EL ONCE FANTASMA

Pedro Escartín bautizó al Granada CF (el Recreativo Granada) con el apodo de "Once Fantasma" cuando este club era un recién llegado a la competición pero ya andaba codeándose con equipos de solera y aspiraba a lo máximo.
En este libro se narran las vicisitudes por las que atravesó el Recreativo en sus cinco primeros años de existencia y también se recogen los sucedidos ciudadanos más impactantes de aquella época revuelta que fue la de la II República.
En la foto de cabecera se ve al Recreativo que se enfrentó al Gimnástico de Valencia en el campo madrileño de El Parral, 21 de febrero de 1934. De pie: Sosa, Tomé, Calderón, Luque, Itarte, Carrera, Victorio y Tabales; agachados: Gomar, Morales y Herranz.
Para adquirir un ejemplar firmado y dedicado por el autor (20 €), dirigirse a
jlramostorres@gmail.com


Historia del Granada CF



jueves, 12 de junio de 2008

¡NO SE PUEDE AGUANTAR TANTA MALAFOLLÁ!




02/07/03
¡Que gran malafollá! ¡Cuantísima malafollá! No contentos con darnos un palo tremebundo un 25-J del que no quiero acordarme van y me dan un palo todavía más grande. Con la malafollá que tiene un tiro al travesaño de Jubera casi seguido de un gol en contra de Aguilar desde casi el centro del campo, en vista de que el rival no parecía capaz de marcar, superan aquel día de infausto recuerdo con un gol en propia puerta ya en tiempo de descuento.
No cabe duda de que nuestro Granada C.F. es un equipo con malafollá a espuertas. Hombre, esto no se hace, y menos aún por segunda vez. Cuando todavía tenemos muy fresco el murcianazo van y nos obsequian con una segunda edición, corregida y aumentada. Lo peor es que esta puede ser definitiva. No les quepa duda, si se llega (ojalá no se llegue) a esa situación que no queremos mencionar, la causa estará clara, y no serán las deudas, los malos resultados, la falta de expectativas y patrimonio, no, la causa será la GRAN MALAFOLLÁ de esta institución.
A este club le pasa como a esas personas que después de cumplidos los cincuenta se reafirman en su (mal) carácter y le hacen la vida imposible a los que les rodean y les quieren. Precisamente en 1981, año del cincuenta aniversario, empezó la época más negra de toda su historia, con el primer descenso a 2ª B; desde entonces, y van ya veintidós años, sólo hemos podido disfrutar de tres temporadas de 2ª A y de esas tres, salvo la 83-84, con Mesones, las otras dos fueron de zozobra y con descenso al final.
En cuestiones malafollísticas no estaría de más consultar a un experto como José G. Ladrón de Guevara y tratar de extraer una receta que pueda en el futuro ayudar a superar esta situación, si es que puede superarse. De su impagable ensayo humorístico “La malafollá granadina” podríamos sacar la siguiente solución: primero habría que aplicar el fonsecámetro para ver hasta qué grado llega la malafollá del club; mucho nos tememos que no haya tal artilugio capaz de medir esas proporciones astronómicas. Una vez sabido el índice de malafollá habría que buscar a otro club, persona, objeto, animal o cosa que tenga una malafollá de grado superior y signo contrario y ponerlos en oposición o ayuntamiento, de esta forma una malafollá se contrarresta con la otra, único método, según Ladrón de Guevara, de neutralizar una malafollá galopante como la que nos ocupa; pero encontrar tal cosa o persona lo vemos harto difícil dada la inmensa malafondinga futbolera que estamos hartos de sufrir. También se podría recurrir al llamado Tren de la malafollá, esto es, formar un convoy con todos los malafollás locales y mandarlos a Madrid, pero tal tren tendría tales proporciones, tendría tanta malafollá que, siempre según Ladrón de Guevara, seguro descarrilaría en el túnel de Iznalloz. Además esto del tren es como la historia del AVE o el ferrocarril a Motril, es decir, la cosa está muy cruda.
Un servidor no se considera un experto conocedor de la materia, pero sí puede considerarse como integrante de esa legión de dolientes de este mal y desde esa ¿autoridad? da su modesta opinión.
¿Dónde está el gafe? Que lo localicen y lo deporten a las antípodas lo menos. ¿Quién es el gafe? ¿Qué es el gafe? ¿Es humano? ¿Es animal? ¿Es vegetal? ¿Es mineral? Algunos amigos míos dicen: ¿Qué es el gafe?, dices mientras clavas / en mí tu pupila azul. / ¡Qué es el gafe! ¿Y tú me lo preguntas? / El gafe... eres tú. O sea, yo, un servidor. No obstante, no preocuparse si es que llevan razón los que así me acusan, porque lo que es a este menda no lo vuelven a ver por el campo de fútbol porque mi masoquismo ya se ha agotado.

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