Sólo un negativo tras empatar en La Línea. El Recreativo abandona el
farolillo rojo
En la jornada 14, la penúltima de la
primera vuelta 51-52, el Granada obtuvo un resultado que era la primera vez que
se daba en todo lo que iba de liga: un empate, lo que supuso dejar su cuenta de
negativos ya con una única unidad, prolongando así su buena racha, la mejor de
toda la temporada, de cuatro partidos sin perder.
No hubo goles en el choque que llevó
a los nuestros a La Línea, equipo de la cola, pero lo que sí que hubo, como en
partidos de anteriores temporadas, fue leña en abundancia por parte de los dos
contendientes, lesionados (en especial el granadinista Ibáñez, que será baja
los próximos partidos) y un expulsado por agresión, el linense Vicente Vázquez
(Vázquez I), hermano mayor de Juan Vázquez, futuro granadinista que también
actuaba en este partido. Por lo demás, el fútbol estuvo ausente, según las
crónicas, y sólo se vio un forcejeo en todas las zonas y un gran nerviosismo
por ambas partes. Un único cambio hubo en el Granada respecto de la anterior
jornada, el de Requena por el desafortunado Miro en el eje de la delantera. El
empate no bastó para mantener el puesto 10º y el Granada acabó la jornada en el
11º, aunque sí que sirvió para acrecentar las esperanzas de salvación quedando
a tres puntos del 7º. Al menos en esta ocasión tampoco se pudo acusar a los
rojiblancos de falta de entusiasmo.
No estuvo el Granada solo en La Línea
de la Concepción, fueron tres o cuatro autobuses cargados de hinchas los que lo
acompañaron, y en uno de ellos viajó el reportero de Ideal y Hoja del Lunes
José de Vicente, quien dice que fueron incontables las interrupciones del juego
para que el masajista Fernández atendiera a algún lesionado, y que unos y otros
repartieron leña de lo lindo mientras las gradas echaban chispas y hasta fue
necesario que la fuerza pública tuviera que actuar para calmar los ánimos. Días
después fue el club linense multado por la actitud de su hinchada.
La mejor noticia futbolística fue que
el Recreativo pudo, por fin, abandonar el farolillo rojo del grupo VI de
tercera que ocupaba desde la jornada 3, al vencer en Los Cármenes al Español de
Tetuán muy apuradamente por 4-3, y de esta forma dio alcance al Larache, que
fue el nuevo colista a partir de este momento. El Recreativo, tras una primera
parte muy buena, vencía 4-0 a poco de comenzar la segunda mitad, pero los
norteafricanos, un buen equipo (o eso acreditó en Los Cármenes) de la mitad de
la clasificación, apretaron de lo lindo y a punto estuvieron de aguar una
fiesta que ya se celebraba por anticipado. Merece destacarse el primero de los
goles recreativistas, conseguido por el defensa Santi con un chupinazo de golpe
franco desde más de cuarenta metros.
El Málaga deja dos negativos mientras
el filial se trae los dos puntos de La Rosaleda
Los siete puntos conseguidos en las
últimas cuatro jornadas, más que en las diez anteriores, en las que sólo habían
sumado seis, devolvieron a los rojiblancos las esperanzas de poder salvar la
categoría. Para completar la primera vuelta y seguir alimentando las ilusiones
faltaba recibir al Málaga, el mejor equipo del grupo, líder desde las primeras
jornadas y con marcha firme hacia primera, que sólo había perdido un partido. Pero
siendo el Málaga temible, lo cierto es que llegaba en el mejor momento de los
rojiblancos, y como había vuelto el ambientillo y estaba asegurado el lleno,
con varios miles de malagueños desplazados, la directiva decidió que fuera día
del club.
Conforme se acercaba la cita iba
creciendo el mejor ambiente futbolero de siempre que nos visitaba el eterno
rival, cosa que llevaba dos temporadas sin ocurrir, y así desde el día antes
pudieron verse pancartas pasear por la ciudad portadas por hinchas malagueños,
entre ellas una que llamó la atención y en la que se veía un boquerón
comiéndose una granada.
El Málaga, embalado camino a primera,
fue muy superior y se llevó los dos puntos, 1-3, acabando también con la racha
rojiblanca de cuatro partidos sin perder y dejando la cuenta negativa en -3,
aumentando a cuatro puntos la distancia a la zona tranquila. Nada que objetar a
la victoria boquerona, dicen las crónicas, ante un Granada que había mejorado
últimamente en lo tocante a la moral, pero no en juego, el que faltó para
derrotar a un muy sólido Málaga en plena forma y con el uruguayo Rodríguez en
figura, que marcó los tres goles forasteros. La baja del lesionado en La Línea
Ibáñez fue cubierta con la reaparición de Mas, y también volvió al equipo
Morera en lugar del canterano Requena, pero el delantero se volvió a lesionar
nada más empezar el partido y dejó en inferioridad al Granada.
