Recuperados dos positivos en Albacete
El Granada en la jornada 27, al
vencer 1-3 en Albacete recuperó los dos positivos que se había llevado el
Melilla. Todo se fraguó en la buena segunda parte de los rojiblancos, que
habían llegado al descanso con un 1-0 adverso, y para ello fue fundamental la
reaparición de Verde, lesionado desde la jornada 18, así como la vuelta al once
titular del míster Mas junto con el papel del mejor delantero de la plantilla,
el ariete Chaves, quien consiguió dos goles; el segundo de esos goles de Chaves
fue el gol del cojo, ya que se había
vuelto a lesionar de la misma rodilla que lo tuvo retirado de los terrenos
varios meses e incluso había tenido que abandonar el terreno durante diez
minutos; fue conseguir de certero cabezazo el tercer gol rojiblanco y tener que
volver a retirarse para ya no reaparecer. Las crónicas destacan también el
primer gol del Granada, conseguido por Licker en una jugada individual plena de
fuerza y técnica al arrancar con el balón controlado desde la zona central del
campo. Al menos este húngaro no salió tan rana como su compatriota Otto.
El Albacete era el colista y estaba
ya descendido matemáticamente, por lo que había dado la baja a algunos de sus
profesionales, entre ellos el ex granadinista Fraga, y alineó a varios
canteranos que se estrenaban y que no fueron realmente enemigo para los
rojiblancos.
Los dos puntos sirvieron para ganar
un puesto en la clasificación y pasar al 8º, distanciando los de descenso en
cuatro puntos, pero por arriba todo siguió igual (tres puntos por debajo del
tercero) y ya sólo faltaban por jugarse tres jornadas.
Duelo sin goles de Recreativos que da la permanencia
Mientras el Granada recuperaba sus
dos positivos en Albacete, el Recreativo en Los Cármenes recibía al otro
Recreativo, el de Huelva. Los onubenses en su viaje a Granada habían sufrido un
contratiempo cerca de Santa Fe, al salirse una rueda delantera del autobús que
los traía, y algunos jugadores llegaron a Granada en un camión que los recogió
ya muy avanzada la noche. Dirigido por el ex defensa del Sevilla Diego
Villalonga, traía a dos jugadores, Moro y Rey, que a principios de temporada
estuvieron probando por el Granada sin llegar a fichar, y era el más
cualificado de todos los integrantes del grupo VI de tercera para el ascenso de
categoría, en estrechísima lucha con el Betis y el Jaén; el Huelva acabará la
liga como campeón, pero no ascenderá al no irle bien las cosas en la liguilla
(ningún equipo del grupo VI dio el salto de categoría).
En Los Cármenes, en día del club, el
Recreativo y el Huelva empataron sin goles en la penúltima jornada (la 29) y
ese punto, aunque aumentó la cuenta de negativos a -6, produjo el efecto de
eludir ya matemáticamente el descenso del filial y también el riesgo de tener
que disputar promoción de permanencia a falta de una jornada por jugarse. Fue
un partido de nervios, muy emocionante a pesar de no moverse el marcador, en el
que los onubenses acreditaron tener el mejor equipo de la categoría. El
recreativista Requena, vuelto al eje de la delantera después de estar
prácticamente toda la temporada actuando de defensa lateral derecho, fue el más
destacado de su equipo.
Victoria sobre el Levante para seguir aspirando al ascenso. El Recreativo
acaba goleado en Utrera
La jornada 28 del Granada supuso
sumar dos nuevos puntos al vencer en Los Cármenes 3-1 al Levante, equipo de la
zona baja y en peligro de descenso, que acabó la liga en el puesto 14º y salvó
la categoría en promoción. El Granada mejoró bastante actuaciones anteriores,
sobre todo en la parte anímica, y no tuvo excesivos problemas para imponerse.
La victoria lo situó quinto en la tabla, nuevamente a un solo punto del
tercero, por lo que nada estaba perdido cuando quedaban todavía dos jornadas.
Por su parte el Recreativo ponía fin
a su primera temporada en categoría nacional cayendo goleado en Utrera 4-0 en
un partido muy flojo en el que ninguno de los dos contendientes, ambos de la
zona baja, se jugaba nada al tener asegurada la permanencia. Finalmente, el
filial acabó la liga en el puesto 13º, con solamente dos puntos de ventaja a la
zona de descenso y un punto sobre el 14º, que tenía que promocionar. No está
mal para el joven Recreativo, y menos si tenemos en cuenta que, aunque se
ficharon varios jugadores de fuera, el grueso de la competición lo solventaron
futbolistas todos de la tierra que debutaban en una categoría en la que
figuraban equipos de mucha solera y profesionalizados por completo.
Correctivo en Alicante y adiós a toda posibilidad
Y así desembocamos en la jornada 29 y
penúltima del grupo Sur de segunda, en la que el Granada se desplazó a Alicante
para jugar frente al Hércules. Nuestro equipo conservaba todavía esperanzas de
meterse en liguilla de ascenso. Una victoria casi con seguridad habría dado esa
clasificación, incluso un empate podría haber valido, pero los nuestros fueron
apalizados 5-0 por el Hércules que, entrenado por el ex granadinista Antonio
Bonet y con el futuro rojiblanco Galvis dirigiendo su juego, también luchaba
por lo mismo, pero al final se quedó fuera al acabar cuarto.
