer fichaje fue el de Barnet, veterano defensa catalán que procedía del Sevilla y antes del Jerez, Levante y Español, que pertenecerá al Granada ésta y la siguiente temporada y jugará más bien poco. También se incorporó el joven Ibáñez, otro defensa, cuyo destino será el filial, el Granada B, procedente del Electrodo madrileño, equipo que disputó la temporada anterior la eliminatoria de octavos de final de la Copa de España de Aficionados precisamente con el filial; sólo llegará a alinearse en amistosos de pretemporada. No eran propiamente fichajes pero pasaron al primer equipo, con ficha profesional, los jugadores del equipo B Sueza, Díaz Cara, Ros y Montilla. Ya entrado el mes de agosto fichó por cuatro temporadas (de las que sólo cumplió dos) el portero Carbelo, procedente del Málaga, equipo en el que jugó la temporada anterior cedido del At. Madrid.

            Otra noticia de enjundia es que el club ha conseguido rebajar su déficit, estimado en unas 800.000 pesetas, hasta dejarlo en 600.000. Las taquillas a lo largo de la 48-49 no fueron demasiado sustanciosas a pesar de que el ascenso se escapó sólo por el golaveraje, pero sí que fueron bastante más abultadas que las de la anterior temporada.

 

Joaquín Serrano nuevo presidente

            La siguiente noticia importante fue la asamblea general de socios, convocada para el 22 de julio de 1949 en los salones de la Agrupación Álvarez Quintero, calle de la Colcha 15. Martín Campos había dimitido al terminar la temporada anterior, aunque en su momento nada comunicó la prensa, así que el punto principal del orden del día era la designación de nuevo presidente del Granada CF. Sólo un candidato existía, el que había sido hasta ese momento tesorero, Joaquín Serrano González. Más de trescientos socios acudieron a la cita y decidieron dar un voto de confianza al único dispuesto a ocupar el sillón, Joaquín Serrano, quien a partir de ese momento se convirtió en el nuevo presidente de la entidad.

            Aparte de la elección de nuevo presidente, que más que elección fue traspaso de poderes, el punto más sustancioso de la asamblea lo constituyó el proyecto, esbozado por el nuevo dirigente, de emitir obligaciones amortizables en un plazo no inferior a treinta años sobre el campo de Los Cármenes, con pago de los correspondientes intereses, para lo que antes que nada había que liquidar por completo la deuda que todavía andaba cercana a las 100.000 pesetas con los vendedores de los terrenos. La propuesta, equivalente a hipotecar el patrimonio del club, fue objeto de amplio debate, pero triunfó (y así salió de las votaciones de los presentes) la medida de rechazarla para de esa manera evitar el endeudamiento sobre el terreno de juego de Los Cármenes, único patrimonio del club.

            Previamente el presidente saliente, Ricardo Martín Campos, hizo una exposición de la temporada anterior y salió al paso de un infundio –dijo- que había circulado por la ciudad en el sentido de que a su directiva no le interesaba ascender, y de ahí el mal resultado final. Martín Campos desmintió radicalmente tal rumor y aseguró que desde el momento en que se vieron las posibilidades de ascenso la directiva se volcó aumentando las primas, no reparando en gastos estableciendo gratificaciones e incluso recluyendo a los futbolistas en las previas de los partidos. También habló sobre la reivindicación del club para que la primera categoría fuera ampliada a dieciséis equipos y así poder el Granada dar el salto, pero tal propuesta sólo encontró apoyo en Armando Muñoz Calero, el presidente de la Federación, y nada se obtuvo. Sobre este punto hay que insistir en la mala suerte del equipo rojiblanco, que mereció de largo un ascenso que hubiera conseguido de haberse aprobado la ampliación de la máxima categoría, cosa que se sabía era inminente y que finalmente fue acordada por el pleno federativo ¡en octubre de 1949 y para la temporada siguiente!

Se despidió Martín Campos expresando su deseo de a partir de ese momento ser un aficionado más, alejado de toda actividad directiva, pero ofreciendo al club su colaboración siempre que ésta fuera requerida. Así terminó la amplia relación con nuestro club de este industrial del espectáculo, presidente honorario, una relación que empezó 17 años atrás, en 1932, cuando el Granada, por entonces Recreativo, apenas tenía un año de vida, con el paréntesis de cuatro años (entre 1943 y 1947).


 Joaquín Serrano, nuevo presidente del Granada CF tras la dimisión de Martín Campos

 Empiezan los entrenamientos

            A mediados de agosto comenzaron los entrenamientos de la primera plantilla, más de una semana después de que empezaran las sesiones de preparación de los dos filiales, porque esta temporada contó con dos canteras. El primer filial, el Granada B, jugará en Preferente. El segundo, Granada C, lo hará en segunda regional, y no es otro que el equipo que en la temporada anterior fundaron algunos ex granadinistas con el nombre de Recreativo, el tercero de la historia (el cuarto en realidad, si contamos también al Recreativo Español de los primos Amigo); la directiva decidió que camiseta verde y pantalón blanco serían sus colores, una equipación que ningún otro equipo granadino tenía como propia.

