Pergamino para el gobernador Fontana,
presidente de honor
A
continuación de la victoria sobre el Tarragona de la jornada 17 de la 46-47,
mediados de enero, hubo una semana de descanso al paralizarse las competiciones
de primera y segunda porque la selección, dirigida por Hernández Coronado,
acudía a Lisboa en disputa de un amistoso (que, por cierto, perdería España,
cosa que era la primera vez que ocurría). Sólo había en Granada programada como
actividad futbolera para el domingo 26 de enero sendos partidos en Los Cármenes
de equipos modestos de la llamada tercera categoría local, pero tuvieron que
ser suspendidos porque nuevamente volvió a nevar sin que diera tiempo material
a retirar la espesa capa de nieve sobre el terreno de juego.
La
inactividad fue aprovechada para en un acto íntimo, sin apenas invitados, hacer
entrega al gobernador Fontana de un pergamino con su nombramiento como
presidente de honor del Granada CF, obra del artista Rafael de la Torre.
Recordemos que tal distinción, la presidencia honoraria, ya le había sido
otorgada en julio de 1945 por la directiva en funciones en unos momentos en los
que existían serias dudas sobre la continuidad de nuestro equipo, recién
descendido de primera y sin un duro ni nadie que quisiera el sillón de
presidente; la decidida ayuda de Fontana, también económica, salvó la situación
al menos temporalmente. Contestó el homenajeado diciendo que él era un amante
del deporte de una forma genérica, pero que desde que estaba en Granada se
había recrudecido su amor por el fútbol, de manera que antes llevaba varios
años sin acudir a un estadio mientras que ahora era cada vez más asiduo a los
partidos del equipo rojiblanco.
Mayor victoria de la temporada ante
el colista Santander
Una
vez reanudada la liga, la jornada siguiente, la 18, era nuevamente en Los
Cármenes. En la anterior nos visitaba el líder, pero ahora el rival era
justamente del otro extremo de la tabla, el colista Santander (nada de Rácing),
farolillo rojo casi desde la primera jornada pero que estaba empezando a
reaccionar y que casi logró escapar de un descenso cantado que finalmente no
pudo evitar perdiendo la categoría en promoción. No obstante, el Granada
consiguió su más holgada victoria de toda la temporada: 4-0. Pero los plumillas
granadinos dicen que el marcador es engañoso y que no merecieron los cántabros
tanto margen de derrota ya que a falta de veinte minutos perdían por un solo
gol y hasta ese momento no estuvo nada clara la victoria local, además los
montañeses encajaron dos goles en los dos últimos minutos.
Fernández
de Burgos en Ideal dice que la causa de la mala clasificación de los visitantes
es por su débil cobertura, y añade: «Suárez es un defensa mediocre…»; se
trata de Ricardo Suárez, quien diez años después jugará en el Granada y será
pieza clave en el eje de la defensa de aquel equipo rojiblanco que ascendió por
segunda vez a primera en 1957; durante su estancia granadina recibirá Suárez encendidos
elogios del propio Fernández de Burgos. El mismo periodista hace elogios de la
línea media forastera y en especial de Felipe, otro futuro granadinista aunque
de una temporada antes que Suárez y que en Granada no jugó tanto como el
defensa vasco ni su rendimiento de rojiblanco es equiparable, aunque ambos
recalaron en Los Cármenes ya bastante veteranos; de Felipe dice que es un
jugador completísimo en defensa y en ataque.
Las dos
victorias consecutivas, ante Tarragona y Santander, sirvieron para distanciar
ya a cinco puntos los puestos de descenso y para acercarse a tres del de
promoción de ascenso.
Nuevo escardón, ahora en
Zaragoza
Como si de
una mala tradición se tratara, la siguiente salida del Granada, ahora ya para
jugar la jornada 19, en Zaragoza, supuso una nueva goleada en contra (6-0).
Para más inri, el escardón llegó ante uno de los equipos de la zona
baja, tercero por la cola (que finalmente descenderá como vicecolista) y, según
las crónicas, ocurrió lo mismo que en las dos goleadas de las dos salidas
anteriores, que a una primera parte jugada por el Granada al menos de forma
aceptable, siguió una segunda en la que el equipo estuvo desaparecido del
terreno de juego, desmoralizado y roto. La derrota fue abultada, pero al menos
no afectó a la clasificación ya que el Granada siguió ocupando el puesto
séptimo y apenas disminuyó la distancia por arriba y por abajo.
