Casafont, Millán, González, Sosa, Conde, Sierra, Marín, Trompi, Nicola, Leal y Aparicio, alineación titular del Granada en la primera parte de la liga 43-44 |
Ricardo Martín Campos se va
El empate a
dos ante el Coruña de la jornada siete 43-44 sentó fatal y provocó una gran
crisis en el Granada. Crisis deportiva al quedar el equipo 11º, a sólo un punto
de los puestos de descenso directo, y también crisis institucional que dejó al
club sin gobierno. Al terminar el partido frente al Coruña, con toda la
hinchada saliendo de Los Cármenes bufando sus desdichas tras ver cómo su equipo
no había sido capaz de conservar una ventaja de dos goles, entre la masa forofa
era perfectamente reconocible la oronda figura de Ricardo Martín Campos. El
gran cabreo de la multitud se tradujo inmediatamente en el grito generalizado
de ¡fuera! ¡fuera!, sin que faltaran los más exaltados -o más echaos p’alante- que insultaran
gravemente a los dirigentes rojiblancos. Dos días después, el presidente
Ricardo Martín Campos, secundado por toda su directiva, presentaba su dimisión
irrevocable.
Terminaba así la presencia al frente de los
destinos rojiblancos de alguien, Martín Campos, que merece un lugar preferente
en la historia del Granada CF, al que sirvió –abnegadamente, subraya Patria en
su despedida- desde distintos cargos como directivo y después como presidente,
desde 1932, casi desde el mismo momento de la fundación del club. Fue una salida por la puerta falsa de uno de los dirigentes rojiblancos
más importantes de toda su historia. Pero en realidad más que un adiós fue un
hasta luego ya que Martín Campos volverá a la presidencia menos de cuatro años
después, aunque en un Granada muy distinto.
Ricardo Martín Campos (con sombrero en la foto) no soportó los improperios forofísticos y dimitió |
Becerra Entrambasaguas
nuevo presidente
La inesperada
dimisión de Martín Campos no tardó en movilizar a distintos notables
granadinistas: Gabriel Morcillo, Pascual Lacal, Manuel Fernández de Prada,
Manuel Morales Souvirón, Manuel Pastor, Andrés Molina y Francisco Cabezas,
quienes, convocados por el delegado en Granada de la Federación Sur, integraron
una comisión de donde debería salir una nueva directiva y poner fin así a la
crisis. Pero ni consiguieron llegar a acuerdo alguno ni nadie de entre ellos se
animó a dar el paso y ponerse al frente del club, más que nada porque acababa
de conocerse que la deuda acumulada por el Granada CF iba ya por las 400.000
ptas. del ala, una muy importante y preocupante losa para la época.
En vista de que no había nadie que quisiera el sillón, el
presidente de la Federación Sur, Antonio Calderón, intentó sin éxito convencer
a Martín Campos para que se volviese atrás de su decisión, y al no conseguirlo
nombró una nueva comisión, integrada por los dimitidos: vicepresidente, Antonio
Becerra de Entrambasaguas, y directivo, Manuel Morales Souvirón, y también por
el delegado en Granada de la Federación Sur, José Antelo Llamas.
Pocos días
después, tras tantear esa segunda comisión a distintos potenciales candidatos y
como ninguno estuviera dispuesto a hacerse cargo del club, el Granada tuvo
nuevo presidente por el sistema de nombrarlo a dedo la Federación Sur, y éste
no fue otro que el que había venido encabezando la segunda de las comisiones formadas
para poner fin a la crisis: Becerra es el designado y éste acepta (no era fácil
excusarse en aquellos años de lo que dispusiera la autoridad, fuera ésta del
tipo que fuera), pero siempre pareció que esa aceptación la hacía sin mucho
convencimiento y a regañadientes. A primeros de diciembre quedaba formada la
directiva, en la que la vicepresidencia pasó a ocuparla Juan Diego Pérez de
Haro y la secretaría general Francisco García Sánchez (el popular “Indalecio”).
Varios de los componentes de la directiva dimitida permanecieron en la nueva,
como es el caso de alguien con cierto protagonismo en la tragedia lorquiana,
José “Pepiniqui” Rosales Camacho, que continuó como vocal. El primer acuerdo
adoptado por la directiva entrante, a propuesta de Becerra Entrambasaguas, fue
nombrar a Ricardo Martín Campos presidente de honor del Granada CF.
