Mal partido ante el Ferrol y dos puntos
Continuó la liga 48-49
y para el Granada trajo un nuevo partido casero, frente al Ferrol, equipo en
apuros, farolillo rojo y descolgado, y que acabó descendiendo como colista a
pesar de contar en su portería con el que pronto será guardameta indiscutible
del R. Madrid y de la selección, Juanito Alonso. El Granada, en el peor partido
de la temporada, según la prensa local, derrotó a los gallegos por 3-0, los
tres de Morales, quien a estas alturas de la liga, jornada 18, era segundo
máximo goleador de la categoría, sólo superado por el malaguista Bazán. Fue un
partido muy malo, tremendamente soporífero y anodino, en el que los rojiblancos
apenas se esforzaron y que se pudo ganar a pesar de todo porque el rival dejó
claro que la posición que ocupaba era por méritos propios. Con la victoria se
recuperó la segunda plaza, es decir, puesto de ascenso directo, ya superando en
un punto al Málaga, en franco declive, y un punto por debajo del líder Real
Sociedad.
Seis positivos en Santander. El Granada B semifinalista andaluz
La siguiente
jornada, la 17, supuso la suma por nuestro equipo de dos nuevos positivos,
ascendiendo ya su cuenta a +6. En Santander el Granada jugó de forma magnífica
según las crónicas y gustó mucho al deportivo público montañés, que despidió a
los rojiblancos con una gran ovación al finalizar el partido. Los de Cholín
desarrollaron en El Sardinero una táctica de 4-3-3, que parece un
posicionamiento en WM, pero ya evolucionado, es decir, una defensa de cuatro
formada por los habituales marcadores Lesmes, central y Rey, lateral izquierdo,
ayudados por Toñín en el lateral derecho y con la novedosa posición de Millán
actuando de líbero (aunque ese término todavía lo desconoce la prensa), o sea,
sin marcar a nadie en concreto y atento siempre al fallo de sus compañeros de
cobertura. Que sepamos, es la primera vez que el Granada usaba este sistema, en
esos momentos novedoso pero que pronto será cotidiano en el fútbol español. El
innovador Cholín así lo dispuso, además de retrasar a Almagro y Fraga para que
se desenvolvieran en la media ayudando a Sosa, y dejando en punta a Megino,
Morales y Mas. De esta manera y con rápidas transiciones y mucho orden en todas
las líneas, el Granada sorprendió y casi se puede decir que dio una lección de
fútbol moderno (para la época) y se impuso 1-2 con goles de Megino y Mas.
Un granadino
presente en El Sardinero, Miguel Garzón Pareja (puede ser un hermano del
ilustre historiador Manuel Garzón Pareja) en los vestuarios y antes del partido
entregó a Cholín la cantidad de 1.100 pesetas para repartir entre los
futbolistas si éstos ganaban el partido y, de no ser así, para engrosar las
donaciones que en esos momentos y desde hacía ya dos meses se recaudaban por
suscripción popular para la adquisición de futbolistas por el Granada. Así que
a veinte duros por barba salieron los vencedores en tierras cántabras. Eso y el
afianzamiento en la segunda posición de la tabla, que siguió encabezada por la
R. Sociedad, un punto por encima.
El Granada B por su
parte, ya ascendido a Regional Preferente como campeón de su grupo de 1ª
Regional y tras proclamarse campeón provincial de la Copa de España Aficionados
eliminando al efímero Recreativo de Granada, pasó a la fase regional (cuartos
de final) y su primer rival fue el Antequera, campeón de Málaga.
Simultáneamente al partido del Granada en Santander, en Los Cármenes el filial
rojiblanco volvió a ganar de palizón en el partido de ida de la eliminatoria y
endosó a los malagueños un 7-1. Ningún jugador de la primera plantilla reforzó
al filial ya que las normas de la competición prohibían la participación de
profesionales. En la vuelta, jugado una semana después en Antequera, perdió el
filial 2-0, así que quedó clasificado para semifinales de Andalucía.
El viaje del
Granada a Santander fue aprovechado para a la vuelta jugar un amistoso en el
Metropolitano frente al At. Madrid, que se impuso 3-1 con un equipo mezcla de
reservas y titulares, con presencia del marroquí y figura rojiblanca Ben Barek,
alma y cerebro del equipo colchonero. En el Granada, que no puso en juego la
misma táctica que en Santander, Millán actuó como delantero centro en la
primera mitad, y jugaron los que habían actuado el domingo en tierras cántabras
más algunos otros que viajaron desde Granada para estar presentes en este
partido, como Trompi y Montilla, más el ariete, también del filial, Requena,
que además marcó el gol del Granada, otro canterano era así promocionado al
primer equipo. Un tal Troncho (sic), interior izquierdo del Segoviana, actuó la
segunda parte a prueba en el Granada y está claro que no gustó. Las directivas
de ambos conjuntos acordaron la visita del Atlético a Granada para jugar el
amistoso pospuesto como homenaje a Cholín el día 1 de febrero.