Dirigió las sesiones Cholín, una temporada más responsable de la preparación física y técnica ante el buen rendimiento sacado a la plantilla en la temporada anterior, ahora con su flamante título de entrenador bajo el brazo después de haber estado dos semanas en Burgos en el primer cursillo que en España se organizó para regular de alguna manera la profesión, ya que hasta ese momento cualquier persona, casi siempre ex jugadores al retirarse, podía ocupar un banquillo. Al mismo cursillo había acudido también Manolo Ibáñez, pero se volvió antes de tiempo al poder asistir sólo en calidad de libre oyente.

            Varios jugadores de categorías inferiores estuvieron a prueba sin que ninguno llegara a fichar. Cercano ya el comienzo de la liga, se hicieron gestiones en Madrid para obtener del Atlético la cesión de alguno de sus integrantes, pero sólo el medio argentino Candía se puso a tiro sin que llegara a firmar porque pidió una cantidad prohibitiva para el Granada.


Cholín seguirá siendo el entrenador, ahora ya con título

Estreno en El Arcángel con derrota

            Con tan escasos fichajes y sin más preparación de pretemporada que un amistoso en Peligros frente al Vandalia y otro en La Victoria frente al Jaén, de tercera, en el primer domingo de septiembre empezó la liga del grupo sur de segunda para el Granada. Dado que el número de equipos participantes en la categoría había aumentado (dos grupos, norte y sur, con dieciséis clubes cada uno), frente a lo que venía siendo habitual, en lugar de empezar la liga en sus dos primeras categorías (la primera seguía estando integrada por sólo catorce equipos) el último domingo de septiembre, esta vez fue el primer domingo.

            Al Granada le correspondió estrenarse en el Arcángel cordobés, de donde se trajo una derrota por 2-1. En esta primera alineación rojiblanca (Candi; Toñín, Millán, Rey; Almagro, Sosa; Ros, Fraga, Morales, Luiqui y Megino) no figuró ninguno de los escasos fichajes para la 49-50 y la única novedad fue la inclusión del canterano Ros en el extremo derecho, pero no pudieron los nuestros contrarrestar los dos goles del recién ascendido Córdoba, obtenidos en los primeros diez minutos de juego, y a pesar de que, según las crónicas, el Granada fue mejor que el conjunto local, no pudo obtener botín alguno.

 

Paliza al Castellón

            En lo que parecía ya una tradición por aquellos años, la temporada se inauguró en Los Cármenes contra el Castellón, el mismo rival de las dos últimas ligas en el primer partido casero, sólo que en las dos anteriores era la primera jornada y en ésta era ya la segunda. Los levantinos llegaron la víspera, sábado 10 de septiembre de 1949, después de que su autobús se viera obligado a dar un gran rodeo y tomar la carretera de Alcalá la Real al estar cortada la Bailén-Motril a la altura de Jaén capital debido a las grandes tormentas propias de la época del año, que habían inundado esa carretera principal. Ese mismo domingo Granada recibía la visita del rey de Jordania Abdullah, de visita oficial a España.

            Dos temporadas atrás en este mismo escenario y con los mismos contendientes el partido acabó en empate a dos tantos y en medio de un gran escándalo debido a la pésima actuación del siempre polémico árbitro Gojenuri. A la siguiente, la última, sólo pudo doblegar el Granada a los de La Plana con muchísimo trabajo y por un solitario gol de Morales porque el portero castellonense Guillermo lo paró todo. Sin embargo en la ocasión presente los rojiblancos no tuvieron rival en los blanquinegros (acabarían la liga como colistas y descendidos varias jornadas antes del final), de los que se deshicieron con el muy contundente tanteo de 6-0. Fue la primera de las muy amplias goleadas que en esta 49-50 consiguió nuestro equipo en Los Cármenes; hasta en cinco ocasiones a lo largo del calendario los rojiblancos conseguirán seis o más goles jugando de locales.

Los de Castellón habían renovado casi por completo su equipo de las últimas campañas y habían dado entrada a jóvenes sin experiencia y el invento se les dio francamente mal. Uno de esos jóvenes noveles era Antonio Rius, uno de los pocos que en las crónicas merecen un comentario favorable, quien tres años después se convertirá en granadinista y en nuestro equipo militará muchas temporadas dejando una huella imborrable de gran jugador y mejor persona.

Con suma facilidad los nuestros golearon e incluso pudo ser mayor el tanteo en la meta castellonense. Las crónicas destacan por encima de todos al granadino Manolo Almagro, convertido en el motor del equipo. Con la victoria saltó el Granada al cuarto puesto.