La flamante
directiva entró con aire renovador y con ganas de poner en práctica medidas que
sirvieran de fuente de financiación ajena a lo estrictamente deportivo, como
darle uso a la explanada de acceso a vestuarios de Los Cármenes. A iniciativa
de Becerra se elaboró un proyecto de
construcción de dos bloques de cuatro plantas con doce viviendas cada uno para
alquilarlas preferentemente a los jugadores granadinistas y personal del club.
En medio iría una piscina cubierta rodeada de jardines y un restaurante, y
también se terminaría la tribuna, a medio hacer desde el mismo día del estreno
del estadio. En la misma reunión de la junta directiva se acordó también
solicitar de la compañía de tranvías que se construyera una nueva línea con
parada en Los Cármenes ya que la más cercana quedaba en la Caleta. Buenas
intenciones eran, desde luego, pero lo cierto es que nunca más se volvió a
hablar de estas cuestiones.
Antonio Becerra de Entrambasaguas, presidente del GCF desde diciembre de 1943 |
El Sevilla otra vez
La siguiente
jornada, ya la octava, jugada el 21 de noviembre, fue una nueva derrota, 4-1 en
el campo del Sevilla. Los Granada-Sevilla (y viceversa) venían siendo desde dos
temporadas atrás algo así como una especie de avisperos balompédicos
caracterizados por el pobre juego ofrecido por sevillistas y rojiblancos y en
los que lo más destacable era siempre la cantidad de estacazos que se sacudían
unos y otros, tanto dentro del terreno de juego como en las gradas y en las
inmediaciones de los estadios, con pedreas y copiosa lluvia de otros objetos
como acompañamiento. Este choque de la 43-44 en Nervión fue del mismo corte,
también en esta ocasión saltaron chispas entre granadinos y sevillanos y según
las crónicas hubo poca calidad de juego y mucha violencia, y como resultado,
Nicola fue expulsado y sancionado cuatro partidos sin jugar por patear a un
contrario, y Millán, Aparicio, Trompi y Sosa resultaron lesionados y muy
mermados en sus facultades y, como remate, varias lunas del ómnibus rojiblanco
quedaron hechas añicos. Una vez más el equipo ofreció una buena primera parte,
a cuyo final llegó con empate a un tanto, para en la segunda, jugada entera con
sólo diez (y a ratos con sólo nueve ya que Sosa necesitaba asistencia),
desmoronarse y ser ampliamente goleado. La derrota supuso también pasar a ocupar el penúltimo puesto de la
clasificación, 13º, sólo por encima del Celta, y entrar en zona de descenso
directo.
La gran figura
del partido en Nervión fue el portero Casafont. Era el único aprovechable del lote de cuatro que vinieron del Europa a
principios de temporada y también era el único que quedaba del susodicho lote,
porque a estas alturas de temporada los otros tres ya se habían vuelto por
donde vinieron. Desde la primera jornada se había hecho con la titularidad,
relegando al banquillo a Floro y a Martí, aunque éste, después de llevar ya
tres temporadas en Granada, seguía siendo prácticamente un desconocido para la
afición. Las crónicas sevillanas, a pesar de los cuatro goles encajados, alaban
su estilo y seguridad y dicen de él que fue de largo el mejor portero que había
pasado por Sevilla esta temporada. Incluso se rumoreó el inminente fichaje por
los blancos de este portero catalán.
El guardameta Casafont en el campo del Sevilla acosado por tres contrarios. Fue el mejor a pesar de encajar cuatro goles
Ficha Ramos
Jugadas las ocho primeras jornadas, el Granada
sólo había ganado un partido, el primero del calendario, y era vicecolista, en
puesto de descenso directo. Encima, nuevamente estaba en cuadro para viajar a
San Sebastián a disputar la jornada nueve: Mas y Melito, hombres muy
importantes en esta plantilla, llevaban lesionados desde pretemporada y todavía
les quedaban meses para poder volver a contar con ellos; además, de la batalla
de Sevilla vino Sosa lesionado y Nicola sancionado; para colmo, Sierra estaba
enfermo, Safont se lesionó a última hora y también Aparicio, aunque éste pudo
jugar pero mermado. Así, con una alineación de circunstancias en la que Marín
ocupó el puesto de nueve, en el campo de Atocha sufrió el Granada una nueva
derrota, 3-0, en un pésimo partido de los rojiblancos.
