Victoriano Santos, Maside y Trompi |
Nada más
terminado el campeonato regional andaluz a mediados de noviembre de 1939 y ante
los malos resultados obtenidos, el presidente Ricardo Martín Campos y el
secretario Francisco Cristiá se van a Madrid en busca de futbolistas que
ofrezcan garantías para encarar la liga de Segunda División cuyo comienzo es
inminente. Gracias a las buenas entradas registradas en el Regional, hay cierta
liquidez que se piensa invertir en jugadores y un nuevo entrenador que
sustituya a Bombillar. Fruto de sus gestiones, en poco más de una semana fichan
por el Recreativo Valderrama como entrenador más los futbolistas Victoriano
Santos, Maside y Trompi.
El
nuevo míster, Manolo Valderrama, entrenador hasta ese momento del
Ferroviaria de Madrid, ya era conocido por la hinchada pues formó parte
como jugador del Recreativo de la 32-33 y dejó un magnífico recuerdo a la vez
que por su mediación vinieron a Granada determinados futbolistas que dieron
buen rendimiento. Victoriano Santos por su parte era también de sobra conocido
por su larguísima carrera en las filas del At. Madrid, en el que formó en la
famosa media colchonera conocida en su época como “los Tres Mosqueteros”
(Santos, Ordóñez, Arteaga); aunque era ya muy veterano dio un buen rendimiento
y además se quedó un año más como entrenador, cabiéndole el gran honor de ser
el míster del primer ascenso a Primera granadinista, en 1941. Los otros dos,
Maside y Trompi, ambos del Ferroviaria, recomendados directamente por
Valderrama, eran bastante más jóvenes y menos conocidos pero su rendimiento fue
también notable, y en el caso del segundo, Trompi, se puede hablar de
sobresaliente por ésta y las siguientes diez temporadas.
De rojiblanco.
El Recreativo lució
como primera equipación deportiva durante todo el campeonato andaluz las
camisetas azul claro con cuello blanco y pantalón también blanco, que fue la
que más había usado las dos últimas temporadas antes de la guerra. Como segunda
equipación vistió totalmente de blanco (excepto las medias), como podemos verlo
en muchas fotos de la 35-36. Realmente se puede decir que desde la fundación
del club en 1931, el recreativismo no tenía demasiado claro cuáles eran los
colores del equipo de sus amores. El uniforme oficial seguía siendo desde 1933
el azul y el blanco a rayas, pero esos colores, que fueron los del Recreativo
Español de los Amigo, los había lucido el Recreativo Granada sólo en su primer
año de vida.
Ambas
equipaciones de antes de la guerra, la azul claro y la blanca, se encontraban a
estas alturas de 1939 en un estado de notable deterioro, y así un grupo de
socios por su cuenta inició una colecta nada más terminar el Regional para
regalar al club una equipación completa, pero querían estos aficionados que se
compusiera de camiseta roja con cuello blanco, pantalón azul y medias negras
con vuelta blanca, es decir, los mismos colores del Recreativo de la 1933-34,
cuando Escartín lo llamó el Once Fantasma,
sin duda porque este grupo de hinchas pensaba que con esa indumentaria le había
ido bien al equipo.
La cuestión
quedará pronto zanjada porque dentro de muy poco la camiseta rojiblanca será ya
la definitiva. De Madrid, además de los importantes fichajes de Santos, Maside
y Trompi, Martín Campos y Cristiá se trajeron también unas bonitas equipaciones
rojiblancas con que uniformar a la muchachada recreativista. Para la historia
ha quedado que fue un motivo tan prosaico como la escasez propia de la primera
posguerra lo que determinó que sólo se encontraran camisetas rojiblancas a
rayas verticales, y fue esa escasez lo que decidió a fin de cuentas que este
club haya vestido de rojiblanco durante más de setenta años de su ya
octogenaria existencia. No obstante, no se trataba de un estreno porque los
colores rojiblancos ya los había lucido el Recreativo en una fecha tan temprana
como la temporada 1932-33, y en años posteriores fueron distintos los colores
que vistió (rojo, blanco, celeste). Las camisetas rojiblancas fueron del agrado
de todos y como los resultados deportivos acompañaron desde el principio, a
pesar de seguir siendo blanquiazules los colores oficiales, rojiblanco fue ya a
partir de diciembre de 1939 nuestro equipo. Y así hasta la fecha.
El rey mago Gaspar Rubio, fichaje bomba |
Gaspar Rubio.
Antes de
empezar la liga hay “fichaje bomba”, nada menos que el mago Gaspar Rubio, toda una leyenda viviente del balompié
nacional, delantero internacional y considerado en su tiempo –finales de la
década de los 20- como el mejor 9 español. Acababa de recibir la carta de
libertad del Real Madrid y venía ya muy veterano, por eso en estos primeros
momentos algunos se preguntaban si el Rubio que verían sería el “rey mago” de sus mejores tiempos o se parecería
más al “rey del astrágalo”, su segundo
apodo, éste de connotaciones negativas pues hacía mención a su otra
personalidad, acomodaticia e indolente. En cualquier caso, fue un gran acierto
su fichaje. Jugó todos los partidos y fue pieza clave en el ataque
recreativista, erigiéndose en cerebro y líder de un Recreativo que en la liga a
punto de empezar sólo perdió un partido y nada más que un punto lo separó de la
liguilla de ascenso a primera.
Y más fichajes.