El Granada líder de segunda
En la jornada 18 el
Granada consiguió por primera vez en esta liga 48-49 colocarse como líder de
segunda al vencer en Los Cármenes 1-0 al Gijón (nada de Sporting en aquellos
años), equipo recién descendido de primera y que andaba por la zona media de la
tabla pero que contaba en sus filas con bastantes jugadores con muchas
temporadas en máxima categoría, entre los que sobresalía el medio canario
Campos, ex internacional y que jugó en aquel gran Atlético Aviación de la
primera posguerra que ganó dos ligas, aunque no vino a Granada por estar
lesionado. Para la prensa local fue el gijonés el equipo más difícil de batir
de cuantos habían pasado hasta ese momento por Los Cármenes. Con mucho
sufrimiento pudo el Granada anotarse los dos puntos gracias a un gol a falta de
algo más de diez minutos, conseguido de cabeza por Morales. Otro canterano fue
promocionado al primer equipo, Sueza, actuando de interior izquierdo en
sustitución del lesionado Fraga; al parecer no tuvo un debut afortunado y ya no
volvió esta temporada a asomarse a las alineaciones del primer equipo. Con los
dos puntos se situó el Granada líder en solitario, un punto por encima de la
Real Sociedad y el Hércules.
La crónica del
diario gijonés Voluntad dice que el Granada ganó inmerecidamente, porque la
iniciativa y el dominio fueron siempre de los forasteros, y que los locales
defraudaron a su parroquia. También acusa a los jugadores granadinistas de
excesiva dureza, y se centra en Millán, quien una vez más y en vista de que el
gol no llegaba fue mandado al ataque por el míster.
Amistoso frente al At. Madrid homenaje a Cholín
En la previa del
homenaje a Cholín, devolución de visita del At. Madrid, la prensa local publicó
una nota de la directiva, todo un panegírico del homenajeado, afirmando que la
situación del club, en esos momentos líder de segunda, hay que agradecérsela
por entero a Ignacio Alcorta, quien con su labor supo suplir la falta de medios
y jugadores y formar un conjunto que ha sido capaz de situarse en posición de privilegio
para intentar el ascenso.
El partido se jugó
el martes 1 de febrero, San Cecilio, fiesta local. El recién electo concejal Moisés
Linares donó una copa para el vencedor del amistoso y joyería La Purísima un
trofeo para entregar al jugador más destacado. La copa se la llevó el equipo
colchonero con un once casi por entero de suplentes al vencer 2-4. Los Cármenes
registró una muy buena entrada porque el rival era muy atractivo, especialmente
su figura, el negro (así aparece en
las crónicas, en tiempos lejanos a lo que hoy llamamos políticamente correcto) Ben Barek, que fue largamente ovacionado
por la parroquia rojiblanca cada vez que el marroquí obsequiaba con pases de
tiralíneas y asistencias a sus delanteros y además marcó uno de los goles,
llevándose el trofeo donado por la joyería La Purísima.
Ben Barek, invitado
por directivos del Granada, dedicó la mañana a visitar nuestros monumentos y en
el pos partido declaró a la prensa local que después de haber visto monumentos
y obras de arte por todo el mundo, podía afirmar que la Alhambra es lo más
maravilloso que ha visto nunca, y que esperaba poder verla con más detalle la
temporada siguiente, cuando viniera con su equipo a jugar en Granada en liga
porque esperaba el ascenso del Granada.
En el Granada se
alinearon un total de dieciocho jugadores, con gran número de futbolistas del
filial entre los que destacó Méndez, que por primera vez se enfundaba la
camiseta rojiblanca. Unamuno, delantero centro vasco amigo personal de Cholín,
actuó prestado por su equipo, el Jaén, y consiguió el primero de los goles
rojiblancos (el otro fue de Rivera); la temporada siguiente, la 49-50, fichará
por nuestro equipo.
En Mestalla +8
La siguiente
jornada de liga, ya la 19, a falta de siete para el final, se jugó el sábado 5
de febrero de 1949 en Mestalla ante el filial che y supuso una nueva victoria
rojiblanca, la quinta consecutiva, que reafirmó más a nuestro Granada en la
posición de líder e incrementó la cuenta positiva a +8. Con Trompi, esta
temporada volviendo a ser el que fue, que marcó los dos goles, y con Lesmes de
gran figura en la defensa, el Granada ganó brillantemente poniendo en práctica
otra vez el “cerrojo”, o sea, el 4-3-3, que Cholín reservaba para los partidos
a domicilio.
Lo malo fue que los
rivales directos, Real Sociedad, Hércules y Málaga, también obtuvieron
resultados positivos, así que no se les pudo distanciar y continuó la lucha
estrecha entre ellos y nuestro equipo, con dos puntos respecto del cuarto, el
Málaga. A pesar de la buena marcha rojiblanca y de la racha de cinco ganados
consecutivamente, no es sino hasta este momento cuando en los medios y en la
afición empieza a hablarse del ascenso como algo muy al alcance de la mano,
aunque sin olvidar que todavía había que ir a Málaga y San Sebastián y recibir
en Los Cármenes al Hércules.
