Colista
El partido de la máxima rivalidad,
esto es, el que enfrentaba al Granada contra el Málaga, llegó en la jornada
diez, a últimos de noviembre. En Los Cármenes, casi lleno a pesar de la tarde
fría y lluviosa y con más de dos mil malagueños desplazados en tren botijo de
Educación y Descanso y en coches particulares y autobuses, al negativo que se
arrastraba desde la primera jornada frente al Castellón vinieron a sumarse dos
más al perder frente al equipo boquerón (1-3). La derrota tuvo además el efecto
de mandar a nuestro Granada al farolillo rojo de segunda, descolgado un punto.
Las crónicas señalan que el
responsable del varapalo fue el árbitro Asensi, quien anuló incompresiblemente
dos goles al Granada, pero tampoco ocultan que los visitantes fueron
superiores, sobre todo en la primera mitad. Dos fallos clamorosos de Sosa, de
nuevo alineado de defensa, aprovechados por los blanquiazules para hacer su
segundo y tercer gol, fueron los que en definitiva condenaron a los
rojiblancos, que se habían adelantado con un gol de Millán, otra vez actuando
de delantero centro. La principal novedad en la alineación rojiblanca fue la
inclusión como interior derecho de Manolo Almagro, pero estuvo muy
desafortunado y ya no volvió a jugar con el primer equipo en toda la temporada.
No hubo incidente alguno entre las aficiones de unos y otros. El Málaga,
entrenado por Guillermo Campanal, era un gallito de la categoría y estuvo toda
la liga en los primeros puestos, pero no ascendió.
Ideal en su crónica incluye por
primera vez en años declaraciones pos partido de los entrenadores de ambos
conjuntos. Valderrama dice que ha habido cuatro goles anormales en el partido,
dos que hemos regalado por medio de Sosa y otros dos que ha anulado el árbitro
erróneamente, y añade que a él le gusta mantener siempre el mismo once, pero
que esto ha sido imposible hasta el momento por las circunstancias. Por su
parte, Campanal, entrenador malaguista, radiante
de felicidad, dice que su equipo ha jugado mejor y ha sido justo vencedor, y de
los goles anulados reconoce que al menos el primero fue completamente legal.
La alegría de la jornada la
proporcionó el filial, goleando a domicilio a la Balompédica Antequerana 1-6,
con tres goles obra de Requena, reconvertido de defensa en ariete, puesto que
ocupará ya sin interrupción hasta el final de la liga. Con los dos puntos se
reafirmó el Recreativo en el segundo puesto de la tabla, pero el Ronda seguía
fuerte en su posición de líder y le sacaba dos puntos de ventaja cuando ya sólo
quedaban por disputarse tres jornadas de la corta liga de Primera Regional.
Un positivo en Badalona sirve para dejar el farolillo
Continuó la liga con la disputa de la
jornada once que para el Granada se tradujo en la visita al campo de un recién
ascendido pero que figuraba clasificado en la zona media de la tabla, el
Badalona. El partido tenía que haberse jugado el domingo 7 de diciembre, pero
por expresa petición del equipo catalán, a la que el Granada accedió, se
retrasó al lunes 8, por ser fiesta en toda España. Nuestro equipo se trajo un empate
a tres goles, pero el resultado no satisfizo porque mediada la segunda mitad
ganaba 1-3 y no supo aguantar el resultado.
Nuevos cambios introdujo Valderrama
en la alineación, volviendo Millán a la defensa acompañando a Rey, línea que
mejoró bastante con esta variación; además el granadino Rivera tuvo una nueva
oportunidad y al eje del ataque volvió Morales, quien consiguió un gol. Las
crónicas catalanas hablan bastante bien del partido de los nuestros y subrayan
que no merece ocupar la cola de la clasificación. Los rojiblancos llevaban una
prima especial de la directiva de 1.000 pesetas por barba por la victoria, pero
tuvieron que conformarse con la mitad. Con el empate se redujo la cuenta de
negativos a dos y el punto sirvió para abandonar el farolillo rojo, aunque
empatado a puntos con Castellón y Baracaldo.
En Los Cármenes el domingo el
Recreativo volvió a ofrecer una gran actuación y volvió a golear ampliamente a
su rival, en esta ocasión el filial del Málaga, Fernández Requena era su nombre
(aunque también usa la prensa indistintamente el nombre de Atlético Malagueño),
al que apalizó 8-0, pero no pudo reducir distancias con el Ronda, que
continuaba al frente de la clasificación.
Dos puntos ante el Mestalla
La siguiente jornada, ya la 12ª y
penúltima de la primera vuelta, era nuevamente en Los Cármenes, donde recibíamos
al Mestalla, el filial del Valencia, equipo que era la primera vez que se
enfrentaba al Granada. Una baja importante se presentó en la previa, y fue la
de Trompi, pero no por lesión o baja forma sino por motivos disciplinarios. En
una nota oficial de la directiva se le sanciona con 14 días de sus haberes y se
le aparta temporalmente del equipo por indisciplina. Al parecer Trompi en el
viaje de vuelta de Badalona llegó tarde a la estación de Atocha y además se
insolentó con el directivo delegado de la expedición rojiblanca.
