EL ONCE FANTASMA

Pedro Escartín bautizó al Granada CF (el Recreativo Granada) con el apodo de "Once Fantasma" cuando este club era un recién llegado a la competición pero ya andaba codeándose con equipos de solera y aspiraba a lo máximo.
En este libro se narran las vicisitudes por las que atravesó el Recreativo en sus cinco primeros años de existencia y también se recogen los sucedidos ciudadanos más impactantes de aquella época revuelta que fue la de la II República.
En la foto de cabecera se ve al Recreativo que se enfrentó al Gimnástico de Valencia en el campo madrileño de El Parral, 21 de febrero de 1934. De pie: Sosa, Tomé, Calderón, Luque, Itarte, Carrera, Victorio y Tabales; agachados: Gomar, Morales y Herranz.
Para adquirir un ejemplar firmado y dedicado por el autor (20 €), dirigirse a
jlramostorres@gmail.com


Historia del Granada CF



lunes, 7 de marzo de 2022

MUCHO BARCELONA

El Granada en el estadio de Les Corts. Forman: Sosa, Lesmes, Arencibia, Millán, Mas y Candi; agachados: Toñín, Trompi, Morales, Díaz y Rivera

 

El Granada a cuartos de final de copa al derrotar al Valladolid

            Acababa de terminar una liga tan frustrante para el Granada como fue la 48-49, en la que el ascenso a primera se escapó por auténtica mala suerte. Nuestro equipo acabó tercero y con los mismos puntos que primero y segundo (R. Sociedad y Málaga), que ascendieron de forma directa, pero el golaveraje desfavorable fue en definitiva el que apartó al Granada de volver a primera. Para más inri, hasta hacía dos temporadas el tercer clasificado de esta segunda de catorce equipos y un solo grupo jugaba promoción con el tercero por la cola de primera, pero desde la temporada anterior esta segunda oportunidad había sido suprimida. Y para más inri todavía, fue ésta una de esas situaciones en la historia de nuestro club en la que las sospechas de un arreglo antideportivo de terceros que acaba perjudicando sus intereses planearon sobre el resultado final. El Granada intentó un ascenso de despacho, pero nada más que resignarse a permanecer en segunda fue lo que obtuvo. Quedaba la Copa del Generalísimo, que se reanudó el domingo siguiente a finalizar la competición de la regularidad.

Precisamente, de haberse mantenido la promoción como hasta la 46-47, su rival habría sido justo el que le correspondió en VIII a partido único en Los Cármenes, el Valladolid. El domingo 24 de abril el Granada derrotó ampliamente al Valladolid por 4-1 y se clasificó para cuartos de final. Recordemos que previamente había eliminado al Tomelloso y al Hércules. Los castellanos, entrenados por Helenio Herrera en su primera temporada en el fútbol español pero ya con fama de sabio y de conocer como nadie las modernas tácticas, acababan de completar su debut primerdivisionista consiguiendo la permanencia en máxima categoría no sin apuros y sacando sólo un punto al descendido Alcoyano, el 13º clasificado. Era un equipo bastante veterano que contaba en sus filas con algún ex internacional, como Babot, Soler y Lasala. Su jugador más joven, apenas 20 años, era otro que alcanzaría tiempo después la internacionalidad, un futuro granadinista, Gerardo Coque, autor del único gol vallisoletano.

            El Granada hizo un magnífico partido, quizás el mejor de toda la temporada, con un juego ligado y profundo (cuya ausencia venía siendo la principal causa de queja de la prensa local), sobre todo en la primera mitad, periodo en que consiguió todos sus goles, y eso que el terreno de Los Cármenes estaba bastante resbaladizo a causa de la lluvia.

Su siguiente rival copero se conoció al momento y no fue otro que el Barcelona, reciente campeón de la liga recién terminada. Ahora ya, en IV, las eliminatorias serían a dos partidos y la ida tocó jugarla al domingo siguiente en Granada. Curiosamente, el rival del Granada B en Copa Aficionados fue también el Barcelona, aunque en su caso la ida era en tierras catalanas.

