La perpetua precariedad económica
La primera noticia de la temporada
46-47, a comienzos de julio, es que, una vez más, se habla de una posible
desaparición del club rojiblanco si no se da solución al grave problema
económico por el que atraviesa. El Granada necesita aproximadamente 300.000 pesetas
antes del uno de septiembre para abonar a sus empleados y futbolistas todo lo
que se les debe y para poder hacer fichajes y renovaciones, y en caja (para
variar) no hay un duro, agravado porque en los meses de verano (junio, julio,
agosto y parte de septiembre), dice la nota de la directiva de Manuel López
Font, los ingresos por socios, los únicos de que dispone el club puesto que en
esos meses no se hacen taquillas, no llegan ni a las 2.000 pesetas mientras que
sólo de nómina de futbolistas hay que desembolsar 20.000 mensuales.
Efectivamente, como cada temporada al llegar mayo, casi la mitad de los 2.200
socios con que contó el club entre diciembre y abril han dejado de abonar sus
cuotas mensuales, y en pleno verano apenas son 500 los que siguen religiosamente
pasando por secretaría y aportando dinero al club.
En estos años la información deportiva ocupaba muchísimo menos espacio que en la actualidad y al Granada los diarios locales apenas le reservaban unas pocas líneas, siendo bastantes los días en que ni si quiera se daba noticia alguna sobre la vida del club. Y menos aún en verano. Por esa razón nos faltan datos (la prensa de la época no aclara nada) para saber cómo se solucionó la papeleta o si es que ésta no era tan dramática como la pintaban, pero el caso fue que a pesar del negro panorama que pintaba la directiva rojiblanca, pronto empezaron los fichajes, imaginamos que con dinero salido de los bolsillos de los directivos de turno, que era lo habitual, y el club continuó adelante con su renqueante caminar y acrecentando cada vez más su déficit.
Fichajes. Un lote del Español
En la plantilla, que
estará entrenada por Antonio Conde, contratado desde junio pasado, han causado
baja Aparicio, Zubizarreta, Portilla, García y Safont. Además, cosa curiosa,
Sosa, después de llevar muchos años en el club, siempre como titular, estaba en
esta pretemporada en situación de transferible, aunque finalmente se quedó.
Han terminado su contrato: Floro, que
renovará a los pocos días, y Marín, que tras dudas y negociaciones por las dos
partes, no seguirá en el club. Luis Marín, sin duda uno de los mejores fichajes
del Granada en sus años de primera a pesar de su edad, tras cinco temporadas a
muy buen nivel se despidió de la afición con una carta que los diarios
publicaron y en la que decía que, es tan grande su cariño por este club, que
estaba dispuesto a renovar sólo por el sueldo. A sus 40 cumplidos, todavía le
quedaba un año de buen fútbol y fichó como entrenador-jugador por el
Antequerano, de tercera.
En cuanto al fichaje de la temporada
anterior, el medio centro Palacios, fue cedido al Egabrense, de tercera, pero
pronto se lesionó y volvió al equipo y al poco tiempo fue dado de baja
volviéndose al Baracaldo del que fue fichado. El resto de la corta plantilla
tenía contrato en vigor.
Como fichajes para esta campaña, en
el mes de julio sólo hay dos: Lesmes y Escobar, ya cerrados antes de concluir
la 45-46. De los dos, en realidad sólo vino el segundo porque Lesmes no pudo
incorporarse en toda la temporada por estar cumpliendo el servicio militar, y
su contrato por dos años quedó en suspenso hasta la siguiente.
