Birolín es un forofo
minúsculo, muy pequeño.
Sus piernas, de puro cortas,
apenas rozan el suelo.
Cuando agita sus bracillos
maldiciendo a los de negro
un guacharrillo parece,
desnidado y chaparriento
Todo es mini en Birolito,
todo menos su sombrero,
hecho de veinte cosechas
con sus siegas y barbechos.
Lleva el menda en la cabeza
un prontuario de improperios
de doce tomos, forrados
en fina piel de becerro.
Son enanas sus ideas,
pigmeo su entendimiento,
enorme su cabezón
y muy corto su pescuezo.
Por su boquita despacha
lagartijos y culebros,
gusarapos y batracios
para la nena y el neno.
Y por la noche rellena,
inspirado ante el espejo,
folios y folios de injurias,
con avinagrado ceño;
jeremíacos renglones
de pullas y de denuestos,.
y los manda a los diarios
por docenas y por cientos:
minúsculo, muy pequeño.
Sus piernas, de puro cortas,
apenas rozan el suelo.
Cuando agita sus bracillos
maldiciendo a los de negro
un guacharrillo parece,
desnidado y chaparriento
Todo es mini en Birolito,
todo menos su sombrero,
hecho de veinte cosechas
con sus siegas y barbechos.
Lleva el menda en la cabeza
un prontuario de improperios
de doce tomos, forrados
en fina piel de becerro.
Son enanas sus ideas,
pigmeo su entendimiento,
enorme su cabezón
y muy corto su pescuezo.
Por su boquita despacha
lagartijos y culebros,
gusarapos y batracios
para la nena y el neno.
Y por la noche rellena,
inspirado ante el espejo,
folios y folios de injurias,
con avinagrado ceño;
jeremíacos renglones
de pullas y de denuestos,.
y los manda a los diarios
por docenas y por cientos:
-El presidente que había,
el mejor en mucho tiempo
el más guapo y saleroso
y el de más grande talento
en vil campaña la prensa,
con un descaro tremendo,
no han parado hasta aburrirlo
y a los madriles se ha vuelto.
Se han vendido al enemigo
plumillas y alcachoferos.
¡Qué vergüenza, qué vergüenza!
ya no queda ni uno honesto.
El arcarde prometía
subvencionados dineros.
Ni una gorda nos ha dado.
Sus promesas le recuerdo.
Y los que tanto decían:
«con el equipo al infierno»,
ya no pisan el estadio
porque no llega el ascenso.
Todos le han vuelto la espalda
al equipo de mi abuelo.
Sólo yo y mis cinco primos
somos leales a un credo,
entre tantos desertores
que engatusan los engendros.
¡Que no venga nadie más,
mejor estamos con menos!
Y así se pasa las horas,
dale, dale, que te pego,
tecleando y tecleando
con amargor sempiterno
jaculatorias y penas,
maldiciones y reniegos
-de santa furia encendido,
pequeñito, choligrueso-,
rezumando malauva,
andanadas y venenos,
dicterios y picardías,
por los poros de su cuerpo,
rellenando con insultos
de papeles varios cerros.
En el buzón los coloca
con dirección a los medios.
Ya los manda, manda, manda…
Ya los manda. ¡Manda huevos!
No hay comentarios:
Publicar un comentario