Comisión gestora
La dimisión
de Alonso Roda y su directiva dejó nuevamente desgobernado el club. Sonó otra
vez José Bailón como posible presidente, pero pocos días después y dando por
supuesto que en las circunstancias actuales nadie querría hacerse cargo del
sillón, se decidió que el Granada CF quedara regido por una comisión gestora,
fórmula propuesta por el delegado de la Federación Andaluza en Granada, José
Carmona Ros, previa consulta a Sevilla. Es una decisión heroica, comenta Ideal,
con la única idea de evitar la retirada del Granada de la liga y su
desaparición como club deportivo.
La comisión
quedó integrada por un grupo reducido presidido por el propio Carmona,
acompañado del vocal granadino en el Comité Directivo de la Federación
Andaluza, Luis Moreno Molina, más dos jugadores de la primera plantilla, Toñín
y Mas como los más veteranos, y también un representante de cada uno de los
diarios granadinos, Patria (Daniel Saucedo Aranda) e Ideal (José de Vicente
Prados), todos ellos como vocales. La comisión se disolverá al finalizar la
competición oficial, para lo cual sólo faltan siete jornadas. Su cometido será
administrar lo que se recaude por taquillas y socios y hacer un reparto
proporcional a los jugadores, descontando los gastos de impuestos y
desplazamientos.
En
principio todos los jugadores de la plantilla admitieron la solución de
urgencia adoptada e incluso renunciaron a las primas que de ahí a final de
temporada pudieran corresponderles.
Terminada
la temporada oficial, la comisión gestora rindió cuentas unos días antes de la
asamblea por la que había de formarse la nueva directiva rojiblanca, resultando
que una vez liquidados todos los gastos, incluidas las nóminas de todos los
empleados del club y las de los futbolistas, quedaron en caja algo más de 2.000
pesetas. El balance fue expuesto en la sede del club a disposición de todos los
socios que quisieran revisarlo.
Nada se pudo pescar en Melilla
Con
el escaso dinero que había en caja en el momento de la dimisión de la directiva
de Alonso Roda se sufragaron los billetes de avión ida y vuelta y los gastos de
estancia que suponían el desplazamiento a Melilla para disputar la jornada 24.
Un aficionado del que no trascendió su nombre, a título particular, ofreció a
los jugadores una prima especial si puntuaban.
En
la llamada plaza de soberanía norteafricana el Granada ofreció una imagen
mejorada y dominó en el marcador del Álvarez Claro durante buena parte de los
noventa minutos, pero no pudo traerse nada positivo y sumó su cuarta derrota
consecutiva, 2-1. Con una alineación revolucionaria en la que Japón I salió de
inicio como delantero centro (en la segunda parte volvió a la defensa) y con
los recuperados Felipe Martín y Mas en detrimento de Cea y De la Vega, poco
faltó para puntuar, pero, dice la crónica de Hoja del Lunes firmada por Seudónimo
(Saucedo Aranda), que viajó con el equipo, dos fallos del portero Martín, quien
venía siendo el más regular de toda la plantilla y en otros partidos mereció
buena nota, supusieron sendos goles de los norteafricanos. La derrota hizo
perder al Granada un puesto en la tabla y colocarse en el 14º, tercero por la
cola y a tres puntos del décimo, lo cual no era sino agudizar aún más la crisis
porque los dos últimos clasificados en esta liga tan atípica debían de pelear
entre ellos por evitar no ya el descenso a tercera sino el caer directamente a
categoría regional.
El
Melilla era un equipo de la zona media de la tabla que acabó la liga en el puesto
octavo, por lo que tuvo que disputar promoción de permanencia, pero, como a otros
varios, la no reestructuración lo salvó del descenso a tercera. Al terminar el
partido y en su local social, los jugadores rojiblancos fueron obsequiados con
lo que se llamaba antes un vino de honor,
un ágape, y es que en Melilla no olvidaban el buen trato y la hospitalidad que
les dispensó nuestro club cuando el fatal accidente de Loja, hacía de esto algo
más de un año. La misma crónica dice que no mereció la derrota nuestro equipo,
muy mejorado respecto de sus últimos partidos en el aspecto anímico y de
entrega, lo que hace concebir algunas esperanzas de salvación. Por su parte El
Telegrama del Rif, diario melillense, dice que gustó el Granada y que no se
explican cómo puede ir tan mal clasificado, «Batallaron los blanquirrojos con mucho coraje y nervio y a su cargo
estuvo el poco fútbol que presenciamos».
A
la vuelta de la expedición granadinista en autobús desde Málaga, donde tuvieron
que conformarse con un bocadillo como todo almuerzo al haberse impuesto en el
club una austeridad espartana tras la llegada de la comisión gestora, fueron
los expedicionarios protagonistas de una buena acción al auxiliar a un
matrimonio de turistas franceses que habían quedado detenidos en su coche a la
altura de Santa Fe por sufrir el varón un desvanecimiento, un síncope, dice la
noticia de Ideal. El futbolista Japón se puso a los mandos del coche y condujo
éste hasta el Parador de San Francisco, donde se alojaba el matrimonio. No
ocurrió nada más reseñable y al día siguiente el enfermo estaba totalmente
restablecido.
