EL ONCE FANTASMA

Pedro Escartín bautizó al Granada CF (el Recreativo Granada) con el apodo de "Once Fantasma" cuando este club era un recién llegado a la competición pero ya andaba codeándose con equipos de solera y aspiraba a lo máximo.
En este libro se narran las vicisitudes por las que atravesó el Recreativo en sus cinco primeros años de existencia y también se recogen los sucedidos ciudadanos más impactantes de aquella época revuelta que fue la de la II República.
En la foto de cabecera se ve al Recreativo que se enfrentó al Gimnástico de Valencia en el campo madrileño de El Parral, 21 de febrero de 1934. De pie: Sosa, Tomé, Calderón, Luque, Itarte, Carrera, Victorio y Tabales; agachados: Gomar, Morales y Herranz.
Para adquirir un ejemplar firmado y dedicado por el autor (20 €), dirigirse a
jlramostorres@gmail.com


Historia del Granada CF



lunes, 27 de febrero de 2017

FINAL DE TEMPORADA. BRU POR SANTOS

El gran Cholín cabecea el 2-1 batiendo a Espinosa en el amistoso Granada 3 R Madrid 2

Amistosos
                A mediados de abril de 1941, una vez jugada al completo la exitosa liguilla que dio el ascenso a máxima categoría, continúan los ágapes y los homenajes al equipo por haber logrado el ascenso, ahora ofrecidos por la Asociación de la Prensa, la Real Sociedad de Tenis y otros. Y entre las numerosas cuchipandas a que asistieron los rojiblancos es de destacar el vino de honor del lunes siguiente al partido frente al Coruña, cuando jugadores, técnico y directivos del Granada fueron recibidos de forma oficial en los salones del Ayuntamiento por las fuerzas vivas locales y provinciales, y en el que el alcalde, Rafael Acosta Inglott, hizo entrega a González, como capitán del equipo, de una copa donada por el Municipio.
                No obstante, la temporada oficial no ha terminado, falta jugar la Copa del Generalísimo, pero para eso todavía tendrá que transcurrir un mes. Hay por tanto que organizar algún partido amistoso para que no decaiga la afición y de camino aprovechar el buen ambiente futbolero que procure ingresos. Así, a la semana siguiente de la visita del Coruña que puso fin a la liguilla, se programa un amistoso por todo lo alto, contra el R. Madrid. Es la tercera vez que el Madrid va a jugar en Granada, con un antecedente de antes de la guerra y el otro de la temporada pasada.
                El domingo 20 de abril el Granada ganó 3-2 a un R. Madrid que acababa de completar una mediocre liga en la que con Paco Bru en el banquillo había acabado sexto (de 12). En Granada presentó el Madrid un once reserva y con algunos jugadores  a prueba, como un tal Judas, una prueba muy poco satisfactoria por lo que se ve ya que sólo disputó los diez primeros minutos de la segunda parte, volviendo a salir el titular Alday, a quien había sustituido en el descanso. Por su parte, en el Granada se alineó por última vez Jesús Osorio (Osorio IV), futbolista granadino que perteneció al Recreativo de antes y después de la guerra y que estaba en la mili y había aprovechado un permiso. No se llenó Los Cármenes aunque hubo una buena entrada. Los mayores elogios en las crónicas se los lleva César del que se puede decir que era la primera vez que el granadinismo podía verlo a satisfacción porque, aunque jugó en el último de liguilla, frente al Coruña, aquel partido de los rojiblancos fue muy atípico por flojo. César marcó dos de los goles y Cholín el otro.

