EL ONCE FANTASMA

Pedro Escartín bautizó al Granada CF (el Recreativo Granada) con el apodo de "Once Fantasma" cuando este club era un recién llegado a la competición pero ya andaba codeándose con equipos de solera y aspiraba a lo máximo.
En este libro se narran las vicisitudes por las que atravesó el Recreativo en sus cinco primeros años de existencia y también se recogen los sucedidos ciudadanos más impactantes de aquella época revuelta que fue la de la II República.
En la foto de cabecera se ve al Recreativo que se enfrentó al Gimnástico de Valencia en el campo madrileño de El Parral, 21 de febrero de 1934. De pie: Sosa, Tomé, Calderón, Luque, Itarte, Carrera, Victorio y Tabales; agachados: Gomar, Morales y Herranz.
Para adquirir un ejemplar firmado y dedicado por el autor (20 €), dirigirse a
jlramostorres@gmail.com


Historia del Granada CF



miércoles, 23 de febrero de 2011

PONFERRADINA Y EL ALA JAMÓN



De la gran abundancia de antecedentes históricos pasamos otra vez a la escasez. Nuestro próximo rival, la SD Ponferradina, no nos es totalmente desconocido, pero casi, porque tan modesto es su palmarés y tan lejos nos pilla Ponferrada que sólo tenemos como precedentes históricos los dos partidos por el campeonato de Segunda B de la temporada pasada y el que nos enfrentó en Los Cármenes en la jornada cuatro de este mismo ejercicio, que supuso el estreno del casillero de victorias rojiblancas. Nunca, como vemos, hemos perdido con los bercianos. Aparte de esos tres partidos también hay un enfrentamiento que data de los años cuarenta, pero fue un amistoso.

El año pasado, en momentos muy felices, nos tocó viajar al Bierzo para dilucidar el campeón de la tercera categoría del fútbol nacional 2009-10, inaugurando de esta manera la historia de los Ponferradina-Granada. Es algo parecido a lo que ocurrió en la 67-68, cuando el Granada, recién ascendido a Primera como campeón del grupo Sur de Segunda jugó con el Coruña, campeón del grupo Norte, en disputa del campeonato absoluto de la categoría. El primer partido se jugó en Los Cármenes y en él se impuso el Granada 4-2. En la vuelta en Riazor ganó el Coruña 3-0. Pero ese título de campeón absoluto que ganaron los gallegos hay que considerarlo oficioso, no oficial. Así mismo, aquellos dos enfrentamientos no se pueden considerar como partidos oficiales disputados por el Granada y no cuentan en el número total de cara a la estadística. No es el caso del doble enfrentamiento frente a la Ponferradina de la 2009-10, que se disputó bajo los auspicios de la RFEF, que incluso premió al ganador con una copa (réplica a menor escala de la que se lleva el campeón de liga de Primera) que pasó a engrosar la vitrina de trofeos granadinistas unido al título, oficial cien por cien, de campeón absoluto de 2ª B para añadir al palmarés rojiblanco.

Referirse al único precedente de los Ponferradina-Granada es rememorar un momento de especial alegría para la hinchada rojiblanca. Justo una semana después del maravilloso ascenso de Alcorcón y en plena ola de felicidad compareció nuestro equipo en El Toralín por primera vez en su historia. Los acontecimientos están todavía demasiado recientes como para que sea necesario detallarlos. Fue un partido jugado sin demasiada intensidad por ambas partes en el que un Granada de suplentes fue mejor y ganó con un solitario gol de Berrocal a poco del final. Triunfo ratificado una semana después en Granada con empate a cero en el partido que cerraba una temporada granadinista digna de ser recordada para siempre.

Aparte, hay otro precedente histórico en la visita a Ponferrada que realizó el Granada el 6 de enero de 1944. Por entonces las comunicaciones en España no se parecían en nada a las actuales y para viajar desde Granada a Galicia o a Asturias se empleaban varios días. Por eso ante una doble salida forastera, a Vigo para cerrar la primera vuelta y a Oviedo como primer partido de la segunda, tras la disputa del primero de los partidos, ante el Celta, la expedición granadinista se quedó por aquellas tierras en lugar de regresar a Granada, de no ser así habría resultado que al momento de llegar tendrían inmediatamente que ponerse nuevamente en marcha camino de Oviedo. Y en esa semana de no regresar a Andalucía fueron contratados para disputar un amistoso el día de Reyes en Ponferrada.

