Tras haber conseguido enderezar la marcha de este dubitativo Granada de la 72-73, la visita del R. Madrid volvió a meternos en problemas y en negativos. Porque la cuenta de puntos negativos habían conseguido los rojiblancos dejarla a cero después de que a finales de febrero se trajeran de su visita al Villamarín un empate sin goles en un partido muy defensivo. Ese buen resultado se completó casi a renglón seguido con el pase a la siguiente ronda de Copa del Rey al vencer en Logroño 1-2, los dos goles de Oliveros.
Pero, desde luego este Granada de Pasieguito ya no era ni por asomo el de la gran temporada anterior, el de «la garra, la fuerza, la velocidad y la penetración», en palabras de José De Vicente en Ideal. No, este Granada ya no podía ser llamado “matagigantes” y poco se parecía al de la temporada anterior, en la que hincaron la rodilla en nuestro estadio todos los grandes. El Madrid, aunque no estaba en su mejor momento histórico y al final sólo pudo quedar cuarto, igual que antes el At. Madrid se llevó los dos puntos de Los Cármenes venciendo 1-2, con lo que nuevamente entrábamos en zona de negativos (dos) y más cerca de los puestos de descenso.
Con enfado madrileño por no haber accedido el Granada a adelantar el choque al sábado, se presentaban los merengues que en ese momento eran terceros, a cuatro puntos del líder Barcelona. La directiva de Candi había fijado el partido como día del club y pensando en la jugosa taquilla no accedió a la petición madridista, que al siguiente miércoles debía comparecer en Odesa en Copa de Europa para enfrentarse en la ida de cuartos al Dínamo de Kiev.
El domingo 4 de marzo, en Los Cármenes, con pasarela al lado del marcador, habilitada al efecto por los soldados pontoneros del regimiento de Ingenieros para dar otra entrada a la grada de General, se disputó el partido perteneciente a la jornada 23 entre granadinos y merengues. Veintidós mil espectadores dejaron en taquilla la muy sabrosa cantidad de algo más de cinco millones de rubias y añoradas pesetas, una gran recaudación que en esos momentos suponía récord en la historia granadinista. Y eso a pesar de que los madrileños, pensando en su partido europeo, reservaron hasta a cuatro titulares y por esa razón no jugaron en Granada Velázquez, Zoco ni Benito. Tampoco jugó Amancio, aunque en este último caso su ausencia basándose en motivos de compromisos internacionales no dejaba de ser una excusa ya que desde la temporada anterior Amancio no viajaba a Granada por la misma razón que Aguirre Suárez no lo hacía a Valencia ni a otras plazas donde habría sido recibido de uñas.
La primera parte del choque entre granadinos y merengues resultó bastante aburrida y con muy pocas cosas que destacar. Pero nada más empezar la segunda parte, el futuro granadinista Grande enganchó un durísimo remate que Ñito sólo pudo repeler para que el ex granadinista Pirri (que casi siempre nos hacía algún gol) marcara el 0-1 de un cañonazo desde la frontal del área. El 0-2 llegó a falta de diez minutos, en jugada individual de Aguilar. El gol del Granada fue obra de Porta y llegó en el tiempo que el árbitro Ortiz de Mendívil añadió. Vino como consecuencia de un sensacional disparo de Castellanos que se estrelló en el poste y que Porta recogió y mandó al fondo de la portería de García Remón. Porta amenazaba en esos momentos el predominio en la lista de pichichis del ovetense Marianín (que fue quien lo ganó esta temporada), pero ya no volvió a marcar más en las once jornadas que faltaban. Poco antes del único gol granadino el portero madridista Mariano García Remón, el mejor de su equipo, había hecho la parada de la tarde y posiblemente de toda la temporada en Los Cármenes, al sacar de forma increíble y muy estética un cabezazo de Dueñas que en la grada ya se cantaba como gol.
Y es que el portero merengue atravesaba un inmejorable estado de forma. Tres días después del partido de Los Cármenes, el 7 de marzo de 1973, el Madrid arrancó en su compromiso europeo un empate sin goles en el campo del Dínamo de Kiev gracias a la sensacional actuación de García Remón, que a partir de ese momento fue conocido con el sobrenombre de “el gato de Odesa”. Sólo dos meses después debutará como internacional absoluto.
3 comentarios:
Hola José Luis!! Te escribo para felicitarte por tu blog y además para preguntarte cuándo fue la última vez que un jugador del Granada fue titular en un partido del mundial. ¿Fue quizá Mazurkiewicz? Ayer jugó Mensah con Ghana -y con ganas- como titular, pero me quedó la duda del último mundialista granadinista.
Por cierto, ¿estás en facebook? Te lo digo porque tu blog gustaría mucho a los aficionaos del Graná que están en esa red social y que así aprenderían (aprenderíamos) más de la historia de nuestro club.
Saludos desde Albolote city,
Paco
Francisco: La última vez que un jugador perteneciente a la plantilla del Granada se alineó en un Mundial (antes, claro, de lo de Mensah) fue en Alemania 1974 y se trataba de Montero Castillo. En ese mismo mundial también jugaron con Uruguay Mazurkiewicz y Denis Mílar, pero ninguno de los dos pertenecía todavía al Granada, aunque ficharon justo la temporada siguiente.
Aparte, hay otros futbolistas que jugaron en el Granada y también estuvieron alguna vez en un Mundial: César, Igoa, Lesmes,De la Cruz y Pirri (éste jugó dos mundiales).
Yo ya no sé de ninguno más aunque es posible que sí los haya pero yo lo ignore.
Por otro lado, sí que estoy en Facebook, pero analfabeto informático como soy no sé qué hay que hacer para que este blog se pueda ver allí.
Gracias por tu comentario. Saludos.
Rectifico, Denis Milar, internacional uruguayo y presente (como Mazurkiewicz y Montero Castillo) en el mundial Alemania 1974, fichó por el Granada para 75-76. Montero Castillo estaba ya en el Granada desde 1973, y mazurkiewicz vino con la 74-75 ya casi por la mitad.
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