El campo de Bardín se llenó hasta la
bandera y el público no paró de animar a los suyos, que en la primera parte
pasaron por encima de los rojiblancos como un ciclón, de manera que al descanso
se llegó con un marcador de 4-0, en lo que sin duda influyó decisivamente la
lesión de Méndez, que hubo de pasar a la delantera y quedar como figura
decorativa, ocupando su puesto Sosa. También influyó, y de qué modo, en la
baja moral que exhibieron los jugadores del Granada, el hecho de que en la
previa al partido y estando la expedición en el hotel de Alicante donde se
alojaban, se recibió una orden gubernativa de detención del jugador Toñín, sin
que se supieran las causas del arresto; el defensa rojiblanco, quien a pesar de
todo pudo alinearse en este partido, según las crónicas jugó muy mal, sin duda
porque no estaba centrado en lo que se traía entre manos -más bien entre pies-
y los cinco goles vinieron por su parcela. La derrota fue definitiva y el
Granada quedó ya matemáticamente sin opción alguna de alcanzar la tercera plaza
cuando sólo quedaba por jugarse la última jornada.
A la vuelta de Alicante los
expedicionarios declararon a la prensa que la culpa de la fuerte derrota fue
del de negro, el colegiado catalán Balcells y sus dos asistentes (y eso que el
Granada había solicitado para este partido jueces de línea neutrales), quienes
no dejaron jugar a nuestro equipo y cada vez que pasaba la línea de medio campo
se le señalaba fuera de juego. La lesión de Méndez de la que informaban las
crónicas del partido fue en realidad un fuerte dolor de hígado que le obligó a
permutar su puesto con Sosa, alineado una vez más de falso delantero centro. Y
en cuanto a Toñín, la causa de su detención sigue sin aclararla la prensa, pero
sí que refieren que conseguir que lo dejaran marchar con el resto del equipo
supuso gestiones que retrasaron la partida hasta mediodía del lunes siguiente.
Final con victoria ante el Ceuta
El domingo 21 de abril de 1951
terminó para el Granada la temporada oficial al disputarse en Los Cármenes la
jornada 30 (28 partidos en realidad) y última de la 50-51. Nos visitaba el
Ceuta, vicecolista que cuando compareció en Granada ya nada tenía que hacer al
estar matemáticamente descendido a tercera. Cosas del destino, en el mes de
julio anterior y en este mismo escenario, el Ceuta había conseguido el ascenso
a segunda al vencer en su partido de desempate de la promoción al Elche; casi
un año después era el mismo Los Cármenes el que lo despedía de la categoría.
Un futuro granadinista, Urdiales, se
alineó, y al frente de los ceutíes venía Severiano Uría, viejo conocido de la
afición y protagonista nueve años atrás sobre ese mismo césped de uno de los
escándalos más grandes y atípicos vividos en el viejo estadio de la carretera
de Jaén, cuando en el primer partido de la segunda temporada del Granada en
primera dijo haber sufrido un ataque de amnesia y se desentendió del juego
mientras el Coruña se llevaba los dos puntos.
El Granada se despidió de su escasa
parroquia en esta última jornada de la 50-51 venciendo al Ceuta por la mínima
en un pésimo partido, 1-0, gol de Licker, que es de los pocos que se salvan de
las grandes críticas hacia los de rojiblanco. Partido malo malísimo en el que
los nuestros no dieron una a derechas, dicen las crónicas, y se las vieron y
desearon para vencer a un equipo ya descendido. El otro húngaro, Otto, jugó su
tercer partido como rojiblanco y lo hizo de extremo derecho en sustitución de
Callejo, algo tocado, y nuevamente fue nulo, volviendo a enfadar a los hinchas
quienes pueden perdonar la falta de calidad futbolera, pero de ninguna manera
la falta de actitud; encima, tuvo un mal gesto con el público que lo increpaba
al retirarse a los vestuarios en el descanso. Fernández de Burgos en Ideal dice
del húngaro que el caso de este jugador no tiene remedio, no es tan malo como
aparece en el campo o como quiere él aparecer, sencillamente no quiere ni
además se encuentra en condiciones físicas de jugar. En esa crónica nada se
dice acerca de una lesión del magiar, sin embargo, dos días después le fue
escayolada la pierna derecha
Así terminaba para el Granada una
temporada caracterizada por la falta de un conjunto definido y por la
irregularidad del equipo. El Granada fue toda la temporada una orquesta sin
director, como manifestó a la prensa el eterno Paco Cristiá nada más terminar
la liga. Al final quedó sexto clasificado, con 30 puntos en su haber y dos
positivos, a sólo un punto del tercero, el Las Palmas (que ascendió), o sea, de
la liguilla de ascenso. La no contratación de un técnico que sustituyera a
Gaspar Rubio y que supiera imponer disciplina se señala como la causa principal
de que el Granada se mostrara como un conjunto en el que cada uno parecía hacer
la guerra por su cuenta y todo acabara en decepción; eso y la falta de pelea de
no pocos jugadores cuando más falta hacía, de manera que seguramente con un
poco más de implicación fácilmente se podría haber conseguido al menos la
clasificación para liguilla de ascenso.
Negros nubarrones se cernían sobre el
club por el enorme déficit económico generado y porque para la siguiente
temporada estaba prevista la reducción a un solo grupo de la categoría, en
consecuencia, la mitad de los equipos descenderían.
