EL ONCE FANTASMA

Pedro Escartín bautizó al Granada CF (el Recreativo Granada) con el apodo de "Once Fantasma" cuando este club era un recién llegado a la competición pero ya andaba codeándose con equipos de solera y aspiraba a lo máximo.
En este libro se narran las vicisitudes por las que atravesó el Recreativo en sus cinco primeros años de existencia y también se recogen los sucedidos ciudadanos más impactantes de aquella época revuelta que fue la de la II República.
En la foto de cabecera se ve al Recreativo que se enfrentó al Gimnástico de Valencia en el campo madrileño de El Parral, 21 de febrero de 1934. De pie: Sosa, Tomé, Calderón, Luque, Itarte, Carrera, Victorio y Tabales; agachados: Gomar, Morales y Herranz.
Para adquirir un ejemplar firmado y dedicado por el autor (20 €), dirigirse a
jlramostorres@gmail.com


Historia del Granada CF



miércoles, 9 de agosto de 2017

FIN DE TEMPORADA 41-42

 Los Cármenes en tarde de partido con un aguador y su burro en primer plano
    
Ficha Pérez
El 10 de abril de 1942, al lado mismo de la noticia donde se da cuenta de la muerte de Alberty el día anterior, informa la prensa que el portero canario Pérez, del Alicante (el Hércules), recién descendido a segunda, está en Granada para fichar. Desde la visita del Granada a Alicante en la penúltima jornada de liga habían existido negociaciones con el guardameta, que hacía algo más de un año consiguió alinearse en un partido amistoso con la selección en Portugal. Dos días después fichaba como rojiblanco por la presente temporada, de la que quedaba por disputar la Copa, más toda la temporada siguiente. El reciente fichaje se estrenó defendiendo la portería rojiblanca en una mini gira por el Marruecos español que llevó a los nuestros a Ceuta y Tetuán. Contábamos como porteros en esos momentos además de con Floro y Pérez, también con Martí, fichado a principio de temporada pero inédito a causa de una larga enfermedad de la que ya estaba repuesto.   
   
Copa del Generalísimo
La Copa del Generalísimo empieza a disputarse a finales de abril. El primer rival, en XVI, es el Málaga, que ya no se llama Malacitano y milita en segunda. Desde la temporada 1933-34, cada año las directivas de los dos clubes habían esperado como agua de mayo el partido que enfrentara a los eternos rivales y volviera a llenar las gradas (y las arcas), pero el ascenso a primera del Granada había acabado con lo que era el mayor aliciente tanto para Málaga como para Granada. Mire usted por dónde el torneo del KO vino a restituir esa sana costumbre. Así, para viajar a Málaga se fletó un tren botijo por Educación y Descanso, al mejor estilo de aquellos accidentados partidos de los tiempos de la República, y unos quinientos paisanos vieron en La Rosaleda (inaugurado sólo seis meses atrás), a reventar, cómo un Granada muy superior ganaba 2-4 y dejaba encarrilada la eliminatoria con tres goles de César, que ya alcanzaba la cifra de 26. El portero Pérez debutó en partido oficial y tuvo una buena actuación.
                Para la vuelta, la expedición malaguista en la previa hizo una visita a la tumba de Alberty, donde dejó una corona funeraria. Y ya en el partido, disputado el día de la Cruz de 1942, el Granada volvió a vencer, 2-1, y se clasificó para VIII. Fue un encuentro bastante soso y al que no asistieron demasiados espectadores, así que poco se pareció a los de los años treinta. El más destacado fue González, que reaparecía al lesionarse Millán en la ida.

El portero internacional Pérez, fichado para suplir al llorado Alberty 
        
Liz agrede a Cirre
La crónica en el diario Patria del partido de vuelta frente al Málaga, firmada por José Cirre, no sentó bien a Liz. En dicha crónica no se nombra al extremo ni una sola vez fuera de la relación de los once rojiblancos que disputaron el partido, pero incide el gacetillero en que determinados jugadores se reservan y dejan en manos de otros el trabajo sucio, buscando sólo su lucimiento personal. Liz debió de sentirse aludido y ni corto ni perezoso buscó y agredió a Cirre. Por esa razón fue detenido y no viajó a Oviedo para la siguiente eliminatoria de Copa. Para el partido de vuelta frente al Oviedo en Los Cármenes ya si jugó Liz, pero las crónicas de los dos diarios se limitan a nombrarlo sólo en la alineación granadinista.     
                Por su parte, el periodista José Cirre, que desde la marcha de José Zubeldia había estado todo el año encargado de la sección deportiva en Patria y era la firma habitual de las crónicas de los partidos del Granada e incluso se había desplazado alguna vez con el equipo, ya no volvió a dedicarse a temas deportivos y fue sustituido por Daniel Saucedo Aranda. En números posteriores del diario del Movimiento podremos encontrar colaboraciones con su firma sobre temas culturales y de información general.   