El filial valencianista salió
derrotado 2-0 de su primera visita a Granada, ambos goles de Morales, pero la
victoria que tampoco sirvió para salir de los puestos de la cola, no fue nada
fácil para los rojiblancos, que jugaron un partido gris y carente por completo
de alicientes a excepción de la victoria conseguida. La mejor línea de los
nuestros fue la media, con un gran partido de Arencibia y Lesmes.
Por su parte, el Recreativo fue a
sumar la segunda derrota de la temporada al perder 3-1 en Torre del Mar frente
al Azucarera Larios, un campo muy pequeño que estaba dentro de las
instalaciones industriales de esa empresa, desperdiciando así una magnífica
oportunidad de hacerse con el liderato ya que el Ronda perdió en su visita a
Almería.
En Murcia faltó poco
Para terminar la primera vuelta,
jornada 13, el Granada jugaba en Murcia y el desplazamiento sería en autobús,
por lo que ofreció cuatro plazas a las peñas más antiguas para que éstas
designaran a las personas que acompañarían al equipo, cosa que hicieron por
sorteo.
El Murcia, entrenado por el ex
granadinista Antonio Bonet, en septiembre había partido como uno de los
favoritos al ascenso al ser un equipo confeccionado a base de talonario, pero
en toda la liga no logró salir de la zona media de la clasificación, que era donde
se encontraba cuando recibió la visita del Granada. En La Condomina el 21 de
diciembre, en la jornada 13 y última de la primera vuelta, el Granada estuvo a
punto de dejar uno de los dos negativos que arrastraba desde hacía varias
semanas, al conseguir Galvany neutralizar el gol inicial de los pimentoneros,
pero prácticamente en la última jugada del partido y en un fallo del canterano
Rivera llegó el definitivo 2-1 que dejó al Granada nuevamente en los puestos de
la cola (12º), empatado a puntos con los dos colistas que eran los únicos
puestos de descenso. Como el viaje era en autobús, en esta ocasión sí
acompañaron al equipo periodistas locales, que escribieron en sus medios que el
partido fue bastante malo pero que el Granada mereció al menos el empate y lo
habría conseguido de no ser por la jugada desgraciada que costó la derrota.
Por su parte, Manuel Carles,
periodista murciano del diario La Línea, de Murcia, dice que el
resultado justo tendría que haber sido de 5-0 dada la inmensa distancia entre
unos y otros futbolistas, pero que el Granada, que jugó una defensiva total,
con sus dos medios alas incrustados en la línea de atrás, de no haberse
preocupado tanto de defender la igualada hasta podría haber ganado. Con esta
derrota empezó la peor racha de la temporada para los nuestros, cuatro partidos
perdidos seguidos que lo colocarán en la cola en solitario.
Mientras tanto, en Los Cármenes el
filial Recreativo, cuando más a mano lo tenía, perdió toda oportunidad de ser
campeón de su grupo de regional y con ello aspirar a dar el salto de categoría,
y en la última jornada fue derrotado por el rival a batir, el Ronda, que se
impuso con un solitario gol. Una vez jugadas las diez jornadas de su
calendario, el Recreativo quedó definitivamente segundo clasificado y sin
opción alguna de ascenso. Debutó un jovencísimo Manolo Méndez, que actuó en la
posición de medio centro y de quien dice José de Vicente que se le vio todavía
verde, pero apuntó muy buenas maneras.
Goleada en Castellón en la vuelta de González
El consabido parón navideño dejó una
semana sin actividad que futbolistas y técnico aprovecharon para tomarse unas
mini vacaciones. Pero para el día 2 de enero, fiesta local, se organizó un
amistoso en Los Cármenes contra el Jaén, de tercera, al que golearon sin piedad
(7-1) los rojiblancos y se adjudicaron una copa ofrecida por los forasteros.
Pero el mayor aliciente no estaba en el resultado sino en ver el estado de
forma del lesionado Ricart y, sobre todo, el de González, quien ya había
cumplido al completo los doce partidos de sanción que le cayeron tras la
primera jornada y podía volver a jugar al domingo siguiente, con visita a
Castellón. Además, también se alineó a prueba un portero vasco llamado Egaña.
González, según lo visto, no pareció acusar los tres meses de inactividad;
buena noticia para el equipo. Al delantero Ricart sin embargo se le vio algo
pesado y sin acabar de estar recuperado. En cuanto al portero, le tiraron poco
por lo que se decidió verlo en acción en otro partido. Millán volvió a la
delantera y suyos fueron cuatro de los goles rojiblancos.
El primer domingo ya del nuevo año, 4
de enero de 1948, empezó la segunda vuelta con partido para el Granada en El
Sequiol de Castellón. En La Plana los rojiblancos recibieron una goleada,
4-0, que los colocó en puestos de descenso, segundo por la cola, empatado a
puntos con el Baracaldo, el farolillo rojo, y con el agravante de que esa
derrota era contra un rival directo, un equipo que como el Granada luchaba por
escapar de los puestos bajos de la clasificación. No obstante, las crónicas,
todas de periodistas castellonenses, dicen que el tanteo fue excesivo para los
méritos de los locales, y que el Granada no jugó mal pero no tuvo mordiente
alguno. Reapareció González una vez cumplida íntegra su sanción, pero poco pudo
aportar y acabó lesionado. Millán se alineó nuevamente de delantero centro,
pero esta vez no marcó.
