Una vez concluida la temporada 91-92, que tanta congoja produjo en el aficionado a su comienzo, la siguiente, la 92-93, se inicia con muy distinto signo, el de la tranquilidad. Así, una noticia de pretemporada es la decisión del ayuntamiento de construir un nuevo estadio, en colaboración con
Y en lo estrictamente deportivo, el Granada de la 92-93 empieza a configurarse, y el primer fichaje (muy acertado) es el del técnico, Nando Yosu, en su segunda etapa granadinista, porque, como sabemos, ya dirigió al equipo en las trece primeras jornadas de la 84-85, en 2ª A, cuando en una decisión que después se lamentaría, fue despedido por Candi.
Después de los grandísimos apuros que se vivieron hace justo un año, cuando el club estuvo al borde de la desaparición, en el verano de 1992 hay bastante más calma, no obstante, a 31 de julio se deben liquidar quince millones que se deben a jugadores que no continúan en la plantilla: Víctor, Verdejo, Peso, Barrio, Jiménez, Manolo Herrera y Andrés González, que han denunciado sus contratos a
Como el césped de Los Cármenes ha sido reimplantado, la pretemporada se planifica lejos de la capital. Se hará en la costa, en Motril, utilizando en muchas ocasiones el campo de
El siete de agosto publica Ideal la noticia de que el Granada pretende a los jugadores Toledano, Diego, Marina y Fernando (ninguno llegaría a fichar), y al mismo tiempo anuncia la celebración para los días 24, 25 y 26 de agosto del XX Trofeo Granada, que disputarán los equipos Granada, Marbella y Fez, a pesar de que sonaron otros como Coruña o Cádiz, de primera, o Betis, de segunda. Tras dos ediciones seguidas disputadas a partido único, en ésta se vuelve a la fórmula triangular. Pero, aunque se anuncia el equipo marroquí del Fez, en realidad el rival es el también magrebí FAR. Al igual que ocurrió el año anterior, la copa puesta en juego será alguna de las que tiene en sus vitrinas el club, retocada en los números romanos que señalan el ordinal del trofeo. Y es que, ya se sabe, no está el club para alegrías económicas precisamente.
En su estancia de pretemporada en la costa disputan los nuestros algunos amistosos de signo negativo, como son sendas derrotas en sus visitas a Adra (de 3ª) y a El Ejido (de 2ª B), ambas por 2-0.
El lunes 24 de agosto de 1991 y con la alineación: Notario, Santi, José Manuel, Leo, Álvarez, José Luis, Andrés Pizarro (Criado
De los visitantes poco se puede decir, aparte de que era la tercera vez que un equipo marroquí visitaba nuestra tierra para disputar el trofeo veraniego. En 1979 la selección A de Marruecos compitió contra el Granada, por entonces en 2ª A, y el Málaga, de Primera, y pese a que dio todo un espectáculo goleando a los nuestros, no pudo ganar la copa, que fue para el Málaga después de un accidentado partido contra los rojiblancos que no llegó a terminar por incidentes de público. En 1985, nueva presencia magrebí en el trofeo, pero en este caso era la selección sub 21 y frente a un Granada de 2ª B y el Haladas húngaro, que fue el que se anotó el triunfo final. Tanto en 1979 como en 1985, la presencia en Granada de combinados magrebíes se debía a la mediación de Ben Barek, y en este caso también actuó de mediador el ex granadinista. Se trata del equipo de las Fuerzas Armadas Reales de Marruecos, con sede en la capital Rabat, y es un club que cuenta con numerosísimos títulos de liga marroquí y algunos internacionales africanos, pero la realidad es que su nivel balompédico distaba mucho del que era normal en el tercer nivel del fútbol español.
