EL ONCE FANTASMA

Pedro Escartín bautizó al Granada CF (el Recreativo Granada) con el apodo de "Once Fantasma" cuando este club era un recién llegado a la competición pero ya andaba codeándose con equipos de solera y aspiraba a lo máximo.
En este libro se narran las vicisitudes por las que atravesó el Recreativo en sus cinco primeros años de existencia y también se recogen los sucedidos ciudadanos más impactantes de aquella época revuelta que fue la de la II República.
En la foto de cabecera se ve al Recreativo que se enfrentó al Gimnástico de Valencia en el campo madrileño de El Parral, 21 de febrero de 1934. De pie: Sosa, Tomé, Calderón, Luque, Itarte, Carrera, Victorio y Tabales; agachados: Gomar, Morales y Herranz.
Para adquirir un ejemplar firmado y dedicado por el autor (20 €), dirigirse a
jlramostorres@gmail.com


Historia del Granada CF



miércoles, 1 de agosto de 2012

TEMPLO DEL YO COLECTIVO Y MÁS COSAS



El viejo campo de la carretera de Jaén fue mientras existió «el templo en el que localizar la fuerza simbólica del yo colectivo» del granadinismo, según frase de Ramón Ramos en “Adiós a Los Cármenes”. Detrás de sus tapias y durante sesenta y un años cada domingo, día de culto por excelencia, se celebraba la comunión de los adeptos en la fe rojiblanca (antes blanquiazul). Pero además de escenario de las dichas y desgracias de nuestro equipo, también tuvo otros usos el coliseo que respondía al bonito nombre de Los Cármenes durante los sesenta y nueve años en los que sus muros permanecieron en pie.

Su fin principal, aquel para el que se construyó en 1934, fue el de servir de terreno de juego al equipo de fútbol de la ciudad, cosa que cumplió hasta 1995. Pero en ese periodo también sirvió alguna vez como campo propio o local a otras formaciones, por ejemplo y refiriéndonos exclusivamente a partidos oficiales, al CD Málaga en su última temporada de vida (octubre de 1991), y también a nuestra selección (noviembre de 1971). Además, en su terreno se disputaron alguna vez competiciones de otros deportes como rugby, atletismo, baloncesto, balonmano.

Otro uso que tuvo fue el de servir de plaza pública para la celebración de un multitudinario mitin convocado por la coalición de partidos de izquierdas “Frente Popular”, para pedir la anulación de los resultados en la provincia de Granada de las elecciones generales celebradas dos semanas atrás. En esta ocasión las pasiones que vieron y sintieron sus piedras no fueron deportivas sino políticas. Tras el mitin y en un clima bastante caldeado, una gran manifestación partió de Los Cármenes y recorrió las principales calles de nuestra ciudad. Esto sucedía el domingo 9 de marzo de 1936 y fue el prólogo de los gravísimos sucesos que ocurrieron al día siguiente, día de huelga general en el que ardieron varias iglesias además del Teatro Isabel La Católica de la plaza de los Campos y las oficinas y talleres del diario Ideal, en la calle San Jerónimo.

También alguna vez fue Los Cármenes templo, pero en sentido literal, no figurado, como cuando sirvió para que alguna confesión religiosa celebrara en su césped y en sus gradas actos masivos de bautizo de nuevos prosélitos. Sin olvidar que también sirvió como recinto artístico para los shows de figuras como Miguel Ríos o Rocío Jurado.

Siempre, como se ve, su principal función fue la de servir de local en el que se celebraban actos de marcado carácter humano y fastos dirigidos al espíritu de las personas. Sin embargo sus últimos años de existencia son también los de su conversión en objeto bien prosaico, cuando de templo pasó a la mucho más pedestre condición de polvoriento garaje. Claro que puestos a resaltar aspectos materialistas del viejo estadio, paradójicamente, cuando más se puede hablar de ellos es precisamente cuando ya no tenía existencia material, cuando de su vida sólo quedaba el recuerdo pero seguía alimentando quimeras en forma de una hipotética sentencia favorable que reportaría a la entidad una lluvia de millones que todo lo solucionaría.

Además de todo eso, como se ve en la foto, de la portada de Ideal de 28 de enero de 1951, también sirvió alguna vez Los Cármenes como capilla ardiente para los restos mortales de tres hombres del fútbol fallecidos en accidente de tráfico, los futbolistas del Melilla Martín y Mamblona y el masajista Manuel Salvador, que viajaban de Málaga a Alicante y en Loja su autobús fue embestido por un camión cargado de alcachofas resultando muertos en el acto. El primero de las tres víctimas se llamaba Juan Martín López y era un delantero centro, granadino de nacimiento, que había militado en el Granada CF en la temporada 42-43, aunque sólo intervino en amistosos y no llegó a debutar en partido oficial.

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