El Recreativo vence al Jerez pero es
derrotado en Peñarroya en Copa Aficionados
Como
en otras muchas jornadas esta temporada, la alegría la dio el filial, que en
Los Cármenes sacó adelante su partido ante el Jerez y venció 3-1 a un equipo de
la zona media de la tabla toda la liga, pero que acreditó poseer un buen
conjunto y la mejor delantera del grupo, dice José de Vicente en Ideal, en la
que sobresalía un granadino de Alhama, Vinuesa, la temporada anterior en
primera con el Alcoyano, que fue el autor del gol jerezano. También venía con
los jerezanos el ex granadinista Barnet. El Recreativo, con la reaparición de
Vicente, dio otra vez un gran espectáculo lleno de garra y buen juego, superando
al que se había considerado el mejor partido hasta ese momento, el anterior
ante el Almería. Con los dos puntos remontó otro puesto en la tabla y quedó 10º
cuando faltaban sólo seis jornadas para terminar la liga.
El
Recreativo atravesaba un buen momento de juego, pero esto parecía ser aplicable
sólo a los partidos de casa porque el jueves siguiente a su victoria sobre el
Jerez, últimos de febrero, se desplazó a Peñarroya, Córdoba, para disputar la
ida de la semifinal de Copa Aficionados en su fase regional y del pueblo minero
se vinieron derrotados ampliamente, 4-1, por el cuadro local, que militaba en
regional preferente. Fue una repetición de otros choques recreativistas a
domicilio, es decir, empiezan los chavales jugando muy bien y se adelantan en
el marcador, pero después no saben aprovechar las ocasiones que se le presentan
por falta de rematadores y acaban perdiendo el partido.
Dos puntos frente al Mallorca
En
la jornada 25, a primeros de marzo, el Granada pareció confirmar su ligera
recuperación apuntada en el desplazamiento a Melilla y venció 3-1 en Los
Cármenes, con poco público en las gradas, al Mallorca, el sexto clasificado (en
ese mismo puesto acabaría la liga), que traía en su alineación al futuro
granadinista Rius, el mejor de su equipo y autor del único tanto mallorquín. La
alineación rojiblanca fue la misma que tan buena impresión causó en su anterior
partido, y su improvisado delantero centro, Japón I, fue autor de dos de los
goles locales y se le anuló un tercero (por fuera de juego posicional de Mas)
magnífico de ejecución. La mejora rojiblanca pudo apreciarse sobre todo en el
aspecto combativo, no tanto en lo tocante a juego enlazado.
Al terminar
el partido la fuerza pública se llevó detenido al guardameta mallorquín
Caldentey por haber hecho gestos obscenos dirigidos al público. Los dos puntos
hicieron al Granada subir al 13º y renació la esperanza de al menos alcanzar la
décima plaza, que quedó a dos puntos y que daba derecho a intentar la
permanencia en liguilla.
El Recreativo pierde en San Fernando
y entre semana queda eliminado de la Copa Aficionados
El
Recreativo, evidenciando que no era lo suyo jugar lejos de Los Cármenes, sumó
una nueva derrota, 3-0 en San Fernando. El hecho de que sólo tres días antes
había disputado la ida de semifinales de Copa Aficionados, de donde salieron
varios recreativistas tocados, obligó a presentar una alineación de
circunstancias en la que se integraron sus recientes incorporaciones de los
segundos filiales, los hermanos Navarro más Lopera, dando entrada también a
Tobalina, que no jugaba desde los primeros compases de la liga. Con ese once
improvisado echó mucho de menos a los ausentes: Cuerva, Garrido, Sánchez, Rafa,
Miguel y Guerrero, o sea, medio equipo titular, algunos de ellos reservados
pensando en el gran esfuerzo que habría que realizar para superar la
eliminatoria frente al Peñarroya, a disputar el jueves siguiente. Con esas
premisas poco pudo hacer ante un equipo plenamente profesional y veterano como
el San Fernando, que acabaría la liga en la mitad baja de la tabla. El
Recreativo acabó la jornada en el puesto 12º.
A
estas alturas del campeonato, los esfuerzos recreativistas iban más encaminados
a hacer el mejor papel posible en Copa Aficionados, en la que quedaba por disputar
la vuelta frente al Peñarroya, partido a disputar entre semana. Los días
previos fue subiendo la expectación como pocas veces se había visto en Granada,
sobre todo tratándose de un equipo distinto del primero de la provincia y de
una competición menor como la Copa Aficionados. El presidente recreativista
Jiménez Callejas y el directivo García Royo, más algunos futbolistas, desde la
única emisora de radio existente por entonces, Radio Granada, dirigieron
alocuciones a la afición buscando su apoyo, e incluso hubo un llamamiento al
comercio e industria locales para que dejaran a sus empleados acudir al
partido, a celebrar el jueves 6 de marzo por la tarde. Además, la directiva del
Recreativo prometió una prima especial, un aparato de radio a cada uno de los
futbolistas, si eran capaces de remontar el 4-1 en contra que se trajeron de
tierras cordobesas en la ida.