Recorte de Ideal del partido Granada-Valladolid de copa

Empate a dos goles frente al Barcelona

El Barcelona, ausente de nuestra tierra desde el descenso de 1945, llegó a Granada por vía aérea en vuelo chárter. De Armilla se trasladó la expedición barcelonista al hotel Alhambra Palace, y la prensa granadina aprovechó para entrevistar a los ases azulgranas en la previa del partido, con especial atención al recordado César, ya marcando grandes entradas en su frente pero todavía sin haberse convertido en “el pelucas”, quien manifestó su alegría por estar otra vez en nuestra tierra a la que añora -dijo- y nunca olvidará las temporadas que aquí pasó y los muchos amigos que dejó.

En Los Cármenes, lleno hasta la bandera, Granada y Barcelona empataron a dos tantos en un buen encuentro, pero fue mejor y mereció la victoria el Granada, que había llegado en plenitud de facultades a este final de temporada y que además derrochó entusiasmo en todos sus hombres. Según Hoja del Lunes de Barcelona (aunque la crónica es de un periodista granadino), el árbitro Asensi ignoró tres claros penaltis en el área azulgrana, dato corroborado por la prensa local. Al filo del descanso se adelantó el Barcelona al rematar César de cabeza un córner. Pero en menos de un minuto empató Sosa, de magistral libre directo, un golpe franco por una mano de Calo (hermano de César) claramente dentro del área pero que Asensi sacó a la raya. En la segunda parte Basora adelantó a los forasteros, pero pronto Luiqui estableció el 2-2 definitivo que ponía esperanzas de poder superar la eliminatoria en la vuelta en Barcelona.

Candi se hace con un balón alto en el partido Granada-Barcelona

El Granada B goleado en Les Corts en la ida de semifinales

Antes, por la mañana del mismo domingo 1 de mayo de 1949 y en el campo de Les Corts, casi lleno, bajo una persistente lluvia y con arbitraje de Mazagatos, el Granada B sucumbió por 5-0 en el partido de ida de semifinales frente al poderosísimo Barcelona amateur, en el que jugaban varios que años después militarían en el primer equipo e incluso alguno alcanzaría la internacionalidad absoluta, como Gustavo Biosca y el futuro granadinista Manchón. Poco más pudieron hacer los granadinos, que alinearon su equipo de gala a base de Espinosa; Atanasio, Méndez, Jaime; Montilla, Tobalina; Ros, Cea, Requena, Sueza y Díaz Cara.

Según Hoja del Lunes de Barcelona, el equipo blanquiazul causó una excelente impresión y, de haber estado seco el terreno, asegura el cronista que la diferencia en el marcador habría sido bastante menor. A la vuelta de Barcelona contaron los viajeros que en el abultado resultado en contra influyó mucho que el primer gol catalán, a los cinco minutos de juego, fue concedido por el referí sin que el balón llegara a traspasar la línea de meta.

César ante Candi; Toñín y Lesmes vigilan desde cerca

Adiós a la Copa en Barcelona

Para viajar a Barcelona en la devolución de visita, el Granada sufrió las bajas de Almagro, Luiqui, Fraga y Rey, sustituidos por Arencibia (fue el último partido de su carrera ya que decidió retirarse a sus 36 años) que volvía al equipo después de seis meses ausente, Toñín y los canteranos Díaz y Rivera, quienes por tener ficha profesional no podían actuar con el Granada B. En el mismo escenario donde una semana antes habían comparecido los jóvenes del filial, el estadio de Les Corts, lleno a rebosar, el equipo grande, a pesar de disponer nuevamente Cholín la táctica del cerrojo, es decir, cuatro defensas con Millán de líbero, sufrió el mismo vendaval en cuanto a juego y resultado y perdió también por 5-0, diciendo así adiós a la Copa. Los jugadores de ambos equipos lucieron brazaletes negros de luto y en los prolegómenos se guardó un minuto de silencio por la que se llamó tragedia de Superga, ocurrida unos días antes, cuando el avión que llevaba al Torino de vuelta tras jugar en Lisboa se estrelló en una colina próxima a la ciudad italiana, falleciendo todos los jugadores turineses.

