EL ONCE FANTASMA

Pedro Escartín bautizó al Granada CF (el Recreativo Granada) con el apodo de "Once Fantasma" cuando este club era un recién llegado a la competición pero ya andaba codeándose con equipos de solera y aspiraba a lo máximo.
En este libro se narran las vicisitudes por las que atravesó el Recreativo en sus cinco primeros años de existencia y también se recogen los sucedidos ciudadanos más impactantes de aquella época revuelta que fue la de la II República.
En la foto de cabecera se ve al Recreativo que se enfrentó al Gimnástico de Valencia en el campo madrileño de El Parral, 21 de febrero de 1934. De pie: Sosa, Tomé, Calderón, Luque, Itarte, Carrera, Victorio y Tabales; agachados: Gomar, Morales y Herranz.
Para adquirir un ejemplar firmado y dedicado por el autor (20 €), dirigirse a
jlramostorres@gmail.com


Historia del Granada CF



miércoles, 28 de abril de 2010

EL CACHAFAZ ECHECOPAR



A finales de noviembre de 1972 estaba el granadinismo expectante y optimista ante la inminente autorización para que ¡por fin! pudiera jugar el deseado Echecopar y así acabar de una vez con la preocupante falta de gol que el equipo había puesto de manifiesto en las doce jornadas que ya se habían disputado. Pero el 30 de noviembre lo que se produce es el definitivo no a Echecopar. El Comité Directivo de la Federación Española de Fútbol había recabado informe al Ministerio de Asuntos Exteriores que finalmente se pronunció en el sentido de que Echecopar no es español, es decir, no tiene ascendencia española, no es oriundo y, por tanto, no puede ser inscrito en la liga española. Vamos, que no colaba la documentación en la que decía que Echecopar era hijo de padres vascos.

Como es de imaginar, la resolución sentó fatal en el club y en la afición, aunque una rendija de esperanza quedaba todavía porque además del jugador granadinista también había fallado la Federación y por el mismo motivo en contra de un jugador del poderoso Barça, Heredia, delantero también argentino. Se pensaba que los catalanes harían valer sus influencias y que más tarde o más temprano ambos jugadores serían por fin autorizados.

El affaire levantó una gran polvareda en Barcelona. Determinada prensa llegó a hablar de agravio y de persecución contra Cataluña propiciado por una federación de tonos merengues, que había aplicado un excesivo rigor en este caso mientras que con otros tuvo manga ancha. Y algo de razón llevaban ya que por aquel entonces era un clamor lo de los falsos oriundos y se sabía a ciencia cierta que la mayoría de los sudamericanos enrolados en nuestro fútbol como oriundos habían falsificado sus papeles. El caso más flagrante era el del argentino del Valencia Adorno (aquel que dijo que en Granada había que jugar con metralleta), reclamado por la justicia de su país por falsedad documental. Se decía que si ahora se negaba el visto bueno a Echecopar y Heredia había también que revisar la documentación de los demás oriundos que estaban ya jugando en España, que en esos momentos eran legión. En Primera aquella temporada 72-73, menos R. Sociedad y Bilbao, prácticamente todos los demás contaban con algún sudamericano cuyo pedigrí hispano no habría superado un examen minucioso.

El Barcelona inició una investigación que años después dejaría clara la falsa oriundez de jugadores como el ya citado Adorno, o como Roberto Martínez (por entonces del Español y más tarde del R. Madrid, que pronto debutaría como internacional por España), Cos (Barcelona), Anzarda (R.Madrid), Ovejero y Becerra (ambos del At. Madrid), Jacquet (Oviedo), Valdez (Valencia, que ya había debutado con nuestra selección), Vilanova (Málaga), por citar sólo a los más conocidos. Todos eran argentinos y muchos habían ingresado en el fútbol español presentando papeles en los que ponía que su nacionalidad era paraguaya. Algunos habían falsificado hasta sus verdaderos apellidos y sus fechas de nacimiento. Pero para cuando se pudo demostrar todo esto ya habían sido autorizados los extranjeros en el fútbol español y las sucesivas leyes de amnistía de los primeros años de la Transición diluyeron cualquier tipo de responsabilidad.

El caso es que la decisión federativa se mantuvo firme toda la temporada y sin Echecopar nos quedamos o, mejor dicho, con Echecopar cobrando pero sin poder jugar salvo en amistosos y en la liga andaluza de suplentes. Y menos mal que contábamos con este invento y así podíamos ver al argentino deleitándonos con sus goles y su magnífico juego. El veto federativo a Echecopar supuso para el granadinismo, que lo adoraba, un tremendo varapalo. Y más en una temporada tan parca en cuanto a poder goleador como fue esta 72-73 en la que la marcha de Barrios disminuyó muy considerablemente el poder resolutivo de Porta, demasiado solitario en su lucha con las defensas contrarias, porque el sustituto del canario traspasado al Barça, Dueñas, no era malo, pero no era el mejor complemento para Porta y además se perdió casi media temporada por las lesiones.

Porta sin Barrios a su lado ya no goleaba con tanta facilidad, no obstante sólo una semana después, el 6 de diciembre, era convocado por Kubala para una sesión especial de entrenamientos de una preselección de jugadores de donde saldrían los que habrían de buscar la clasificación para el mundial de Alemania 1974. De esta forma se hacía por fin algo de justicia con el Pichichi granadinista. Lo malo es que toda su relación con el seleccionado español acabó en estas sesiones de entrenamiento y nunca pudo Porta debutar con la roja.

2 comentarios:

Carlos dijo...

Aquella bendita España de 1972, aparte de ser toda ella en blanco y negro, era de chiste. Resulta que colaba todo, hasta lo mas escandaloso, excepto Heredia y Echecopar que eran tan "oriundos" como los otros. Por cierto, Sebastián Fleitas, que jugó en el Madrid, era otro de estos "oriundos" hijos de padres españoles, concretamente granadinos, se aseguraba, pero el Madrid se desprendió sospechosamente de él en 1972 muy poco antes de que explotara la bomba. Lo único positivo de este affaire fue que provocó en el verano de 1973 la posibilidad de contratar jugadores extranjeros. Lo negativo: que a personajes como Adorno ("mi abuelo era de Celta"), Valdéz, Roberto Martínez y medio Atlético de Madrid de la época, por ejemplo, el tema les salió gratis. ¿Que hubiera pasado si se hubiera hecho la vista gorda con Heredia y Echecopar como con el resto? Ya nunca lo sabremos.

PD: por cierto, Juan Carlos Heredia era delantero, no defensa. El Heredia medio defensivo fué el que completó aquél Atleti lleno de oriundos-argentinos-nacionalizados-descendientes de españoles de los Panadero Díaz, Becerra, Benegas, Ovejero, Ayala y demás.

Pedazo blog para los dinosaurios. Un saludo.

5.000 y un Ramos dijo...

Eran los tiempos en que se quería "proteger" el fútbol español con el cerrojazo a los extrajeros. Pero no se contó con la picaresca, la española y la del otro lado del charco, que ésta sí que es oriunda de las Españas.
Gracias por tu comentario y por tu puntualización sobre Heredia, que efectivamente era delantero. Rectifico. Saludos.