Pero
no pudo ser y el Recreativo quedó eliminado de la competición al no ser capaz
de remontar. Con los Cármenes abarrotado el partido acabó en empate a un gol.
El filial presentó su alineación titular en esta competición, pero, según la
crónica de Ideal, pecó de excesivo nerviosismo y en esta ocasión a los
blanquiazules les faltó fondo físico para afrontar los noventa minutos y además
en ningún momento pudieron desarrollar su juego característico de pases bien
trenzados y de apoyo constante. La directiva recreativista sopesó presentar una
reclamación ante la Federación por estimar que el club cordobés había alineado
profesionales, pero finalmente nada se hizo.
Mínima derrota en Vallejo
En
la siguiente jornada para el Granada, ya la 26, hubo desplazamiento a Valencia,
al campo de Vallejo, donde los rojiblancos resultaron derrotados por un único
gol. El Levante era de los pocos que marchaban en la tabla por detrás del
Granada y era por tanto un rival directo en la lucha por huir de la quema, cosa
que no conseguiría al terminar antepenúltimo y descender a tercera, siendo uno
de los pocos equipos del grupo que finalmente perdieron la categoría. Así que
ésta era una de las últimas ocasiones de mejorar que se le presentaban a los
rojiblancos, que jugaron un partido aceptable pero, como tantas veces esta
olvidable temporada, sin remate. No hubo suerte y Chaves, que reaparecía y
volvió a lesionarse, falló un claro gol, Mas estrelló un tiro en el poste y un
defensa levantino sacó un remate que ya entraba en la misma línea de puerta.
Para colmo, el que venía siendo el mejor rojiblanco en los últimos partidos,
Japón, nuevamente alineado como delantero centro, se lesionó y ya no pudo
volver a ser utilizado en los cuatro partidos cruciales que faltaban para
terminar la liga.
El Granada
ocupó en la clasificación con esta derrota el puesto 14º o tercero por la cola,
aunque todavía le separaban sólo dos puntos del 10º, pero lo peor fue que el
Levante, inmediato perseguidor y en puesto de posible descenso a regional como
penúltimo, quedó empatado a puntos con el Granada. Al menos el golaveraje (3-1
en la ida) quedó a favor de los rojiblancos, detalle muy importante como
veremos.
Si
en su última salida, cuando volvía la expedición rojiblanca de Málaga después
de haber jugado en Melilla, ayudó a unos automovilistas en situación apurada,
en el camino de Valencia hubo otro incidente en plena carretera que cuenta José
de Vicente, viajero en el mismo autocar granadinista. A la altura del pueblo
murciano de Totana un camión con su carga detenido en la orilla de la carretera
ardía de manera incontrolada hasta que el chófer del autobús rojiblanco,
Joaquín Asensio, sofocó el incendio haciendo uso del extintor que llevaba en su
vehículo. No hubo heridos.
Empate casero del Recreativo con el
España de Tánger
Por
su parte el Recreativo, que recibía a otro de los gallitos del grupo, el España
de Tánger, no pudo pasar del empate a dos goles en Los Cármenes. Los jóvenes
canteranos habían sido retirados del mundanal ruido después de su partido
frente al Peñarroya y se habían marchado concentrados a Lanjarón porque, según
pudo leerse en Ideal, estaban siendo asediados por numerosos patrones de pesca venidos al olor de los
sonados triunfos de semanas previas. De la localidad alpujarreña bajaron
directamente a Los Cármenes para la disputa de su partido de la jornada 26.
Antes
del partido y a modo de exhibición, pero perteneciente al campeonato regional
de balonmano, se enfrentaron dos equipos de once jugadores, ambos de Granada;
uno era el Recreativo, en el que jugaba el que años después fue insigne
periodista deportivo José Luis Piñero, y el otro el Juventud, en un partido a
todo el campo. En taquilla, junto a la entrada, se entregaba a los asistentes
un folleto explicativo de las normas de este “exótico” deporte, y por megafonía
se explicaban las jugadas y el reglamento simultáneamente al desarrollo del
juego. Ganaron los del Juventud 4-8. En el descanso del partido
Recreativo-España de Tánger hubo otra exhibición, ésta de aeromodelismo.
Acusando
el cansancio acumulado por tantos partidos disputados, los recreativistas no
pudieron ofrecer a su cada vez más numerosa parroquia un partido completo como
los de Cádiz y Almería, otros dos gallitos. El Recreativo puso todo su
entusiasmo, pero sólo a ráfagas mostró su buen juego característico, y a pesar
de todo poco faltó para anotarse los dos puntos, fallando en el último suspiro
Díaz Cara un gol a portero batido, aunque también pudo darse el caso de que
acabara derrotado ante uno de los mejores equipos que por aquí pasaron, como
era el España, que desperdició también numerosas ocasiones de golear. Siguió el
filial ocupando la misma plaza en la clasificación.