            La prensa catalana no para mientes en alabar la magnífica imagen dada por el Granada, «un buen equipo, un equipo señor con juego de primera –dice Mundo Deportivo- pese a actuar con cinco o seis reservas», que practica un juego preciosista a base de pases cortos y rasos, con especial mención para Candi, Millán, Lesmes, Trompi y Sosa. También destacan los periodistas catalanes lo equivocado de la táctica ultradefensiva de los rojiblancos, una defensa muy ordenada, eso sí, pero que sólo funcionó la primera mitad, en la que los azulgrana consiguieron un único gol. Algunas crónicas forasteras dicen también que en el ecuador de la segunda mitad no podían los nuestros con la camiseta, del cansancio acumulado. El “cuadrado mágico” del Barça (en la WM se llamaba así al que formaban los dos medios y los dos interiores retrasados; para muchos ese cuadrado era la clave de la WM) fue insuperable para los rojiblancos, enfrentados al flamante campeón de liga, cuajado de jugadores internacionales y que ya acariciaba la idea de hacer doblete (no lo consiguió, cayó eliminado en semifinales por el Valencia, que fue a la postre el campeón).

La revista catalana Vida Deportiva sobre el Barcelona-Granada de Copa

El Granada B eliminado

            En Los Cármenes simultáneamente el Granada B derrotó al Barcelona B 3-1, resultado insuficiente para acceder a la final de la Copa de Aficionados. También hubo minuto de silencio y lazos de luto, y el campo registró una buena entrada. La prensa barcelonesa acusa a los blanquiazules de emplearse con excesiva dureza y lesionar a los dos extremos azulgranas: Martí, que tuvo que retirarse dejando en inferioridad a su equipo, y Manchón, que no se retiró pero ya no pudo hacer nada. Los jóvenes de la cantera empezaron su partido con mucho entusiasmo y al cuarto de hora mandaban en el marcador 2-0, por lo que veían como posible la hazaña de igualar la eliminatoria, pero con ese resultado se llegó al descanso y después un gol catalán enfrió bastante los ánimos. Así terminó la temporada oficial del Granada B en su segundo año de existencia. En cualquier caso, fue toda una proeza de los jóvenes canteranos la de llegar hasta semifinales.

Los del Barcelona B se proclamaron campeones de España de esta competición al vencer en la final al Indauchu y después, en junio, disputaron un torneo internacional en Marsella, en el cual arrasaron. Preguntado por la prensa el entrenador del Barcelona B, José Boter, sobre cuál había sido el conjunto más peligroso de todos cuantos se habían enfrentado a su equipo, contestó el técnico que sin duda éste fue el Granada B, al que consideraba mucho más equipo que todos los restantes, incluidos también los extranjeros.

El filial Granada B formado en los prolegómenos del partido en Los Cármenes frente al Barcelona amateur. De izquierda a derecha: Julio (masajista), Tobalina, Sueza, Montilla, Díaz Cara, Cea, Ros, Manolo Ibáñez (entrenador), Requena, Urquiza (portero suplente), Méndez, Jaime, Atanasio y Espinosa

Se va Lesmes

            Mientras el Granada preparaba el partido de vuelta de su eliminatoria copera frente al Barça se trató en la prensa el asunto de la renovación de uno de sus jugadores con más proyección y clave en la buena campaña liguera, Lesmes, seguido de cerca por una legión de patrones de pesca y que terminaba contrato en junio. Según el propio Lesmes, el Sevilla y el Santander le ofrecían a él y a su hermano Lesmes II, defensa del At. Tetuán, jugando en esos momentos fase de ascenso a segunda, un millón de pesetas por cinco años. El Granada, haciendo un gran esfuerzo sólo ofrecía un contrato a los dos hermanos por tres años y por 600.000. Finalmente, en vísperas del inicio de la Copa Federación, los dos hermanos Lesmes alcanzaron un acuerdo con el Valladolid, en primera, para fichar por tres años por un total de 900.000 pesetas, una cifra a la que lamentablemente el Granada no podía llegar.

Dos escenas del partido del Granada B frente al Barcelona amateur, recorte de Ideal

Campeón de la Copa Federación Sur

Eliminado el Granada de la copa, no había concluido todavía la temporada oficial pues aún le quedaba jugar la que se llamó Copa Federación Sur 1949, una competición a disputar por el sistema de liga a doble vuelta en la que voluntariamente se inscribió a sugerencia de la propia Federación, al estilo de los desaparecidos campeonatos regionales de los años treinta y primeros cuarenta. Sus rivales fueron el Sevilla, de primera, el Málaga, recién ascendido a primera, y el Córdoba, que militaba en tercera y fue invitado para no dejar coja la competición, o sea, se pretendía que compitieran juntos los equipos más punteros del ámbito de la Federación Andaluza, por entonces denominada Sur.

