Pérez, Marín, Millán, Mas, Nicola y Leal, de pie; con Sierra, Conde, Trompi, González y Maside, agachados, posan para la posteridad a las cuatro y media de la tarde de agradable temperatura del 25 de octubre de 1942, en los prolegómenos del partido celebrado en Los Cármenes frente al Celta. Los de la foto son los mismos hombres que hace una semana salieron derrotados del Sequiol castellonense por 3-2, pero el buen papel desarrollado en la segunda parte, en la que estuvieron a punto de neutralizar la desventaja de tres a cero con la que se fueron al descanso, decidió a Bru a repetir alineación.
La expedición del equipo rival, el Celta, en la víspera cumplió visita sentimental a la tumba del que fuera un jugador muy querido en Vigo como en Granada, el guardameta magiar tristemente desaparecido hacía seis meses, Gyula Alberty. Las dos temporadas anteriores a su llegada al Granada fue titular en el equipo celeste en Primera y llegó a ser muy apreciado de la afición viguesa que, como después la granadina, solía obsequiarlo en los partidos con naranjas cuyo zumo exprimía y bebía entre acoso y acoso contrarios. Los celtistas, acompañados de algunos jugadores rojiblancos dejaron en la tumba de Alberty una corona funeraria.
Seis meses atrás, a los pocos días de la defunción del que fuera mítico portero del Granada, en abril pasado, un aficionado granadinista había publicado cartas en los diarios proponiendo que para recordar a Alberty se plantara un naranjo detrás de la portería de la Cárcel, que era donde más naranjas recibía el húngaro del cariño de los hinchas rojiblancos. La idea no cayó en saco roto y hace menos de un mes ha sido retomada por el míster Bru, que ha propuesto que se abra una suscripción popular para allegar fondos con los que costear una placa o un busto (como el que hay en San Mamés a la memoria de Pichichi) o ambas cosas, además del naranjo, que no iría detrás de la portería por razones obvias de visibilidad del espectáculo, y que se quiere plantar en la explanada de entrada a tribuna. La cosa por lo que se ve no pasó de mero proyecto.
Los de la foto posan minutos antes de vencer al Celta 3-1 con arbitraje de Plácido González, del colegio Centro. Pero la victoria no fue fácil ni mucho menos, porque los gallegos, que venían de derrotar al gallito Sevilla, desarrollaron un fútbol muy elaborado y se adelantaron en el marcador en la primera parte para después estrellar en el poste cuadrado y con aristas de la meta de Pérez un gran disparo a saque de golpe franco. Los nuestros tuvieron que emplearse a fondo para darle la vuelta al marcador en una remontada épica y memorable por la “testiculina” derrochada. Parece que esta alineación carbura mejor en las segundas partes porque tanto en Castellón como esta tarde en Los Cármenes, contraviniendo el tópico que dice que nunca segundas partes fueron buenas, en los segundos cuarenta y cinco minutos fue cuando se vio a los de rojiblanco realizar su mejor juego de las cinco jornadas que ya se llevaban disputadas de ésta, su segunda temporada entre los grandes. Sobre todo en el aspecto de la entrega. En Castellón no pudieron puntuar aunque poco faltó, pero en Granada sí que cayó la tercera victoria que nos situaba quinto clasificado.
Fue una victoria muy trabajada en la que el primer gol local, obra del fichaje estrella de esta temporada, el catalán Mas, a pase de Trompi, tardó más de una hora en llegar. Antes del empate habían surgido las primeras protestas del respetable, pero a partir de ese momento la afición, que volvió a llenar Los Cármenes, se identificó de pleno con su equipo y no escatimó su apoyo, convertido en delirio cuando el genial Trompi puso por delante a los rojiblancos al aprovechar un rechace del guardameta a tiro de Mas. Y la apoteosis llegó casi a renglón seguido cuando nuevamente Mas, el mejor de los rojiblancos, consiguió el tercero y definitivo.
El buen resultado y la magnífica imagen del equipo decidió a Paco Bru a repetir la misma alineación en el siguiente compromiso, en el que tocaba visita al estadio de Vallecas, sede del colista At. Aviación, que de luchar por su tercera liga consecutiva había pasado este año a farolillo rojo y contaba sus cinco partidos por derrotas. Se confiaba en traerse algo positivo de la salida, pero en un lamentable partido los rojiblancos salieron vapuleados nada más y nada menos que por 7-1, paliza que costaría la titularidad a Pérez, González y Maside, por lo que los once de la foto ya no volverán a coincidir en una alineación.
Era el comienzo de una malísima racha de seis partidos consecutivos en la que sólo un punto más obtendrán los rojiblancos, lo que supondrá pasar del quinto puesto al tercero por la cola que será el que ocupen casi ininterrumpidamente hasta finalizar el campeonato y salvar la categoría en la promoción.
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