Se llama José Iglesias Fernández y es más conocido deportivamente como Joseíto. Nació el 23 de diciembre de 1926 en Zamora. Su carrera deportiva comienza en el equipo de su tierra, después juega en Valladolid, Santander, Real Madrid, Levante y Rayo Vallecano, donde se retira. Como jugador lo fue todo, como atestiguan sus ocho temporadas en aquel Real Madrid de los años cincuenta que ganó cinco Copas de Europa consecutivas. En su periplo madrileño, de
Como entrenador su palmarés es más modesto. Entrenó, entre otros a Valencia, Coruña, Murcia, Alavés y Tarrasa, además de al Granada C.F. A Granada llegó en 1967 y en su primera temporada consiguió el ascenso a Primera, último por ahora de los rojiblancos. La temporada 1967-1968, debut de Joseíto en el Granada y también debut de Candi en la presidencia, se ha dado en llamar «de la escalera», según frase acuñada por el propio Joseíto, en el sentido de que cada punto era un peldaño que se subía y que al final llevaría a alcanzar el objetivo fijado, el ascenso. En aquella temporada el Granada dominó desde los primeros compases y fue campeón del grupo sur de Segunda División que daba derecho al ascenso directo, sin tener que pasar por promoción o disputar la injusta liguilla que parece siempre atragantarse a los rojiblancos.
Su segunda etapa como granadinista fue aún mejor. Abarca el periodo 1970-1972. Tras una primera temporada de transición y afianzamiento en que el equipo acaba décimo clasificado en una liga integrada por dieciséis equipos, en la temporada 1971-1972 el club de Los Cármenes alcanza sus mayores cotas en la máxima categoría del fútbol nacional, con un sexto puesto y dos positivos después de ampliarse
Su tercera etapa abarca desde 1973 hasta 1975. En la primera el Granada repite algo que parecía muy difícil de conseguir, vuelve a quedar sexto clasificado, con dos positivos. Aquel Granada 1973-1974 muy sudamericanizado (contaba en su plantilla con siete paraguayos, dos argentinos y un uruguayo) en el que destacaban Montero-Castillo, Echecopar, Castellanos, Santi, Lorenzo y otros, no fue tan brillante como el dos temporadas antes, pero consiguió igualar la mejor clasificación en la historia del club. A la temporada siguiente se tuercen las cosas para nuestro hombre ya que el Granada se salva por los pelos del descenso, por el mejor golaverage frente al Málaga, quedando decimoquinto clasificado, lo cual le cuesta el puesto si bien el cese se produce con la liga ya finiquitada y restando sólo la competición de Copa.
En la temporada 1980-1981, ya en Segunda División, vuelve al Granada como secretario técnico, fichando para el banquillo a Francisco Gento. La temporada es de las más negras de la historia rojiblanca. El equipo anda muy mal y en la segunda vuelta es cesado Gento haciéndose cargo de la dirección técnica el tándem Joseíto-Manolo Ibáñez que no puede evitar el primer descenso a Segunda B precisamente cuando el club cumplía cincuenta años de existencia.
Lo más destacable de Joseíto en su faceta granadinista es que es poseedor de varios récords que hoy y ante el negro panorama futbolero local parecen difíciles de superar: en primer lugar es el míster que más temporadas y más partidos oficiales ha dirigido al Granada C.F. (seis temporadas y 206 encuentros); es el entrenador que ha conseguido las dos mejores clasificaciones en la historia rojiblanca (dos sextos puestos en 1ª como ya queda dicho); es el único entrenador por el que el Granada ha pagado traspaso para que dirigiera al equipo (fue en la temporada 1973-74, en la que Candi lo compró al Córdoba antes de que empezara la competición; lo de contratar un entrenador pagando un traspaso a otro club puede que incluso sea una marca única en nuestro fútbol); también es el único entrenador que ha conseguido que el Granada C.F. fuera líder en la máxima categoría del fútbol nacional (1973-74, 5ª jornada).
En el debe de Joseíto quizá pueda decirse que pese a los datos que preceden nunca conectó con la grada que siempre le reprochó su obstinación y un carácter algo distante y seco. Casi puede decirse que la alineación como titular de Porta, Pichichi en 71-72, suplente siempre pese a llevar ya en Granada más de tres años y que casi siempre que salía marcaba, fue fruto de la insistencia de la grada que lo reclamaba a voz en grito y que se enfadaba al ver como los minutos se le concedían con cuentagotas. A título anecdótico también hay que reseñar que el buen míster tuvo que soportar, después de ya varios años retirado, cómo un espectador domingo tras domingo aprovechara cualquier momento de silencio en las gradas de Los Cármenes para gritar aquello de «Joseíto, cabezón».
Retirado del fútbol, decidió afincarse en nuestra ciudad y ser un granadino más. Sus amigos le tributaron un merecido homenaje hace algunos meses. Desde aquí, aunque con algún retraso, nos sumamos al mismo y reclamamos un homenaje, pero oficial, del club al que llevó a sus máximos logros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario