EL ONCE FANTASMA

Pedro Escartín bautizó al Granada CF (el Recreativo Granada) con el apodo de "Once Fantasma" cuando este club era un recién llegado a la competición pero ya andaba codeándose con equipos de solera y aspiraba a lo máximo.
En este libro se narran las vicisitudes por las que atravesó el Recreativo en sus cinco primeros años de existencia y también se recogen los sucedidos ciudadanos más impactantes de aquella época revuelta que fue la de la II República.
En la foto de cabecera se ve al Recreativo que se enfrentó al Gimnástico de Valencia en el campo madrileño de El Parral, 21 de febrero de 1934. De pie: Sosa, Tomé, Calderón, Luque, Itarte, Carrera, Victorio y Tabales; agachados: Gomar, Morales y Herranz.
Para adquirir un ejemplar firmado y dedicado por el autor (20 €), dirigirse a
jlramostorres@gmail.com


Historia del Granada CF



lunes, 8 de agosto de 2022

VUELTA A LO MISMO

FEl Granada que derrotó al Córdoba en Los Cármenes. De pie: Vecino, Méndez, Rubio, Verde, Sosa, Mas, Toñín y Carbelo (suplente); agachados: Licker, Cea, Callejo y Martín
 

Victoria ante el Córdoba y coliderato

La gran victoria en Mallorca unida a la posibilidad de que por fin pudiera jugar Otto (quien finalmente no fue alineado), más el hecho de que nos visitaba el líder, el Córdoba, dos puntos por encima del Granada, con el añadido de los cientos de seguidores que se desplazarían previsiblemente, todo en conjunto decidió a la directiva a fijar la jornada 17, en Los Cármenes, como día del club. El Córdoba, con un futuro granadinista, Japón I, llevaba varias jornadas encaramado a la primera posición, pero en la recta final no dará la talla y acabará cuarto.

Los Cármenes registró un lleno absoluto, con más de dos mil cordobeses y otros venidos de provincias vecinas, y en un emocionante partido jugado por ambos cuadros con gran intensidad, se impuso un Granada muy mejorado 2-1, produciéndose así un triple empate en cabeza entre Córdoba, Granada y Salamanca, que se convirtió en el nuevo líder del grupo II. Fue justo vencedor el equipo rojiblanco y pudo ganar por más margen, pero se fallaron varias ocasiones claras. Repitió el Granada la alineación de los dos últimos y exitosos choques y Sosa volvió a actuar de falso 9.

La prensa local destaca la labor de los dos interiores, Cea y Licker (que marcó un gol). El Córdoba acreditó su calidad y la posición ocupada en la tabla y tuvo a su mejor hombre en el delantero centro Jorge, Manuel Jorge Sosa, hermano del granadinista Sosa, ya veterano, pero con una amplia trayectoria en primera, en el Atlético de Madrid, un futbolista por cierto que alguna vez sonó como posible granadinista sin llegar a serlo.


Una escena del partido Granada-Córdoba, con Sosa celebrando un gol

Empate del Recreativo en Jerez

El Recreativo por su parte redujo a -3 su cuenta de negativos dando la sorpresa en el campo del Jerez, el estadio Domecq, donde empató a un gol. Era casi una tradición que cuando algún equipo granadino jugaba en Jerez ocurrieran incidentes. No fue ésta la excepción y los recreativistas tuvieron que abandonar el terreno de juego a la terminación del partido entre una lluvia de piedras que alcanzaron a varios blanquiazules. El más perjudicado fue el defensa central Montilla, con una brecha sangrante en una ceja. Precisamente fue Montilla el que cercano al final consiguió de penalti el gol del empate, el desencadenante de la trifulca. Días después el comité de competición sancionó económicamente al club jerezano por estos incidentes.

El Recreativo realizó un gran partido defensivo, y el portero Julio, que volvía a la titularidad, detuvo un penalti. También fue novedad en la alineación del filial la vuelta del buen defensa Paquito, ausente más de dos meses por una lesión. El que ni siquiera viajó fue el delantero Plata por impedírselo sus deberes militares. El punto supuso al filial subir al puesto 12º.


Montilla, accidentado en Jerez, y Requena, ambos del Recreativo

Derrota en el Insular

Para viajar a Las Palmas, en principio era el club canario el que debía abonar a los equipos que recibía una parte importante del coste de su desplazamiento, pero a mitad de temporada se desencadenó el problema de que los canarios no aportaban lo que estaba estipulado. De esta manera intervino la Federación y determinó que abonaría la diferencia entre el gasto de desplazamiento más costoso de la temporada anterior y el viaje a Las Palmas, para lo cual estableció un fondo de compensación que debían nutrir con sus aportaciones todos los clubes de primera y segunda. Así estaba ya establecido cuando llegó el momento de viajar a la islas para el Granada, jornada 18 o tercera de la segunda vuelta, a mediados de enero, aunque, claro, el cobro de las cantidades subvencionadas por la Federación no era automático, sino que se difería bastante en el tiempo. No quedaba más remedio que economizar ya que el largo viaje más la estancia salían por un pico.

Las comunicaciones en 1951 y en España no se parecían ni de lejos a las actuales, así que un desplazamiento como éste había que preverlo con bastante antelación, por lo que nuestro equipo emprendió la marcha el miércoles previo, camino de Sevilla, para donde partieron en la Alsina regular que cubría esa línea los once titulares, incluido el jugador-entrenador, Paco Mas, acompañados solamente por el portero suplente, Carbelo, y el masajista del equipo, José Fernández Bravo, Fernández, el ex futbolista que vistió de rojiblanco entre 1939 y 1942, ahora dedicado a estos menesteres. Y es que el viaje y la estancia a las islas suponían por entonces toda una odisea y descuadraban los presupuestos por su alto coste. Desde Sevilla, al día siguiente y en avión viajarían los rojiblancos a Las Palmas. Para que el viaje fuera menos costoso se concertó un amistoso en Tenerife, de manera que lo previsto era que el Granada permaneciera una semana en las islas y la vuelta se realizara en barco de línea hasta Cádiz, debido a que no se habían podido encontrar plazas vacantes en los vuelos con la Península para esos días.