Retirada del Larache
Tras
jugarse la jornada 26, el grupo VI de tercera perdió otro integrante y quedó
reducido a 14 (antes se había retirado el Maghreb de Tánger) al decidir
retirarse el Larache, el farolillo rojo prácticamente toda la liga y
virtualmente descendido en esos momentos, una retirada que vino a modificar la
clasificación ya que al anularse todos sus resultados la mayoría de los equipos
vieron rebajado su saldo en cuatro puntos. Al Recreativo se le descontaron dos,
pero siguió ocupando la posición 11ª en la clasificación, cuarto por la cola,
con solo Español de Tetuán, Utrera y Malagueño por detrás. En esos momentos se
decía en fuentes no oficiales que los descendidos iban a ser sólo ocho, así que
renacía la esperanza de alcanzar una de las plazas de salvación, aunque realmente
se pensaba que no tendría ninguna utilidad ya que, si descendía el primer
equipo, el segundo sería arrastrado a la inferior categoría.
Los
marroquíes del Larache denunciaron intentos de soborno anónimos en la previa y
decidieron retirarse tras su partido con el Betis (1-2), que no llegó a
terminarse, ante la parcialidad del colegiado de turno, dijeron en una nota
oficial.
Intento de segregación del Recreativo
La
directiva del Recreativo a mediados de marzo decidió redactar unos estatutos
propios, distintos de los del GCF, pensando en adquirir entidad y figurar
federativamente como un club más con todos sus derechos y obligaciones y con
sus socios propios. Se formó una comisión encargada de redactar los nuevos
estatutos, formada por el secretario Jaime García Royo y los directivos José
Antonio Ferrón, José Amigo Vico y José López Vílchez, informa la prensa local.
Y es que, ante la posibilidad cada vez más real del descenso del Granada, iba
también adquiriendo cada vez más forma entre la afición la idea de liquidar al
rojiblanco y continuar adelante con el filial.
La
respuesta de la comisión gestora no se hizo esperar y al día siguiente de
conocerse ese intento de segregación hizo pública una nota oficial
desautorizando cualquier acuerdo que suponga escisión, separación o
independización del filial. También dice la nota que el acuerdo de la junta del
Recreativo hay que entenderlo como de carácter puramente unilateral e
improcedente, y que hay que esperar a que sea la asamblea de socios la que
decida el futuro del Recreativo, el cual sigue estando deportiva y
económicamente supeditado al Granada, y debe dejar en suspenso el trámite legal
anunciado hasta tanto no haya una nueva directiva en el Granada CF.
Victoria ante el Plus Ultra que hace
renacer la esperanza de salvación
La
jornada 27, a mediados de marzo, se presentaba como otra ocasión para reducir
distancias con los puestos que podrían evitar el descenso. Visitaba Los
Cármenes el Plus Ultra, que seguía siendo filial del Madrid pero esta temporada
había visto muy reducido su potencial al haberle retirado su patrocinador a sus
mejores elementos, lo que se tradujo en una vulgarización del equipo, que en
esos momentos andaba tercero por la cola en la tabla, luego era un rival
directo para los nuestros (acabaría la liga en el puesto 12º y se salvaría del
descenso por la anulación de la reestructuración prevista). Lo entrenaba
Antonio Bonet y de 11 venía el futuro granadinista Pintos.
El
Granada salió victorioso 2-0 con muchísimo sufrimiento, consiguiendo sus dos
goles muy al final, en los dos últimos minutos, lo que hace a los plumillas locales
decir que hubo bastante suerte para anotarse dos puntos que volvieron a poner a
tiro al décimo clasificado e hicieron renacer algo la esperanza de salvación
cuando ya sólo quedaban tres jornadas por disputarse. Fue un partido bastante
malo de dos oponentes que justificaron su posición en la tabla en el que el
Granada por culpa de las lesiones se vio obligado a prescindir de varios
jugadores que venían siendo titulares y echar mano de otros que llevaban largo
tiempo sin actuar, como el extremo Ortega o como el canterano Requena, que
salió de 9.
Paliza al Recreativo en Heliópolis
Mientras
tanto en el Heliópolis sevillano el Recreativo era ampliamente goleado 6-0 (5-0
al descanso) ante el coco Betis, clasificado el quinto y que acabaría la liga
el tercero, pero sin opciones de ascenso. En un campo embarrado y muy
resbaladizo, el Recreativo muy poco pudo hacer ante la gran superioridad de los
locales.
El árbitro
sufrió una caída y se fracturó un brazo, dicen las crónicas, lo que hizo que el
partido estuviera parado más de un cuarto de hora, y cuando se reincorporó, con
el brazo en cabestrillo, no se movía del centro del terreno por lo que no vio
que dos de los goles béticos fueron conseguidos ilegalmente, contaron los
expedicionarios a su vuelta de Sevilla. El Recreativo siguió en el puesto 11º,
que ya ocupará hasta el final de la liga.
