El Ferrol de Juanito Alonso sirve para abandonar el farolillo
La siguiente jornada, ya la 18, 1 de
febrero, San Cecilio, con romería matutina al Sacromonte, tocaba jugar
nuevamente en casa, ahora con la visita del Ferrol. Los gallegos llegaron a
Granada la víspera y en entrevista para Ideal, su entrenador, Hilario, dijo que
no podía exigirles grandes cosas a sus pupilos después del larguísimo y penoso
viaje hasta llegar a nuestra tierra. Habían salido el jueves por la mañana de
tierras gallegas y les había pillado por el camino todo el terrible temporal de
lluvias torrenciales que azotaba la Península y que había dejado incomunicada a
Granada más de un día y sin agua para beber. Los gallegos llegaron el sábado
muy a última hora después de haber tenido que hacer transbordo en Moreda debido
a los desprendimientos que habían cortado la línea de ferrocarril.
Luego, en el campo, parecía que el
Granada no iba a tener problema alguno para vencer e incluso golear a unos
cansados ferrolanos que a la media hora iban por debajo en el marcador 3-0, con
dos goles de Morales y uno de Fraga, pero antes del descanso los visitantes
consiguieron poner el resultado en 3-2 con algo de suerte, ya que el primero de
sus goles fue en propia meta de Millán y al minuto siguiente llegó el segundo
gol gallego en un córner. En la segunda parte un nuevo gol de Fraga puso el
marcador en 4-2 y los dos puntos se quedaron en casa y sirvieron para abandonar
el farolillo rojo, traspasado al Baracaldo, aunque con los mismos puntos que
los rojiblancos.
El Granada, nuevamente concentrado en
el hotel Alhambra Palace desde el viernes anterior, abandonó su
enclaustramiento sólo para jugar su partido frente al Ferrol. Según las
crónicas fue un partido emocionante y bonito, jugado por los dos contendientes
con mucho ímpetu y ganas, y el Granada fue mucho mejor y justo vencedor
exhibiendo otra vez la WM a pleno funcionamiento. Sólo hubo un cambio en la
alineación, obligado por la lesión de Arencibia que supuso que Rey dejara la
cobertura para alinearse de medio mientras que su puesto en la defensa lo ocupó
González. Desde la primera jornada, cuando lo de Gojenuri frente al Castellón,
no se había podido ver a la eterna línea defensiva del Granada de los cuarenta,
Millán-González, sin duda la más famosa pareja del Granada de aquella época.
Pero González evidenció que todavía no estaba en condiciones para volver a ser
el que fue y Millán tuvo una tarde gris y encima marcó en propia puerta.
Tras el partido Fernández de Burgos
para Ideal entrevistó al míster ferrolano, el canario Hilario, medio
internacional en su día, antes de la Guerra Civil, del R. Madrid y que también
jugó en el Barcelona, y dice que «quien
me ha perdido el partido es el portero, Alonso, ya que no ha hecho nada por
detener ni tan sólo intervenir en las jugadas de los cuatro tantos encajados.»
A lo que replicó Fernández de Burgos que a él y a la afición granadina le había
parecido que Alonso había tenido una buena actuación, pero Hilario insistía
diciendo que «ha llegado a creérselo
demasiado y que ésa es su equivocación». Resulta curioso que un entrenador
hable así de alguno de sus futbolistas, y más si tenemos en cuenta que el tal
Alonso no es otro que el gran Juanito Alonso, que dos temporadas después, al
acabar su servicio militar en El Ferrol, fichará por el Madrid, del que será
titular durante casi una década, conquistando cinco copas de Europa y siendo el
portero de la selección española en numerosas ocasiones.
En Vallejo volvemos a linterna
La mejoría experimentada por el
equipo desde el cambio de técnico pareció diluirse en la siguiente jornada, la
19, en la que nuestro equipo salió goleado del campo del Levante por 5-2 y
volvió a ocupar el farolillo rojo de segunda, aunque esto en realidad no
constituía una tragedia porque los equipos que iban por delante en la clasificación
estaban a sólo un punto y era tanta la igualdad en la categoría que nada más
que tres puntos separaban al Granada de la zona media de la tabla.
