EL ONCE FANTASMA

Pedro Escartín bautizó al Granada CF (el Recreativo Granada) con el apodo de "Once Fantasma" cuando este club era un recién llegado a la competición pero ya andaba codeándose con equipos de solera y aspiraba a lo máximo.
En este libro se narran las vicisitudes por las que atravesó el Recreativo en sus cinco primeros años de existencia y también se recogen los sucedidos ciudadanos más impactantes de aquella época revuelta que fue la de la II República.
En la foto de cabecera se ve al Recreativo que se enfrentó al Gimnástico de Valencia en el campo madrileño de El Parral, 21 de febrero de 1934. De pie: Sosa, Tomé, Calderón, Luque, Itarte, Carrera, Victorio y Tabales; agachados: Gomar, Morales y Herranz.
Para adquirir un ejemplar firmado y dedicado por el autor (20 €), dirigirse a
jlramostorres@gmail.com


Historia del Granada CF



lunes, 15 de noviembre de 2021

CHOLÍN POR VALDERRAMA

Millán en los prolegómenos del Granada 1 Málaga 3 entregó un ramo de flores al capitán malaguista. La derrota mandó a los rojiblancos al farolillo rojo

 

Colista

El partido de la máxima rivalidad, esto es, el que enfrentaba al Granada contra el Málaga, llegó en la jornada diez, a últimos de noviembre. En Los Cármenes, casi lleno a pesar de la tarde fría y lluviosa y con más de dos mil malagueños desplazados en tren botijo de Educación y Descanso y en coches particulares y autobuses, al negativo que se arrastraba desde la primera jornada frente al Castellón vinieron a sumarse dos más al perder frente al equipo boquerón (1-3). La derrota tuvo además el efecto de mandar a nuestro Granada al farolillo rojo de segunda, descolgado un punto.

Las crónicas señalan que el responsable del varapalo fue el árbitro Asensi, quien anuló incompresiblemente dos goles al Granada, pero tampoco ocultan que los visitantes fueron superiores, sobre todo en la primera mitad. Dos fallos clamorosos de Sosa, de nuevo alineado de defensa, aprovechados por los blanquiazules para hacer su segundo y tercer gol, fueron los que en definitiva condenaron a los rojiblancos, que se habían adelantado con un gol de Millán, otra vez actuando de delantero centro. La principal novedad en la alineación rojiblanca fue la inclusión como interior derecho de Manolo Almagro, pero estuvo muy desafortunado y ya no volvió a jugar con el primer equipo en toda la temporada. No hubo incidente alguno entre las aficiones de unos y otros. El Málaga, entrenado por Guillermo Campanal, era un gallito de la categoría y estuvo toda la liga en los primeros puestos, pero no ascendió.

Ideal en su crónica incluye por primera vez en años declaraciones pos partido de los entrenadores de ambos conjuntos. Valderrama dice que ha habido cuatro goles anormales en el partido, dos que hemos regalado por medio de Sosa y otros dos que ha anulado el árbitro erróneamente, y añade que a él le gusta mantener siempre el mismo once, pero que esto ha sido imposible hasta el momento por las circunstancias. Por su parte, Campanal,  entrenador malaguista, radiante de felicidad, dice que su equipo ha jugado mejor y ha sido justo vencedor, y de los goles anulados reconoce que al menos el primero fue completamente legal.

La alegría de la jornada la proporcionó el filial, goleando a domicilio a la Balompédica Antequerana 1-6, con tres goles obra de Requena, reconvertido de defensa en ariete, puesto que ocupará ya sin interrupción hasta el final de la liga. Con los dos puntos se reafirmó el Recreativo en el segundo puesto de la tabla, pero el Ronda seguía fuerte en su posición de líder y le sacaba dos puntos de ventaja cuando ya sólo quedaban por disputarse tres jornadas de la corta liga de Primera Regional.


El Granada que empató en Badalona. De pie: Toñín, Millán, Arencibia, Fraga, Lesmes, Rey y Casafont; agachados: Trompi, Morales, Mas y Rivera

Un positivo en Badalona sirve para dejar el farolillo

Continuó la liga con la disputa de la jornada once que para el Granada se tradujo en la visita al campo de un recién ascendido pero que figuraba clasificado en la zona media de la tabla, el Badalona. El partido tenía que haberse jugado el domingo 7 de diciembre, pero por expresa petición del equipo catalán, a la que el Granada accedió, se retrasó al lunes 8, por ser fiesta en toda España. Nuestro equipo se trajo un empate a tres goles, pero el resultado no satisfizo porque mediada la segunda mitad ganaba 1-3 y no supo aguantar el resultado.

Nuevos cambios introdujo Valderrama en la alineación, volviendo Millán a la defensa acompañando a Rey, línea que mejoró bastante con esta variación; además el granadino Rivera tuvo una nueva oportunidad y al eje del ataque volvió Morales, quien consiguió un gol. Las crónicas catalanas hablan bastante bien del partido de los nuestros y subrayan que no merece ocupar la cola de la clasificación. Los rojiblancos llevaban una prima especial de la directiva de 1.000 pesetas por barba por la victoria, pero tuvieron que conformarse con la mitad. Con el empate se redujo la cuenta de negativos a dos y el punto sirvió para abandonar el farolillo rojo, aunque empatado a puntos con Castellón y Baracaldo.