Tres de los goles castellonenses
llevaron la firma de Marcet, en especial es de destacar el que suponía el 2-0,
conseguido de un chutazo desde 40 metros según la crónica de Ideal que firma
Jaime Nos. Este Marcet, el mejor con mucha diferencia de los 22 en aquel
partido, era en aquellos momentos un caso curioso en el fútbol español. Resulta
que este futbolista, de 19 años, delantero centro, tenía ficha amateur y se
negaba a ser recalificado como profesional para no descuidar sus estudios, de
manera que jugaba sólo cuando sus obligaciones académicas no se lo impedían,
como en estos momentos, vacaciones de Navidad. De hecho, en las catorce
jornadas ya disputadas sólo había jugado cuatro partidos (tres goles), entre
ellos el de la primera vuelta en Los Cármenes, cuando el escándalo Gojenuri,
aunque en ese partido no marcó, y en las restantes sólo volverá a alinearse en
dos ocasiones más. Y todo a pesar de ser un extraordinario jugador que veía
puerta con facilidad. Poco tiempo después cambió de opinión y aceptó
convertirse en profesional ya que a la temporada siguiente lo fichará el
Madrid, equipo en el que jugará muy poco en dos temporadas, pero después pasará
al Español y se convertirá en uno de los futbolistas más importantes de la
historia del club catalán, alcanzando la internacionalidad absoluta. Murió en 2016
pero poco antes de su muerte publicó un libro al que tituló “Repensar el
Fútbol. Guía práctica para devolver el espíritu amateur al fútbol moderno”.
Otra vez colista
En esta mala situación llegó
inoportunamente en la jornada 15 la visita del gallito Coruña, en lucha
estrecha por una de las plazas de ascenso con el Valladolid y el Málaga. Por
primera vez en lo que iba de temporada se oyeron fuertes abucheos en las gradas
de Los Cármenes dirigidos a los locales, pero la cosa no era para menos porque
el Deportivo de la Coruña, que terminará la liga segundo y ascenderá, fue
infinitamente superior a un Granada desquiciado y bajísimo de moral al que
derrotó 1-3 (y gracias a que el árbitro, Melcón, anuló un gol legal a los
coruñeses) y que con esta derrota se adjudicó en solitario el farolillo rojo.
El míster Valderrama introdujo cambios en la alineación, volviendo Millán a la
defensa y reapareciendo en el puesto de 9 Ricart, ausente desde la segunda
jornada por lesión, quien marcó el único gol rojiblanco, pero no pudo alinear a
González, lesionado en Castellón.
Los cronistas locales dicen que el
Granada ofreció un paupérrimo espectáculo, sin juego ni entusiasmo ni técnica
ni moral ni táctica, ni nada de nada. Seudónimo
en La Prensa sólo salva a Trompi y a Millán, y dice que el equipo está abocado
al descenso si no vienen refuerzos urgentemente, sobre todo en la línea
delantera, que pide a gritos una reorganización, en lo que coincide con lo que
manifiesta Fernández de Burgos en Ideal.
Ordóñez y Valero
La mala situación del Granada
preocupaba ya bastante y en la directiva y los aficionados crecía la idea de
que el equipo no estaba respondiendo a las expectativas, decayendo cada vez más
las asistencias a Los Cármenes. Martín Campos no paraba de realizar gestiones
para reforzar el equipo y se habló de la inminente venida de dos cedidos por el
Málaga mientras se seguía buscando un portero y ahora también un extremo porque
el canterano Rivera, que empezó muy bien, cada vez iba a menos. Hubo
conversaciones con Megino, del Jaén, pero su club se descolgó pidiendo una
cantidad exagerada para las posibilidades del Granada. También las hubo con un
argentino de apellido Rocha que acabó fichando por el R. Madrid y
posteriormente por el Betis, y que también pedía demasiado dinero.
Después de la derrota casera ante el
Coruña hubo novedades en la plantilla: un delantero, Ordóñez, cedido del
Málaga, aunque tal incorporación no se puede considerar un refuerzo porque no
llegó a estrenarse con la camiseta rojiblanca en todo lo quedaba de temporada,
ni siquiera en un amistoso; y un portero, el veterano Valero, del Tarragona, de
primera, con pasado en las filas del Zaragoza y del Barcelona, que se incorporó
en Madrid a la expedición rojiblanca que viajaba camino de Valladolid para
disputar el partido de la jornada 16, donde debutó defendiendo la portería
rojiblanca.
Cuarta derrota consecutiva, ahora en Valladolid
En Valladolid, el líder de la
categoría, puesto en el que acabará la liga y ascenderá por primera vez en su
historia, el Granada cosechó una nueva derrota, la cuarta consecutiva, y se
reafirmó en su puesto de colista, aunque al menos no vio aumentada la distancia
de dos puntos respecto de los equipos inmediatos en la tabla. Las crónicas
destacan que una vez más el Granada se mostró totalmente falto de remate. El
Granada sólo atendió a la defensa de su marco y a punto estuvo de reducir su
cuenta de negativos con un empate sin goles ya que el único del partido llegó
cuando faltaban sólo tres minutos por jugarse.
Debutó el recién fichado Valero, que
estuvo muy bien y fue el principal obstáculo que encontraron los de casa para
marcar. González, lesionado en Castellón, ni siquiera viajó. Lo más extraño en
la alineación rojiblanca fue la presencia de Mateo en el puesto de nueve,
jugador fichado como defensa, suplente desde hacía muchas jornadas y en quien
no se confiaba nada (éste fue su último partido como rojiblanco), y en los
últimos compases cambió su posición con Millán para que éste se fuera al
ataque.