La
comisión gestora, en su afán de allegar algunos dineros para que los
futbolistas pudieran estar al día, organizó un amistoso entre el Granada y el
Recreativo aprovechando la festividad de San José, 19 de marzo. En Los
Cármenes, con muy poco público en las gradas por lo que la recaudación fue
exigua, el filial fue mejor en todos los aspectos que el primer equipo y se
anotó la victoria 2-3. No tuvo más historia el partido, tan solo la prueba de
la posible alineación rojiblanca el domingo siguiente en Alicante.
La subvención municipal que no fue
La
directiva que presidió fugazmente Alonso Roda había conseguido del Ayuntamiento
que éste le concediera una subvención de 50.000 pesetas. En aquella sesión del
pleno municipal, celebrada en febrero, el concejal Moisés Linares, ex directivo
rojiblanco, defendió con entusiasmo una moción por la cual la ayuda económica
debía ser del doble, 100.000, a lo que otros concejales se oponían. Finalmente
fue aprobada la ayuda municipal de 50.000 pesetas a pesar del parecer poco
optimista, manifestado por el interventor municipal, en el sentido de que
cualquier cantidad que se aprobara no contaba con la correspondiente
consignación presupuestaria ni podría acudirse a la vía de los imprevistos.
Así, en la siguiente sesión de pleno, unas semanas después, ante la postura en
contra de varios concejales y el informe desfavorable de la comisión municipal
de Hacienda, el propio Moisés Linares se desdijo de su primera postura
aduciendo que aquella subvención fue concebida como apoyo a la directiva, ya
dimitida cuando este segundo pleno se celebró, y que como las circunstancias
habían cambiado estimaba improcedente tal ayuda y rogaba la retirada de la
moción, así que ésta fue desestimada y sin dineros municipales se quedó el
Granada.
Fue una
decisión que sentó muy mal en el seno de la comisión gestora que había sucedido
a la directiva de Alonso Roda, y en una nota oficial lamentó la no concesión de
la subvención apoyándose en el hecho de que eran otros en esos momentos los que
regían los destinos del club. «¿Han
variado las circunstancias? Naturalmente que han variado. Pero han variado para
sostener al equipo en la competición, para evitar a todo trance que el Granada
se retirase de la Liga, a la que estaba indefectiblemente abocado… de no
haberse hecho cargo del Club esta Comisión gestora…», se puede leer en la nota
oficial facilitada a los medios.
El Granada empata en Alicante y el
Recreativo hace lo propio ante el Ceuta
En la
jornada 28, antepenúltima del calendario, el Granada empató a un gol en el
campo de Bardín frente al Alicante, el vicecolista, posición en la que
terminaría la liga y que le haría perder la categoría. Un gol de Requena,
nuevamente alineado de delantero centro valió para atar un punto y reducir la
cuenta negativa a -5. Por lo demás, fue un partido sin historia dominado por el
intenso calor a pesar de estar a finales de marzo. Ya sólo faltaban dos
jornadas por jugarse y el Granada estaba el 11º a tres puntos del 10º, así que
sólo existían remotas posibilidades de salvación.
Idéntico
resultado se dio en Los Cármenes en el partido Recreativo-Ceuta, empate a uno.
El equipo norteafricano, entrenado por el ex granadinista Severiano Uría (aquel
del escándalo en un partido Granada-Coruña de la segunda temporada del Granada
en primera, cuando alegó haber sufrido un ataque de amnesia para justificar una
pésima actuación), ocupaba plaza en la mitad de la tabla y tenía también
escasas posibilidades de alcanzar los puestos de salvación. Se puede decir lo
mismo de este partido que del de los “grandes” en Alicante, que hizo mucho
calor y que no tuvo más historia que la de los goles, y el público, bastante
menos numeroso que en partidos anteriores, se aburrió de lo lindo. El
Recreativo ya estaba matemáticamente descendido, recordemos que desde el sexto
hacia abajo todos caían a regional. De todas maneras, el descenso del Granada
se veía como poco menos que inevitable, un descenso que lo arrastraría en su
condición de filial, quizá por esa razón en estos últimos partidos había bajado
apreciablemente la intensidad que los recreativistas ponían en sus partidos,
que fue lo que pasó en su choque con los ceutíes.
Descanso liguero y amistoso en Motril
El último
domingo de marzo debía de haberse jugado la jornada 29 y penúltima, pero la
liga se suspendió en todas sus categorías para que en esa fecha se jugaran
todos los partidos de jornadas anteriores aplazados en su día por diversos
motivos, circunstancia aprovechada por el Granada para desplazar a Motril a un
combinado de suplentes del primer equipo con jugadores del Recreativo a la
disputa de un amistoso. En el campo del Majuelo se impusieron los motrileños,
terceros en su grupo de regional preferente, por el resultado de 3-2. El Motril
alineó a los ex granadinistas de esta misma temporada Bosque y Álvarez. Otro
combinado Granada-Recreativo tenía previsto jugar el mismo domingo otro
amistoso en Linares, pero éste se suspendió por el mal tiempo.