De los seis
goles encajados en Torrero, tres llevaron la firma de aquel delantero, Mariano
de nombre, natural de Beas de Segura, Jaén, que había sido ofrecido al Granada
años atrás y al cual no se quiso fichar y sí lo hizo por el At. Aviación; al
terminar la presente temporada el Sevilla pagará una buena suma para hacerse
con el tal Mariano.
El Alcoyano se lleva el positivo
La jornada
20 tocaba de nuevo enfrentarse a un gallito, el Alcoyano, que en esos momentos
iba a la estela del Tarragona pero que acabaría proclamándose campeón de
segunda y ascendiendo de forma directa. La directiva decidió señalarlo como día
del club.
En un
partido malo por el estado impracticable del terreno de Los Cármenes,
achocolatado por completo pues en Granada como en gran parte del territorio
nacional no paraba de llover desde hacía dos semanas, los rojiblancos empataron
a dos goles con el Alcoyano, que se llevó así el único positivo con que
contábamos desde hacía varias jornadas. La temporada del Granada no se puede
decir que fuera buena, pero al menos estaba sacando con victoria todos sus
compromisos caseros (menos el primero, contra el Córdoba), hasta que la visita
del Alcoyano puso fin a esa buena racha y sin positivos ni negativos nos
quedamos.
Según Seudónimo en La Prensa, el Granada equivocó el planteamiento y se empeñó en
jugar por el centro a base de pases cortos en lugar de buscar los extremos y el
punterazo rápido, porque el estado del terreno imponía jugar de esa forma. Por
su parte, Fernández de Burgos dice que el Granada habría ganado si no fuera por
la desastrosa actuación del guardameta Casafont, responsable de los dos goles
encajados. El Granada continuó ocupando la plaza séptima de la tabla, con
cuatro puntos sobre la promoción de descenso y a cinco de la de ascenso.
Amistosos en parón liguero. Aplazado
el R. Sociedad-Granada
Después de
empatar contra el Alcoyano hubo unas mini vacaciones de dos semanas, periodo en
el que se suspendió la liga en primera y segunda para preparar un partido
internacional amistoso contra Irlanda que habría de jugarse en Dublín el 2 de
marzo. El Granada compareció en Antequera el domingo 23 de febrero para
disputar un amistoso al equipo local (de tercera) que dirigía Luis Marín y se
impuso 1-4. Y como la inactividad era larga, se contrató otro amistoso contra
el Córdoba en Los Cármenes, a beneficio de la Cruz Roja, para el mismo día del
partido de la selección.
Como
curiosidad, en la misma página de Ideal de 28 de febrero de 1947 en la que se
anuncia el amistoso contra el Córdoba, en la sección Carné Mundano,
apartado Movimiento Demográfico, viene como recién nacido Fernando Barrachina
Polo [sic] (es un error, su segundo apellido era Plo); acababa de venir al
mundo uno de los pocos futbolistas granadinos que alcanzaron la
internacionalidad absoluta, pero para eso faltaban lógicamente más de veinte
años.
El invierno
de 1947 fue uno de los más lluviosos del siglo. El domingo día 2 de marzo
seguía lloviendo a mares y esto obligó a suspender el amistoso contra el
Córdoba que se había fijado para tal día porque el terreno de Los Cármenes era
un barrizal y esa misma tarde estaba previsto jugar la final provincial de la
Copa de España Aficionados entre los equipos granadinos Numancia y Cultural,
por no ser posible su aplazamiento. En su lugar se cerró otro amistoso, éste
frente al Melilla, de tercera, para el miércoles 5 de marzo.
El Melilla
estaba en esos momentos disputando lo que se llamaba fase intermedia de ascenso
a segunda, que jugaban los equipos mejor clasificados de los distintos grupos
de tercera para después afrontar la fase final con ascenso para los vencedores.
Iba bien clasificado, pero no pudo dar el salto a segunda. En esos momentos
venía de empatar sin goles en Elche y como tenía que jugar un nuevo partido de
competición como visitante, en Cádiz, se quedó por estas tierras en lugar de
volver a Melilla. El equipo lo entrenaba Gaspar Rubio y en sus filas contaba
con otro viejo conocido, Maside, y además venía con otro más, no viejo sino
futuro conocido, Errazquin, eterno defensa del Melilla de aquellos años.