A mediados de mes y como
resultado de las gestiones llevadas a cabo personalmente por el secretario
técnico, Paco Cristiá, de viaje en Barcelona, el club cerró la permuta con el
Español del guardameta Martí a cambio de un lote: los españolistas Morales,
delantero centro, Mendoza, interior izquierdo, y Sánchez Vigo, interior
derecho, éste último en calidad de cedido por una temporada. Aparte, también
fichó, del Tarragona, el extremo derecho Sánchez. Como históricamente sucedió
con otros “lotes” fichados por el Granada, sólo uno de sus integrantes, el
ariete Morales, fue una buena incorporación; a partir de esta temporada y por
tres más será el delantero centro titular del Granada, consiguiendo en sus
cuatro años rojiblancos un total de 68 goles que lo convierten en el tercero en
la lista de máximos anotadores históricos del equipo, sólo superado por el
granadino Rafa y por Trompi. Otro de los del lote, el tal Mendoza llegará a ser
alineado más o menos la mitad de partidos oficiales y a la temporada siguiente
causará baja; y los dos Sánchez jugarán sólo unos pocos partidos en ésta, su
única temporada granadinista.
En cuanto al portero Martí, que pasó
al Español, había quedado muy señalado para la afición desde el partido de la
anterior temporada frente al Coruña, faltando muy poco para terminar la liga,
cuando un estrepitoso fallo suyo propició una derrota que iba a resultar
decisiva para que se esfumaran las posibilidades de ascenso, de ahí que se le
buscara una salida. En su lugar se recuperó a Casafont, que volvía tras su
cesión al Ceuta.
Ya en agosto se producen
dos nuevas incorporaciones: Mendi, extremo, y Parra, medio derecho, que se
convierten en rojiblancos al ser cedidos por el Sevilla por un año. Ambos
futbolistas, ya veteranos, serán titulares toda la temporada.
Cortísima pretemporada
El 20 de agosto
comenzaron los entrenamientos de cara a la 46-47. Al primer entreno acudieron
sólo diez jugadores del total de 18 que a estas alturas integraban la
plantilla, pero a los pocos días ya estaban todos. El primer amistoso de
pretemporada llevó a los rojiblancos a Murcia el 1 de septiembre, donde se
incorporó el delantero Morales, natural y vecino de Cieza, que fue el autor del
único tanto rojiblanco en un partido que perdió el Granada 3-1. A pesar de
llevar apenas una semana de entrenamientos y ser más de medio equipo nuevo, la
crónica de la Hoja del Lunes de Murcia dice que el Granada se mostró más
conjuntado y que dominó y fue mejor la primera mitad. Quienes más destacaron,
como casi siempre, fueron Millán, González y Trompi. Una semana después hubo
devolución de visita y en el primer y único amistoso de pretemporada en Los
Cármenes vencieron los nuestros 2-1 al Murcia, que militaba en primera, con
arbitraje del ex recreativista Eloy Díaz. Quien más gustó de los nuevos en la
presentación del equipo rojiblanco ante su afición fue el medio Parra.
En medio de los dos
partidos frente al Murcia y entre semana se desplazó el Granada a Cabra, donde
cayó derrotado por el Egabrense (de tercera) por 4-3. La anécdota fue que la
mayor parte del partido hubo de jugarla con González (que había acudido al
partido como espectador) ocupando la portería al quedar fuera de combate Floro
y no haber sustituto. Ya no hubo más partidos de pretemporada.
Pifia casera ante el Córdoba en la primera jornada 46-47
El 22 de septiembre echó
a rodar el balón de forma oficial en esta 46-47. La primera jornada trajo a Los
Cármenes al Córdoba, entrenado por el ex granadinista Antonio Bonet y con el
futuro rojiblanco Martín ocupando la portería. Con el recuerdo de la última
jornada de la liga anterior en la que el Córdoba con su victoria en el campo
del Betis dejó al Granada fuera de toda opción, los forasteros fueron recibidos
con una gran pita.
El campo de la carretera de Jaén casi
se llenó, pero el partido resultó muy malo por parte de ambos contendientes y
el Granada salió derrotado con un único gol de los cordobeses en un fallo
incompresible del meta Casafont, quien pecó de pasividad en un balón fácil y en
casi la única ocasión de que dispusieron los visitantes.