El día siguiente al que el Granada jugaba (y ganaba 0-1, Aparicio) en Balaídos, 3 de enero, ocurrió muy cerca de Ponferrada, en Torre del Bierzo, el accidente con más víctimas de la historia del ferrocarril en España, en un terrible choque de trenes dentro de un túnel. La censura del régimen franquista impidió saber con certeza cuál fue el número de fallecidos, pero se manejan cifras de varios cientos. Si las infraestructuras de 1944 poco se parecen a las actuales menos aún se parecían los trenes, porque fue una rotura de frenos a la bajada de una pendiente lo que provocó la catástrofe. Al saberse en Granada la noticia hubo cierta inquietud entre la directiva y aficionados al pensar que el Granada podía viajar en uno de los trenes siniestrados, cosa que afortunadamente no ocurrió. No así sucedió con la expedición del modesto Betanzos, de Tercera, que perdió a varios componentes de su plantilla.

En el amistoso de Ponferrada jugaron: Floro; Millán, González; Sosa, Conde, Ramos; Sierra, Trompi, Nicola, Safont y Aparicio. Es la misma alineación que había conseguido los dos puntos en Vigo, con la única variación de Ramos por Marín y con Sierra de improvisado extremo. El partido acabó con el resultado de Ponferradina 2 (por entonces Ponferrada) Granada 9, con goles de Nicola 2, Safont 2, Sierra 2 y el Trompi 3. Los locales, recién ascendidos a Tercera, no fueron rival para un Granada que por entonces atravesaba su mejor momento de la temporada al encadenar tres victorias seguidas (0-2 en el Sequiol al Castellón; 4-0 al Español en Los Cármenes; 0-1 al Celta), todas sobre rivales directos, que le habían servido para escapar de la cola y acercarse a la mitad de la tabla, aunque la racha se vio interrumpida al domingo siguiente en Buenavista, donde perdimos 2-0 con el Oviedo. Con el gran ala derecha, Marín-Trompi (a quienes un redactor del diario Pueblo bautizó como el “Ala Jamón” tras su triunfo en Balaídos), en lo mejor de su periplo granadinista, y con la gran seguridad que aportaba atrás el trío Floro-Millán-González, el Granada de su tercera temporada entre los grandes, con Platko en el banquillo, conseguiría su mejor clasificación histórica hasta ese momento, al finalizar octavo.

martes, 15 de febrero de 2011

ALBACETE SIN FLORO



¡Que pase el siguiente!, a ver si seguimos contabilizando triunfos granadinistas que vayan engrosando los anales de la mejor historia rojiblanca. Que pase el Albacete Balompié, que lleva sin venir por estas tierras desde 1989, cuando con Benito Floro empezaba a darse a conocer en el fútbol español como un equipo con el que había que contar. Porque aunque fue fundado en 1940, hasta ese momento sólo podía presentar como todo bagaje cuatro temporadas en Segunda, de las cuales sólo una no había terminado en descenso. Es a partir de 1990 cuando entra este club en lo mejor de su historia y desde entonces siempre se ha movido entre Segunda y Primera.

Son dieciocho los enfrentamientos entre Granada y Albacete que registra la historia, contando también los dos en el Carlos Belmonte de esta misma temporada. Pero a Granada sólo han venido los manchegos a jugar ocho partidos (tres de Segunda, cuatro de Segunda B y uno de Copa de la Liga). Precisamente de esta última competición en la categoría de 2ª B, temporada 82-83, semifinales, es la única vez de sus ocho visitas a Granada en que no fue derrotado; los albaceteños eliminaron al Granada con su triunfo 0-1 en Los Cármenes, completado cuatro días después en Albacete con un nuevo triunfo 2-1 ante un Granada que todavía celebraba su reciente ascenso a Segunda y que a las alturas de mediados de junio no se esmeró demasiado ante una competición completamente deficitaria que a nadie interesaba y por eso mismo tuvo una existencia tan efímera.

Si con el anterior rival, el Valladolid, deseábamos el cambio de la historia granadinista en una ciudad donde hasta este momento nunca había ganado nuestro equipo, con el Albacete lo que deseamos es justo lo contrario, que la historia continúe ya que todas sus visitas ligueras, siempre al viejo campo, fueron victorias rojiblancas.

Militando el Albacete en Segunda, en su temporada de debut en esta categoría, fue su primera visita a Los Cármenes, en la 49-50, para enfrentarse con el Granada de Cholín que este año nos obsequió con abundantes goleadas caseras. El Albacete cayó derrotado 4-2 con goles de Fraga dos, Luiqui y Morales.