Por fin se
celebró el amistoso a beneficio de la clínica y dispensario de la Cruz Roja el
miércoles 5 de marzo de 1947, en una tarde muy lluviosa que hizo que el público
asistente fuera muy escaso y con Los Cármenes con mucha agua y barro. En el
Granada jugó a prueba un medio de apellido Navarro que no gustó. Arbitró el ex
recreativista del Once Fantasma
Morales. El resultado fue de empate a dos y la copa que había en juego, donada
por el Ayuntamiento, fue entregada al capitán melillense Errazquin.
Al día
siguiente muy de mañana tenía previsto salir la expedición granadinista con
destino San Sebastián, al reanudarse la liga tras dos semanas de parón. Pero
las persistentes lluvias (la pertinaz
inundación) lo impidieron ya que la vía férrea estaba cortada a la altura
de Aranjuez al desbordarse el Tajo, y tampoco se podía viajar por carretera por
el mismo motivo. De esta forma el partido de la jornada 21 quedó aplazado para
mejor fecha con el visto bueno de la Federación, y la afición granadinista
estuvo tres semanas seguidas sin ver fútbol de competición. Días después la
Federación fijó el miércoles 19 de marzo, San José, fiesta en todo el
territorio nacional, como fecha para la disputa del R. Sociedad-Granada
aplazado.
Suma y sigue casero ante el Betis
Pero antes
de viajar a San Sebastián se reanudó la liga para el Granada con el partido de
la jornada 22, en la que tocaba la visita del Betis el domingo 16 de marzo de
1947. En la semana previa llegó a Granada con casi un año de retraso con
respecto a las principales ciudades españolas, novedad de novedades, la
quiniela de fútbol y ya a partir de este momento se podía en nuestra ciudad
efectuar los pronósticos en las correspondientes oficinas.
El Betis
cayó derrotado 3-0 pero, como fue norma toda la temporada, la victoria no llegó
de forma brillante a pesar del marcador final, y los nuestros ofrecieron un
partido bastante malo y pecaron una vez más de falta de entusiasmo. Seudónimo en su crónica para La Prensa dice que el Granada jugó un partido calamitoso, de desastre estrepitoso
y ruidoso fracaso, y en las gradas, cada vez menos pobladas, estalló esta
vez una gran protesta. Hasta bien entrada la segunda parte, minuto 73, cuando
Sosa marcó el primero de colocado cañonazo en un golpe franco, reinó el empate
a cero en el marcador, y fue en ese escaso cuarto de hora final cuando sucedió
lo único destacable del partido. Fernández de Burgos en Ideal sólo salva a Mas.
La victoria sirvió para subir un puesto en la clasificación, el sexto, pero ya
con pocas opciones de dar alcance al puesto de promoción de ascenso, el
tercero, distanciado a cuatro puntos cuando sólo faltaban cuatro jornadas para
el final (para el Granada cinco).
Un positivo en la batalla de
Atocha y derrota en Mallorca
Los
jugadores rojiblancos habían acudido a Los Cármenes para jugar contra el Betis
con el equipaje ya dispuesto para viajar porque esa misma tarde-noche salieron
rumbo a la Bella Easo al objeto de jugar el miércoles su partido de la jornada
21, aplazado desde el 9 de marzo por culpa de la pertinaz inundación. La R. Sociedad había presentado una protesta
formal ante la Federación por verse obligados a jugar tres partidos en ocho
días, pero de nada sirvió. Si se quejaban los vascos, con más razón podría
haberlo hecho el Granada dado que los mismos partidos tenía que jugar en una
semana, pero agravado porque, de esos tres, dos eran bien lejos, de modo que a
continuación del partido en San Sebastián no volverían los rojiblancos a
Granada, sino que de allí seguirían camino hasta Mallorca, su siguiente
compromiso liguero ya en la jornada 23.
El equipo
de la Real Sociedad de Benito Díaz (que ha pasado a la historia de nuestro
fútbol como el primero que en España practicó la WM, obviando que cuatro años
antes el Granada de Esteban Platko ya la ensayó) ya esta misma temporada venía
poniendo en práctica ese sistema en sus partidos, pero en la previa informa la
prensa que tiene la baja de Ontoria, su mejor delantero, y por esa razón, en su
partido frente al Granada no utilizará la WM. En lugar de Ontoria debutará un
joven de 20 años que aunque es guipuzcoano ha llegado cedido por el Sevilla y
su nombre es Arregui; se trata de Ángel María Arregui, que tiempo después jugará
muchas temporadas en el Jaén de sus mejores años (dos ascensos y tres
temporadas en primera) y pasará a la historia del club vecino como el mejor
delantero de todas sus épocas; en Jaén una calle lleva su nombre.