Derrota en Ferrol y farolillo rojo
Mal había empezado la
temporada rojiblanca y peor se puso después de la disputa de la segunda jornada
al caer derrotado nuestro equipo 3-0 en Ferrol y pasar a ocupar la última plaza
de esta segunda división de sólo un grupo de 14 integrantes. Encima las
crónicas que de Galicia llegaron, puesto que ningún periodista granadino
acompañó al equipo, contaban que el resultado adverso pudo perfectamente ser
más amplio y que el Granada dio una pobrísima imagen. Para colmo, el extremo Sánchez,
que debutaba, se lesionó y quedó como figura decorativa toda la segunda parte.
Se notó mucho la ausencia de Millán en el único partido que se perdió en toda
la liga.
Al regreso de los
expedicionarios, el miércoles siguiente al partido, cuatro jugadores: Casafont,
Mendoza, Trompi y Mas, fueron sancionados económicamente por la directiva de
López Font por falta de entusiasmo y rendimiento, según el informe presentado
por el míster Antonio Conde.
A los del Baracaldo les sienta mal su derrota en Granada
La tercera jornada
tocaba jugar de nuevo en Los Cármenes, ahora frente al recién ascendido
Baracaldo. Los malos resultados de los dos partidos anteriores y la situación
del equipo, farolillo rojo, además de no haber conseguido todavía ni un solo
gol, motivaron varios cambios en el equipo titular, pasando a la suplencia los
sancionados por la directiva Casafont (éste por enfermedad) y Mendoza, aunque
la pérdida de la titularidad no afectó a los veteranos, también sancionados,
Trompi y Mas. Entraron en el once titular Floro y Millán, volviendo Rey a la
media, más Mendi y el debut esta temporada de Sierra. El día antes del partido
publicó Ideal que el medio Parra había sido visto la tarde del sábado bastante
bebido, por lo que iba a ser fuertemente sancionado y además perdería la
titularidad, sin embargo Parra fue alineado frente al Baracaldo por una
indisposición a última hora de Sosa.
Aun sin jugar bien, el
Granada obtuvo su primera victoria de la temporada (3-1) frente a un Baracaldo
que causó buena impresión y que al descanso mandaba en el marcador. La figura
del equipo vizcaíno era ni más ni menos que Guillermo Gorostiza, ya con 37
cumplidos, que apuraba sus últimos momentos balompédicos después de una larga
carrera en el Bilbao, el Valencia y la Selección, y del que se puede decir que
dio un buen rendimiento en ésta, su última temporada en activo, en la que fue
el máximo goleador de su equipo con 14 tantos. Pero no pudo Gorostiza lucir en
Granada y además resultó expulsado por insultar al árbitro, aunque previamente
había agredido y lesionado con una patada al delantero granadinista Morales,
que tuvo que abandonar el terreno y se perdió los dos siguientes partidos.
Según la crónica de La Prensa
(la Hoja del Lunes de aquellos años), ni una sola de las líneas rojiblancas
funcionó, aunque bastaron quince buenos minutos de la segunda parte para
conseguir los tres goles. Con los dos puntos el Granada subió cinco puestos en
la clasificación.
Más de una semana
después de este partido se conocieron en Granada unas declaraciones a la prensa
vasca del delegado de la expedición baracaldesa en las que dijo que los
rojiblancos dieron excesiva leña y lesionaron a cuatro de los suyos,
significándose en estos menesteres González y ¡¡¡Trompi!!! Y añadía el
directivo vasco que nunca había oído insultos más soeces que los que desde las
gradas de Los Cármenes dedicó la torcida a sus pupilos y al de negro, que
habría actuado cohibido por la afición.