Ante la
evidencia de que los fichajes para esta temporada no daban la talla y ante este
panorama de lesiones y sanciones, urgía buscar nuevos futbolistas, así que a
caballo de noviembre y diciembre se suceden los rumores de fichajes y vienen a
Granada varios futbolistas para ser probados. El preferido y por el que más
fuerte se apostó era el stuka
Torróntegui, ya muy veterano y que acababa de retirarse, pero tras largas
gestiones no vino alegando que no quería descuidar sus negocios en Sevilla.
También estuvo a prueba el malagueño Segura, medio centro ya veterano que lo
mejor de su carrera la había desarrollado en el Sevilla de antes de la guerra y
que ya había sido probado por lo menos tres veces por nuestro equipo (la
primera en 1933) sin llegar nunca a fichar, e incluso había actuado de
rojiblanco en un amistoso la temporada anterior. Muy interesante hubiera sido
incorporar al medio izquierdo Ortega, de 21 años, del Sans, al que ya se
conocía desde la pretemporada catalana del Granada, natural de Lopera (Jaén),
que no fichó aunque gustó bastante en sus partidos de prueba y que desde la
temporada siguiente fue titular muchos años en el Valladolid y en el Oviedo,
siempre en primera. Tampoco, desafortunadamente, se hizo caso a Cholín, de paso
por Granada en viaje de novios, que recomendó el fichaje de Rafael Escudero,
joven delantero del Indauchu que se fue al At. Bilbao haciéndole dos goles al
Celta en su partido de debut. Casi fichado estuvo el delantero marroquí del
Ceuta Melul, quien después de estar cerrado el acuerdo para su incorporación se
volvió a su club de procedencia, aunque a finales de temporada sí que fichará
por el Granada y será utilizado sólo en tres partidos de Copa. Seguramente la
situación de provisionalidad derivada del interregno entre la dimisión de
Martín Campos y la incorporación de la nueva directiva frustró la incorporación
de algunos de estos valores que sin duda hubieran mejorado la plantilla.
Finalmente el único que fichó fue Ramos, un
medio que venía del Málaga y antes del Zaragoza y que ya había actuado a prueba
en pretemporada, en los amistosos frente al Betis. Este Ramos jugó bastante
esta temporada y dio algunas de cal y muchas de arena. Al mismo tiempo el defensa
Camoto, fichado la temporada anterior y que sólo se alineó de rojiblanco en un
único partido, obtuvo la libertad y a
continuación se enroló en el Málaga, de Tercera División, pero tuvo la mala
suerte de fracturarse una pierna en el partido de su debut y ahí se acabó su
carrera futbolística.
El medio Ramos, fichaje de mitad de temporada |
Adiós a la WM
Muy mal
pintaban las cosas a principios de diciembre de 1943 en el Granada, cuando se
habían disputado nueve jornadas, clasificado penúltimo, casi sin futbolistas ni
directivos y esperando la visita del At. Aviación, que seguía siendo dirigido
por Ricardo Zamora y que después de un año malo -el anterior- volvía esta
temporada por sus fueros y aspiraba a todo.
En
vísperas de la visita del Aviación los diarios granadinos dan la noticia de que
el Granada abandonará frente a los atléticos su táctica defensiva. El flamante presidente Becerra, haciéndose eco
de lo que quieren los aficionados –dice la noticia-, se ha dirigido al míster
Platko para que el equipo abandone la táctica que venía utilizando ya que no se
cuenta con jugadores capaces para su desarrollo, informan Patria e Ideal.
Platko no ha puesto ninguna pega y ha respondido en sentido afirmativo, así que
a partir de ahora se volverá al juego que era característico del Granada. Así
acababa el fugaz y pionero intento de modernización que el míster Platko quiso
introducir en el fútbol español. Y es que los resultados mandan y en esos
momentos nadie daba una perra gorda por la continuidad del equipo rojiblanco en
Primera utilizando esa táctica u otra cualquiera.
