Los casi ya ochenta años del Granada dan para muchas historias. Por eso “gugleando” por
Juventud, mucho más dinero del que había visto en su vida, fama y la vida nocturna del Madrid de entonces, formaron un cóctel que acabó por subírsele a la cabeza a Coque y a poco de iniciarse su segundo ejercicio en la capital sorprendió a todo el mundo cuando dejó plantados club, familia y país, y una exitosa carrera futbolística, y se marchó a México como integrante del elenco del espectáculo flamenco de Lola Flores.
Y aquí vienen a cruzarse los destinos del que, por su mala cabeza, no alcanzó aquello a lo que parecía predestinado -ser una gloria del balompié- y del Granada CF. A nuestra tierra llegó a poco de iniciarse la segunda vuelta de la temporada 1957-58. De la mano de Scopelli el Granada, recién ascendido a primera, anduvo toda la temporada en los puestos de la zona media-baja de la clasificación. Al concluir la primera vuelta se encontraba el equipo clasificado a solo un punto de los puestos de descenso. Por eso la directiva de Luis Rivas vio la necesidad de reforzar una plantilla algo corta y fichó a Coque que, con la frente marchita y tras dos años de francachelas había vuelto al hogar cabizbajo y arrepentido, y no tenía equipo. Pero claro, dos años de inactividad y excesos no lo colocaban en su mejor forma para llegar y jugar. Por eso la aportación a la historia rojiblanca de Coque se limita a un único partido de liga, justo el que cerraba aquella temporada a primeros de mayo, jornada treinta, en el que el Granada sucumbió en el Camp Nou 4-1 (gol de Manchón). El domingo anterior, en Los Cármenes, se había certificado la permanencia con una agónica victoria sobre el Valencia gracias a un golazo de Rius que provocó el delirio entre la parroquia. Todavía pudo Coque enfundarse la rojiblanca en un partido oficial, y fue el que se jugó una semana después de concluida la liga, en Los Cármenes ante el descendido Jaén, que eliminó a los nuestros en la primera ronda de Copa.
A la temporada siguiente volvió a su tierra y a su equipo, al que contribuyó a devolverlo a primera, pero ya nunca volvió a ser el fino jugador que la ponía como nadie y que marcaba goles para todos los gustos, por lo que tras pasar por Santander y Cultural Leonesa, dijo adiós al balompié en 1962. Ya se sabe que hay una cosa (bueno, dos) que tira más que dos carretas, pero puestos a tirar, bien que tiró a la basura Coque la que seguramente hubiera sido una carrera futbolera sobresaliente, cosa que amargamente lamentaría más tarde. Aunque, por otra parte, siempre le quedaría aquello de que no podría nadie quitarle lo “bailao”, en este caso aplicado con toda propiedad. Según José Luis Entrala, jugar apenas jugó, pero sus compañeros de plantilla se divirtieron mucho oyéndole contar sus aventuras con
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