Que se señalara como
leñero al pequeño (apenas sesenta kilos) Trompi, que nunca se caracterizó por
su juego recio sino por todo lo contrario, por ser un artista del balón, fue lo
que más sorprendió a la vera de la Alhambra. Justamente si algún defecto tenía
el gran Trompi, uno de los mejores futbolistas de toda la historia del Granada,
era precisamente su medrosidad: «Tendría que comer muchas espinacas, como
Popeye, para resistir tan sólo un empujón de cualquier jugador bilbaíno.»,
comenta Fernández de Burgos. Con esa premisa, poca credibilidad se le podía dar
a las declaraciones del delegado del Baracaldo y más bien parecería una rabieta
por la derrota. Así, en Ideal en un artículo sin firma, se critica esas
declaraciones señalando este extremo y también poniendo los puntos sobre las
íes en que el único futbolista que tuvo que retirarse lesionado -y de baja
sigue- lo fue precisamente del Granada (Morales) y, abundando más en estos
extremos, tendrían que haber visto el hombro del granadinista Mendi, señalado
con los tacos del bilbaíno Urcelay. Así mismo, se señala en el artículo que el
árbitro Moreno Almagro si a alguien perjudicó fue al Granada, transformando en
sendos libres indirectos lo que eran dos claros penaltis.
En Tarragona nada y un punto en Santander
La cuarta jornada trajo
una nueva derrota, otra vez por 3-0, los tres goles en la primera mitad, pero
en esta ocasión al menos se tuvo la disculpa de que fue ante el líder
indiscutible de la categoría, que de esta manera contaba sus partidos hasta ese
momento por victorias, el embalado Gimnástico de Tarragona, que ascendería a
primera al finalizar la 46-47 ocupando el segundo puesto, por detrás del
Alcoyano. Los catalanes fueron muy superiores al Granada, según todas las
crónicas. En Tarragona debutó el centro delantero Escobar ante la ausencia de
Morales. Floro recibió un golpe y actuó mermado toda la segunda parte, pero una
vez más fue la cobertura la mejor línea rojiblanca. Con la derrota pasó el
Granada a ocupar el 12º puesto o tercero por la cola.
La quinta jornada
obligaba a viajar otra vez al norte de la Península, a Santander, razón por la
cual la expedición rojiblanca, en lugar de regresar a Granada, se trasladó
desde Tarragona a Bilbao y allí se quedó hasta la víspera.
En El Sardinero el Granada consiguió
un punto de un empate a dos goles (ambos de Trompi, destacado junto al habitual
trío defensivo), pero pese a aliviar la cuenta negativa no fue un resultado que
dejara satisfecho a nadie dado que los nuestros fueron ganando por dos goles
gran parte del encuentro para ver como los locales empataban en sólo un minuto,
y además los cuatro partidos anteriores los había perdido el Santander, que era
en esos momentos el farolillo rojo (acabó descendiendo a tercera). Tampoco el
empate mejoró algo la situación de los rojiblancos en la tabla, terceros por la
cola. Vueltos los expedicionarios, el secretario Paco Cristiá y el entrenador
Antonio Conde coincidieron en manifestar ante la prensa local que el Granada
jugó muy mal en Tarragona, pero que en Santander lo hizo bastante bien.
Dos puntos frente al Zaragoza. El negativo se quedó en El Collao
La segunda victoria de
la 46-47 llegó en la sexta jornada, en Los Cármenes frente al Zaragoza por 2-1,
y sirvió para ganar algunos puestos en la clasificación y alejar los de
descenso. Para los cronistas locales el Granada mejoró pasadas actuaciones,
pero el resultado debió ser mucho más amplio si no fuera porque los atacantes
rojiblancos fallaron lo que no se puede fallar; hasta cinco ocasiones
clarísimas marraron los delanteros, objeto de todas las críticas, en especial
el 9 Morales. Por lo demás el dominio del Granada fue amplio y la victoria
merecida. El equipo maño, que traía como delantero centro al ex granadinista
Martínez, autor del gol de su equipo, venía con un equipo de circunstancias y
resultó algo flojo.