En el estadio Insular los rojiblancos fueron recibidos con la pita más grande que se recordaba por aquellos pagos, refieren las crónicas, todas de periodistas canarios, en recuerdo del partido en Granada de la primera vuelta. La causa fue lo que contaron los jugadores canarios a la vuelta de Granada en su partido de la jornada tercera, muy dolidos por haber encajado la primera derrota de su historia en categoría nacional, 4-1. Por lo visto, dijeron que en Granada habían sido tratados de manera poco cortés: que les fue negada el agua para su masajista, que a un lesionado no se le prestó asistencia y cosas por el estilo. Ya en su día, finales de septiembre, jornada 3, se pudo leer en Ideal que los jugadores canarios en la caseta de Los Cármenes se mostraron muy enfadados y hasta hubo uno, Tacoronte de nombre, al que se le oyó decir que cuando vayan los granadinos a Las Palmas «tengo que echarles vinagre y sal en la bolsa del agua», pero las crónicas granadinas de aquel partido dicen que si algún equipo se mostró incorrecto éste fue el que vestía de amarillo, que empleó bastante juego subterráneo.

El partido en tierras canarias no tuvo más historia para los nuestros que la de sumar una nueva derrota, 3-1, todos los goles en la primera parte. En esos momentos el Las Palmas andaba en la clasificación lejos de los puestos altos, pero la liga la terminará en tercera posición y logrará el ascenso a primera en liguilla. Lo que se lee en la prensa es que los locales fueron muy superiores y el resultado fue corto. Ambos equipos acabaron jugando con diez, los de casa por sufrir una expulsión, y los rojiblancos por lesión de Verde, quien sufrió la fractura de su muñeca derecha que le obligó a retirarse para no reaparecer. Fue una sensible baja de uno de los jugadores más regulares de la plantilla que le obligará a permanecer más de dos meses ausente de las alineaciones. El Granada con esta derrota se quedó en el puesto que ya ocupaba, tercero, pero se rompió el triple empate y los nuestros se distanciaron dos puntos del líder, el Córdoba.


El Granada en el Insular. De pie: Rubio, Mas, Sosa, Toñín, Méndez y Martín; agachados: Cea, Vecino, Callejo, Verde y Licker

Victoria del Recreativo frente al Maghreb

Mientras el Granada caía derrotado en Las Palmas, en Los Cármenes el Recreativo sumaba dos puntos más frente al Maghreb de Tánger, equipo de la zona media de la tabla que contaba en sus filas con el ex granadinista Gárate, extremo derecho que vistió de rojiblanco entre 1940 y 1943 (que apenas jugó), y también con un futuro granadinista, Jaco, que militará en el Granada sólo la 57-58 y también jugará poco. Su máxima figura era el extremo marroquí de color Chicha, del que se decía que equipos de primera, entre ellos el Barcelona, andaban tras sus pasos, y que esta misma temporada lo fichará el At. Tetuán, con el que ascenderá a primera. Pero no pudo lucir apenas el extremo marroquí en Los Cármenes porque el gran marcaje de Requena no le dejó hacer nada.

Fue un gran partido de la línea defensiva del filial, que terminó imponiéndose por un solitario gol del delantero largamente pretendido Plata, de quien a pesar del gol dice la crónica de Hoja del Lunes que no mejoró actuaciones anteriores y que no está en forma pues no entrena con el resto de compañeros ya que sus obligaciones militares le obligan a viajar constantemente. Éste fue su último partido como recreativista, al marcharse a seguir sirviendo a la patria. Los dos puntos colocaron al Recreativo 10º, con un colchón de cinco puntos sobre los puestos de descenso.

 

Goleada al Recreativo en La Victoria

Esta temporada, al haberse confeccionado los dos grupos de segunda con números impar de participantes, tocaba cada jornada descansar a un club. En el grupo II o Sur tal cosa ocurría siempre después de jugar contra el Las Palmas, así que al Granada le tocó descansar el domingo 21 de enero de 1951. No así al filial, desplazado ese domingo a la vecina Jaén donde le esperaba el líder destacado del grupo VI de tercera que entrenado por Cholín le llevaba tres puntos de diferencia al segundo, el Betis, aunque cuando se hayan disputado todas las jornadas acabará tercero y no jugará siquiera promoción de ascenso.

En La Victoria, con presencia de un centenar de granadinos desplazados, el Recreativo no fue rival para el Real Jaén y salió apalizado 6-1. Unas crónicas dicen que el filial no mereció una derrota tan amplia al dar validez el árbitro a dos goles en orsay (uno de ellos conseguido por Trompi) y anular injustamente otro de los blanquiazules. Pero también disponemos de otras en las lo que se dice es que la goleada pudo muy bien ser mucho mayor. La figura de los blancos fue el ex granadinista Luiqui. La derrota dejó al Recreativo a sólo tres puntos de los puestos de descenso y le hizo bajar en la clasificación al 11º.