El Granada que goleó 6-0 al Castellón. De pie: Sosa, Morales, Millán, Mas, Toñín y Rey; agachados: Trompi, Megino, Luiqui, Almagro y Candi

Sufrida victoria ante el Murcia

            La siguiente jornada, ya la tres, fue nuevamente casera. Nos visitaba el Murcia, uno de los gallitos que al terminar esta liga ascenderá a primera como segundo clasificado. El campo casi se llenó y entre el público hubo una numerosa representación de hinchas murcianos. Dos futuros granadinistas, Becerril y Morera, jugaron de rojo, y un ex, Sierra, no viajó por lesión. El portero pimentonero fue Martí, otro ex granadinista, repuesto por completo del grave percance que sufrió la temporada anterior y que a punto estuvo de incapacitarlo para el balompié. En las crónicas del partido lo acusan de fallar en el único gol del partido, aunque también destacan que después salvó varias situaciones comprometidas en su marco. Respecto de Becerril, que será rojiblanco casi diez años después y está en la foto de la final de Copa 1959, para algunos medios el mejor de los visitantes, se le señala como contundente leñero y causante de que en la segunda parte hubiera excesivos roces entre unos y otros.

Ganó el Granada con un solitario gol de Trompi, pero esa victoria costó un trabajo ímprobo y en ningún momento estuvo clara porque los forasteros se mostraron como un conjunto muy bien ensamblado y de juego ágil. Según la prensa murciana, el árbitro pasó por alto un claro penalti de Millán al delantero Alcázar por agarrón. Otra vez Almagro, ya convertido en plena realidad, fue el mejor de todos. La victoria aupó al Granada al segundo puesto de la clasificación.

            Para Fernández de Burgos en Ideal, el Murcia fue bastante mejor que los rojiblancos y sólo falló en el remate, y los aficionados que una semana antes salían de Los Cármenes satisfechos por la goleada ante el Castellón, en esta ocasión renegaban de sus jugadores y manifestaban a gritos que no hay equipo. El periodista de Ideal da la razón a los periodistas murcianos y reconoce que Millán hizo penalti, pero también señala que en el área murciana hubo otro tan claro como aquél que el colegiado Sáiz tampoco vio.


Recorte de Ideal con una foto del partido Granada-Murcia y el comentario de Maolico sobre Becerril

Dos positivos en Bardín y liderato

            En vísperas de la cuarta jornada, que llevaba al Granada al Bardín del Hércules, un comentario del crítico de fútbol del diario Pueblo, José María Úbeda, llena de orgullo a la hinchada rojiblanca. Según el citado periodista, el Trompi de sus buenos tiempos era más completo, puesto que tenía más profundidad, que Carlsson, interior sueco ya veterano que era toda una novedad en el At. Madrid, que, por recomendación de su nuevo entrenador, Helenio Herrera, acababa de ficharlo e incorporarlo y donde hasta ese momento sólo había disputado dos encuentros. El nórdico, considerado uno de los mejores futbolistas suecos de su historia, se convertirá poco tiempo después en toda una leyenda del club colchonero, donde es muy recordado por haber permanecido cuatro temporadas y formar parte de la que se llamó “delantera de cristal” (porque se solían lesionar con asiduidad), la que formaban Juncosa, Ben Barek, Pérez Payá, Carlsson y Escudero, con la que el club madrileño ganó dos ligas consecutivas, 49-50 y 50-51, y una Copa Duarte en 1952 (precedente de la actual Supercopa entre los campeones de liga y copa). Sin duda al crítico madrileño el sueco le recordaba al gran Trompi, también un interior de los de entonces, pequeño de estatura y (en sus buenos tiempos, claro) rápido, técnico y habilidoso.


El Granada que ganó al Hércules en el campo de Bardín. De pie: Almagro, Sosa, Barnet, Toñín, Millán, Candi y Rey; agachados: Morales, Megino, Carbelo (portero suplente), Fraga y Luiqui

            En el Bardín de Alicante y ante el Hércules, dirigido por Gaspar Rubio y uno de los favoritos al ascenso que, como el Granada, en la temporada anterior perdió en los últimos partidos, el Granada consiguió una sensacional victoria 1-3 con la que estrenar su cuenta de positivos y que además le sirvió para encaramarse al liderato del grupo sur de segunda. Fue un buen partido muy bien planteado por Cholín y en el que destacaron las actuaciones de Candi y de Luiqui, autor éste de dos goles. Debutó Barnet en la media y estuvo a buen nivel.

            Como anécdota hay que reseñar que el árbitro del partido, Antonio Boronat, debutante en la categoría, sorprendió tanto a los espectadores como a los jugadores señalando hasta cuatro libres indirectos dentro del área por motivos tales como una obstrucción o una pérdida de tiempo en el saque del portero, una sanción de la que se puede decir que resultaba exótica puesto que a pesar de estar claramente especificada en el reglamento era muy raro que se señalara. El único gol de los locales nació de un libre indirecto en el área rojiblanca. Por el contrario, el Granada en la ocasión similar que tuvo disparó por medio de Luiqui directamente a portería entrando a la red el balón, pero el tanto quedó anulado, y es que los propios protagonistas no estaban acostumbrados a este tipo de faltas y por lo visto también desconocían que el brazo en alto del juez significa lanzamiento indirecto. El joven colegiado no obstante es destacado por todas las crónicas por su excelente labor en la dirección del choque. Este Boronat hay que encuadrarlo dentro de la nueva hornada de trencillas este año incorporados como resultado del curso impartido por la Federación en pretemporada en sustitución de viejos referís como Escartín, Melcón o el terrible Gojenuri, recientemente retirados tras más de veinte años en el arbitraje.


