EL ONCE FANTASMA

Pedro Escartín bautizó al Granada CF (el Recreativo Granada) con el apodo de "Once Fantasma" cuando este club era un recién llegado a la competición pero ya andaba codeándose con equipos de solera y aspiraba a lo máximo.
En este libro se narran las vicisitudes por las que atravesó el Recreativo en sus cinco primeros años de existencia y también se recogen los sucedidos ciudadanos más impactantes de aquella época revuelta que fue la de la II República.
En la foto de cabecera se ve al Recreativo que se enfrentó al Gimnástico de Valencia en el campo madrileño de El Parral, 21 de febrero de 1934. De pie: Sosa, Tomé, Calderón, Luque, Itarte, Carrera, Victorio y Tabales; agachados: Gomar, Morales y Herranz.
Para adquirir un ejemplar firmado y dedicado por el autor (20 €), dirigirse a
jlramostorres@gmail.com


Historia del Granada CF



martes, 1 de julio de 2008

UNA DE FORO AL AJILLO



19/07/06

Bueno anda el ajo en cierto foro en el que pululan no pocos más tiesos que un ajo creyendo saberlo todo y estar en el ajo del ajopollo que se cuece en las marmitas futboleras iliberritanas (mejor estaría un ajoblanco para la canícula). Ante esto ahora viene este harto de ajos a revolver el ajo (y dale al ajo, Mariana) y hacer morder el ajo a pique de que le hagan pelar el ajo unos tíos más serios que un ajo y sin que pueda salvarlo el ajo lígrimo. Y todo por haber intentado exponer unas reflexiones que rompieran la aburrida unanimidad respecto del frustrado matrimonio entre clubes granadinos. Pues bien, quienes me acusan de mentir están al mismo tiempo dándome la razón con sus insultos y descalificaciones: tanta picazón sólo puede obedecer al hecho de que efectivamente, degustan la humilde y castiza liliácea.

Al que lo ponga en duda le remito al artículo “Delenda est Athleticus” (algún ajoporro pone en boca de César aquello que decía siempre Catón refiriéndose a la destrucción de Cartago) y que me diga en qué apartado del escrito se da un solo nombre o se cita cualquier ámbito de la Red o de otro sitio al que yo atribuya las conductas que censuro. Que me diga dónde se citan las palabras foro, forista, forero o forúnculo (que además de sonar peor no pinta aquí nada). Luego, como dice el sabio y popular refrán, el que se pica ajos come. Si les ha faltado tiempo para explotar será porque se sienten retratados.

De todas maneras, seré honrado y diré que, efectivamente, una de las intenciones del artículo era ésa, la de retratar y al mismo tiempo afear ciertos comportamientos en el foro que todos sabemos, de ciertas personas que no hacen más que despotricar de un club granadino (se repiten más que el ajo) achacándole todo tipo de ruindades pero sin aportar en ningún momento siquiera una prueba de alguna de ellas. Y no sólo despotrican del club, los que lo integran o sus seguidores, también de cualquiera, sea plumilla, espíquer, el lucero del alba o rita la cantaora, que se atreva a hablar del rojiverde y no sea para avasallarlo. Pero -nuevamente remito al dichoso articulillo- no tengo ni he tenido la intención de generalizar y censurar al foro en sí ni a la totalidad de los asiduos al mismo. Todo lo contrario, yo soy uno de esos asiduos, aunque como lector, y sólo puedo tener palabras de elogio hacia quien lo puso en marcha y lo mantiene junto con la página en que se aloja, y hacia el gran caudal de información futbolera granadina que circula por sus circuitos. Y me parece que quienes más lo agradecen son los paisanos obligados a vivir en el exilio echando de menos a su Graná de su alma. También yo he pasado por eso y sé lo que significa no poder enterarse del resultado de un partido –para mí muy trascendental- hasta el lunes.

