15/01/09
Se vende el campo y se saldan las deudas. Pero qué deudas. ¿Cuánto es peseta sobre peseta? Ni siquiera en un momento tan solemne como se supone que debe ser la venta en escritura pública de una finca hubo forma de saber esa cifra exacta. Pero lo importante es que el club en 1996 (ayer mismo) había conseguido por fin acabar con una espada de Damocles que venía desde bastantes años atrás lastrando su marcha.
Campo nuevo, deuda a cero y algunos dinerillos para buscar un nuevo domicilio donde empezar de cero. El futuro era optimista. Pero bien pronto volvimos a lo mismo. Impedimos la modernización que hubiera supuesto la conversión en SAD. Despilfarramos muchos millones, incluso los que después se le pudo sacar de más al comprador del viejo campo, y no buscamos volver a dotar al club de patrimonio. Todo lo fiamos a una sentencia que debía traer un nuevo maná. Uso la primera persona del plural porque servidor, como socio muchos años, también se incluye entre los responsables de que, por ese cúmulo de malos pasos, esté el Granada CF como está. Porque sólo a los granadinistas se nos podría responsabilizar de lo que pasa.
Pero no es momento de buscar culpables sino de arrimar el hombro todos, cada uno desde su pequeña o grande parcela, si se quiere que no tengan que pasar otros dos mil domingos para que en Granada se pueda ver fútbol que merezca ese nombre. Arrimémoslo todos (si nos dejan), incluso los que usamos «la mentira, la falta de respeto, la manipulación y el insulto como medio de ganarse la vida» y por eso estamos apuntados en una libreta azul (o negra).
Ni autovías ni trenes ni renta ni trabajo, casi ni aviones. ¿Ni segunda B?
Campo nuevo, deuda a cero y algunos dinerillos para buscar un nuevo domicilio donde empezar de cero. El futuro era optimista. Pero bien pronto volvimos a lo mismo. Impedimos la modernización que hubiera supuesto la conversión en SAD. Despilfarramos muchos millones, incluso los que después se le pudo sacar de más al comprador del viejo campo, y no buscamos volver a dotar al club de patrimonio. Todo lo fiamos a una sentencia que debía traer un nuevo maná. Uso la primera persona del plural porque servidor, como socio muchos años, también se incluye entre los responsables de que, por ese cúmulo de malos pasos, esté el Granada CF como está. Porque sólo a los granadinistas se nos podría responsabilizar de lo que pasa.
Pero no es momento de buscar culpables sino de arrimar el hombro todos, cada uno desde su pequeña o grande parcela, si se quiere que no tengan que pasar otros dos mil domingos para que en Granada se pueda ver fútbol que merezca ese nombre. Arrimémoslo todos (si nos dejan), incluso los que usamos «la mentira, la falta de respeto, la manipulación y el insulto como medio de ganarse la vida» y por eso estamos apuntados en una libreta azul (o negra).
Ni autovías ni trenes ni renta ni trabajo, casi ni aviones. ¿Ni segunda B?
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