La mayor expectación entre la
parroquia local estaba en ver al granadino Méndez, alineado en Los Cármenes de
defensa lateral derecho, que estuvo algo nervioso, dicen las crónicas, sin duda
por encontrarse en el escenario en el que se encontraba. Al final del partido
manifestó a la prensa que estaba contento con el resultado de su equipo pero
que sentía como nadie la derrota del Granada, «Hoy me he dado cuenta del cariño que le tengo», a la vez que
mandaba un saludo a toda la afición. También jugó con el Málaga el futuro
rojiblanco Becerril. Por lo demás, el campo se llenó y al menos hubo una buena
taquilla, en esos momentos la mayor de la historia rojiblanca, que sirvió para
liquidar parte de los atrasos que se debían a la plantilla, y no se registró ni
un solo incidente entre hinchas ni entre jugadores. Como solía ocurrir por
entonces, toda la mañana del domingo por Granada fueron bien visibles los
grupos de malagueños que recorrían la ciudad y llenaban los establecimientos de
hostelería, y desde dos horas antes de empezar el choque la grada de General
aparecía repleta de personal.
Menos mal que el Recreativo salvó el
honor local y en su mini derbi, en La Rosaleda y ante el Atlético Malagueño, también
de la zona baja de la tabla, se trajo los dos puntos venciendo 0-2 en un gran
partido de los jóvenes canteranos, cada vez más entonados en esta difícil
categoría. Otro futuro granadinista, el centro delantero malagueño Galacho,
desperdició dos penaltis que le fueron pitados en contra al Recreativo. Las
lesiones obligaron a alinear en la media a Álvarez, de la primera plantilla, y
a la reaparición de Toto, ahora en el puesto de extremo izquierdo. La victoria
sirvió para acercarse al tercero por la cola y a distanciar al último, Larache,
en dos puntos.
Homenaje a Sosa
Al finalizar la primera vuelta tras
el partido frente al Málaga, en vísperas navideñas, quedó suspendida la liga en
primera y segunda hasta el 30 de diciembre, y algunos componentes de la
plantilla marcharon de vacaciones a sus lugares de origen. Así el domingo 23 de
diciembre fue aprovechado para llevar a cabo el prometido y postergado homenaje
al ex granadinista Valentín Jorge Sosa, que tenía que haberse hecho la
temporada anterior. Era un homenaje más que merecido pues fue Sosa un jugador
muy rentable en las doce temporadas que perteneció al Granada, desde 1939,
cuando hacía la mili, hasta 1951, y más si tenemos en cuenta que su prima de
fichaje fue ¡una gabardina! que le sacara los fríos penibéticos de sus huesos
de recluta guanche. En esas doce temporadas de rojiblanco siempre fue titular,
llegando a alinearse en todas las posiciones menos en la de portero y sumar un
total de 248 partidos oficiales jugados (el 11º de la clasificación histórica)
y 25 goles conseguidos. Fue siempre Sosa un ejemplo de futbolista eficaz y que
lo da todo.
En Los Cármenes un combinado
Granada-Recreativo se enfrentó a una selección de jugadores de toda la
geografía nacional y en el que estuvieron presentes antiguos jugadores
rojiblancos como Floro (en esos momentos entrenador del Cuenca), González,
Trompi, Almagro y Sierra, además del propio Sosa y su hermano del Córdoba
Jorge, y fallaron a última hora otros que estaban previstos, como el añorado
César, el portero Martí y varios jugadores canarios de primera. También volvió
a vestirse de corto el masajista Fernández, quien actuó con el combinado
visitante.
Asistió poco público en una tarde muy
fría y desapacible y el partido finalizó con el resultado de empate a dos
goles. En los prolegómenos un representante del club Andaluz hizo entrega a
Sosa de un obsequio y el ex directivo Moisés Linares donó una copa que fue al
final a manos del granadino Almagro, distinguido como el mejor futbolista del
partido. El Granada CF no estuvo a la altura de las circunstancias y no mandó
representación alguna ni tuvo ningún detalle con el homenajeado.
El Recreativo elimina al Bastetano en Copa Aficionados
A la misma hora en que se jugaba el
partido homenaje a Sosa, pero en Baza, estaba previsto que el Recreativo
disputara el partido de ida de semifinales de la Copa Aficionados en su fase
provincial, frente al Atlético Bastetano, equipo líder de la primera regional,
pero la fuerte lluvia convirtió en laguna el terreno de juego y no hubo más
remedio que aplazar el choque, con gran perjuicio para los locales que habían vendido
todo el aforo en día del club.