Al regreso de Valladolid el
presidente Martín Campos, que estuvo presenciando el partido, dijo que el
Granada jugó bien, pero la inexperiencia del colegiado García Fernández (en
realidad árbitro de tercera pero actuando en categoría superior porque en esos
momentos se vivía en el fútbol español una mini revolución de varios árbitros
de primera y segunda, que se negaban a actuar) influyó bastante en el juego y
en el resultado al anular un gol legal del Granada y cortar sin criterio una
jugada de ataque que podía haber sido gol.
Dimite Valderrama y le sustituye Cholín
Las luces de alarma estaban ya
encendidas desde hacía varias jornadas en el seno del Granada, pero tras la
derrota en Valladolid la directiva en reunión urgente acordó que la plantilla
quedaría recluida en un hotel de la Alhambra después del entrenamiento del
viernes anterior al siguiente partido, frente al Mallorca, jornada 17, que
marchaba también en los puestos bajos de la clasificación. Al mismo tiempo
acordó aumentar las primas previstas por partido ganado en casa de 350 a 500 pesetas.
Llegado el viernes y la reclusión de
los futbolistas en la Alhambra, la sorpresa la proporcionó el míster Valderrama
al presentar su dimisión. En la prensa en ningún momento se había puesto su
trabajo en tela de juicio a pesar de la pésima situación del equipo, y tampoco en
Los Cármenes se habían escuchado voces en su contra ni –que sepamos- la
directiva lo tenía enfilado, fue una decisión propia buscando un revulsivo que
pudiera sacar al Granada de su comprometida situación. Rápidamente se puso la
directiva a discurrir y recurrió a Cholín, hombre de la casa que ya había
dirigido al equipo en la primera temporada tras el descenso y lo había hecho
francamente bien. Cholín se hizo cargo del equipo el sábado anterior al partido
de la jornada 17 en el hotel Alhambra Palace, donde se hallaban concentrados
los futbolistas.
Con la WM de Cholín, paliza al Mallorca
Pareció mano de santo el cambio de
técnico porque, aunque el juego no mejoró demasiado, sí que lo hizo el
entusiasmo, la moral y el poder realizador del equipo, que apalizó 5-1 a un
rival directo como era el Mallorca, que acabaría descendiendo como vicecolista.
Cholín modificó sólo un poco la alineación titular dando entrada en el puesto
de delantero centro al olvidado Morales, quien a partir de este partido se hará
con la titularidad inamovible y acabará a base de goles con las mil y una
probaturas en la posición de 9, aunque en honor a la verdad, el cambio fue más
obligado por las circunstancias ya que estaba previsto que jugara Millán una
vez más como ariete, pero a última hora no se pudo contar con González y esto
obligó a Millán a volver a la cobertura. Pero el cambio más importante pudo
verse en la disposición de los rojiblancos sobre el terreno de juego: Lesmes,
el medio centro, actuó incrustado entre los defensas Millán y Rey, y el
interior Galvany retrasó su posición para echar una mano a los volantes en la
zona ancha, o sea, la WM.
La WM, denostada al principio por
técnicos y plumillas de la cosa futbolera por considerarla ultradefensiva, era
en esta temporada 47-48 cada vez más utilizada por todos los equipos de primera
y segunda, y a partir de la próxima se puede decir que todos sin excepción la
pondrán en práctica. Será tan general la adopción de esta “nueva” disposición
de efectivos sobre el verde que hasta la información deportiva modificará sus
métodos a la hora de relacionar las alineaciones de los equipos, pasando del
1-2-3-5, que venía siendo habitual desde que en España empezaron los diarios a
informar sobre partidos de fútbol, al 1-3-2-5, es decir, desaparecerá,
periodísticamente hablando, la figura del medio centro o 5, considerado a
partir de ese momento como el defensa central. Quizás algún plumilla futbolero
local recordaría que en su día, temporada 43-44, el míster húngaro Esteban Platko,
ya puso en práctica un tímido ensayo de la WM cuando dirigía al Granada, por
entonces en primera, pero a mitad de la liga se vio obligado a dejar de usarla
ante las feroces críticas recibidas de la prensa y, sobre todo, ante los malos
resultados obtenidos.
Según Seudónimo en La
Prensa, la WM de Cholín sólo funcionó los primeros quince minutos, y la
cosa estaba saliendo bien hasta que se lesionó Arencibia teniendo que pasar al
extremo y quedando el resto del partido como figura decorativa. En ese lapso de tiempo consiguió el Granada su
primer gol, obra de Morales. El portero mallorquín, Guillermo, se lesionó y
tuvo que retirarse, ocupando su puesto durante muchos minutos el interior
Brondo, porque todavía no se había reglamentado la posibilidad de sustituir a
un portero lesionado, y al filo del descanso consiguió el Granada su segundo
gol, obra de Fraga. En la segunda mitad reapareció el guardameta balear y el
Granada consiguió tres goles más de -otra vez- Morales, Arencibia (el gol del
cojo) y Mas. El debutante en Los Cármenes Valero gustó bastante a la afición a
pesar de no tener mucho trabajo.