El primer partido para los rojiblancos se jugó el 22 de mayo de 1949, en Los Cármenes frente al Sevilla, y supuso un triunfo de los nuestros por 3-1 ante poquísimo personal en las gradas. El Sevilla acababa de terminar la liga de primera en la que quedó octavo, pero sólo dos puntos por encima de los puestos de descenso, y presentó un equipo en el que jugaban nada más que cinco titulares. A destacar en el cuadro sevillano el debut en su once del defensa Campanal II o Marcelino Campanal, aunque en la prensa se le conocía por su primer apellido, Vaquero, quien con apenas 17 años acababa de ser incorporado al equipo blanco de la mano de su tío, Guillermo Campanal (Campanal I) desde su Asturias natal, iniciando así una carrera en las filas sevillistas que durará hasta mediados de la década de los sesenta, con varias actuaciones en la selección española absoluta. Campanal II es considerado uno de los mejores defensas de toda la historia del club de Nervión, sin embargo Seudónimo en La Prensa dice de él que decepcionó y que es «de una tremenda vulgaridad», y Fernández de Burgos en Ideal dice que no le gustó nada, y que ha aprendido antes las marrullerías de los veteranos que la noble impetuosidad de la juventud. También es de destacar en las filas sevillistas la alineación de Mariano, aquel delantero centro de la provincia de Jaén que fue ofrecido al Granada en su segunda temporada en primera, pero se desestimó su fichaje por lo que el delantero se fue al At. Aviación y después al Zaragoza, de donde lo fichó el Sevilla, aunque en esta temporada fue suplente; de las botas de Mariano salió el único gol de los visitantes.

El Granada jugó un partido de ni fu ni fa, con más sombras que luces, y no tuvo demasiado problema para apuntarse el triunfo alineando un conjunto completado con los jugadores del filial Méndez (que jugó de medio) y Díaz Cara, y con Luiqui de delantero centro. El mejor fue Trompi. A destacar también la gran ovación que recibió del escaso público Lesmes, quien se despedía de la parroquia al estar ya cerrado su pase al Valladolid, aunque todavía jugará un último partido de rojiblanco, pero será lejos de Los Cármenes. Con la victoria, el Granada fue el primer líder de esta competición semi oficial.

Al miércoles siguiente, día 25 de mayo, compareció nuestro equipo en El Arcángel, también semi vacío, de donde salió goleado 4-0 a pesar de enfrentarse al Córdoba, de tercera. Nuevamente se alinearon de rojiblanco los canteranos del filial Méndez y Díaz Cara, y además volvió a jugar el olvidado argentino Laureano Martín, después de ocho meses; éste fue su último partido como granadinista.

 Escenas del primer partido de Copa Federación Sur frente al Sevilla

Al día siguiente, jueves 26 de mayo, fiesta en toda España al ser día de la Ascensión (uno de los jueves que relucen más que el sol, según el dicho), el Granada disputó la tercera jornada de esta competición menor y consiguió su segunda victoria derrotando al recién ascendido a primera Málaga 1-2, con lo que recuperó el liderato. Nuevamente se completó la alineación con jugadores del filial, como Montilla. Sosa volvió a una posición que no le era ajena del todo, la de delantero centro. Al descanso se llegó con victoria mínima local, pero en la segunda parte el Granada, que puso más ganas que los locales, según las crónicas, le dio la vuelta al resultado con dos goles muy seguidos de Mas y Luiqui. Lesmes se alineó como granadinista por última vez.

Tras un parón de una semana, se reanudó esta competición el domingo 5 de junio con la devolución de visita del Málaga, que salió goleado 5-2. Como ya se ha dicho, el Málaga acababa de ascender a máxima categoría por primera vez en su historia, pero en Granada presentó un once casi por completo reserva porque el titular jugaba casi a la misma hora un amistoso en su terreno ante el Le Havre, de la segunda francesa, de esta forma, no vino González. Según las crónicas, hizo muchísimo calor y hubo escasos aficionados en Los Cármenes, y el Granada, con Méndez de destacado, quien actuó de defensa central por haberse ya marchado Lesmes y por estar ausente Millán, en Madrid, en una reunión de la recién creada Mutualidad de Futbolistas, fue netamente superior y debió ganar por más goles. También vistieron de rojiblanco y merecieron comentarios elogiosos de la prensa los canteranos Montilla y Ros. Como delantero centro volvió a salir Sosa, y es que Morales llevaba varias semanas ausente de Granada por enfermedad de su esposa. La victoria reafirmó al Granada en el liderato.