Los jugadores del Melilla Martín, Mamblona y Errazquin. Los dos primeros resultaron muertos en el accidente. Martín era granadino y ex granadinista

Accidente mortal del autobús del Melilla en Loja

Una tragedia ocurrida en una carretera granadina sacudió el fútbol español el viernes 26 de enero de 1951. El equipo de la UD Melilla, -como el Granada- del grupo Sur de segunda, viajaba desde Málaga camino de nuestra ciudad, donde tenía previsto almorzar y después continuar hasta Alicante para embarcar hacia Mallorca y disputar allí su partido de la jornada 20. Pasado Loja, a unos seis kilómetros, en el paraje denominado Gabarre, su autobús fue embestido en una curva por la caja de un camión cargado de alcachofas con el que se cruzó y que circulaba en dirección a Sevilla, que arrancó la parte izquierda del vehículo en el que viajaban los norteafricanos, lanzando a la calzada a todos los de ese lado.

El choque fue tan violento que el ayudante del masajista del equipo melillense, Manuel Salvador Martín, más los futbolistas Francisco Mamblona Valverde (Mamblona para el fútbol) y Juan Martín López, Martín de nombre deportivo, resultaron muertos en el acto. El último, alcanzado de lleno por el camión y cuyo cuerpo sufrió grandes destrozos, era granadino de nacimiento, albaicinero, y había militado en el Granada en la temporada 42-43, aunque no llegó a estrenarse de rojiblanco en partido oficial. Era en esos momentos el máximo goleador del equipo melillense con 12 tantos en su haber.

Otros futbolistas resultaron heridos: García Valle (éste de gravedad), Llopis y Muñoz. Y otro granadinista, aunque éste lo será años después y como técnico, Constantino Errazquin, en esos momentos defensa del Melilla, viajaba al lado del masajista fallecido, pero resultó ileso.

El partido en Baleares estaba programado para el lunes 29 al haberse aplazado de común acuerdo por verse obligado el Melilla a desplazarse por carretera ya que se habían suspendido los vuelos desde la ciudad norteafricana al estar su aeropuerto clausurado por daños causados por el temporal.

Al conocerse la noticia, el presidente rojiblanco Joaquín Serrano viajó al lugar del accidente acompañado de un directivo para ofrecerse en lo que necesitaran, y la delegación en Granada de la Federación Andaluza mandó taxis que recogieran a los accidentados y trasladarlos a nuestra capital. El club hizo un llamamiento a los socios rojiblancos para que se sumaran al cortejo del entierro previsto para el día siguiente. Por su parte, los jugadores del Granada, a punto de partir en autocar hacia Cartagena, se ofrecieron para jugar desinteresadamente un amistoso en beneficio de las familias de los afectados.

El entierro, presidido por el gobernador civil Fernández-Victorio, se verificó al día siguiente, 27 de enero por la tarde, y al mismo acudieron varios miles de granadinos a pesar de que llovía persistentemente y por momentos caía agua-nieve, todo acompañado de un viento helador. Los cadáveres de los tres fallecidos, después de practicárseles la autopsia, fueron recibidos, en el campo de Los Cármenes, cuyos vestuarios sirvieron brevemente de improvisada capilla ardiente, y de allí salieron los ataúdes a hombros, portados por jugadores del Melilla, del Granada y del Recreativo, hasta depositarlos en los coches mortuorios. Al llegar al Triunfo la lluvia dio una tregua, por lo que los féretros fueron cargados nuevamente a hombros hasta la iglesia de Santa Ana, donde se despidió el duelo. Gran número de coronas fúnebres se vieron, entre ellas la que costeó el Granada CF y otra mandada por Millán desde La Coruña. El granadino Martín fue enterrado en el cementerio de San José mientras que el cadáver de Mamblona partió hacia Valencia, de donde era natural, y el del masajista Salvador fue trasladado a Melilla, su tierra.

Numerosos telegramas de agradecimiento por las atenciones del club hacia los accidentados se recibieron en los días siguientes, y a la semana, también vía telegrama, se comunicó al presidente del Granada, Joaquín Serrano, que había sido nombrado presidente honorario del Melilla por la asamblea de socios recientemente celebrada en la ciudad norteafricana. En otro telegrama recibido por el presidente de la Federación Andaluza en Granada, el ex recreativista José Carmona Ros, se le nombraba socio de honor del Melilla.

Apenas dos semanas después del accidente de la expedición melillense y en el mismo lugar de la tragedia, un turismo de matrícula extranjera chocó contra una camioneta que se dirigía a Huétor-Tájar, quedando el vehículo destrozado por completo, aunque sus ocupantes sólo sufrieron heridas menores. Ya en septiembre del mismo año y en la misma curva, chocaron dos coches con turistas, uno francés y el otro portugués, quedando ambos para el arrastre, pero sin heridos. Y por si esto fuera poco, sólo un mes después del accidente de los turistas hubo otro choque de turismos en el que varios de los ocupantes hubieron de ser hospitalizados. El tal paraje conocido como Gabarre era sin duda un punto negro de nuestras carreteras.


El entierro de las víctimas del accidente partió de Los Cármenes

El huracán derrota al Granada en Cartagena

La expedición rojiblanca a Canarias estuvo ausente de Granada más de una semana y en ese periodo nada supimos de sus andanzas. Regresados por fin, enseguida empezó la preparación del siguiente choque, el correspondiente a la jornada, 20 que llevaba al Granada a Cartagena. Hacia la llamada ciudad departamental partieron en los últimos días del mes de enero sin portero suplente al lesionarse Carbelo y con la gran novedad entre los viajeros de la inclusión del larguísimamente esperado Otto, por haber conseguido en la semana previa ¡¡¡por fin!!! la autorización federativa para poder ser alineado.