Amistoso homenaje a Botella en Sevilla
Terminada la temporada oficial del
Granada en abril, hasta finales de junio, fecha de la finalización de los
contratos de los jugadores, se presentaban dos largos meses que había que
intentar rellenar de alguna forma puesto que esta temporada el Granada no
participó en la Copa del Generalísimo debido a su clasificación en el puesto
noveno de la liga anterior. Se barajó por la directiva la posibilidad de
participar en una llamada Copa Federación de ámbito nacional, establecida como
consolación para los equipos que habían quedado bien clasificados aunque sin
premio final, pero fue desechada tal posibilidad sopesando el hecho de que las
posibilidades de hacer caja eran mínimas mientras que los gastos eran
cuantiosos. Lo que sí que hubo para los rojiblancos fue varios amistosos, pero
con la particularidad de que todos se celebraron lejos de Los Cármenes,
buscando hacer algo de caja.
Entre todos los amistosos destacó el
celebrado a principios de mayo en el campo de Heliópolis frente al Betis, en
homenaje al delantero centro granadinista Botella, ex jugador bético que sufrió
una grave lesión en un partido de liga frente al Granada de varias temporadas
atrás, mientras el equipo verdiblanco militaba todavía en segunda. El Betis,
que había quedado segundo en el grupo VI de tercera se preparaba para el inicio
de la liguilla de ascenso, una liguilla en la que no tuvo suerte y no ascendió.
En el amistoso en Sevilla Botella fue obsequiado por la directiva local con
varios regalos y jugó la primera parte de verdiblanco. El partido terminó en
empate a un gol, siendo el del Granada conseguido por el recreativista Requena.
El Recreativo y la Copa Federación Andaluza
El Recreativo no se quedó del todo
ocioso y pasó a disputar la que se llamó Copa Federación Andaluza, una
competición no oficial en la que participaron rivales de tercera (Almería y
Antequerano) y también el Linense, de segunda, más un combinado de jugadores
del Málaga (de primera y luchando en liguilla por no descender) y de su filial
Atlético Malagueño (de tercera). En su primer partido, en La Rosaleda frente al
que se llamó Málaga B, fue derrotado nada más y nada menos que por 9-3. En la
segunda jornada de este trofeo menor el Recreativo, reforzado con Méndez y
Sosa, derrotó en Los Cármenes ante muy poco público, 4-3, a un equipo de
superior categoría como la Balompédica Linense, que había terminado la liga
sólo dos puntos por detrás del Granada en el grupo sur de segunda. El guardameta
linense, Oreja, que fichará dos temporadas después por el Granada, fue detenido
al finalizar el partido porque al retirarse a vestuarios en el descanso hizo
feos gestos dirigidos a la grada.
Las siguientes jornadas trajeron una victoria
a domicilio en Antequera y un empate en casa frente al Almería. Y para el
siguiente encuentro, devolución de visita del Málaga, se decidió por la
directiva que, de cara a la siguiente temporada del filial, se daría entrada en
el equipo a jugadores seleccionados de equipos modestos granadinos, la mayoría
del segundo filial, el Alhambra, y así llegaron al Recreativo nombres
importantes en su historia como Vicente Díaz, Cuerva, Guerrero y Rafa, casi
todos ellos en edad juvenil todavía. El experimento no funcionó demasiado bien
y el Málaga se llevó los dos puntos venciendo 0-2 con una alineación en la que
figuraban varios jugadores de su primer equipo.
Se repitió la alineación
revolucionaria a la jornada siguiente, ya la ocho (de diez), en La Línea, de
donde salieron los recreativistas apalizados 5-1, partido en el que se produjo
el debut de Millán, extremo sobrino del gran Pepe Millán. Pero lo más reseñable
del viaje ocurrió después de terminado el partido ya que la expedición
recreativista fue retenida más de cinco horas por la Guardia Civil en San
Roque, donde en un control de carretera se descubrieron cuatro sacos que
contenían tabaco y café de contrabando, declarándose el masajista de la primera
plantilla, el ex granadinista Fernández, autor del matuteo.
En la séptima jornada, en Los
Cármenes, con una alineación formada en su totalidad por una selección de
jugadores de nueva hornada en la que ninguno había debutado todavía en tercera,
el Recreativo apalizó al Antequerano 6-0. Y en la octava y última jornada,
jugada ya a primeros de julio, repitiendo alineación, fue sin embargo goleado
en Almería 7-3.
Emilio Vidal nuevo entrenador. Primeros fichajes para la 51-52
A mediados de mayo comenzó la
planificación de la siguiente temporada con la contratación del entrenador:
Emilio Vidal, un viejo conocido de la afición puesto que ya dirigió al once
rojiblanco media temporada de la 44-45, cuando sustituyó al húngaro Esteban
Platko con el equipo en situación comprometida. De la mano de Vidal el equipo
experimentó una notoria mejoría, eludiendo los puestos de descenso directo,
aunque finalmente no pudo esquivar la promoción y ésta trajo el hasta este
momento único descenso del club.
Poco tardó Vidal en alcanzar un
acuerdo económico con el presidente Serrano. Después de ser presentado a los
futbolistas de las dos primeras plantillas, acudió a un partido entre ambas
para que el nuevo entrenador decidiera quiénes de ellos eran interesantes, y
tras su celebración comentó a la prensa que «tengo quehacer en el Granada». Un segundo partido de entrenamiento
entre las dos plantillas fue organizado pocos días después para que el nuevo
técnico tuviera una mejor idea del material humano con que contaba; a su
terminación fue algo más explícito, pero en el mismo sentido: «Verdaderamente hay mucho trabajo que
realizar y son numerosos los puestos a cubrir», fueron sus palabras a la
prensa.