 José Cirre Jiménez, periodista de Patria y escritor
    
Lorenzo Tamayo presidente de honor
Entre medias de los dos partidos frente al Málaga, en sesión celebrada por la directiva el 28 de abril, se acordó nombrar, por aclamación, presidente de honor del Granada CF al general Lorenzo Tamayo Orellana, en esos momentos director general de Reclutamiento y Personal, «... personalidad relevante que ha seguido con todo cariño y mayor entusiasmo la trayectoria deportiva del Granada», dice la nota del club. Este militar del arma de Infantería era natural de Murcia, pero llevaba varios años en Granada, donde tomó parte en el golpe de estado de julio de 1936 y en la sanguinaria represión posterior, cuando tenía el grado de teniente coronel en el regimiento Lepanto 5. Posteriormente había ocupado el cargo de presidente de la Diputación en plena guerra.
                En la misma junta el presidente Ricardo Martín Campos puso su cargo a disposición de la Federación Sur, la cual días más tarde lo ratificó en el cargo.

 General Lorenzo Tamayo Orellana, presidente de honor del Granada CF          

Cóctel Trompi
En Oviedo, rival en octavos de Copa, que tenía todavía pendiente disputar la promoción por la permanencia en división de honor (acabó salvando la categoría frente al Sabadell, ya en el mes de junio), el Granada obtuvo un empate a un tanto en un partido sin apenas historia en el que los rojiblancos fueron mejores y merecieron la victoria.
                El triunfador del viaje a Oviedo fue Trompi, ya por entonces muy popular no sólo en nuestra tierra. Según la crónica del partido en Ideal, que firma Segoma, un periodista local, los granadinistas fueron acosados por enjambres de chiquillos a la caza de autógrafos, y el más popular de todos fue «el dinámico Trompi», autor del gol granadino, «…que lleva la pelota atada a la bota y la vista puesta en el compañero desmarcado». Fue tan bueno su trabajo en el partido que hasta en un bar de la capital asturiana se creó, invitando a su degustación, un cock-tail al que se bautizó con el nombre de Trompi.                
El partido de vuelta frente al Oviedo fue casi un trámite y el Granada se impuso 4-0. Los asturianos, que habían dado ya por perdida la eliminatoria y sólo pensaban en su partido de promoción, se presentaron en Granada con un equipo por completo reserva y con algún juvenil. Ideal dice que el asturiano fue un equipo indigno hasta para segunda. No jugó César, sancionado por un acto de indisciplina en el desplazamiento a Asturias, pero reaparecieron Liz, ya perdonado, y Sosa, recuperado tras larga lesión y que actuando como delantero centro consiguió tres goles.

 El gran Trompi
   
El Valencia en IV de final
Una vez superado el Oviedo, el Granada está en IV de Copa del Generalísimo y su rival es el flamante campeón de liga y todavía vigente campeón de copa, el Valencia. Es uno de los mejores equipos che de su historia, el de la “delantera eléctrica” (Epi, Amadeo, Mundo, Asensi y Gorostiza), integrado por varios internacionales. El primer partido es en Los Cármenes y a Granada ha llegado una expedición valencianista en la que vienen varios elementos con protagonismo en la historia rojiblanca años después, uno como jugador, Igoa, y tres como entrenadores: el portero Eizaguirre, el medio izquierda Lelé y el defensa Álvaro (aunque éste, lesionado, finalmente se quedó en Valencia). El que no ha venido es su entrenador Encinas, que se bajó en la estación de Linares-Baeza y en un despiste se le escapó el tren y allá se quedó, en mangas de camisa hasta el expreso del día siguiente.
En un sensacional partido, el mejor de toda la temporada, según Fernández de Burgos en Ideal, el Granada derrotó al campeón de liga y copa 3-1. Esta vez no pudo acusarse a los rojiblancos de desgana, todo lo contrario, y a pesar de jugar con uno menos por lesión de César dieron una exhibición de pundonor y apabullaron en la segunda parte a todo un bicampeón que se había adelantado en el marcador. El tanteo, suficientemente amplio, hizo que muchos empezaran a soñar con altas metas coperas. Pero el sueño duró sólo la semana previa a la devolución de visita a Valencia. En Mestalla, en partido presidido por el Jalifa del Marruecos español, los locales enrabietados por la lección de humildad recibida en Los Cármenes, no dieron opción alguna y vencieron 5-0. Así, a finales de mayo, acabó la temporada oficial del Granada 1941-42.