El partido de ida pudo jugarse dos
días después, el 25 de diciembre y lo ganó el filial rojiblanco por 3-6 sin el
concurso, como estaba prescrito, de ninguno de sus profesionales, un resultado
que dejó de cara la eliminatoria para el Recreativo. Un día después, el
miércoles 26, en Los Cármenes se jugó el partido de vuelta, en el que con los
mismos hombres volvió a imponerse el Recreativo, 3-2, ganándose el derecho a
pasar a la final provincial que le enfrentaría al Arenas de Armilla, que se
deshizo del tercer filial rojiblanco, el Andaluz. Tanto en la ida como en la
vuelta alineó el Recreativo en la media a Espada, hermano del míster de la
primera plantilla, recién fichado.
El colista Cartagena se lleva un empate mientras el Recreativo es
derrotado en Algeciras
El día 30 de diciembre de 1951
comenzó con la disputa de la jornada 16 la segunda vuelta en las tres primeras
categorías del fútbol español. Al Granada le tocó recibir en Los Cármenes, con
una muy mala entrada, al Cartagena, el farolillo rojo durante prácticamente
toda la liga. Los nuestros aumentaron su cuenta de negativos a -4 porque el
resultado fue de empate a dos goles en un partido insufrible que titula así
Hoja del Lunes: «Granada y Cartagena
jugaron un partido impropio de la Segunda División», y añade que lo que se
vio fue fútbol de plazuela, patadones, constantes errores individuales y de
conjunto y un largo etc de despropósitos y, lo que es peor, tampoco apareció en
esta ocasión el entusiasmo de los rojiblancos que se había dejado ver en los
últimos partidos; el cronista no salva ni al portero Martín, exceptuado a
menudo del suspenso general en otros chascos rojiblancos de esta temporada.
Para colmo, Chaves falló un penalti. El Granada quedó 10º, pero ya a cinco
puntos de la salvación.
En el Cartagena venían varios con
protagonismo en la historia rojiblanca. En primer lugar su entrenador, en este
caso entrenador-jugador, que no era otro que Antonio Sierra, medio que jugó de
rojiblanco siete temporadas, incluidas las cuatro de primera, que fue uno de
los destacados de su equipo; Sosa, doce temporadas granadinista, que se alineó
de falso 9 y fue el autor del segundo gol cartagenero de un magnífico remate de
cabeza; y Amaro, rojiblanco dos temporadas después y que tiene el dudoso honor
de ser el granadinista sobre el que recayó la mayor sanción de toda la historia
del club. También estaba en la plantilla cartagenera el guardameta Valero, pero
no jugó en Granada. La ausencia del defensa Japón I hizo jugar en el eje de la
cobertura a Mompeán, quien consiguió el gol granadino del definitivo empate al
lanzar un golpe franco que se tragó el meta visitante. El Cartagena era el
colista y en ese mismo puesto acabó la temporada y descendió.
Por su parte el Recreativo, con la
importante baja de Cuerva, enfermo, sustituido por Álvarez, cosechó una nueva
derrota, 3-0, en su visita a Algeciras, equipo toda la liga en la zona media de
la tabla. Una vez más (y van…) las crónicas hablan de un buen equipo, el
nuestro, que sin embargo es inoperante de cara a la portería contraria y al que
derrota su inexperiencia. En el Algeciras jugaba y era su estrella el veterano
ex del Sevilla muchos años, Mateo, autor de un gol. El filial siguió ocupando
el puesto 15º de vicecolista.
El Recreativo campeón provincial de Aficionados
El miércoles siguiente a su partido
en Algeciras, ya el 2 de enero de 1952, día de la Toma, jugó el Recreativo en
Los Cármenes a partido único la final provincial de la Copa Aficionados ante el
Arenas de Armilla, de primera regional. No tuvo problema alguno el filial para
vencer, 4-1, y proclamarse campeón de Granada, clasificándose para la fase
regional de este trofeo. Las diferencias de categoría entre ambos equipos
quedaron de manifiesto y el Recreativo pudo haber conseguido un tanteo de
escándalo, según las crónicas.
Dimiten presidente y directiva
Que el Granada carezca de liquidez y
su deuda no pare de crecer (en esos momentos un millón más o menos, cifra ya
muy preocupante), nunca fue una novedad desde casi el mismo momento de su
fundación, capeándose mal que bien los compromisos con las aportaciones
personales de los directivos de turno. Lo de siempre. Pero en el último tercio
de noviembre, después de la victoria sobre el Levante de la jornada 11, se
agudizó la permanente crisis institucional en el seno de la directiva y ésta
amagó con dimitir en bloque. La taquilla de ese partido fue exigua y parte de
la misma fue embargada por la autoridad para pagar deudas federativas antiguas,
a lo que se añade que un directivo tuvo que completar de su bolsillo en los
mismos vestuarios de Los Cármenes lo necesario para poder pagarles a los
futbolistas la prima conquistada, aparte de que a varios jugadores se les
debían mensualidades y la ficha, incluso tanto Espada como Cholín, los dos
entrenadores hasta el momento, habían adelantado cantidades que les eran
adeudadas. Todo ese cúmulo de adversidades desencadenó la crisis institucional.