En San
Sebastián el Granada recuperó el punto positivo que había perdido desde la
visita del Alcoyano cuatro jornadas antes. Empate a un gol fue el resultado de
este partido entre semana, un botín de mucho mérito teniendo en cuenta que los
donostiarras iban muy bien clasificados y acabaron ascendiendo a primera en
promoción frente al Murcia. No obstante, costó dios y ayuda hacerse con el
punto en un encuentro plagado de incidentes, y los locales quedaron muy
disgustados y le echaron la culpa al de negro del traspiés. Hasta una nota de
protesta elevó el club donostiarra a la Federación por la actuación del
árbitro.
«La
ineptitud o el parcialismo de un árbitro ponen en peligro a la Real Sociedad»,
se puede leer en primera página de El
Diario Vasco, titular que en grandes letras se repite en páginas interiores
en la sección de deportes. «Sólo atropellándolos injustamente pudo
arrebatárseles un punto a los realistas», es el subtítulo. Todo lo firma el
redactor Iturrioz, y lo que más llama
la atención es que no viene crónica propiamente dicha del evento, es decir, no
aparece un comentario en el que se destaquen las jugadas más interesantes o
mejores y además vengan los goles y las alineaciones. El tal Iturrioz está que
trina y dedica cuatro amplias columnas para insertar sendas cartas abiertas. En
la primera, dirigida al presidente de la Federación Nacional de Fútbol, se
queja de que no se atendiera la reclamación anterior del club para evitar que
se le fijaran tres partidos en una semana, y para más inri, uno de ellos ante
un equipo «de reconocida dureza como el
Granada». Continúa con sus diatribas poniendo de hoja de perejil al
trencilla, culpándolo de los graves incidentes que se produjeron en Atocha. Y
termina con algo así como una velada amenaza de posible retirada del club vasco
de la competición.
La segunda
de las cartas abiertas va dirigida a Álvarez Santullano, el árbitro del
encuentro, y comienza: «Inexplicable señor:». Lo que viene a
continuación es fácil de imaginar siendo quizás el calificativo más suave que
le dedica el periodista al referí el de medroso. Insiste Iturrioz mucho, eso
sí, en la educación y saber estar del público donostiarra, sacado de sus
casillas por el de negro, pero lo cierto fue que en este partido hubo repetidas
invasiones del campo y a los rojiblancos les tiraron desde las gradas los más
variados objetos, aunque no eran precisamente regalos de cortesía, según
contaron los rojiblancos a su vuelta.
Nos
imaginamos al tal Iturrioz, hincha vehemente y furioso txuri urdín donde los haya, rojo, morado de ira, escribiendo todo lo
que publica El Diario Vasco. En otro apartado distinto, el mismo plumilla pone
en labios de Millán, en la previa al choque y en conversación con alguien ajeno
al partido, que a ellos (al Granada) la puntuación les daba igual, pero que
tenían prometido un regalo del Alcoyano (en lucha estrecha con los vascos por
los primeros puestos y siguiente rival) de mil pesetas por barba si ganaban o
quinientas si empataban, o sea una prima a terceros, y utiliza el periodista
este argumento para afirmar que los rojiblancos dieron leña a troche y moche
con el consentimiento de Santullano, faltaría más.
Por su
parte Porriño, que firma la crónica
del partido para otro diario donostiarra, La
Voz de España, también arremete contra el referí y afirma también que el
Granada jugó primado por el Alcoyano, y que fueron los rojiblancos los que
iniciaron las violencias: «Yo he visto cómo González machacaba el tobillo
indefenso de Urra», esto escrito en negrita y en mayúsculas puede leerse en
la crónica del tal Porriño; el jugador realista Urra debió abandonar el terreno
al comienzo de la segunda mitad a raíz de esta jugada para reingresar mermado
un cuarto de hora más tarde.
El árbitro
Álvarez Santullano anuló dos goles a los locales, el primero fue un remate del
debutante Arregui que sacó desde dentro de la portería González (luego más que
de gol anulado habría que hablar de gol fantasma), y el segundo también de
Arregui por fuera de juego inexistente, siempre según la crónica.
Al menos,
algún caso hicieron los federativos de la gran pataleta donostiarra ya que días
después el Comité de Competición de la Federación inició un expediente
informativo acerca de la actuación de Álvarez Santullano del que salió éste
sancionado por un mes sin actuar, pero de lo que no se libraron los
blanquiazules fue de una multa de 500 pesetas por el gran escándalo formado en
Atocha.