 Cartel publicitario de la División Azul
   
Hinchas divisionarios
«Frente de Rusia, 22-4-42.- Señor don Ricardo Martín Campos. Distinguido y apreciado señor: ¡Viva España! ¡Viva Alemania! ¡Viva el Granada C. de F. y su presidente! Con estas frases tan sencillas, pero emotivas, le saludan desde las frías y áridas estepas rusas los voluntarios granadinos, complaciéndose en felicitarle por su gran labor llevada a cabo en favor de nuestro Club, así como su decisión y acierto. No sabe con qué alegría tan grande devoramos los periódicos cuando logramos alcanzar uno y en cualquier descanso de la lucha, resguardados en alguna zanja o montículo, leemos con la avidez propia del buen aficionado, las victorias de nuestro equipo, que ha sabido colocarse en un buen puesto y mantenerse en la División de honor». […] «Nada más: le envían un saludo cariñoso y un abrazo de todos los granadinos encuadrados en la honrosa División Azul y en nombre de todos, Jesús García Linares, Cabo de Artillería. ¡Y viva nuestro Granada C. de F.!».
Es un extracto de la carta recibida en el club a finales de mayo, en vísperas del partido de ida frente al Valencia, y que publicó Ideal. En ella unos granadinos combatientes en el frente ruso felicitan al presidente por el éxito de haber logrado la permanencia en Primera División. La directiva decidió remitirles a estos hinchas granadinos en uniforme de la Wehrmacht fotografías del equipo firmadas por todos los jugadores así como diarios locales de todos los lunes y los martes.

 Paco Bru en una colección de cromos

“Novias” para Paco Bru
Paco Bru fue siempre un técnico “de cartel”, como le denominó Fernández de Burgos, y más después de la extraordinaria campaña completada al frente de un recién ascendido, debutante y candidato a cenicienta como era el Granada. Por eso, antes de jugarse la vuelta en Valencia se recibieron en el club -por separado- peticiones tanto del Murcia como del Sabadell, los dos segundas que todavía tenían pendiente jugar sus partidos de promoción de ascenso frente a Barcelona y Oviedo respectivamente, para que el técnico granadinista se encargara de su preparación. Bru tenía todavía otra temporada de contrato, así que el club respondió en sentido negativo a estas peticiones.                                
  
Campeón de Andalucía, Extremadura y Murcia
El mismo día que el Granada y el Valencia jugaban en Los Cármenes, otro equipo granadino pero mucho más modesto y aficionado, el de Educación y Descanso, se proclamaba campeón de Andalucía, Extremadura y Murcia al vencer 4-0 al Cáceres en el sevillano campo de Nervión. Jugaron: Martí; Alfonso, Sebastián; Montoro, Juanele, Fattore; Villanueva, Sierra, Miguelín, Jesús Osorio y Pareja. Como vemos hay en la formación un granadinista, el portero Martí, único profesional, y también algún ex como Osorio. Por otra parte, hay otros que pertenecieron al desmantelado equipo rojiblanco amateur: Fattore, Miguelín, Pareja. Como campeón regional le tocó ir a la fase nacional, en la que alcanzó semifinales del llamado Campeonato de Productores, y donde cayó eliminado a mediados de junio por el equipo de Vizcaya, 6-0 en Chamartín.