En el campo de Vallejo el Granada
actuó sin dirección técnica desde la banda ya que Cholín no acompañó al equipo
por una enfermedad repentina que le obligó a guardar cama. Según las crónicas
nuestro equipo jugó una buena primera mitad, en la que dispuso de hasta tres
ocasiones claras malogradas, pero un penalti en contra en la segunda parte causó
el efecto de la desmoralización de los rojiblancos y su desmoronamiento. Otra
vez no pudo jugar González, quien no acababa de recuperarse, pero en cambio volvió
Sierra, que llevaba tres meses ausente por lesión.
Simultáneamente en Los Cármenes se
disputó la final provincial de la Copa de Aficionados entre el Recreativo y el
Albaicín. Ganó el filial, muy superior, por el tanteo de 6-1 y así se clasificó
para la fase andaluza de este trofeo.
El farolillo rojo endosado al Baracaldo
Los jugadores del Granada nuevamente
bajaron del hotel Alhambra Palace, donde estaban recluidos desde el viernes,
para jugar el domingo 15 de febrero de 1948 el partido correspondiente a la
jornada 20, que traía a Granada al Baracaldo, otro rival directo en la lucha
por escapar de los últimos puestos. El partido acabó con victoria rojiblanca
3-0, los tres antes del descanso, pero las crónicas del evento dicen que el
Granada no convenció y sólo ofreció de buen juego la primera media hora.
El Baracaldo también presentó un
posicionamiento en WM, pero con muchos defectos y fallos en la cobertura que
fueron aprovechados por los nuestros para golear, dedicándose después a sestear
y sin aprovechar que casi toda la segunda parte la jugaron los forasteros con
uno menos por lesión. González volvió a la alineación titular, que ya no
abandonará hasta final de la temporada, y también reapareció Arencibia,
mientras que Rey y Sierra descansaron esta jornada. Con los dos puntos el
Granada dio un salto de dos puestos en la clasificación, al 12º, dejando atrás,
aunque empatado a puntos, al Baracaldo y al Córdoba, éste con uno menos.
El Recreativo jugó la ida de su
primera eliminatoria de Copa Aficionados, en Torre del Mar frente al Azucarera
Larios, de donde se trajo una derrota por la mínima (1-0) que dejaba las cosas
no demasiado mal con vistas al pase a la siguiente ronda.
Un empate en Córdoba con polémica
La liga llegaba ya a la jornada 21, a
falta de sólo seis para terminar, y al Granada le tocaba jugar en Córdoba, que
después de caer goleado en Mallorca era el nuevo colista, un punto por debajo
del Granada y del Baracaldo. Pero dos días antes del partido en El Arcángel
llegaba la noticia de que el cuadro cordobés no había podido regresar a su sede
y estaba todavía en Mallorca con pasajes para el día siguiente, sábado y
víspera del encuentro, por lo que no se podía jugar el partido el domingo. El
Córdoba solicitaba su aplazamiento hasta el 19 de marzo, San José y fiesta
nacional, pero el Granada se opuso y exigió que se jugase 48 horas después,
como prevé el Reglamento, esgrimiendo varias razones, la principal, que para el
19 de marzo tenía ya contratado un amistoso en Ceuta (aunque este partido
finalmente no se jugó), pero también que atravesaba un buen momento de juego y
de moral y que ya había numerosos aficionados organizados en peñas que tenían
previsto desplazarse con el equipo.
Al recibir un telegrama del Comité de
Competición confirmando el aplazamiento del partido, la directiva de Martín
Campos protestó oficialmente alegando que la causa no podía catalogarse como de
fuerza mayor porque toda la semana habían circulado barcos y aviones, y si los
cordobeses no habían podido viajar se debía a una falta de previsión porque
todos los clubes planificaban ese desplazamiento a Baleares con al menos un mes
de antelación, precisamente para asegurarse la ida y la vuelta. Para la
directiva del Granada, se trataba de una estratagema del Córdoba, que en esos
momentos atravesaba una difícil situación, último en la clasificación y con
varios lesionados. Asimismo, la directiva, respaldada por los presidentes de
todas las peñas, comunicaba que, de no cumplirse su petición, esto es, jugar el
domingo o como mucho el martes, todos dimitirían. El Comité de Competición
decidió, ya por la noche del mismo domingo en que en principio se debía de
haber jugado el Córdoba-Granada, que el partido se disputaría el martes 24 de
febrero.