Fruto de este visionado de los
hombres disponibles, así como de otros partidos organizados entre los modestos
granadinos, fue el pase al primer equipo por indicación del nuevo míster de los
recreativistas Julio, Requena, Ríos y Toto, que quedaron fichados para tres
temporadas con contrato profesional. Así mismo, Vidal decidió que quedaran
enrolados en el Recreativo los futbolistas del Alhambra: Cuerva, Guerrero y
Lorenzo, más el defensa del Arenas Vicente.
A primeros de junio, Vidal y Mas
emprendieron las vacaciones y se marcharon a su Cataluña natal para no volver
hasta el 10 de agosto, pero el nuevo entrenador dejó a la directiva relación de
aquellos futbolistas que interesaban y de aquellos otros que debían recibir la licencia.
De esta manera se produjo la baja del portero Carbelo, quien tenía aún un año
más de contrato, y al mismo tiempo renovó Toñín por tres temporadas más.
Asimismo, por indicación de Vidal, ya de vacaciones y en Cataluña, el club
comisionó al secretario administrativo José Cuéllar para que éste viajara a
Madrid y cerrara el primer fichaje cara a la siguiente temporada y por otra
más, el extremo izquierdo Álvarez, canario que la temporada recién terminada
había jugado en el Ferrol, del grupo norte de segunda; la premura en el viaje a
Madrid se justificó porque este jugador –se dijo- estaba en tratos con el
Atlético de Madrid y era urgente cerrar el acuerdo, pero lo cierto fue que, una
vez fichado, el tal Álvarez no llegó a estrenarse de rojiblanco en partido
oficial y sí lo hizo en el Recreativo, pero sólo en contadas ocasiones.
Mientras estuvo en Madrid trató también Cuéllar de obtener del Atlético el pase
al Granada o una nueva cesión de los jugadores Callejo y Verde, que tan buen
rendimiento dieron en la temporada recién finalizada, pero no obtuvo nada
positivo.
El segundo fichaje cara a la 51-52
llegó a mediados de junio: Santi, jugador nacido en Manzanares (Ciudad Real)
pero que venía procedente del Igualada barcelonés, de tercera, entrenado por el
ex granadinista Nicola, defensa de 22 años que firmó por dos temporadas. Emilio
Vidal, en sus vacaciones en Sabadell, acababa de convencerlo para que fichara
por el Granada y no por el Barcelona, como estaba a punto de hacer, se lee en
la noticia de Ideal, pero lo cierto es que este Santi, como el tal Álvarez, no
llegará a debutar de rojiblanco y pasará al Recreativo.
No hay cambio de sede. Escapada clandestina a Martos
La modificación más importante en la
estructura del Granada CF la iba a constituir su cambio de sede social. A
últimos de junio estaba previsto que dejara las oficinas que venía ocupando
desde hacía más de diez años en calle Recogidas 6, bajo, y se trasladara a un
amplio piso en Acera del Darro 36, pero la gran crisis que estaba a punto de
desatarse impidió el cambio de sede.
También finalizando el mes de junio
hubo una escapada a Martos de algunos jugadores rojiblancos que, sin permiso
del club, viajaron para la disputa de un amistoso por el que se embolsarían una
buena cantidad de pesetas. Los expedicionarios fueron: Méndez, Sosa, Cea, La Rubia
y Licker, más los recreativistas Montilla, Jaime, Ros y Moleón, más dos
jugadores granadinos de clubes modestos. No les fue nada bien en lo deportivo y
perdieron nada menos que por 7-1. En el Granada CF se enteraron de la excursión
por la prensa, pero no consta si hubo o no hubo sanción a los excursionistas.
CALLEJEANDO
¡Luz y palos!
El colaborador de Ideal que firma “Z” en “El Día en Granada”, de la
primera página, siempre vigilante de las buenas, santas y patrióticas
costumbres y siempre también con pluma afilada y mordaz, se ocupa en abril de
ese lugar infecto que en Granada eran en aquellos años los jardines del Genil,
donde abundan las alimañas -dice-, y «Allí las hay de ambos sexos -o de
ninguno- guarecidas en la sombra». Propone Z que sean instalados
potentes focos para acabar con las tinieblas donde se refugian gentes de mal
vivir y donde el comercio carnal está a la orden del día o, mejor dicho, de la
noche, y sigue diciendo que, mientras sí o mientras no, sea el lugar vigilado,
no por viejos guardas con garrote como todo símbolo de autoridad, sino por «Dos o tres
parejas de hercúleos mozallones de la Policía Armada con buenas porras y bien
guardada la culata de sus fusiles. Luz y palos. ¡Solución más sencilla!».
Pocos días después
vuelve a ocuparse de la cuestión «En nombre del pudor, de la decencia, del buen gusto», porque parece ser
que le han hecho caso y ya se han iluminado los jardines, aunque la dicha no es
completa porque los nuevos focos sólo se han instalado en la parte cercana a la
biblioteca pública, así que sigue haciendo falta vigilancia porque «Los vampiros y
las vampiresas, los endriagos, los seres ambiguos y monstruosos de espíritu y
forma que viven en las sombras, procurarán defender sus fueros». Hay que evitar a toda costa que los
jardinillos sean otra vez conocidos como “la selva”.
