EL ONCE FANTASMA

Pedro Escartín bautizó al Granada CF (el Recreativo Granada) con el apodo de "Once Fantasma" cuando este club era un recién llegado a la competición pero ya andaba codeándose con equipos de solera y aspiraba a lo máximo.
En este libro se narran las vicisitudes por las que atravesó el Recreativo en sus cinco primeros años de existencia y también se recogen los sucedidos ciudadanos más impactantes de aquella época revuelta que fue la de la II República.
En la foto de cabecera se ve al Recreativo que se enfrentó al Gimnástico de Valencia en el campo madrileño de El Parral, 21 de febrero de 1934. De pie: Sosa, Tomé, Calderón, Luque, Itarte, Carrera, Victorio y Tabales; agachados: Gomar, Morales y Herranz.
Para adquirir un ejemplar firmado y dedicado por el autor (20 €), dirigirse a
jlramostorres@gmail.com


Historia del Granada CF



sábado, 27 de febrero de 2016

UN RECREATIVO DISTINTO Y ROJIBLANCO

 
Victoriano Santos, Maside y Trompi

Nada más terminado el campeonato regional andaluz a mediados de noviembre de 1939 y ante los malos resultados obtenidos, el presidente Ricardo Martín Campos y el secretario Francisco Cristiá se van a Madrid en busca de futbolistas que ofrezcan garantías para encarar la liga de Segunda División cuyo comienzo es inminente. Gracias a las buenas entradas registradas en el Regional, hay cierta liquidez que se piensa invertir en jugadores y un nuevo entrenador que sustituya a Bombillar. Fruto de sus gestiones, en poco más de una semana fichan por el Recreativo Valderrama como entrenador más los futbolistas Victoriano Santos, Maside y Trompi.           
                El nuevo míster, Manolo Valderrama, entrenador hasta ese momento del Ferroviaria  de Madrid, ya era  conocido por la hinchada pues formó parte como jugador del Recreativo de la 32-33 y dejó un magnífico recuerdo a la vez que por su mediación vinieron a Granada determinados futbolistas que dieron buen rendimiento. Victoriano Santos por su parte era también de sobra conocido por su larguísima carrera en las filas del At. Madrid, en el que formó en la famosa media colchonera conocida en su época como “los Tres Mosqueteros” (Santos, Ordóñez, Arteaga); aunque era ya muy veterano dio un buen rendimiento y además se quedó un año más como entrenador, cabiéndole el gran honor de ser el míster del primer ascenso a Primera granadinista, en 1941. Los otros dos, Maside y Trompi, ambos del Ferroviaria, recomendados directamente por Valderrama, eran bastante más jóvenes y menos conocidos pero su rendimiento fue también notable, y en el caso del segundo, Trompi, se puede hablar de sobresaliente por ésta y las siguientes diez temporadas.