La victoria no sirvió para abandonar
el farolillo rojo ni para acortar distancias con los predecesores porque éstos
también sumaron dos puntos, pero a pesar de cerrar la clasificación no había
que dar nada por perdido porque la igualdad era la tónica en esta segunda
división ya que el Granada sólo estaba tres puntos por debajo del octavo
clasificado.
El lunes siguiente a la victoria de
paliza sobre el Mallorca en el re-debut de Cholín, comenzó una semana de
diluvio en Granada, aún de más intensidad que lo visto hacía un año
aproximadamente y otra vez hubo inundaciones por doquier en los pueblos
vegueros ribereños del Genil, el cual discurría por el Salón a punto de
desbordarse y arrastrando gran cantidad de troncos y animales muertos, entre la
expectación de un gentío de curiosos asomados al pretil, con el consiguiente
corte del servicio de tranvías interurbanos. Numerosas cuevas del Sacromonte y
el Barranco de la Zorra y casas en mal estado del Albaicín se hundieron. Y otra
vez Granada quedó incomunicada del resto del mundo y sin suministro de agua
algunos días, teniendo que ser abastecida la población mediante camiones-aljibe.
CALLEJEANDO
Claveles al Pardo
En los primeros días de febrero de 1948 siete mil docenas de claveles multicolores
viajaron desde Motril con destino al Palacio del Pardo, todos los que cabían en
un camión fletado al efecto. También viajaron a Madrid el alcalde motrileño y
otras autoridades, a los que se unió en la capital el gobernador civil (recién
ascendido a teniente-coronel del Cuerpo Jurídico Militar) Servando
Fernández-Victorio. La razón del viaje era agradecer al Caudillo personalmente
(ya lo habían hecho vía telegráfica) la concesión del eternamente reivindicado
ferrocarril a Motril, que ¡eureka!, ahora sí parecía que iba en serio y que
pronto sería una realidad. Las flores motrileñas llenaron la totalidad de los
jarrones y búcaros de la vivienda del general superlativo y esposa, y como
sobró gran cantidad, el resto se distribuyó por las parroquias de la Villa y Corte
y pueblos adyacentes, y hubo hasta para la tumba de José Antonio Primo de
Rivera en El Escorial. Por aquellos años las flores ornamentales eran uno de
los productos estrella de la fertilísima vega motrileña, pero en la actualidad hace
muchos años que se abandonó su cultivo, igual que ha ocurrido más modernamente
con la caña de azúcar, otro producto que ocupo muchas hectáreas de vega en sus
buenos tiempos.
Unos días antes de
la clavelada, el gobernador civil en persona quiso comunicar la buena nueva al
pueblo de Motril y se desplazó hacia allí para desde el balcón del Ayuntamiento
dar lectura a sendos telegramas por él recibidos. En el primero de ellos, el
ministro de Obras Públicas, José María Fernández-Ladreda, decía que acababa de
autorizar el libramiento de las cantidades necesarias para el estudio del
proyecto, que se acometería en breve. En el otro telegrama, remitido por el
director general de Ferrocarriles, ponía que ya estaba designado ingeniero para
realizar dicho estudio, debiendo éste comenzar inmediatamente. El gobernador,
en pleno paroxismo de felicidad por las aclamaciones que le dispensaban los
motrileños, dijo que todo se debía a la iniciativa del mismísimo Franco, quien
había ordenado en consejo de ministros que se hiciera este ferrocarril con
fondos públicos, y que él leía los telegramas como si en ese momento ya pudiera
contemplar unas modernas locomotoras entrando en agujas en la estación
motrileña, de lo seguro que estaba de que en breve se podría viajar en tren a
la costa. Lamentablemente no fue así y aquí seguimos esperando, y esperando, y
esperando…
Desde luego,
parecía que la cosa ahora sí que es verdad que iba en serio. En Motril la
noticia fue celebrada con grandísima satisfacción, no era para menos, y con
numerosas manifestaciones festivas y tedeums de agradecimiento, y a
Fernández-Victorio se le recibió y se le despidió como a un héroe, con
colgaduras en las fachadas y los balcones, nombrándosele hijo predilecto de la
localidad costera. Y no menor fue el alborozo en la capital de la provincia,
cuyas autoridades rápidamente se reunieron con las de Jaén, provincia también
interesada en el ferrocarril a la costa, pues se daba por hecho que a
continuación se llevaría a cabo la conexión con la capital del Santo Reino, casi
tan larguísimamente reivindicada como la misma de la salida ferroviaria a
Motril. Fernández-Victorio y Gallego Burín viajaron a la capital vecina y de
allí volvieron con la promesa del firme apoyo de las autoridades y fuerzas
vivas de ambas provincias.