Cascarabitos al santo suelo
Finalizando marzo, por Ideal nos
enteramos de una usanza local, afortunadamente ya enterrada, pero por entonces
muy en boga, al parecer. Resulta que en Granada ya es el tiempo de las habas
tiernas de la Vega y, por lo visto, era costumbre arraigada por entonces que la
gente las adquiriera en puestos callejeros y las consumiera como el que come
pipas, o sea, tirando las cáscaras al santo suelo y dejando las vías públicas
bien encochinadas y peligrosas, por los patinazos que provocaba esa conducta.
Nuestro inefable reportero Z
hace un llamamiento en su sección habitual de la primera página para acabar con
esa fea costumbre que tan poco dice de nuestra ciudad precisamente cuando está
literalmente abarrotada de visitantes, ya que son innumerables los coches con
matrícula extranjera que se ven a diario por nuestras calles, además, el día
anterior llegaron en dos trenes especiales más de seiscientos jóvenes franceses
de ambos sexos en viaje de estudios. Propone Z, en tono humorístico, que
quizá sería conveniente revivir un famoso pregón que -se dice- fue leído de
viva voz años atrás en algún pueblo veguero: «Se hace saber…
que naide debe tirar las cáscaras de haba a la calle, que son mu güenas pa los
marranos, con perdón de los presentes. Ayer pisó una la hija del arcalde, se
cayó y se le vio… lo que a naide le importa».
Codornices gratis por doquier
El 26 de abril de 1951
ocurrió en Granada un suceso del todo insólito. Según leemos en Ideal, a eso de
la media noche y bajo un tremendo aguacero, en plena Puerta Real de pronto
empezaron a llover del cielo codornices. El personal transeúnte, escaso por la
hora en que ocurrió, no daba crédito a lo que veían sus ojos, y bastantes de
los que por allí pasaban tampoco daban cuartel a las aves, persiguiéndolas a la
carrera Reyes Católicos arriba y ofreciendo al mismo tiempo un espectáculo de
mucha comicidad. Hubo quien se procuró una percha con más de una docena de animales
atrapados.
La explicación del raro fenómeno la
da la misma noticia: siendo la codorniz ave migratoria que tiene por costumbre
regresar a estas tierras una vez está avanzada la primavera, al parecer, una
gran bandada que sobrevolaba la ciudad se despistó con las luces y la fuerte
lluvia y fueron a estrellarse contra los edificios altos, quedando aturdidas y
cayendo a las aceras en número superior al centenar. En tiempos de hambrunas,
algunos afortunados hicieron su agosto con esta caza sin escopeta y se
aseguraron la pitanza de varios días con el sabroso volátil.
Vuelven los embajadores
En 1946 España quedó
expresamente excluida de la recién instituida Organización de Naciones Unidas
como castigo al régimen de Franco por ser el único que quedaba de los que
fueron colaboradores del Eje, recomendando además la organización supranacional
la retirada de embajadores a todos los países miembros. Sólo la Argentina de
Perón y alguno más se saltaron la disposición.
«¡Si ellos tienen ONU, nosotros tenemos dos!», rezaba en las pancartas subvencionadas y
se gritaba a viva voz en la Plaza de Oriente al día siguiente de adoptarse la
decisión, en una multitudinaria manifestación “espontánea” de autobús y
bocadillo. Herido el orgullo carpetovetónico por lo que desde el poder se
presentaba como una injerencia en nuestros asuntos internos, fue una
demostración orquestada por el régimen con la que el Caudillo dejaba claro que
él seguía adelante impasible el ademán y ni rey ni roque le harían cambiar ni
una coma de su discurso autoritario. Así se iniciaban los años del bloqueo
internacional y de la autarquía extrema, porque, claro, Franco no estaba
dispuesto a dejar que los españoles, perpetuos menores de edad para el Régimen,
dispusieran de cosas tan “peligrosas” como las libertades de culto, prensa o
asociación, que era una de las condiciones para ingresar en el nuevo club de
naciones.
La
resolución 39 de la ONU significó que las potencias vencedoras en la II GM
repudiaban el régimen dictatorial del general superlativo y también significó
en la práctica el estrangulamiento de la débil economía patria, dejada a sus
escasos recursos. Los más perjudicados eran, una vez más, los españolitos de a
pie, que veían así endurecerse las ya de por sí duras condiciones de
supervivencia y escasez que se venían sufriendo desde el final de la Guerra
Civil.
Cinco años después, en 1951, el
régimen de Franco seguía prietaslasfilas, pero había quedado claro que
finalmente las democracias toleraban
el franquismo sin intervenir militarmente en España para deponer al dictador.
Donde sí
que habían cambiado bastante las cosas en 1951 era en el resto del mundo,
sobre todo a raíz de la Guerra de Corea, que empezó en el verano de 1950. En
esos momentos y en determinadas esferas internacionales se veía como inevitable
e inminente el inicio de la tercera guerra mundial, ésta entre el bloque
occidental o capitalista, liderado por EE UU, frente al oriental o socialista
integrado por la URSS y sus satélites. La Guerra Fría se ponía así muy caliente
y en ese contexto, a Franco, rabioso anticomunista, ya no se le veía en USA tan
pésimamente mal como hacía poco, y además estaba el factor estratégico de la
Península Ibérica como excelente enclave para el control del Mediterráneo. Por
eso, desde noviembre de 1950 la ONU, en una nueva resolución, impulsada por los
países de raíz hispana, excepto Méjico, y por unos cuantos amigos árabes, y
botada mayoritariamente a favor, había decidido acabar con el ostracismo
diplomático y económico de la dictadura y dejar sin efecto la resolución 39, de
repulsa sobre nuestro país, y así el bloqueo internacional había acabado e
incluso pronto empezarían a llegar a las arcas del régimen cuantiosos préstamos
en dólares. Aunque eso no quiere decir que la vida de los españoles hubiera
mejorado mucho, sólo era el comienzo de una nueva etapa sin tanta escasez, pero
a la que todavía le quedaban algunos años de penurias.