Candi se hace con un balón en el Bardín de Alicante

Otra paliza, ahora al Salamanca

            La jornada cinco, en el primer domingo de octubre, tocó defender el liderato del grupo recibiendo en Los Cármenes al Salamanca, ausente de estas tierras desde que perdió la categoría cuatro temporadas atrás. A pesar de ser un recién ascendido dio mucho juego en segunda y acabó la liga clasificado en cuarto lugar. A la hora de confeccionar los dos grupos de segunda, cosa que era una novedad esta temporada, y a pesar de su situación geográfica se le había incluido junto a los equipos meridionales para poder cuadrar ambos grupos y evitar que quedaran cojos. Como portero suplente traía a una leyenda granadinista, Floro, quien en la previa fue entrevistado por la prensa local y tuvo palabras de cariño hacia Granada y los granadinos, y dijo emocionado que nunca podría olvidar los ocho años pasados a la vera de la Alhambra y que conforme se iba acercando a nuestra tierra había sentido algo interior que no podía definir y que quizá le impidiera jugar.

            Una nueva goleada fue el resultado, 7-2, con el que el Granada se reafirmó en la primera plaza, ahora ya en solitario, distanciando al segundo, el Murcia, en un punto. El Salamanca ya antes de este encuentro era el equipo más goleado del grupo, y así cuentan las crónicas que su defensa fue en extremo débil y el Granada, como sucediera frente al Castellón, no tuvo rival y pudo ganar incluso por más goles. No obstante, al descanso las cosas no estaban nada claras para los nuestros y el resultado que reflejaba el marcador era de empate a dos tantos, pero en la segunda parte el Granada, jugando en superioridad por expulsión del mejor hombre salmantino, el ex bilbainista Albizúa, consiguió cuatro goles en menos de diez minutos que dejaron a los forasteros sin reacción. En esa segunda parte Millán salió de inicio como delantero centro ante la ausencia del goleador Morales, pasando Almagro, otra vez el mejor rojiblanco, a la cobertura, pero el ex internacional duró en ese puesto los escasos cinco minutos que tardó el Granada en deshacer el empate.

En los últimos cinco minutos de partido el granadinismo tuvo ocasión de ver de cerca y aplaudir con ganas a Floro, la única vez que en toda su carrera se enfrentó al equipo rojiblanco, quien por lesión sustituyó al titular Larrarte cuando ya el marcador reflejaba el 7-2 final, luego, ningún gol encajó Florito en su vuelta a Granada. Dos ex granadinistas más militaban en la plantilla salmantina, Acedo y Torquemada, pero no viajaron.


Floro, en la foto con Trompi, volvía a Los Cármenes con el Salamanca

Frenazo en Mallorca

Continuó la competición para nuestro equipo con una nueva salida, ahora a Mallorca, otro recién ascendido. Esta temporada y debido a la división en dos grupos de la categoría por proximidad geográfica que acortaba los desplazamientos, se había dispuesto a principios de temporada que se realizarían todos en autobús. Para éste a Baleares, uno de los más largos, los rojiblancos salieron para Murcia el jueves anterior al partido para pernoctar en dicha ciudad y al día siguiente continuar a Valencia donde por la noche embarcó la expedición para llegar el sábado por la mañana a su destino.

En Mallorca no se pudo continuar la racha de cuatro victorias consecutivas y fue el Granada derrotado por 3-1, pero no perdió el liderato aunque ahora pasó éste a ser compartido con el Tetuán. Las crónicas, todas de periodistas no granadinos, dicen que el Granada acreditó su condición de líder, pero que su total falta de acierto en el remate fue determinante. A destacar el gran partido de Candi y de los canteranos Montilla, Ros y Almagro.

 

El Granada B campeón provincial aficionado

Cuando ya se llevaban disputadas seis jornadas de segunda, a mediados de octubre, tocó entrar en danza al filial, que todavía continuaba llamándose Granada B. Su primer partido oficial no fue de liga sino de Copa Aficionados y consistió en la disputa de la final provincial. El Granada B estaba exento de las rondas previas como campeón que lo fue de la provincia la temporada anterior, pero su oponente, el Vandalia de Peligros, tuvo que eliminar sucesivamente a varios rivales provinciales, el último de ellos el Imperio de Albolote.

El Granada B consiguió revalidar su título de campeón provincial venciendo 2-0 al equipo de Peligros con goles de Requena y Paquito en partido jugado en Los Cármenes la tarde el 12 de octubre, fiesta de la Raza, con arbitraje del ex del Once Fantasma Eloy. El Vandalia resultó un dignísimo rival y puso las cosas difíciles al filial, donde destacó una vez más Méndez. La siguiente eliminatoria de la Copa Aficionados, ya en fase regional se disputaría en el mes de enero de 1950.