El club emitió una nota oficial en la
que decía que, frente a lo que ocurre en otras ciudades, incluso de menos
importancia que Granada, aquí el equipo representativo no recibe ayuda alguna
de los organismos oficiales ni del comercio, y que es imposible mantener el
club con las cuotas de un reducido número de aficionados y el sacrificio de
media docena de directivos. Continuaba la nota dando a conocer que por la vía
de la suscripción popular que se puso en marcha dos meses atrás, consistente en
que los socios voluntariamente aportaran suplementos de 25 pesetas, apenas se
habían recaudado 4.500, y que la taquilla del Granada-Levante dejó en caja sólo
15.000. En la misma nota se dice que la junta había decidido hacer una última
aportación de 50.000 pesetas con la que pagar a los futbolistas y costear el
siguiente desplazamiento. En esas condiciones, dice la misma nota, estaban
todos dispuestos a dimitir y dejar paso a otros con soluciones.
El que sí que dimitió definitivamente
en esa misma sesión fue Cholín como delegado deportivo, un cargo del que el
propio Ignacio Alcorta decía que no sabía muy bien cuáles eran sus funciones.
También dijo Cholín que esperaba que le fueran reembolsadas las 30.000 que de
su bolsillo adelantó para el fichaje de un jugador en su día.
La crisis en esa ocasión quedó
momentáneamente aparcada, a lo que contribuyeron también los buenos resultados
deportivos que el equipo encadenó finalizando la primera vuelta y la gran
taquilla que dejó la visita del Málaga. Pero nada más empezar 1952, a primeros
de enero y después de otra mínima taquilla que ni cubría los gastos, en el
partido en Los Cármenes frente al Cartagena, y ante la necesidad de nuevas
aportaciones que permitieran siquiera cubrir los gastos del siguiente
desplazamiento, los directivos cumplieron su amenaza y el día 3 de enero de
1952 dimitieron todos a una, con su presidente Joaquín Serrano a la cabeza. En
ese momento sonó el nombre del vicepresidente José Bailón Verdejo como posible
solución, y tras asegurar la prensa local que daría el paso, finalmente el
industrial atarfeño declinó en esta ocasión asumir la presidencia.
No había en caja ni siquiera fondos
con que sufragar los gastos del desplazamiento a Alcoy de la jornada 17, pero a
última hora quedó este problema resuelto al recibirse en el club la cantidad de
5.000 pesetas que el Hércules debía desde que, a su paso por Granada
proveniente de Málaga, su autobús sufrió una avería y el Granada le prestó esa
cantidad para poder continuar su viaje a Alicante.
Juan Alonso Roda nuevo y breve presidente
La dimisión de la directiva y su
presidente levantó una cascada de críticas de aficionados entrevistados por el
diario Patria, y salieron a relucir las grandes pifias de la temporada, sobre
todo en lo tocante a la confección de la plantilla para la 51-52, en especial
su excesivo número de componentes y su elevado coste, sin olvidar la escasa
calidad futbolística de la mayoría de los fichajes. El primer señalado fue el
míster de las cuatro primeras jornadas, Ignacio Alcorta, Cholín, quien se
defendió en las páginas de Ideal alegando que él sólo había intervenido en el
fichaje de Japón I, dando su visto bueno para la incorporación del defensa y
adelantando de su bolsillo 30.000 pesetas, de las cuales sólo había podido
recuperar la mitad. En los demás fichajes de la temporada no intervino y la
mayoría habían sido contratados por teléfono –dijo- o marchando los directivos
a por los jugadores, y que él personalmente siempre mantuvo que todos los
esfuerzos debían haberse centrado en conseguir a los jugadores Callejo y Verde,
que estuvieron la anterior temporada cedidos del At. Madrid, más sólo tres
futbolistas de primera, con esos y los que ya estaban más algunos del
Recreativo, hubiera quedado confeccionada sin duda una mejor plantilla y más
económica, dijo.