En cuanto
al partido en sí, parece ser que hubo mucha más tensión que juego. Se adelantó
el Granada por medio de Mendi y faltando sólo tres minutos para el final
consiguieron empatar los locales.
De San
Sebastián a Mallorca vía Zaragoza fue el periplo del Granada para disputar la
jornada 23, pero de El Fortín balear no
pudieron traerse nada los rojiblancos, que fueron derrotados 3-0 (0-0 al
descanso) en un partido sin mucha historia y en el que faltó González,
lesionado en Atocha. El Granada, con el positivo arrancado en San Sebastián,
siguió clasificado en sexto lugar y con todo ya prácticamente decidido puesto
que sólo faltaban tres jornadas por disputarse y le separaban cinco puntos
tanto por arriba como por abajo de los puestos que llevan a cambiar de
categoría.
Hasta el
día 26 de marzo no volvieron los expedicionarios, que contaron que, tras los
tres partidos, en la segunda parte en Mallorca se desfondaron y no pudieron
hacer gran cosa. Y sobre los de San Sebastián cuentan y no paran que las
hostilidades quienes las rompieron fueron los locales, muy nerviosos porque el
Granada estaba siendo superior y pudo adelantarse, y en la segunda parte, ante
un gran partido de Casafont, Millán y González, y al ir por debajo en el
marcador, jugadores donostiarras y público perdieron por completo los estribos
y el campo fue invadido en reiteradas ocasiones; en una de ellas Millán fue
agredido por un energúmeno del público y el árbitro quedó cercado por una
multitud y también cobró; dicen asimismo que desde las gradas les llovieron
infinidad de proyectiles: piedras, botellas, paraguas, hasta zapatos y sillas;
en el último minuto del partido, ya con el empate, se sacó un córner contra la
portería de Casafont y en el área había un grupo numeroso de espectadores
intentando rematar… y más cosas por el estilo.
El Levante nos mete en negativos y en
tierra de nadie
El
siguiente partido, 31 de marzo, Domingo de Ramos, jornada 24 y antepenúltima,
fue en Los Cármenes, con la visita del Levante, equipo como el Granada de la
zona media de la tabla. Poco duró el positivo conquistado con sangre, sudor y
lágrimas en San Sebastián ya que el resultado fue una derrota 1-2 en un nuevo
partido pésimo de los rojiblancos, según las crónicas de los diarios locales. Seudónimo en La Prensa dice que el Granada es un equipo viejo, roto y malo, y
debe seguir el ejemplo del Levante, que ha relegado a la suplencia a sus
veteranos y ha renovado casi por completo su equipo con jóvenes que ponen
bastante más entusiasmo que los que se dicen a sí mismos fenómenos y luego no
dan una, y aunque esta vez no salva a ni uno solo de los rojiblancos, arremete
a continuación contra el delantero centro Morales, diana preferida de sus
dardos contra este equipo apático y sin fútbol a pesar de que fue el autor del
único tanto granadinista. Fernández de Burgos en Ideal coincide en el
comentario de que a este equipo le hace falta una profunda renovación de
efectivos. La anécdota del partido fue la lesión del guardameta Casafont que
hubo de retirarse y durante un cuarto de hora ocupó su lugar Galvany, quien no
estuvo mal como improvisado portero.
El Granada,
con un negativo recién estrenado, perdió un puesto en la clasificación, bajando
al séptimo, pero a salvo matemático de cualquier contingencia por abajo y
también sin poder ya alcanzar a los tres primeros pues ya sólo faltaban por
disputarse las dos últimas jornadas.
CALLEJEANDO
Asesinato de Milán del Bosch
A
comienzos de 1947, el 8 de enero, tuvo lugar otro de esos sucesos que dejan
helada a la ciudadanía y centran todos los temas de conversación. En primera
página de Ideal puede leerse la noticia de que unos atracadores han asesinado
al coronel de Ingenieros Joaquín Miláns del Bosch y del Pino, jefe de la
Comandancia de Fortificaciones y Obras de la IX Región Militar. Según la misma
noticia, cuando regresaba de Güéjar-Sierra en su coche particular y acompañado
de su chófer, el vehículo fue interceptado en mitad de la carretera por unos
desconocidos armados que le exigieron el pago de una cantidad de dinero, y como
no pudiera atender las exigencias de los asaltantes fue asesinado de dos
disparos y su cuerpo abandonado a poca distancia del lugar del asalto.
