Marín-Trompi, un “ala jamón” |
Fin de la mala racha
Jugadas las
diez primeras jornadas de la liga 43-44 y faltando sólo tres para terminar la
primera vuelta, el Granada, que sólo había ganado un partido, el primero frente
al Oviedo, ocupaba plaza de descenso directo a segunda. Los malos resultados
habían traído la dimisión del presidente Martín Campos, sustituido por Antonio
Becerra, y también la importante modificación del sistema de juego puesto en
práctica por el entrenador Esteban Platko, que quiso ensayar algo diferente -la
WM- pero se vio obligado a deshacer su intento de modernización y volver a lo
tradicional (en aquellos momentos, desarrollar la WM suponía toda una
innovación en el fútbol español). No era, desde luego, muy halagüeño el panorama
granadinista a primeros de diciembre, pero a partir de la jornada 11 el Granada
pondrá fin a la peor racha de toda la temporada (sólo tres puntos de 18
posibles y nueve partidos seguidos sin ganar) y va a encadenar tres victorias
consecutivas, dos de ellas a domicilio, que van a aclarar bastante la situación
y a devolver la sonrisa al granadinismo.
La primera de
las tres fue en el Sequiol de Castellón, de donde nos trajimos un 0-2 en un
sensacional partido de los rojiblancos (según Marín, el mejor desde que el
Granada estaba en Primera) y con un Trompi, en un gran momento de forma,
nuevamente como artista del regate, del malabarismo y de la asistencia al
compañero mejor situado.
La principal
novedad en la alineación rojiblanca en Castellón fue la vuelta de Floro,
sustituyendo a Casafont, que había jugado todos los partidos desde que empezó
la liga pero que en el anterior fue señalado como responsable de al menos dos
de los tres goles del At. Aviación; Floro, será ya titular en todo lo que queda
de temporada, tanto en liga como en copa, y el joven portero catalán Casafont,
pese a que comenzaba a adquirir cierta nombradía y del que se había rumoreado
que estaba a punto de fichar por el Sevilla, ya no volverá a jugar en el
Granada en partido oficial hasta dos temporadas después, siendo en el intervalo
cedido primero al Betis y después al Ceuta, ambos de segunda, mientras hacía la
mili.
Floro recuperó la titularidad en la jornada 11 y ya no la abandonó |
Victoria ante el Español con el matasuegras
de Fernández de Burgos
La jornada
siguiente, penúltima de la primera vuelta, confirmó el buen momento rojiblanco.
Una goleada por 4-0 fue lo que se llevó el Español de su visita a Los Cármenes,
importante victoria porque el Español era un rival directo en la lucha por
escapar de la quema, de manera que los dos puntos, que llegaban justo antes del
parón navideño, sirvieron para abandonar los puestos de descenso directo y
subir hasta el 11º.
Saucedo, para
Patria, radiante de felicidad, celebra en su crónica que el Granada haya
abandonado aquel sistema defensivo (la WM), pobre y atropellado, y que no le
iba, y haya vuelto al juego alegre y de pase corto que fue el característico de
sus mejores momentos. Fernández de Burgos, para Ideal, dice que el sistema
reservón del tercer defensa ha fracasado absolutamente en el Granada, y se
congratula de que se vuelva a la improvisación frente al encorsetamiento que
significaba la forma de jugar anterior; para el plumilla es mejor la ausencia
de táctica preconcebida y de esa manera los futbolistas se dejen llevar de la
inspiración del momento y se lancen a la ofensiva o se replieguen a defender en
masa; es lo que Fernández de Burgos denomina sistema del “matasuegras”.
Recorte de Ideal acerca del 4-0 al Español
Marín-Trompi, el “ala jamón”
Pasada la
Navidad, el Granada tenía dos desplazamientos seguidos, a Vigo, con visita al
colista Celta en el último partido de la primera ronda, y a Oviedo, clasificado
en la zona media. Las infraestructuras ferroviarias españolas en estos primeros
cuarenta seguían en muy precario estado y un desplazamiento a la otra esquina
de España podía durar dos días con sus noches en el mejor de los casos, así que
la expedición rojiblanca partió para tierras gallegas y se despidió hasta
pasados dos domingos, ya que desde Vigo, en lugar de regresar a Granada, se
trasladaría el equipo a Asturias, con parada intermedia en Ponferrada para
jugar un amistoso y con lo recaudado por el bolo sufragar el coste del
desplazamiento y los muchos días de estancia en tierras bercianas.