El descenso a Segunda del Granada y el ascenso del Albacete a esta categoría (al que en algo colaboramos con la cesión de Arsenio y Vicente) en 1961 propició un nuevo enfrentamiento en la 61-62, en la que fue tercera visita albaceteña a Granada, en la jornada 29 y penúltima (última en Los Cármenes) del grupo Sur de Segunda 1961-62. Aquel Granada de Heriberto Herrera, estuvo toda la liga luchando por alcanzar los dos primeros puestos (el primero daba el ascenso directo y el segundo la promoción) pero sin llegar en ningún momento a conectar. En un partido feo y sobre un campo embarrado, la victoria 2-1 (Luis Martínez y Rafa) ante el Albacete unida a la de la semana anterior ante el Las Palmas (2-0) nos dejaba en el tercer puesto, empatados con el segundo, el Málaga, y todavía con esperanzas de alcanzar al líder Córdoba, a dos puntos. Pero la derrota en la última jornada en el Carranza ante un Cádiz necesitado para no descender nos dejó definitivamente terceros clasificados y sin derecho a nada. El Albacete sí que descendió en la promoción.

La ocasión de más trascendencia histórica en que granadinos y albaceteños se han enfrentado es la de la 89-90, la última vez hasta ahora en que el Albacete visitó Granada. En Granada tocó jugar a primeros de octubre, donde comparecía el gran Albacete de Benito Floro como líder después de haber ganado los cinco partidos ya jugados. Era el germen de lo que después se conoció como “Queso Mecánico”, que en esta misma temporada ascendería a Segunda y sin detenerse apenas, en dos años estaba en máxima categoría por primera vez en su historia y se quedaba a las puertas de jugar en Europa. En el viejo Los Cármenes, en un partido vistoso y emocionante en su recta final, el Granada acabó con la imbatibilidad de los manchegos gracias a un único gol conseguido por Merayo de penalti. Este buen Granada de José Enrique Díaz estuvo toda la primera vuelta a la estela de los manchegos hasta que a poco de comenzar la segunda tocó jugar en Albacete acompañado de varios cientos de granadinistas, donde la victoria local abrió una brecha de puntos ya demasiado grande en una temporada en la que todavía no se había dispuesto que los cuatro primeros de cada grupo de 2ª B jugaran liguilla y sólo ascendía el campeón, por lo que la relajación rojiblanca y la falta de hombres con poder realizador deparó una segunda mitad del campeonato mala, la defenestración de José Enrique Díaz y un insulso quinto puesto final.