  Homenaje de la Asociación de la Prensa por el ascenso
Al domingo siguiente hubo devolución de visita., Por primera vez comparecía el Granada en Chamartín, que se llenó a pesar de la lluvia y el frío, y en ese escenario consiguieron los rojiblancos un meritorio empate a dos goles, ahora jugando contra los titulares merengues. Las crónicas madrileñas hablaron muy bien del nuevo primerdivisionista -al que continúan llamando Recreativo-, en especial del ala izquierda que formaban Bachiller y Liz, de los que algún medio dijo que parecían tener medio balón cada uno.
Y al siguiente domingo nuevo amistoso, esta vez frente al Sevilla en Nervión, con derrota 6-3. A pesar del resultado, los rojiblancos hicieron un buen partido y llegaron a ir por delante en el marcador, y eso que jugó medio equipo reserva, entre ellos el portero a prueba Rico, que salió en la segunda parte sustituyendo a Floro y encajó cuatro de los goles de los Stukas y mereció muy malas críticas.
Con el paréntesis de la única eliminatoria de Copa en la que el Granada participó, más amistosos se celebraron. En el campo de Bardín, sede del Hércules, por entonces equipo de Primera y que acababa de cambiar su nombre por el de Alicante CF, al que derrotó 4-7 el jueves 22 de mayo, con cuatro goles de César y remontando un 3-0 en contra. Al domingo siguiente, día 25, nuevo amistoso, ahora en Cartagena, de Segunda, y nueva victoria 1-2, con otros dos goles de César. César fue el gran triunfador de toda esta serie de amistosos y en seguida empezaron a circular los rumores de que varios equipos lo pretendían, surgiendo la duda de si nos lo prestaría el Barcelona otra temporada.

  Sosa, Maside, Bonet, Millán, Bachiller y Liz; César, Trompi, Floro, Cholín y González en
Chamartín, en la devolución de visita, donde el Granada empató a dos goles

Copa del Generalísimo
Casi un mes después de terminar la liguilla de ascenso, el 11 de mayo, llega la Copa, pero en esta competición no va repetir triunfos nuestro equipo, que sólo disputará una ronda. El Granada encara su primera eliminatoria cuando la competición está ya en VIII. El Levante es el rival, equipo del mismo grupo sur en la liga de segunda recién terminada.
La ida fue en el campo valenciano de Vallejo. El Granada ganaba 1-2 pero salió derrotado 3-2. La vuelta se jugó una semana después y pese a que los nuestros eran favoritos y a que se habían recluido los días previos en una fonda de la Alhambra, quedaron eliminados ya que el partido acabó en empate a un gol, perdiendo así los rojiblancos las 500 ptas. por barba prometidas por la directiva si eliminaban al Levante. Lo más destacable fue el gol del Granada con el que se adelantó en la primera parte, conseguido por Millán, el primero de su carrera, con un despeje desde el centro del campo que salió bombeado y acabó dentro de la portería levantina. Un gol más de suerte que otra cosa, la misma suerte que faltó en los varios tiros al poste y oportunidades claras falladas por los rojiblancos, que abundaron según las crónicas y que hubieran servido para al menos forzar un desempate.

  Tira de Maolico Hincha sobre el partido frente al Levante

     
Se va Victoriano Santos. Nueva directiva
            Nada más terminar la temporada oficial con la eliminación en Copa, se confirma la noticia que hasta ese momento había circulado como rumor: Victoriano Santos, el míster que en su primer ejercicio como tal ha conseguido el muy importante triunfo que supone el ascenso a Primera del Granada, no va a continuar como entrenador en el debut en máxima categoría de nuestro equipo. De las causas de su no continuidad no informa la prensa, que se muestra sorprendida por su marcha. Su sustituto como entrenador-jugador hasta el final de temporada será el medio centro Antonio Bonet, y para el equipo amateur se nombra al directivo vicesecretario Enrique Juristo Zabala.                  
                Unos días antes ha tenido lugar una profunda remodelación de la junta directiva, que seguirá presidida por Ricardo Martín Campos y tendrá como vice a José Muro Sáenz. Lo más destacable es que se establece una llamada comisión permanente ejecutiva, integrada por doce miembros y con la misión de planificar toda la parcela deportiva y las reformas de Los Cármenes que se van a acometer en breve. Su primera decisión es precisamente acordar el cese del míster Santos. Aparte de esta comisión permanente, se nombra a los componentes de lo que llaman el pleno de la Junta, donde se integran otros veinte nombres más.     