CALLEJEANDO
El “peligroso” Parque de Invierno
«Debes ir bien prevenido / aunque no
busques pelea; / asegura quien ha ido / que allí se está más “vendido” / que en
la Guerra de Corea», se podía leer en una caroca del Corpus 1952 debajo de una caricatura en
la que se ve el Llano de la Perdiz por el que pasean varias personas blindadas
con armadura por temor a las balas que silban.
La
clave nos la da una carta al director publicada en Ideal a mediados de febrero y
firmada por N. Martín González, en la que el comunicante, bajo el título “Fuego
en el Parque de Invierno”, dice que el último domingo había estado con su
familia paseando por el recientemente inaugurado parque del Llano de la Perdiz
y aledaños, y que numerosas personas que también disfrutaban del asueto
dominical en aquel paraje preguntaban a los guardias forestales que quién les
había disparado pues habían sentido pasar balas silbando muy cerca de sus
cabezas.
Al
parecer, según el mismo comunicante, los disparos provienen del cerro al otro
lado del valle del Genil, donde está el polígono de tiro de Las Conejeras, ya
que se escuchaban detonaciones en esa dirección. Se trataría de balas perdidas
que van a caer en las laderas del otro lado del río, y si hasta ahora no se
había advertido tal fenómeno, siempre según Martín, es porque por estos parajes
apenas transitaba nadie, pero ahora comienzan a ser bastante frecuentados por
numerosas personas, al haberse inaugurado recientemente el parque.
Desde
antiguo fue el Llano de la Perdiz muy utilizado por los granadinos para sus
paseos campestres, pero no existían accesos motorizados y en la zona sólo
crecían matorrales. En 1949 culminaron los trabajos de reforestación de la
zona, plantando miles de árboles y abriendo carreteras que dieron como
resultado el que se llamó Parque de Invierno.
Incendio del cine Albayzín
A
mediados de febrero, el domingo 18, el mismo día en que el Murcia se llevaba
los dos puntos de Los Cármenes, un incendio destruyó por completo el Albayzín
Cinema de la Plaza de Aliatar, que fue el primer cine de barrio que existió en
nuestra ciudad, inaugurado en abril de 1945, y del que sólo las paredes
exteriores quedaron en pie. Se proyectaba la película “Horizontes Salvajes” en
la función de las 9 de la noche cuando empezó a arder el local por la parte de
la pantalla, pero se pudo desalojar ordenadamente la sala y no hubo que
lamentar lesiones personales.
La noticia
que leemos en Hoja del Lunes dice que el fuego se inició en el inmueble
lindante, calle San Buenaventura 11, provocado por el inquilino de la misma,
Fernando Rodríguez Braojos, que quedó detenido e ingresó en la cárcel. Iniciado
el fuego en la parte alta del inmueble vecino, rápidamente se corrió a la
techumbre del local cinematográfico, y en poco espacio de tiempo afectaba a la
totalidad de la casa, aunque el trabajo de los bomberos, reforzados por el
personal de incendios de la fábrica de pólvora del Fargue, impidió que se
quemaran la máquina y el material que se almacenaba en la cabina de proyección.
La brigada de incendios, los bomberos, con su capataz José Cazenave al frente,
llegaron prestos al lugar, pero no pudieron evitar la destrucción total por las
llamas del popular cine Albayzín porque tropezaron con la falta de presión y el
mal estado de las bocas de riego, obstruidas o rotas la mayoría, por lo que
tuvieron que abastecerse de aljibes albaicineros cercanos, operación en la que
se perdió hora y media mientras el fuego avanzaba. El hecho de ocupar el cine
Albayzín una manzana aislada, sólo tocando con la casa donde se inició el
fuego, evitó que el incendio tomara mayores dimensiones. Mientras todo eso
ocurría eran testigos el gobernador militar Aranguren, el alcalde Ossorio y
varios de sus concejales, personados en el lugar.
El edificio
del cine Albayzín, que estaba protegido por una póliza de seguro contra
incendios, pertenecía a los socios Ángel Garach Blanco y José Rosales Camacho
(“Pepiniqui”), también propietarios de la casa de San Buenaventura 11 donde
empezó el fuego, provocado intencionadamente por su inquilino, Fernando
Rodríguez Braojos, de 57 años, cañero de profesión, que vivía con su mujer y dos
hijas no precisamente en buena armonía; tras una discusión familiar que se
zanjó con el abandono del domicilio por el cónyuge y la prole y en estado de
embriaguez, amontonó sillas y mesas y les prendió fuego para después
autolesionarse en las muñecas y el cuello con una navaja, pero sin que esas
heridas fueran graves. Acto seguido el incendiario se tumbó en su cama, de
donde fue salvado por algunos vecinos que acudieron cuando vieron las llamas y
el humo. El incendiario declaró que no recordaba nada de lo ocurrido debido al
mucho vino ingerido.