sábado, 12 de febrero de 2011

DÍAZ VS FLORO



Granada 1 Albacete 0
8 de octubre de 1989
Estadio Los Cármenes, unos diez mil espectadores en tarde soleada y de agradable temperatura. Partido correspondiente a la sexta jornada del grupo III de Segunda B 1989-90
Granada CF: Torrano, Rosa, Osa, Cristóbal (Pardina), José Manuel, Mediavilla, Manolo, Víctor (Julio), Merayo, Píriz y Miguel Ángel
Albacete B: Rodri, Coco (Sancho), Menéndez, Monfi, Quique, Catali, Manolo, Chesa (Cabrero), Antonio, Patri y Corbalán
Árbitro: Olmos González, murciano. Vieron la tarjeta amarilla Cristóbal y Manolo Agujetas por el Granada, y Menéndez y Chesa por el Albacete
Gol: 1-0, min. 51, Merayo de penalti
Después de la horrible 88-89, en la que se pudo salvar la categoría de 2ª B con muchísimo sufrimiento y muy al final –y con alguna “cosita” marbellí-, el presidente de facto, José Antonio Murado (el oficial seguía siendo Alfonso Suárez), pensó en planificar bien y con tiempo la parte deportiva y lo primero que hizo fue contratar a un técnico solvente. Tras dudar entre Benito Floro y José Enrique Díaz se decidió finalmente por el segundo y en sus manos dejó la confección de la plantilla. Así para la 89-90 el Granada lo componían los pocos que servían de la temporada anterior más los quince avalados por Díaz, la mayoría no muy conocidos pero de excelente rendimiento, que dieron un aire completamente distinto al equipo.
Con la intervención directa del nuevo técnico el resultado fue el de un magnífico conjunto para la tercera categoría. Cuando se juega este partido la liga no ha hecho más que empezar y todavía no ha dado el equipo la medida exacta de sus posibilidades al no estar aún plenamente rodado. No obstante, el Granada marcha bien clasificado, sexto, y de cinco sólo ha perdido un partido, justo el de una semana antes en Mérida. Por su parte, el rival, el Albacete, justamente en esos momentos está empezando a escribir las mejores páginas de toda su historia, es el queso mecánico en agraz. Ya en esta visita a Granada marchaba líder del grupo tercero de 2ª B merced a que sus cinco partidos los había traducido en otras tantas victorias. Con Benito Floro (el desechado por Murado) y con un equipo sin grandes individualidades pero muy bien conjuntado, se mantuvo toda la temporada en la primera posición, la única que daba el ascenso, y con el mismo impulso y prácticamente los mismos jugadores se coló en Primera en sólo dos años y se convirtió por derecho en “el Queso Mecánico”, que en la temporada de su debut en máxima categoría alcanzó su mejor clasificación histórica, al acabar séptimo.
Esas cualidades de equipo bien dirigido, compacto y de fútbol eficiente, las dejó acreditadas aquella tarde de octubre en Granada, en un partido del que se puede decir que pudo ganarlo cualquiera de los dos contendientes pero que acabó ganándolo nuestro Granada gracias a un penalti cometido sobre el centrocampista Rosa, que actuó de improvisado lateral al estar lesionado Kike y no totalmente repuesto Julio. La jugada llegaba a poco de iniciarse la segunda parte, y la señalización de los once metros por el murciano Olmos fue muy protestada por los manchegos. Merayo disparó ajustado al poste y el guardameta Rodri llegó a detener el lanzamiento pero no pudo evitar que el balón acabara dentro de su portería. Antes de esta acción, el propio Merayo había estrellado un centro-chut en el larguero albaceteño y los forasteros, en una de sus jugadas ensayadas, habían dispuesto de una ocasión muy clara saldada con disparo de Manolo al lateral de la red.
A raíz del gol el Granada dio un paso atrás y la iniciativa la tomaron los manchegos, acreditando su gran calidad. Faltando menos de diez minutos el árbitro interpretó como voluntaria una mano de Osa dentro del área y señaló penalti a favor del Albacete que lanzado por Manolo fue rechazado en gran intervención por Torrano. Y ya en el último minuto del partido, entre grandes protestas manchegas, el árbitro anuló un gol visitante por fuera de juego de Antonio. Estos emocionantes minutos finales y la agónica victoria granadinista hicieron que la hinchada saliera muy contenta. Con los dos puntos obtenidos el Granada subía a la tercera posición de la tabla.
Nuestro equipo tras la victoria ante el líder volvió a ser derrotado en la siguiente salida, en Jaén, pero encadenó a continuación una sensacional racha de quince partidos seguidos sin perder, de los que once fueron victorias. Sin embargo no fue suficiente para hacerse con la primera plaza porque el Albacete no aflojaba y como segundo permaneció el Granada muchas jornadas, aunque sin perder de vista al líder. La segunda vuelta del campeonato empezó bien para los nuestros pero la lesión de Gilberto en el campo del Salud, inutilizado para el resto de la temporada, dejó al equipo desarmado. La derrota en Albacete nos distanció a siete puntos de éste y cambió por completo al Granada provocando la relajación de los futbolistas, que si en la primera mitad de la liga encadenaron quince partidos sin perder, en esta segunda vuelta tuvieron otra larga racha, pero ahora sin ganar (nada menos que trece partidos), que alejaron toda posibilidad de ascenso y le costaron el puesto a José Enrique Díaz, despedido tres jornadas antes de concluir la liga y sustituido por José Luis Garre, que remató la temporada dejando al Granada quinto.
De todas las plantillas granadinistas en su larga travesía por el tercer nivel del fútbol español la de la 89-90 era una de las mejores. Sin embargo no alcanzó triunfo alguno y la cosa fue a acabar de mala manera. Sin duda en esto influyó bastante el hecho de que todavía no se hubiera instaurado (se haría la temporada siguiente) la liguilla de ascenso a jugar por los cuatro primeros. Pero (también es mala suerte) la gran “culpa” la tuvo el tropezar precisamente este año con el mejor Albacete, que puso la quinta a las primeras de cambio y supo aguantar hasta el final sin resentirse para pronto inscribir por primera vez su nombre entre los grandes.

martes, 8 de febrero de 2011

VALLADOLID, A MEJORAR LA ESTADÍSTICA



Ahora toca ir a Valladolid a enfrentarnos a otro de los equipos de mayor solera de nuestra liga. Si el Betis es el de mejor palmarés de todos los de Segunda, el Valladolid puede ser el segundo en esa clasificación, y también puede lucir con orgullo un título nacional ya que ganó (en la 83-84) una Copa de la Liga, competición que nació en los ochenta y de la que sólo llegaron a disputarse cuatro ediciones.


