Un invierno penibético de la primera posguerra tenía que ser algo verdaderamente duro para un quinto pobre trasplantado desde su Tenerife a
En su primera temporada, 39-40, Valderrama no le dio ni siquiera una oportunidad y sólo disputó partidos amistosos con el equipo reserva. Pero a partir de la siguiente se convierte Sosa en pilar fundamental del Granada en su puesto de lo que entonces se conocía como volante. Por la derecha o por la izquierda y a veces por el centro, se desenvolvía bastante bien junto a los que fueron sus primeros socios, Maside y Bonet, destacándose en una tarea que se ha denominado de muchas maneras distintas, según las tácticas y sistemas de cada época; una labor no tan lucida como otras pero muy necesaria en cualquier equipo, la de marcaje y recuperación de balones en la zona ancha y ser una primera barrera a las subidas contrarias. Su regularidad unida a una extraordinaria condición física lo convirtieron en inamovible en los esquemas de los sucesivos entrenadores que pasaron por el banquillo rojiblanco.
A partir de 1940 y hasta nada menos que 1951, es decir, más de una década rojiblanca, Sosa será un fijo en las alineaciones del Granada CF. Está en la alineación del primer ascenso a Primera y en la de las cuatro gloriosas temporadas que vinieron después, pero también está en el Granada de la segunda mitad de los cuarenta, que acertadamente conservó el bloque del ascenso y Primera y que en al menos dos ocasiones estuvo a punto de recuperar la categoría perdida.
El servicio militar le trajo a Granada y aquí se estableció, casándose con una paisana y convirtiéndose en técnico de los filiales una vez retirado del fútbol activo. Incluso abrió un bar en la placeta Sillería, cercana a Plaza Nueva, que no le fue bien. Su hijo Valentín Jorge Sánchez, nacido en Granada, Robi de nombre deportivo, siguió sus pasos en el fútbol profesional y jugó bastante en Primera con el Salamanca y el At. Madrid. Y sus hermanos Gabriel y Manuel también jugaron en Primera bastantes años, ambos eran conocidos por su primer apellido, Jorge, y jugaron, el primero en el Español (y sonó varias veces como posible fichaje del Granada) y el segundo en el At. Madrid.
A los noventa y dos años acaba de fallecer en su Tenerife natal y creo que no me equivoco si afirmo que con Sosa desaparece el último representante que quedaba del Granada del primer ascenso a máxima categoría.
Los datos que manejo dicen que Sosa jugó un total de 235 partidos oficiales en sus doce temporadas granadinistas, y que marcó 24 goles, porque, como sucedió con Millán, fue alineado de delantero con cierta frecuencia en alguna época de su larga carrera y según el responsable del banquillo. Datos ligeramente distintos he podido leer en las semblanzas que se han publicado tras su reciente muerte. Partido arriba partido abajo, lo cierto es que con Sosa se va toda una era granadinista.