 
De rojiblanco.
El Recreativo lució como primera equipación deportiva durante todo el campeonato andaluz las camisetas azul claro con cuello blanco y pantalón también blanco, que fue la que más había usado las dos últimas temporadas antes de la guerra. Como segunda equipación vistió totalmente de blanco (excepto las medias), como podemos verlo en muchas fotos de la 35-36. Realmente se puede decir que desde la fundación del club en 1931, el recreativismo no tenía demasiado claro cuáles eran los colores del equipo de sus amores. El uniforme oficial seguía siendo desde 1933 el azul y el blanco a rayas, pero esos colores, que fueron los del Recreativo Español de los Amigo, los había lucido el Recreativo Granada sólo en su primer año de vida.
Ambas equipaciones de antes de la guerra, la azul claro y la blanca, se encontraban a estas alturas de 1939 en un estado de notable deterioro, y así un grupo de socios por su cuenta inició una colecta nada más terminar el Regional para regalar al club una equipación completa, pero querían estos aficionados que se compusiera de camiseta roja con cuello blanco, pantalón azul y medias negras con vuelta blanca, es decir, los mismos colores del Recreativo de la 1933-34, cuando Escartín lo llamó el Once Fantasma, sin duda porque este grupo de hinchas pensaba que con esa indumentaria le había ido bien al equipo.
La cuestión quedará pronto zanjada porque dentro de muy poco la camiseta rojiblanca será ya la definitiva. De Madrid, además de los importantes fichajes de Santos, Maside y Trompi, Martín Campos y Cristiá se trajeron también unas bonitas equipaciones rojiblancas con que uniformar a la muchachada recreativista. Para la historia ha quedado que fue un motivo tan prosaico como la escasez propia de la primera posguerra lo que determinó que sólo se encontraran camisetas rojiblancas a rayas verticales, y fue esa escasez lo que decidió a fin de cuentas que este club haya vestido de rojiblanco durante más de setenta años de su ya octogenaria existencia. No obstante, no se trataba de un estreno porque los colores rojiblancos ya los había lucido el Recreativo en una fecha tan temprana como la temporada 1932-33, y en años posteriores fueron distintos los colores que vistió (rojo, blanco, celeste). Las camisetas rojiblancas fueron del agrado de todos y como los resultados deportivos acompañaron desde el principio, a pesar de seguir siendo blanquiazules los colores oficiales, rojiblanco fue ya a partir de diciembre de 1939 nuestro equipo. Y así hasta la fecha.



El rey mago Gaspar Rubio, fichaje bomba



Gaspar Rubio.
Antes de empezar la liga hay “fichaje bomba”, nada menos que el mago Gaspar Rubio, toda una leyenda viviente del balompié nacional, delantero internacional y considerado en su tiempo –finales de la década de los 20- como el mejor 9 español. Acababa de recibir la carta de libertad del Real Madrid y venía ya muy veterano, por eso en estos primeros momentos algunos se preguntaban si el Rubio que verían sería el “rey mago” de sus mejores tiempos o se parecería más al “rey del astrágalo”, su segundo apodo, éste de connotaciones negativas pues hacía mención a su otra personalidad, acomodaticia e indolente. En cualquier caso, fue un gran acierto su fichaje. Jugó todos los partidos y fue pieza clave en el ataque recreativista, erigiéndose en cerebro y líder de un Recreativo que en la liga a punto de empezar sólo perdió un partido y nada más que un punto lo separó de la liguilla de ascenso a primera.    

Y más fichajes.
Una vez iniciada la liga siguieron viniendo más jugadores. El primero es otro recreativista de antes de la guerra, el canario Luis Sosa, o Sosa I, que había tenido que dejar nuestro equipo y nuestra ciudad a mediados de la 35-36 por motivos familiares, se dijo entonces. A los pocos días llega el extremo Navarro, que apenas va a jugar dos partidos. Y poco después se incorpora otro futbolista llamado a inscribir para siempre su nombre en la mejor historia granadinista, Florentino Buey Portillo, Floro para el fútbol. Así, en la jornada cuatro, Recreativo 4 Tánger 1, jugado el día de Nochebuena de 1939, la alineación de nuestro equipo empieza por primera vez con el recitativo Floro, Millán, González, todo un clásico que va a encabezar los onces granadinistas de prácticamente entera la década de los cuarenta, aunque en esta temporada sólo se repitió en cuatro ocasiones más. Y es que González no acababa de hacerse con la titularidad indiscutible e incluso todavía incorporó el Recreativo a mediados de temporada a otro defensa más con el que tendrá que competir para hacerse con el puesto de defensa izquierdo, otro veterano, Doménech, que sólo jugará cinco partidos.
El Recreativo que empezó el campeonato regional andaluz, casi por entero formado por granadinos, apenas tres meses después ya en casi nada se parece al que está a punto de afrontar una nueva temporada en Segunda División pues son sólo unos cuantos los jugadores  que van a continuar.