También este
incendio y las eternas deficiencias con que tropezaban los bomberos a la hora
de apagar un fuego tuvieron su caroca en el Corpus de 1952. El capataz José
Cazenave, quien ya llevaba muchos años al frente de la brigada de incendios y
era muy conocido en toda la ciudad, aparecía caricaturizado contemplando el
fuego del cine Albayzín, y debajo rezaba la quintilla correspondiente: «Al pie de Sierra Nevada / el tanque
está siempre seco / y la tubería atrancada. / ¡Tiene el servicio en Granada /
menos mangas que un chaleco!».
Tranvías
de tubo
En los tratados de historia
contemporánea de España figura con letras destacadas la que se llamó huelga de
tranvías de Barcelona, de marzo de 1951, por ser considerada por algunos como
la última batalla contra Franco de los que perdieron la Guerra Civil, o al
revés, la primera batalla de una nueva forma de concebir la lucha antifranquista.
Todo lo desencadenó la subida de 20 céntimos (de 50 a 70) del precio de los
billetes de los tranvías barceloneses, agravada la indignación de la población por
el agravio comparativo con Madrid, donde las tarifas tranviarias no subían de
40 céntimos. A primeros de marzo y durante unos días los usuarios de los
tranvías de Barcelona se negaron a ser eso mismo, usuarios, por lo que los
vehículos circulaban completamente vacíos. Antes de una semana fue anulada la
subida de precios, pero no por eso se calmaron los ánimos y lo que empezó como
un boicot de viajeros se convirtió en una protesta generalizada contra el
Régimen y las pésimas condiciones de vida de un pueblo que, doce años después,
continuaba sometido a una economía de guerra y sufriendo miseria y hambre. El
12 de marzo se declaró una huelga general en la que pararon fábricas y
comercios. Hubo lucha callejera, “mueras” a Franco, transportes públicos
volcados y quemados, enfrentamientos con la Guardia Civil y hasta víctimas
mortales. Dos semanas duró el conflicto y de él resultaron destituidos el alcalde
de la ciudad y el gobernador civil de la provincia.
En Granada no se puede hablar de un
movimiento generalizado de protesta, pero también tuvimos un conflicto entre
los usuarios de los tranvías y la compañía concesionaria. Bueno, en realidad fue
un mini conflicto, y comparar lo que sucedió en nuestra tierra con la vaga
de los tramvies de Barcelona es exagerar mucho, ya que aquí no hubo
acciones violentas de ningún tipo. Lo que sí que ocurrió aquí como allí fue que
tuvo que intervenir la autoridad para zanjar el problema y remediar el gran
malestar entre la población, que en todo momento soportó la situación
estoicamente y sin rebelarse.
También en nuestra tierra hubo en
1951 un considerable aumento de las tarifas de los tranvías, medida que había
sido aprobada por el Consejo de Ministros para todo el territorio nacional. Pero
no fue esto lo que desencadenó la desavenencia, como ocurrió en tierras
catalanas, sino la implantación por parte de la empresa Tranvías Eléctricos de
Granada, a mediados de 1951, de lo que en el lenguaje de la calle se conoció con
sorna como “tranvías de tubo”.
Hasta ese momento, la costumbre era que los viajeros accedían a los
vehículos por cualquiera de las puertas con que éstos contaban, normalmente dos
por la parte o plataforma delantera y otras dos por la trasera, y el pago del
correspondiente billete se realizaba cuando el cobrador se acercaba al recién
incorporado y así lo exigía, apeándose también el personal por la puerta que
más a mano le pillara. A finales de los cuarenta la compañía de tranvías
adquirió de saldo unos cuantos coches que antes habían estado en servicio en
Madrid y, tras someterlos a amplias reformas a base de suprimir asientos para que
aumentaran su capacidad, los puso en circulación, pero con la gran novedad de
que estos nuevos tranvías contaban con sólo dos puertas, una por delante y otra
por detrás, a la izquierda del sentido de la marcha la delantera y a la derecha
la trasera, y el acceso al vehículo había de hacerse obligatoriamente por la
puerta trasera mientras que para descender había que hacerlo por la delantera.
El cobrador se situaba en la plataforma de detrás, donde recibía el importe del
viaje y a la vez vigilaba que nadie se saltara estas nuevas normas. Con esta
medida la compañía de tranvías buscaba civilizar de alguna manera a los
viajeros y acabar con la penibética costumbre, rayana en el salvajismo, de que
los vehículos al llegar a las paradas eran literalmente tomados al asalto por
quienes esperaban, sin orden ni respeto alguno; era la ley del más fuerte o más
ágil la que imperaba y sólo los más rápidos encontraban así buen acomodo.
Enseguida los granadinos bautizaron
la novedad con el nombre de tranvías de tubo, porque por el tubo del
estrecho pasillo central se veían obligados a pasar cuando llegaban a su parada,
pisando callos y juanetes, salvando como se podía a las inevitables “mujeres
con cesto” y abriéndose paso dificultosamente hasta ganar la puerta delantera.