  Equipo aficionado de Educación y Descanso de Granada. El portero es Martí, perteneciente a la primera plantilla granadinista, y el segundo agachado por la izquierda es Jesús Osorio, un ex
   
Copa Granada 1942
A principios de junio en Granada estamos en Corpus y, como desde hace bastantes años, otra vez se programan dentro de los festejos sendos partidos amistosos en Los Cármenes. Una nueva edición de la llamada  Copa Granada (precedente del Trofeo Granada de los 70), a dilucidar frente al Betis, que acababa de ascender a Primera División. El Granada y el Betis disputarán dos partidos, que se celebrarán en homenaje a los voluntarios de la División Azul.
                Al primer partido asistió muy poco personal y con arbitraje del ex recreativista Morales y debut del guardameta Martí, el Granada presentó un once con todos los suplentes y ganó 5-0. Al día siguiente, sábado de feria (ni viernes ni sábado había corridas programadas), con algo más de público, nuevo triunfo granadino, 1-0 en esta ocasión a pesar de que actuaron más titulares que en el anterior. El alcalde Gallego Burín entregó a César como capitán la copa donada por el Ayuntamiento.

Movimiento en la plantilla
Cara a la temporada venidera, a mediados de junio de 1942 están retenidos o con contrato en vigor: Pérez, Floro, Martí, Millán, González, Alejandro, Maside, Sosa, Bonet, Conde, Sierra, Marín, Gárate, Trompi y Muñoz. Benítez, Bachiller y Liz han cumplido contrato, pero se quiere llegar a acuerdo con Liz. También se pretende que siga  César, pero el Barcelona no quiere ante la magnífica liga y sus 23 goles (3 más en Copa), que le han dejado segundo en la clasificación de goleadores, a cuatro del valencianista Mundo y empatado con Alday, del Madrid. Cholín por su parte se retira y se marcha a su Tolosa.

Cartel propagandístico de la OND fascista
    
Dopolavoro                            
La víspera del partido de vuelta contra el Oviedo en Copa del Generalísimo recibíamos una visita  todo lo ilustre que podía ésta ser en aquellos años de amistad estrecha con la Italia de Mussolini. Procedente de Córdoba, el sábado día 16 llegó a Granada una legación de la OND (Opera Nazionale Dopolavoro) con su secretario general al frente, Celso María Garatti, y acompañado de un séquito de al menos siete jerarcas más de la cosa dopolavorista, todos ellos con sus camisas negras y sus altas botas, de visita turística en España invitados por la Delegación Nacional de Educación y Descanso.
La Dopolavoro (“después del trabajo”) era una organización de tiempo libre creada en 1925 por el régimen de Mussolini para proporcionar a los trabajadores actividades de ocio y deportivas y ayuda asistencial, a la vez que adoctrinamiento hacia una visión fascista de la vida en su conjunto. A su imagen y semejanza nació años después en Alemania la nazi Kraft durch Freude (“fuerza a través de la alegría”). Y como en el caso de otras varias organizaciones azul mahón creadas en España tras la guerra, también el régimen nacionalsindicalista quiso tener una organización por el estilo y así nació la Obra Sindical de Educación y Descanso (Alegría y Descanso en sus comienzos), cuyos objetivos eran similares a sus equivalentes de los países amigos. De unas y otras organizaciones se puede decir que constituían la cara más amable de los respectivos regímenes dictatoriales que las alumbraron, quizás por esa razón tanto la organización de tiempo libre italiana como su homóloga española sobrevivieron a los respectivos regímenes bajo cuya égida nacieron, ya sin aquel componente de adoctrinamiento de sus primeros años pero conservando bajo otras denominaciones lo esencial, lo que era más apreciado y a la vez la mejor labor social que cumplían, la de facilitar viajes y vacaciones a las clases populares promoviendo excursiones y alojamientos en su red de albergues y residencias asequibles a las economías más débiles.
Los invitados italianos fueron recibidos y acompañados en su estancia granadina por jerarcas falangistas locales, y de su mano estuvieron en la Alhambra, donde firmaron en el libro de oro de visitantes ilustres, contando para su visita con las explicaciones del arquitecto conservador, Francisco Prieto Moreno. Después estuvieron en la Cruz de los Caídos, a la entrada de la carretera de la Sierra y, seguidos de cerca por una patulea de mozalbetes, se dieron un garbeo por las principales calles granadinas para subir al Sacromonte a ver las cuevas. Posteriormente fueron recibidos en el Ayuntamiento por el alcalde Gallego Burín al son de la Giovinezza (el himno del partido fascista italiano), interpretado por la Banda Municipal y cantado por todos en posición de firmes y brazo en alto, y fueron agasajados con un vino de honor. Por la noche asistieron a un sarao en el hotel Washington Irving, donde se hospedaban, a cargo de la zambra de la Capitana, comenta la noticia de Patria. Al día siguiente por la mañana temprano visitaron la Capilla Real e inmediatamente salieron para Málaga a continuar con su visita oficial.
A la vez que estos jerarcas fascistas hacían turismo por España, en el norte de África otros italianos menos afortunados asistían al inicio del derrumbe del Eje Berlín-Roma en El Alamein, donde cosechaban su primera gran derrota a manos de los aliados. A partir de estos momentos ya todo van a ser varapalos para alemanes e italianos en la II GM.