Ese domingo, en Los Cármenes, hubo
partido del filial, devolución de visita de la eliminatoria de Copa de
Aficionados, octavos de final. El Recreativo superó el 1-0 en contra que traía
de la ida en Torre del Mar y derrotó al Azucarera Larios por 2-0. Esperaba el
siguiente rival, el Iberia de Algeciras, en una eliminatoria que sería a
partido único y se disputaría en Los Cármenes.
Por fin llegó el martes 24 de febrero
y el partido en Córdoba, fijado para las 15,15 horas, se disputó bajo una
lluvia persistente y sobre un terreno encharcado y muy embarrado. El Granada se
trajo un empate a un gol que se entendió como un gran resultado por obtenerse
frente a un rival directo al que además se le ganó el golaveraje, aunque la
situación en la tabla poco varió y el Granada siguió tercero por la cola, reduciendo
su cuenta negativa a -3.
El redactor de Ideal, Fernández de
Burgos, viajó con el equipo y en su crónica dice que el Granada mereció el
empate y que incluso pudo haber ganado, aunque las crónicas cordobesas dicen
que el árbitro Asensi dejó sin señalar dos penaltis de Millán. Dice también De
Burgos que no se vio buen fútbol porque lo impedía lo encharcado del terreno de
juego, pero a cambio el partido fue jugado por ambos equipos con entusiasmo y
entrega y resultó muy emocionante. El mejor fue el portero Valero, que lo paró
casi todo, seguido de Arencibia en su puesto de volante organizador. Millán
actuó de defensa central en ausencia de Lesmes, lesionado, y fue otro de los
destacados. Se adelantó el Granada con un gol de Fraga antes del descanso, pero
los locales fueron mejores y empataron en la segunda parte. Según Fernández de
Burgos, al encuentro había acudido muy poca gente, dado lo desapacible del
clima, pero a los cinco minutos se abrieron las puertas dejando entrar gratis a
todo el mundo y el campo acabó llenándose. También cuenta que, en el descanso,
el área que debían defender los de casa fue abundantemente rociada con serrín
para evitar el barro, mientras que en la otra área nada echaron. Los
rojiblancos se embolsaron las 1.500 de prima por barba que tenían señalada. El
Córdoba acabó descendiendo como colista.
Importante victoria ante el Hércules que aleja algo el peligro
La jornada siguiente, la 22, el 29 de
febrero de este año bisiesto de 1948, traía a Los Cármenes a otro de los
destacados por arriba y aspirante al ascenso, el Hércules, entrenado por el
viejo conocido Gaspar Rubio, que estuvo toda la liga luchando por un ascenso
que finalmente no consiguió. La directiva dispuso designar el partido como día
del club.
El Granada, en otro partido en el que
derrochó ganas de agradar y entusiasmo, consiguió quedarse con los dos puntos
al vencer 2-1 al gallito Hércules. Con esta importantísima victoria subió un
puesto en la clasificación (al 11º), aunque sin poder todavía respirar muy a
fondo porque el primero de descenso (el 13º) sólo estaba a dos puntos a falta
de disputarse cuatro jornadas.
Desde que Cholín se hizo cargo del
equipo, si bien el Granada no había mejorado mucho en su juego, sí que había
subido bastante en su rendimiento y además con la WM se había conseguido el
trío defensivo perfecto, el que formaban Millán-Lesmes-González, dificilísimos
de batir, a lo que había que unir el acierto en la contratación del meta
Valero, que daba gran seguridad atrás, y el haber otorgado por fin confianza al
delantero Morales y éste responder con lo suyo, el gol (con el que le hizo al Hércules
llevaba ya diez). El partido volvió a ser muy emocionante, saliendo muy
contentos los hinchas que casi llenaron Los Cármenes.