En Los Cármenes el domingo el Recreativo volvió a ofrecer una gran actuación y volvió a golear ampliamente a su rival, en esta ocasión el filial del Málaga, Fernández Requena era su nombre (aunque también usa la prensa indistintamente el nombre de Atlético Malagueño), al que apalizó 8-0, pero no pudo reducir distancias con el Ronda, que continuaba al frente de la clasificación.


Banderín entregado por el Granada al Mestalla por ser la primera vez que visitaba Granada


Dos puntos ante el Mestalla

La siguiente jornada, ya la 12ª y penúltima de la primera vuelta, era nuevamente en Los Cármenes, donde recibíamos al Mestalla, el filial del Valencia, equipo que era la primera vez que se enfrentaba al Granada. Una baja importante se presentó en la previa, y fue la de Trompi, pero no por lesión o baja forma sino por motivos disciplinarios. En una nota oficial de la directiva se le sanciona con 14 días de sus haberes y se le aparta temporalmente del equipo por indisciplina. Al parecer Trompi en el viaje de vuelta de Badalona llegó tarde a la estación de Atocha y además se insolentó con el directivo delegado de la expedición rojiblanca.

El filial valencianista salió derrotado 2-0 de su primera visita a Granada, ambos goles de Morales, pero la victoria que tampoco sirvió para salir de los puestos de la cola, no fue nada fácil para los rojiblancos, que jugaron un partido gris y carente por completo de alicientes a excepción de la victoria conseguida. La mejor línea de los nuestros fue la media, con un gran partido de Arencibia y Lesmes.

Por su parte, el Recreativo fue a sumar la segunda derrota de la temporada al perder 3-1 en Torre del Mar frente al Azucarera Larios, un campo muy pequeño que estaba dentro de las instalaciones industriales de esa empresa, desperdiciando así una magnífica oportunidad de hacerse con el liderato ya que el Ronda perdió en su visita a Almería.


Los carnés de los socios protectores seguían siendo de carterilla y con foto


En Murcia faltó poco

Para terminar la primera vuelta, jornada 13, el Granada jugaba en Murcia y el desplazamiento sería en autobús, por lo que ofreció cuatro plazas a las peñas más antiguas para que éstas designaran a las personas que acompañarían al equipo, cosa que hicieron por sorteo.

El Murcia, entrenado por el ex granadinista Antonio Bonet, en septiembre había partido como uno de los favoritos al ascenso al ser un equipo confeccionado a base de talonario, pero en toda la liga no logró salir de la zona media de la clasificación, que era donde se encontraba cuando recibió la visita del Granada. En La Condomina el 21 de diciembre, en la jornada 13 y última de la primera vuelta, el Granada estuvo a punto de dejar uno de los dos negativos que arrastraba desde hacía varias semanas, al conseguir Galvany neutralizar el gol inicial de los pimentoneros, pero prácticamente en la última jugada del partido y en un fallo del canterano Rivera llegó el definitivo 2-1 que dejó al Granada nuevamente en los puestos de la cola (12º), empatado a puntos con los dos colistas que eran los únicos puestos de descenso. Como el viaje era en autobús, en esta ocasión sí acompañaron al equipo periodistas locales, que escribieron en sus medios que el partido fue bastante malo pero que el Granada mereció al menos el empate y lo habría conseguido de no ser por la jugada desgraciada que costó la derrota.

Por su parte, Manuel Carles, periodista murciano del diario La Línea, de Murcia, dice que el resultado justo tendría que haber sido de 5-0 dada la inmensa distancia entre unos y otros futbolistas, pero que el Granada, que jugó una defensiva total, con sus dos medios alas incrustados en la línea de atrás, de no haberse preocupado tanto de defender la igualada hasta podría haber ganado. Con esta derrota empezó la peor racha de la temporada para los nuestros, cuatro partidos perdidos seguidos que lo colocarán en la cola en solitario.

Mientras tanto, en Los Cármenes el filial Recreativo, cuando más a mano lo tenía, perdió toda oportunidad de ser campeón de su grupo de regional y con ello aspirar a dar el salto de categoría, y en la última jornada fue derrotado por el rival a batir, el Ronda, que se impuso con un solitario gol. Una vez jugadas las diez jornadas de su calendario, el Recreativo quedó definitivamente segundo clasificado y sin opción alguna de ascenso. Debutó un jovencísimo Manolo Méndez, que actuó en la posición de medio centro y de quien dice José de Vicente que se le vio todavía verde, pero apuntó muy buenas maneras.


Miranda y la profusión de peñas granadinistas en esta temporada 47-48


Goleada en Castellón en la vuelta de González

El consabido parón navideño dejó una semana sin actividad que futbolistas y técnico aprovecharon para tomarse unas mini vacaciones. Pero para el día 2 de enero, fiesta local, se organizó un amistoso en Los Cármenes contra el Jaén, de tercera, al que golearon sin piedad (7-1) los rojiblancos y se adjudicaron una copa ofrecida por los forasteros. Pero el mayor aliciente no estaba en el resultado sino en ver el estado de forma del lesionado Ricart y, sobre todo, el de González, quien ya había cumplido al completo los doce partidos de sanción que le cayeron tras la primera jornada y podía volver a jugar al domingo siguiente, con visita a Castellón. Además, también se alineó a prueba un portero vasco llamado Egaña. González, según lo visto, no pareció acusar los tres meses de inactividad; buena noticia para el equipo. Al delantero Ricart sin embargo se le vio algo pesado y sin acabar de estar recuperado. En cuanto al portero, le tiraron poco por lo que se decidió verlo en acción en otro partido. Millán volvió a la delantera y suyos fueron cuatro de los goles rojiblancos.