Tropiezo frente al Hércules
El Hércules
precisamente era el siguiente rival, en Los Cármenes, con lo que la directiva
aprovechó para señalar el partido como día del club. Los jugadores
granadinistas, como en citas caseras anteriores, fueron recluidos por Cholín en
el hotel Alhambra Palace desde dos días antes de la fecha señalada. En la ida
el Granada había arrancado un empate a tres goles en un partido que pudo haber
ganado.
Entrenaba al
Hércules Gaspar Rubio, quien entrevistado la víspera por la prensa local dijo
que Granada y Hércules serían los dos equipos que ascenderían, y que ambos
cuadros vencerían en su visita a La Rosaleda; desde luego como pitoniso no
tenía mucho futuro el gran Gaspar.
Hasta el momento,
los nueve partidos jugados por el Granada en Los Cármenes en la 48-49 se habían
saldado con victoria rojiblanca, pero frente al Hércules se rompió la racha y
los alicantinos arrancaron un empate a un gol que, aunque no supuso la pérdida
del liderato, sí que fue un golpe moral y el desperdicio de una magnífica
oportunidad de poner tierra por medio con los perseguidores, distanciando al
Hércules a tres puntos más el golaveraje y casi perdiendo de vista a Málaga y
R. Sociedad, derrotados en sus desplazamientos. Una vez más el mejor fue
Trompi, autor del gol con una jugada para enmarcar, plena de técnica; el
pequeño interior esta temporada volvió a ser el que era y volvió a convertirse
en ídolo de la hinchada.
Fue en cualquier
caso un mal partido del Granada, que en ningún momento pudo superar la ordenada
defensa herculina. Como queda dicho, el Granada conservó la primera plaza, con
un punto sobre el Hércules, dos sobre la Real Sociedad y tres sobre el Málaga.
Ya sólo faltaban seis jornadas por jugarse y el Granada seguía espléndidamente
colocado para intentar el salto a primera.
El Granada B por su
parte, en la ida de semifinales de copa de aficionados en su fase andaluza, se
trajo un empate a dos goles del terreno del Dos Hermanas, campeón de Sevilla,
buen resultado que ponía al alcance de la mano el acceso a la final.
Paliza en Málaga y pérdida del liderato
Sin tiempo para digerir el tropiezo frente al Hércules, empezó a organizarse el siguiente partido de la liga, ya la jornada 21, a falta de cinco para terminar, que suponía otra prueba de fuego para los rojiblancos ya que era en La Rosaleda frente al Málaga, todavía con muchas opciones de ascenso. Un tren botijo fletado por Educación y Descanso y con varios cientos de hinchas al precio por cabeza de 48 pesetas salió para la Costa del Sol a las once de la noche del sábado previo al día del partido, teniendo prevista su llegada a Málaga ¡a las cinco y media de la madrugada! A la vez se organizaron numerosos viajes en autobús.
En La Rosaleda,
abarrotada de público como no se había visto nunca, los nuestros sucumbieron
ampliamente derrotados, 5-0, por un Málaga pletórico que burló fácilmente la
disposición defensiva que solía emplear Cholín para los partidos a domicilio.
La clave estuvo en que mediada la primera mitad y cuando los rojiblancos
ejercían el control del centro del campo, fueron éstos a encajar tres goles en
cinco minutos que dejaron el partido sentenciado. Las crónicas resaltan que, a
pesar del resultado adverso, la forma de jugar del Granada siguió encorsetada
en su defensa de cuatro y sin reacción de ningún tipo. Fernández de Burgos para
Ideal, que viajó con el equipo, dice que el Granada acusó inseguridad en todas
sus líneas e incapacidad absoluta para reaccionar.
Unos tres mil
granadinos dieron color a la mañana malagueña y no hubo incidentes de ninguna
clase entre las aficiones.
Debutó en el
Granada otro canterano del filial, en este caso ilustre y llamado a ocupar por
derecho propio un lugar destacado en la historia rojiblanca, el gran Manolo
Méndez, alineado en la media ante la ausencia por lesión de Almagro. Según las
crónicas, de no ser por Candi el Granada habría perdido por un margen más
amplio. Candi era hasta ese momento el portero menos goleado de primera y
segunda, pero con los cinco de Málaga perdió tal condición respecto del primer
nivel, aunque siguió siendo el menos goleado de segunda, pero ya en una marca
compartida con el Baracaldo. La derrota supuso la pérdida del liderato (que ya
no se recuperará) y la caída a la tercera plaza, empatado con el segundo (R.
Sociedad) y un punto por debajo del Hércules, nuevo líder.
