EL ONCE FANTASMA

Pedro Escartín bautizó al Granada CF (el Recreativo Granada) con el apodo de "Once Fantasma" cuando este club era un recién llegado a la competición pero ya andaba codeándose con equipos de solera y aspiraba a lo máximo.
En este libro se narran las vicisitudes por las que atravesó el Recreativo en sus cinco primeros años de existencia y también se recogen los sucedidos ciudadanos más impactantes de aquella época revuelta que fue la de la II República.
En la foto de cabecera se ve al Recreativo que se enfrentó al Gimnástico de Valencia en el campo madrileño de El Parral, 21 de febrero de 1934. De pie: Sosa, Tomé, Calderón, Luque, Itarte, Carrera, Victorio y Tabales; agachados: Gomar, Morales y Herranz.
Para adquirir un ejemplar firmado y dedicado por el autor (20 €), dirigirse a
jlramostorres@gmail.com


Historia del Granada CF



domingo, 3 de septiembre de 2017

EL NARANJO DE ALBERTY Y EL GASÓGENO


 Vista aérea de Los Cármenes a principios de los años cuarenta. Algo ha cambiado la zona
    
Fichajes 42-43
Para afrontar la segunda temporada del Granada en primera, a mediados de julio de 1942 se dan a conocer dos fichajes: Mas y Nicola. Los dos son catalanes y por ambos ha habido que pagar, aunque la cantidad no la indica la prensa. Son dos magníficos refuerzos que pertenecerán a nuestro equipo varias temporadas y dejarán un buen recuerdo.
El primero, extremo izquierdo, se puede considerar un fichaje de sensación. Viene del Español y se rumoreó que podía ir al Barcelona, pero Martín Campos, Cristiá y Bru, de viaje en tierras catalanas se lo traen para Granada; Paco Mas, 26 años, viene a suplir a Camilo Liz, que no quiso renovar, y será efectivamente un acertado fichaje que pertenecerá a nuestro equipo las próximas diez temporadas y también se sentará en el banquillo del primer equipo y del filial.                   
                Por el segundo, Juan Nicola, ha habido que pagar al Barcelona la misma cantidad que el club culé desembolsó hace sólo unas semanas al Ferrol, de segunda, donde venía jugando y marcando goles en abundancia este delantero centro de 26 años, y se dice que nos hemos adelantado al Español, el Zaragoza y el Castellón. El Granada quería nuevamente a César, cosa a la que se ha negado el Barcelona, pero a cambio ha facilitado la llegada de Nicola, que jugará en el Granada las siguientes tres temporadas y parte de la cuarta, y en ese tiempo sus 48 goles lo convertirán en el sexto de la clasificación de máximos realizadores de toda la historia rojiblanca y tercero si nos referimos exclusivamente a partidos de Primera División, sólo superado por El Arabi y Porta, o sea, hasta hace bien poco era el segundo de esta lista.
                Antes de terminar la temporada anterior ya se había concretado otro fichaje, el de Leal, interior izquierdo que venía del Mallorca y que en el Granada fue titular esta temporada y a la siguiente jugó poco. Y otros más llegarán antes de comenzar la temporada, pero serán futbolistas con los que apenas se contará, como el defensa Camoto, del Alicante, y el medio canario Mújica, del Hércules, que fichó por el Granada cuando ya tenía apalabrado ser el entrenador del Eldense para esta misma temporada.    