 

 

CALLEJEANDO


 La farola y el castillete que la sustituyó


La farola de Puerta Real

            En el centro de Puerta Real existió durante algunos años una fea farola que alcanzaba unos diez metros de altura, con cuatro brazos y otro central, cada uno rematado con su correspondiente farol. En su corta vida no se puede decir que tuviera un existir pacífico ya que en una ocasión ardió por un cortocircuito y más de una vez acabó por los suelos al recibir el impacto de algún vehículo cuyo despistado conductor literalmente se la tragaba a pesar de su considerable tamaño. Por no hablar de que frecuentemente lucía grandes desconchones en el yeso de su cuerpo. Un buen día y sin que se supiera la causa, uno de sus brazos se cayó de pronto y no alcanzó a nadie de milagro, y otro día un enorme enjambre de abejas hizo nido en su remate, convocando a una multitud de curiosos que colapsaron la circulación.

La farola, decididamente gafe, fea y cateta, no gustaba mucho a los granadinos. Era de verdad un chafarrinón en la trayectoria de Gallego Burín en lo que se refiere a embellecimiento de Granada. Su tronco de escayola imitando hierro le confería un carácter quieroynopuedístico que le hacía centro de las críticas. Había sido instalada de manera provisional, se dijo, cuando esta plaza, la más céntrica de la ciudad, fue remodelada y ampliada al ser demolida la Manigua, hacia 1942, pero a los pocos años era más estorbo que otra cosa ante el aumento del tráfico, por lo que en estos días del calurosísimo verano de 1949 fue desmontada en espera de ser sustituida por otro elemento urbano menos impactante estética y circulatoriamente hablando.

En la prensa granadina se especuló con que en el sitio dejado vacante se iba a instalar alguna de las fuentes o estatuas viajeras que tanto han proliferado en nuestra tierra, aunque desde el primer momento el Ayuntamiento dejó claro que ese lugar lo iba a ocupar un castillete con señales luminosas. ¿Qué cosa será el tal castillete?, se preguntaba el personal, hasta que ya en marzo de 1950 ¡eureka! fue despejada la incógnita y el castillete de marras, rodeado por una mini rotonda, quedó a la vista del paisanaje. Algunos no ocultaron su decepción al ver semejante alfeñique ocupando el kilómetro cero del penibetismo, con su apenas un metro de altura y unas lucecicas, eso sí, muy moernas, y es que se habían imaginado algo grandioso y de una elevación semejante a la fenecida farola, algo que deslumbrara a los forasteros por ocupar el sitio que ocupaba y no ese minipirulí indigno de ser mostrado a los de fuera con orgullo.


Neveros de Sierra Nevada

Refrescarse en Granada en el largo y cálido verano de 1949

            Desde tiempos inmemoriales, de cuando los moros por lo menos, existía ya en Granada el oficio de nevero, una ocupación que consistía en traer a la ciudad la nieve desde Sierra Nevada, necesaria para la repostería heladera o para refrescarse con los granizados de harina de cebada o de avellanas a los que tan aficionados eran nuestros bisabuelos, aunque también se le daba a la nieve serrana aplicaciones de tipo terapéutico. Numerosos volúmenes del costumbrismo granadino nos describen cómo, desde que llegaba la primavera, cada tarde era posible ver las reatas de diez o doce mulos que enfilaban el que sigue siendo el camino más corto para subir a la sierra y el único existente hasta la construcción de la carretera, bien entrado el siglo XX, una senda serrana que partía de la actual avenida de Cervantes y que recibió el nombre de Camino de los Neveros porque por ella subían y bajaban los encargados de abastecer de nieve a Granada cargándola de los ventisqueros, donde nunca falta sea cual sea la época del año. Con las primeras claras del día entraban de vuelta en la ciudad los neveros trayendo la nieve, bien prensada y apelmazada, en los serones de pleita de sus caballerías a razón de unas cien arrobas los días entre semana, carga que se duplicaba las vísperas de festivo y podía cuadruplicarse para las fiestas señaladas de cada verano, como la Virgen del Carmen, Santiago o la Asunción. Lo transportado era conducido hasta la llamada “Casa de la Nieve”, un depósito o estanco situado en la calle Varela, donde se vendía a razón de seis reales (1,50 pesetas) la arroba. Parte del cargamento helado salía para otras ciudades que no disponían de tanta facilidad para abastecerse de esta mercancía.

La nieve de Sierra Nevada, contra lo que pudiera pensarse, no era gratis, tenía su dueño. Primero lo fue el Estado y el municipio de Granada, como parte de sus bienes patrimoniales o de propios, cuyo aprovechamiento era objeto de subasta cada año lo mismo que los pastos o las leñas de sus montes. Pero desde 1872, con las leyes desamortizadoras, también por subasta pasó a manos particulares. Su nuevo propietario -la ley le asistía- prohibió que nadie la cargara sin su permiso y que fuera pisada ni siquiera por los ganados. La nieve de la sierra fue un negocio productivo hasta la primera década del siglo XX, pero el progreso acabó con las ganancias y en 1923 se calcula que fue la última vez que se transportó nieve en pollinos a Granada, porque ya existían ingenios que fabricaban hielo de forma artificial con maquinaria movida por electricidad, que resultaba mucho más barato que el acarreado desde las montañas.