El delegado de la Federación
Andaluza, José Carmona Ros, inició enseguida gestiones para la designación de
un nuevo presidente, pulsando a varios ex directivos y notables del granadinismo y de la vida ciudadana, recibiendo a
menudo como respuesta la frase que de labios del propio Carmona reproduce
Ideal: «¿Hacerme cargo de la presidencia
del fútbol? No, hombre, todavía no estoy loco del todo». Pasados varios
días y en vista de que no se encontraba a nadie dispuesto a asumir la
presidencia del Granada, Carmona Ros convocó a una reunión en los locales de la
Federación a ex presidentes, ex directivos, aficionados con posibles y otras
personas con algún tipo de relieve en la ciudad. Treinta y cinco eran los
convocados el día 12 de enero de 1952, pero sólo acudieron catorce y tras más
de cuatro horas no se alcanzó acuerdo alguno, así que seguíamos sin directiva.
En la reunión el nombre que más sonó como presidenciable fue el de Juan Alonso
Roda, quien ya había ocupado una vicepresidencia del club en la temporada
1947-48. Se necesitaban ya, en esos precisos momentos, se dijo en la reunión,
unas 650.000 pesetas para terminar la temporada, y sólo se disponía como toda
fuente de ingresos de las taquillas de los seis partidos que faltaba jugar en
casa y las cuotas de los escasos socios de número. Interpelados los presentes a
ver cuánto podía aportar cada cual, ante lo insuficiente de lo ofrecido no se
alcanzó acuerdo alguno.
No obstante, a los pocos días de la
reunión la prensa local publicó que Juan Alonso Roda por fin se había decidido
y era ya presidente del Granada. En una segunda reunión con menos asistentes
que la anterior, ahora en el domicilio particular de Carmona Ros, se llegó a
ese acuerdo. La nueva directiva la integrarán algunos ex presidentes como
Ricardo Martín Campos (vocal) y Juan Diego Pérez de Haro (vocal), y otros como
Francisco Cristiá López (secretario), José Bailón Verdejo (vicepresidente) y
Fernando Bex Cascales (tesorero), más el presidente del Recreativo Francisco
Jiménez Callejas (vocal) y otros muchos. Su primera actuación fue la de abonar
a los futbolistas la mensualidad de diciembre cuando éstos habían empezado a
ponerse nerviosos e incluso algunos hablaban de denunciar ante la Federación,
así como sufragar el desplazamiento a Salamanca correspondiente a la jornada 19
(en total unas 60.000 pesetas).
En el aspecto deportivo la intención
de Alonso Roda era, para la temporada en curso, aliviar la excesivamente
recargada nómina de futbolistas revisando todos los contratos y dando bajas
inmediatamente (sumadas las 28 fichas de los integrantes de la plantilla daban
la barbaridad de 1.091.000 pesetas), a la vez que reforzando el equipo con un
delantero y un defensa de categoría, y para la venidera se proponía estudiar
muy bien cada posible fichaje modificando el modo de actuar para «acabar con los petardos en el Granada».
La nueva directiva se vio obligada, según propia manifestación, a abrir nuevos
libros de contabilidad porque –explicaron- no era posible enlazar la anterior
con las cuentas propias. En esos momentos se calculaba que la deuda global del
GCF iba ya por 1.300.000 pesetas.
Pero la primera resolución adoptada,
en el mismo día de su toma de posesión, fue la de nombrar presidente honorario
del Granada al alcalde Juan Ossorio Morales, así como girar visita al
Ayuntamiento para entrevistarse con él a fin de allegar alguna solución para la
grave crisis de la entidad. De lo allí hablado no trascendió ninguna resolución
ultimada de ayuda del municipio al club, dejando esos aspectos para posteriores
reuniones, pero el reportero de Ideal se atreve a adelantar que muy bien podrían
ir los tiros por el acuerdo de condonación de los impuestos municipales que en
esos momentos adeudaba el Granada, o bien, la obtención de una ayuda económica,
o bien, la municipalización de Los Cármenes, asumiendo la corporación la deuda
del club; cualquiera de los tres aspectos, o los tres en su conjunto, serían
muy bien recibidos. Días después el Ayuntamiento en pleno aprobó una subvención
al Granada, pero en otro pleno posterior y ante el informe negativo de la
comisión municipal de Hacienda decidió no conceder la ayuda prometida.
Otra de las primeras decisiones
adoptadas por la nueva junta fue la de captar nuevos socios protectores de
tribuna y preferencia al precio de 1.000 y 500 pesetas, y empezaron a salir en
la prensa las primeras listas de nuevos socios, el primero de ellos el alcalde
Juan Ossorio Morales, que suscribió su carnet por 1.000 del ala, seguido de los
miembros de la directiva. En esta primera lista se alcanzaron las 39.000
pesetas. Por esta vía se recaudaron 60.000 pesetas aproximadamente.
Otra posible solución que barajó la
nueva directiva fue la de la venta de los terrenos de la explanada de Los
Cármenes, entre la puerta principal y la tribuna, una idea que ya plantearon
anteriores directivas también en momentos de crisis.