Un puntillo en La Rosaleda para seguir escalando
La siguiente jornada, ya la 23 (de un
total de 26), era en casa del eterno rival, el Málaga, otro de los favoritos de
la categoría, que marchaba tercero y tenía todavía muchas posibilidades de
alcanzar la segunda plaza, de ascenso directo (la primera era inalcanzable pues
el Valladolid se había distanciado ya mucho). En la jornada anterior se había
desplazado el Málaga hasta Valencia para desde allí tomar al barco a Mallorca,
pero la expedición no pudo viajar a Baleares, quedando su partido aplazado y
por esa razón aparecía en la clasificación a tres puntos del Coruña, que era el
segundo, pero con un partido menos. Finalmente, este Málaga entrenado por
Campanal perdió comba en estos últimos partidos del calendario y sin ascenso se
quedó.
En Granada después de los últimos buenos
resultados había vuelto el ambientillo futbolero y empezaron a organizarse
viajes a la capital vecina a precios muy populares gracias a la iniciativa de
las peñas, y se estableció, por iniciativa de la peña del Americano, que todos
los autobuses que se desplazaran a Málaga se concentrarían en la avenida de
Calvo Sotelo y partirían a la misma hora formando una gran caravana, estimándose
en más de 2.000 los desplazados.
En Málaga, en la mañana del domingo 7
de marzo, centenares de granadinos animaron bastante las calles, entre ellos un
grupo ciclista con la figura del momento, “Tolínez”, al frente, desplazados a
la Costa del Sol a golpe de pedal, y por la tarde en La Rosaleda, lleno a
reventar, el Granada, con la única modificación de Trompi por Rey, dejó
reducida su cuenta de negativos a sólo dos al alcanzar un empate a dos goles
que lo mantuvo en el puesto 11º, a tres puntos del nuevo colista, el Mallorca,
y a dos del Córdoba, que ocupaba la otra plaza de descenso.
Se adelantaron los rojiblancos con
gol de Morales pero antes del descanso empataron los de casa. El segundo tiempo
fue de claro dominio granadinista, según las crónicas de plumillas granadinos,
que viajaron esta vez con el equipo, y otro gol de Morales volvió a poner por
delante al Granada, pero volvieron a empatar los malagueños con gol de Bazán y
ya no se movió el marcador. Fue un buen partido defensivo de los rojiblancos
que pudieron incluso ganar en un ambiente de gran pasión.
La cosa acabó en trifulca y Bazán
agredió a Lesmes cuando se retiraban a vestuarios al finalizar el encuentro, lo
que provocó una invasión del terreno de juego por aficionados locales y en
medio del bochinche cobró también Millán. Los ánimos estaban que ardían, así
que, tras una larga espera, los muchos autocares y coches granadinos tuvieron
que ser escoltados por la policía hasta diez kilómetros de la salida de la
ciudad por la Cuesta de la Reina, siempre según el relato de los periodistas
granadinos. En los días siguientes hubo una protesta de la directiva
malacitanista ante la Federación por la actuación del árbitro Rivero, quien
anuló un gol a los locales, pidiendo que se abriera una investigación, pero la
prensa granadina dice que el gol estuvo bien anulado y al mismo tiempo recuerda
el partido entre los mismos rivales de la primera vuelta, en Los Cármenes,
cuando el árbitro Asensi anuló injustamente, no uno sino dos goles al Granada.
El Recreativo subcampeón andaluz de la Copa Aficionados
A la misma hora vespertina, pero en
Los Cármenes, el Recreativo se deshizo con facilidad de su siguiente rival en
Copa de Aficionados en su fase andaluza, el Iberia de Algeciras, al que goleó
6-0 (1-0 al descanso) clasificándose así para la semifinal. El partido tenía
que haberse jugado una semana antes, pero quedó aplazado para no coincidir con
la visita del Hércules al primer equipo y dado que la semana previa fue muy
lluviosa y se temía por el estado del terreno de juego.
