22/08/07
Vaya por delante que un servidor cree no haber sido justo hasta el momento con quienes rigen los destinos de la nave rojiblanca y no haber cargado las tintas lo suficiente en agradecimiento por habernos sacado del pozo de la cuarta y por haber puesto el mínimo de seriedad necesaria en la gestión de la entidad. Servidor ya celebró “en la plaza del pueblo” y como se merece tan magno acontecimiento y desde ese día quedósele la quijada cercana al prognatismo de tanta sonrisa, de tanta fiesta, de tanta felicidad como la cosa merecía. Reconozco mi error y pido perdón por no haber sacado antes el botafumeiro.
Una vez dicho lo anterior y sin que se me caiga la boina también tengo que decir que aquellos idílicos días de vino y rosas (nunca –repito- lo justamente ponderados) van quedando cada vez más atrás y como el hincha futbolero es, por naturaleza, olvidadizo, caprichoso y mudable en sus filias y fobias hacia las personas (que no hacia unos colores), no puede uno dejar pasar en silencio la última alcaldada: resulta que la emisora más granadinista de todas cuantas pueblan el éter de este cada vez más olvidado solar a la vera de
La cosa más bien parece un castigo al 106.1, por mantener a sus deslenguados comentaristas. Estamos ante otro misil más que parte de Recogidas 35 y viene a engordar la latente guerra con muy poco cuartel que contra todos y cada uno de los medios informativos se empeña Marcus en mantener y atizar, convirtiéndose en un trasnochado Mambrú que, dilapidando unas preciosas energías que podían emplearse en otros menesteres más útiles, sigue viendo espectros con plumilla o alcachofa donde lo único que hay es profesionales (unos con más juicio que otros, como en todos los oficios) tratando de cumplir con su obligación y llevarnos a todos los futboleros lo que se cuece en las marmitas balompédicas.
Servidor no tiene autoridad alguna para dar consejos, pero como aficionado de a pie sí que puede hacer un llamamiento a la cordura y pedir la paz. Que cese ya esta estúpida guerra contra todo periodista o comentarista que osa alzar la mínima crítica a quienes rigen el club rojiblanco. Porque ahí es donde reside el quid de la cuestión: las críticas que se hacen (y se seguirán haciendo; pretender lo contrario es querer poner tranquera al agro, que diría un fisno) no van contra el glorioso, único, incomparable, inmarcesible, galano... bonico, Granada CF, sino contra los mortales que, circunstancialmente, lo dirigen. Y ahí es donde quería yo llegar, porque a menudo ve uno y escucha cosas que no responden a la realidad, como es tomarse una crítica a una muy mediocre gestión deportiva (la de la temporada pasada; ¿o me lo estoy inventando?) como un ataque al escudo, los colores, la afición y hasta el piso que todavía es del club.
No, mire usted. En Granada no hay ningún medio informativo que odie al histórico, como se quiere hacer creer. En todo caso lo que sí que hay es personas con voz propia que aportan cada uno su punto de vista en cuestiones que interesan y que, lógicamente, no puede esperarse que todos comulguen con un pensamiento único. Qué aburridísimo sería el panorama futbolero si hubiera esa unanimidad en pareceres y humos de incensario que parece ser lo único que se persigue desde el palco.
Servidor no ve ninguna mala intensión en ningún medio. Más bien lo que ve es todo lo contrario. Porque hay carnaza donde escarbar y ahondar en alguna que otra herida abierta: ¿qué pasa con esa auditoría que va a tardar más que el Escorial?; ¿qué pasa con el pago de lo que se llama cuota inaplazable que impide el acuerdo con
Albolote, Albolote... (fascista el que te bote). Que no te boten ¡voto a bríos!. Que no tenga el bueno de Palma que trasladarse a sitio distinto del que se ha ganado con una trayectoria impecable, incluida la larga travesía del desierto a la que nos condenaron otros que circunstancialmente (con el apoyo de los que tienen en las asambleas su modus vivendi) rigieron los destinos de lo que debe estar por encima de las personas que van y vienen pero no permanecen.
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