Habrá pocas personas que lo
recuerden porque han transcurrido ya bastantes años y además esta anécdota que
quiero rememorar tuvo como protagonistas a dos clubes de los que pintan poco en
el panorama futbolero nacional y menos aún pintaban por aquel entonces,
militando en el tercer nivel del fútbol hispano, 2ª B, aunque el sucedido no se
dio en un partido de liga sino de octavos de Copa del Rey. Fue un suceso
curioso que seguramente no habría trascendido más allá de los pocos que lo
presenciamos in situ ni habría dado lugar a la polémica que provocó de
no ser por la televisión, que retransmitía en directo aquel apestiñado
partido de fútbol. El caso es que durante una semana el que se llamó penalti
Cervián fue tema de conversación en los mentideros balompédicos de media España
y de él se ocuparon numerosos y variados medios de comunicación de difusión
nacional.
Una rotunda y malhumorada frase
puede servir de perfecto recordatorio:
-«¡Me importa un pijo lo que diga
Navarrete!».
Parece incuestionable que quien
pronunció estas palabras se crió a la vera del Segura. Y así es. Son palabras
textuales de Juan Pereñíguez Pérez, empleado de hostelería en su Murcia natal y
árbitro de Segunda B en el momento de pronunciarlas.
Pereñíguez las dijo la fría
tarde-noche del miércoles 17 de enero de 2001 en el nuevo Los Cármenes, en el
partido de vuelta de VIII de Copa del Rey (0-0 en la ida) disputado entre dos
equipos por entonces en el grupo IV de 2ª B, el Granada y el Guadix. Ambos para
llegar a esta ronda habían eliminado previamente a un club de Primera, al
Villarreal el Granada y a todo un Valencia líder los accitanos, y esperaban
pasar a Cuartos para, con los veinte millones (todavía eran de pesetas) que
pagaba la Federación sólo por clasificarse y la previsible buena taquilla que
vendría a continuación si tocaba un grande (At. Madrid y Barcelona entraban en
el bombo), poder mitigar su malísima situación económica. En el caso del
Granada, sus jugadores llevaban dos meses sin cobrar, y su banquillo iba ya por
el tercer inquilino, Lalo, sustituto de Manuel Torres Molina que a su vez había
sustituido a Ismael Díaz. Faltaba un cuarto, José Ángel Moreno, que relevaría a
Lalo. Presidía el partido Manuel Chaves, presidente andaluz, acompañado por el
alcalde de Granada, José Moratalla, y el de Guadix, José Luis Hernández.
El partido, como casi todos los
Granada-Guadix de aquellos años, fue bastante espeso y se caracterizó por las
escasas ocasiones de golear que se vieron. Jugados los noventa minutos, ninguno
fue capaz de marcar, en gran parte debido a la magnífica actuación de los dos
porteros, Pindado, del Granada, y Peramos, del Guadix, por lo que después de
una prórroga de media hora hubo que recurrir al lanzamiento de penaltis. Y fue
precisamente al lanzar el primero de la tanda, a cargo de Cervián, cuando
ocurrió aquello que convirtió a este partido en noticia nacional y lo hizo
pasar a la historia.
El lateral izquierdo granadinista
-Cervián- conectó un zurdazo, no muy colocado pero sí con gran potencia, que
fue repelido hacia arriba por el portero accitano -Peramos- tocando en el
larguero y cogiendo gran altura (unos cinco metros) para al caer botar el balón
muy cerca de la línea de gol y acabar dentro de la portería por el gran efecto
que el rechace en el poste provocó, como se aprecia en el esquema aparecido en
Ideal. Gol espectacular y difícil de ver. Y perfectamente válido, el árbitro
murciano, Pereñíguez Pérez, así lo decretó sin que nadie protestara. La tanda
de penaltis continuó por ambas partes sin más novedad que la resultante de que,
una vez lanzados los correspondientes cinco de cada cual, la igualada seguía
sin deshacerse ya que granadinos y accitanos marcaron tres y fallaron dos.
Cuando iba a comenzar la siguiente tanda, de muerte súbita, fue cuando surgió
la polémica, en la que el Guadix a punto estuvo de retirarse en protesta por lo
que entendía como una gran injusticia: darle validez al primero de los penaltis
lanzados por el Granada.
Todo lo originó el comentario en la
TV pública andaluza, Canal Sur, que retransmitía en directo el partido, del ex
árbitro internacional Antonio Martín Navarrete (retirado y también desfasado en
su conocimiento de las reglas), que intervenía como comentarista técnico en
esta retransmisión. Según Navarrete, desde que el balón había tocado en el
césped después de ser rechazado, la jugada había concluido y lo que ocurriera
después ya no valía. Esto podría haber sido así hasta 1986, año en que se
modificó la norma a causa de una jugada parecida ocurrida en el Mundial 86. El
comentario del ex árbitro fue conocido enseguida por todos los que se
encontraban sobre el césped del nuevo Los Cármenes, y de ahí la gran protesta
de los futbolistas del Guadix.
Fue en ese momento cuando Pereñíguez
Pérez, imperturbable y rodeado de algunos periodistas que le encaraban sus
micrófonos, lanzó su lapidaria frase (perfectamente audible a través de las
ondas) cargada de casticismo huertano, mientras ordenaba seguir lanzando
penaltis a unos y otros hasta que alguno fallara.
Hubo que llegar hasta el lanzamiento
catorce para poder desempatar la eliminatoria, que se decidió a favor del
Granada, cuando Pascual acertó pero el accitano Pedro falló.
«Un error arbitral mete al Granada
en cuartos», es el principal titular con el que en primera página Ideal abrió
su edición de 18 de enero de 2001. Y continuaba también en titular aunque en
letras más pequeñas: «El colegiado Pereñíguez Pérez dio como válido un penalti
tipificado como ilegal», todo debajo de una gran foto a color en la que se ve al
árbitro murciano rodeado de jugadores accitanos en plena protesta. Pero pronto,
al día siguiente, se supo que la decisión del árbitro murciano fue la correcta
y vinieron las rectificaciones. En su favor se pronunció el presidente del
Comité Técnico de Árbitros y ex colegiado, Victoriano Sánchez Arminio, quien
manifestó que «...si los ex árbitros no están al día del reglamento y no lo
tienen claro, es su problema, porque la modificación se hizo tras el Mundial
86...».
El polémico gol fue noticia nacional y dio la
vuelta a la piel de toro en una época en la que el Granada era poco menos que
un desconocido. Numerosísimas opiniones tanto en contra como a favor de la
validez del tanto se sucedieron en muchos medios de difusión nacional al día
siguiente, y dieron su parecer varios ex árbitros. El Guadix por su parte
protestó formalmente su eliminación en Copa y hasta hubo una manifestación por
las calles accitanas en contra de las injusticias que se cometen con los
humildes.
El
famoso penalti Cervián trascendió la modestia de sus protagonistas y
pasó a la pequeña historia del fútbol español.
No hay comentarios:
Publicar un comentario