  Dos nuevos fichajes para la 42-43: Mas y Nicola 
                           
Millán se resiste
Igual que el año pasado y el anterior en fechas agosteñas, hay caso Millán. El defensa se muestra remiso a renovar porque parece que ahora es el Málaga el que le ha hecho una buena oferta. Finalmente, mejorado económicamente, Millán renovó su compromiso a finales de agosto, después de presentada la nueva plantilla y comenzados ya los entrenamientos.
                Mientras el granadinismo andaba inquieto ante la posibilidad de perder a uno de sus ídolos, a principios de agosto en la sección de deportes de Ideal se publicó un reportaje veraniego localizado en el rebalaje almuñequero, donde pasaban sus vacaciones Millán y el entrenador recién vuelto de Barcelona, Paco Bru, y se ilustraba la noticia con una foto en la que aparece el míster, caña de pescar en ristre, que desde una barca le echa el anzuelo a Pepe Millán mientras éste se da un chapuzón y no quiere picar, todo bajo el título «Bru trata de “pescar” a Millán». Lo anecdótico es que la foto está censurada y así de la fornida anatomía de Bru sólo podemos apreciar una mínima parte de su torso, el resto ha sido suprimido. Y es que el católico diario granadino, velando por la integridad moral de sus lectores, ha aplicado la autocensura y de un tosco tijeretazo ha recatado de miradas libidinosas la piel desnuda del míster rojiblanco.    

Bru quiere pescar a Millán
                
Casos Alejandro y Sosa
También hubo caso Alejandro, pero éste ocurrió ya en septiembre, pocos días antes de empezar la liga. El veterano defensa de la boina, a pesar de haber ya renovado, protestando porque no le daban lo prometido se marchó de Granada en plenos entrenamientos y se fue a Madrid. Tras varios días de ausencia el Granada decidió declararlo en rebeldía, pero volvió justo antes de empezar la liga. De todas formas, en la presente temporada no contó demasiado para Bru, que sólo lo alineó en nueve encuentros.
                Por otra parte, Sosa, igual que la temporada pasada, tardó bastante en incorporarse por tener todavía pendiente alguna obligación militar. El club recurrió al recientemente nombrado presidente de honor, general Tamayo Orellana, director general de Reclutamiento y Personal, para que éste gestionara su vuelta, pero sin resultados. Cuando se estudiaba declararlo en rebeldía volvió por fin ya bien entrado noviembre. Este año no pudo ser utilizado hasta la jornada nueve.

Martín
También en agosto y después de varios amistosos a prueba, ficha un joven delantero de 21 años, granadino de nacimiento, que viene de jugar (sólo un partido) en el recién descendido a Segunda Hércules. Se trata de Juan Martín López, Martín de nombre deportivo. En nuestro equipo permanecerá nada más que esta temporada 42-43 y no llegará a disputar ni un solo minuto en partido oficial, alineándose en algunos amistosos e iniciando después una carrera que lo llevará a militar en distintos equipos de segunda o tercera. Nueve años después, en enero de 1951, volveremos a saber de él porque fue una de las tres víctimas mortales de un accidente sufrido por el autobús del Melilla que viajaba a Valencia para embarcar hasta Mallorca; en Loja chocaron contra un camión cargado de alcachofas y Martín, otro jugador, Mamblona de nombre, más el masajista del club norteafricano, Manuel Salvador, resultaron muertos.

 Juan Martín López, otro fichaje
     
Sin César…
Cubrir la ausencia del gran César es lo que más preocupa al míster Bru y a la directiva que preside Ricardo Martín Campos, y así a mediados de agosto ficha un nuevo delantero centro. Con Nicola y Martín ya es el tercero. O el cuarto, porque Leal, interior fichado antes de terminar la temporada anterior también va a ser alineado en bastantes ocasiones como 9.
Se dice que es un gran acierto el nuevo fichaje porque se trata de Uría, que aunque ya anda por los treinta siempre se caracterizó por su facilidad goleadora, un futbolista pretendido por nuestro equipo desde incluso antes de la guerra, cuando tantas veces vino a jugar a las Tablas y a Los Cármenes (siempre marcaba) enrolado en el Murcia. Efectivamente, parecía un buen fichaje, sin embargo salió rana por completo y protagonizó la situación más insólita que se pueda haber vivido en Granada (y posiblemente en cualquier campo de fútbol del mundo) en la primera jornada de esta misma liga, apenas un mes después de su fichaje, cuando dijo haber padecido un ataque de amnesia y se desentendió por completo del juego hasta que hubo que quitarlo.
Y aún faltaba una nueva incorporación de otro delantero centro, Gaspar Rubio, que volvió con la temporada ya muy avanzada. Lo cierto es que a pesar de tantas incorporaciones de delanteros, suplir al gran César fue algo que no se consiguió.