El escaso nivel del FAR determinó que en el segundo choque del XX trofeo, el 25 de agosto de 1992, el Marbella no tuviera ningún problema para endosar a los marroquíes un contundente 3-0. Sin esforzarse demasiado y con la alineación: Leal, Esteban, Morales, Loren, Francis, Txirri, Villa, Prskalo (Jaime
Y el 26 de agosto asistimos al tercer y definitivo partido del XX Trofeo Granada. El Granada CF (Notario; Santi, José Manuel, Leo (Juanma
Así se completaba una pretemporada granadinista caracterizada por los negativos resultados obtenidos por los nuestros. A estas alturas son poquísimos los socios con que cuenta la entidad y se puede decir que los aficionados le han dado claramente la espalda, como se ha visto en el recién terminado trofeo, que ha registrado las más pobres asistencias de sus ya veinte ediciones. Y es que el equipo que se ha armado no convence ni a los más recalcitrantes granadinistas.
Las gradas casi por completo vacías será la tónica del primer cuarto de competición. No se puede esperar otra cosa porque el comienzo de la liga es realmente nefasto: tras disputarse las primeras nueve jornadas de campeonato está el Granada en puestos de descenso, con seis puntos y dos negativos, y de esas nueve jornadas disputadas cinco han sido derrotas, y algunas muy dolorosas, como la de Los Cármenes ante el Estepona en la jornada cinco; y ya más que dolorosas, ulcerantes, son las goleadas de Córdoba (5-1) y (¡esto ya clama al cielo!) de Mensajero (6-1); a cambio, sólo se han conseguido dos victorias mínimas y muy sufridas, ante el San Roque y ante el Portuense.
Con la temporada ya iniciada se produce una nueva incorporación, Lucas, “alter ego” y ex compañero en el Marbella del ya granadinista Ángel, delantero centro que en las primeras jornadas sólo actúa ocasionalmente en los minutos finales de algunos partidos y del que, visto lo visto, se duda mucho que pueda solucionar la falta de pegada que el equipo sigue acusando. Pero en la jornada siete se reincorpora al club el canario Andrés González, tras ganar el pleito laboral que sostenía con el club; con él en la punta de ataque, pues Yosu enseguida le otorga la titularidad, el equipo gana muchísimos enteros y parece aparcada esa falta de “punch” que tanto se ha evidenciado.
La temporada 92-93, que parecía que iba a ser de sufrimiento y de juego ramplón se convierte desde la jornada diez en todo lo contrario. En Los Cármenes el Granada golea al Écija (4-1) y a partir de este momento inicia una racha de diecinueve jornadas seguidas (de las cuales catorce son victorias) sin conocer la derrota, toda una vuelta de calendario pues ya no perderán los nuestros hasta precisamente el partido de vuelta en Écija. Lo que parecía un conjunto endeble y perdedor en la jornada diez, se ha convertido en la veintinueve en un Granada colocado entre los cuatro primeros puestos que llevan a la liguilla de ascenso y con once positivos en su casillero. Sólo perderán los rojiblancos tres encuentros más hasta completar el calendario.
Aquel Granada de Yosu era realmente un magnífico equipo para la categoría. Destacaba la solidez defensiva que aportaba el trío Santi-Álvarez-José Manuel, más Notario, que con veinte años se había convertido ya en un gran portero, y que consiguió mantener su puerta a cero durante nueve jornadas consecutivas. La toma de confianza de la retaguardia granadinista fue fundamental para la buena temporada que vivimos: valga el dato de que de los treinta y cuatro goles que se encajaron en toda la liga, dieciocho, o sea, más de la mitad, se recibieron en las primeras nueve jornadas. Si la cobertura granadinista era sobresaliente, no menos lo era el mediocampo, con el gallego José Luis y la mejor versión que hemos visto de Molina (Chori), ambos surtiendo de buenos balones con los que sacar partido a la rapidez y verticalidad de ese buen futbolista que fue Ángel; y todo completado con el poder rematador de Andrés González en punta. Un gran Granada para la categoría que para nuestra alegría acabó tercero y se clasificó para disputar la primera de las liguillas de ascenso con las que hasta el momento se ha intentado -sin resultado- el salto a la categoría de plata.