En estos últimos días de enero de 1951 un temporal de frío, lluvia y viento hacía estragos por toda España y además la gripe en forma de epidemia pendía como una amenaza sobre las cabezas de los españolitos, haciendo aún más precaria la ya de por sí difícil subsistencia. Por esa razón, al campo del Cartagena acudió poquísimo personal. La crónica de El Noticiero de Cartagena dice que apenas se podía controlar el balón sobre el rectángulo de juego y que el equipo que jugaba a favor del enorme airazo reinante tenía una gran ventaja. Quizá por esa razón el Granada perdía al descanso 3-0 sin que los locales hubieran tenido que emplearse demasiado a fondo al jugar a favor del viento, limitándose a lanzar balones hacia adelante, y el meta local quedó por completo inédito en esos primeros cuarenta y cinco minutos. En la segunda parte el Granada no supo aprovecharse del viento a favor, aunque Callejo acortó distancias. Total, nueva derrota, 3-1. Del húngaro debutante Otto, la crónica del diario cartagenero dice que ni se le vio.

Hoja del Lunes de Granada también le echa la culpa al huracán, que estuvo a punto de causar la suspensión del encuentro. También dice que, de los tres goles, en el primero el balón no llegó a entrar, y que en el segundo le hicieron falta al portero Martín. No obstante, ganó el Cartagena, continúa, porque puso muchas más ganas que el Granada. El equipo local andaba clasificado en la zona baja, posiciones que ocupará al finalizar la liga, y venía de encajar siete goles en su último partido en Mestalla. La figura de los locales fue el futuro granadinista Amaro. Sobre Otto coincide cien por cien con lo que dice la crónica de El Noticiero de Cartagena, es decir, ni se le vio, haciendo extensivo el comentario a su compatriota Licker. Con la derrota bajó el Granada al 7º puesto de la clasificación, aunque todavía tenía bastantes opciones de clasificarse al menos para liguilla de ascenso pues sólo un punto lo separaba del tercero.


Miranda hace un juego de palabras sobre el decepcionante Otto y el emergente Toto, del Recreativo. Una escena de los prolegómenos del Recreativo-Cádiz

El Recreativo golea al Cádiz

Mientras tanto en Los Cármenes, también semi vacío de público por culpa de las inclemencias meteorológicas, aunque sin huracán, el Recreativo goleaba 4-1 a todo un Cádiz aspirante al ascenso. Para Jovi en Hoja del Lunes, fue el mejor partido del filial esta temporada. Bajo la abundante lluvia, el Recreativo desbordó en todos los sentidos a su oponente y pudo vencerle aún por más margen, con un Toto en artista, recordando al mejor Trompi de sus buenos años, y que deleitó a los escasos hinchas que acabaron coreando sus jugadas como si de un torero en faena se tratara.

En Los Cármenes, como en todos los campos de España, se guardó un minuto de silencio y todos los jugadores lucieron lazos negros de luto por la tragedia del Melilla en Loja. El Recreativo, formado íntegramente por granadinos, pasó a ocupar el puesto 9º de la clasificación, el más alto que tuvo en toda la liga, y a ver ya los puestos de descenso a cinco puntos. El Cádiz, que acabará la liga en la zona media de la clasificación, había sido confeccionado a principios de temporada con el único objetivo del ascenso de categoría, fichando de una tacada hasta a siete futbolistas del Lérida (cuatro de ellos jugaron en Los Cármenes), ascendido a primera de la mano del ex granadinista Emilio Vidal, pero en Granada evidenció exceso de veteranía y quizá falta de motivación.

 

Debut de Otto en Los Cármenes en el empate sin goles ante el Mestalla

En la siguiente jornada, ya la 21, volvía el Granada a Los Cármenes después de casi un mes de ausencia. El partido de los rojiblancos contra el filial valencianista fue malísimo según todas las crónicas, y el resultado fue empate sin goles (única vez que se dio en toda la liga), llevándose por tanto los valencianos unos de los tres positivos que todavía conservaba el Granada desde su visita a Mallorca. Sobre un terreno muy embarrado y con un Mestalla dedicado sólo a defender, ninguna línea rojiblanca funcionó y los plumillas locales sólo salvan del suspenso general al medio Vecino. El temporal seguía enseñoreándose de toda la Península, por lo que casi no paró de llover y hacer frío, pero el campo registró una buena entrada porque existía el aliciente de ver a Otto, el cual en su presentación defraudó y pasó por completo desapercibido

Otro aliciente era el cartel del visitante, equipo que siempre había ofrecido buenos partidos en sus visitas anteriores y además marchaba bien clasificado a pesar de no poder ascender. En su alineación presentó el Mestalla a dos futuros internacionales, el medio Sendra y el delantero Sócrates, y también figuraba en su plantilla otro futuro internacional, Mañó, pero éste no viajó a Granada, como tampoco lo hizo toda una vieja gloria del fútbol español, el defensa Juan Ramón, que los más viejos recordarían pues en 1934 militaba en aquel Gimnástico de Valencia que jugó una fase de ascenso a segunda contra el entonces Recreativo, el Once Fantasma, y que a sus 38 apuraba sus últimos momentos futboleros jugando en el filial valencianista. También jugaron en Granada los delanteros Ibáñez y Salvador, rojiblancos a la temporada siguiente.

Fernández de Burgos para Ideal dice que vimos otra vez al Granada de Gaspar Rubio: desganado, inarmónico en su juego y de una nula eficacia en el ataque, y solicita la contratación de un técnico ya que, dice, la solución de Mas es -o debía ser- aceptable como transitoria, para un momento determinado, pero no para toda una vuelta de calendario. De Otto dice que frustró todas las esperanzas de la hinchada, jugando muy mal, lento y sin movilidad para buscar el desmarque.