El primer domingo ya del nuevo año, 4 de enero de 1948, empezó la segunda vuelta con partido para el Granada en El Sequiol de Castellón. En La Plana los rojiblancos recibieron una goleada, 4-0, que los colocó en puestos de descenso, segundo por la cola, empatado a puntos con el Baracaldo, el farolillo rojo, y con el agravante de que esa derrota era contra un rival directo, un equipo que como el Granada luchaba por escapar de los puestos bajos de la clasificación. No obstante, las crónicas, todas de periodistas castellonenses, dicen que el tanteo fue excesivo para los méritos de los locales, y que el Granada no jugó mal pero no tuvo mordiente alguno. Reapareció González una vez cumplida íntegra su sanción, pero poco pudo aportar y acabó lesionado. Millán se alineó nuevamente de delantero centro, pero esta vez no marcó.

Tres de los goles castellonenses llevaron la firma de Marcet, en especial es de destacar el que suponía el 2-0, conseguido de un chutazo desde 40 metros según la crónica de Ideal que firma Jaime Nos. Este Marcet, el mejor con mucha diferencia de los 22 en aquel partido, era en aquellos momentos un caso curioso en el fútbol español. Resulta que este futbolista, de 19 años, delantero centro, tenía ficha amateur y se negaba a ser recalificado como profesional para no descuidar sus estudios, de manera que jugaba sólo cuando sus obligaciones académicas no se lo impedían, como en estos momentos, vacaciones de Navidad. De hecho, en las catorce jornadas ya disputadas sólo había jugado cuatro partidos (tres goles), entre ellos el de la primera vuelta en Los Cármenes, cuando el escándalo Gojenuri, aunque en ese partido no marcó, y en las restantes sólo volverá a alinearse en dos ocasiones más. Y todo a pesar de ser un extraordinario jugador que veía puerta con facilidad. Poco tiempo después cambió de opinión y aceptó convertirse en profesional ya que a la temporada siguiente lo fichará el Madrid, equipo en el que jugará muy poco en dos temporadas, pero después pasará al Español y se convertirá en uno de los futbolistas más importantes de la historia del club catalán, alcanzando la internacionalidad absoluta. Murió en 2016 pero poco antes de su muerte publicó un libro al que tituló “Repensar el Fútbol. Guía práctica para devolver el espíritu amateur al fútbol moderno”.


Atanasio, Méndez, Jaime y el portero Espinosa, del filial Recreativo


Otra vez colista

En esta mala situación llegó inoportunamente en la jornada 15 la visita del gallito Coruña, en lucha estrecha por una de las plazas de ascenso con el Valladolid y el Málaga. Por primera vez en lo que iba de temporada se oyeron fuertes abucheos en las gradas de Los Cármenes dirigidos a los locales, pero la cosa no era para menos porque el Deportivo de la Coruña, que terminará la liga segundo y ascenderá, fue infinitamente superior a un Granada desquiciado y bajísimo de moral al que derrotó 1-3 (y gracias a que el árbitro, Melcón, anuló un gol legal a los coruñeses) y que con esta derrota se adjudicó en solitario el farolillo rojo. El míster Valderrama introdujo cambios en la alineación, volviendo Millán a la defensa y reapareciendo en el puesto de 9 Ricart, ausente desde la segunda jornada por lesión, quien marcó el único gol rojiblanco, pero no pudo alinear a González, lesionado en Castellón.

Los cronistas locales dicen que el Granada ofreció un paupérrimo espectáculo, sin juego ni entusiasmo ni técnica ni moral ni táctica, ni nada de nada. Seudónimo en La Prensa sólo salva a Trompi y a Millán, y dice que el equipo está abocado al descenso si no vienen refuerzos urgentemente, sobre todo en la línea delantera, que pide a gritos una reorganización, en lo que coincide con lo que manifiesta Fernández de Burgos en Ideal.

 

Ordóñez y Valero

La mala situación del Granada preocupaba ya bastante y en la directiva y los aficionados crecía la idea de que el equipo no estaba respondiendo a las expectativas, decayendo cada vez más las asistencias a Los Cármenes. Martín Campos no paraba de realizar gestiones para reforzar el equipo y se habló de la inminente venida de dos cedidos por el Málaga mientras se seguía buscando un portero y ahora también un extremo porque el canterano Rivera, que empezó muy bien, cada vez iba a menos. Hubo conversaciones con Megino, del Jaén, pero su club se descolgó pidiendo una cantidad exagerada para las posibilidades del Granada. También las hubo con un argentino de apellido Rocha que acabó fichando por el R. Madrid y posteriormente por el Betis, y que también pedía demasiado dinero.

Después de la derrota casera ante el Coruña hubo novedades en la plantilla: un delantero, Ordóñez, cedido del Málaga, aunque tal incorporación no se puede considerar un refuerzo porque no llegó a estrenarse con la camiseta rojiblanca en todo lo quedaba de temporada, ni siquiera en un amistoso; y un portero, el veterano Valero, del Tarragona, de primera, con pasado en las filas del Zaragoza y del Barcelona, que se incorporó en Madrid a la expedición rojiblanca que viajaba camino de Valladolid para disputar el partido de la jornada 16, donde debutó defendiendo la portería rojiblanca.