Patria.
 En tiempos de la República existían en Granada cuatro diarios. De los cuatro sólo uno consiguió sobrevivir al conflicto, el muy católico y conservador Ideal, y de los otros tres, El Defensor de Granada fue clausurado por los golpistas nada más hacerse con el poder en la ciudad, y Noticiero Granadino y La Publicidad sucumbieron de muerte natural durante la guerra.
                Utilizando las instalaciones y maquinarias del último, La Publicidad, y bajo titularidad pública, nació durante la contienda un nuevo diario granadino, Patria, cabecera que ya existía cuando la República como órgano de la Falange granadina, pero tenía entonces una escasísima tirada y periodicidad semanal. Tras unos meses sin publicarse, a partir de octubre de 1939 estrenará nuevas instalaciones y local, en la calle Oficios, transformándose en un diario moderno que incluye abundante información gráfica, con generosa cobertura de los avatares del Recreativo.   

      

Presidente, directiva y plantilla del Recreativo de visita en los talleres del diario Patria



Rámper en Granada.
En el teatro Cervantes y como espectáculo de variedades se presentó en noviembre de 1939, a doble función, el gran caricato de anteguerra que respondía al nombre de Ramper (Ramón Álvarez Escudero), al precio de 4,95 en patio de butacas, 2 pesetas anfiteatro y 1 peseta en gallinero. De auténtico acontecimiento ciudadano hay que calificar la presencia en Granada del muy popular Ramper, por la gran expectación que levantó. Era este personaje muy conocido en toda España como humorista y malabarista desde la década de los veinte (“¡Hagan corro, señores! ¡Hagan corro para ver al hombre de goma, que se retuerce aunque no coma! ¡El hombre bisagra, al que se le doblan las magras!…”) y a él se atribuían, no siempre con fundamento, determinados dichos y chascarrillos que circulaban de boca en boca y todo el mundo conocía y repetía.
                La Guerra Civil la pasó Ramper entera en Madrid (dicen que actuando gratis para el Socorro Rojo), y en ese tiempo se cuenta que popularizó una parodia que representaba a diario en los teatros de la capital, cercada por los ejércitos facciosos, en la que aparecía como vendedor ambulante con un saco al hombro y pregonando “serrín de Madrid”, así como otra parodia en la que aparecía llevando distintos cuadros con retratos de dirigentes políticos de la República y en la que dejaba caer la frase “a estos hay que colgarlos”. También se decía que era el inventor de los chistes de posguerra que circulaban sobre Azaña y Negrín. No sabemos si éstas y otras cosas atribuidas al ingenio de Rámper ocurrieron tal como las cuentan o si todo fue puro invento, pero lo cierto es que una vez terminada la guerra fue respetado por los vencedores y no sufrió persecución política ni depuración, y continuó con su profesión de humorista bastantes años más.                           
Pero se ve que a finales de 1939 su tiempo ya había pasado o que el régimen instaurado al terminar la Guerra Civil ya no favorecía su triunfo como caricato especializado en el chascarrillo político, porque a ver quién era el guapo que se atrevía a hacer chistes en público sobre los mandamases de la España de Franco. Así, la enorme expectación que su visita a Granada había levantado no se correspondió con lo que se pudo ver, y las reseñas del espectáculo que leemos en los diarios granadinos no le fueron favorables.
En Ideal, en el comentario que firma R. B. se lee que la Orquesta Chova es muy buena, y que también gustaron mucho los números coreográficos de Roy-Ricard, Moritz y las hermanas Pearry, y las canciones de Elisa de Lanca y Conchita Muñoz, pero que a pesar de que en sus dos pases el teatro estuvo abarrotado, el personal salió algo decepcionado con el plato fuerte, la actuación del propio Rámper, y echó de menos «…algunas anécdotas de su permanencia en la anti-España», por el contrario, la mayor parte de su espectáculo consistió en cosas ya de sobras conocidas que –por eso mismo- no hicieron tanta gracia como antes.

         

El popularísimo Rámper







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