En menos de una
semana ya estaban en Granada dos ingenieros del ministerio de Obras Públicas,
quienes recorrieron todo el posible trazado hasta Motril tomando buena nota de
lo que había que hacer. En unos pocos meses, se dijo en la prensa, estaría
listo todo después de que se completaran los estudios, entrando en juego los
necesarios equipos técnicos. El primer detalle que se dio a conocer fue el
propósito de clausurar la estación de Andaluces y construir una nueva estación
en la zona del Puente del Cristiano, o sea, entre el camino de Ronda y la Vega,
en lo que hoy es más o menos Hipercor. Asimismo, el futuro ferrocarril sería
eléctrico, y nada de vía estrecha, cosa que sonaba a tranvía asmático, un tren
en toda regla. En el mes de octubre publicaron los periódicos el proyecto ya
terminado salido de los trabajos de campo llevados a cabo: ochenta kilómetros
de vías con trece estaciones en Gabia, Alhendín, Padul, Cozvíjar, Murchas,
Melegís, Lanjarón, Órgiva, Rules, Vélez-Benaudalla, Salobreña, Motril y final
en el puerto motrileño, con 45 túneles, a destacar los dos de más de kilómetro
y medio, en Lanjarón y entre Vélez y Salobreña, y también 25 puentes y
viaductos
El alcalde Gallego
Burín hizo un llamamiento a todos los granadinos para que en agradecimiento manifestaran
su adhesión depositando tarjetas en el Gobierno Civil, y a los pocos días,
también por iniciativa del alcalde, se inició una suscripción popular para
costear un bastón de mando artístico que sería regalado por la provincia a
Fernández-Victorio en agradecimiento por las gestiones que habían conseguido
logro tan importante para Granada. Todos los pueblos de la provincia aportaron
dinero a esa suscripción, pero cuando se llevaban recaudadas unas 50.000
pesetas, el propio gobernador Fernández-Victorio renunció al homenaje que se le
quería tributar y al regalo del bastón, aunque admitió que se siguieran
recaudando cantidades para donar todo el montante a un fondo para la
construcción de viviendas sociales en la provincia.
Como vemos, todos
los méritos de lo que ya se consideraba una realidad se le otorgaban al
gobernador Fernández-Victorio, que llevaba menos de un año en el cargo, pero
nadie se acordó de que quien había iniciado las gestiones y tocado a las
puertas convenientes era su antecesor en el sillón de la Gran Vía, el muy
inquieto (y defenestrado) José María Fontana, y así las abundantes noticias en
la prensa ni siquiera citaron su nombre. Incluso en la web Wikipedia dedicada a
Servando Fernández-Victorio se puede leer, como uno de sus mayores logros, el
haber conseguido que el ferrocarril llegara a Motril en 1953. Pero ya lo
sabemos, ni en 1953 ni nunca han visto los motrileños entrar un tren en su
localidad.
El tema del
ferrocarril a Motril ocupó bastantes portadas de los periódicos granadinos todo
el año 1948 y buena parte del 49, con el denominador común de que se daba por
hecho que el ferrocarril se iba a hacer de todas todas, pero poco a poco fue
enfriándose la cuestión y la última noticia de que disponemos data de finales
de 1950, cuando se publicó que el proyecto de Ferrocarril a Motril acababa de
ser informado favorablemente por el Consejo Superior de Ferrocarriles. Pero ni
por esas. Después sólo muy de cuando en cuando a lo largo de los años ha vuelto
a ocupar algún comentario de prensa el non nato ferrocarril a la costa, pero
siempre tratado como una entelequia o como tema recurrente en ausencia de otras
cosas de más enjundia de las que ocuparse, ¡vamos!, como si no se hablara de él
en serio.
En la quintilla de
una caroca del Corpus de ¡¡¡1885!!! se leía: Pronto lograremos ir / hasta Motril en un vuelo. / Ya el tren se va a
construir. / Esto será, en mi sentir, / cuando la rana eche pelo. Y ésta de
1925: Un ingeniero civil / me dijo: "Según mi cuenta, / allá por el mes
de abril / del año tres mil cuarenta / irá el tranvía a Motril”, esta
segunda de cuando se estudiaba por la compañía de Tranvías Eléctricos de
Granada la prolongación hasta Motril de la línea que acababa en Dúrcal. A
propósito de esto último, precisamente cuando estaba en plena ebullición el
tema del ferrocarril a Motril y se daba por hecho que iba a ser pronto una
realidad, esto es, a lo largo de 1948, también era noticia de actualidad el
propósito cada vez más firme de la empresa tranviaria de clausurar
definitivamente, por ruinoso, el cable aéreo Dúrcal-Motril para el transporte
de mercancías, que fue lo más parecido a un ferrocarril a la costa que hemos
podido ver alguna vez los granadinos y que se suprimió definitivamente en 1950.
Las dos quintillas que van delante son bien ilustrativas de la viejísima reivindicación
penibética y de la poca o nula efectividad de las escasas veces que la cuestión
ha sido puesta sobre la mesa.
Se ve que aquellos
estudios de 1948 concluyeron que la realización del proyecto era demasiado
costoso para los posibles beneficios que la gran obra pudiera reportar. La
eterna pescadilla enrollada: la abrupta geografía penibética exige una
fortísima inversión para la escasa rentabilidad que cabe esperar de una zona
deprimida como la nuestra, pero de lo que no cabe duda es de que sin invertir
jamás podrá la comarca y la provincia remontar y producir réditos. Y luego está
la también vieja cuestión del agravio comparativo: ¿exigiría una mayor
inversión que la que en otra provincia vecina de similares fragosidades
montunas se hizo (en el siglo XIX) generosamente y sin reparar en gastos?
Para servidor que
la cuestión del ferrocarril a la costa debía ser la prioridad fundamental en
los programas políticos de los que dicen defender esta tierra, sin embargo, que
uno sepa, nunca jamás se ha abordado la cuestión con decisión ni esta viejísima
reivindicación granadina ha formado parte del programa de algún partido
político. Desde luego, si no se consiguió en aquellos años de hágase… ordeno
y mando, si ni siquiera el mismísimo Franco, siempre citado en estos años
finales de la década de los cuarenta como vivamente interesado en que se
construyera la línea, si ni con orgullosos (¿o era olorosos?) los
claveles de la vega de Motril se sacó nada en claro, mucho me temo que Granada
seguirá siendo otro centón de años la cenicienta de España en cuestión de
infraestructuras de transporte.