El Granada B finalista andaluz de la Copa Aficionados
Simultáneamente al
partido de Málaga, en Los Cármenes el Granada B, que echó mucho de menos a su
mejor elemento, Méndez, actuando en La Rosaleda con el primer equipo, en la
devolución de visita del Dos Hermanas para la semifinal de copa aficionados no
pudo superar a su rival y su partido acabó en empate a dos goles, idéntico
resultado al del partido de ida, así que se hubo de jugar una prórroga de media
hora en la que ambos contendientes hicieron un gol cada uno por lo que a
continuación hubo una segunda prórroga, pero cuando sólo se habían jugado
quince minutos y sin que el marcador se hubiera movido, y dado que apenas se
veía en Los Cármenes, después de 145 minutos de juego se decidió dar por
finalizado el choque y fijar otro día para la celebración de un tercer partido
de desempate. Esa misma noche ambos clubes se pusieron de acuerdo y fijaron que
el desempate sería en Los Cármenes el martes siguiente a cambio de alguna
ventaja económica para los sevillanos.
El día previsto a las
16,15 horas en Los Cármenes ante escasísimo público se jugó ese tercer partido
que acabó con la victoria del Granada B por 2-1. No mejoró demasiado el juego
del filial a pesar de que ya pudo contar con Méndez, pero con trabajo y
sufrimiento logró deshacerse de su incómodo rival y clasificarse para la final
de la fase andaluza de este trofeo amateur. La final, a partido único en campo
neutral sería contra el Peñarroya, de Córdoba, que se deshizo del Emeritense
por nada menos que 10-1 en la otra semifinal. A los pocos días se llegó a un
acuerdo con el club cordobés para que la final se jugara en Los Cármenes el 6
de marzo a cambio de una compensación.
Escardón al Murcia
Tras el varapalo en
Málaga nos visitaba el Murcia, equipo de la zona baja de la clasificación.
Nuevamente fueron los jugadores rojiblancos recluidos en el hotel Alhambra
Palace. En la previa la directiva regaló a Méndez un valioso reloj de pulsera,
dice Ideal, en agradecimiento a sus meritorios y desinteresados servicios y por
haber debutado con el primer equipo.
El Granada fue un
ciclón frente a los pimentoneros, que en ningún momento fueron rival y
sucumbieron 5-1, la más amplia victoria rojiblanca de toda la temporada. No
obstante, para la prensa granadina el encuentro fue insulso y de escasa
calidad, y para La Prensa el Granada
evidenció que atraviesa por una crisis de juego, especialmente su delantera,
cosa que no es de ahora sino que viene arrastrándose toda la temporada, y de no
ser por eso el partido tendría que haber acabado con diez goles a favor, porque
se fallaron no menos de cinco ocasiones clarísimas. Se adelantaron en el
marcador los visitantes en los primeros compases, pero a partir de ese momento
sólo existió un equipo, el local, que a pesar de no ofrecer un buen partido ganó
con comodidad y como para resarcirse de lo de Málaga. Los dos puntos sirvieron
para volver a puesto de ascenso directo, segundo, empatado con el líder R.
Sociedad y un punto sobre el Hércules y dos sobre el Málaga cuando ya sólo
faltaban cuatro jornadas por disputarse.
El Murcia jugó en Los
Cármenes con un ex granadinista de los años de primera, el medio Sierra, que
fue baja al terminar la temporada anterior después de siete temporadas de
rojiblanco, pero pasó desapercibido dice la crónica de Ideal, y junto a él se
alinearon dos futuros granadinistas, Mompeán y Becerril, y ambos destacaron
porque fueron excesivamente duros. Aún podría haber alineado el Murcia a dos
más con vinculación con nuestro equipo, el portero Martí, lesionado desde las
primeras jornadas, y el delantero centro Morera, también baja por lesión.
Nueva paliza, ahora en Atocha
Una nueva prueba de
fuego para las aspiraciones de ascenso se presentó en la jornada siguiente, ya
la 23, a falta de sólo cuatro para terminar, en Atocha ante la Real Sociedad,
líder en esos momentos, aunque empatado con los nuestros. Un empate hubiera sido
un buen resultado y además hubiera supuesto ganar a los donostiarras el
golaveraje, pero el Granada cayó derrotado por nada menos que 5-1 en un partido
plagado de incidentes en el que el árbitro Azón pitó un penalti en contra y dio
por válido un gol fantasma en el que, según toda la prensa, el balón no llegó a
entrar; para colmo de mala suerte, Rey hizo en propia puerta otro gol de los
locales. Encima no paró de llover y el terreno de Atocha era un barrizal
impracticable, razón por la cual Cholín reservó a Trompi y a Luiqui. El gol
local que suponía el 3-1 fue concedido por el trencilla de turno aduciendo que
el balón había entrado en la puerta y salido por un roto en la red, sin que
valieran las protestas de los rojiblancos y el mostrar reiteradamente la red
intacta. Con todo, las crónicas coinciden en que el equipo local fue mucho
mejor y mereció ganar, aunque por menos margen y, una vez más, vuelven a
señalar la absoluta inoperancia de la delantera rojiblanca. El Granada no
recurrió esta vez al “cerrojo”, es decir, no colocó cuatro defensas, aunque de
poco le valió. Atocha registró un lleno hasta la bandera en día del club.