La siguiente jornada de esta copa, ya la quinta y penúltima, llevó al Granada a Nervión, donde sucumbió de paliza ante el Sevilla por 7-0 y a la vez perdió el liderato a manos de los anfitriones. Como ya venía siendo norma en todos los partidos de esta competición, acudió poquísimo público. Hizo un calor infernal y el Granada, en el que debutó el jugador del filial Tobalina (o Pepillo por otro nombre) y en el que volvió a estar ausente Millán, nada pudo hacer frente al once titular sevillista, y además jugó gran parte de los noventa minutos en inferioridad por expulsión de Luiqui.

En la jornada seis y última de la Copa Federación Sur, el Granada se adjudicó el trofeo al vencer al Córdoba por 3-0 en Los Cármenes. Hubiera bastado el empate puesto que el Sevilla, el único que podía arrebatarle el galardón, previamente había perdido en Málaga. El partido se celebró el martes 21 de junio de 1949 ante poco público, como fue norma en esta competición. La razón de jugar entre semana fue que en Granada estábamos en Corpus y así se quiso evitar coincidir con alguna de las corridas programadas, pero, como se ve, de todas maneras la afluencia al campo de la carretera de Jaén fue escasísima. El Granada no tuvo problema alguno para imponerse a un flojo Córdoba, con Millán (autor de un gol) de nuevo ocupando la vanguardia del ataque y con varios integrantes del filial en su alineación. De esta manera, el Granada con sus cuatro victorias (por dos derrotas) superó en dos puntos al Sevilla y al Málaga y se llevó a sus vitrinas la copa. Así acabó definitivamente la temporada 48-49 para los rojiblancos, una temporada en la que partía nuestro equipo sin claras aspiraciones aparte de la permanencia pero que no acabó en ascenso por muy poco.

 

 

 

 

 

CALLEJEANDO


Foto de Hermenegildo Lanz y de su azulejo en la fachada de la Casa de los Mascarones


Muerte de Hermenegildo Lanz

«Sobre las nueve y media de la noche de ayer sufrió en plena calle una hemorragia cerebral don Hermenegildo Lanz, profesor de la Escuela Normal de Magisterio. A pie se dirigió a la Farmacia Municipal y después fue llevado a la Casa de Socorro, donde le prestó asistencia el facultativo de guardia. Después fue trasladado a su domicilio, Hoteles de Belén 5, en grave estado.»

            En la sección de sucesos, página 7 de Ideal de 20 de mayo de 1949, podía leerse lo que va delante. Al día siguiente, sábado 21 de mayo, en su página 2 el mismo diario incluía un pequeño recuadro con la esquela de don Hermenegildo Lanz González, convocando a sus amistades al funeral a celebrar a las once de la mañana de ese mismo día en la iglesia parroquial de San Cecilio.

            Se ha hablado de una Edad de Plata de las letras y las ciencias españolas, una época que abarca el periodo que transcurre desde principios del siglo XX y que llega hasta el estallido de la Guerra Civil. Son unos años caracterizados por un notable y excepcional florecimiento de la cultura española y en la que se inscriben nombres universales en casi todos los campos de la creación artística. Granada también tuvo su edad de plata, que circunscrita a nuestra ciudad sería la que comprende la década de los veinte y media de los treinta. Un periodo irrepetible y de gran pujanza en todas las vanguardias artísticas y que aporta a las letras y las artes hispanas nombres también universales. Son los que alguien ha llamado “granadinos cósmicos”, con Manuel de Falla y Federico García Lorca encabezándolos, pero junto a ellos hay que citar a otros que, aunque más modestamente, también merecen ser recordados, como Ángel BarriosManuel Ángeles OrtizIsmael de la Serna, Juan Cristóbal y Hermenegildo Lanz.