Vistiendo
por única vez en toda su historia camisetas amarillas (hay otra ocasión en que
el Granada ha vestido ese color, en el campo del Alcalá de Guadaira, en la
temporada 2006-07, pero se trataba de una equipación prestada por el cuadro
local) y pese al abandono dela WM, el partido frente al At. Aviación fue una
nueva derrota, 2-3, pero el Granada, en el que debutaba el último fichaje, el
medio Ramos, ofreció una imagen muy mejorada, sobre todo en el aspecto anímico,
y derrochó pundonor, pero finalmente no pudo puntuar aunque las crónicas dejan
claro que mereció al menos el empate y sólo le faltó suerte. Quizás influyera
en la mayor entrega rojiblanca el hecho de que Becerra acababa de aumentar el
sueldo a los futbolistas.
El míster Esteban Platko quiso innovar en el fútbol español pero tuvo que dar marcha atrás
Campo de concentración para forofos
Que los
cuarenta fueron unos años muy autoritarios en España, no hace falta jurarlo. Y
si no vean la nota que la Dirección General de Seguridad dio a conocer a
primeros de noviembre, según la cual, en los campos de fútbol se ha observado
entre los asistentes un inusitado aumento de expresiones soeces y
manifestaciones que exceden de los términos correctos con que una persona
medianamente educada exterioriza la emoción que el juego le provoca, y se está
llegando a extremos que la autoridad debe reprimir en cumplimiento estricto de
un deber de policía de costumbres; en consecuencia «…los agentes de seguridad
procederán sin contemplaciones a la detención de quienes se excedan realizando
cualquier agresión de palabra u obra, dando cuenta urgente a esta Dirección de
los pormenores del hecho para que, con
criterio uniforme para toda España, se gradúe el tiempo del internamiento del
causante en un campo de concentración donde, en ambiente de disciplina y
trabajo, tendrá tiempo y oportunidad de meditar sobre el respeto que a sí mismo
se debe y el que ha de exigírsele guarde a los demás…». Quizás muchos actuales
aficionados al fútbol podrían estar de acuerdo con alguna de estas drásticas medidas
ante las “hazañas” de los hooligans nacionales e internacionales que casi a
diario vemos.
Con fecha 9 de
diciembre el Gobierno Civil de Granada, casi calcando los mismos términos en
que estaba redactada la nota de la Dirección General de Seguridad, pero
restringiéndolo al ámbito provincial, daba a conocer a su vez una nota
amenazando también con campo de concentración y trabajos forzados para los
díscolos que en Los Cármenes se excedan de palabra u obra con los árbitros, los
contrarios o cualquier persona, para que tengan tiempo de meditar y prescindan
de «apasionamientos impropios de una sociedad culta».
Campo de concentración nacionalsindicalista en Miranda de Ebro |
La pertinaz sequía
A los
padecimientos que provocaba la escasez de todo lo más necesario y sus secuelas
en forma de hambre, enfermedades, miseria y mil penurias más de todo tipo que
ya venía sufriendo la población granadina como la de toda España, venían a
sumarse en el otoño de 1943 nuevas congojas. La pertinaz sequía, dice la Mengemor, ha dejado los embalses bajo
mínimos y no se puede producir la suficiente energía eléctrica, así que se
anuncian nuevas y más drásticas restricciones en el suministro. Y es que los
años cuarenta, sobre todo los primeros de la década, además de famélicos y
carpantosos (perdóneseme el palabro), también fueron especialmente secos.
Posiblemente se trate de los años con menos precipitaciones de todo el siglo
XX, al menos desde que hay registros.
¿Qué
podían hacer las autoridades de la Granada nacional-católica para remediar la
situación? Poco, desde luego, pero lo que sí estaba en su mano era organizar
rogativas públicas para impetrar del cielo el líquido elemento, a ver si por la
vía del milagro se conseguía lo que naturaleza persistentemente negaba. Así, en
nota publicada en primera página de los diarios y que firma el arzobispo Agustín,
se movilizó a las fuerzas vivas para que el 18 de noviembre asistieran a la
salida extraordinaria de la Virgen de las Angustias, desde su basílica hasta la
Catedral, instando al mismo tiempo a todas las parroquias de la provincia a
hacer lo propio con sus santos patrones. El día señalado tuvo lugar la
procesión, a la que asistieron el alcalde Gallego Burín y el gobernador civil
Pizarro Cenjor y todas las demás autoridades locales, además del arzobispo
Parrado y el obispo auxiliar Hurtado, más representaciones de todos los templos
y cofradías locales. Y tras una semana de rezos y ruegos en la Catedral
(octavario le dicen), se organizó la misma procesión pero ahora en sentido
inverso, de plaza de las Pasiegas a la Carrera.
