En mayo de 1973 la liga no había hecho más que terminar aunque quedaba todavía la copa, pero ya se planificaba la siguiente. Aparte del gran fichaje de Bianchi, ya cerrado, sonaban como posibles el argentino malaguista Viberti y el burgalés Requejo, pero ambos se quedaron en rumor. Lo que no es rumor sino una realidad es el fichaje al día siguiente del último partido de la liga andaluza, 24 de mayo, del que será el entrenador para la siguiente liga, que no es otro que Joseíto. El zamorano es en esos momentos el míster del Córdoba, que no tiene todavía asegurada su permanencia en Segunda, categoría en la que falta por disputarse la última jornada. Joseíto tiene contrato para otra temporada y el Granada abonará al equipo verdiblanco la cantidad de 250.000 ptas. por el traspaso. Está claro que después de la mediocre liga granadinista recién terminada Pasieguito no continuará y se apuesta por el entrenador que supo darle al Granada un mayor empaque. Así iniciaba Joseíto su tercera etapa en el banquillo granadinista.
En la misma página de Ideal en que se anuncia el fichaje de Joseíto se puede leer una noticia cuando menos inquietante. Ideal se hace eco de lo que el día antes publicaba Marca. Según el diario madrileño, el crack argentino recién fichado, Carlos Bianchi, no quiere venir al Granada. En palabras textuales suyas: «… a mí no me hace ninguna gracia ir a jugar al Granada porque es un equipo que anda por los últimos puestos. Para ir a pelear el descenso me quedo en el Vélez, donde me pagan bastante bien». Y añade «Desde luego, si me pagan lo que yo considero necesario entonces me iré. Lo que ocurre es que para cobrar el doble de lo que cobro aquí, no me interesa. Tendría que sacar, como mínimo, el triple». En definitiva, que el Granada no le parece plato apetecible y que quiere más dinero del que el Granada acordó con el intermediario Osés, representante del goleador argentino en unión de Luis Guijarro. El acuerdo, ya cerrado era por doce millones y medio (en ese momento el futbolista más caro de la historia del Granada) aunque en otros medios se habla de diez millones, por tres años, incluyendo además casa, coche en propiedad y pasajes para él y su familia de ida y vuelta, todo a cargo del club. El Granada había abonado ya la cifra de 150.000 dólares (diez millones al cambio).
Una semana más tarde se desvanece toda posibilidad de que este auténtico fichaje de sensación sea granadinista y se anuncia que definitivamente no viene Bianchi a Granada. El argentino dice que el poder que le firmó a Osés era para firmar por el R. Madrid, el Barcelona o el At. Madrid, y que tal poder hay que entenderlo revocado al tratarse de un club humilde. Lo cierto es que en el camino del Granada se había cruzado el Stade de Reims francés que es el que acabó llevándose a Bianchi, que en el fútbol francés consiguió la siguiente temporada ser Bota de Bronce, es decir, tercer máximo goleador europeo, y en la 75-76 y 77-78, ahora ya en las filas del París Saint Germain, Bota de Plata. Sin Bianchi nos quedamos porque, tal como declaró éste a Hoja del Lunes de Madrid, «…cuando un jugador consigue ya una clase, se cotiza, y no puede descender. Y eso supone ir al Granada: perder altura. Y mi lema es subir. Nunca bajar». En el acuerdo se incluía una cláusula de indemnización por 25.000 dólares en caso de desistimiento unilateral sin causa justificada que el Granada quiso hacer valer y que ignoramos si finalmente lo consiguió.
Con todo ya decidido, finalmente vino un día a Granada, el cuatro de junio, y todavía hubo un último intento para hacerle cambiar de opinión, con los argentinos Aguirre Suárez y Echecopar ejerciendo de cicerones e intentando hacerle ver lo que se perdía por despreciar esta tierra. Ni el jamón de Trevélez con que lo obsequiaron sus dos compatriotas ni las bellezas granadinas que le enseñaron consiguieron que Bianchi aceptara convertirse en compañero de ellos en la siguiente temporada. Bianchi le echó la culpa a su mujer por preferir la Champaña al vinillo costa, y por donde vino se marchó. El Granada presentó una reclamación ante la FIFA, pero nada se consiguió.
Previamente, a finales de mayo de 1973, se había dado por fin luz verde a la contratación de extranjeros en el fútbol español. Así, a partir de la temporada siguiente cada club de Primera o Segunda podría fichar hasta un máximo de dos jugadores extranjeros. Pero en este primer momento se estableció la prohibición de que estos extranjeros fichados fueran traspasados o cedidos a otro club español. Precisamente esta prohibición de traspaso o cesión es lo que se señaló por muchos como causa fundamental de la negativa de Bianchi a venir al Granada, al saber que desde aquí no podría dar el salto a otro equipo de más caché. El caso es que el Granada de la temporada que se avecinaba repitió su mejor clasificación histórica. Es pertinente por tanto preguntarse a qué cotas podría haber llegado nuestro Granada si además hubiera contado con el as goleador argentino al que nuestro equipo le pareció poca cosa.
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