Son veinticinco las ocasiones en que pucelanos y granadinos se han visto las caras en sus respectivas historias (26 con la de la primera vuelta de esta liga) y son once las veces que el Granada ha jugado en Valladolid, con un balance nada favorable a los nuestros ya que nunca ganó el Granada en esa laureada plaza, logrando sólo dos empates como todo botín. De esas once visitas granadinistas, tres fueron de Primera y ocho de segunda. Aparte, hay una ocasión en que ambos contendientes jugaron en un campo neutral como fue Les Corts, de Barcelona.


Precisamente ese partido en campo neutral supone la primera vez en la historia que Granada y Valladolid se enfrentaron y es también la más importante de todas porque lo que estaba en juego en aquellos únicos noventa minutos era ni más ni menos que la división de honor. Fue al término de la temporada 1942-43 en la que el Granada como decimosegundo clasificado (tercero por la cola) de Primera tuvo que jugarse el todo por el todo en la promoción con el Valladolid, que acababa de completar su mejor temporada histórica hasta ese momento después de haberse quedado en puertas del ascenso directo a Primera como tercer clasificado en la liguilla que primeros y segundos de los tres grupos de la división de plata jugaban entre sí, con ascenso directo para los dos primeros. Por entonces la promoción era a partido único en campo neutral. El Granada quería jugar en La Condomina después de rechazar hacerlo en Madrid. Finalmente se acordó que se jugara en Barcelona, adonde se desplazaron varios cientos de vallisoletanos en un tren especial (botijo, se le llama por estas tierras) fletado por iniciativa de todo un omnipotente ministro franquista como era el palentino Girón. Los granadinistas eran sólo un puñado.


En el desaparecido campo de Les Corts, abarrotado y presidido por el general Moscardó, dos semanas después de concluir la liga, el 18 de abril de 1943, con buen arbitraje del catalán Vilalta, Pérez; Millán, González; Sosa, Bonet, Sierra; Marín, Trompi, Nicola, Conde y Aparicio, derrotaron 2-0 a Izpizúa; Busquets, Barrios; Estrada, Torquemada (ex recreativista de los 30), León; Chachín, Sabino Barinaga, Sañudo, Quetglas y Menéndez. En el banquillo granadinista Paco Bru dirigía su último partido al frente de nuestro equipo. El pucelano lo ocupaba el que iba a ser su sustituto, Esteban Platko. Fue, según las crónicas, un feo partido en el que siempre las defensas se impusieron a los adelantes (como se nombraba por entonces a las delanteras) y en el que no hubo dominador. Cuando ya se empezaba a pensar en la prórroga acabó imponiéndose el mayor oficio y la mayor pegada de los rojiblancos merced a sendos goles del catalán Nicola, el primero al filo de la media hora de la segunda parte, al aprovechar un buen servicio por la izquierda de Aparicio, y el segundo a falta de menos de diez minutos, de gran remate desde fuera del área a pase de Sosa. En el vestuario se brindó con gaseosa, cerveza y coñac y para Granada volvieron la mar de contentos después de asegurar la máxima categoría en esta segunda temporada entre los grandes.


Esa es la única vez en la historia en la que le hemos ganado al Valladolid lejos de Granada, porque lo que es a la vera del Pisuerga sólo en la 57-58 y en la 65-66 nos trajimos algo positivo, con sendos empates a un gol. Todas las once visitas fueron al viejo Zorrilla, la última en 1980, por lo que en el nuevo campo pucelano es la primera vez que comparece nuestro equipo. Magnífica ocasión es ésta para romper con el pobre balance que arrojan los viajes a la capital castellano-leonesa.

miércoles, 2 de febrero de 2011

BETIS DE PRIMERA



Viene a Los Cármenes un equipo que a priori asusta, porque aparte de ser el mejor de la segunda categoría en estos momentos, es también el de más solera y mejor palmarés de todos los que componen la Liga Adelante. Esto nos lo dice tanto ese décimo puesto que ocupa en la clasificación histórica como el hecho de ser el único club de la categoría que ha ganado una liga y, por si fuera poco, también dos copas de España. Hablar del Betis es en realidad referirse a un club de primera que transitoriamente juega en segunda.