            Hermenegildo Lanz fue un artista polifacético que sobresalió como pintor, grabador, diseñador gráfico, escenógrafo, además de dominar también otras facetas de la expresión plástica, como la fotografía. Había nacido en Sevilla, pero su oficio de profesor de dibujo lo trajo a Granada en 1917 y aquí pasó más de la mitad de los 56 años con que contaba cuando le sobrevino la muerte. Su llegada a nuestra ciudad supuso su inmediata incorporación a la vida cultural de Granada y a la más célebre de las tertulias granadinas, la del Rinconcillo del café Alameda, la tertulia de García Lorca, con quien trabó amistad. Como otros rinconcillistas, colaboró con la organización del Concurso de Cante Jodo de la Alhambra en 1922, diseñando el cartel anunciador. El día de Reyes de 1923 participó en la famosa función de títeres de cachiporra en casa de los García Lorca, confeccionando el escenario, los decorados y las figuras, lo que le valió para que Manuel de Falla le encargara la fabricación de los títeres para el inminente estreno en París de su Retablo de Maese Pedro. También destacó en la faceta de decorador y suyos fueron el diseño, escenografía y figurines de varios autos sacramentales representados en la Alhambra. En las calles granadinas ha quedado el recuerdo de su arte en algún azulejo por Lanz diseñado, como el fijado en la fachada de la casa de los Mascarones, en recuerdo de Soto de Rojas, que vivió allí, iniciativa de los rinconcillistas como también lo fue la fijación en la fachada de una casa de la calle Párraga de un azulejo similar en memoria de Teófilo Gautier, que se alojó en dicha casa en su estancia granadina, un recuerdo al romántico francés que no se conserva en la actualidad.

Aparte, no sabemos si Lanz era o no aficionado al fútbol, pero tiene cierta vinculación con el Granada CF y con su historia ya que fue en su día, 1934, con 25 pesetas, uno de los suscriptores de aquellos bonos que puso en circulación el Recreativo Granada y que sirvieron para financiar parte del coste de la construcción del estadio de Los Cármenes.

No era Hermenegildo Lanz un artista menor, pero la época que le tocó vivir marcó profundamente su destino y el de su obra porque, aunque no militaba en partido político alguno, como amigo que fue de Fernando de los Ríos y de otros señalados rojos, el vengativo régimen vencedor de la Guerra Civil le perdonó la vida, sí, pero fue encarcelado, sometido a depuración y condenado al ostracismo, impidiéndole durante muchos años ganarse la vida como profesor y seguir creciendo en su arte, un arte por otra parte degenerado, para la moral y la estética mediocre que impusieron los vencedores. Cuando le sobrevino el accidente cerebrovascular que le costó la vida acababa de salir de un cursillo de reeducación y adoctrinamiento político-religioso, otra de las sevicias con las que el franquismo atormentaba a los no afectos para que no olvidaran su condición de derrotados. Muerte, exilio o silencio era la “recompensa” para los que no comulgaban con la grisura que se adueñó de España tras la contienda. Como otros muchos creadores que vieron su prometedora trayectoria truncada por la guerra, a Hermenegildo Lanz le correspondió el tercero de los castigos.


Abril de 1927, inauguración del cable Motril-Dúrcal

El cable aéreo Motril-Dúrcal

            En mayo de 1949, poco más de veinte años desde de su puesta en funcionamiento, se lee en la prensa que la compañía que explota el cable Dúrcal-Motril tiene pensado clausurarlo en breve porque carece de medios económicos para acometer la reposición de todos los elementos que precisa el funicular para su normal explotación. El transporte de mercancías a través de este medio está inactivo desde hace casi un año por avería y ausencia de materiales para su reparación, y de los cientos de toneladas diarias en los comienzos del servicio se ha pasado a apenas treinta en los escasos periodos en que funciona últimamente. En el puerto de Motril hay depositados varios miles de toneladas de carbón y de cemento que no pueden ser traídas a la capital y que forzosamente habrán de ser reembarcadas con destino al puerto de Málaga o al de Almería para desde allí y por ferrocarril hacerlas llegar a su destino, con el consiguiente encarecimiento de las mercancías. Los cables destrozados de algunos tramos han de sustituirse, pero los repuestos tienen que viajar desde Inglaterra, para lo cual ya la compañía cuenta con el preceptivo permiso de importación. No sabemos si es que esos cables se perdieron por el camino o que pasó, pero el ferrocarril aéreo ya no volvió a ponerse en marcha.

