La angustiante 85-86 acabó bien, dentro de lo que cabe, si por bien se puede entender que por lo menos no tuvimos que sufrir un nuevo descenso que tan cerca se vio. En ella pasó el Granada CF por los momentos más inciertos de su existencia hasta el momento. Tanto que habría que remontarse a cincuenta años atrás, a 1936, para encontrar una situación parecida. La contienda fratricida dejó un país devastado física y moralmente pero al menos sirvió para que tras el paréntesis de tres años se aclararan las aguas balompédicas locales y renaciera el club.
Como sabemos, el presidente electo en 1985, Cándido Gómez, había dado paso en la dirección del club a su vicepresidente José Aragón por motivos de salud. Una vez terminada la liga con la salvación in extremis de la categoría de bronce vuelve Candi a hacerse cargo de la presidencia. Pero mientras Aragón ha sido presidente en funciones ha dado entrada en el club a un hombre de su confianza que viene pegando (y pagando) fuerte y que a partir de ahora va a tomar el relevo de D. Cándido. Se trata de Alfonso Suárez, que ha comprado la deuda a varios de los acreedores del club, casi todos ellos directivos (con Candi a la cabeza, cuyo crédito es de casi noventa millones), y que ocupará la presidencia efectiva del club a partir de la pretemporada 86-87, aunque sigue siendo presidente oficial Cándido Gómez hasta que presente su dimisión en noviembre. Ya en abril de 1987 y tras la pertinente campaña electoral, a la que no concurre más candidato que Alfonso Suárez, se le proclama presidente de derecho. En 1986 no se puede hablar de un renacer, no como el que protagonizó el equipo a partir de 1939, pero esta temporada se vivió un atisbo de esperanza y al menos los problemas económicos pasaron a un segundo plano, lo que tampoco quiere decir que se hubieran resuelto.
La cifra aceptada como déficit del club en 1986 es de 500 millones. Lo que ocurre es que, como es norma en la historia rojiblanca, la cantidad exacta no hay manera de saberla. De esos quinientos, se dijo en su día, la recién creada Liga de Fútbol Profesional, en un plan de saneamiento de los clubes de fútbol a nivel nacional, asumía la parte de deuda que correspondía a Hacienda y Seguridad Social, por lo que la deuda real era de doscientos millones. Nos faltan datos para saber si efectivamente
El futuro de la entidad, por tanto, sigue estando en el aire en 1986. En este contexto, en agosto, se presenta
Otra novedad en lo que se refiere a la presentación del evento es que este año no sale el cartel de Litografías Anel, variando algo su diseño pero conservando como fondo una vista de
El 20 de agosto de 1986 se abrió el fuego del XIV torneo veraniego granadino con todo un clásico Granada vs. Málaga. El Málaga, en su sexta participación en el trofeo, forma con su alineación titular de cara a una campaña que se puede considerar de transición para los vecinos ya que acabará en la zona media de la tabla para en la temporada siguiente arrasar y ser campeón volviendo a la máxima categoría con Kubala en el banquillo y con hombres como Juanito, Esteban o Ruiz. El Málaga que se presenta en Los Cármenes este agosto de 1986 lo dirige Antonio Benítez y tiene como hombres a destacar (aparte de Paquito) al ariete argentino Husillos, el delantero vallisoletano Fonseca y también el guardameta Gallardo, que este mismo año morirá prácticamente sobre el terreno de juego tras un choque con un contrario en el campo del Celta.
Por su parte, el Granada se presentó muy renovado. Su alineación inicial fue: Toni; Pedro, Del Moral, Lina, Ramón; Salva, Castellanos, Trigueros; Miguel, Manolo y Agustín. Sólo hay tres de la temporada anterior. Con la directa intervención del técnico Peiró se ha hecho limpia en el vestuario y se han incorporado numerosos jugadores que van a dar un excelente resultado. En la defensa destacan Pedro y Del Moral, ambos, junto con el guardameta Ignacio, se han fichado de un Jaén descendido a tercera en la temporada anterior, la de la hecatombe para los veintiséis clubes de segunda B que perdieron la categoría. El centro del campo es nuevo por completo, con Salva y Trigueros, del At. Madrileño, y con Castellanos, regresado a su casa después de diez años en el Valencia, al que acaba de dejar en segunda. Y la delantera también es nueva, con Miguel, del Celta pero con previo paso por el filial del At. Madrid; con Agustín, canterano muy joven que apuntaba muy buenas maneras; y sobre todo, con Manolo, del Barcelona At. que fue el mejor fichaje y que conseguiría más de treinta goles a lo largo de la temporada. El catalán Manolo Muñoz Navas no pudo lucir en aquel partido pues su forma física no era la más idónea y hubo de ser sustituido en la segunda parte por Camuel, otro delantero que era novedad y que provenía del Coruña. Después un jovencísimo Roberto Valverde, que había probado suerte en los madriles, se presentaba como nuevo rojiblanco sustituyendo a Agustín. Y posteriormente Víctor de
Este primer envite del trofeo 1986 tiene poquísimas cosas que destacar aparte de las novedades de jugadores. El campo registró una gran entrada, cercana al lleno, pero el juego desarrollado por unos y otros dejó bastante que desear. El resultado final fue de empate a cero y apenas resaltan las crónicas del encuentro alguna que otra jugada que inquietara a los guardametas en un partido bastante malo. En la tanda de penaltis el Granada consiguió anotar sólo un gol por cuatro los malagueños. Hay que quedarse con ese dato porque dos días después tendría su importancia.