Hasta 1953 en la Casa Blanca seguirá
Truman, muy hostil al régimen y a la persona de Franco, y factor decisivo en la
exclusión de España del Plan Marshall, y no será hasta cinco años después
(1955) cuando España sea admitida de pleno derecho en la Organización de
Naciones Unidas, lo que significa en definitiva el espaldarazo de las potencias
occidentales al régimen de Franco.
Antes de que acabara el año 1950, por
ese motivo, empezaron a volver a Madrid los embajadores de los distintos países
que hacía cuatro años la habían abandonado dando un portazo, con excepción de
la URSS, ausente desde la Guerra Civil. En Granada pronto lo vamos a notar al
recibir en abril de 1951 la visita del embajador de Estados Unidos, Stanton Griffis, quien vino procedente de Sevilla, de turismo y para
visitar nuestros universales monumentos, acompañado de su esposa y un
matrimonio amigo, y se hospedó en el Parador de San Francisco, donde fue
cumplimentado por el Capitán General de la IX Región Militar, Esteban Infantes,
el gobernador civil y jefe provincial del Movimiento, Fernández-Victorio, y por
el alcalde accidental, González Sola; al día siguiente volvió a su embajada en
Madrid.
Antes, a finales de marzo, tuvimos la
visita de otro embajador USA, pero éste en Roma, James Clement Dunn, que
también vino a ver la Alhambra; Dunn será dos años después el titular de la
embajada americana en Madrid, sustituyendo a Griffis. Ese mismo día
coincidieron en Granada varias personalidades de relevancia internacional. El
más conocido fue el príncipe Otto de Habsburgo-Lorena (u Otón I de Austria,
Otón I de Bohemia, Otón II de Hungría y Otón II de Croacia, todo eso), el jefe
de la casa de Habsburgo en el exilio (manifestó a la prensa granadina que «Nunca renunciaré a mis derechos. Nunca dejaré de ser heredero del Imperio»), que ya era añosillo
pero le faltaban apenas dos meses para casarse con quien le acompañaba en su
visita a Granada, su novia, la princesa Regina de Sajonia Meiningen. También el
mismo día estuvo de visita turística la señora de Winston Churchill, comenta
Ideal, Clementine Hozier, o mejor, Clementine Ogilvy Spencer-Churchill,
baronesa Spencer-Churchill. El alcalde Gallego Burín no dio abasto con sus
visitas de cortesía a tan altas personalidades.
Estación de filtros y depuración de Lancha de Cenes
A últimos de mayo,
Granada está en pleno Corpus. Como en anteriores fiestas mayores, este año
tampoco hay carocas ni se han colocado toldos para el paso de la procesión, y
en ésta sigue sin ser admitida la presencia femenina ni aún en esfinge, esto
es, no ya no se toleran las largas filas de penitentas con cirio en la mano,
por prohibir, está también proscrita la presencia de estandartes de las
distintas órdenes religiosas femeninas. No nos pregunten la razón de esta
discriminación porque la desconocemos por completo, aunque intuimos que los
tiros van por lo que dice aquel viejo adagio atribuido a Ignacio de Loyola: quien
evita la tentación, evita el pecado, o algo parecido, porque no hay que
olvidar que en 1951 estamos en pleno nacionalcatolicismo, la Iglesia es más
poderosa que nunca y todo lo enfoca desde el punto de vista de una moral
estrecha de sacristía que hace hincapié, más que en ninguna otra cosa, en el
sexto mandamiento.
Lo más novedoso en las
fiestas de este año lo ofrece la instalación a las puertas del Ayuntamiento de
una tómbola de caridad, atendida por damas de Acción Católica, para con lo
recaudado allegar fondos para la construcción de viviendas sociales. A diario
los periódicos granadinos informan de los importantes premios que se están
repartiendo, donados todos por empresas granadinas, y de los nombres y
domicilios de los agraciados, siendo la estrella de lo que puede deparar la
suerte un mueble radio-gramola Clarión valorado en 8.500 pesetas, todo
un capital para la época, que le ha correspondido a un maestro nacional del
pueblo almeriense de Ohanes, quien con su venta va a ver resuelto el gran
problema que representa la enfermedad en la vista de un hijo suyo, que por fin
podrá viajar a Barcelona para ser tratado por el doctor Barraquer. En la
tómbola también son muy codiciadas las bicicletas y las máquinas de coser, pero
lo que más abunda son los juegos de cacerolas y las lámparas. Un jugador del
Granada, el portero Luis Martín, ha obtenido una magnífica cámara de fotos
marca Mikra, valorada en 400 pesetas, en la que invirtió un duro en
papeletas.