Eliminado el Iberia, la Federación
Sur estableció que la semifinal también se jugara en Los Cármenes a partido
único, pero el rival, el Bailén, pidió para desplazarse a Granada 20.000 pesetas
pagaderas por el Recreativo, una cantidad muy exagerada para la época, así que
la eliminatoria estuvo en el aire durante la semana previa. Una considerable
rebaja en las pretensiones de los jienenses posibilitó que el partido quedara
fijado para el domingo 14 de marzo en Los Cármenes, dado que la liga de primera
y segunda se paralizaba para la disputa de un internacional España-Portugal.
El Recreativo, en un momento
magnífico de juego y poder goleador, volvió a apabullar a su rival al que
endosó otro 6-0 en un Los Cármenes casi lleno, y se convirtió así en finalista
de la Copa de Aficionados en su fase andaluza. Espinosa; Delgado, Jaime; Ros,
Méndez, Atanasio; Hansa, Cea, Requena, Díaz Cara y Pareja, fue su once de gala
en la recta final de la liga y también en este torneo. Cinco de ellos llegaron
a jugar en el primer equipo. Ya al Recreativo quedaba solamente redondear su
buena temporada inaugural con el título de campeón andaluz.
El otro finalista resultó ser el
Sevilla. El Granada hizo las gestiones pertinentes para que el partido de la
final se jugara nuevamente en Los Cármenes, pero la Federación falló
estableciendo que se jugara en Sevilla, en el campo de la Federación, y fijando
la fecha del viernes 19 de marzo, día de San José y fiesta nacional, por la
mañana.
En Sevilla los recreativistas terminaron los noventa minutos con empate a un gol, pero en la prórroga encajaron un nuevo tanto, de modo que el Sevilla amateur fue el campeón andaluz. De todas formas, es muy meritorio que en su primer año de vida el Recreativo llegara a la final de un campeonato en el que participaban equipos de toda la región, casi todos de superior categoría a la de nuestro filial.
Victoria ante el Badalona que deja casi asegurada la permanencia
El Granada-Badalona de la jornada 24 estaba
previsto que se jugara el domingo 28 de marzo, porque el parón liguero para que
la selección se enfrentara a Portugal era de dos semanas, pero la directiva
rojiblanca alcanzó un acuerdo con la catalana para adelantar el partido al
domingo anterior, 21 de marzo, porque el 28 estaba anunciada una corrida de
toros con Juanito Bienvenida, Diamante Negro y Moreno Reina. Ese día, el 21, en
Los Cármenes, el Granada en un partido muy flojo consiguió una nueva victoria
(2-0) a la vez que la selección española vencía en Madrid a la portuguesa por
el mismo tanteo. Los dos puntos suponían un importante salto en la
clasificación y ponían la permanencia muy de cara, al menos de forma
provisional hasta que los demás rivales directos disputaran sus respectivos
partidos el siguiente domingo.
El recién ascendido Badalona fue toda
la liga un equipo de la zona media de la tabla, pero la gran igualdad de la
categoría hacía que no pudiera respirar a salvo. De todas maneras, apenas dio
problemas a los rojiblancos, que hicieron lo justo para vencer, resultando un
aburrido encuentro en el que el Granada, con Trompi vuelto al once en
detrimento de Rey, desperdició una buena ocasión de golear ampliamente. Los dos
goles, de Morales y Fraga, se marcaron en la primera parte, y la segunda
resultó soporífera y se jugó entre las palmas de tango de los pocos aficionados
presentes porque la tarde era primaveral y se ve que la parroquia
mayoritariamente prefirió salir al campo. Después del partido frente al
Badalona gran parte de la plantilla emprendió unas mini vacaciones hasta el 5
de abril, en Valencia contra el Mestalla.
Una vez completada la jornada 24, el
Granada quedó clasificado 9º cuando quedaban por jugarse dos partidos más, pero
todavía no estaba nada hecho puesto que sólo dos puntos lo separaban del 13º,
el primero de los dos puestos de descenso.