La
noticia de Ideal no aclara quiénes eran los asaltantes, dato que era
desconocido en esos momentos, pero se trataba de una nueva actuación de la
guerrilla en Granada después de varios meses de inactividad. Como en otras
ocasiones, en primera instancia el asesinato se atribuyó a los Quero, pero la
partida de los famosos hermanos estaba a estas alturas en cuadro y casi
desmantelada por completo, y ya sólo quedaba uno de los hermanos, Antonio. La
de Yatero por su parte hacía algún tiempo que no daba señales de vida y este
mismo año quedará disuelta y sus integrantes pasarán a Francia. Y es que había
varias partidas más de maquis, aunque no sonaran tanto, como la de los Clares,
que fue la responsable del asalto y muerte del coronel Miláns del Bosch. El
fallecido era miembro de una saga ilustre de militares catalanes, primo de
Jaime Miláns del Bosch, uno de los principales implicados en la intentona de
golpe de estado del 23-F 1981, e hijo de Joaquín León Miláns del Bosch,
gobernador civil de Barcelona durante la Dictadura de Primo de Rivera, que se
significó por la represión de todo lo que sonara a catalanismo y que fue
asesinado por las milicias republicanas en los primeros días de la Guerra
Civil.
Según
las numerosas obras sobre la guerrilla granadina, la partida de los Clares,
autora del asesinato de Miláns del Bosch, la lideraba Rafael Castillo Clares y
en ella se integró tiempo después un hermano suyo, Félix, junto a otros pocos
más, todos vecinos de Güéjar-Sierra y de ideología libertaria. Andando el
tiempo llegó a reunir una treintena de efectivos y se mantuvo activa hasta
1949. Su ámbito de actuación fue preferentemente las cercanías serranas de
Güéjar. Según Julio Aróstegui y Jorge Marco en su obra El Último Frente, los Clares se habían integrado en la llamada
Agrupación Guerrillera de Granada y formando parte de ella llevaron a cabo el
secuestro del coronel Miláns del Bosch, por el que pidieron 150.000 pesetas de
rescate, a lo que accedió el capitán general de la IX Región, pero cuando iba a
realizarse el canje detectaron los guerrilleros la presencia de la Benemérita y
asesinaron al militar, huyendo a continuación.
La
Agrupación Guerrillera de Granada se había creado en 1946 y fue un intento del
Partido Comunista de España desde el exilio de aglutinar a las dispersas
partidas de maquis de toda la provincia y organizarlas bajo el mando del
partido, cosa que se consiguió sólo a medias. La agrupación amplió más tarde, a
finales de 1947, su ámbito de actuación y pasó a llamarse Agrupación
Guerrillera Granada-Málaga, coincidiendo con la llegada a nuestra provincia de Roberto,
alias de Juan José Muñoz Lozano, quien impuso una estricta disciplina militar
en el grupo a la que finalmente no habrían estado dispuestos a someterse los
Clares y otras partidas guerrilleras anarquistas, que seguirán actuando por
libre. En varias de las obras que tratan sobre el maquis andaluz se afirma que
en 1948 los componentes que quedaban de la partida de los Clares se
convirtieron en contrapartida, es decir, se entregaron a las autoridades para
ayudar en la aniquilación de la AGGM. El motivo de ese cambio de chaqueta
habría sido que la AGGM había invadido su territorio, o sea, había asaltado el
cuartel de la Guardia Civil de Güéjar-Sierra sin contar para nada con los
Clares. La colaboración con las fuerzas del orden quedaría rota en 1949, cuando
volvieron a echarse al monte hasta su total desaparición ese mismo año al ser
abatidos los que quedaban.
El día 10 de enero y tras un funeral en la
iglesia de San Matías salió el cadáver de Miláns del Bosch camino de Madrid,
donde fue inhumado de forma provisional (su destino final era Vitoria, en el
panteón de su familia) en un funeral que presidió Muñoz Grandes, capitán
general de la I Región Militar, y al que acudieron otros generales como García
Valiño, Kindelán y Moscardó.
Dos
meses después, el 11 de marzo de 1947, el mismo día que por la mañana tomaba
posesión de la sede el nuevo arzobispo, Santos Olivera, en un acto solemne y
multitudinario en plena plaza Bib-Rambla, Ideal informa de la muerte en
Güéjar-Sierra, de tres bandoleros que habían participado en el asesinato del
coronel Miláns del Bosch. Se trataba de el
Porras, el Pardo y el Montilla, de los que dice que eran
componentes, encubridores y enlaces de las partidas del Clares y del Sevilla.
