Bien gráficamente lo dice esta caroca, exhibida en el Corpus de 1975: «Palabra muy repetida / en el fútbol dominguero, / fue a persona dirigida / y a la parte preferida / donde se fija el sombrero». José Iglesias Fernández, más conocido como Joseíto, será siempre recordado en los ambientes futboleros granadinos por ese contundente epíteto que hace referencia, más que al tamaño de su testa, a la forma de ser de este míster, al cual, como se aprecia en la caricatura, por un oído le entra y por el otro le sale lo que desde la grada se grita. Que si tiene que jugar Fulanito; que si a Perenganito hay que cambiarlo; que si contra el Peralejos FC hay que oponer un sistema de 3-3-4 y no el más conservador que presenta el equipo; que si qué sé yo qué cosas... Joseíto no se achantaba ni se dejaba influir por lo que unos y otros pudieran opinar, y esto unido a un carácter más bien seco y distante no levantaba excesivas simpatías entre la hinchada rojiblanca ni entre los plumillas de la época. Pero sería injusto que a este castellano-leonés, granadino de adopción y de vocación, se le recordara sólo por esa nota más o menos negativa de su carácter.
Cuando entre esa exquisita mezcla de olores a churros y a flor de tilo -tan típicamente propia del Corpus en plaza Bibrambla- se puede ver y leer esta caroca, no hace ni una semana que ha concluido una liga en la que hasta el último suspiro el Granada no tuvo claro que fuera a continuar una temporada más entre los grandes. Pintan bastos en estos momentos para el zamorano que acaba de dimitir y ha sido sustituido por Errazquin, aunque la temporada aún no ha concluido ya que falta por disputarse la Copa, y el buen míster es a la sazón el centro de todas las críticas y es señalado como el principal culpable de los muchísimos apuros que se han pasado para no descender. Así cerraba su tercera etapa al frente del banquillo rojiblanco para que Candi, buscando asomarse a Europa, trajera a otro míster de mayor postín pero de bastantes menos argumentos que en vez de llevarnos fuera de nuestras fronteras dará inicio a la mayor decadencia rojiblanca de su historia.
Lo cierto es que a Joséito no le faltaban razones para mantenerse en sus trece y no dar su brazo a torcer. En su debut a los pies del Veleta, imponiendo su criterio consiguió que el Granada retornara a Primera División después de superar peldaño a peldaño la escalera con la que él mismo comparó al calendario liguero. En su segunda etapa dirigiendo al Granada contra viento y marea, se consiguió la mejor clasificación histórica. En la tercera etapa de este terco zamorano-granadino el Granada fue líder en primera división por única vez en su historia y repitió su mejor marca en el campeonato de la regularidad. Por otra parte, sólo Joseíto y su gran testarudez pueden decir que por un entrenador se haya pagado un traspaso (Candi lo compró al Córdoba antes de empezar la 73-74). En su debe hay que anotar su cuarta y última etapa, cuando no pudo evitar la caída a 2ª B. En cualquier caso, se trata de marcas que se antojan difíciles de superar. Pero es que además resulta que este hombre pequeñín de cavidad craneal granítica es a día de hoy el entrenador que más campañas y más partidos oficiales ha dirigido al Granada CF: seis temporadas y un total de 206 partidos.
Ya sabemos que el porcentaje que corresponde a un entrenador en el recuento de éxitos de un equipo es mínimo, que son los futbolistas los que ganan y pierden, y que jugadores como aquellos con que contó el Granada en sus buenos tiempos ni los vimos antes ni los hemos vuelto a ver por estos pagos. Sea como sea, el caso es que el buen míster demostró que sabía imponer su criterio en el vestuario y transmitía al mejor Granada que hemos disfrutado un espíritu de lucha y un orden sobre el terreno con el que los rojiblancos eran un cuadro respetado y temido al que había que tener muy en cuenta en la elite del fútbol nacional. A Joseíto, no cabe duda, se le recordará siempre por ese apelativo que tiene más connotaciones negativas que cariñosas, pero sería injusto no recordar también que -números cantan- es posiblemente el mejor entrenador que dirigió al Granada en toda su historia.
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