                                                                   Victoriano Santos en sus tiempos de volante del At. Madrid                                                                                                            

El equipo amateur
En 1941 faltaban varios años para que se creara un club filial federado, pero ya existía un equipo amateur o juvenil (también llamado Granada B), formado por jóvenes granadinos.  Nombres de los que lo integraron esta  temporada: Sierra, Rivas, Carmona III, Román, Maxi, Martínez, Ríos, Chamorro, Angelito, Moleón, Sevilla I, Sevilla II, Carrillo, Armín, Vílchez, Checa, Díaz, Miguelín, Fattore. Algunos ya habían formado parte de aquel equipo infantil de los primeros años de existencia del club y que era popularmente conocido como “diablillos rojos”. De todos ellos sólo Carmona III (Antonio Carmona Ros) y Maxi llegaron a alinearse esta temporada en el primer equipo en un partido oficial.
En el llamado campeonato de tercera categoría, o torneo no federados, de carácter no oficial y ámbito por entero local o de pueblos cercanos, que organizaba el diario Patria y cuyos partidos se jugaban todos en Los Cármenes, a menudo con buenas entradas, participó esta temporada este equipo amateur del Granada, que dirigía Juristo. El filial rojiblanco se clasificó para semifinales al endosarle un 12-0 al Calavera de Maracena, y pasó a la final con un 8-0 al Churriana. Era claramente el favorito para proclamarse campeón y la directiva les había ofrecido una prima por conseguirlo, pero contra todo pronóstico cayó derrotado 1-0 en la final por el Imperio, un equipo -ya desaparecido- de la capital y que nada tiene que ver con el del mismo nombre que existió muchos años en Albolote.

 La nueva directiva del Granada CF

Partidos de Corpus
                A mediados de junio Granada está en Corpus y este año volverán a celebrarse partidos de fútbol como parte del programa de festejos. Antiguamente a estos partidos se les llamaba “Copa Granada”, porque alguna casa comercial o el propio Ayuntamiento donaban un trofeo para el que resultara vencedor, en precedente del que a partir de los años setenta se conoció como Trofeo Granada. Este año no hay copa para el vencedor, pero la corporación municipal no ha reparado en gastos. Vienen nada menos que el Barcelona y el Sevilla, cuarto y quinto de Primera en la liga recién terminada, que se enfrentarán al Granada respectivamente viernes y sábado primeros de feria (porque por entonces el Corpus duraba 12 días). Ambos partidos tendrán como aperitivo las semifinales del campeonato de tercera que organiza y patrocina el diario Patria y que disputarán los equipos Granada B contra Churriana y Aviación contra Imperio.
                El primer partido acabó Granada 1 Barcelona 1. A pesar de tratarse de todo un Barcelona que además compareció con todos sus titulares, el campo no se llenó, seguramente por causa del tremendo calor reinante, y el partido resultó muy aburrido, con mucho peloteo insulso, un término muy en boga por entonces. Zubeldia ya no trabajaba en Patria porque se había trasladado a Barcelona, por lo que la crónica la firma “C.”, José Cirre, hasta entonces dedicado a otros menesteres periodísticos alejados de la información futbolera. Cirre dice del equipo culé que no le gustó nada y, con gran clarividencia, añade que si no introduce modificaciones en sus líneas se verá desbordado fácilmente en la próxima liga. Efectivamente, la siguiente liga, la 41-42, es la peor de la historia barcelonista, y en ella el Barcelona salvó la categoría en la promoción.

  Programa del Corpus 1941

El segundo partido de Corpus resultó todo lo contrario del anterior y nadie se aburrió.  Fue un encuentro magnífico que ganó el Granada 2-1 a un Sevilla que actuó con algunos de sus titulares, entre ellos los stukas López, Pepillo y Berrocal. En el Granada se lesionó Floro y lo sustituyó Sierra, “Melenas” de alias, portero de la cantera que acababa de jugar un partido con el amateur y fue uno de los destacados. También actuó de rojiblanco la segunda parte el veterano defensa del Atlético Aviación Alejandro (que jugaba con boinilla), que había venido con el Barcelona y se quedó en Granada a pasar unos días, y que acabaría fichando para la siguiente temporada.

Paco Bru muevo entrenador
La última noticia futbolera de esta triunfal temporada es el palizón encajado por el Granada en el amistoso, devolución de visita, celebrado en Barcelona el 29 de junio de 1941. En Les Corts los nuestros salieron amplísimamente goleados 8-2 por el Barça en un partido en que Floro se lesionó en la primera mitad y al no haber suplente se tuvo que poner González, al que le hicieron seis del total. Además, faltaban Millán, César, Bachiller y Cholín. En las gradas estuvo presenciando el partido Paco Bru, que acababa de fichar como entrenador y secretario técnico para el debut en Primera División. Ha firmado por dos temporadas a razón de 25.000 ptas. de ficha y 1.500 de sueldo mensual por su doble labor.