Los primeros conflictos no tardaron en aparecer ya que, a diario, sobre todo en
horas punta, los tranvías iban abarrotados de público pues no existía otro
medio alternativo de transporte, y si el viajero al llegar a su parada no había
podido moverse de la parte de atrás debido a que el pasillo se hallaba ocupado,
como era usual, y trataba de descender por la parte trasera, se topaba con la
celosa acción cancerbera del cobrador, que se lo impedía a todo trance.
Casi un año estuvo vigente este sistema de tranvía
de tubo hasta que en la primavera de 1952 el Ayuntamiento tomó cartas en el
asunto y dijo que hasta aquí habíamos llegado. En ese periodo abundan las
cartas al director de lectores en los periódicos granadinos protestando por las
grandes molestias que la disposición de la compañía de tranvías causaba, no
sólo por la dificultad de atravesar un pasillo impenetrable, repleto de carne
humana y de objetos que los parroquianos transportaban, también porque esa
medida perjudicaba al tiempo que el tranvía empleaba en hacer su recorrido, ya
que hasta que todos los que hacían cola no hubieran subido y pagado el importe
del viaje no se ponía en marcha el tranvía; encima, los frecuentes incidentes
entre tranviarios y usuarios cuando éstos no cumplían lo dispuesto y se
empeñaban en apearse por donde les era más fácil, provocaban que los tranvías
quedaran detenidos en medio de interminables discusiones entre unos y otros que
muchas veces no acababan hasta que se presentaba la fuerza pública para zanjar
los entreveros.
El Ayuntamiento en mayo de 1952, a iniciativa de su concejal Alguacil
y cuando ya era un clamor ciudadano la protesta, dio tres días de plazo a la
compañía para que suprimiera el sistema “de tubo” y en la prensa se publicó que
ya se podía descender de los tranvías por la parte posterior, salvo en las
paradas de cambio de trole, es decir, las de principio y final de trayecto. Hay
que fijarse en que lo que acordó la corporación fue que ya se podía bajar por
detrás, pero nada se decía de que estuviera permitido subir por delante, cosa
que mucha gente interpretó que también se podía hacer, así que a pesar de la
decisión municipal pacificadora todavía tuvieron que pasar unas cuantas semanas
más, con sus correspondientes nuevas broncas entre tranviarios y viajeros de
los que dan cuenta los medios locales, hasta que la situación se normalizó y por
fin llegó la paz.
De ahí lo que sigue: «Tras una
pugna incesante, / al fin no conseguirás / saber quién salió triunfante, / si
el Cabildo por delante / o la empresa por detrás». Fue la quintilla de una
caroca del Corpus 1952, debajo de una caricatura en la que se veía una enorme
gresca entre los viajeros y el cobrador en la plataforma de un tranvía con
cerraduras en sus puertas.
Desde 1904 hasta 70 años después
contó nuestra ciudad con una de las mejores –al principio- y más extensas redes
de tranvías urbanos e interurbanos de toda España. Hoy se añoran los tranvías
granadinos. Hay varias páginas en la Red de evocación de aquel medio de
transporte en las que se expresa el deseo de que vuelvan a ser una imagen
cotidiana. Desde la perspectiva que dan los muchos años transcurridos se tiene
una idea romántica de lo que eran aquellas cajas rodantes amarillas (también
azules). Pero basta un somero vistazo a las hemerotecas para concluir que,
desde luego, no era tan idílico el panorama. Al comenzar la década de los
cincuenta la realidad era que los tranvías granadinos eran casi un anacronismo:
viejos, cochambrosos buena parte de ellos, lentísimos, chirriantes, frecuentemente
escacharrados, traqueteantes hasta el delirio, con paradas en mitad de donde
encartara y sin un mal techo que protegiera de las inclemencias. El parque
móvil granadino era insignificante en comparación con el actual, sin embargo,
eran constantes los accidentes que el paso por el centro de la ciudad de los
tranvías provocaba: choques con otros vehículos y atropellos a viandantes (en
los diarios de la época se constata que al menos una muerte por atropello se
producía cada mes).
Granada contaba ya con una población de 175.000 habitantes y acababan
de surgir barrios nuevos (Zaidín, Chana, Cercado Bajo de Cartuja, Haza Grande)
a los que no llegaban los tranvías. Se imponía una renovación a fondo de los coches
y de los trayectos, pero la empresa, a pesar de que estos años anteriores al seíllas
y la vespa le fueron muy gananciosos, no emprendió la necesaria
modernización de los vehículos y de la red. Era mucho más fácil y barato que
desaparecieran y fueran sustituidos por otro medio de transporte.
Todavía aguantarán los tranvías por el centro de la ciudad toda la
década, hasta que en junio de 1959 se suprimieron varias líneas y los troles
dejaron de atravesar el eje Reyes Católicos-Gran Vía, los autobuses cumplieron
esa función. Algunas líneas urbanas de tranvías siguieron funcionando pocos
años más hasta que en noviembre de 1962 entró en servicio la nueva empresa
concesionaria de los transportes urbanos de Granada, Róber SA. Los de los
pueblos y el tranvía de la Sierra duraron todavía hasta principios de 1974.
No hay comentarios:
Publicar un comentario