De todos los que aparecen en la foto sólo puedo identificar al, a la sazón, presidente rojiblanco Ricardo Martín Campos, al que se aprecia casi en el extremo izquierdo (para el observador), parcialmente tapado y dirigiendo un saludo brazo en alto a la cámara que inmortaliza este momento de celebración y felicidad desde los escalones de la grada de General de Los Cármenes. Mientras, ajenas al jolgorio, las mulillas pasan el rodillo sobre un terreno en el que parece que no abunda la hierba.
Tampoco sabe uno ponerle una fecha exacta a este ágape ni un por qué. Puede tratarse de cualquier triunfo rojiblanco, como una victoria sobre el eterno rival boquerón, que por entonces solían celebrarse con zambras multitudinarias y otros saraos. En fin, podría tratarse de una simple celebración familiar.
Pero yo me inclinaría por decir que lo que se celebra es el ascenso a Primera. Y me atrevería a ponerle la fecha del miércoles 9 de abril de 1941. Se trataría así del primero de los muchos homenajes que tendrían lugar en este día histórico.
El larguísimo viaje por ferrocarril de la expedición granadinista (“equipiers”, técnico, delegado, masajista, más Zubeldía, de Patria, y Fernández de Burgos, de Ideal) había comenzado dos días antes en Castellón y había concluido en Córdoba a las siete de la mañana de este miércoles 9, para seguir en un moderno ómnibus que les trasladaría a Granada, con parada y agasajo en Cabra, Rute, Loja y finalmente Santa Fe, donde es de suponer se trasladarían los retratados nada más levantar los manteles. Y de ahí a Granada, haciendo su entrada en el Triunfo pasadas las tres de la tarde, para seguir con miles de granadinos encabezados por guardias de gala a caballo y por la banda municipal, hasta converger en la Plaza del Carmen y ser cumplimentados por las autoridades y saludar a la ciudadanía, concluyendo el acto con la interpretación por el tenor Julio Vidal del himno “Campeón”, acompañado por la banda y coreado masivamente por muchos miles de gargantas.
Después todos a almorzar. Y después les esperaba un acto de acción de gracias ante la Patrona. Finalmente una recepción con más agasajos en la redacción de Patria, en la calle Oficios, para acabar a las tantas molidos pero felices por la gran proeza conseguida tres días antes en La Plana.
Toda Granada era una fiesta, no vamos a decir que rojiblanca porque por entonces no existía eso que ahora se llama merchandising (si acaso algún banderín o alguna insignia llevaría alguien), y otros acontecimientos locales habían pasado a segundo plano, como la visita a nuestra ciudad del general Moscardó. Nadie hablaba esos días del paseo militar alemán en los Balcanes. El único tema de conversación era el campeón de campeones, el Granada, el Recreativo, que todavía muchos no se habían enterado del cambio de nombre.
El camarada Martín Campos (así lo nombra el diario Patria), de cuyo archivo personal procede esta foto, con su gran humanidad y campechanía, seguramente no se arredraría ante tanta bulla maratoniana, ni tampoco por el hecho de que al día siguiente, Jueves Santo, le esperaba una siempre agotadora procesión de Santa María de la Alhambra, como ferviente cofrade que era. Desde luego la ocasión merecía la pena. Por lo menos desde este día y hasta el sábado no tendría que preocuparse por su negocio, que como todos los cines y espectáculos quedaban cerrados por orden de la autoridad.
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