 El alcalde Rafael Acosta Inglott haciendo entrega de una copa al capitán granadinista, González, en presencia del presidente Martín Campos, regalo del municipio por haber conseguido ascender a Primera División

Muere Rafael Acosta Inglott
El 30 de junio de 1941, al día siguiente a la estrepitosa derrota 8-2 del Granada CF en un amistoso en Barcelona, moría el alcalde, Rafael Acosta Inglott, el único de todos los regidores de la plaza del Carmen que ha fallecido en pleno mandato, según José Luis Entrala en su serie de Ideal de 1989 sobre los alcaldes granadinos. Había sido nombrado en octubre de 1940, así que sólo ocupó el cargo unos ocho meses. Era canario de nacimiento aunque había vivido en Granada la mayor parte de su vida. Tenía 52 años.
En las listas (concretamente en la 11ª) que en 1934 se publicaban en la prensa local, donde aparecían con nombre y apellidos los suscriptores de aquellos bonos que el Granada CF puso en circulación pulsando la generosidad de los granadinos para que con sus aportaciones pudiera sufragarse lo que costaba construir el campo de Los Cármenes, había aparecido Acosta como aportador de la muy generosa cantidad para la época de 100 ptas. Que se sepa, no era muy futbolero don Rafael pero, aparte de ese óbolo de veinte duros a favor del Granada CF en 1934, también tiene un lugar en la historia rojiblanca porque en su corto mandato como alcalde le cupo el doble honor de recibir en el Ayuntamiento al equipo que volvía triunfante de Castellón más el de entregar al capitán González la copa donada por el municipio al club por haber conseguido ascender a Primera División.
Murió repentinamente víctima de una enfermedad muy de la época, el piojo verde o tifus exantemático del que, al parecer, se había contagiado visitando como alcalde a unos enfermos en unas cuevas del Barranco del Abogado. Entrala nos cuenta cómo había presidido la procesión del Corpus con toda su corporación bajo mazas, pero sólo una semana después no podía figurar en la procesión de la Octava porque para entonces ya se debatía entre la vida y la muerte. La causa de su muerte según la noticia de Ideal fue “una rápida enfermedad”, y es que la censura ponía reparos al simple hecho de nombrar esa enfermedad maldita, el tifus exantemático, auténtica epidemia de aquellos años de miserias.

 Rafael Acosta Inglott en una foto aparecida en 1929 en la revista Reflejos

El entierro constituyó una gran manifestación que partió desde el monumento a Colón e Isabel la Católica, por entonces a la entrada del Salón, y con la banda municipal interpretando marchas fúnebres. Por decisión del gobernador civil, Antonio Gallego Burín, su predecesor en el cargo, la conducción del cadáver se hizo a través de los bosques de la Alhambra, privilegio que sólo se concedía por entonces a destacadas personalidades. Como alcalde interino quedó el teniente de alcalde José Méndez Rodríguez-Acosta. Meses después Antonio Gallego Burín volvió a ser alcalde de Granada.               
Mientras, en Granada y en toda España iban engrosándose las listas de los voluntarios que pronto marcharían a las estepas rusas «a combatir el comunismo y a vengar a sus camaradas muertos por los rojos», informa la prensa. Unos 47.000 voluntarios formaron la que se llamó División Azul. Y es que la Segunda Guerra Mundial seguía su curso y acababan de suceder hechos históricos decisivos para su posterior desenlace, aunque en ese momento no fuera la población consciente de esa relevancia. Afortunadamente la guerra quedaba lejos de estos predios, pero la prensa local a diario informaba de todo sin ocultar sus claras simpatías por el Eje y su, hasta ese momento, imparable trayectoria. Estaban muy recientes el vuelo de Rudolf Hess a Escocia y el hundimiento del acorazado Bismarck en su primera misión bélica. Y tan sólo unos días antes había comenzado la operación Barbarroja, la invasión alemana de Rusia. Estaba empezando el ocaso del III Reich, aunque Ideal y Patria en esos momentos no dudaban de que la aventura alemana en Rusia sería otro paseo militar para la Wehrmacht.

