El Celta es otro de los equipos de más solera con los que nos toca enfrentarnos. De los que militan en Segunda es detrás del Betis el que mejor palmarés presenta, como prueba el puesto doce que ocupa en la clasificación histórica de clubes, y es otro de los equipos de nuestra liga contra quien más veces nos hemos enfrentado (treinta y cuatro), por lo que se puede echar mano de variadas anécdotas y cosas destacables que implican a la historia de Granada y Celta. Nuestro rival es otro de los trece que este año pisan por primera vez el nuevo Los Cármenes, pero ha jugado en Granada en 16 ocasiones (11 de Primera, 4 de Segunda y 1 de Copa), de las que diez acabaron en victoria rojiblanca, cuatro en empate y dos en derrota.
El primer Granada-Celta de la historia será para siempre recordado ya que fue el del doctorado granadinista como primer espada. El 28 de septiembre de 1941, en el primer partido de la liga de Primera 41-42, el Granada debutaba como equipo de máxima categoría frente al Celta. El resultado final fue de empate a un tanto, conseguido el rojiblanco por César.
A la temporada siguiente, 42-43, la comparecencia del Celta en Los Cármenes tuvo como prólogo la visita a la tumba del llorado Alberty en el cementerio de San José, donde la expedición celtista depositó una corona funeraria en recuerdo del gran guardameta, también muy querido en Vigo. Al día siguiente los nuestros derrotaron a los celestes 3-1 con dos goles de Mas y uno de Trompi.
La tercera visita a Granada es de la 43-44, año muy negro para los gallegos, que ocuparon el farolillo rojo prácticamente toda la temporada para acabar descendiendo a Segunda varias jornadas antes de concluir la liga pues sólo fueron capaces de anotarse dos victorias en todo el campeonato. A Granada vinieron en la jornada 26 y última y los rojiblancos se impusieron de paliza, 5-2, aunque no resultó nada fácil porque el Celta logró empatar con dos goles del futuro granadinista Pahíño. En un partido muy bronco por parte de la cobertura gallega, según las crónicas, la anécdota ocurrió a poco del final, cuando el defensa del Celta Deva fue expulsado por “desobediencia al árbitro”; al parecer, cuando este futbolista se disponía a sacar de puerta desde su área, gran parte del público lo increpaba (“coreaba la jugada” dice Saucedo en su crónica de Patria), lo que hizo que se negara a poner el balón en juego, por lo que fue expulsado por el trencilla Moreno Almagro. Otros tiempos, desde luego.
Pasando de puntillas sobre el siguiente enfrentamiento contra el Celta, de infausto recuerdo porque fue el de la promoción de 1945 que trajo el primer descenso, ya en los cincuenta tenemos nuevos enfrentamientos de Primera. A destacar el de la 57-58, con victoria mínima por gol de Pellejero en un partido plagado de incidentes e intentos de agresión al árbitro Novella. O el de la 58-59 en el que ganó el Granada 2-0 (Vázquez y Mauri), victoria fundamental para huir incluso de la promoción (cosa que no se consiguió por culpa de resultados sospechosos en otros campos), pero lograda de forma dramática, con un segundo gol que llegaba faltando cinco minutos y después de que Benavídez marrara un penalti que paró otro futuro granadinista, Manolín.
Los siguientes seis enfrentamientos contra el Celta, entre 1969 y 1975, son todos de Primera y tienen en común el tratarse de feos partidos muy defensivos y con escasos acercamientos a las áreas. Lo mejor es que, de los seis, cinco fueron victorias rojiblancas y el otro un empate. Entre todos destacamos el de la 73-74, que se jugó en Los Cármenes el 5 de mayo de 1974, en la jornada 33 y penúltima del calendario. Jugaron por el Granada: Izcoa, Toni, Castellanos, Falito, Montero Castillo, Fernández, Escobar (Aguirre Suárez 60’), Lorenzo, Maciel, Chirri (Oruezábal 60’) y Quiles. Se adelantaron los visitantes con gol de Gestoso en el minuto 15, pero pronto empató Lorenzo y antes del descanso Maciel consiguió un golazo que ponía el 2-1 que resultó definitivo. La segunda parte resultó bastante más floja hasta que a poco del final se lió una pelotera entre jugadores de uno y otro equipo saldada con algunas tarjetas y la expulsión del visitante Rivas. Ambos equipos no se jugaban nada pues la permanencia en Primera la tenían asegurada, pero el Granada, con esos dos puntos más el del empate en Sarriá del siguiente domingo consiguió acabar sexto, igualando su mejor clasificación histórica de dos años antes.
La última visita a Granada de los gallegos, de la 84-85, en Segunda, fue un pésimo partido granadinista del que no quiero acordarme, con resultado de derrota 1-4 que lo único positivo que trajo fue la destitución del nefasto Naya y su sustitución por Pellejero, cuyo gran trabajo no fue suficiente para salvar la categoría aunque a punto estuvo de conseguirlo.