Pero lo más noticiable de este Corpus
es que ¡por fin! está terminada la estación de filtros y depuración de la
Lancha de Cenes, que solucionará el antiquísimo problema de las aguas potables de
Granada capital. En Granada, ya lo sabemos, las obras públicas de
infraestructuras van siempre a una velocidad muy inferior a lo que es lo normal
en otras tierras. No es este caso una excepción porque, que sepamos, las obras
que acaban de concluir se empezaron en tiempos de la dictadura del general
Primo, 1924. “Sólo” se han necesitado, como vemos, 27 años para que quedara
totalmente resuelto el gran problema del agua potable y el saneamiento y así
poder hacer desaparecer de las guías turísticas la indicación negativa referente
a Granada de evitar a toda costa ingerir el agua de nuestra tierra, por los
graves problemas sanitarios que acarreaba para el viajero desprevenido.
La prensa informa de que se trata de
la mayor planta depuradora de España y está preparada para dar servicio a una
población de 200.000 almas (la que se prevé que tenga nuestra ciudad en 1960
frente a los casi 175.000 habitantes que tiene en 1951), a razón de 200 litros
por habitante y día, pero está preparada para ampliar su capacidad cuando el
crecimiento poblacional lo demande. Se halla situada en el Barranco Bermejo,
por encima de la barriada de la Lancha. Las aguas se captan directamente del
Genil a la altura del pueblo de Pinos-Genil, donde se hace una primera filtración
y sedimentación y se tratan las aguas a base de sulfato de aluminio y cal.
En 1951 quedó terminada por completo
la planta depuradora de aguas potables, pero ya venía desde hacía pocos años
beneficiándose gran parte de la ciudad de su funcionamiento, aunque todavía no
estuviera rematada la obra, así como de las nuevas tuberías de desagüe. No
obstante, todavía no alcanzará el pleno abastecimiento a toda la ciudad ya que
el Albaicín, por entonces el barrio más poblado de Granada, por su propia
morfología requiere de más obras de infraestructura, y sus vecinos tendrán que
seguir unos cuantos años más, hasta 1955, sirviéndose de las aguas estancadas
de la treintena de aljibes que se reparten por toda su geografía (y que casi
milagrosamente han llegado a nosotros y pueden admirarse), casi todos ellos
abastecidos por la acequia de Aynadamar.
Aunque parezca mentira, en una ciudad
como Granada, desde el tiempo de los moros y hasta mediado el siglo XX, toda el
agua que se consumía provenía directamente de los ríos y las acequias y no era
sometida a proceso alguno de purificación, de ahí que fueran habituales en
nuestra tierra las enfermedades digestivas en las épocas veraniegas y que para
un guiri beber de una fuente pública casi equivaliera a irse de vareta, que le
dicen, o peor, contraer unas fiebres tifoideas que podían ser mortales.
Ahora fluye cantarina de los grifos
un agua con todas las garantías sanitarias. Antes de eso estaban las tinajas,
incorporadas a las casas que fueron surgiendo a extramuros en el transcurso de
los siglos después de la conquista por los Reyes Católicos. Se trataba de aljibes
particulares de cada finca, de donde se sacaba el agua para todos los usos
domésticos o de higiene. Las casas de los barrios más antiguos tenían que
abastecerse acarreando el agua de los aljibes o de las fuentes públicas, adonde
llegaba a través de acequias que la captaban directamente de los ríos, y afluía
a los distintos depósitos, (aljibes, tinajas, albercas y demás) recorriendo un
dédalo inextricable de cañerías y atanores cuyo busilis sólo conocían unos
personajes castizos granadinos a los que precisamente la nueva red de aguas potables
y saneamiento dejó sin ocupación: los cañeros.
Eran éstos -los cañeros- aves
nocturnas que solían desempeñar sus funciones de madrugada, unos tipos a los
que los varios trabajos sobre su oficio publicados por aquellos años y
anteriores nos los describen con un brazo perpetuamente remangado hasta el
hombro, hiciera frío o calor, con el que, arrodillados, hurgaban en las
entrañas de cauchiles y partidores para taponar o liberar determinados
conductos y hacer que el agua fluyera en una u otra dirección. También nos los
dibujan armados con largas cañas para solucionar los atascos. Los materiales
que usaban para obstruir una determinada cañería solían consistir en virutas de
carpintería, serrín, estopa o trapos viejos, y todos ellos acababan
invariablemente depositados en las tinajas o aljibes de donde bebían nuestros
abuelos, aunque eso sólo significaba aumentar la contaminación de unas aguas ya
de por sí bien contaminadas con lo que arrastraban las distintas acequias
suministradoras. Por esa razón existía por entonces otra profesión, también
desaparecida a raíz de la entrada en funcionamiento de la nueva red de
saneamiento granadina, que era la de galapaguero o vendedor de galápagos; esas
tortuguillas, vivas, se echaban en las tinajas y aljibes para que se
alimentaran de los gusarapos y de toda la materia orgánica que solían contener esos
depósitos.
También por trabajos periodísticos
antiguos sabemos que los del gremio cañeril constituían una especie de
masonería a la que no cualquiera podía acceder y era éste un oficio transmitido
de padres a hijos, y que, por la cuenta que a uno le traía, convenía llevarse
bien con ellos y nunca desairarlos porque en sus manos estaba que el líquido
elemento fluyera o dejara de fluir en una determinada propiedad. Un encontronazo
con los del brazo a la remanguillé podía suponer quedarse sin agua por un largo
periodo ya que los cañeros eran los únicos que eran capaces de desentrañar la
muy intrincada red de atanores que cruzaban en todas las direcciones la ciudad.