Una vez
iniciada la liga siguieron viniendo más jugadores. El primero es otro recreativista
de antes de la guerra, el canario Luis Sosa, o Sosa I, que había tenido que
dejar nuestro equipo y nuestra ciudad a mediados de la 35-36 por motivos
familiares, se dijo entonces. A los pocos días llega el extremo Navarro, que
apenas va a jugar dos partidos. Y poco después se incorpora otro futbolista
llamado a inscribir para siempre su nombre en la mejor historia granadinista,
Florentino Buey Portillo, Floro para el fútbol. Así, en la jornada cuatro,
Recreativo 4 Tánger 1, jugado el día de Nochebuena de 1939, la alineación de
nuestro equipo empieza por primera vez con el recitativo Floro, Millán,
González, todo un clásico que va a encabezar los onces granadinistas de
prácticamente entera la década de los cuarenta, aunque en esta temporada sólo
se repitió en cuatro ocasiones más. Y es que González no acababa de hacerse con
la titularidad indiscutible e incluso todavía incorporó el Recreativo a
mediados de temporada a otro defensa más con el que tendrá que competir para
hacerse con el puesto de defensa izquierdo, otro veterano, Doménech, que sólo
jugará cinco partidos.
El Recreativo
que empezó el campeonato regional andaluz, casi por entero formado por
granadinos, apenas tres meses después ya en casi nada se parece al que está a punto
de afrontar una nueva temporada en Segunda División pues son sólo unos cuantos
los jugadores que van a continuar.
Patria.
En tiempos de la República existían en Granada
cuatro diarios. De los cuatro sólo uno consiguió sobrevivir al conflicto, el
muy católico y conservador Ideal, y
de los otros tres, El Defensor de Granada
fue clausurado por los golpistas nada más hacerse con el poder en la ciudad, y Noticiero Granadino y La Publicidad sucumbieron de muerte
natural durante la guerra.
Utilizando
las instalaciones y maquinarias del último, La Publicidad, y bajo titularidad
pública, nació durante la contienda un nuevo diario granadino, Patria, cabecera
que ya existía cuando la República como órgano de la Falange granadina, pero
tenía entonces una escasísima tirada y periodicidad semanal. Tras unos meses
sin publicarse, a partir de octubre de 1939 estrenará nuevas instalaciones y
local, en la calle Oficios, transformándose en un diario moderno que incluye
abundante información gráfica, con generosa cobertura de los avatares del
Recreativo.
Presidente, directiva y plantilla del Recreativo de visita en los talleres del diario Patria |
Rámper en Granada.
En el teatro
Cervantes y como espectáculo de variedades se presentó en noviembre de 1939, a
doble función, el gran caricato de anteguerra que respondía al nombre de Ramper (Ramón Álvarez Escudero), al
precio de 4,95 en patio de butacas, 2 pesetas anfiteatro y 1 peseta en
gallinero. De auténtico acontecimiento ciudadano hay que calificar la presencia
en Granada del muy popular Ramper, por la gran expectación que levantó. Era
este personaje muy conocido en toda España como humorista y malabarista desde la
década de los veinte (“¡Hagan corro, señores! ¡Hagan corro para ver al hombre de goma, que se
retuerce aunque no coma! ¡El hombre bisagra, al que se le doblan las magras!…”)
y a él se atribuían, no siempre con fundamento, determinados dichos y
chascarrillos que circulaban de boca en boca y todo el mundo conocía y repetía.
La
Guerra Civil la pasó Ramper entera en Madrid (dicen que actuando gratis para el
Socorro Rojo), y en ese tiempo se cuenta que popularizó una parodia que
representaba a diario en los teatros de la capital, cercada por los ejércitos
facciosos, en la que aparecía como vendedor ambulante con un saco al hombro y
pregonando “serrín de Madrid”, así como otra parodia en la que aparecía llevando
distintos cuadros con retratos de dirigentes políticos de la República y en la
que dejaba caer la frase “a estos hay que colgarlos”. También se decía que era
el inventor de los chistes de posguerra que circulaban sobre Azaña y Negrín. No
sabemos si éstas y otras cosas atribuidas al ingenio de Rámper ocurrieron tal
como las cuentan o si todo fue puro invento, pero lo cierto es que una vez
terminada la guerra fue respetado por los vencedores y no sufrió persecución
política ni depuración, y continuó con su profesión de humorista bastantes años
más.
Pero se ve que
a finales de 1939 su tiempo ya había pasado o que el régimen instaurado al
terminar la Guerra Civil ya no favorecía su triunfo como caricato especializado
en el chascarrillo político, porque a ver quién era el guapo que se atrevía a
hacer chistes en público sobre los mandamases de la España de Franco. Así, la
enorme expectación que su visita a Granada había levantado no se correspondió
con lo que se pudo ver, y las reseñas del espectáculo que leemos en los diarios
granadinos no le fueron favorables.
En Ideal, en
el comentario que firma R. B. se lee que la Orquesta Chova es muy buena, y que
también gustaron mucho los números coreográficos de Roy-Ricard, Moritz y las
hermanas Pearry, y las canciones de Elisa de Lanca y Conchita Muñoz, pero que a
pesar de que en sus dos pases el teatro estuvo abarrotado, el personal salió
algo decepcionado con el plato fuerte, la actuación del propio Rámper, y echó
de menos «…algunas anécdotas
de su permanencia en la anti-España»,
por el contrario, la mayor parte de su espectáculo consistió en cosas ya de
sobras conocidas que –por eso mismo- no hicieron tanta gracia como antes.
El popularísimo Rámper |