EL ONCE FANTASMA

Pedro Escartín bautizó al Granada CF (el Recreativo Granada) con el apodo de "Once Fantasma" cuando este club era un recién llegado a la competición pero ya andaba codeándose con equipos de solera y aspiraba a lo máximo.
En este libro se narran las vicisitudes por las que atravesó el Recreativo en sus cinco primeros años de existencia y también se recogen los sucedidos ciudadanos más impactantes de aquella época revuelta que fue la de la II República.
En la foto de cabecera se ve al Recreativo que se enfrentó al Gimnástico de Valencia en el campo madrileño de El Parral, 21 de febrero de 1934. De pie: Sosa, Tomé, Calderón, Luque, Itarte, Carrera, Victorio y Tabales; agachados: Gomar, Morales y Herranz.
Para adquirir un ejemplar firmado y dedicado por el autor (20 €), dirigirse a
jlramostorres@gmail.com


Historia del Granada CF



martes, 8 de febrero de 2011

VALLADOLID, A MEJORAR LA ESTADÍSTICA



Ahora toca ir a Valladolid a enfrentarnos a otro de los equipos de mayor solera de nuestra liga. Si el Betis es el de mejor palmarés de todos los de Segunda, el Valladolid puede ser el segundo en esa clasificación, y también puede lucir con orgullo un título nacional ya que ganó (en la 83-84) una Copa de la Liga, competición que nació en los ochenta y de la que sólo llegaron a disputarse cuatro ediciones.


Son veinticinco las ocasiones en que pucelanos y granadinos se han visto las caras en sus respectivas historias (26 con la de la primera vuelta de esta liga) y son once las veces que el Granada ha jugado en Valladolid, con un balance nada favorable a los nuestros ya que nunca ganó el Granada en esa laureada plaza, logrando sólo dos empates como todo botín. De esas once visitas granadinistas, tres fueron de Primera y ocho de segunda. Aparte, hay una ocasión en que ambos contendientes jugaron en un campo neutral como fue Les Corts, de Barcelona.


Precisamente ese partido en campo neutral supone la primera vez en la historia que Granada y Valladolid se enfrentaron y es también la más importante de todas porque lo que estaba en juego en aquellos únicos noventa minutos era ni más ni menos que la división de honor. Fue al término de la temporada 1942-43 en la que el Granada como decimosegundo clasificado (tercero por la cola) de Primera tuvo que jugarse el todo por el todo en la promoción con el Valladolid, que acababa de completar su mejor temporada histórica hasta ese momento después de haberse quedado en puertas del ascenso directo a Primera como tercer clasificado en la liguilla que primeros y segundos de los tres grupos de la división de plata jugaban entre sí, con ascenso directo para los dos primeros. Por entonces la promoción era a partido único en campo neutral. El Granada quería jugar en La Condomina después de rechazar hacerlo en Madrid. Finalmente se acordó que se jugara en Barcelona, adonde se desplazaron varios cientos de vallisoletanos en un tren especial (botijo, se le llama por estas tierras) fletado por iniciativa de todo un omnipotente ministro franquista como era el palentino Girón. Los granadinistas eran sólo un puñado.


En el desaparecido campo de Les Corts, abarrotado y presidido por el general Moscardó, dos semanas después de concluir la liga, el 18 de abril de 1943, con buen arbitraje del catalán Vilalta, Pérez; Millán, González; Sosa, Bonet, Sierra; Marín, Trompi, Nicola, Conde y Aparicio, derrotaron 2-0 a Izpizúa; Busquets, Barrios; Estrada, Torquemada (ex recreativista de los 30), León; Chachín, Sabino Barinaga, Sañudo, Quetglas y Menéndez. En el banquillo granadinista Paco Bru dirigía su último partido al frente de nuestro equipo. El pucelano lo ocupaba el que iba a ser su sustituto, Esteban Platko. Fue, según las crónicas, un feo partido en el que siempre las defensas se impusieron a los adelantes (como se nombraba por entonces a las delanteras) y en el que no hubo dominador. Cuando ya se empezaba a pensar en la prórroga acabó imponiéndose el mayor oficio y la mayor pegada de los rojiblancos merced a sendos goles del catalán Nicola, el primero al filo de la media hora de la segunda parte, al aprovechar un buen servicio por la izquierda de Aparicio, y el segundo a falta de menos de diez minutos, de gran remate desde fuera del área a pase de Sosa. En el vestuario se brindó con gaseosa, cerveza y coñac y para Granada volvieron la mar de contentos después de asegurar la máxima categoría en esta segunda temporada entre los grandes.


Esa es la única vez en la historia en la que le hemos ganado al Valladolid lejos de Granada, porque lo que es a la vera del Pisuerga sólo en la 57-58 y en la 65-66 nos trajimos algo positivo, con sendos empates a un gol. Todas las once visitas fueron al viejo Zorrilla, la última en 1980, por lo que en el nuevo campo pucelano es la primera vez que comparece nuestro equipo. Magnífica ocasión es ésta para romper con el pobre balance que arrojan los viajes a la capital castellano-leonesa.

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