EL ONCE FANTASMA

Pedro Escartín bautizó al Granada CF (el Recreativo Granada) con el apodo de "Once Fantasma" cuando este club era un recién llegado a la competición pero ya andaba codeándose con equipos de solera y aspiraba a lo máximo.
En este libro se narran las vicisitudes por las que atravesó el Recreativo en sus cinco primeros años de existencia y también se recogen los sucedidos ciudadanos más impactantes de aquella época revuelta que fue la de la II República.
En la foto de cabecera se ve al Recreativo que se enfrentó al Gimnástico de Valencia en el campo madrileño de El Parral, 21 de febrero de 1934. De pie: Sosa, Tomé, Calderón, Luque, Itarte, Carrera, Victorio y Tabales; agachados: Gomar, Morales y Herranz.
Para adquirir un ejemplar firmado y dedicado por el autor (20 €), dirigirse a
jlramostorres@gmail.com


Historia del Granada CF



miércoles, 13 de agosto de 2008

ESTRENO EN MADRID


La portada de la revista As Color que ilustra este escrito recoge dos momentos cruciales del partido que se disputó el 10 de octubre de 1971 en el Vicente Calderón, en la sexta jornada de la mejor temporada rojiblanca de su historia, la 71-72. El partido acabó con el resultado de 1-0 a favor de los locales. Bajo la dirección del colegiado Canera Coscolín los equipos formaron con: Rodri; Melo, Ovejero, Quique; Adelardo, Iglesias (Luis); Salcedo, Irureta, Orozco, Alberto (Leal) y Becerra, por los locales; mientras que el Granada presentó la alineación más clásica de esta temporada, la que podemos considerar de gala: Ñito; De la Cruz, Aguirre Suárez, Falito; Jaén, Fernández; Lasa, Porta (Santos), Barrios, Fontenla y Vicente.

Siguiendo a Ramón Ramos, Aguirre Suárez era el referente en este encuentro por la gran expectación que había suscitado entre los medios de comunicación madrileños en su primera presencia en la capital. Y en este sentido obtuvo un notable alto, como se puede ver en la calificación que le da As (♠♠). Previamente a este partido y como preparándolo, en el mismo diario se había difundido una foto con el estado en que quedó el delantero del Milán Combin tras tener que vérselas con el defensa argentino en el partido de vuelta de la final de la Intercontinental, frente al Estudiantes de La Plata, en Buenos Aires, en 1969, en aquel mítico partido que supuso para Aguirre Suárez pasar desde la cancha al calabozo y ser suspendido por al menos dos años como jugador por el dictador Onganía, que presidía el encuentro. En la foto difundida por As podía verse al delantero francés todo magullado y con un ojo a la virulé. Pero en este encuentro los periodistas sólo levantaron acta de lo que fue una gran actuación de Aguirre Suárez, limpia en todo momento y dando una lección de cómo se debe sacar el balón jugado sin recurrir a artimañas.

Lo cierto es que en su estreno madrileño Aguirre Suárez fue clave para que el Granada aguantara muy bien los embates colchoneros e incluso tuviera su chance para golear. Pero cuando acariciaba ya un punto, en el último suspiro, un balón colgado desde la derecha del ataque atlético ocasionó lo que puede apreciarse en la primera foto: Luis Aragonés (dorsal 13) obstaculiza en clara falta la salida de Ñito y permite que su compañero Orozco cabecee solo en el segundo palo al fondo de la red el único gol del partido con el que el Granada salió injustamente derrotado.

En la otra foto puede verse al argentino Becerra encimado por un jugador granadinista del cual sólo vemos de cintura para abajo. La cara no se le ve, pero esa expeditiva pierna derecha en alto nos permite ponerle rostro, el de Aguirre Suárez. En esta jugada, saldada sin consecuencias para el marco granadinista, se pidió por los locales y por la afición la señalización de un penalti que no era tal pues Aguirre se anticipó en el despeje.

Realmente, la actuación del colegiado Canera fue determinante para que el Granada saliera derrotado, porque las crónicas de la prensa madrileña coinciden en que los –ese día- de blanco y pantalón rojo merecieron al menos el empate. Además de la errónea decisión de dar validez al tanto, antes había expulsado a Lasa en unión del central atlético Ovejero, cuando en realidad sólo el argentino colchonero tendría que haber sido el expulsado por una agresión al extremo granadinista que no obtuvo contestación.

Todavía no se había iniciado la negra leyenda, aunque bien poco faltaba. La siguiente visita granadinista a la capital –al Bernabéu-, dos meses después, será el momento que se señala como el del nacimiento del baldón que acompañará a los nuestros ésta y las dos siguientes temporadas. En este partido sin embargo no hubo prácticamente nada extradeportivo que reseñar. Lo más destacable fue el gran trabajo en la contención de este gran Granada, caminando firme hacia su mejor clasificación histórica.

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