El Granada quedó con +2, no obstante, el empate obtenido sirvió para subir dos puestos en la tabla, hasta el 5º, todavía con un solo punto de desventaja sobre el tercero, que jugaba liguilla de ascenso.


Recorte de Ideal sobre el Granada-Mestalla y el debut de Otto

El Recreativo derrotado en Almería

El Recreativo en esta jornada 21 salió derrotado 3-1 del campo de otro aspirante al ascenso, el Almería, que acabaría cuarto clasificado. Fue casi un calco de lo que le ocurrió al primer equipo una semana antes en Cartagena, o sea, durante la primera parte jugó el filial en contra del fuerte viento y en ese periodo encajó tres goles que dejaron sentenciado el tanteador para en la segunda mitad conseguir sólo acortar distancias. Toto, que marcó el del honor, en un magnífico estado de forma y confianza en sí mismo, volvió a ser el mejor blanquiazul. El fortísimo airazo, que no permitía que el balón se quedara quieto cuando iba a lanzarse alguna falta o saque de puerta, impidió que se pudiera ver un partido medianamente jugado por unos y otros. El Recreativo perdió dos puestos en la clasificación, pasando al 11º pero sin que sonaran las alarmas pues seguía conservando su ventaja de cinco puntos sobre el descenso.

 

El Granada de baloncesto

A principios de febrero el Granada CF decidió patrocinar un equipo de baloncesto ya formado al que daría la denominación GCF. Entre sus componentes figuraba José Luis Piñero, el que años después se convertirá en periodista de Patria y de Ideal y firmará innumerables crónicas futboleras de los partidos del equipo rojiblanco. A los pocos días fichó Cubilles, un portorriqueño estudiante en nuestra Universidad que ya era experto. El equipo, que vestía de rojiblanco, ganó un mini trofeo local en el que participaban un total de cinco clubes locales.

 

 

CALLEJEANDO

 

 

Cabalgata de Reyes

            El 5 de enero de 1951 hubo en Granada dos cabalgatas de Reyes, la de siempre, organizada por el Centro Artístico e integrada por socios de esa entidad, como venía siendo costumbre desde 1912, que salió de la ya en desuso plaza de toros del Triunfo y en la que participaron unas 400 personas, y otra más modesta en la que figuraba una única carroza portando a los tres magos además de una banda de música, y que partió de Plaza Nueva una hora más tarde para desembocar en el Hospital de San Rafael, donde descendieron los tres Magos de Oriente «y subieron a llevar la alegría de su presencia a los niños lisiaditos», además de unos cuantos regalos; esta segunda fue organizada e integrada por los bienhechores de esa obra piadosa, se lee en Ideal.

            La víspera de la fiesta de los Reyes Magos, Ideal en un artículo que firma “X” nos descubre el intríngulis de las famosas y tradicionales subastas de regalos que tenían lugar en los salones del Centro Artístico de cara a la cabalgata. Se subastaban todo tipo de objetos donados por el comercio granadino y por particulares, y con lo obtenido se financiaba la compra de juguetes para regalarlos a los niños sin posibles, que fue la finalidad principal con la que nació la cabalgata de Reyes Magos. En cada edición la entidad cultural en los días previos pedía la colaboración económica de todos los ciudadanos y de las instituciones públicas, y también la de sus socios artistas para que aportaran sus obras, por ejemplo, un pequeño apunte con la firma de Apperley, fue adquirido por alguien por 15 pesetas en una ocasión.


Una imagen de la cabalgata de Reyes Magos de sus primeros años

Expone X que estas subastas, ya con bastante abolengo puesto que venían celebrándose desde hacía casi cuarenta años, siempre las caracterizó el buen humor y los lances jocosos, y en ellas abundaban las anécdotas graciosas, por ejemplo: se subastaba un peine de plexiglás (nombre genérico con el que en aquellos años se denominaba todo lo que estaba fabricado en plástico), regalo como muchos otros de un comercio granadino, y después de varias pujas se queda con él por 30 pesetas un señor, pero no acaba ahí la cosa porque alguien del público ofrece una cantidad mayor para que el adquirente se peine allí mismo, pero resulta que el que se ha quedado el peine es calvo por completo, por lo que estallan las carcajadas. Otra: se subasta un cinturón de niño y una persona ofrece una cantidad, pero a condición de que el cinturón se lo ponga el subastero Fernández Horques, que es un señor ampliamente metido en carnes y con una cintura de gran perímetro, el cual obedece abrochándose el cinturón alrededor del cuello. También se cuenta cómo en otra subasta de allá por la década de los diez (del XX, claro), otro señor, todo un prócer de luenga barba al uso de aquella época, sacrificó sus pilosidades y se afeitó porque alguien había ofrecido por que lo hiciera la muy enorme suma de 500 pesetas.

Refiriéndonos a la primera cabalgata que organizó el Centro artístico (esto ya no lo hemos extraído del artículo de Ideal citado más arriba, pero en los tiempos de Internet es fácil reconstruirla), en 1912, transcurrió de esta manera: a las diez menos cuarto de la noche, precedida de abundante cohetería, partió la comitiva desde Campillo Alto, sede por entonces de la entidad, siguiendo por la acera del café de la Alameda (plaza del Campillo), Embovedado, Puerta Real, Mesones, Trinidad, Duquesa, San Juan de Dios y Avenida del Hospicio. Por las calles Mesones y Duquesa fue apagado el alumbrado público para dar más realce a la cosa y que lucieran los hachones embreados y bengalas que portaban los de a pie. Numerosísimo público copaba las aceras durante todo el recorrido para ver el espectáculo, toda una novedad, reinando la más alegre algarabía. Abriendo marcha iba una sección montada de la guardia municipal de gala, e inmediatamente el rey Melchor, jinete en un caballo negro, con corona dorada y manto rojo. El rey Gaspar venía a continuación de igual guisa, pero luciendo amplia barba blanca. Y detrás el rey Baltasar perfectamente caracterizado con betún, sobre caballo blanco y con manto azul bordado, tocándose con una diadema. Todo entre un buen número de servidores a pie, llevando tres acémilas cargadas con los regalos que se iban a entregar a los niños, adquiridos por suscripción popular. También figuraba un camello en el que cabalgaba un personaje ataviado como hebreo, que fue el centro de las miradas y los comentarios. Cerraban el desfile la banda del Centro de Gracia interpretando música festiva y más guardias municipales a caballo.