La crónica de Ideal
la firma Iturrioz, el mismo plumilla de El Diario Vasco que dos
temporadas atrás firmaba la reseña del partido (más bien un pliego de
acusaciones e insultos al trencilla de la ocasión: Álvarez Santullano) del
Granada en este mismo escenario de la 46-47 que acabó en empate a un gol.
Ahora, feliz por el triunfo de su equipo, se muestra bastante más moderado y
alaba al árbitro Azón; también dice que el resultado es engañoso y que el
Granada no debió perder por tantos goles. Por otra parte, refiere Iturrioz,
aunque no en Ideal sino en su crónica para El
Diario Vasco, la anécdota de que el Granada actuó con dos sietes, o sea,
dos jugadores, Megino y Toñín, lucieron el número 7 a la espalda, y no hubo 8;
no sabemos la causa, quizá fuera que la del 8 se perdió o estaba deteriorada.
Todavía no se sabía
con certeza, pero sí que se sospechaba que la inoportuna derrota ante la R.
Sociedad podría ser la que en definitiva tendría la culpa de que finalmente la
temporada acabara en fracaso para el Granada. Ya sólo quedaban por jugarse tres
partidos y el Granada había quedado relegado a la cuarta plaza, a dos puntos
del equipo donostiarra, a uno del Hércules y empatado con el Málaga, pero de
esos tres posibles rivales, en caso de cuádruple empate final, el golaveraje
era desfavorable para los rojiblancos excepto con el Hércules, equipo con el
que se empataba.
CALLEJEANDO
Granada y la cultura
Para ser Granada una
ciudad mediana, su vida cultural ya la quisieran para sí muchas otras de mayor
importancia poblacional y económica. Sin duda la institución universitaria, presente
en nuestra tierra desde el siglo XVI, ha tenido gran influencia en que esto sea
así. En cualquier caso, es motivo de orgullo para los granadinos el hecho de
que de siempre han existido en Granada extraordinarios focos culturales de
donde han salido o por donde han pasado algunos nombres de relevancia
universal. Tertulias, asociaciones, compañías, corporaciones, reuniones
informales, peñas de amigos u otras mil fórmulas distintas, todas ellas con el
denominador común de no ser promovidas por los poderes públicos sino de
obedecer a meras inquietudes culturales de sus asociados, existieron y existen
en Granada. Nos ocuparemos de aquellas que dejaron huella.
La primera
asociación cultural granadina de que tenemos noticia fue la que se llamó Academia
del Trípode, de mediados del siglo XVIII, una tertulia fundada por tres
clérigos del Sacromonte. Se reunían al principio en la Abadía y el tema
principal que trataban era la poesía del Barroco, sobre todo Góngora y el
culteranismo. Se conservan las actas de sus reuniones y de ellas se extrae que sus
miembros, todos del clero o la aristocracia, tenían apodos de personajes de
novelas de caballería.
La más antigua
sociedad artística y literaria del siglo XIX en Granada fue el Liceo, que se
fundó en 1833 y tuvo su sede muchos años en el por entonces ex convento de
Santo Domingo, trasladándose después al teatro Cervantes, para lo cual se
remodeló su planta noble añadiendo algunos elementos y terrazas en la esquina
que daba a la plaza del Campillo. En franca decadencia andaba el Liceo cuando
entró como vicepresidente Luis Seco de Lucena, fundador y director de El
Defensor de Granada, quien le dio gran impulso a la entidad. De Seco de Lucena
partió la idea de la coronación de José Zorrilla como Poeta Nacional en la
Alhambra, en 1889, gran acontecimiento de repercusión nacional que colocó a
nuestra ciudad en boca de todos y sobre el que todavía se sigue escribiendo
largamente. Precisamente la celebración de este evento multitudinario se señala
como el principio de la total decadencia y práctica desaparición de la sociedad
a principios del siglo XX. Años después hubo otro Liceo granadino de efímera
existencia.
En el seno del Liceo
se formó “El Pellejo”, pero sus tenidas perseguían fines báquicos y
gastronómicos y de pura diversión más que intelectuales o artísticos, según
refieren las crónicas de la época.
Y como “hijo”
pellejuno nació también a mediados del XIX la famosa Cuerda Granadina, grupo
de jóvenes liberales y bohemios en el que se inscriben nombres - los nudos
de la cuerda- muy ilustres de las letras y las artes hispanas, como
Pedro Antonio de Alarcón, el alma mater del grupo, con el alias de Alcofre.