Fueron abatidos por la Guardia Civil. Y a los pocos días, en un escueto
recuadro en primera página, se informa de la detención de trece enlaces y
cómplices de las partidas del Clares y del Sevilla, sin dar más detalles,
noticia que se repite el 25 de marzo de 1947, pero ahora los detenidos son 27.
Asesinato de Indalecio Romero de la
Cruz
Todavía
estaba muy reciente el trágico suceso del crimen del coronel Miláns del Bosch
cuando un nuevo asesinato se apropió de las portadas de los dos diarios granadinos
estremeciendo a toda la población. El industrial Indalecio Romero de la Cruz
fue asesinado la noche del 21 de febrero de 1947 a las puertas de su domicilio
en el Carmen del Sagrado Corazón, en la calle Carril de San Cecilio número 14.
Según Ideal, el fallecido en unión de su esposa llegaba a su casa en su coche
cuando fueron asaltados pistola en mano por dos personas que los esperaban y
que exigieron que el coche retrocediera, y como no fueron obedecidos la
emprendieron a tiros contra Romero quien a pesar de ser rápidamente trasladado
al vecino Hospital Militar, ingresó ya cadáver. En Ideal y Patria de 23 de
febrero se publicó la esquela por la muerte del industrial ocupando por
completo una página.
Indalecio
Romero junto con su hermano Inocencio eran industriales del ramo de la
construcción como propietarios de la fábrica de cemento Centauro, en Atarfe.
Ambos eran muy conocidos en la ciudad y habían sido directivos del Granada CF
en la primera época del club, en tiempos de la República. Los dos hermanos
habían participado también en política en aquellos años republicanos militando
en el partido derechista Acción Popular y habían sido concejales del
ayuntamiento granadino.
Todas las
autoridades, incluido el capitán general de la IX Región Militar, y toda
Granada asistieron al entierro, que se llevó a cabo el domingo 23 de febrero
subiendo por los bosques de la Alhambra. Dos días después y también con
presencia de todas las autoridades, tuvo lugar un funeral en la Catedral
organizado por las fuerzas vivas
de Granada, informan Ideal y Patria, y todo el comercio, oficinas, bares,
cafeterías e industria locales permanecieron cerrados hasta las tres de la
tarde.
Como venía
siendo habitual en este tipo de sucesos, nada se dice en los diarios acerca de
quién o quiénes podrían haber sido los autores del crimen, pero era vox pópuli
que el suceso había que apuntarlo en el debe de la banda de los Quero. Muertos
tres de los cuatro hermanos Quero que la lideraron: José en noviembre de 1944,
Pedro en julio de 1945 y Francisco en marzo de 1946, ya sólo quedaba Antonio, y
desde hacía casi un año no habían vuelto a dar que hablar estos albaicineros rebeldes.
Así hasta febrero de 1947 en el que Antonio y dos más de los suyos (una mujer y
otro) salieron de su largo silencio intentando el secuestro del industrial
Romero, a quien ya habían atracado en 1944 en el mismo lugar, para pedir por su
rescate una cantidad de dinero con la que financiarse, tal como ya habían hecho
en ocasiones anteriores. Pero el secuestro salió torcido porque la esposa del
industrial, que acompañaba a éste, se puso a gritar y en la confusión hubo
disparos y dos de ellos alcanzaron de lleno a Romero de la Cruz, por lo que los
asaltantes huyeron sin obtener nada, según se puede leer en las numerosas obras
que sobre la guerrilla y los Quero hay disponibles. En esas mismas obras se
dice que por primera vez resultaba muerto alguien en una acción llevada a cabo
por la banda de los Quero sin que esto se debiera a motivos de estricta defensa
propia, lo que trajo como consecuencia que la partida perdiera entre el pueblo
llano gran parte de aquel halo de bandoleros románticos que en sus buenos años
le acompañó, y con ello muchos apoyos sociales con los que antes habían
contado.
Estaba muy
reciente el asesinato del coronel de ingenieros Miláns del Bosch, atribuida
falsamente a los Quero, y esta segunda muerte, de un hombre tan popular como
Indalecio Romero, persona de derechas pero que no se había significado en
ninguna labor represora, fue ya una gota que vino a colmar el vaso así que,
como consecuencia inmediata, vino a los pocos días expresamente desde Madrid a
Granada el director general de Seguridad, Francisco Rodríguez Martínez, y con
él se desplazó un grupo especializado de la Brigada Político-Social que
estrecharon aún más el cerco sobre lo que quedaba de la mítica partida de los
hermanos Quero. El efecto inmediato fue que en la prensa diaria comenzaron a
aparecer a menudo noticias acerca de la detención y muerte en enfrentamientos
con las fuerzas del orden de numerosos bandoleros por toda la provincia.