Guerra Ideal-Espectáculos y La
Blanca Doble
El número de Ideal
correspondiente al martes día 17 de febrero de 1948 no llevaba en sus páginas
publicidad alguna acerca de los espectáculos cinematográficos y teatrales del
momento en Granada. Al día siguiente en primera página incorporaba el diario un
largo editorial explicando la ausencia de esa publicidad que normalmente
incluía en la página 6 cuando el ejemplar constaba de ocho planas o en la 4
cuando sólo llevaba seis, en la misma página donde aparecían los anuncios por
palabras. El editorial lo encabezaba en letras grandes un titular: «Las empresas
cinematográficas y teatrales de Granada, contra Ideal», seguido de otro en
letras más pequeñas: «Retiran su publicidad como represalia contra la
censura diocesana y por haber rechazado nosotros textos inmorales».
La guerra de los empresarios
de cines y teatros versus diario Ideal acababa de desencadenarse porque los
primeros, encuadrados en el Sindicato de Espectáculos, cuyo jefe provincial era
Ricardo Martín Campos, el presidente del Granada CF y copropietario del Salón
Nacional, se habían confabulado para no gastar ni un duro más en publicidad en
un medio que bajo las carteleras donde se anunciaban las ofertas de cines y
teatros, invariablemente incluía también un pequeño recuadro con la
calificación “moral” de lo que se exhibía en nuestras salas, una calificación
que dictaba la oficina diocesana del arzobispado y que los empresarios
estimaban que perjudicaba sus intereses pues era frecuente que en dicha
valoración de los espectáculos desde el punto de vista moral se incluyeran
varios títulos acompañados de la leyenda entre paréntesis «no debe verse».
El otro diario local, Patria, y el semanario La Prensa (la Hoja del Lunes por
aquellos años) no publicaban la censura eclesiástica, por lo que a ellos no
afectaba la discordia.
Explica Ideal en su
editorial de 18 de febrero que, aunque los responsables de las salas de
espectáculos hayan acordado esa medida de presión, no van a conseguir de
ninguna manera que cambien los planteamientos del periódico que, en «cumplimiento de elementales deberes
morales», siempre se ha negado «a admitir toda la publicidad más o menos pornográfica que las empresas
querían hacer, unas veces en dibujos y en textos provocativos y otras en
tamaños de anuncios». Ideal jamás se doblegará –continúa-, ni por razones
económicas ni por ninguna otra, a nadie que pretenda coaccionar la
intangibilidad de sus principios católicos o debilitar sus vínculos de sumisión
absoluta e incondicional a la jerarquía eclesiástica, ya que el arzobispo ha
dispuesto la obligatoriedad de publicar la censura de espectáculos. Y añade que
se trata de una cuestión en la que Ideal no puede admitir ni siquiera el diálogo.
Al día siguiente, también en primera página, reproduce el diario una carta del
arzobispo Santos Olivera en la que bendice al diario de la Editorial Católica
por mantenerse firme en su decisión y dice que esa medida brindará oportunidad
a los buenos católicos para declarar el boicot al cine y al teatro inmoral, «Hay que acabar con tanta inmundicia. Hay que
declarar la guerra sin cuartel al impudor y a la indecencia».
Cuando empezó el
conflicto, el 15 de febrero de 1948, último día en el que Ideal daba publicidad
de la cartelera granadina, en el apartado de censura de la Diócesis de Granada
los espectáculos reciben estos calificativos: “jóvenes”, para el film Murieron con las botas puestas (en el
Aliatar) y El fantasma huye (en el
Nacional), o bien “tolerable jóvenes”, que merecen María Antonieta (en el Coliseo Olympia) y ¡Qué verde era mi valle! (programada en el Príncipe a partir del
día siguiente); la etiqueta de “mayores” se otorga a Mañana es vivir (que será estrenada en breve en el Aliatar) y Soñando con música (revista cuyo estreno
está previsto en pocos días en el teatro Cervantes). También hay una película
etiquetada como “desconocida”, La dama se
rinde, que se proyecta en el Granada Cinema. Se entra en el terreno de lo
escabroso con la película que ponen en el Albayzín Cinema, Morena Clara, una candorosa españolada en toda regla, con gitanos
cantarines y demás, que tenía ya doce años pues se estrenó con gran éxito
apenas dos meses antes del comienzo de la Guerra Civil y era ya un film
archiconocido, pero la censura eclesiástica la califica como “peligrosa”. Y ya se
pisa suelo pecaminoso y de perdición total con la etiqueta que merece la que
ponen en el Príncipe, El cielo y tú (nombre
comercial en España -de traducción macarrónica- para el título original de All this and Heaven too, de 1940), un melodrama
decimonónico de adulterio y crímenes con Bette Davis y Charles Boyer, que
merece el calificativo de la censura curial de “no debe verse”.