CALLEJEANDO
Zapatos de racionamiento
España, en la
actualidad, está en peores condiciones que nunca antes en su historia. Es una frase más o menos literal atribuida a Sir Samuel Hoare,
embajador británico en Madrid. Ocho años después de ser pronunciada, en 1948,
la afirmación seguía siendo de plena actualidad. Para entonces no había apenas
diplomáticos extranjeros en nuestro país que pudieran corroborarlo o pronunciar
para la historia una frase más o menos sonora que sirviera para resumir las
calamidades padecidas por el pueblo llano, pues casi todos los embajadores y
encargados de negocios foráneos se habían vuelto a su tierra siguiendo las
recomendaciones de la Asamblea General de las Naciones Unidas, pero las
penurias de la población, lejos de haber mejorado, no hacían sino empeorar,
sufriendo las consecuencias de la autarquía y del bloqueo internacional en
repudio al régimen dictatorial de Franco.
En ese contexto, destacamos la noticia de la primera página de Ideal
del sábado 21 de febrero de 1948 en grandes titulares: «14.313 pares de
zapatos de tipo nacional se pondrán a la venta el lunes». Debajo, en
caracteres algo más pequeños: «Se destinan a cartillas de tercera, mediante
el corte del cupón de varios número 96». Más abajo: «Zapatos de
caballero, 63,95 pesetas y de niño hasta 44». No, no se trata de un anuncio
publicitario de una zapatería granadina, es realmente una noticia de auténtico alcance
social.
La guerra acabó hace
ya casi nueve años, pero al negro túnel no se le ve el final ni a la de tres, y
quienes más oscuro lo tienen son, no hace falta jurarlo, las clases más
populares, los de alpargata, esos mismos que portan en su bolsillo la cartilla
de racionamiento de tercera clase. Para adquirir los zapatos baratos, tendrán
que presentarse en los establecimientos: La Cordobesa, Bazar Novedades,
Calzados Apolo, Blanco y Negro, Calzados San Luis, Calzados Hidalgo, El Ocaso,
Almacenes Álvarez Castilla, Almacenes La Unión o Calzados Minerva, a
su elección, y entregar el cupón 96 que viene en la sección “Varios” de las
cartillas de tercera. Con eso y el pago de algo más de doce duros podrán
sustituir sus abarcas por unos recios y comprimecallos Segarra (sobre el
modelo no se dice nada), orgullo de la industria zapateril nacional, pero los
que se acerquen a esos comercios tendrán que salir de la tienda como niños con
zapatos nuevos, es decir, con ellos puestos, no más de un par por barba, con lo
que se quiere evitar que los aprovechados hagan negocio. Ocho días permanecerán
a la venta y, de no agotarse la mercancía, el sobrante se pondrá a disposición
de los poseedores de cartillas de segunda categoría.
El lunes en que
comenzó la venta llovía a cántaros, pero ante la puerta de cada uno de los
comercios nombrados se agolpaban cientos de personas desde horas antes de su
apertura a las nueve de la mañana. No faltaron los inevitables listillos que
querían saltarse la cola ni los enfrentamientos con quienes esperaban, algunos
desde las primeras horas de la madrugada, sin que en ningún caso -que sepamos-
llegara la sangre al río. Ideal refiere como “graciosa” la ocurrencia de un
pescadero caradura de uno de los puestos del mercado de abastos, quien se
presentó en un comercio cercano en el que la cola daba la vuelta a la manzana,
con su chaquetilla blanca y llevando una bandeja y sobre ella un café; sin
respetar turno se coló en la tienda diciendo que se lo habían pedido y al poco
tiempo salió calzando unos flamantes borceguíes entre los abucheos de los
pacienzudos, a los que no les había pasado desapercibida la jugada.
Ya lo vemos, el
calzado nacional rompesabañones para los más humildes también estaba
sujeto a tasa, lo mismo que los garbanzos, las alubias o el aceite, cuya
disponibilidad en las tiendas del ramo se publicaba a diario por la Comisaría
de Abastos. Un retrato muy ilustrativo
de aquella España en blanco y negro de nuestros abuelos.