Por lo que respecta a la revisión de
contratos, La comisión deportiva trató de llegar a un acuerdo para la rescisión
con los futbolistas Álvarez, Bosque, Japón II, La Rubia, Felipe Martín, Ortega
y Botella, pero de primeras no hubo acuerdo porque los jugadores exigían que se
les liquidara hasta la última peseta. Continuadas las gestiones, éstas dieron
como resultado la rescisión solamente del contrato de Bosque, (aunque la prensa
granadina informó que también habían rescindido Botella y Ortega). Bosque se
marchó al Motril, de Regional Preferente pero con aspiraciones de ascenso a
tercera. Varias semanas después se alcanzó acuerdo de rescisión con Álvarez,
socio del anterior ya que ambos tenían a medias un bar en Granada, quien
también emprendió el camino de la costa y se enroló asimismo en el Motril.
Y siguieron las gestiones para la
incorporación de nuevos fichajes para lo quedaba de temporada, sonando los
nombres de los ex granadinistas González, por entonces en el R. Madrid, y del
delantero Morales, en el Zaragoza, también en primera, los cuales podían
incorporarse al no haber debutado esta liga en sus respectivos equipos, pero no
vino ninguno de los dos.
Apenas un mes después de la toma de posesión de la directiva encabezada por Alonso Roda, tras la derrota en Los Cármenes frente al Murcia y ante el fracaso de la mayor parte de las gestiones emprendidas, dimitió la directiva con su presidente al frente, quien dijo a la prensa que él no hundía al Granada en tercera.
CALLEJEANDO
Accidente de la Alsina de Sevilla con resonancias lorquianas
En la Navidad de 1951, la
Alsina que venía de Sevilla chocó contra un árbol llegando a Santa Fe al
esquivar a un camión que circulaba en dirección contraria y que se le vino
encima. Resultaron heridos leves catorce viajeros. Nada de particular tendría
la noticia si no fuera porque entre los lesionados que fueron atendidos en el
hospital de San Juan de Dios, cuyas señas publica la prensa, encontramos un
nombre que nos evoca al García Lorca de sus últimas horas en la colonia de
Víznar: José Jover Tripaldi, funcionario domiciliado en Cárcel Baja 11, que
sufrió contusiones y erosiones diversas.
Este Jover es el que en
1955 contó a Agustín Penón que él personalmente había compartido un cigarrillo
con García Lorca en su última noche e incluso había rezado con el poeta una
oración pocas horas antes de ser pasado por las armas. Según el propio Jover
Tripaldi, esa noche estaba en la colonia de Víznar como soldado falangista a
las órdenes del capitán Nestares, en servicio de custodia sobre los presos que
esperaban en capilla, a los que comunicó su triste destino, y el propio
Federico le regaló en agradecimiento por su trato humano su encendedor de
plata, que no quiso aceptar.
En el libro “Miedo, olvido y
fantasía. Crónica de la investigación de Agustín Penón sobre Federico García
Lorca (1955-1956)”, de Marta Osorio, se lee el siguiente comentario sobre
Jover: «La verdad es que me ha ayudado mucho, demasiado, lo que hace que me
sienta un poco avergonzado por no corresponderle mejor, pero me agota.», escrito por Penón
acerca de Tripaldi, del que dice que se sentía agobiado por su carácter
acaparador en la relación de amistad que surgió entre ambos. Sin embargo, para
otros historiadores, todo lo relatado por Jover Tripaldi era fruto de su
imaginación, e incluso niegan que se encontrara aquella noche fatídica y sin
luna en Víznar.
Retractación de José María de Granada
Hoy está prácticamente olvidado, pero en su tiempo, los alegres años
veinte del siglo pasado, fue un autor de éxito José María de Granada (o sin
la preposición “de”), seudónimo de José María Martín López, nacido en nuestra
tierra en 1893. Ordenado sacerdote, tras algún éxito menor como dramaturgo, en
1920 se trasladó a Madrid y colgó los hábitos para sentar cátedra como
sainetista, además de llevar una vida bohemia y rodar de tasca en tasca y de
colmao en colmao, se lee en Wikipedia. Títulos como ¡El demonio son los
hombres!, Granada mía, ¡Si fue Don Juan andaluz…!, Manolito pamplinas, El niño
de oro, La hija de Juan Simón y otros muchos, fueron éxitos teatrales que
llevaban su firma.