El
primero de los compromisos se saldó con una nueva victoria 0-1, la tercera de
la buena racha, en Balaídos, en partido jugado el 2 de enero de 1944, casi a la
vez que en Granada el dimitido Ricardo Martín Campos, como teniente de alcalde,
portaba el Pendón en la tradicional procesión cívico-religiosa de la Toma. En
Vigo, con presencia como delegado federativo solicitado por el Granada (así
como jueces de línea neutrales) del secretario general de la Federación
Española, Sánchez Ocaña, el único gol del partido fue de sombreros, en jugada
individual de Aparicio, que dribló en un pañuelo a varios contrarios. Pero los
verdaderos triunfadores fueron dos granadinistas en su mejor momento, el ala
derecha que formaban Marín y Trompi. En el diario Pueblo se publicó lo
siguiente sobre la victoria rojiblanca en Vigo: «Aquí, en Madrid, recordamos
con frecuencia a los chicos de Los Cármenes. ¡Pensar que les hicimos el regalo
de Marín y Trompi! Un ala derecha “jamón”». Por su parte, el ex seleccionador
nacional Eduardo Teus, en su colaboración periodística semanal dijo de ellos
que eran una pareja que borda el fútbol.
Era la tercera
victoria consecutiva, las tres sobre rivales directos y sin encajar un solo
gol, y de esta forma el Granada conseguía situarse noveno, tres puntos por
encima de los puestos de descenso, y distanciar al colista Celta a seis
puntos.
El Granada 43-44 en otra colección de cromos |
El Granada sano y salvo
Como queda
dicho, las infraestructuras ferroviarias españolas de la primera posguerra
dejaban mucho que desear y, aunque pasadas por el tamiz de la censura, eran
frecuentes las noticias de accidentes ferroviarios. Unos días antes del viaje
del Granada a tierras gallegas y asturianas había ocurrido en el pueblo
almeriense de Fiñana un choque de trenes de mercancías que se saldó con una
decena de muertos. Y al día siguiente de la victoria granadinista en Vigo, 3 de
enero de 1944, ocurría la que a día de hoy sigue siendo la mayor tragedia del
ferrocarril español (y según algunas fuentes, la tercera peor del mundo), el
choque de trenes en el interior de un túnel (el Túnel 20) en Torre del Bierzo,
León, que provocó un enorme incendio en el que se estima que murieron varios
cientos de pasajeros de uno de los convoys accidentados, el expreso Madrid-La
Coruña, formado entero con vagones de madera, aunque oficialmente la cifra de
fallecidos se quedó en 83, más 64 heridos. El bestial choque y posterior
incendio se debió a que el expreso Madrid-La Coruña, que acumulaba ya un
retraso de más de dos horas, por falta de adecuado mantenimiento de un material
ferroviario ya de por sí obsoleto, perdió los frenos en una pronunciada
pendiente justo antes de llegar a la estación de Torre del Bierzo y fue a
estrellarse con otro tren que maniobraba dentro del llamado túnel 20. La cifra
exacta de fallecidos nunca se supo y se habla de entre 500 y 800. Sí que se
sabe que el correo expreso viajaba abarrotado, cerca de mil personas, con
pasajeros en los pasillos y en las plataformas exteriores ya que eran fechas
navideñas, aunque parece más cercano a la realidad el número de algo más de trescientas víctimas
mortales.
La
gran tragedia ferroviaria tuvo su repercusión entre el futbolerismo local dado
que se sabía que el Granada desde Vigo viajaría a una localidad muy cercana al
lugar del siniestro, Ponferrada, la capital de la región del Bierzo, donde tenía concertado jugar un amistoso antes de comparecer
en Oviedo para disputar la primera jornada de la segunda vuelta. Así, en
primera instancia, surgió la duda de si la expedición rojiblanca podía ir a
bordo de uno de los trenes siniestrados, como se supo que le había ocurrido al
modesto Betanzos, que perdió a dos de sus jugadores en el accidente y varios
más resultaron heridos. Pero Patria tranquilizó a la hinchada el 6 de enero al
publicar la noticia de que el Granada había viajado a Ponferrada en otro tren y
allí se encontraban todos sanos y salvos. En Ponferrada el día de Reyes el
Granada venció al equipo local, de Tercera División, por 2-9.
Aparicio, autor en Balaídos de un gol de sombreros que servía para alejar el descenso |
En Oviedo se quebró la buena racha
Desde Ponferrada nuestro equipo se desplazó a
Oviedo para disputar en Buenavista el primer partido de la segunda vuelta. De
la llegada a la capital asturiana informa Patria en crónica que firma Antonio
Crovetto, periodista granadino al servicio del diario ovetense La Nueva España. En la reseña se duele
el plumilla de que Conde, como capitán, se negó a estrechar su mano, resentido
porque en la temporada anterior su crónica del partido Oviedo-Granada fue
inadmisible, según Conde (en su crónica venía a decir Crovetto que no le había
gustado el Granada y que en años anteriores había dado mejor imagen). Por su
parte, el míster Platko, continúa doliéndose el periodista granadino-asturiano,
quiso tomarle el pelo –dice- y al preguntarle por el once que jugaría al día
siguiente le contestó con una alineación que en nada se parecía a la que tenía
en mente, una alineación formada por Casafont, Euskalduna y otros que ni
siquiera habían viajado con el equipo. La descortesía del míster Platko molestó
al gremio de la prensa asturiana, que se lo recriminó en una nota oficial.