            Veintidós años antes, el Domingo de Resurrección 17 de abril de 1927 se inauguró solemnemente el que se llamó cable aéreo Motril-Dúrcal (o Dúrcal-Motril). En coches particulares a las ocho de la mañana salieron de la capital rumbo al rebalaje motrileño todas las autoridades y fuerzas vivas penibéticas y también el ministro de Fomento, Rafael Benjumea y Burín, Conde de Guadalhorce, y el de Gracia y Justicia, Galo Ponte y Escartín. A la una de la tarde llegaban a su destino y eran recibidos por las fuerzas vivas marengas y obsequiados en el Ayuntamiento motrileño con un the, se puede leer en la prensa de la época. De allí al puerto, cuyas obras de ampliación llevaban ya varios años de retraso, lugar de partida de la infraestructura de transporte que se iba a inaugurar. A las dos de la tarde, con las bendiciones del obispo auxiliar Medina Olmos, la esposa del ministro de Gracia y Justicia, doña Inocencia Bolívar, cortó la cinta con unas tijeras de plata e inmediatamente comenzó a funcionar el invento: movidas por energía eléctrica, trescientas vagonetas suspendidas de un cable que en bucle transportan hasta Dúrcal diversas mercancías, como automóviles [sic], carriles de ferrocarril, jaulas con ganado y más cosas, leemos en El Defensor, donde también se nos informa que la marcha de las vagonetas es continua, noche y día, y que se trata del transporte de este tipo más largo de España y segundo de Europa, con 33 kilómetros y medio, pudiendo trasladar diariamente dos mil toneladas.

Seguidamente todos los presentes se convidaron allí mismo en un banquete al que asistieron más de doscientas personas. Tras levantar los manteles, en los mismos medios en que se habían desplazado al litoral, emprendieron camino de regreso con parada en Dúrcal, el otro extremo del ferrocarril aéreo, donde el obispo auxiliar bendijo asimismo las instalaciones que también se estrenaban. Las primeras autoridades se acomodaron en un tranvía primorosamente adornado con flores y en ese medio volvieron a Granada sobre las siete de la tarde, con visita de los ministros a la Virgen de las Angustias. A las ocho y media continuaron las solemnidades, ahora con otro the, éste en los salones de la Diputación, que por entonces tenía como sede la actual Facultad de Derecho. Tras los discursos de rigor marcharon los ministros a la estación Sur y en el expreso de Madrid volvieron a la capital siendo despedidos por todas las autoridades locales y por la banda del Hospicio.

La compañía Tranvías Eléctricos de Granada tuvo en su día, 1924, el propósito de continuar la recién construida línea que moría en Dúrcal hasta Motril, pero las dificultades técnicas por el gran desnivel y la complicada orografía a salvar y, sobre todo, el elevadísimo coste que la obra exigía terminaron por disuadirla de tal empeño (algunos quieren ver en ese cambio de planes la mano oculta de alguien de una provincia vecina que habría influido de alguna manera para así evitar la competencia del puerto motrileño con el suyo propio) y lo que iba a ser un ferrocarril de vía estrecha hasta la costa para personas y bultos de todo tipo se transformó en lo que conocemos como el cable aéreo entre el puerto de Motril y Dúrcal, exclusivamente para mercancías que al llegar al pueblo del interior eran transbordadas a tranvías para continuar su viaje hasta la capital. En 1929 se le añadió al cable un ramal que enlazaba la zona de Rules con las minas de plomo de los Tablones, en Órgiva. Otro ramal, éste a las minas del Conjuro, en Busquístar, estuvo proyectado, pero nunca se empezó siquiera. La sociedad TEGSA (Tranvías Eléctricos de Granada SA) se encargó de la construcción de la línea y en régimen de concesión administrativa explotó el servicio en los pocos años que existió.