 

Cuarta derrota consecutiva, ahora en Valladolid

En Valladolid, el líder de la categoría, puesto en el que acabará la liga y ascenderá por primera vez en su historia, el Granada cosechó una nueva derrota, la cuarta consecutiva, y se reafirmó en su puesto de colista, aunque al menos no vio aumentada la distancia de dos puntos respecto de los equipos inmediatos en la tabla. Las crónicas destacan que una vez más el Granada se mostró totalmente falto de remate. El Granada sólo atendió a la defensa de su marco y a punto estuvo de reducir su cuenta de negativos con un empate sin goles ya que el único del partido llegó cuando faltaban sólo tres minutos por jugarse.

Debutó el recién fichado Valero, que estuvo muy bien y fue el principal obstáculo que encontraron los de casa para marcar. González, lesionado en Castellón, ni siquiera viajó. Lo más extraño en la alineación rojiblanca fue la presencia de Mateo en el puesto de nueve, jugador fichado como defensa, suplente desde hacía muchas jornadas y en quien no se confiaba nada (éste fue su último partido como rojiblanco), y en los últimos compases cambió su posición con Millán para que éste se fuera al ataque.

Al regreso de Valladolid el presidente Martín Campos, que estuvo presenciando el partido, dijo que el Granada jugó bien, pero la inexperiencia del colegiado García Fernández (en realidad árbitro de tercera pero actuando en categoría superior porque en esos momentos se vivía en el fútbol español una mini revolución de varios árbitros de primera y segunda, que se negaban a actuar) influyó bastante en el juego y en el resultado al anular un gol legal del Granada y cortar sin criterio una jugada de ataque que podía haber sido gol.


 Trompi volvía por sus fueros esta temporada


Dimite Valderrama y le sustituye Cholín

Las luces de alarma estaban ya encendidas desde hacía varias jornadas en el seno del Granada, pero tras la derrota en Valladolid la directiva en reunión urgente acordó que la plantilla quedaría recluida en un hotel de la Alhambra después del entrenamiento del viernes anterior al siguiente partido, frente al Mallorca, jornada 17, que marchaba también en los puestos bajos de la clasificación. Al mismo tiempo acordó aumentar las primas previstas por partido ganado en casa de 350 a 500 pesetas.

Llegado el viernes y la reclusión de los futbolistas en la Alhambra, la sorpresa la proporcionó el míster Valderrama al presentar su dimisión. En la prensa en ningún momento se había puesto su trabajo en tela de juicio a pesar de la pésima situación del equipo, y tampoco en Los Cármenes se habían escuchado voces en su contra ni –que sepamos- la directiva lo tenía enfilado, fue una decisión propia buscando un revulsivo que pudiera sacar al Granada de su comprometida situación. Rápidamente se puso la directiva a discurrir y recurrió a Cholín, hombre de la casa que ya había dirigido al equipo en la primera temporada tras el descenso y lo había hecho francamente bien. Cholín se hizo cargo del equipo el sábado anterior al partido de la jornada 17 en el hotel Alhambra Palace, donde se hallaban concentrados los futbolistas.


Valderrama dimitió


Con la WM de Cholín, paliza al Mallorca

Pareció mano de santo el cambio de técnico porque, aunque el juego no mejoró demasiado, sí que lo hizo el entusiasmo, la moral y el poder realizador del equipo, que apalizó 5-1 a un rival directo como era el Mallorca, que acabaría descendiendo como vicecolista. Cholín modificó sólo un poco la alineación titular dando entrada en el puesto de delantero centro al olvidado Morales, quien a partir de este partido se hará con la titularidad inamovible y acabará a base de goles con las mil y una probaturas en la posición de 9, aunque en honor a la verdad, el cambio fue más obligado por las circunstancias ya que estaba previsto que jugara Millán una vez más como ariete, pero a última hora no se pudo contar con González y esto obligó a Millán a volver a la cobertura. Pero el cambio más importante pudo verse en la disposición de los rojiblancos sobre el terreno de juego: Lesmes, el medio centro, actuó incrustado entre los defensas Millán y Rey, y el interior Galvany retrasó su posición para echar una mano a los volantes en la zona ancha, o sea, la WM.

La WM, denostada al principio por técnicos y plumillas de la cosa futbolera por considerarla ultradefensiva, era en esta temporada 47-48 cada vez más utilizada por todos los equipos de primera y segunda, y a partir de la próxima se puede decir que todos sin excepción la pondrán en práctica. Será tan general la adopción de esta “nueva” disposición de efectivos sobre el verde que hasta la información deportiva modificará sus métodos a la hora de relacionar las alineaciones de los equipos, pasando del 1-2-3-5, que venía siendo habitual desde que en España empezaron los diarios a informar sobre partidos de fútbol, al 1-3-2-5, es decir, desaparecerá, periodísticamente hablando, la figura del medio centro o 5, considerado a partir de ese momento como el defensa central. Quizás algún plumilla futbolero local recordaría que en su día, temporada 43-44, el míster húngaro Esteban Platko, ya puso en práctica un tímido ensayo de la WM cuando dirigía al Granada, por entonces en primera, pero a mitad de la liga se vio obligado a dejar de usarla ante las feroces críticas recibidas de la prensa y, sobre todo, ante los malos resultados obtenidos.

