Tras el triunfo del Granada ante el Coruña y la consecución del gol 500, la siguiente jornada liguera tocaba devolución de visita al Valencia. Con arbitraje de Camacho, el Granada presentó una defensa completamente novedosa en la que la pareja de centrales fue la formada por Aguilera y Castellanos. Y es que después de lo sucedido en Los Cármenes en el partido de la tercera jornada, se prefirió reservar a Aguirre Suárez y dejarlo en Granada en evitación de posibles incidentes. Por otra parte, Fernández tenía un golpe en una mano que le mantuvo de baja en este partido del Casanova que pudimos ver por TVE. El caso es que el experimento en defensa funcionó bien y el Granada, que fue recibido con una gran pita y “recuerdos” hacia el defensa argentino, arrancó un empate sin goles. Lo peor fue la lesión de Izcoa, que hubo de ser sustituido por Ñito, el cual, por cierto, tuvo sus más y sus menos con el granadino del Valencia y ex compañero Barrachina.
El mismo domingo del partido en Valencia y como ocurrió en la ida, hubo comida de confraternización valenciano-granadina, también por iniciativa del general Prieto. Se celebró en el cuartel de la Comandancia de la Guardia Civil. Candi no viajó a Valencia por enfermedad, su lugar lo ocupó el vicepresidente Eugenio González Castro, que a los postres dirigió unas palabras a los presentes e impuso al general Prieto la insignia del Granada de oro y brillantes. Contestó el presidente valencianista Julio De Miguel y cerró el acto el propio general, un futbolero de pro, refiriendo sabrosas anécdotas de sus largas andanzas como hincha por esos campos. Al menos en esta ocasión estos esfuerzos diplomáticos por firmar la paz entre granadinos y ches no se vieron empañadas por ningún tipo de acción reprochable y la visita a Valencia transcurrió plácidamente.
El miércoles siguiente, 7 de febrero, comenzaba para el Granada la Copa del Rey. El rival era un Segunda, el Logroñés, en teoría un rival fácil pues ocupaba en esos momentos los lugares bajos de la tabla y acabó descendiendo. Pero en una noche flojísima los rojiblancos no pudieron sino empatar a un gol y dejarlo todo pendiente para la vuelta en tierras riojanas, casi un mes después. El buen recibimiento de la grada hacia los rojiblancos por el empate en Valencia se tornó en pitos y grandes protestas conforme el partido avanzaba y el Granada era incapaz de superar al rival, para terminar el partido en una auténtica bronca hacia los locales y aplausos a los visitantes. El Logroñés fue mejor en la segunda parte y uno de sus jugadores más destacados fue su delantero centro, Tinín, granadino de nacimiento.
La pareja de centrales ante el Logroñés volvió a ser la misma de Mestalla, con Castellanos, hombre todo terreno, de nuevo de líbero, y con Aguilera. De Castellanos, el mejor de largo sobre el terreno, fue el único gol rojiblanco. El que había venido como de relleno en el fichaje de Quiles jugaba habitualmente en el centro del campo pero también había sido ya utilizado como lateral y como delantero, y casi siempre había destacado. Ahora, como defensa libre volvía a ser el mejor rojiblanco. La incorporación del manchego-granadino desde luego sí que fue uno de los aciertos de Candi y sus ficherías.
El divorcio equipo-afición acabó afortunadamente sólo cuatro días después, con la visita del Oviedo, que se llevó de Los Cármenes la única goleada rojiblanca de esta temporada, 4-0. Pasieguito volvió a la pareja defensiva Aguirre-Fernández, situando a Castellanos de media punta y enlace entre los hombres más avanzados, Quiles y Porta, y el centro del campo en el que Jaén, Chirri y Vicente tuvieron una notable actuación. Marcó el 1-0 Castellanos y lo mejor ocurrió en la segunda parte, en la que tres golazos de Porta redondearon el tanteador más amplio de la temporada. Con sus tres goles Porta alcanzaba ya la cifra de diez en lo que iba de liga y volvía a situarse en buena posición para aspirar a un nuevo Pichichi. Lo malo es que en los restantes trece partidos ya sólo fue capaz de conseguir un gol más de los ¡sólo ocho! que consiguió el equipo en esas trece jornadas. Y es que esta temporada fue muy mala en cuanto a poder realizador, sólo 25 goles en total, es decir, la segunda peor marca de todas las temporadas del Granada en Primera, porque sólo en la 69-70 consiguió menos goles a favor el Granada.
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