Una de las primeras etiquetas de la marca

Habrá cerveza
Los italianos de las camisas negras estuvieron sólo un día en Granada y vieron -cómo no- la Alhambra, pero no les dio tiempo de saborear y brindar con otra Alhambra, la cerveza granadina por excelencia desde 1926. Justo cuando partían para otros destinos peninsulares, 17 de mayo de 1942, la prensa anunciaba que a partir de ese mismo día volvía a venderse cerveza en Granada, ausente desde el otoño. Según la noticia, gracias a la iniciativa del mismísimo Franco -a la autarquía por barras y mostradores- en plena guerra (1937), empezó a cosecharse lúpulo en La Coruña buscando la autosuficiencia también en la producción de esta planta trepadora de la familia de las cannabáceas, desconocida por estos pagos e imprescindible para la fabricación de la cerveza. Hasta hace nada todo el lúpulo que se consumía en España tenía que ser importado. Ya no, pero su producción sigue siendo muy escasa, lo que unido a que las cosechas de cebada fueron raquíticas dio como resultado que la mayoría de las fábricas de cerveza españolas, casi una por provincia, hayan tenido que estar varios meses paradas. Habrá cerveza Alhambra a partir de ahora, pero sin hacerse muchas ilusiones porque será sólo por unos meses, mientras pasan los calores.
Por un reportaje de reciente aparición que firma Gabriel Pozo Felguera en El Independiente de Granada, hemos conocido que la actual y granadinísima cerveza Alhambra no es la primera que existió con ese mismo nombre. En 1884 nació otra cerveza granadina también de marca comercial Alhambra, con fábrica enclavada en la calle Jardines, que tuvo una vida efímera. Sin duda, no pudo competir con los gustos dominantes finiseculares, mucho más querenciados con los caldos de uva en sus distintas variedades o con los refrescos que más gustaban a nuestros tatarabuelos, la horchata, la zarzaparrilla y el agua de cebada, y al poco tiempo dejó de fabricarse esta cerveza granatensis pionera.
La cervecera La Alhambra SA, que tomó el relevo de aquella primitiva de finales del XIX, se gestó en 1925, pero fue en febrero de 1926 cuando el francés-catalán Carlos Bouvard y el vasco Antonio Knorr fundaron ante notario la nueva sociedad y suscribieron la mayoría de sus acciones, y para finales del otoño de ese mismo año, navidades blancas ya que cayó una gran nevada, pudieron los granadinos saborear la nueva cerveza. En el Defensor de 19 de diciembre de 1926 aparece en primera página que acaba de ser inaugurada la fábrica en un acto al que concurrieron las autoridades civiles y eclesiásticas y que terminó con piscolabis y degustación del producto.


Antes, en septiembre y en octubre, aparecieron amplios publirreportajes en la prensa local anunciando la inminente puesta en marcha de la industria. Bajo el título «Granada cuenta ya, entre sus importantes industrias, con una de las mejores fábricas de Cerveza y Hielo de España» se dio a conocer las características de la nueva factoría y los pormenores del proceso de transformación de lo que allí se elaboraba, incidiendo en las propiedades salutíferas de la cerveza, que sigue siendo algo así como exótico para los gustos de la sociedad granadina de por entonces (hasta los años ochenta no empezó a haber en España más consumo de cerveza que de vino). Instalada la factoría en el mismo sitio en el que sigue en la actualidad, cuesta de los Cerdos o carretera del Fargue, actual avenida de Murcia, en el solar que ocupaba el desaparecido mercado de cerdos, por entonces el extrarradio, se surte del agua de la acequia de Aynadamar y de la del manantial de San Vicente, existente en ese mismo lugar, un agua de propiedades medicinales. La cerveza fabricada en Granada es la llamada “alemana” o tipo Pilsen, de fermentación baja, más clara y ligera, que tiene mucha más aceptación que la de tipo “inglés”, de fermentación alta, densa y oscura.  
En la actualidad, la cerveza granadina se diría que atraviesa uno de sus mejores momentos, a poco de cumplir un siglo de existencia, y puedes beberla en toda España e incluso en el extranjero, sobre todo su producto estrella, Alhambra 1925, la popular “milno”, prez y orgullo penibético donde los haya, que fue en definitiva la que con su oportuno invento en 1995 vino a salvar a una empresa en suspensión de pagos y a punto de fenecer.