En el desarrollo del calendario de la buena temporada que fue la 92-93 asistimos a determinados momentos que son dignos de recordar. Como en la jornada dieciséis, con la victoria en Los Cármenes sobre el hasta ese momento invicto líder, el Jerez. Especial recuerdo tiene un servidor de aquel evento: cuando ya en tiempo añadido y entre las improvisadas hogueras de papeles de periódicos abandonados pudimos ver cómo Lucas acertaba a meter la oreja (o la nariz, o el flequillo, o...) a aquel centro de Hernández, casi a la desesperada, y lograba darle al balón justo el impulso que necesitaba para burlar al meta jerecista y convertirse en el gol de la victoria, un orgasmo colectivo y superlativo de los aproximadamente cinco mil que allí estábamos recorrió los escalones de cemento del viejo estadio; fue uno de esos goles que, no desde luego por su valor estético sino más bien por el momento en que ocurrió y lo que suponía, llenó de inmensa satisfacción a la parroquia. Con esa sola acción consiguió Lucas Cazorla meterse en el bolsillo a una afición que a partir de entonces iba a rendirle pleitesía e incluso iba a corear su nombre en no pocas ocasiones, reclamando su presencia sobre el verde. Amor casi a primera vista se llama eso.
Como el equipo iba de bien en mejor (si así se dice) el efecto inmediato es que la parroquia volvía a acudir a Los Cármenes, y de las asistencias paupérrimas características de las primeras jornadas habíamos pasado a unas gradas cada vez más pobladas, incluso tenía uno la posibilidad de volver a saludar a viejos amigos hacía bastante tiempo ya desenganchados de este veneno que es el hinchismo. Y en ese sentido, qué decir del partido de la jornada veintiocho, justo la última de la racha de diecinueve partidos sin perder, cuando Los Cármenes volvió a registrar una entrada casi de los tiempos de primera división; aquella tarde lluviosa, con la visita de otro histórico venido a menos, el Las Palmas, volvió el Granada CF a ser noticia nacional y a la vez supuso para las maltrechas arcas rojiblancas una buena inyección. Aunque el partido no fue gran cosa desde el punto de vista futbolístico y acabó en empate sin goles, para esas alturas de la liga no importó demasiado porque ya estaba nuestro equipo afianzado entre los cuatro primeros y caminaba firme hacia la liguilla de ascenso.
La temporada acabó con goleada en la jornada treinta y ocho al Linense por 5-1 y el Granada clasificado en tercer lugar, con 51+13, que se quedaron en 48+12 al ser anulados todos los resultados del Portuense, que se retiró de la competición cuando faltaban sólo dos partidos para el final. Pero antes de llegar a la última jornada y con vistas a la disputa de la liguilla, la directiva de José Aragón había reforzado el equipo con nuevas incorporaciones: Quique Medina, defensa central canario que venía de ser titular en el Tenerife, de Primera; Granero, centrocampista valenciano que jugó sólo algunos partidos incompletos y que fue baja antes de disputar la liguilla de ascenso; Joaquín, extremo derecho que venía del Oviedo; y Aragón, delantero cedido del Cádiz, de Primera.
La liguilla de ascenso emparejó al Granada con los equipos Baracaldo, Murcia y Getafe. En la primera jornada arrancaron los nuestros un esperanzador empate a cero en el baracaldés Lasesarre. Pero en la segunda jornada, en un mal partido fuimos a perder en Los Cármenes ante el Murcia (0-1) de esa forma tan frustrante que se ha repetido ya unas cuantas veces, con lanzamiento de penalti a las nubes por parte de Andrés González en el tiempo añadido que nos alejó de un empate que hubiera supuesto seguir vivos. Al siguiente envite, en
Así finalizaba una temporada que, si no fue redonda puesto que faltó la guinda del ascenso, se puede decir de ella que en líneas generales fue buena, incluso bastante buena porque se terminó con la dinámica de los últimos años, caracterizados por el cada vez más claro divorcio de la afición con su equipo. Lo que empezó francamente mal después cambió radicalmente de decoración y nos permitió volver a ilusionarnos con los rojiblancos. El resultado final fue frustrante (que ya por entonces, como ahora, se daba la sinrazón de que sea más fácil subir a Primera que a Segunda), pero es mejor quedarse con las varias cosas positivas que nos dejó la 92-93.
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