En
Oviedo, frente a otro rival directo, se cortó la buena racha del Granada y
salimos derrotados 2-0 en un partido sin demasiada historia en el que defensa y
media sobresalieron, no así la delantera. A pesar de la derrota siguió el
Granada ocupando el noveno puesto de la tabla (posición que ocupará ya
ininterrumpidamente hasta la antepenúltima jornada) y su distancia de tres
puntos sobre el descenso directo.
Cuando partía
el equipo de la estación ovetense fue a despedirlo el ex granadinista
Bachiller, enrolado en el Gijón, de segunda, donde parece que no le iban
demasiado bien las cosas. También estuvo en esa despedida el plumilla Crovetto,
quedando olvidado con un apretón de manos el contencioso que con Conde existía.
Antonio Conde Aja |
Fontana por Pizarro
En enero de
1944 hay relevo en el Gobierno Civil y Jefatura Provincial del Movimiento de
Granada. El camarada Fontana Tarrats
sustituye al camarada Pizarro Cenjor.
Presencia el acto de toma de posesión en la casa de Falange el camarada Sancho Dávila.
Éste
último, el aristócrata Sancho Dávila, legitimista opositor de Hedilla, primo y pasante de José Antonio Primo de
Rivera, a quien aspiraba suceder, falangista del ala dura cuyo mayor “mérito”
era haber dirigido a las órdenes de Queipo de Llano las brutales campañas de
represión contra los desafectos al Movimiento en la retaguardia andaluza (y a quien
muchos años después el cantaor Miguel de Molina señaló como uno de sus
agresores en noviembre de 1939, por
maricón), recientemente había sido aparcado en el cargo de Delegado
Nacional de Provincias de la cosa de los 27 puntos (no precisamente de sutura),
en calidad del cual había viajado ex profeso desde Madrid para apadrinar el
acto de toma de posesión del nuevo gobernador civil. Sancho Dávila casi estaba
estrenando su nueva sinecura con la que el Movimiento le agradecía los
servicios prestados y al mismo tiempo lo apartaba de la política de primera
fila relegándolo a un cargo burocrático como el de delegado de Provincias de
FET de las JONS, lejos de la dirección y adoctrinamiento en los valores
falangistas que había venido ejerciendo en su cargo anterior de delegado de la
Organización Juvenil. Y es que los vientos que llegaban de Europa indicaban
claramente que la que parecía invencible Alemania iba a ser derrotada y
aniquilada en un corto plazo de tiempo, así que convenía al Régimen (es decir,
a Franco) ir descabezando de los primeros puestos a todos los que se habían
distinguido en sus furibundos amores hacia el Eje. En los años cincuenta
disfrutará Sancho Dávila de otra sinecura como la de presidente de la Real
Federación Española de Fútbol.
Sancho Dávila y Fontana Tarrats con Pizarro Cenjor saludando a la romana |
El muy alto
(1,90) José María Fontana Tarrats, de 32 años, catalán de Reus, iniciaba así su
mandato como primera autoridad provincial. Estamos ante uno de los gobernadores
civiles que más impronta dejaron en Granada. Su antecesor en el cargo, Pizarro
Cenjor, un militar, se había preocupado durante sus tres años de mandato casi
exclusivamente de la preservación del orden público y la lucha contra la
guerrilla, por el contrario, Fontana, licenciado en Derecho y experto
economista político, muy imbuido del
credo joseantoniano de primera hora,
enseguida se involucrará en los problemas sociales y económicos de la provincia
y así, de su paso por el palacete de Gran Vía también quedará huella en el ámbito
del deporte. A su gestión hay que agradecer gran parte del hecho de que al poco
tiempo de su llegada se dispusiera en Granada de unas modernas instalaciones
deportivas que ya venía demandando la ciudad, como fueron las del Estadio de la
Juventud. También sus gestiones dieron como resultado la realización de la
proyectada y siempre postergada prolongación del tranvía de la Sierra hasta el
Barranco de San Juan y la reconstrucción del albergue de la Sociedad Sierra
Nevada en los llanos de Otero, destrozado durante la Guerra Civil. Además, en
1945 sería nombrado presidente de honor del Granada CF, al que ayudó como
máxima autoridad provincial en momentos comprometidos para la continuidad del
club.