En la misma página de Wikipedia
leemos que también hizo sus pinitos en el séptimo arte. De su escasa producción
cinematográfica destaca el film El Niño de Oro, una adaptación al cine
de su sainete costumbrista andaluz del mismo título, su mayor éxito, película
muda estrenada en 1925 y financiada por el paisano marqués de Portago, dueño
también de la productora Cinematografía Granada, rodada en gran
parte en el Albaicín, el Sacromonte y la Alhambra, con dirección y guion del
propio José María Granada, que también fue uno de sus protagonistas junto a otras
varias personas que nunca habían pisado un escenario, entre ellos el dramaturgo
y poeta granadino Alberto Álvarez de Cienfuegos, además de algún actor
profesional.
A mediados de diciembre de
1951 los periódicos granadinos publicaban un artículo firmado por el propio José
María Granada, utilizando ya su nombre verdadero, José María Martín López, y
bajo el título “Voluntaria y pública retractación de un sacerdote extraviado”,
que comienza así: «A los fieles católicos en general, a mis hermanos en el sacerdocio y a
cuantos han sido testigos de mis errores y extravíos, va dirigido el presente
escrito de retractación de cuantas palabras, acciones u omisiones mías hayan
sido motivo de escándalo, de las que abjuro en este momento con toda la
sinceridad de mi alma». Ideal comenta que, deseoso de reparar su pasada vida aseglarada y
restablecerse a su estado y dignidad sacerdotal se ha dirigido a su diócesis y
arzobispo, y en la Curia se le ha incoado expediente de rehabilitación.
Dicho expediente culminó con el
reingreso en el sacerdocio, que ejerció en Madrid varios años, aunque en 1959
volvió a Granada, donde murió un año después en el hospital de San Juan de
Dios, solo y olvidado.
Día del guardia urbano
El
año 1952 se estrenó en Granada recuperando una costumbre que había quedado
olvidada en los últimos años, pero que tenía cierta solera puesto que existían
precedentes en nuestra ciudad en los años anteriores a la Guerra Civil: el día
del Guardia Urbano. Ya saben, por un día, siempre el 1 de enero, los
automovilistas dejaban a un lado sus rencillas y malquerencias con los
multadores y homenajeaban a los guardias de la porra, o sea, los
encargados de dirigir el tráfico, porra blanca en ristre, a pie firme en alto
desde estrechas plataformas situadas en medio de la vorágine circulatoria, o
bien pisando el adoquinado, en tiempos anteriores a la regulación automática del
tránsito por semáforos.
Era ésta una costumbre
nacida allende nuestras fronteras, en Londres concretamente, y que fue adoptada
en distintas ciudades españolas conforme iban creciendo sus respectivos parques
automovilísticos. Hasta 1935 no llegó a Granada. Su principal impulsor fue el
periodista de Ideal que ya ha aparecido varias veces en estas mismas líneas y
que firmaba con el seudónimo de Zirto, o más brevemente Z, (Cándido
García Ortiz de Villajos). En las páginas del diario granadino, cercana la
Navidad de 1933, ya lo había propuesto, pero no le hicieron caso alguno. Volvió
a la carga un año después publicando un artículo en la sección Siluetas y
Momentos, al que tituló “Para los hombres del casco blanco”, donde se
confesaba rabioso defensor de las tradiciones patrias, pero nada opuesto a
importar las foráneas cuando éstas significan ampliar el sentimiento fraternal
entre los hombres, por ejemplo, la costumbre extranjera de obsequiar en
navidades con regalos propios de esas fiestas a los guardias de la circulación.
El artículo concluía haciendo un llamamiento a la población en general para que
en Granada se les rindiera también un homenaje.
Encontró eco el llamado
de Zirto en la Compañía de Autobuses Urbanos y en parte de la prensa local, y
así el día primero de año de 1935 pudo verse en distintos puntos de la ciudad a
guindillas de los de salacot blanco, en sus puestos, pero literalmente rodeados
de toda clase de obsequios aportados por la generosidad ciudadana: botellas de
licor, puros, cajas de mantecados, pavos y pollos vivos, billetes de lotería y
muchas otras cosas, y la nota graciosa, casi una escena de sainete, la dio el restaurante
La Escribanía (muy puntero por entonces, en calle Abenámar), que invitó
a los guardias a un almuerzo y preparó una mesa con su mantel y sus cubiertos y
hasta con su jarrón con flores de centro de mesa en plena calle, delante mismo
de Correos (por entonces en donde hoy está la Plaza de Isabel la Católica), a
la que se sentaron cuatro agentes, que dieron cuenta de un largo menú rematado
con postres, café, vinos, licores y puros.