Otro nudo de aquella cuerda fue el novelista sevillano, estudiante en
nuestra Universidad, Manuel Fernández y González, muy famoso en su época como
autor de numerosos folletines por entregas que le hicieron muy rico, aunque hoy
está más bien olvidado. También muy famoso en su tiempo fue el poeta satírico Manuel
del Palacio, catalán de Lérida al que la profesión de su padre, militar, trajo
a estas tierras cuando era muy joven. Célebre fue también otro nudo: el
barítono italiano Giorgio Ronconi, quien se afincó en nuestra tierra por
voluntad propia y adquirió como vivienda el carmen de Buenavista (que existe en
la actualidad con el nombre de Carmen de Ronconi), en Peñapartida, al final de
la Cuesta del Realejo, una de las sedes donde se reunía esta alegre
congregación. Quedan así citados los más célebres nudos de la Cuerda,
pero en ella se integraban muchísimos más que llegaron a descollar en las más
variadas profesiones: músicos, pintores, militares, juristas, políticos,
médicos, catedráticos, periodistas y hasta gastrónomos.
La Cuerda era, más
que tertulia literaria y artística, una especie de pandilla casi adolescente y
gamberra que dio bastante que hablar en Granada en su momento, promoviendo todo
tipo de actos culturales o armando alboroto con sus extravagancias, como la de
recorrer la ciudad para asistir a los actos que organizaban montados en burros.
El pronunciamiento liberal de O’Donnell conocido como la Vicalvarada, en
1854, y los actos revolucionarios que como consecuencia se produjeron por todo
el país -también en Granada- y en los que los nudos de la Cuerda tomaron
parte activa, significó de alguna manera la disolución del alegre grupo juvenil
ya que varios de sus más preclaros miembros se marcharon a Madrid, algunos de
ellos por motivos políticos y otros buscando mayores horizontes a su arte. En
la capital no obstante siguieron con sus movidas transgresoras hasta el punto
de hablarse de una Colonia Granadina en Madrid también célebre por sus
humoradas y excentricidades.
En 1885 nació el
Centro Artístico Literario y Científico de Granada, asociación cultural que de
todas las tratadas en este trabajo es la única que aún pervive, aunque en
franca decadencia desde hace décadas. Si hay alguna institución cultural
emblemática en Granada ésta es sin duda el Centro Artístico, promotor desde su
fundación de innumerables actos culturales, exposiciones, conferencias,
conciertos, escuelas pictóricas y muchas más actividades. Tuvo una primera
etapa más bien corta ya que en 1898 feneció, refundándose diez años después, en
1908. De este periodo, 1912, data la organización de la que pasa por ser la
primera cabalgata de los Reyes Magos de España. Tras ocupar distintas sedes, en
1951 se trasladó a la Acera del Casino, al edificio del teatro Isabel la
Católica, todavía sin terminar por completo, donde se ubica en la actualidad el
Centro Artístico, aunque capitidisminuido a causa de las grandes deudas que
acumuló, y de estar integrado por miles de asociados y ocupar varias plantas
del edificio, en la actualidad sólo un puñado de granadinos siguen fieles a la
institución, que ha pasado a ocupar sólo un piso del inmueble. El Centro Artístico
bien puede enorgullecerse de un pasado esplendoroso y de, bajo sus auspicios,
haber hecho posible algunos actos culturales de importancia capital y de los
que se sigue y se seguirá hablando largo tiempo no sólo en Granada y en España,
como la organización del mítico Concurso de Cante Jondo de 1922 y el nacimiento
del Festival Internacional de Música y Danza en 1952.
Muy célebre es
también la tertulia granadina que llevó el nombre de Cofradía del Avellano,
fundada hacia 1895 por un grupo de intelectuales y artistas de la tierra sobre
los que destaca el que fue su principal impulsor y alma mater, Ángel Ganivet,
por aquel entonces ejerciente de su carrera diplomática, lo que le obligaba a
pasar largas temporadas lejos de nuestra tierra. En ese singular paraje
granadino, la Fuente del Avellano, se reunía en tertulia este grupo de amigos y
allí se desgranaban los más diversos temas de conversación, siendo a menudo
lugar de primicias de lo que cada cual se traía entre manos en lo referente a
su arte literaria, pictórica o poética. La muerte de Ganivet en 1898 significó
también la defunción de esta atípica cofradía agüista.
Cafés con tertulia sobre
los más variados temas los ha habido en abundancia, según se puede leer en
diferentes textos que recuerdan la Granada del XIX y primera mitad del XX: Café
León, en calle Mesones; Suizo, en Puerta Real; Italia, en calle Hileras;
Callejón, en Callejón de Arjona; España, en Plaza Nueva; Pasaje, en el Zacatín;
y, en fin, El Siglo, Colón, Royal y más. Entre todos destaca el Café Alameda,
en la Plaza del Campillo. En el Alameda, en los primeros años 20 nació la más
famosa de todas las tertulias granadinas de café, la del Rinconcillo, donde se
juntaban jóvenes vanguardistas disconformes con el costumbrismo conservador y
burgués y con las ideas culturales dominantes en la época. Federico García
Lorca es el más conocido de los asiduos de esta tertulia, y se cuenta que en
alguna de sus reuniones estuvieron presentes personajes de la talla de H.G
Wells, Rudyard Kipling o Arthur Rubinstein.