Sucesos
El mes de junio de 1951 fue pródigo en sucesos en Granada. Una mujer
murió arrollada por el tranvía de Pinos-Puente en la entonces Avenida de Calvo
Sotelo, a la altura de la Cruz Blanca, y el cadáver de un suicida sin
identificar fue encontrado en Puente Quebrada, en el Sacromonte.
Ese mismo día, en la primera semana
de junio, el profesor de la Facultad de Farmacia, Diego Guevara Pozo salvó de
la muerte a un niño de seis años que había caído a la Acequia Gorda en el
Callejón del Gas, lo que en la actualidad es la calle Agustina de Aragón en su
parte más cercana a San Antón. Lo hizo arrojándose al fuerte caudal que la
acequia llevaba en esos momentos y arrebatando el cuerpo del chavea de las
fauces oscuras y mortales de la fábrica de harina El Capitán, luchando a brazo
partido con la fuerte corriente, lo cual en este caso no es una frase hecha
puesto que sufrió fractura del húmero derecho. Una calle, transversal a Rector
López Argüeta lleva el nombre de este insigne profesor universitario, aunque el
hecho de que su nombre haya quedado de alguna manera inmortalizado no se debe a
este acto heroico sino a su brillante carrera como científico parasitólogo.
Pocos días después ocurrió otra
muerte con la Acequia Gorda como fatal homicida. Un niño de 10 años cayó al
cauce en La Parrilla, a la entrada del actual Paseo de Las Palmas, por entonces
Camino de Cenes, cerca de lo que fue cuartel de la Guardia Civil, y arrastrado
por el torbellino pereció ahogado, atrapado entre los cangilones de una fábrica
de alpargatas y los canales de desagüe del molino de Ganivet.
En el mismo lugar a que ya nos hemos
referido, Callejón del Gas, quince días después, un operario de la Compañía de
Tranvías que limpiaba un transformador, falleció electrocutado. Se da la
circunstancia de que la víctima fue una de las personas que ayudó al profesor
Guevara a salir de la acequia cuando el suceso en el que éste intervino
salvando la vida del niño que había caído a la corriente.
Otro suceso. Éste ocurrido muy lejos
de nuestra tierra, en el Río de la Plata, pero con un granadino como
protagonista. Miguel Amat Estévez, de 31 años, emigró a Buenos Aires, donde ya
estaban su mujer y dos hijos, pero le fue prohibida la entrada al país por
padecer una enfermedad contagiosa, dice la noticia de agencia, por lo que fue
devuelto a Montevideo, de donde procedía. En el camino saltó del ferry y tuvo
que luchar, vestido y calzado, con la fuerte corriente del Río de la Plata
durante más de una hora hasta ganar la orilla argentina, aunque fue
descubierto. Maravillados los captores por su valor y su resistencia,
interpelaron al detenido y éste manifestó que ¡¡había aprendido a nadar en el
Río Darro!!, adonde solía ir con sus amigos a bañarse los domingos.
Para terminar, otro suceso, pero éste
sandunguero. A media mañana del día 17 de junio de 1951, una lluvia de billetes
de banco en plena Gran Vía, acera de los pares, pasado el Banco de España en
dirección al Triunfo, provocó atascos, carreras y síncopes. La causa fue que el
industrial Óscar López Pérez, que acababa de sacar del banco unas 4.000
pesetas, introdujo la billetada en un bolsillo de su chaqueta que estaba roto y,
sin advertirlo, se le cayeron a la calzada y los coches que circulaban acabaron
desparramándolos y lanzándolos al viento. El tumulto de señoras peripuestas,
señores muy dignos y personal morrallesco en general lanzándose en fastuosos plongeons
en pos de la pasta, sería digno de ver. Algo parecido al sucedido del famosísimo
tanguillo de los duros antiguos en Cádiz. De las 4.000 del ala sólo aparecieron
3.000, entregadas en comisaría por algunos de los recolectores. Según manifestó
el propio López, faltaban unas 1.000 en billetes de 100, 50 y 25. El industrial,
sin proponérselo, acabó pagando unas cuantas cenas en aquellos días hambrientos.
Nuevo Capitán General de la IX
Región Militar
En la última semana de
junio hay relevo en la máxima autoridad de la IX Región Militar. El general de
división, Joaquín Ríos Capapé, sustituye a Emilio Esteban-Infantes Martín,
quien al ascender a teniente general deja vacante la plaza, porque por aquellos
años la Capitanía granadina la ocupaba un general de dos estrellas.
Un africanista es sustituido por
otro. El saliente fue compañero de promoción de Franco y recibió de manos del
mismísimo Hitler la Cruz de Hierro como jefe (en sustitución de Muñoz Grandes)
de la División Azul. El recién llegado, cuando todavía era comandante, fue el
que antes que nadie se levantó contra la República, el 16 de julio de 1936, en
Alhucemas, y también, cuando ya era coronel, fue el primer jefe de los
sublevados en pisar Madrid tras la rendición del ejército republicano, a
finales de marzo de 1939, así se lee en titulares en Ideal, cosa que -la de
entrar en Madrid antes que nadie- se dice, no le fue perdonada nunca por
Franco, aunque no sabemos en qué consistió ese “no perdón”.
Ríos Capapé tiene una leyenda negra
(se puede consultar en la Red) que nos lo representa como jugador, mujeriego y
corrupto, y finalmente, enriquecido con el contrabando y el estraperlo
valiéndose de su empleo, pero todos esos cargos datarían de sus andanzas
posteriores al mando de la Capitanía de la IX Región.
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