Según Seudónimo en La Prensa, la WM de Cholín sólo funcionó los primeros quince minutos, y la cosa estaba saliendo bien hasta que se lesionó Arencibia teniendo que pasar al extremo y quedando el resto del partido como figura decorativa. En ese lapso de tiempo consiguió el Granada su primer gol, obra de Morales. El portero mallorquín, Guillermo, se lesionó y tuvo que retirarse, ocupando su puesto durante muchos minutos el interior Brondo, porque todavía no se había reglamentado la posibilidad de sustituir a un portero lesionado, y al filo del descanso consiguió el Granada su segundo gol, obra de Fraga. En la segunda mitad reapareció el guardameta balear y el Granada consiguió tres goles más de -otra vez- Morales, Arencibia (el gol del cojo) y Mas. El debutante en Los Cármenes Valero gustó bastante a la afición a pesar de no tener mucho trabajo.


 Escena de Granada-Mallorca y el debutante Valero


La victoria no sirvió para abandonar el farolillo rojo ni para acortar distancias con los predecesores porque éstos también sumaron dos puntos, pero a pesar de cerrar la clasificación no había que dar nada por perdido porque la igualdad era la tónica en esta segunda división ya que el Granada sólo estaba tres puntos por debajo del octavo clasificado.

El lunes siguiente a la victoria de paliza sobre el Mallorca en el re-debut de Cholín, comenzó una semana de diluvio en Granada, aún de más intensidad que lo visto hacía un año aproximadamente y otra vez hubo inundaciones por doquier en los pueblos vegueros ribereños del Genil, el cual discurría por el Salón a punto de desbordarse y arrastrando gran cantidad de troncos y animales muertos, entre la expectación de un gentío de curiosos asomados al pretil, con el consiguiente corte del servicio de tranvías interurbanos. Numerosas cuevas del Sacromonte y el Barranco de la Zorra y casas en mal estado del Albaicín se hundieron. Y otra vez Granada quedó incomunicada del resto del mundo y sin suministro de agua algunos días, teniendo que ser abastecida la población mediante camiones-aljibe.

 

 

CALLEJEANDO

 

 

Claveles al Pardo

            En los primeros días de febrero de 1948 siete mil docenas de claveles multicolores viajaron desde Motril con destino al Palacio del Pardo, todos los que cabían en un camión fletado al efecto. También viajaron a Madrid el alcalde motrileño y otras autoridades, a los que se unió en la capital el gobernador civil (recién ascendido a teniente-coronel del Cuerpo Jurídico Militar) Servando Fernández-Victorio. La razón del viaje era agradecer al Caudillo personalmente (ya lo habían hecho vía telegráfica) la concesión del eternamente reivindicado ferrocarril a Motril, que ¡eureka!, ahora sí parecía que iba en serio y que pronto sería una realidad. Las flores motrileñas llenaron la totalidad de los jarrones y búcaros de la vivienda del general superlativo y esposa, y como sobró gran cantidad, el resto se distribuyó por las parroquias de la Villa y Corte y pueblos adyacentes, y hubo hasta para la tumba de José Antonio Primo de Rivera en El Escorial. Por aquellos años las flores ornamentales eran uno de los productos estrella de la fertilísima vega motrileña, pero en la actualidad hace muchos años que se abandonó su cultivo, igual que ha ocurrido más modernamente con la caña de azúcar, otro producto que ocupo muchas hectáreas de vega en sus buenos tiempos.


Vieja foto de la Vega de Motril plantada de claveles

Unos días antes de la clavelada, el gobernador civil en persona quiso comunicar la buena nueva al pueblo de Motril y se desplazó hacia allí para desde el balcón del Ayuntamiento dar lectura a sendos telegramas por él recibidos. En el primero de ellos, el ministro de Obras Públicas, José María Fernández-Ladreda, decía que acababa de autorizar el libramiento de las cantidades necesarias para el estudio del proyecto, que se acometería en breve. En el otro telegrama, remitido por el director general de Ferrocarriles, ponía que ya estaba designado ingeniero para realizar dicho estudio, debiendo éste comenzar inmediatamente. El gobernador, en pleno paroxismo de felicidad por las aclamaciones que le dispensaban los motrileños, dijo que todo se debía a la iniciativa del mismísimo Franco, quien había ordenado en consejo de ministros que se hiciera este ferrocarril con fondos públicos, y que él leía los telegramas como si en ese momento ya pudiera contemplar unas modernas locomotoras entrando en agujas en la estación motrileña, de lo seguro que estaba de que en breve se podría viajar en tren a la costa. Lamentablemente no fue así y aquí seguimos esperando, y esperando, y esperando…

Desde luego, parecía que la cosa ahora sí que es verdad que iba en serio. En Motril la noticia fue celebrada con grandísima satisfacción, no era para menos, y con numerosas manifestaciones festivas y tedeums de agradecimiento, y a Fernández-Victorio se le recibió y se le despidió como a un héroe, con colgaduras en las fachadas y los balcones, nombrándosele hijo predilecto de la localidad costera. Y no menor fue el alborozo en la capital de la provincia, cuyas autoridades rápidamente se reunieron con las de Jaén, provincia también interesada en el ferrocarril a la costa, pues se daba por hecho que a continuación se llevaría a cabo la conexión con la capital del Santo Reino, casi tan larguísimamente reivindicada como la misma de la salida ferroviaria a Motril. Fernández-Victorio y Gallego Burín viajaron a la capital vecina y de allí volvieron con la promesa del firme apoyo de las autoridades y fuerzas vivas de ambas provincias.