Con vocación asimismo
vanguardista en todo lo relacionado con el mundo cultural nació en 1926 el
Ateneo de Granada. Sus impulsores fueron antiguos rinconcillistas y vio la luz
casi como una escisión del Centro Artístico, al que sus fundadores consideraban
un mausoleo artrítico y reaccionario. Los nombres ligados al Ateneo que más
suenan son los de Fernando de los Ríos, Manuel de Falla, Constantino Ruiz
Carnero y Francisco Soriano Lapresa, y también García Lorca, aunque éste ya en
esa fecha se había trasladado a Madrid, todo según se lee en la web
universolorca.com. Al igual que el Liceo, tuvo su sede en el teatro Cervantes,
aunque en su segunda planta, y sus salones fueron el escenario de varias de las
más famosas conferencias de Federico García Lorca. No sobrevivió a la Guerra
Civil. En la actualidad existe una asociación cultural que responde a ese mismo
nombre de Ateneo de Granada, fundada en 2009.
Todas estas asociaciones y tertulias nacieron
y tuvieron su época dorada en tiempos ya lejanos a aquellos a los que nos
referimos bajo el título “El Once del Racionamiento”. La razón obvia es que no
fueron los tiempos de posguerra precisamente propensos, no ya a la existencia
de vanguardias culturales transgresoras de ningún orden, tampoco a iniciativas
que en cualquier aspecto se apartaran siquiera mínimamente de los dictados
oficiales. Así, en lo cultural, en Granada se puede hablar de un auténtico
desierto de posguerra que abarca toda la década de los cuarenta. En la primera
posguerra la cultura, lo que entiende por ello la dictadura franquista, debe
ajustarse antes que nada a la moral de sacristía imperante en todos los demás
órdenes de la vida en España, y cualquier cosa que se aparte de esos cánones es
mal vista e incluso puede traer nefastas consecuencias para quien se atreva a
no seguirlos. No es sino hasta finales de los cuarenta y primeros cincuenta
cuando algo empieza a moverse en Granada y así van naciendo distintos
movimientos culturales que se desarrollarán principalmente en la década de los
cincuenta, pero esto ocurrirá siempre en un tono menor y lo que no se
recuperará será aquel antiguo esplendor cultural de nombres y obras que tanta
nombradía dio a nuestra tierra.
Wenceslao Fernández Flórez sobre el partido Málaga-Granada
El gran escritor
Wenceslao Fernández Flórez publicaba por aquellos años una columna semanal en
el ABC: “De portería a portería” (posteriormente recopilado en un volumen así
titulado) que trataba sobre fútbol, deporte del que el autor se reconocía lego
por completo en todo lo referente a sus protocolos e invenciones. En esta
sección del diario madrileño apareció el martes 22 de febrero de 1949
(reproducido por Ideal del día siguiente), bajo el título “La lucha por el
gol”, un suelto en el que se refiere al partido Málaga-Granada, del cual fue
testigo por encontrarse en la Costa del Sol por cuestiones de salud, para curarse
una gripe, según comenta en el propio artículo. No me resisto a reproducirlo
íntegro:
«Tardé en
percatarme de que estaba preso en un torbellino del que no podría salir.
Primero fue el simple
anuncio de que ocurriría un encuentro con el “Granada”. Me pareció natural. En
todas partes hay choques futbolísticos cada domingo. Luego pulsé latidos
apresurados en la ansiedad de la gente. “¿Usted irá?” “Sí, yo iré.” Estoy en
Málaga; se me ofrece una ocasión de hacer un bolo en provincias y nutrir mi
escasa experiencia estudiando las peculiaridades de una lucha entre equipos de
la segunda división. ¿Cómo son los equipos de la segunda división? Ahora sé que
no se diferencian de los de la primera, y hasta me pareció que algunos
jugadores tenían las piernas más gordas. A mí -será que no entiendo- se me
antoja ilógica esta confusión. Las barras de pan de primera no son como las de
segunda, ni los coches del tren, ni los jefes de negociado. Yo creo que en la
segunda categoría los balones debían ser más chicos; las puertas más grandes;
los futbolistas más débiles, y las entradas, más baratas. Pero, en fin…
El caso es que los
comentarios acerca del encuentro fueron haciéndose tan categóricos como
alarmantes. Descubrí sin esfuerzo una pugna apasionada. Fundida en un impulso,
toda Málaga quería ganar, toda Málaga hablaba del partido, toda Málaga se
estremecía ante la sospecha de una derrota. Un excelente sistema de información
permitía conocer cuanto se escribía acerca del trance en la Prensa granadina y
hasta las frases cáusticas que en la ciudad de la Alhambra se pronunciaban
descontando el éxito, y las veces que se llamaba allí “boquerones” a los
malagueños en tono despectivo. El alcalde de Granada había venido para
pronunciar dos conferencias. Pero ¿puede creerse que en vísperas de tan
importante choque un hombre de tal representación venga a hablar del barroco?