«Granada consagró ayer al guardia de
circulación con un trastoque de emociones renovadoras, lo más simpático de su
gracia andaluza. Nos venció Londres… El Park Avenue se pasó por la Puerta Real
con una lluvia bailadora de manzanilla, apagando las trompetas del Pendón y los
gritos sanantoninos de la Vela». […] «Y así apareció
1935 con una nueva fiesta, grata y simpática fiesta, que se tradujo en “El Día
del Guardia”, inaugurado ayer en Granada con un voluminoso éxito de pavos,
habanos y vinos espumosos» […] «…y el tributo se rindió bajo la proclamación de una era de paz entre
guardias y volantistas, entre peatones y vigilantes de velocidades templadas.», pudo leerse al
día siguiente en El Defensor con la firma de Manuel Cruz Romero, que los días
previos había secundado con entusiasmo desde las páginas del diario (el de más
difusión en Granada por entonces) la iniciativa de Zirto en Ideal, y
a quien los guardias homenajearon en agradecimiento esa misma tarde.
En Puerta Real y en la intersección
de Gran Vía y Reyes Católicos fue donde más regalos cosecharon los gendarmes,
dándose la nota paradójica de que los agentes de la circulación rodada tenían
que emplearse en despejar de aglomeraciones de viandantes las aceras, repletas
de curiosos hasta el punto de interrumpir el tránsito. Sobre las ocho de la
tarde fueron retirados los cientos de kilos de regalos y trasladados a los
locales de la guardia municipal para proceder al equitativo reparto de todo lo
recogido entre los treinta agentes y dos brigadas que en Granada tenían a su
cargo la regulación del tráfico rodado.
El buen tiempo impropio de la época
del año, sumado a la festividad del día, que en Granada tiene siempre el
añadido de la tremolación del Pendón de los Reyes Católicos y la subida a la
Alhambra para tocar las mocitas casaderas la campana de la Vela, abarrotaron
las calles céntricas y se puede decir que resultó un gran éxito esa primera
edición en 1935 del Día del Guardia Urbano. Al año siguiente, el primer día de
1936 volvieron a repetirse las mismas escenas en las calles granadinas,
incluido el almuerzo de los del casco blanco en Reyes Católicos y aumentado con
otro en Puerta Real, regalado éste por el café Suizo, pero en esta ocasión no
acompañó el meteoro y la fiesta resultó algo menos animada.
La Guerra Civil significó también la
desaparición de esta fiesta doméstica. A su término, las grandes escaseces de
posguerra acabaron de hacer olvidar la costumbre. Pero a las alturas de 1952,
sin poderse hablar del fin de la escasez, ya no era ésta tan terrible como diez
años atrás y había ya bastantes productos no sujetos a racionamiento, por lo
que de nuevo a través del diario Ideal se reivindicó que fuera recuperada la
fiesta del Día del Guardia Urbano, haciendo ver que para nada era un invento
suyo y que ya se había hecho en Granada antes de la guerra, apoyando además la
petición en los escasos emolumentos percibidos por los de la porra: «Y lo
paradójico del caso es que el guardia urbano tiene que mantener ante el público
una actitud digna, cortés y hasta elegante. No se le puede pedir más esfuerzo a
unos honorarios… tan honorarios.», se lee en la
primera página de Ideal de 29 de diciembre de 1951 en un comentario sin firma,
pero tras el que adivinamos la siempre buena pluma de Z. La alcaldía
autorizó la celebración limitando exclusivamente los lugares de entrega de
regalos a Puerta Real y cruce Reyes Católicos-Gran Vía, y así el día de año
nuevo de 1952 volvieron a vivirse en Granada las escenas de los guardias de la
circulación en sus puestos, dirigiendo el tráfico rodeados de montañas de presentes
regalados por automovilistas y peatones.
En esta edición de 1952 participaron
también las primeras autoridades: el arzobispo Santos Olivera, el gobernador
Fernández-Victorio, el capitán general accidental Aranguren, el alcalde Ossorio
y hasta Gallego Burín, de vacaciones navideñas en Granada, quienes se acercaron
en sus coches a entregar regalos.
A partir de este 1952, el Día del
Guardia Urbano siguió celebrándose cada año nuevo durante décadas y siempre
gozó de las simpatías de la población en general. Así hasta 1971 en que fue la
última edición. En Ideal de 31 de diciembre de 1971 se lee que al día siguiente
no habrá fiesta del guardia urbano por haberlo así aprobado el pleno municipal
a solicitud del teniente de alcalde, delegado de la policía municipal, señor Rojas
Pérez, quien manifestó que previamente había pulsado la opinión de los propios
guardias y éstos se habían mostrado de acuerdo con la medida; la causa de la
suspensión era que el tráfico rodado en Granada en esos años ya había crecido
mucho y la acumulación de regalos en la vía pública provocaba grandes atascos.
Quien quisiera obsequiar a los guardias podría hacerlo libremente, pero los
regalos debían entregarse en el cuerpo de guardia del Ayuntamiento. Ya no volvió
a celebrarse en Granada el Día del Guardia Urbano.
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