Treinta y cinco (sin contar los dos de esta misma temporada) son los antecedentes históricos de partidos entre sevillanos y granadinos a los que podríamos añadir otros cuatro, que son los que se jugaron dentro de los respectivos campeonatos regionales previos a las ligas de las temporadas 1935-36 y 1939-40, pero tales enfrentamientos no están catalogados como partidos oficiales y, por tanto, no cuentan. En 18 ocasiones vino el Betis a Granada (sólo una al nuevo Los Cármenes), de ellas ocho fueron de Primera, siete de Segunda, dos de Copa y una de Promoción. De ellas, en nueve se fue de vacío, en cuatro empató y en cinco se llevó todo el botín.

Como queda dicho, es el Betis el único club de Segunda que alguna vez ganó una liga, aunque fue en una fecha ya lejana como es la temporada 1934-35. Precisamente como flamante campeón compareció en Granada por primera vez en la historia, el día de San Miguel del año 1935, dentro del que se llamó Campeonato Superregional Andaluz, cuyos partidos no se consideran oficiales. Venía el Betis con todas sus estrellas, como el goleador Unamuno y su tripleta de medios Gómez, Larrinoa y Saro, más su defensa internacional Aedo, pero el Recreativo de Lippo Hertza supo jugarle de tú a tú y el partido acabó en empate a cero, que podría haber sido una victoria local si no se le hubiera anulado un gol al ariete recreativista Calderón. Aquélla fue la única vez que en Granada pudimos ver a la pesada mole (Entrala dixit) que era el defensa italiano Bianchi, el primer extranjero en la historia del club, antes que el húngaro Bukzzasy, que del Madrid se incorporaría dos meses después.

La primera visita bética a Granada de Primera fue una gran ocasión para los nuestros, que apalizaron a los verdiblancos por 6-2. Fue el 11 de octubre de 1942, con arbitraje de Escartín. Marcaron Leal dos, Marín, Mas, Nicola y Gonell en propia puerta, y las crónicas coinciden en que pudieron ser bastantes más los goles rojiblancos. El partido correspondía a la tercera jornada de una temporada negra para el Betis, pues acabó en descenso y es la que marca el inicio de la gran decadencia que sufriría el equipo sevillano.

Porque aunque estemos ante el rival de mejor palmarés de todos, sus laureles deportivos no le impidieron caer bien bajo en determinada etapa de su historia y también tuvo el Betis su particular y amarga travesía del desierto. Fueron siete años, entre 1947 y 1954, en los que cayó a Tercera y estuvo a punto de desaparecer. Y fue militando en Tercera cuando visitó Los Cármenes en otras cuatro ocasiones, pero ahora para jugar contra el Recreativo. La primera vez, en la 50-51, salió derrotado (2-0) para alzarse con el triunfo en las dos siguientes visitas y empatar en la 53-54, la última de sus siete temporadas en el tercer nivel, cuando con refuerzos como Sabino Barinaga pudo recuperar la segunda categoría.

Entre los Granada-Betis merece destacarse el que se jugó en la 60-61, pero no por sus bondades balompédicas sino por todo lo contrario y por el escándalo que armó en Los Cármenes el árbitro González Echevarría, que ignoró un claro penalti sobre Vázquez y anuló inexplicablemente un gol legal de Rafa. Hubo aquella tarde de diciembre algún intento de agresión al colegido y el partido por esa razón quedó suspendido durante algunos minutos. Uno de los béticos que desató las iras del respetable fue el guardameta Otero, a quien se acusó de lesionar a Vázquez y a Carranza. Sólo dos años después jugaría en el Granada, donde permaneció cuatro temporadas y sigue siendo recordado como uno de los mejores porteros que tuvo el Granada. El partido finalizó con victoria forastera 1-2.

Aparte, hay también en la historia de los Granada-Betis alguna que otra de esas situaciones en las que quedó flotando la duda de si los acontecimientos se habían desarrollado de forma legal o en ellos habían influido algunos mengues o duendecillos antigranadinistas. Como en la promoción de la temporada 1966-67 por la que el Granada perdió la máxima categoría a pies del Betis, doble enfrentamiento que siempre dejó la sospecha de este emparejamiento que les evitaba a los béticos tener que jugársela con su eterno rival, el Sevilla, el otro promocionista de Primera, que no tuvo ningún problema para mantenerse con el mucho más endeble Sporting de Gijón. Otra de estas situaciones sospechosas ocurrió en el último partido de la 78-79, en el campo del Betis, donde una derrota rojiblanca 2-1 frustró un más que posible ascenso a Primera del Granada y supuso el del Betis.