¿No se trasluce claramente una función de espionaje? ¿Barroco? ¡Sí, sí; barroco…!
Algunas frases
irreverentes me permitieron descubrir que, por su relación con Granada, los
Reyes Católicos comenzaban a ser puestos en entredicho en Málaga; supe también
que, en ocasiones semejantes, excursionistas malagueños habían recibido más
pedradas que buenos tratos en pueblos granadinos. En un escaparate de la calle
de Larios apareció un cuadro en el que estaba pintado un plato de boquerones y
una granada. Con este letrero: “Los eternos rivales”. El gobernador civil tenía
apercibidos todos sus guardias…
Pensé:
-Es la guerra.
Tres meses antes de
intervenir el Japón en la última contienda, tenía yo preparado un viaje a
aquellas islas, que hube de suspender por un azar, y me estremecí muchas veces
imaginando cuál pudiera haber sido mi suerte en la nación que sirvió de
experimento para la bomba atómica. Otra fútil casualidad hizo, por el
contrario, que en julio del 36 retrasase mi salida de Madrid veinticuatro horas
que me costaron después un año de angustias. Nadie se extrañará, sabido esto,
que recele de sorpresas belicosas en cuanto hay un viaje por medio. Ahora
estaba cogido y bien cogido. Los malagueños me han colmado de atenciones;
comparten conmigo desde hace unos días los “chanquetes” y el sol; el último
bacilo de la gripe que traje murió anteayer; en mi solapa está la insignia de
la Orden del Boquerón de Plata de la que trataré en otra crónica. ¿Qué puedo
hacer? No siento la menor animadversión contra Granada, pero si la lucha
estalla, si la degollina es inevitable… yo combatiré bajo la bandera del F.C
Málaga, que ni siquiera sé qué color tiene. Como Simbad el Marino en sus
desdichas, como Gulliver en sus tribulaciones, como tantos y tantos
incorregibles viajeros ilustres, me arrepiento a mi vez de haber abandonado mi
casa.
-Lo peor -me
instruye un amigo- es que hay aquí una fuerte “quinta columna” granadina.
-¿Es posible? -me
alarmo.
-Si; granadinos que
viven en Málaga desde hace muchos años; gente importante y gente modesta.
Estimularán a los suyos.
-¡Vaya, hombre!
En verdad no había
razones para ser demasiado optimistas. El equipo del “Granada” está a la cabeza
de los de su categoría y parece que no se le puede batir fácilmente. La
excitación iba en aumento por horas; se hablaba del partido y nada más que del
partido: los trescientos mil habitantes de Málaga (son 275.000, pero yo sé que
les agradará que les achaque más; es lo corriente) vivían con su ansia puesta
en el acontecimiento futuro; aquellos que creen que yo entiendo de fútbol y lo
disimulo me preguntaban: “¿Quién supone usted que vencerá?”, pero en sus ojos
leía una petición de ayuda. Los síntomas marciales se multiplicaban. A un
vecino se le ocurrió simbólicamente rifar una estaca. A las cinco de la
madrugada llegó de Granada un tren colmado de agentes provocadores. En otros
trenes y en numerosos automóviles se infiltraron muchos más. Antes, cuando los
forasteros llegaban para presenciar una corrida de toros, eran amigos alegres y
gratos. Ahora, si se trata de fútbol, son considerados como agentes
provocadores. Yo bien sabía lo que iba a pasar. Derrotado el Málaga, saldríamos
a vengar la ofensa, trepando por las ásperas sierras que nos separan de
Granada. Acaso, por haberme injerido temerariamente en estos asuntos, me
nombrarían teniente en una compañía de goleadores alpinos y me vería
comprometido en la arriesgada empresa de una nueva toma de Granada, quizás
gloriosa, pero excesivamente traumática para mis aspiraciones personales.
Y llegó el domingo.
El campo colmado; los nervios, tensos; los montes del bello paisaje circundante,
estirando sus cumbres para ver mejor; silbidos, aplausos, lucha homérica. Como
los dioses invisibles se mezclaron, según “La Ilíada”, entre los combatientes,
junto a las murallas de Troya para favorecer a sus elegidos, así descendieron
aquí sobre el estadio de La Rosaleda, en ayuda de uno y otro bando. Apolo
manejaba sus rayos para deslumbrar a los jugadores forasteros, porque ya se
sabe que el sol es muy malagueñista, y Minerva -ligada a los granadinos por
razones universitarias- se dolía de que su escudo, y su casco y su lanza y su
embarazosa túnica le impidiesen ser eficaz. Lo que hoy importa y mueve a los
humanos no es Helena, es un gol.
Cinco se apuntó el
“Málaga” en el marcador del estadio, que parece uno de esos anuncios de
neumáticos o de leche condensada que hay al borde de las carreteras. Y sus
contrarios, ninguno.
Ya no había que
tomar Granada. Pero en una y otra parte la hostilidad queda viva.
Así es el futbol,
que estrecha lazos entre los pueblos.»
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