En el Hospital de San Juan de Dios fue la primera parada para entregar parte de los juguetes que llevaba el cortejo con destino a los niños allí ingresados. La segunda, unos metros más arriba, Asilo de San Rafael, para otro tanto, interpretándose la Marcha Real por niños internos en el establecimiento utilizando un piano y panderos. Después siguió la cohorte atravesando el Triunfo hasta hacer su tercera parada frente al hospicio provincial (el Hospital Real), iluminado con focos para la ocasión. En la puerta fue la cabalgata recibida por el director del centro y dos diputados provinciales, «e infinidad de invitados, predominando las señoras elegantes y bellas». El himno tocado por la banda del hospicio sonó nuevamente y después se procedió a la distribución de los juguetes, uno a uno, a los huerfanitos asilados. «Niñas y niños saltaban de gozo y bendecían a los Magos, que les habían llevado la felicidad». La comitiva regresó por Plaza del Triunfo, Tinajilla, Gran Vía, Reyes Católicos, Príncipe, Bib-Rambla, Arco de las Cucharas, Mesones, Puerta Real, Embovedado y Campillo, hasta volver a la sede del Centro Artístico cuando ya eran las doce de la noche. Todo el séquito que participó luciendo ricos trajes orientales, así como los reyes, eran socios del Centro Artístico. Ni los propietarios de las caballerías ni la banda de Gracia quisieron cobrar nada por su participación. Termina la crónica del evento en el diario La Publicidad resaltando el enorme éxito de la iniciativa del Centro Artístico, añadiendo que, si para el año próximo se prepara con más tiempo, arraigará como uno de los festivales más hermosos y seguramente más simpáticos de Granada.


López Sancho vio así la cabalgata de 1922, publicado en la revista Granada Gráfica

Junto a columnas de opinión congratulándose por la pronta construcción (¡¡¡por fin!!!) del ferrocarril a Motril, ya por entonces una añeja reivindicación granadina (y seguimos esperando más de un siglo después…), así describen los cuatro diarios granadinos la primera cabalgata de Reyes que circuló por nuestras calles, el 5 de enero de 1912, por iniciativa de los socios del Centro Artístico, que fue hasta 1982 el organizador del cortejo, que salió año tras año sin que ni siquiera en la Guerra Civil se suspendiera. La idea al parecer surgió tiempo antes, en 1908, en una de las tertulias que en sus salones tenían lugar, y ya aquel año se improvisó una pequeña comitiva que repartió juguetes a los niños pobres, pero en años posteriores no tuvo continuidad.

Ésa de 1912 es también la primera cabalgata de Reyes que desfiló en España y de la que copiaron después todas las ciudades y pueblos e incluso algunos extranjeros, se afirma en determinados trabajos sobre la cuestión. Sin embargo, otras ciudades le disputan a la nuestra ese honor, y en la Red se lee que hasta tres localidades habrían tenido su cabalgata de Reyes ya desde el siglo XIX, una alicantina y las otras dos barcelonesas: Alcoy (1866), Igualada (1895) y San Vicente dels Horts (1896). Por otro lado, en la web turística tradicionesyfiestas.com, se afirma que la cabalgata del pueblo onubense de Higuera de la Sierra es la segunda en antigüedad de España, tras Alcoy, y la más antigua de Andalucía, cosa que se puede leer también en otras webs institucionales de la provincia de Huelva. Pero no hay que darle credibilidad alguna a tal información puesto que a continuación dan como año del estreno de este tipo de cortejo en ese pueblo el de 1918.

Sea como fuere, nosotros no vamos a polemizar sobre cuál es la cabalgata de Reyes más añeja de la Piel de Toro, pero los que afirman que ese honor le corresponde a la granadina tampoco están disparatando ya que -al parecer y sin meternos en honduras- esas otras cabalgatas decimonónicas valencianas y catalanas que le discuten la invención eran más bien un acto religioso, algo así como el famoso Auto de los Reyes Magos, de tradicional y antiquísima representación cada 5 de enero en numerosas poblaciones españolas, o bien consistían en otra cosa distinta del alegre y cascabelero cortejo con protagonismo principal de la chiquillería que fue la de aquí a partir de 1912, y que es el modelo de cabalgata que predomina hoy, más de un siglo después, un modelo que, efectivamente, fue copiado de la nuestra por otras muchas ciudades españolas y también algunas extranjeras. Aquellas cabalgatas de finales del XIX y principios del XX serían más solemnes -al parecer-, las de ahora y desde 1912, más frívolas, pero sin duda también más del gusto de la gente menuda y los papás.