 Una “milno” añosa

Granada 1926
La fecha de nacimiento de algo tan granadinamente significativo como la cerveza Alhambra la tomamos como excusa para dar un repaso a la Granada del otoño de 1926, porque en los tiempos del charlestón Granada atravesó el que quizás sea su mejor momento histórico en lo que respecta a la prosperidad y el empleo. No obstante, a las alturas de 1926 ya había pasado el auge de las industrias azucareras de la Vega, que iniciaban un periodo de pérdida de rentabilidad, y el cultivo de la remolacha empezaba a ceder espacio al del tabaco. Y también eran tiempos de una gran vitalidad cultural y artística hasta el punto de que para algunos autores se puede hablar de una edad de oro de la intelectualidad granadina para referirse a los años veinte.
Grandes obras civiles de infraestructuras emprendidas por el Directorio Civil de la dictadura de Primo de Rivera caracterizan también aquellos años y nuestra tierra no quería quedarse atrás, por lo que se acentuaban las ya por entonces viejas reivindicaciones granadinas demandantes de un servicio ferroviario que enlazara Granada con Motril por el sur, pasando por Lanjarón («la deliciosa y jocunda colonia veraniega») y Órgiva, y con Jaén capital por el norte, y que se terminara el ferrocarril que desde Málaga llegaba hasta Ventas de Zafarraya para que continuara hasta Láchar y Granada. Ahora mismo Granada capital lleva tres años aislada por ferrocarril con todo el mundo excepto con Almería, y no se prevé que la cosa se vaya a arreglar pronto, pero en la década de los veinte del XX no era mucho mejor la realidad ferroviaria de Granada. Es un tema que domina las primeras páginas de la prensa local, que dan cuenta de intentos de movilizaciones de las fuerzas vivas de la ciudad y de la provincia para exigir a Madrid mejoras en los ya por entonces muy vetustos servicios ferroviarios granadinos. Algunas líneas que unían Granada con las principales capitales andaluzas han sido suprimidas y en las que todavía funcionan predomina un material que se cae de viejo y sucio, y resulta que en 1926 algunos trenes penibéticos tardan más en llegar a sus destinos que en la década anterior. Pero las fuerzas vivas no lograron ponerse de acuerdo en sus reivindicaciones y al asunto se le fueron dando largas sin llegar a nada en concreto. Y así hasta hoy.
La Guerra del Rif estaba por entonces a punto de terminar. Desde el desembarco de Alhucemas, un año antes, se había reconquistado y pacificado la práctica totalidad de la superficie marroquí bajo administración española. Abdelkrim había dejado de ser para España un dolor de cabeza porque se había entregado a los franceses unos meses antes y apenas quedaban focos de resistencia de rifeños rebeldes. Por esa razón, gran parte de las fuerzas españolas trasladadas al protectorado después del Desastre de Annual eran repatriadas y devueltas a su lugar de guarnición, y así, el Regimiento de Infantería de Córdoba era recibido en triunfo por miles de granadinos el 6 de noviembre en la estación de Andaluces. Le llaman “El Sacrificado”, dice el cronista del Defensor, que describe los entusiastas vítores y el acendrado patriotismo de la escena.

