El de la carpeta azul,
de mofletes gordinflones,
me causó gran inquietud,
mareo y retortijones.
Al fútbol no quiero ir
porque estoy acojonado,
no puedo animar ni aplaudir:
ese tío me ha apuntado.
El de la carpeta azul,
el de panza prominente,
me apuntó -sin acritud-
junto a diecinueve o veinte
herejes y heterodoxos;
pecadores expulsados
del paraíso albirroxo.
de carrillos sonrosados
me apuntó en su “pim-pam-pum”
y está uno atribulado.
me apuntó en su disparate.
Me enfiló su trolebús
y ya ando medio orate.
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