La carroza de San Ildefonso
El 26 de mayo, miércoles,
empezaban las fiestas del Corpus 1948 en Granada. La gran novedad, estreno este
año, la constituía la nueva cabeza de la Tarasca, modelada por el artista Luis
Molina de Haro. El nuevo rostro tarasconesco venía a sustituir al que
desde los años de la República reemplazó a su vez a otro que había desfilado
por las calles granadinas desde finales del siglo XIX.
Es cosa sabida que
la Tarasca propiamente dicha es el dragón que aparece derrotado debajo de la
figura de mujer que en otros tiempos habría representado a Santa Marta o Marta
de Betania, pero de toda la vida los granadinos hemos entendido por Tarasca ese
maniquí vestido normalmente con dudoso gusto que se supone que representa a la
moda del momento y que ha de marcar tendencias. Bueno, lo de ir a la moda
también habría que matizarlo puesto que, en los primeros años de la posguerra,
de 1939 a 1947, cada año lo que lucía la Tarasca eran trajes regionales (de
andaluza, de baturra, etc.).
Con otro año más
sin carocas en Bib-Rambla y otro año más también de vigencia de la ley seca en
forma de prohibición de que en la procesión del Corpus figuraran mujeres, se
iniciaron puntualmente las fiestas mayores penibéticas con el desfile de la
Pública. Siempre se llamó así, la Pública, y es ese cortejo en el que van los
maceros municipales empelucados y a la federica junto con pertigueros, pajes,
portaestandartes, reyes de armas, heraldos y demás, y también la Tarasca,
vestida en esta ocasión con falda por los tobillos y amplio sombrero, más los
gigantes y los cabezudos. Y además, como era costumbre por estos años y muchos
más, también figuraban en la Pública una silla de manos y una carroza tirada
por dos jamelgos, muy barrocas ambas.
Esa carroza que en
los tiempos actuales ya no desfila cada Corpus pertenece a la parroquia de San
Ildefonso, donde se guarda y puede verse, y justo ese día 26 de mayo cumplía
183 años puesto que se estrenó el 26 de mayo de 1765, según un artículo
aparecido en Ideal y que firma Blas de Píñar, que a su vez remite a otro
artículo de junio de ese año de 1765 publicado en la Gacetilla Curiosa o Semanario
Granadino que editaba el sacerdote Fr. Antonio de la Chica Benavides, donde
se da noticia del estreno. Su función primera fue la de servir de vehículo para
el transporte del viático a los moribundos de la parroquia, y a tal fin se le
concedió a la carroza por la autoridad eclesial el privilegio de Sagrario.
El estreno de la
carroza-sagrario fue en su día un gran acontecimiento en la ciudad y así lo describe
De la Chica Benavides: «Llegò la hora de
que salie££e aquel Sacramentado Dueño, y ya e£taban en la puerta del referido
Templo, dos Compañias de Soldados, una de Caballeria, que fue££e delante
haciendo camino, porque en tan dilatado Cāpo impedia el grande concur£o, y la
otra de Granaderos de Milicias, que cerra£en la Proce£ion, y cu£todia££en a la
Sacramentada Mage£tad.» […] «De el
coche tiraban £eis mulas, cuyo gobierno tomaron por £u cuenta, el señor Don
Diego de Bohorques, Coronel del Regimiento de Milicias, que tiene el nombre de
e£ta Ciudad, y Hermano Mayor de la Real Mae£tranza de Granada, y el señor Don
Jo£eph Valderrama, Viz-Conde de Rias, y Caballero Mae£trante, quienes de£ahogaron
£u devocion manife£tando£e al Pueblo glorio£os en verle con£tituidos criados
del Supremo Rey de la Gloria».
Homenaje a Gallego Burín
El 3 de junio de 1948
se cumplían diez años desde la primera vez que el alcalde Antonio Gallego Burín
se puso al frente del ayuntamiento granadino. Con tal motivo se le rindió un
homenaje consistente en un banquete en el hotel Alhambra Palace al que
concurrieron más de cuatrocientos comensales y al que muchos no pudieron
asistir por rebasar el aforo de los salones del hotel de Peña Partida, de
manera que el número de adhesiones al acto fue también de varios cientos. El
hotel estuvo a reventar. Hubo que instalar mesas en el bar-cafetería y hasta en
el hall. Recientemente le había sido concedida a Gallego la medalla de oro de
la Real Academia de Bellas Artes.