Y otro más, Uría
                           
Suben las cuotas
Los entrenamientos empiezan el 21 de agosto. En esos momentos se llevan gastadas 100.000 ptas. entre fichajes y renovaciones, y la deuda del club asciende a 350.000 ptas, así que suben otra vez las cuotas mensuales de los socios (21 tribuna caballero y 15 señora o niño; 12 preferencia caballero, 10 señora y 7,50 niño). Recordemos que por entonces y hasta bastantes años después, los socios mayoritarios del club lo eran en función de las cuotas mensuales que debían abonar. Eran los llamados socios de número, los únicos que con arreglo a los primeros estatutos tenían voz y voto en las asambleas. Andando el tiempo, lo que venía siendo la norma se convirtió en la excepción y pasaron a ser mayoritarios los llamados socios protectores, es decir, los que pagaban su abono de una sola vez y para toda la temporada, desapareciendo de hecho los socios de número. También se acordó la subida del precio de las entradas.
En la misma reunión de la junta directiva, celebrada en el domicilio de Reyes Católicos de Martín Campos, se decide nombrar conserje del campo de Los Cármenes al ex recreativista Antonio Bombillar, que la última temporada ha entrenado al Antequerano. En ese cargo permanecerá Bombillar hasta su jubilación en 1977.

Paco Bru, el entrenador del puro
La foto (sin firma del reportero gráfico que la hizo, aunque casi todas las de Patria solían ser por entonces de Torres Díaz) la publicó Patria el 9 de septiembre de 1942. ¿Hace falta aclarar que estamos en otros tiempos y por tanto dominan otros usos y costumbres? Paco Bru en "indumentaria deportiva", con una camisola rojiblanca de aquellas abiertas y abotonadas colocada sobre su ropa de calle, incluida la corbata que asoma por arriba, a la vez que se fuma su buen puro pisa el terreno de Los Cármenes y se ocupa personalmente de la preparación técnica y física del guardameta Pérez. La fotografía se comenta por sí sola.  

Paco Bru en “indumentaria deportiva” entrena al meta Pérez

     
El naranjo de Alberty
La llorada muerte del húngaro Alberty, todavía muy reciente, vuelve al candelero cuando a mediados de septiembre publica Patria un reportaje en el que informa del acuerdo de la junta directiva por el que en Los Cármenes se va a fijar una inscripción y se va a plantar un naranjo en memoria del guardameta, tal como en carta a los diarios proponía un aficionado en abril, a los pocos días de su muerte. Ahora la iniciativa ha partido del míster Bru que hace un llamamiento a la generosidad popular y propone la apertura de tres cuentas (en la secretaría del club, en Ideal y en Patria) donde todo aquel que quiera aportar algo pueda hacerlo, con objeto de financiar los gastos que se originen, y si alcanzara se vería la posibilidad de colocar un busto con la efigie del magiar, similar al que existe en San Mamés a la memoria de Pichichi. Todo se colocaría en la explanada de acceso a vestuarios.
                No sabemos si es que la generosidad de los hinchas granadinos no dio para lo necesario (como tantas veces ha ocurrido en la historia rojiblanca cuando se ha recurrido a la magnanimidad hinchística) o qué fue lo que ocurrió, pero ni de la inscripción ni del naranjo de Alberty, ni mucho menos del busto, nunca más volvió a hablarse.

Autobús a gasógeno
La reunión de la junta directiva del Granada que decretó la subida de las cuotas de los socios y el precio de las entradas, también acordó estudiar la posibilidad de conseguir los servicios de un autobús a gasógeno para los desplazamientos del equipo.