 

Últimos coletazos de la guerrilla

En los primeros días de enero de 1951, las calles de la ciudad volvieron a ser escenario de un suceso sangriento de los que dejan helado a quien lo contempla pues ocurrió a la vista de numerosos transeúntes. No era la primera vez ni mucho menos que algo similar ocurría en aquellos años de plomo, y ya se contaba con los antecedentes de las persecuciones a tiro limpio en plena calle y la muerte de distintos miembros de la banda de los Quero, a la luz del día y en presencia de testigos: julio de 1945, con la persecución a tiros por el Albaicín de Pedro Quero, muerto dos días después cercado en una cueva sacromontana; marzo de 1946, cuando la muerte en el Barranco del Abogado del Modestico y a los pocos días las de El Palomica y Paco Quero, en pleno centro de la ciudad tras una larga persecución en la que de rebote murió una persona ajena por completo a lo que se ventilaba; o como el que supuso último acto de la banda de los Quero, en mayo de 1947, en una casa del Camino de Ronda, cuando cayeron acribillados Antonio Quero y los dos que lo acompañaban en una acción en la que participó hasta un helicóptero militar. El otro Quero, el primero en caer, noviembre de 1944, Pepe, tuvo una muerte más discreta: en el interior de un comercio al que había entrado para cometer un atraco. Todos ellos constituyeron sucesos espectaculares que conmocionaron a la ciudad y fueron largo tiempo recordados y comentados. 

Como decimos, en enero de 1951 volvió a suceder algo parecido aunque no de tanta repercusión, pero desconocemos los pormenores del hecho, así como la identidad de los abatidos por la fuerza pública y el lugar de la capital donde ocurrió puesto que sólo disponemos de la escueta nota del Gobierno Civil que en primera página publicaron los diarios granadinos el 10 de enero de 1951, según la cual fuerzas de la Guardia Civil del servicio de represión de bandoleros localizaron a tres individuos y los sorprendieron a la salida de un establecimiento de bebidas, y tras un breve tiroteo acabaron con la vida de dos de ellos, resultando herido el tercero, quien falleció esa misma noche en el hospital de San Juan de Dios. Ése es todo el comentario ya que era norma dar la mínima publicidad a los hechos de los alzados en armas contra el Régimen.


Juan José Muñoz Lozano, alias Roberto

Disueltas las partidas del Yatero y de Ollafría desde hacía cuatro años, cuando sus líderes emigraron respectivamente a Francia y a Marruecos, y aniquiladas por las fuerzas del orden las de los Clares y los Quero, también desde hacía años, a las alturas de comienzos de 1951 se puede decir que la guerrilla entra en su fase de liquidación. Por esos montes de Dios, sobre todo por la parte de Loja, Alhama y las sierras fronterizas entre las provincias de Granada y Málaga, aún quedaba la que se llamó Agrupación, Granada-Málaga, que fue también la partida más numerosa de todas cuantas actuaron en nuestra provincia y quizá la única bien organizada y jerarquizada, también conocida por  Agrupación Roberto, alias guerrillero de Juan José Muñoz Lozano, el máximo dirigente del grupo. Roberto, enviado a España por la dirección del Partido Comunista de España en el exilio y a las órdenes directas de Santiago Carrillo, había conseguido aglutinar a las muy numerosas partidas que por esas zonas se movían cada una a salto de mata y para su bolsa, y desde 1946 actuó esta agrupación disciplinada y uniformada militarmente y sostenida al principio por el PCE. Sus integrantes cobraban (si había fondos) 500 pesetas al mes, que era muchísimo más de lo que podían obtener trabajando en el campo, de donde provenían la mayor parte de los escapados al monte, y quizá por esa razón nunca le faltaron voluntarios dispuestos a reemplazar a los caídos.

Pero en 1951 habían cambiado las cosas bastante. En primer lugar, había cundido el desánimo entre los huidos, porque estaba ya muy claro que las potencias democráticas no iban a hacer nada por acabar con el régimen del general Franco, beneficiado del apogeo de la Guerra Fría, que produjo el efecto de que al dictador se le viera como un aliado anticomunista y no como una amenaza para la paz. Por esa misma razón, ya la ONU había revocado su resolución de repulsa hacia España, con lo que comenzaban a regresar a Madrid los embajadores de todos los países. Por otra parte, el Régimen había incrementado su lucha contra el maquis en hombres y en medios, con la llegada del teniente coronel Limia y los Regulares para encabezar y reforzar a las fuerzas del orden que por la zona actuaban, y esto se tradujo en un gran aumento de las bajas y la desconexión entre sí de las diferentes unidades del ejército de Roberto, y al mismo tiempo la pérdida de contacto de éste con el PCE, donde para entonces se había cambiado la estrategia a seguir en España y se propugnaba el abandono de las armas.

Como jefe de la comandancia de la Benemérita de Torrox y destacado adalid en la lucha contra la guerrilla en aquellos años, encontramos a alguien vinculado con la historia del GCF, el que entonces era capitán y que años después alcanzaría el generalato, Manuel Prieto López, a quien Candi impuso la insignia de oro y brillantes del club en 1973 por su labor de mediador en el enquistado contencioso Granada-Valencia, en aquellos años de efervescente leyenda negra rojiblanca.

Por todo ello, en dos meses Roberto abandonará la lucha y emprenderá el camino de Madrid para de ahí saltar al exilio, pero en septiembre de 1951 será detenido sin poder llevar a cabo su huida. Los distintos tratados que sobre el tema se pueden consultar nos presentan a un Roberto en sus últimos días, derrotado y colaborador de la Guardia Civil, que con las delaciones del otrora líder de la guerrilla consiguió acabar por completo en nuestra tierra con ese quebradero de cabeza.

A pesar de haber cantado de plano y de haber servido de gran ayuda a las fuerzas del orden, Roberto fue finalmente fusilado en las tapias del cementerio de San José en febrero de 1953.