La Compañía Mengemor era la principal productora y distribuidora de electricidad en los años cuarenta |
En ambas
procesiones de ida y vuelta salió a las calles granadinas la Patrona, pero no
iba sola, le acompañaban también las imágenes de San Cecilio, San Miguel y San
Juan de Dios. Un póquer divino y muy penibético ante el que las alturas no
tuvieron más remedio que rendirse y así, ¡por fin!, el 3 de diciembre (el mismo
día que sir Samuel Hoare, embajador británico en España, llegaba a Granada en
visita turística, de paso para Gibraltar), se abrieron los cielos y cayó sobre
Granada una lluvia fina que duró toda la tarde y noche. Nada cuentan las
crónicas acerca de si los asistentes a tan magnas procesiones de rogativa acudieron
imbuidos de mucha o poca fe (y provistos de paraguas, claro), pero tan parco
chubasco apenas dio para mojar las aceras y la sequía siguió siendo cada vez
más pertinaz al menos unos cuantos meses, por lo que la compañía Mendoza-González Echarte-Moreno (“Mengemor”,
un precedente de Sevillana y Endesa) llevó a cabo las restricciones en el
suministro eléctrico con que venía largamente amenazando en anuncios en la
prensa local:
Se
dará suministro de corriente continua solamente de 14 a 18 horas cada día; los
escaparates de los comercios de Reyes Católicos, Gran Vía, Navas, plaza del
Carmen, Zacatín y Mesones no deben de lucir a más de 100 vatios, y a 40 los de
las demás calles granadinas; quedará en suspenso todo el alumbrado de anuncio;
se suprimirá el 50 por ciento del alumbrado de bares y cafés, advirtiendo de la
posibilidad de suspensión total del suministro si no se cumple esta
disposición; se reducirá en un 50 por ciento el alumbrado público; el voltaje
se reducirá en un 10 por ciento desde las 18 hasta las 24 horas; las industrias
dispondrán de suministro sólo entre las 9 y las 18 horas; queda dividida la
ciudad en seis zonas, y en cada una de ellas se suspenderá por completo el
suministro un día a la semana desde las 7 hasta las 18 horas, restableciéndose
a partir de esa hora sólo para alumbrado público; los cines y teatros tendrán
que cerrar a las 21,15 y los bares y cafeterías a las 24, excepto los sábados y
domingos; además, en cada domicilio particular habrá obligatoriamente que
consumir en noviembre una cuarta parte menos de lo consumido en octubre, de lo
contrario habrá corte total… Y más limitaciones del mismo jaez que vinieron a
empeorar las ya precarias condiciones de vida del pueblo granadino y a
convertir en impenetrables y tenebrosas las heladas noches de Granada a
mediados de noviembre y por todo un especialmente gélido invierno como fue el
de 1943-44.
Rogativas para pedir al cielo el fin de la pertinaz sequía
Ejecuciones
Casi
simultáneamente a la celebración de las rogativas para impetrar del firmamento
la ansiada lluvia, en la prisión provincial moría agarrotado “el antequerano”,
alias de Marcos Chicón Agradano, natural y vecino de Villanueva de la
Concepción, provincia de Málaga, de apenas veinte años, autor de secuestros y
atracos por la zona de Loja y cuyo hecho más sonado fue el asalto a la Alsina
Granada-Málaga. El mismo día corrió la misma suerte Antonio García Ramos,
natural de Alcalá la Real y vecino de Íllora, cuyo delito era servir de enlace
con los huidos en la sierra, dice la escueta nota de Ideal. Dos semanas después
corría la misma suerte Pedro Expósito Fernández, de alias “Isidoro”, de
Güéjar-Sierra, también acusado de diversos delitos de secuestro y atraco a mano
armada. Los tres habían sido detenidos por la Guardia Civil en octubre, en
diversas acciones en las que varios compañeros de los penados habían resultado
muertos.
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