En menos de una semana ya estaban en Granada dos ingenieros del ministerio de Obras Públicas, quienes recorrieron todo el posible trazado hasta Motril tomando buena nota de lo que había que hacer. En unos pocos meses, se dijo en la prensa, estaría listo todo después de que se completaran los estudios, entrando en juego los necesarios equipos técnicos. El primer detalle que se dio a conocer fue el propósito de clausurar la estación de Andaluces y construir una nueva estación en la zona del Puente del Cristiano, o sea, entre el camino de Ronda y la Vega, en lo que hoy es más o menos Hipercor. Asimismo, el futuro ferrocarril sería eléctrico, y nada de vía estrecha, cosa que sonaba a tranvía asmático, un tren en toda regla. En el mes de octubre publicaron los periódicos el proyecto ya terminado salido de los trabajos de campo llevados a cabo: ochenta kilómetros de vías con trece estaciones en Gabia, Alhendín, Padul, Cozvíjar, Murchas, Melegís, Lanjarón, Órgiva, Rules, Vélez-Benaudalla, Salobreña, Motril y final en el puerto motrileño, con 45 túneles, a destacar los dos de más de kilómetro y medio, en Lanjarón y entre Vélez y Salobreña, y también 25 puentes y viaductos

El alcalde Gallego Burín hizo un llamamiento a todos los granadinos para que en agradecimiento manifestaran su adhesión depositando tarjetas en el Gobierno Civil, y a los pocos días, también por iniciativa del alcalde, se inició una suscripción popular para costear un bastón de mando artístico que sería regalado por la provincia a Fernández-Victorio en agradecimiento por las gestiones que habían conseguido logro tan importante para Granada. Todos los pueblos de la provincia aportaron dinero a esa suscripción, pero cuando se llevaban recaudadas unas 50.000 pesetas, el propio gobernador Fernández-Victorio renunció al homenaje que se le quería tributar y al regalo del bastón, aunque admitió que se siguieran recaudando cantidades para donar todo el montante a un fondo para la construcción de viviendas sociales en la provincia.

Como vemos, todos los méritos de lo que ya se consideraba una realidad se le otorgaban al gobernador Fernández-Victorio, que llevaba menos de un año en el cargo, pero nadie se acordó de que quien había iniciado las gestiones y tocado a las puertas convenientes era su antecesor en el sillón de la Gran Vía, el muy inquieto (y defenestrado) José María Fontana, y así las abundantes noticias en la prensa ni siquiera citaron su nombre. Incluso en la web Wikipedia dedicada a Servando Fernández-Victorio se puede leer, como uno de sus mayores logros, el haber conseguido que el ferrocarril llegara a Motril en 1953. Pero ya lo sabemos, ni en 1953 ni nunca han visto los motrileños entrar un tren en su localidad.

El tema del ferrocarril a Motril ocupó bastantes portadas de los periódicos granadinos todo el año 1948 y buena parte del 49, con el denominador común de que se daba por hecho que el ferrocarril se iba a hacer de todas todas, pero poco a poco fue enfriándose la cuestión y la última noticia de que disponemos data de finales de 1950, cuando se publicó que el proyecto de Ferrocarril a Motril acababa de ser informado favorablemente por el Consejo Superior de Ferrocarriles. Pero ni por esas. Después sólo muy de cuando en cuando a lo largo de los años ha vuelto a ocupar algún comentario de prensa el non nato ferrocarril a la costa, pero siempre tratado como una entelequia o como tema recurrente en ausencia de otras cosas de más enjundia de las que ocuparse, ¡vamos!, como si no se hablara de él en serio.


Así iba a ser el trazado de la línea Granada-Motril según Ideal de 21 de octubre de 1948

En la quintilla de una caroca del Corpus de ¡¡¡1885!!! se leía: Pronto lograremos ir / hasta Motril en un vuelo. / Ya el tren se va a construir. / Esto será, en mi sentir, / cuando la rana eche pelo. Y ésta de 1925: Un ingeniero civil / me dijo: "Según mi cuenta, / allá por el mes de abril / del año tres mil cuarenta / irá el tranvía a Motril”, esta segunda de cuando se estudiaba por la compañía de Tranvías Eléctricos de Granada la prolongación hasta Motril de la línea que acababa en Dúrcal. A propósito de esto último, precisamente cuando estaba en plena ebullición el tema del ferrocarril a Motril y se daba por hecho que iba a ser pronto una realidad, esto es, a lo largo de 1948, también era noticia de actualidad el propósito cada vez más firme de la empresa tranviaria de clausurar definitivamente, por ruinoso, el cable aéreo Dúrcal-Motril para el transporte de mercancías, que fue lo más parecido a un ferrocarril a la costa que hemos podido ver alguna vez los granadinos y que se suprimió definitivamente en 1950. Las dos quintillas que van delante son bien ilustrativas de la viejísima reivindicación penibética y de la poca o nula efectividad de las escasas veces que la cuestión ha sido puesta sobre la mesa.

Se ve que aquellos estudios de 1948 concluyeron que la realización del proyecto era demasiado costoso para los posibles beneficios que la gran obra pudiera reportar. La eterna pescadilla enrollada: la abrupta geografía penibética exige una fortísima inversión para la escasa rentabilidad que cabe esperar de una zona deprimida como la nuestra, pero de lo que no cabe duda es de que sin invertir jamás podrá la comarca y la provincia remontar y producir réditos. Y luego está la también vieja cuestión del agravio comparativo: ¿exigiría una mayor inversión que la que en otra provincia vecina de similares fragosidades montunas se hizo (en el siglo XIX) generosamente y sin reparar en gastos?