  Un autobús a gasógeno repostando

  
                Estábamos en 1942 y había una guerra mundial,  y aunque en España eran muy pocos los vehículos a motor en comparación con los que hay en la actualidad, la gasolina era un bien escasísimo. Para suplir la ausencia de combustible líquido la solución era el gasógeno, un artefacto, especie de fogón de castañera, incorporado a las carrocerías o como remolque en coches, camiones, autobuses y hasta motos, y que consistía en una caldera que se nutría con leña, carbón, cáscaras de almendra o cualquier material quemable, para derivar hacia los cilindros de los motores previamente adaptados los gases que la combustión producía y así ir tirando como buenamente se podía. Con este sustitutivo de la gasolina funcionaron en aquellos años de todo tipo de escaseces muchos vehículos de motor por todo el territorio nacional. En la abundante literatura que hay disponible sobre la dura vida en la España de la primera posguerra es fácil encontrar pasajes sobre el gasógeno, convertido junto a las cartillas de racionamiento, el piojo verde, el estraperlo, el pan negro y las enormes colas de abastos, en uno de los iconos de aquella triste época. Del gasógeno se recuerdan más que nada los humos negrísimos y pestilentes, y el hollín y los ruidos de cafetera que producían los coches que lo usaban, así como su marcha de tortuga asmática, de manera que la menor cuesta arriba en cualquier trayecto obligaba en no pocas ocasiones a echar pie a tierra a los viajeros, de tan pobre como era el poder calorífico que del invento se conseguía.
                En la prensa de la época se lee que la idea de implantar en España la utilización de gasógenos para hacer frente a la escasez de gasolina también fue una ocurrencia del mismísimo Franco (¡es que estaba en todo el Caudillo!), dando la impresión de que su excelencia fue el inventor del ingenioso hallazgo, pero no se trata de un invento español y ya se usaron gasógenos en varios países europeos tras la Gran Guerra o 1ª GM.
Durante unos años fue su uso obligatorio. Existían marcas y patentes españolas de cierto prestigio y que funcionaron más o menos bien, pero a la vez también surgieron infinidad de cacharros fabricados en cualquier taller por “aficionados” con la suficiente maña como para incorporar una caldera a un coche, pero también con bastante desconocimiento acerca de la quisicosa y su correcta instalación, con la consecuencia a menudo de la ruina total en la mecánica del vehículo, cuando éste no salía ardiendo a las primeras de cambio.



Los futbolistas profesionales de por entonces, tampoco los de máxima categoría como los de nuestro Granada, sin estar mal pagados nunca ganaron ni siquiera una cincuentava parte (proporcionalmente) de lo que hoy se lleva cualquiera del montón de Primera. Además, nunca viajaron en jet privado. Lo normal era que los desplazamientos al norte de la Península se hicieran en vagones desvencijados de tercera y en trenes que podían tardar día y medio en llegar a su destino, sentados en asientos de dura tabla o de pie largas horas si el transporte iba atestado. Para cuando no se usaba el ferrocarril, en desplazamientos por lo general sin salir de Andalucía (esta temporada 42-43 sólo eran del calendario del GCF el Betis y el Sevilla, el resto de rivales eran todos de Madrid hacia arriba, pero hubo varios amistosos en Málaga, Jaén o Linares), el medio de transporte era el autobús a gasógeno, y ahí podemos imaginarnos a nuestros héroes rojiblancos en cualquier repecho de los muchos que abundan en la geografía penibética, teniendo reiteradamente que echar pie a tierra y empujar a la cafetera que les servía de transporte. El contraste de ayer a hoy es bestial.

Aumento de la oferta cultural y de ocio
El 5 de agosto de 1942, en función patrocinada por la Asociación de la Prensa, se inauguró el cine Aliatar, situado en lo que entonces se llamaba plaza de San Antón. La entrada de la calle Recogidas por Puerta Real, desde el hotel Victoria y hasta pasado el convento de San Antón, era entonces una plaza (en realidad un ensanche), y la calle Recogidas propiamente dicha empezaba en ese punto y terminaba en la casa de los Patos, directamente en las primeras huertas de la Vega, apenas cien metros más abajo, y era Recogidas tan estrecha como las otras calles del barrio de la Magdalena a las que es paralela.