«Murcia y Málaga aburrieron hasta a las hormigas». Con la firma de Antonio Barragán, éste es el titular que encabeza la crónica de Ideal del segundo partido del certamen. En caracteres más pequeños y como segundo encabezamiento se puede leer: «Ni unos ni otros demostraron el más mínimo interés en intentar ofrecer juego y espectáculo». Y casi no hay nada más que añadir, pues malacitanos y murcianos apenas se esforzaron por sacarnos del sopor que en la calurosa noche agosteña se adueñó desde el principio de los no más de cuatro mil que entre bostezos allí nos dimos cita. Lo único a destacar ocurrió ya muy al final, cuando Paquito estrelló su buen remate en el poste del meta murciano Vergara. Y sanseacabó. Ni un solo ¡huy! ni un casi. Y, por supuesto, ni un gol, empate a cero fue el resultado. En la tanda de penaltis ganaron los pimentoneros cinco a cuatro después de que se llegara al sexto lanzamiento; también hay que quedarse con el dato.
El Murcia había conseguido el ascenso a primera la temporada anterior después de una liga que dominó de principio a fin. Para su retorno a primera se había reforzado con los ex barcelonistas Tente Sánchez y Amador, más el menor de los hermanos gaditanos Mejías y el goleador del Hércules Carlos; y también, aunque no jugaron en Granada, el ex valencianista internacional Tendillo, el brasileño Guina y la perla marroquí, Timoumi, a quien ya habíamos visto en el trofeo de 1979. También eran jugadores destacables de aquel cuadro, Núñez, Pérez García, el que después sería Pichichi, Manolo, y un futuro granadinista, Delgado. Dirigido por Vicente Carlos Campillo, que a mediados de temporada sería sustituido por Kubala (que tampoco llegó a terminar la liga), pasó ciertos apuros para conservar la categoría pero finalmente consiguió un decimotercer puesto que tras el invento aquel para esta temporada -aquel “play-off” que no convenció a nadie- mejoró, subiendo dos puestos en la clasificación. Luego, como vemos, este año no hubo ningún perjudicado por la supuesta maldición trofeística granadina.
En el tercer y definitivo envite del trofeo 1986 Granada y Murcia tenían a la mano hacerse con la copa. Si en los dos partidos anteriores nos habíamos aburrido a base de bien, en la muy calurosa noche del 22 de agosto de 1986 fue todo lo contrario. Ya no hubo tantas precauciones defensivas y los dos equipos buscaron la victoria desde el principio, resultando un partido bastante entretenido para los aficionados que casi abarrotaron Los Cármenes. El Granada jugó de inicio con el mismo equipo de dos días antes, con los cambios de Ignacio en la puerta por Toni y de Braojos por Manolo en el ataque. Al descanso se llegó con empate sin goles, aunque ocasiones para anotar tuvieron varias ambos equipos. Nada más empezar la segunda mitad se adelantaron los rojiblancos en el marcador por mediación del lateral Pedro Sánchez De
Bajo la muy sabia dirección de Peiró la alineación titular de esta temporada fue, más o menos: Ignacio; Pedro (Castillo), Lina, Del Moral, Ramón (Espejo); Choya, Salvador, Trigueros; Braojos, Manolo y Miguel. Basado en una gran solidez en la parte de atrás y con un medio campo muy peleón, el Granada, sin enamorar en ningún momento por su juego, sólo perdió ocho encuentros (de cuarenta y dos) y pudo llegar a la penúltima jornada en la que en
En cualquier caso el ascenso conseguido hay que calificarlo de muy meritorio si tenemos en cuenta que este año
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