A falta del larguísimamente reivindicado tren a Motril y mientras éste llega (que llegará, decían…), lo que en principio era una importante infraestructura de transporte, en realidad sólo funcionó aceptablemente sus primeros años de existencia, y estuvo prácticamente paralizada durante la Guerra Civil. A su finalización, la decadencia de la industria azucarera granadina supuso también la decadencia del medio de transporte, al perder gran parte de los fletes hacia Motril que le daban rentabilidad, pero lo que más contribuyó a su ruina, se lee por ahí, fue el aislamiento sufrido por el régimen de Franco, quedando así por completo en precario ya que no podían suplirse los materiales que habían acabado su vida útil ni se podían reparar por la misma causa las muchas averías que se presentaban. Además, el medio nunca fue muy competitivo porque, aunque el trayecto entre el puerto de Motril y Dúrcal se completaba en tres horas, eran necesarias al menos dos más para las operaciones de transbordo de mercancías, más casi otras dos horas que era lo que tardaba el tranvía entre Granada y Dúrcal, todo unido al hecho de que las vagonetas, sólo apropiadas para el transporte de graneles, carecían de techo y las mercancías quedaban expuestas a las inclemencias meteorológicas. Era tan lento el caminar de la carga que en algunas zonas de su recorrido en que casi tocaba el suelo el cable abastecía gratis a los que vivían cerca de su curso, que sólo tenían que situarse al paso de las vagonetas y alargar la mano para coger lo que fuera. Los rodamientos de los enganches de las vagonetas sirvieron mucho tiempo para que los chaveas de Dúrcal se fabricaran caseramente con una tabla y tres o cuatro cojinetes lo que en Graná siempre se llamó una patineta, para bajar las cuestas a toda pastilla.

El cable aéreo Dúrcal-Motril

A mediados de los cuarenta, el negocio del cable hacía varios años que no era tal pues los ingresos apenas cubrían una tercera parte de los gastos, y la concesionaria trataba por todos los medios de dejar de serlo, aunque en la prensa siempre que podía manifestaba que de ningún modo era su propósito cesar en la explotación del cable, pero que la cuestión había sido puesta por la compañía en manos de la Dirección General de Ferrocarriles para que ésta decidiera si en esas condiciones podía continuar el servicio o procedía la caducidad de la concesión.

Las fuerzas económicas granadinas y motrileñas recurrieron al gobernador civil, Fernández-Victorio, para que éste hiciera las pertinentes gestiones en Madrid, planteando incluso el posible rescate de la concesión. El jefe provincial del Movimiento siempre que volvía de sus frecuentes viajes a la capital era todo optimismo y le faltaba tiempo para declarar a la prensa que en su entrevista con el ministro de Obras Públicas o el director general de algún departamento le habían prometido la solución inmediata de la cuestión; y no sólo eso, también la del eternamente empantanado ferrocarril a la costa y la del no menos postergado funicular a Sierra Nevada. Pero, ya lo sabemos, ni cable, ni ferrocarril al rebalaje ni funicular serrano. En 1953, después de cinco años parado, fue desmantelado todo el trazado del cable y vendidos por chatarra todos sus elementos, aunque todavía queda por la zona de Órgiva, comida por el óxido y a punto de derrumbarse, alguna de las torretas que le sirvieron de sustento.

 En su día, abril de 1927, cuando la inauguración del cable aéreo, la visita a nuestra tierra de tan altos próceres como los ministros, sobre todo el de Fomento, fue aprovechada para que se le recordaran a éste las muchas esperanzas de progreso penibéticas y las mil y una infraestructuras a medio concluir que la provincia tenía en aquellos momentos pendientes: las obras inacabadas (e inacabables, apunta El Defensor) del puerto de Motril, la carretera hasta el Veleta, también a medio hacer y paralizada durante años, las carreteras a Sevilla y a Córdoba, convertidas en puro socavón, los caminos (de herradura, los únicos existentes) de la Alpujarra, y al fin, la estrella de las reivindicaciones granatensis, ya por entonces bien añeja: el ferrocarril a Motril, pero el de verdad y para las personas, no sólo para las mercancías suspendidas de un cable. Pero el Conde de Guadalhorce en el discurso que cerró el acto en la Diputación dio varias largas cambiadas y se salió por la tangente alabando las muchas bellezas naturales de la provincia y vino a decir que para qué queremos más los granadinos, teniendo la tierra que tenemos, así como que no son momentos de pedir a los poderes públicos: «aquí no hay nada que pedir, sino sólo agradecer a la Naturaleza las gracias y bellezas que nos ha concedido». Mal empezamos… y mal acabamos. Esperando seguimos a que alguna vez le toque a esta provincia alguna importante obra de infraestructura de las que no se regatean en otras tierras y que de alguna manera sirva para abandonar los últimos puestos en todas las clasificaciones económicas hispanas.