Plaza de San Antón hacia 1904
    
                Para la ocasión se exhibió la película de producción nacional “Escuadrilla”, cinta que se enmarca en el llamado cine patriótico propio de la época, dirigida por Antonio Román y en la que Alfredo Mayo, Luchy Soto y José Nieto forman un triángulo amoroso con la Guerra Civil de fondo. Se puede decir que los estrenos, tanto del local como del film, fueron un acontecimiento social; la película estuvo más de un mes en cartel y el nuevo cine se convirtió enseguida en el preferido del público ya que el Aliatar, con su fachada neobarroca y su decoración art decó, similar al Callao de Madrid, era lo último de lo último en cinemas, y ni el Nacional ni el Olympia ni el Cervantes, los que ya existían en Granada, podían hacerle sombra en cuestión de confort y modernidad, con su anfiteatro tapizado en terciopelo y perfectamente climatizado. El arquitecto Francisco Prieto Moreno fue el padre de la criatura.
                Durante el verano también funcionó como cine al aire libre la vieja plaza de toros del Triunfo, y ya en abril de 1943 empezó a construirse en la plaza de Aliatar del Albaicín un nuevo local al que se bautizó como Albayzín Cinema, el primer cine de barrio que hubo en Granada.   

 Tranvía urbano en San Antón con el cine Aliatar de fondo    
                                                     
Muere Fidel Fernández
El 19 de septiembre de 1942 moría en Granada a los 51 años de edad, víctima de una insuficiencia hepática que él mismo se diagnosticó, el doctor Fidel Fernández Martínez, y al día siguiente era enterrado en la más estricta intimidad y sin ningún tipo de actos solemnes por expreso deseo suyo.
Aparte de eminente médico internista con más de trescientos títulos publicados sobre distintas materias científicas, también fue Fidel Fernández un notable literato que dejó para la posteridad varios ensayos, muy bien documentados y amenos, sobre temas y personajes históricos granadinos e infinidad de artículos periodísticos (que firmaba con el seudónimo de ”Asclepios” o “Doctor Penibético”) en diarios de toda España sobre su Granada, a la que consideraba «una dilatación de mi propia familia».                                         
                Gran amante del penibetismo y miembro que fue de los míticos Diez Amigos Limited, es muy de destacar en esa producción literaria su gran obra divulgativa sobre nuestra sierra, el libro publicado en 1931 que lleva como título “Sierra Nevada”, obra de culto en cuestión de temas granadinos a pesar de todos los años transcurridos.

 Portada del libro “Sierra Nevada”


                En los primeros meses de la guerra había sido nombrado por la autoridad militar delegado de Bellas Artes, con el cometido de velar por la conservación, custodia y vigilancia de la Alhambra y otros monumentos granadinos, en sustitución del depurado arquitecto Leopoldo Torres Balbás, muy señalado por la derecha granadina y al que, para su suerte, el pronunciamiento militar le pilló lejos de Granada y así pudo sobrevivir («… estábamos hartos de las genialidades del señor Torres Balbás, que no debe volver por aquí.», se lee en la revista Granada Gráfica de octubre de 1936, como comentario de cierre a la propia noticia del nombramiento).
Fidel Fernández, como delegado de Bellas Artes ordenó la demolición del hotel Siete Suelos, que tapaba la vista de la famosa torre y puerta alhambreña del mismo nombre. También fue el responsable de la colocación de la lápida en la plaza de los Aljibes  a la memoria del cabo de inválidos José García, que salvó de la ruina el monumento durante los años de la dominación francesa. Al mismo tiempo reconstruyó las cruces desperdigadas por la ciudad que habían sido derribadas e inició la restauración de algunos de los templos quemados (por los marxistas, dicen los dos diarios locales) durante los revueltos años de la República, e impulsó la repoblación forestal y adecentamiento del que se llamó Parque de Invierno, recuperado así para la ciudad.
                Murió joven Fidel Fernández, un intelectual sin más adscripción ideológica conocida que la de su granadinismo (en su sentido amplio, no exclusivamente futbolero; entre sus aficiones no se contaba el balompié). Su temprana muerte impidió sumar más títulos a su muy interesante producción literaria.

El doctor Fidel Fernández Martínez



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