El nuevo
gobernador civil se alojará unos meses en el hotel Alhambra Palace, hasta que
en marzo de 1944 estén listas las reformas de la nueva sede del Gobierno Civil,
en el palacio de la Gran Vía que fue de los Müller, abandonando el caserón de
la calle Duquesa, que servirá para ampliar las instalaciones de la Universidad.
Rara avis con
camisa azul podríamos decir que fue Fontana. Era, antes que nada, un
intelectual, autor de innumerables artículos de prensa y de varios ensayos
políticos en los que exponía ciertas tesis que quizás puedan parecer chocantes
por venir de un falangista convencido, por ejemplo, su defensa del federalismo
como forma de organización del estado (¡¡¡en la españaunagrandelibre de
Franco!!!) y la conveniencia de una doble capitalidad Madrid-Barcelona, como
posibles soluciones al problema, siempre latente, del separatismo. Por
sorprendente que resulte, mantener estas tesis, lejos de causarle algún
problema le valieron el Premio Nacional de Literatura Francisco Franco en 1968.
Abel en tierra de Caín, Premio Nacional de Literatura Francisco Franco |
Cuando llegó a
Granada era muy joven y ninguno de sus ensayos había sido publicado todavía,
pero ya se había estrenado como articulista en Destino, revista
falangista de la que fue uno de sus fundadores en 1937, y en la prensa local de
Tarragona, y en nuestra tierra también cultivó su vena literaria con numerosos
artículos de opinión que firmaba con el seudónimo “Juan Darro” y que insertaban
los dos diarios granadinos. Lo que exponía en estos artículos, siempre muy
subidos de tono azul mahón («Justicia Social dentro del orden»), parece ser que
incomodaba a ciertos pesos pesados de la política y las instituciones locales,
léase alcalde y rector magnífico, que casi desde primera hora mantuvieron una
enemistad más o menos larvada con el nuevo gobernador civil. Eso unido a la
política reformista que Fontana intentó llevar a cabo en sus tres años y medio
granadinos (una política que propugnaba un cambio radical en las estructuras
económicas y sociales, atacando en su raíz aquello que lastraba la economía
provincial, incluida la estructura de la propiedad agraria) con el fin de sacar
a la provincia de Granada del estado de postración en que se hallaba en lo
económico, una política -la de Fontana- muy dentro de los cánones de la
ortodoxia nacionalsindicalista pero que chirriaba (por eso mismo, por
joseantoniana) en las mentalidades de las fuerzas vivas granatensis más
inmovilistas, que consideraban a Fontana
poco menos que un bolchevique.
Hasta junio de
1947 se le toleraron sus “cosas” y su independencia de carácter, que le hacía
aparecer más cercano del pueblo llano que de los poderes fácticos penibéticos.
En esa fecha fue destituido y después apartado de la política activa.
José María Fontana Tarrats |
Nueva calle en La Manigua
La calle Ángel
Ganivet, la primera que se abrió sobre los solares del desaparecido barrio chino o rojo de Granada
que fue la Manigua, ya se llamaba oficialmente así, Ganivet, aunque la mayoría
de la gente la conocía por calle Nueva.
Unos meses después de la apertura y bautizo de esta calle principal, a primeros
de 1944, empieza a perfilarse la segunda nueva calle del céntrico
emplazamiento, una calle en escalera y que conecta plaza del Carmen con
Ganivet. Se trata de la antigua calle Paso y Delgado, que antes del derribo de
la Manigua enlazaba la plaza del Carmen con la Acera del Casino y Puerta Real.
En la actualidad esta calle presenta la peculiaridad de tener dos nombres
oficiales, con sus dos placas de cerámica correspondientes, ambas enfrentadas:
en la esquina con la plaza del ayuntamiento, a la derecha, sobre la fachada de
lo que fue el Club Taurino, se lee Paso y Delgado, y a la izquierda, justo
enfrente, vemos otra placa, más moderna, donde se lee Escudo del Carmen.
La
noticia se inserta en la sección La Calle,
que con regularidad venía apareciendo sin firma en la última página de Ideal.
El reportero da cuenta del nacimiento de la nueva calle y al mismo tiempo carga
las tintas en lo que le parece muy oportuna reforma del corazón mismo de
Granada, aconsejando a los usuarios de la nueva vía que la desciendan
rápidamente hacia Ganivet, y más rápidos aún, por razones higiénicas, «…sin
mirar al frente y mucho menos a la izquierda, se lancen a Puerta Real…», y es
que los derribos han dejado a la vista cosas que antes estaban ocultas y que es
mejor no ver, «…se ha creado un foco pestilente-en todos los aspectos- en los
solares que antes recataban de la mirada pública las tapias erigidas para la
inauguración oficial de la nueva vía».
Maqueta de cómo quedará la antigua Manigua