EL ONCE FANTASMA

Pedro Escartín bautizó al Granada CF (el Recreativo Granada) con el apodo de "Once Fantasma" cuando este club era un recién llegado a la competición pero ya andaba codeándose con equipos de solera y aspiraba a lo máximo.
En este libro se narran las vicisitudes por las que atravesó el Recreativo en sus cinco primeros años de existencia y también se recogen los sucedidos ciudadanos más impactantes de aquella época revuelta que fue la de la II República.
En la foto de cabecera se ve al Recreativo que se enfrentó al Gimnástico de Valencia en el campo madrileño de El Parral, 21 de febrero de 1934. De pie: Sosa, Tomé, Calderón, Luque, Itarte, Carrera, Victorio y Tabales; agachados: Gomar, Morales y Herranz.
Para adquirir un ejemplar firmado y dedicado por el autor (20 €), dirigirse a
jlramostorres@gmail.com


Historia del Granada CF



martes, 21 de julio de 2009

EL PENIBETISMO DE FIDEL FERNÁNDEZ



Porque no sólo de fútbol vive el hombre deportista, hoy quiero recomendar una refrescante lectura. Un libro que, aunque tiene los mismos años que el Granada CF, para nada se refiere al deporte del balompié, sino que sus más de trescientas páginas están dedicadas en su mayor parte a otro deporte que para el que suscribe también significa una pasión: el penibetismo o, si así lo prefieren, el deporte del aire libre y las caminatas por las alturas, es decir, el montañismo. No queremos hablar de senderismo o trekking, que son términos mucho más recientes y así como advenedizos. Les falta la solera, la raigambre que sugiere la palabra penibetismo. El autor reivindica –y nosotros con él- este término en contraposición al de alpinismo, puesto que de surcar la Penibética de norte a sur y de este a oeste hablamos.

Se trata de una obra de culto entre los aficionados a la cosa ésta de remontar montañas y descubrir panorámicas hasta el agotamiento. Su nombre: Sierra Nevada, obra que vio la luz en 1931 y que ha sido objeto de hasta cuatro reediciones que tardaron poco en agotarse. Su autor: Fidel Fernández Martínez (Granada, 1890-1942), un eminentísimo doctor en medicina interna que aunque ya había dado a imprenta numerosas obras sobre su especialidad médica y numerosos artículos de prensa, con este libro se estrena en la faceta de literato de tema granadino que posteriormente continuará con otros dedicados a la Alhambra, Boabdil, Fray Hernando de Talavera, Omar Ben Hafsún o Abén Humeya. Sólo su prematura muerte impidió añadir más títulos.

Todas las distintas regiones que forman el macizo penibético están en el libro, sin que falten amenas y muy poéticas descripciones de lagunas y lagunillos, picos y picachos, lomas, peñones, puntales, crestas y mojones, cerros y cerrajones, horcajos y collados, escarigüelas, panderones, raspones, chorreras… y otras muchas sonoras y evocadoras palabras, algunas de las cuales no vienen en el DRAE pero que son de normal uso en nuestra sierra. Por eso incluye el autor un vocabulario de términos serranos con unas treinta entradas. ¿Saben ustedes lo que es un poyato? La palabra poyato (de poyo) no está aceptada (al menos por ahora) por el DRAE, pero según recoge Fidel Fernández en su estupendo libro, es una especie de pequeño vasar que interrumpe horizontalmente el corte vertical de algunos grandes tajos. Y de poyato viene el estar empoyatado (o empoyetado), que se dice de quien (persona o res) se ha adentrado en un poyato y ha llegado a una situación en la que no puede avanzar ni retroceder.

Tampoco falta una exhaustiva descripción de la flora y la fauna penibética ni de los más importantes hechos históricos acaecidos en el Mons Solarium de los romanos, o en el Sulayr de los sarracenos. Y la guinda la pone el doctor Fernández incluyendo varios deliciosos cuentos y leyendas recogidos de labios de manzanilleros o de pastores serranos, como el del misterioso “Pájaro blanco de Vacares” o el no menos inquietante de “La escoba del diablo”.

«Fue en el mes de agosto de 1900 -¡tenía yo entonces 9 años!- cuando mi buen padre me asomó por vez primera a los abismos del Veleta…». Es una frase literal copiada del prólogo con la que el autor viene a evocar el momento en que quedó prendado (enganchado se dice ahora) de la magia que a los que saben buscarla siempre ofrece la montaña. Su señor padre a quien nombra no es otro que D. Gregorio Fidel Fernández Osuna, a su vez también médico granadino de prestigio y enamorado de la Penibética (y abuelo del maestro historiador rojiblanco que es José Luis Entrala Fernández), que fue quien le transmitió el gusanillo serrano. D. Gregorio Fidel fue uno de los fundadores de la mítica Sociedad Diez Amigos Limited, a la que también perteneció D. Fidel, como benjamín de aquel grupo de próceres, auténticos pioneros en la divulgación del tesoro que representa la sierra y germen a su vez de la Sociedad Sierra Nevada, impulsora del primer refugio que se construyó en el macizo, en los Llanos de Otero.

Granada con frecuencia olvida a quienes de alguna manera actuaron como sus benefactores, porque aunque existe en la ciudad la calle Doctor Fidel Fernández, lo que no existe es algún paraje, instalación, albergue, medio mecánico o cualquier otra cosa que evoque en la propia Sierra Nevada a estos y a otros pioneros que abrieron caminos y despertaron conciencias para que nuestra sierra sea lo que hoy es. Quizás cuando dentro de pocos años tenga lugar la Universiada serrana se pueda reparar este olvido.

Sobre el libro Sierra Nevada, de Fidel Fernández, que desde el mismo momento de su primera publicación tuvo una fenomenal acogida, se han escrito innumerables comentarios elogiosos y buenas críticas. Como lector empedernido, especialmente de todo lo que se refiera a Granada, lo que uno puede decir es que se trata de un libro muy ameno que no defrauda, y que se deja leer muy bien incluso por quienes no sientan interés alguno por el penibetismo.

1 comentario:

fidel fernández dijo...

Estimado 5.000 y un Ramos; muchas gracias por recordar a mi abuelo, la verdad es que era un enamorado de su tierra y también de la sierra (el decía que aquí no hacíamos alpinismo, ya que eramos otra cordillera, por lo que se denominaba penibetista).
Aunque no llegué a conocerlo, ya que el falleció en los cuarenta y yo nací en los sesenta, como comparto su nombre, su apellido y su profesión, me es muy próximo y querido; así que gracias de nuevo:
Fidel Fernandez Quesada