Carmen Polo en Granada
Acompañada
de su hija, Carmen Franco, la esposa del Caudillo hizo una visita relámpago a
Granada el lunes 7 de abril de 1942, una vez terminada la Semana Santa que
había pasado en Málaga la pareja, donde presidió Carmen Polo el partido de
segunda división entre el equipo local y el Tarragona, que ganaron los primeros
por el tanteo de 5-3, sin trascendencia para la clasificación puesto que el
equipo catalán había ya ascendido matemáticamente a primera. Lo imprevisto de
la visita (de la que no dicen nada los periódicos de días anteriores) seguramente
pillaría por sorpresa a algún joyero desprevenido, sin darle tiempo a
inventarse una excusa para echar el cierre a su establecimiento.
A Riofrío,
no a comer truchas sino a recibir a las que venían de Málaga por ser el límite
entre las dos provincias, se desplazó el gobernador Fontana para conducirlas al
Parador de San Francisco donde quedaron hospedadas y les esperaba un buen
almuerzo en el que estuvieron también presentes alcalde y capitán general.
Después de
la siesta giró visita a la Virgen de las Angustias, siendo cumplimentada por
José Fernández Arcoya, párroco de la basílica quien por bula pontificia del mes
de julio del año anterior había sido nombrado prelado doméstico del Papa Pío
XII, lo que le daba derecho a usar el fajín de obispo y recibir el trato de
monseñor. Tras orar ante la patrona, siguió doña Carmen y su séquito su visita
turística acudiendo a la Capilla Real, y de ahí a la Alhambra, acompañada del
arquitecto conservador Francisco Prieto Moreno. Por la noche hubo cena de gala
en el hotel Alhambra Palace, con asistencia de todas las autoridades, y después
fiesta típica andaluza en la Casa de los Tiros.
Al día
siguiente continuó temprano la visita turística. Después de misa en las
Angustias, visita al Monasterio de La Cartuja, San Jerónimo y San Juan de Dios
y rápido vistazo a los niños internados en la clínica San Rafael. Aún le dio
tiempo a personarse en Casa Valdivia, un taller de costura y encaje en Plaza
Nueva, donde se demoró y adquirió varias piezas. Y tras almorzar en el Parador
salió por la tarde con todo su séquito camino de Madrid, siendo acompañada
hasta el puerto del Carretero (límite con la provincia de Jaén) por el
gobernador civil Fontana.
Otras
personalidades del Régimen estuvieron de visita en Granada en esa misma semana,
pero su estancia obedecía a motivos propios de los cargos que detentaban, no
eran visitas de placer. Así el 9 de abril visitó Granada José Antonio Elola
Easo, en esos momentos delegado nacional del Frente de Juventudes de Falange,
quien visitó el Estadio de la Juventud y las obras que se llevaban a cabo en
esos momentos en sus inmediaciones, de construcción de una residencia
universitaria, y después visitó el que fuera coristado de Santo Domingo,
recientemente convertido en Hogar del Flecha, en la plaza de los Campos.
Al día
siguiente, 10 de abril, la visita fue del ministro de Agricultura, Carlos Rein
Segura, quien se dirigió a Láchar a inspeccionar los trabajos allí realizados
de parcelación de una gran finca rústica, así como las obras de nuevas
viviendas construidas, y de ahí se trasladó al Centro de Fermentación de
Tabacos.
Otra
personalidad del régimen que estuvo unos días fue el director general de
Ferrocarriles, José María García-Lomas, quien estuvo departiendo con Gallego
Burín sobre la remodelación de la estación de Andaluces y es de suponer que
tratarían también sobre el siempre postergado ferrocarril a Motril. El día
quince el célebre oftalmólogo, doctor Castroviejo y señora, a bordo su avión
privado, aterrizaron en Armilla y se dieron un garbeo turístico por nuestra
ciudad. También pasó fugazmente por nuestra tierra en visita privada José María
Pemán, por entonces director de la RAE, quien había venido a ver a una hija suya,
monja de clausura en el convento de las Esclavas, en San Gregorio Bético.
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