El año 1949 fue especialmente seco y eso trajo como consecuencia las consabidas restricciones de fluido eléctrico. Desde primeros de julio la compañía Mengemor (acróstico de Mendoza, González-Echarte y Moreno, los tres ingenieros que fundaron esta sociedad, suministradora de electricidad a la ciudad de Granada por entonces, hasta que pocos años después fue absorbida por Sevillana de Electricidad) anunció en la prensa que sólo habría suministro en la capital para fuerza motriz y alumbrado no doméstico seis horas en días alternos, y similares cortes y días en cada hogar penibético. Las restricciones en el suministro eléctrico venían siendo una pesadilla para la población desde hacía ya más de diez años, en plena Guerra Civil, pero éstas a las que nos referimos fueron otra vuelta de tuerca y redujeron al mínimo la energía disponible, viéndose el personal obligado a sacar del fondo de los trasteros los viejos quinqués mientras la ciudad quedaba cada noche en completa oscuridad.

Los cortes de luz tenían sus horas fijadas de antemano, pero además eran innumerables los apagones por sorpresa y cuando menos se esperaba, de manera que, rayando lo esperpéntico, una estampa característica de este tórrido verano del 49 fue la de los tranvías detenidos en mitad de su recorrido por falta de fluido y los tranviarios sentados en los topes echando un cigarro y esperando la vuelta de la corriente, creándose así una grave situación en la que la compañía Tranvías Eléctricos de Granada se vio obligada a retirar de la circulación hasta once de sus coches urbanos e interurbanos, y llegó a plantear la supresión total del servicio, solicitando al Ayuntamiento que éste elevara al ministerio de Obras Públicas y a la dirección general de Industria un escrito pidiendo la mejora del suministro eléctrico a la ciudad de Granada, así como que las restricciones fueran suavizadas como ocurría en otras ciudades andaluzas. Varios meses después, ya en pleno invierno y en vista de que el suministro eléctrico seguía siendo muy deficiente, el Ayuntamiento convocó a asamblea a las fuerzas vivas de la industria y el comercio local para que aportaran posibles soluciones al gran problema y al mismo tiempo solicitó del ministerio de Industria que se impusieran controles sobre el suministro a Granada de la compañía Mengemor, planteando incluso la posible municipalización del servicio de alumbrado público. Pero lo cierto fue que Granada siguió sin luz o con muy poca varios meses más.


 Las restricciones detienen la marcha de los tranvías

A las restricciones eléctricas se sumaron las del agua corriente, y los grifos sólo funcionaron desde el amanecer hasta el mediodía, con lo que a las industrias, como las fábricas de hielo, muchas veces ocurría que cuando tenían corriente no disponían de agua, y viceversa. En esta situación transcurrió casi todo el verano de 1949. Sólo las tormentas de principios del otoño mejoraron la situación y suavizaron algo la falta de fluido eléctrico.

En julio de 1949 un reportaje de Ideal expone que el hielo se está convirtiendo en artículo de lujo ya que, como no se puede fabricar en nuestra ciudad, es necesario traerlo de fuera, de Loja o de Málaga, con lo que se ha triplicado su precio: 15 pesetas la barra. Cada día entran en camiones unos 14.000 kilos, pero no son suficientes para atender las peticiones de la industria y de los sofocados granadinos, dice el reportaje, ya que se necesitaría al menos el cuádruple de esa cantidad, que es la normal producción local de las seis industrias granadinas que lo fabrican.

En 1949 ya existían los frigoríficos eléctricos, pero a España todavía no habían llegado. Lo que sí había en muchas casas era una nevera, una especie de armario de madera forrado en su interior en corcho u otros materiales aislantes con un depósito en el que había que introducir el hielo en bloques, y con otro departamento vecino para guardar lo que se quería conservar fresco; algunos modelos contaban también con un serpentín para enfriar el agua que podía extraerse mediante un grifo; pero sólo los pudientes podían permitirse una nevera de aquellas. El pueblo llano no disponía para enfriar los alimentos o para refrescarse de otro medio que apañarse en los santos y fechas señaladas llegándose a la fábrica más cercana y comprando media barra de hielo para echarla a la orza de la sangría o al barreño donde se amontonaban las gaseosas y los botellines de cerveza. La cerveza, por cierto, acababa de ser liberada de precio, o sea, que ya no se consideraba un producto racionado, y como consecuencia su precio se había disparado.

Los asfixiados granadinos de alpargata tampoco lo tenían fácil para refrescarse tomando un baño. Que sepamos, en Granada sólo existen en 1949 dos piscinas: una es la del Estadio de la Juventud, con horarios muy restringidos y alternos para varones y hembras, y no demasiado al alcance de las economías más modestas; y la otra la de Don Simeón, situada entre la plaza del Lavadero y el Paseo del Salón, que se alimenta con el agua de la Acequia Gorda tal como ésta llega, sin tratamiento de ningún tipo, que es más alberca que piscina y carece de cualquier tipo de medidas higiénicas. Como alternativa están los ríos, pero el fuerte estiaje los ha reducido a la mínima expresión. Poder bajar a la playa sólo está al alcance de unos pocos privilegiados.