La Isla de Cuba de calle Hileras

En la crónica negra de la ciudad era por entonces la comidilla el juicio por el que se llamó crimen de la calle Hileras. José Gómez Segovia, el inculpado, empleado de la compañía de tranvías, el 9 de enero mató de un disparo al propietario de La Isla de Cuba, un comercio de tejidos situado en la calle Hileras, Bernardo Olmedo Herrera, que era familiar suyo y con el que mantenía alguna rencilla por una supuesta herencia. El 24 de noviembre de 1926 la Audiencia condenó a Gómez Segovia a catorce años  de cárcel. Segovia fue a la trena pero no tuvo que cumplir su reclusión en el penal de Belén, antiguo convento de la calle Molinos desamortizado y convertido en lóbrega mazmorra, que acababa de ser clausurado como prisión.
Noticias futboleras apenas se encuentran en los diarios de 1926 y cuando aparecen son siempre escuetas y referidas todas a equipos ajenos por completo a la tierra. Y es que en Granada desde hace un año se puede hablar de que no hay fútbol, desde que desaparecieron los dos clubes granadinos que animaban bastante el cotarro futbolero con su rivalidad extrema, el Real España y el Real Español. Sólo existen clubes  muy modestos que ni siquiera participan en algún campeonato interprovincial ni están federados. Faltan todavía cinco años para el nacimiento del Recreativo Granada (o sea, del GCF) y por ello son los tiempos de la prehistoria futbolística en Granada. No obstante, una noticia que toca indirectamente a la historia del Granada nos llama la atención. En el Defensor de 16 de diciembre de 1926, bajo el titular “Los cacos en acción” se lee que la persona que explota el ambigú de la plaza de toros ha denunciado que le han sido sustraídas varias botellas de licores por importe de 400 ptas. Uno de los cacos, sorprendido en plena faena, huyó, pero ha sido identificado y detenido, resultando ser Juan Castillo Pérez, alias Juanele, que ha confesado el robo de 37 botellas de manzanilla que después vendió a un prostíbulo de la calle Piedra Santa. Él y su cómplice han pasado a prisión. Este Juanele no es otro que el que años después será delantero centro goleador en el Recreativo en sus tres primeras temporadas, 1931-1933.
Granada como toda España estaba sometida por entonces a una dictadura nacida de un golpe de estado (incruento, eso sí), pero nada se parecía ésta, ni en lo represivo y sanguinario ni en lo tocante al ejercicio de libertades y derechos, a la que se instauró en 1939 tras la Guerra Civil y llegó hasta mediados los años setenta. El Directorio Militar había dado paso al Directorio Civil, pero seguía sin haber elecciones ni actividad en el Congreso. Dictadura sí, pero mucho más liberal y permisiva aquella del general Primo de Rivera que la que reinó en España después de la guerra. Y en esta Granada  también se daba un florecimiento cultural sin parangón, con dos nombres propios universales como figuras más representativas.

Dibujo de López Sancho sobre el Concurso de Cante Hondo de 1922. Aparecen caricaturizados, entre otros, Manuel de Falla y García Lorca
El primero es Manuel de Falla, ya por entonces una gloria nacional y a quien la prensa local llama “nuestro ilustre paisano”, que en el otoño de 1926 acaba de estrenar en Barcelona con gran éxito su Concierto para Clavecín y que a iniciativa del Ateneo granadino, presidido por Fernando de los Ríos, va ser nombrado oficialmente hijo adoptivo de Granada, donde reside desde hace siete años.
El otro es Federico García Lorca, por entonces también ya una celebridad, quien en octubre acababa de pronunciar en los salones del Ateneo una de sus más famosas conferencias, la titulada Paraíso cerrado para muchos, en homenaje al poeta del XVII Soto de Rojas. «Granada ama lo diminuto. Y en general toda Andalucía.», así comienza su discurso el universal poeta, pero añade poco después que frente a Sevilla y Málaga, ciudades con sed de aventuras que se escapan al mar, Granada, rodeada de sierras y definitivamente anclada a la tierra, sólo tiene salida por las estrellas y por eso se refugia en ella misma y usa el diminutivo, y la estética genuinamente granadina es la de las cosas diminutas y preciosistas. Lorca no lo dijo ni yo seré tan osado como para afirmar que iba implícito en su discurso, pero no puedo evitar extraer de la lectura de su famosa conferencia la idea de que en Granada lo más genuino de cuanto se hace o se hizo cuesta un chavico o tiene ese tamaño, que para el que suscribe sería el verdadero sentido del famoso topicazo aquel que no hace falta citar, y no el más conocido, el que alude a que en esta tierra abundan más que en otras los engurruñíos.
Además del Ateneo existía también en aquella Granada efervescente en lo cultural el Centro Artístico, presidido por el ingeniero Juan José Santa Cruz. Junto a cierta polémica nacional sobre la necesidad de abolir las propinas y prohibir el piropo callejero, la prensa recoge otra, más de andar por casa este otoño de 1926, entre ensalzadores y detractores de los que se consideran los dos hitos más importantes de la década en los que el protagonismo del Centro Artístico fue destacado: el concurso de cante hondo de la Alhambra en 1922 y el monumento a Ganivet del escultor Juan Cristóbal junto a la fuente del Tomate, de 1921.