También para
conmemorar los diez años de gobierno galleguiano (con el paréntesis de un año
entre 1941 y 1942 en el que se desempeñó como gobernador civil de la provincia)
los dos diarios locales, Ideal y Patria, publican un largo artículo, redactado
por el propio Antonio Gallego Burín, en el que expone todos sus logros desde
que por primera vez se sentó en el sillón de la plaza del Carmen con el
propósito de dejar una ciudad con alma, con garbo y con estilo, que era
precisamente lo que había comenzado a perder, dice Gallego.
Este
artículo-panegírico fue reproducido íntegramente por el semanario La Prensa,
cinco días después. Según el mismo, el primer objetivo cumplido y el más
acuciante era el de recuperar el crédito de un ayuntamiento entrampado hasta
decir basta y sin tesorería, a base de racionalizar el gasto y sin imponer
nuevos arbitrios, todo apoyado en la mejora paulatina de la situación económica
general del país. Según el artículo, desde 1943 todos los ejercicios los ha
cerrado el Ayuntamiento con superávit.
Otra cuestión no
menos importante era dotar a la ciudad por fin de una red de abastecimiento de
aguas y de saneamiento y acabar así con esa nota muy negativa, presente en
todas las guías de viaje, en donde se subrayaba esta vergonzosa carencia para
una ciudad de la importancia turística de Granada, que hasta hacía bien poco
sólo disponía de la red de aguas que dejaron los musulmanes en el siglo XV. En
honor a la verdad hay que decir que en el momento de aparición de este artículo
todavía no es una realidad el nuevo abastecimiento de aguas a toda la ciudad,
pero es cierto que los trabajos están muy avanzados y en poco más de un año
llegará el agua potable y el alcantarillado a casi toda la población, aunque en
el Albaicín y el Sacromonte tendrán que esperar algunos años más.
También se destaca la
labor de pavimentación de casi trescientas calles (de las 808 que en total
tenía Granada en 1948), algunas de ellas muy céntricas y que permanecían con su
suelo de tierra dando muy mala imagen a los visitantes.
Y continúa el
artículo enumerando los logros de la corporación municipal en los últimos diez
años en materia de vivienda social (en las Eras de Cristo, Albaicín, Lancha de
Cenes y otras zonas), escuelas, mercados y parques y jardines (aunque el
proyecto más importante en este capítulo, el del gran parque público entre Calvo
Sotelo y Camino de Ronda, en la zona de Fuentenueva, no llegó ni siquiera a
iniciarse), ensanches y plan de reforma interior, en el que se enmarcaría el
derribo de la Manigua y el nacimiento de nuevas calles en la zona.
En el multitudinario
homenaje del Alhambra Palace tomaron la palabra todas las autoridades
presentes, incluidos gobernador civil y arzobispo, quienes flanqueaban al
homenajeado en la mesa presidencial. Y cerró el turno de intervenciones
habladas el propio Gallego Burín que, refiriéndose a su labor de reforma urbana
en la ciudad, dijo que habían sido sus objetivos: «Redimir su abolengo, acentuar su señorío, despojarla del resabio
aldeano que la miopía espiritual pudiera darle, y apartarla del ambicioso y
peligroso riesgo de querer ser gran capital española olvidando que puede ser, y
en realidad lo es, gran ciudad del Universo». Su parlamento fue varias
veces interrumpido por fervorosos aplausos.
Al día siguiente
continuó el homenaje con una salve en la Virgen de las Angustias tras de la cual
habló a los presentes el arzobispo Santos Olivera y después, en los salones del
Ayuntamiento, le fue entregado a Gallego Burín un artístico pergamino, regalo
de los concejales, y un álbum con la firma de todos los funcionarios
municipales.
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