Para servidor que la cuestión del ferrocarril a la costa debía ser la prioridad fundamental en los programas políticos de los que dicen defender esta tierra, sin embargo, que uno sepa, nunca jamás se ha abordado la cuestión con decisión ni esta viejísima reivindicación granadina ha formado parte del programa de algún partido político. Desde luego, si no se consiguió en aquellos años de hágase… ordeno y mando, si ni siquiera el mismísimo Franco, siempre citado en estos años finales de la década de los cuarenta como vivamente interesado en que se construyera la línea, si ni con orgullosos (¿o era olorosos?) los claveles de la vega de Motril se sacó nada en claro, mucho me temo que Granada seguirá siendo otro centón de años la cenicienta de España en cuestión de infraestructuras de transporte.


Editorial de Ideal en primera página el 18 de febrero de 1948

Guerra Ideal-Espectáculos y La Blanca Doble

            El número de Ideal correspondiente al martes día 17 de febrero de 1948 no llevaba en sus páginas publicidad alguna acerca de los espectáculos cinematográficos y teatrales del momento en Granada. Al día siguiente en primera página incorporaba el diario un largo editorial explicando la ausencia de esa publicidad que normalmente incluía en la página 6 cuando el ejemplar constaba de ocho planas o en la 4 cuando sólo llevaba seis, en la misma página donde aparecían los anuncios por palabras. El editorial lo encabezaba en letras grandes un titular: «Las empresas cinematográficas y teatrales de Granada, contra Ideal», seguido de otro en letras más pequeñas: «Retiran su publicidad como represalia contra la censura diocesana y por haber rechazado nosotros textos inmorales».

La guerra de los empresarios de cines y teatros versus diario Ideal acababa de desencadenarse porque los primeros, encuadrados en el Sindicato de Espectáculos, cuyo jefe provincial era Ricardo Martín Campos, el presidente del Granada CF y copropietario del Salón Nacional, se habían confabulado para no gastar ni un duro más en publicidad en un medio que bajo las carteleras donde se anunciaban las ofertas de cines y teatros, invariablemente incluía también un pequeño recuadro con la calificación “moral” de lo que se exhibía en nuestras salas, una calificación que dictaba la oficina diocesana del arzobispado y que los empresarios estimaban que perjudicaba sus intereses pues era frecuente que en dicha valoración de los espectáculos desde el punto de vista moral se incluyeran varios títulos acompañados de la leyenda entre paréntesis «no debe verse». El otro diario local, Patria, y el semanario La Prensa (la Hoja del Lunes por aquellos años) no publicaban la censura eclesiástica, por lo que a ellos no afectaba la discordia.

Explica Ideal en su editorial de 18 de febrero que, aunque los responsables de las salas de espectáculos hayan acordado esa medida de presión, no van a conseguir de ninguna manera que cambien los planteamientos del periódico que, en «cumplimiento de elementales deberes morales», siempre se ha negado «a admitir toda la publicidad más o menos pornográfica que las empresas querían hacer, unas veces en dibujos y en textos provocativos y otras en tamaños de anuncios». Ideal jamás se doblegará –continúa-, ni por razones económicas ni por ninguna otra, a nadie que pretenda coaccionar la intangibilidad de sus principios católicos o debilitar sus vínculos de sumisión absoluta e incondicional a la jerarquía eclesiástica, ya que el arzobispo ha dispuesto la obligatoriedad de publicar la censura de espectáculos. Y añade que se trata de una cuestión en la que Ideal no puede admitir ni siquiera el diálogo. Al día siguiente, también en primera página, reproduce el diario una carta del arzobispo Santos Olivera en la que bendice al diario de la Editorial Católica por mantenerse firme en su decisión y dice que esa medida brindará oportunidad a los buenos católicos para declarar el boicot al cine y al teatro inmoral, «Hay que acabar con tanta inmundicia. Hay que declarar la guerra sin cuartel al impudor y a la indecencia».

Cuando empezó el conflicto, el 15 de febrero de 1948, último día en el que Ideal daba publicidad de la cartelera granadina, en el apartado de censura de la Diócesis de Granada los espectáculos reciben estos calificativos: “jóvenes”, para el film Murieron con las botas puestas (en el Aliatar) y El fantasma huye (en el Nacional), o bien “tolerable jóvenes”, que merecen María Antonieta (en el Coliseo Olympia) y ¡Qué verde era mi valle! (programada en el Príncipe a partir del día siguiente); la etiqueta de “mayores” se otorga a Mañana es vivir (que será estrenada en breve en el Aliatar) y Soñando con música (revista cuyo estreno está previsto en pocos días en el teatro Cervantes). También hay una película etiquetada como “desconocida”, La dama se rinde, que se proyecta en el Granada Cinema. Se entra en el terreno de lo escabroso con la película que ponen en el Albayzín Cinema, Morena Clara, una candorosa españolada en toda regla, con gitanos cantarines y demás, que tenía ya doce años pues se estrenó con gran éxito apenas dos meses antes del comienzo de la Guerra Civil y era ya un film archiconocido, pero la censura eclesiástica la califica como “peligrosa”. Y ya se pisa suelo pecaminoso y de perdición total con la etiqueta que merece la que ponen en el Príncipe, El cielo y tú (nombre comercial en España -de traducción macarrónica- para el título original de All this and Heaven too, de 1940), un melodrama decimonónico de adulterio y crímenes con Bette Davis y Charles Boyer, que merece el calificativo de la censura curial de “no debe verse”.