Octavillas para la guerrilla que firma el capitán de la Guardia Civil en el puesto de Torrox y que no es otro que el futuro general Manuel Prieto López

 

Con sábanas y a lo loco

La expedición rojiblanca estuvo ausente de nuestra ciudad una semana cuando le tocó desplazarse a Canarias para la devolución de visita al Las Palmas, y en esa semana, enero de 1951, los diarios granadinos apenas nada publicaron en la sección de deportes. Pero mientras que los futbolistas estaban -informativamente hablando- desaparecidos,  en contraposición, surgieron varios “aparecidos”, que irrumpieron de pronto en los periódicos granadinos: ¡tres fantasmas, tres!, que en seguida se convirtieron en el principal tema de conversación de la ciudad. Uno de los espectros había sido visto en el Realejo, otro en el barrio del Matadero y el tercero en el bajo Albaicín.

Eran fantasmas urbanos, pero no en el sentido que le dan ciertos trabajos literarios y sociológicos, o sea, no se trataba de personas de profesiones modestas y que no cuentan para la sociedad del éxito, sino que eran ensabanados en la más pura tradición castiza granatensis, tal como nos los describen algunos relatos de tema local de tiempos de maricastaña, en los que, por lo visto, existía en nuestra ciudad al menos un fantasma urbano por barrio. El más famoso fue el Fantasma del Boquerón, quizá también el primer espanto moderno puesto que además de la sábana componía el tipo con velas a pilas, y que además, por su considerable estatura, asustaba de verdad al personal. El duende del Boquerón anduvo a su antojo por las calles de ese barrio granadino a caballo de los siglos XIX y XX, y en el tiempo en que desempeñó su oficio de estantigua desvalijó de sus capas y de todo cuanto llevaran de valor a no pocos noctámbulos y fue una pesadilla para el cuerpo de serenos y para los agentes de la ley, que nunca pudieron atraparlo. Algo más de un año estuvo este espectro boqueronil asustando a media Granada, y desapareció cuando el municipio reforzó el alumbrado callejero (de gas) y además se creó un nuevo cuerpo de vigilancia urbana, todo según contó el periodista granadino José Cirre en un artículo publicado años atrás en el diario Patria.

Sabemos de la existencia de otro que más o menos por la misma época también gozó de cierta fama y también acumuló un extenso currículo a base de grandes repullos a desprevenidos transeuntes noctariegos. Éste se movía preferentemente por la zona de Torres Bermejas y la Alcubilla del Caracol (así se llamó hasta no hace demasiados años a la parte de la Cuesta del Realejo más cercana al hotel Alhambra Palace), y era un tontico, o sea, un disminuido síquico o idiota (así de crudamente se les denominaba en tiempos en que no existía el concepto de lo políticamente correcto); Joseíco, que ése era su nombre, se echaba por encima una sábana y se dedicaba a espantar a cualquier visitante inoportuno a razón de dos pesetas la sesión, que le entregaban religiosamente unos matuteros por esa zona establecidos mientras éstos se dedicaban, libres de molestos mirones, a introducir los productos con los que traficaban: carne procedente de mataderos clandestinos. Esto lo he extraído de un reportaje aparecido en Ideal en 1963 y que firmaba Antonio Muñoz.

También fueron famosos en el pasado distintos fantasmas del Albaicín, sobre los que disertó Pepe Ladrón de Guevara en su sabrosísimo discurso de ingreso en la Academia de Buenas Letras de Granada en 2004. En esa charla, Ladrón de Guevara dice que conoció al último fantasma que hubo en Granada, Paco de nombre y “el tres huevos” de apodo, quien le contó que su campo de actuación era la zona albaicinera de San Luis, Placeta del Conde y Aljibe de la Vieja, y lo hacía por encargo a cambio de 15 duros que le pagaba un señor (de los de comunión diaria, eso sí) para que mantuviera la zona despejada de curiosos mientras visitaba a su querida: «Todo el mundo encerrado en su casa. Cagaícos de miedo. Las mujeres, rezando a las ánimas benditas y encendiendo mariposas para los santos. La gente menuda, debajo de la mesa camilla, lloriqueando y comiendo boniatos. Los hombres estaban en las tabernas. Entonces es cuando don Baldomero llegaba liado en su capa española, embozado y con el sombrero alicaído, que imponía verlo así, y se colaba de rondón en casa de la Mati, que era como se llamaba la susodicha. [] Pues nada, que mientras ellos se revolcaban a su gusto, yo montaba guardia en la esquina. Y por allí no pasaba ni Dios. Garantizado. Que se lo digo yo».

Que sepamos, la última vez que los diarios granadinos habían informado de la presencia de fantasmas urbanos en nuestras calles fue en 1939. Así que hacía ya bastantes años que en nuestra tierra no teníamos un buen ensabanado que asustara al personal en las tenebrosas y tortuosas calles granatensis nocturnas. El discurso de Ladrón de Guevara no es desde luego un relato veraz, sino que su intención exclusiva es claramente la de divertir, pero casi cuadran las fechas ya que estábamos en 1951 cuando reaparecieron esos espantos de última ola y según lo contado por el tres huevos, aquello ocurrió en 1952.

Por su parte, en El Día en Granada, de Ideal, Z comenta: «¡Señores, por Dios! ¡Que estamos en la era atómica! ¿No serán féminas noctámbulas, de esas que van tan monas, con su pañuelito en la cabeza? ¿No será algún sereno que se haya comprado impermeable de plexiglás? Desde luego, si es verdad lo de las sábanas, así, para arrastrarlas por la calle, esos fantasmas son fantasmas de lujo. Seguramente cada uno tiene su “haiga” dispuesto para la huida en alguna placeta oculta».


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