La escasez de líquido elemento solidificado industrial con que refrescar la canícula obligó a agudizar el ingenio y buscar un sustitutivo, cosa que en Granada teníamos más fácil que en otras latitudes. Como queda dicho, hacia 1923 desaparecieron los neveros, pero en el verano de 1949 volvió una nueva versión de ese secular oficio, ahora bastante desprovisto del casticismo de antaño porque en lugar de acarrearla en borricos echando toda una jornada nocturna, la nieve de Sierra Nevada fue bajada en camiones y los serones de esparto fueron sustituidos por cajones de madera. La electricidad en su día acabó con la profesión y la falta de electricidad revivió en cierto modo aquella estampa tradicional.

 

Duro golpe al Sacromonte

            El mes de agosto del tórrido verano de 1949 se despidió con una gota fría (aunque todavía no se llamaba así a este tipo de fenómenos meteorológicos) en toda regla que descargó en pocas horas más de 33 litros por metro cuadrado y que tuvo el efecto beneficioso de rebajar considerablemente las temperaturas asfixiantes y de que al menos por un día el Genil bajara ocupando todo su cauce y no hubiera restricciones eléctricas.

            Pero una segunda tormenta, una semana más tarde, 7 de septiembre, resultó del todo catastrófica y hasta causó víctimas mortales: tres mujeres, una en el Sacromonte, atrapada por una riada que anegó por completo la cueva del Barranco de los Naranjos en donde habitaba con su marido y sus cuatro hijos, y las otras dos arrastradas por un descomunal torrente de agua y piedras a la puerta de su vivienda, también una cueva, pero en un barranco de El Fargue. Cayeron más de sesenta litros por metro cuadrado en apenas una hora, con especial virulencia por la zona de los montes de la carretera de Murcia, haciendo bajar el Darro con peligro de desborde por la Carrera. Un anticipo de lo que ocurrirá dos años justos después.

En el Triunfo una gran balsa de agua cenagosa impedía a los tranvías de los pueblos dar la vuelta para enfilar el camino de regreso e interrumpía el tráfico normal de vehículos. En otras zonas, como el Humilladero, se formaron lagos navegables. La anécdota surgió en la calle Reyes, que vio convertida su calzada en un río de aguas rojizas que bajaban desde la colina alhambreña, situación que aprovecharon algunos avispados para establecer un servicio de traslado de acera a acera a cuestas; llegaron a cobrar un duro por el trasbordo, pero a medida que el caudal iba bajando también lo hacía el precio del flete, informa Ideal. Igualmente, en los pueblos de Santa Fe y Chauchina se sufrió una inundación al desbordarse el Genil y la mayoría de las cosechas quedaron arrasadas. Hasta tres días de trabajo incesante de bomberos y fuerzas del Ejército se necesitaron para el desescombro de las zonas más afectadas.


 Las gotas frías de septiembre causaron estragos en el Sacromonte

Donde más estragos causó la tormenta fue en el Sacromonte. Más de setenta cuevas quedaron por completo inhabitables, anegadas y muchas de ellas completamente cegadas, enterradas bajo toneladas de barro y piedras, sepultando también los pobres y escasos enseres de sus moradores, otras tantas familias que quedaron en la calle y con lo puesto. Por los barrancos sacromontanos de los Naranjos y de los Negros bajó tal torrente incontrolado que de un camión mediano que transitaba por el Camino del Monte, justo en el lugar en que ambos conos confluyen, sólo quedó al descubierto la parte superior de la cabina del conductor, enterrada toda la carga bajo una montaña de escombros, y el turbión dañó asimismo una parte importante de las instalaciones de las escuelas del Ave María, cuya iglesia quedó inundada; dentro de la desgracia todavía hubo que agradecer que ese camión en ese preciso lugar sirviera de algún modo de dique de contención reteniendo gran cantidad de piedras y cascajo que de no ser por el vehículo habrían acabado en las escuelas del Ave María y quien sabe si podrían haber ocasionado alguna desgracia personal puesto que había numerosos niños en sus clases.

El alcalde Gallego Burín acompañado del teniente de alcalde Ossorio Morales, futuro alcalde y futuro presidente del GCF, estuvieron visitando la zona y el primero de ellos manifestó a la prensa que el Sacromonte corría riesgo de desaparecer por completo; habían quedado totalmente destrozadas las canalizaciones de alcantarillado y agua recientemente construidas así como el pavimento, de menos de un año, del Camino del Monte, y que para prevenir futuros desastres similares se hacía necesario expropiar los terrenos necesarios para inutilizar las cuevas inhabitables. De modo urgente se procedió a la reforestación de todo el cerro de San Miguel sobre el que se asienta el barrio con la plantación de un millón de pinos. Por otra parte, el gobernador civil, Fernández Victorio, encabezó con 50.000 pesetas una suscripción pro damnificados que fue secundada por el Ayuntamiento con 100.000.