La Blanca Doble no debía verse, según la censura diocesana del Arzobispado de Granada

Punto y aparte requiere, por ser –a nuestro juicio- el desencadenante de todo el contencioso, el espectáculo que se representaba en el teatro Cervantes y que también mereció para la censura eclesial el calificativo de “no debe verse”: La Blanca Doble, una revista. Se estrenó en Granada el 11 de febrero de 1948. Ideal del día siguiente, en crítica que firma “B”, dice que lo mejor es la cuidada presentación de sus cuadros de revista, y que la trama es frívola, con equívocos sugerentes y situaciones atrevidas, y destaca a las vedettes, «que cantan, bailan y lucen preciosos trajes unas veces y –esto es lo malo- escasos trapitos otras».

La Blanca Doble era una revista musical muy de la época, a base de mucha pluma, mucha música facilona y letras picantes y más facilonas aún, todo adobado con muchachas ligeras de ropa, o sea, con escasos trapitos, como decía la reseña de Ideal, aunque, claro, lo de “ligeras de ropa” en 1948 hay que entenderlo en su contexto y esa “ligereza” hoy sería equiparable a la de una función fin de curso en un colegio regentado por las madres ursulinas. En la actualidad el llamado género ínfimo, la revista, está muy de capa caída, pero conoció épocas de pleno apogeo, sobre todo en el tiempo de silencio y misa de la larguísima posguerra española y el nacionalcatolicismo. La Blanca Doble, humorada cómico-lírica en dos actos (ése era su subtítulo), con música del maestro Jacinto Guerrero, es una obra mítica en el género de las varietés, un exitazo estrenado en abril de 1947 que llenó en su día teatros por toda la Piel de Toro durante muchísimos años y que es equiparable a otras revistas anteriores también de gran éxito, como lo fueron en su día Las Corsarias o Las Leandras, ambas con música de nuestro paisano Francisco Alonso.

Fue un gran escándalo para las mentes pacatas el de la Blanca Doble. Y eso a pesar de que la censura oficial la mutiló considerablemente recortando frases, canciones y hasta números enteros. Cuando pudo ser vista en Granada ya había recorrido media España y hasta aquí habían llegado los ecos de algunos alborotos provocados por su exhibición, cuando distintas jerarquías eclesiásticas habían intentado que fuera prohibida, como el inefable arzobispo de Sevilla, el cardenal Segura, que ya había excomulgado a los que bailaran agarrao e hizo lo propio con aquellos pecadores que se acercaran a ver la revista la Blanca Doble; o como el obispo de Las Palmas, Pildain, que ya había vetado la película Gilda en su diócesis y no pudo hacer lo mismo con La Blanca Doble, pero a cambio consiguió que grupos de señoras enlutadas se apostaran armadas de cirios y rosarios delante de la taquilla del local donde se representaba y rezaran en voz alta por la salvación del alma de todo aquel que tenía el atrevimiento de comprar una entrada.

A Granada no vinieron los principales actores de la revista, Zorí, Santos y Codeso (lo harían tres años después al teatro Gran Capitán), ni la jovencísima vedette que empezaba, Florinda Chico, pero no por eso disminuyó el interés por el gran acontecimiento local que supuso su representación. Su número más conocido, ¡Ay qué tío!, donde se criticaba lo único criticable en aquellos años: la impuntualidad y mal estado de los transportes públicos, la escasez de viviendas, lo cara que está la vida…, interpretado por el actor Antonio Riquelme, incluyó algunos temas de actualidad cien por cien granadinos, como solían los intérpretes hacer allí por donde iban, y eso fue lo más celebrado por la concurrencia.

Durante una semana se exhibió La Blanca Doble en el Cervantes diariamente en dos funciones a teatro lleno a reventar. Se ve que la guerra sin cuartel al impudor y a la indecencia que propugnaba el arzobispo no era seguida por su rebaño. Y es que aunque el catolicismo de batalla y misión en la España de Franco dejara notar su influencia y quisiera imponer su moral de sacristía, una moral que casi exclusivamente rechazaba sólo lo sicalíptico, en Granada como en el resto del país la gente de a pie, el pueblo llano, no se dejaba amedrentar y ya podían amenazarla con el fuego eterno o con la expulsión de la grey por asistir a espectáculos disolventes; al revés, con los mensajes apocalípticos lo que se conseguía era aumentar las ganas de no perderse la función. Como siempre ha sido. Los granadinos llenaban a diario el local de la plaza de la Mariana y salían tan contentos y canturreando los pegadizos temas musicales que acababan de ver y escuchar, sobre todo aquello tan popular de «¡Ay qué tíoooo! ¡Ay qué tíoooo! ¡Qué puyazo le han metíoooo!», e improvisaban mil variantes cambiando la palabra puyazo por… lo que ustedes quieran imaginar, unos más procaces y otros no tanto, incluso en el fútbol pronto se oyó cantado a coro el famosísimo estribillo, pero con la palabra golazo.

La de los empresarios del espectáculo con Ideal, que no afectó a los otros medios de comunicación granadinos, fue una guerra incruenta pero larga. Tendrán que pasar al menos cinco años (1953) para que las cosas vuelvan a la normalidad anterior a febrero de 1948 y aparezcan otra vez en el diario católico anuncios de los distintos espectáculos en Granada. Para entonces la sede episcopal habrá cambiado de posaderas por la muerte del arzobispo Balbino Santos Olivera, sustituido por Rafael García y García de Castro.   

 

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