 Cartel propagandístico de la División Azul

Epidemia
Las enfermedades infecto-contagiosas y la lucha contra sus consecuencias están a la orden del día en la España de la primera posguerra, sumida en la miseria y sin apenas medios para combatirlas. En los tres primeros años posteriores a la Guerra Civil, según algunos estudios sanitarios, del número total de muertes ocurridas en nuestro país más del 35% se deberían a enfermedades infecciosas. Los estómagos vacíos y la falta de salubridad de viviendas y ciudades facilitan su propagación, además, lo mismo que otros artículos de primera necesidad, falta el jabón que remedie la costra de mugre que campa a sus anchas por doquier.
De esas enfermedades infecciosas, en especial preocupa el tifus exantemático o piojo verde, que lo transmite un parásito y es muy contagioso. El piojo verde, también conocido como tabardillo (que cuentan que ya se cobró no menos de  15.000 vidas entre los sitiadores de Granada al mando de los Reyes Católicos, seis veces más que los venablos morunos) causa estragos entre la población y adquiere caracteres de auténtica epidemia, aunque claro, en la próspera y feliz España de Franco que pintan los controlados medios informativos no pasan esas cosas propias de la España enferma, débil y sucia recién derrotada, por lo que no se puede ni nombrar, no ya la palabra epidemia, tampoco los términos tifus y mucho menos piojo. Pero lo cierto es que la gente, especialmente en Granada y otros lugares de España, se muere a chorros de esta terrible infección que es conocida como la enfermedad de los pobres, y pobres son la mayoría de los contagiados, pero que tampoco respeta categorías sociales y el ejemplo más cercano lo vemos en la muerte del alcalde Acosta Inglott, víctima del tifus exantemático en junio de 1941. El hambre, el gasógeno, las cartillas de racionamiento, el estraperlo y el piojo verde son iconos de aquella negra época, todos ellos dan triste nombre a unos años llenos de calamidades, sobre todo para el pueblo llano.
¿Qué hacían las autoridades para luchar contra la epidemia? Poco podían hacer ante la escasez de medicamentos y hasta de jabón. Era una máxima del régimen nacionalsindicalista la de quitar de la circulación a los elementos dañinos y pervertidos, envenenados política y moralmente, porque representaban un peligro de contagio para todos, y así, repletas de no adeptos al nuevo régimen, estaban las cárceles. Tomando al pie de la letra este principio, pero aplicándolo a la sanidad, se optó por la mano dura contra los posibles agentes transmisores del maldito parásito, que, por lo visto, saltaba de las costuras de unas ropas a las del vecino con sólo cruzarse con él o con mirarlo.  

  El piojo verde


En ese contexto se inscribe el bando que con fecha 23 de julio de 1941 publicaban los diarios locales, dictado por el gobernador civil de la provincia, camarada Gallego Burín, que refuerza otro anterior de 1 de abril del mismo año contra la mendicidad (el peligro que para la higiene representa «…la presencia y circulación continuada, por la población y provincia, de vagos, gitanos y mendigos, en su mayor parte parasitarios…») y contra cualquier persona que colaborara o facilitara su desarrollo. Son una serie de medidas coercitivas motivadas por razones de índole sanitaria, según expone, y que, en vista de la relajación que se viene observando en el cumplimiento de lo ya dispuesto en el bando anterior, se adoptan ahora de forma más radical. En todo el bando, que consta de ocho puntos, no se mencionan las palabras epidemia, tifus ni piojo. Dispone su punto 1º: «Total eliminación de mendigos, vagos y niños [sic] de calles, cafés, iglesias y establecimientos públicos, que una vez recogidos serán clasificados en el centro de concentración establecido al efecto, y desinfectados y desparasitados se reintegrarán a su lugar de procedencia». También establece el bando la obligatoriedad de la desinfección rigurosa de tranvías y autobuses, en los que se prohíben las aglomeraciones. Los locales de espectáculos y cines deberán ser desinfectados regularmente, y en los intermedios  refrescarse con pulverizaciones de líquidos desinfectantes y desodorantes, y además se ordena la retirada de toda clase de cortinajes de estos locales. También se ordena la desaparición de maleteros y vagabundos en las paradas de tranvía y autobús, el blanqueo obligatorio de casas y cuevas que lo necesiten y la clausura absoluta «de cuevas y albergues existentes en los alrededores de la ciudad (río Beiro, San Miguel, etcétera, etcétera)». Para el cumplimiento de lo dispuesto se va a crear una brigada especial de vigilancia. Los infractores serán severamente sancionados.

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