Punto y aparte
requiere, por ser –a nuestro juicio- el desencadenante de todo el contencioso,
el espectáculo que se representaba en el teatro Cervantes y que también mereció
para la censura eclesial el calificativo de “no debe verse”: La Blanca Doble, una revista. Se estrenó
en Granada el 11 de febrero de 1948. Ideal del día siguiente, en crítica que
firma “B”, dice que lo mejor es la cuidada presentación de sus cuadros de
revista, y que la trama es frívola, con equívocos sugerentes y situaciones
atrevidas, y destaca a las vedettes, «que
cantan, bailan y lucen preciosos trajes unas veces y –esto es lo malo- escasos
trapitos otras».
La Blanca Doble era
una revista musical muy de la época, a base de mucha pluma, mucha música
facilona y letras picantes y más facilonas aún, todo adobado con muchachas
ligeras de ropa, o sea, con escasos
trapitos, como decía la reseña de Ideal, aunque, claro, lo de “ligeras de
ropa” en 1948 hay que entenderlo en su contexto y esa “ligereza” hoy sería
equiparable a la de una función fin de curso en un colegio regentado por las
madres ursulinas. En la actualidad el llamado género ínfimo, la revista,
está muy de capa caída, pero conoció épocas de pleno apogeo, sobre todo en el tiempo de silencio y misa de la
larguísima posguerra española y el nacionalcatolicismo. La Blanca Doble, humorada cómico-lírica en dos actos (ése era su subtítulo), con
música del maestro Jacinto Guerrero, es una obra mítica en el género de las
varietés, un exitazo estrenado en abril de 1947 que llenó en su día teatros por
toda la Piel de Toro durante muchísimos años y que es equiparable a otras
revistas anteriores también de gran éxito, como lo fueron en su día Las
Corsarias o Las Leandras, ambas con música de nuestro paisano Francisco Alonso.
Fue un gran
escándalo para las mentes pacatas el de la Blanca Doble. Y eso a pesar de que
la censura oficial la mutiló considerablemente recortando frases, canciones y
hasta números enteros. Cuando pudo ser vista en Granada ya había recorrido
media España y hasta aquí habían llegado los ecos de algunos alborotos
provocados por su exhibición, cuando distintas jerarquías eclesiásticas habían
intentado que fuera prohibida, como el inefable arzobispo de Sevilla, el
cardenal Segura, que ya había excomulgado a los que bailaran agarrao e hizo lo propio con aquellos
pecadores que se acercaran a ver la revista la Blanca Doble; o como el obispo
de Las Palmas, Pildain, que ya había vetado la película Gilda en su diócesis y no pudo hacer lo mismo con La Blanca Doble,
pero a cambio consiguió que grupos de señoras enlutadas se apostaran armadas de
cirios y rosarios delante de la taquilla del local donde se representaba y
rezaran en voz alta por la salvación del alma de todo aquel que tenía el
atrevimiento de comprar una entrada.
A Granada no
vinieron los principales actores de la revista, Zorí, Santos y Codeso (lo
harían tres años después al teatro Gran Capitán), ni la jovencísima vedette que
empezaba, Florinda Chico, pero no por eso disminuyó el interés por el gran
acontecimiento local que supuso su representación. Su número más conocido, ¡Ay qué tío!, donde se criticaba lo
único criticable en aquellos años: la impuntualidad y mal estado de los
transportes públicos, la escasez de viviendas, lo cara que está la vida…,
interpretado por el actor Antonio Riquelme, incluyó algunos temas de actualidad
cien por cien granadinos, como solían los intérpretes hacer allí por donde
iban, y eso fue lo más celebrado por la concurrencia.
Durante una semana
se exhibió La Blanca Doble en el Cervantes diariamente en dos funciones a
teatro lleno a reventar. Se ve que la guerra sin cuartel al impudor y a la indecencia
que propugnaba el arzobispo no era seguida por su rebaño. Y es que
aunque el catolicismo de batalla y misión
en la España de Franco dejara notar su influencia y quisiera imponer su moral
de sacristía, una moral que casi exclusivamente rechazaba sólo lo sicalíptico,
en Granada como en el resto del país la gente de a pie, el pueblo llano, no se
dejaba amedrentar y ya podían amenazarla con el fuego eterno o con la expulsión
de la grey por asistir a espectáculos disolventes; al revés, con los mensajes apocalípticos
lo que se conseguía era aumentar las ganas de no perderse la función. Como
siempre ha sido. Los granadinos llenaban a diario el local de la plaza de la
Mariana y salían tan contentos y canturreando los pegadizos temas musicales que
acababan de ver y escuchar, sobre todo aquello tan popular de «¡Ay qué tíoooo! ¡Ay qué tíoooo! ¡Qué puyazo
le han metíoooo!», e improvisaban mil variantes cambiando la palabra puyazo por… lo que ustedes quieran
imaginar, unos más procaces y otros no tanto, incluso en el fútbol pronto se
oyó cantado a coro el famosísimo estribillo, pero con la palabra golazo.
La de los
empresarios del espectáculo con Ideal, que no afectó a los otros medios de
comunicación granadinos, fue una guerra incruenta pero larga. Tendrán que pasar
al menos cinco años (1953) para que las cosas vuelvan a la normalidad anterior
a febrero de 1948 y aparezcan otra vez en el diario católico anuncios de los
distintos espectáculos en Granada. Para entonces la sede episcopal habrá
cambiado de posaderas por la muerte del arzobispo Balbino Santos Olivera,
sustituido por Rafael García y García de Castro.
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