El único término supuestamente ofensivo que mi escrito contenía era el de ayatolás y, como digo, no me refiero con él a la generalidad de foreros, sino sólo a unos cuantos que están todo el santo día dale que te pego con su furibunda melopea, con su aburridísima salmodia de lo perversos que son los atléticos (antes eran los del 74, y mañana…) a los que culpan de todos los males que atribulan la nave rojiblanca, reales o imaginarios, desde la Creación hasta el momento actual, cosa que no tendría mayor importancia si no fuera porque ya subleva tanta burda calumnia y tanto gratuito insulto, alguno dirigido a amigos entrañables, y todo por el “delito” de pensar y expresarse de forma distinta. Pensando en estas posturas intransigentes se me ocurrió el calificativo; y tras su publicación y haber sido un servidor materialmente linchado en el foro había escrito una contestación en otros términos menos suaves, pero, después de meditarlo más serenamente, he decidido suprimir de ésta cualquier expresión que pueda contribuir a echar más leña a un fuego en el que no quiero chamuscarme, porque bastante tiene uno con su enemigo interno como para buscarse otros, externos o mediopensionistas. Aparte de que no me merece la pena iniciar una polémica a la que tan aficionados son algunos (yo no) de interminables réplicas y contrarréplicas que no conducen a nada porque ni rey ni roque va a conseguir que cambie mi modo de pensar ni yo pretendo hacer a otros cambiar su discurso.

Muchos han sido los ataques en el foro que un servidor ha recibido. No importa, ya contaba con ellos. Pero ha habido un ilustre forero que me ha dirigido un mensaje que lo traigo aquí porque me parece que viene más a cuento con lo que quiero decir: expone mi amable comunicante que proclamándome, como me proclamo, granadinista hasta la médula, cómo no me da no sé qué de que el artículo de marras haya levantado tantísimas protestas entre los granadinistas (se refiere, claro, a los de su foro) y sólo haya gustado en el foro rojiverde. Aparte de que no es exacta tal afirmación porque me consta que el articulillo le ha parecido muy bien a otros granadinistas que no son internautas, ahí precisamente creo yo que reside el mayor error de lo que se puede considerar el intríngulis del «foro de la afición granadinista», en creerse que en el susodicho foro está el centro y resumen de todo el sentir rojiblanco. No se me enfaden, por favor, pero yo modestamente opino que esa forma de entender el forofismo sólo puede representar a una mínima fracción del granadinismo, la más radical e intransigente.

No soy periodista, sólo colaboro de forma desinteresada con esta estupenda página -como hacen algunos foristas- y con eso creo aportar mi granito de arena en pro del club de mis amores, el rojiblanco. Lo que ocurre es que –ya lo he dicho unas cuantas veces- a mí me duele todo lo granadino y no estoy dispuesto a ir contra los intereses de otros paisanos mientras alguien no demuestre que efectivamente son perversos, cosa que, se diga lo que se diga y se pongan como se pongan, todavía está por demostrar. Pónganse la mano en el corazón los foristas y díganme si yo o cualquier otro merece los insultos y otras cosas peores sólo por decir lo que piensa y no coincidir lo dicho con la posición dominante en una pequeña fracción de la amplia familia granadinista. Hagan un ejercicio de humildad y admitan que lo mismo que ustedes reparten diatribas a diestro y siniestro también han de admitir alguna vez que alguien les conteste (lo digo por lo del malhadado término de ayatolás, desplante del cual me arrepiento). Consideren que la afición del Granada CF no empieza y termina en las reducidas paredes de su foro, sino que hay otras opciones.

Haya paz. No quiero ninguna guerra ni con foristas ni con nadie, y menos si todos somos granadinistas. Si hay que pedir perdón, no tengo el menor inconveniente en hacerlo.

Me despido ya recomendando una lectura que tiene los mismos años que éste que suscribe pero, como sucede con las buenas creaciones, no ha perdido frescura y además en determinados pasajes de la misma puede verse retratado más de uno. Se trata de un ensayo, en clave de humor, que firma el que fuera maestro de la comunicación futbolera y que antes fue futbolista, árbitro, entrenador, seleccionador nacional, directivo del R. Madrid y cargo federativo: Pablo Hernández Coronado. Su título: «Las cosas del fútbol». El párrafo final de este estupendo trabajo dice: «Niños: jugad al fútbol, sin perder los estudios; profesionales: jugad al fútbol, sin perder la vergüenza; aficionados todos: jugad al fútbol, sin perder la educación. El fútbol es el juego más divertido; pero no es más que un juego.»

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