Continuaron las tormentas durante todo el mes de septiembre, a destacar la que el día 23 cayó sobre La Zubia, que inundó parte del pueblo y destruyó muchos marjales de cultivo, y que dejó a Cájar a oscuras y sin agua. A finales de este fatídico mes, cuando todavía no se había terminado de desescombrar por completo, un nuevo tormentazo volvió a anegar cuevas del Socromonte y del Barranco de la Zorra (zona de Las Conejeras y de Bola de Oro), volviendo a dejar a varias familias con lo puesto y en la calle.

Pese a todos los trabajos y prevenciones de las autoridades, dos años casi justos después, septiembre de 1951, otra gota fría, ésta aún más bestial, provocará el boquete de Puerta Real causado por el Darro e inundaciones por toda la ciudad y pueblos cercanos, y a mediados de los años sesenta otra tormenta provocará que el Sacromonte quede deshabitado casi por completo.  


Bebe Shopp, miss América 1948


Una miss y un príncipe

            A finales de agosto recibía Granada la visita de la reina de la belleza americana del año anterior, Bebe Shopp era su nombre artístico, miss USA 1948, de 18 añitos. Su viaje a nuestra ciudad (en el expreso de Madrid, que llegó con nada más que media hora de retraso; hubo suerte en esta ocasión) era organizado por la Dirección General de Turismo, buscando la promoción de la provincia, por lo que fue recibida con ramos de flores en la Estación de Andaluces por una comisión de dicho organismo y acompañada hasta su alojamiento en el Parador de San Francisco. Su presencia en la Alhambra y el Generalife despertó gran revuelo y, según refiere La Prensa, fue piropeada y aplaudida por los numerosos curiosos que se arremolinaban a su paso, y firmó una buena cantidad de autógrafos.

            Por la tarde estuvo en la Casa de los Tiros y en la Capilla Real, dándose después un pequeño paseo por las inmediaciones, seguida por legiones de admiradores. De ahí se marchó a los toros y en la plaza se repitieron los piropos y los aplausos. El novillero Fandila sufrió un aparatoso percance al ser cogido, aunque sin importancia, pero el revolcón provocó en la miss un grito de angustia, se lee en la crónica de La Prensa. La rubia Bebe, de 1,80 de estatura, es una criatura deliciosa y extremadamente ingenua -destaca La Prensa-; no fuma ni prueba las bebidas alcohólicas y ni siquiera se pinta las uñas, su único afeite es un leve toque de carmín en sus labios. Su vestido de plexiglás (nombre genérico en aquellos años y en la prensa española, usado para designar todo lo que estuviera confeccionado en plástico o en fibras sintéticas) rameado con fondo verde y beig de falda muy larga, con el que estaba elegantísima, fue la sensación del público femenino.

De los toros la llevaron al Sacromonte, a la cueva de Manolo Amaya, donde asistió a una zambra gitana en su honor y presenció la actuación de Mariano Morcillo y sus muñequitos bailarines. Y ya de madrugada se retiró a sus aposentos, saliendo al día siguiente muy temprano en automóvil camino de Sevilla.

Mariano Morcillo, ya casi octogenario, era un personaje muy popular en aquellos años en nuestra tierra, y era sobre todo un gran artista cuya trayectoria es poco conocida. Su profesión era la de funcionario de Hacienda por el día y la de flamenco en el Sacromonte por la noche para quien la guitarra, el cante y el baile no tenían secretos, y además sobresalía como titiritero, divirtiendo a públicos de todas las edades con sus muñecos gitanos manejados por hilos: “La Ceana” y “El Talones”. Cuando la visita a Granada de Eva Duarte de Perón, también actuó ante la “egregia dama” con gran satisfacción de la concurrencia, y antes había hecho lo propio ante el rey Gustavo de Suecia, el Maharajá de Kapurthala y Alfonso XIII, entre otros jefes de estado de visita en Granada. En la Red se puede seguir su pista, y así nos enteramos de que con la zambra de los Amaya, estuvo en la Exposición Universal de París de 1900 y también de que fue jurado del mítico Concurso de Cante Jondo de la Plaza de los Aljibes en 1922.

Pocos días después, Granada recibía la visita, cultural en su caso, del príncipe de Marruecos, Muley Hassan, el futuro rey Hassan II. En la prensa se comenta que viajaba de incógnito, pero lo cierto es que llegó acompañado de un séquito de diez personas, compuesto por profesores marroquíes, además de un secretario y tres oficiales del Ejército español. Fue cumplimentado en el hotel Alhambra Palace por el gobernador civil accidental, Vicente Hita Rabadán, y por el alcalde, Gallego Burín, quienes almorzaron en la intimidad con el príncipe. El programa de su vista a nuestra tierra casi fue calcado al de la miss americana: visita a Alhambra y Generalife, visita a la Capilla Real y paseo por las cercanías, y por la noche zambra en la cueva de los Amaya. Al día siguiente se marchó con destino a Córdoba y Jerez.


Mariano Morcillo por López Sancho