A la siguiente jornada,
la séptima, tocaba viajar a Alcoy. Días antes la directiva hizo pública una
nota en la que exponía que para los desplazamientos se había contratado los
servicios de un autocar que empezaría a funcionar con ocasión del viaje a
Alcoy, y que los socios interesados en acompañar al equipo podían hacerlo
reservando plaza en la secretaría del club hasta el viernes anterior a la nueve
de la noche. Así, por primera vez esta temporada un periodista granadino
acompañó al equipo fuera de nuestra tierra, Fernández de Burgos, de Ideal,
quien firma las crónicas de La Prensa (ésta con el seudónimo Max) y de
Ideal.
En el Collao de Alcoy
dejó el Granada el negativo que arrastraba al conseguir un más que meritorio
empate a un gol. El Alcoyano marchaba en esos momentos en el sexto puesto de la
tabla, pero era un claro aspirante a subir de categoría, cosa que acabaría
consiguiendo como campeón de segunda.
No hubo buen juego por parte de ambos
contendientes, sólo emoción y entrega generosa por ambos cuadros, y el Granada
supo plantear una defensa sin fisuras que le proporcionó un punto de oro en un
ambiente hinchístico excesivamente hostil. Según el cronista granadino, bien
pudo el Granada haberse traído los dos puntos ya que el árbitro anuló un gol de
Mas por un dudoso fuera de juego y además Sánchez Vigo estrelló un tiro en el
palo a portero batido. Sosa resultó expulsado (y sancionado con dos encuentros)
en unión de un alcoyanense por pegarse mutuamente, y cuando se retiraba a los
vestuarios sufrió la agresión de unos cuatro o cinco energúmenos surgidos de
entre el público.
En este partido hubo un
doble debut: Sánchez Vigo y Díaz Cara, interiores de ambos lados cuya actuación
no pasó de discreta. El granadino Díaz Cara, después de ser probado, fue
promocionado por Antonio Conde desde el equipo que esta temporada se puede
considerar filial del Granada, el de Educación y Descanso, de Regional, que
jugaba sus partidos en Los Cármenes y lo integraban buena parte de los
futbolistas que en la anterior temporada formaban en el Atlético Aviación de
Armilla y a la siguiente lo harían en el recién fundado Recreativo de Granada.
Victoria ante la Real y acceso a la zona tranquila
Para el siguiente
compromiso liguero, frente a la Real Sociedad de Benito Díaz en Los Cármenes,
que se entendió de trascendental importancia, la directiva dispuso que catorce
jugadores y el entrenador Conde quedaran concentrados en el albergue de
Educación y Descanso de Sierra Nevada, adonde marcharon todos desde el
miércoles 6 de noviembre hasta la hora de jugarse el encuentro el domingo
siguiente. La paz serrana la acompañaron de sesiones de gimnasia y breves
excursiones. Y es que el equipo donostiarra asustaba por ser el cuadro más
goleador de la categoría y hasta ese momento el único que había sido capaz de
derrotar al líder Tarragona.
Y parece ser que el
invento de la concentración serrana dio resultado porque el Granada venció a
los donostiarras 2-1, los dos goles del discutido ariete Morales, accediendo
por primera vez esta temporada a la zona media y templada de la clasificación,
sin positivos ni negativos. Pero la victoria costó sudor y lágrimas y hubo que
darle la vuelta a un resultado que al descanso era favorable a los visitantes.
Según las crónicas locales, el juego de los rojiblancos en éste y en anteriores
choques es desconcertante y a nadie convence, pero al menos no se les puede
reprochar falta de pundonor, y con esas armas pudo derrotar a los blanquiazules
(que ascenderían a primera esta temporada como promocionistas), que fueron
mejores a lo largo de los noventa minutos.
No hubo invitación torera al perder en Heliópolis
Sin positivos ni
negativos marchaba el Granada después de jugarse la jornada ocho y así continuó
tras la disputa de la nueve, pero volvió la incertidumbre y el mal ambiente
futbolero porque el equipo cayó derrotado 2-0 en el campo del Betis y se acercó
a los puestos de descenso. El titular de la crónica del partido escrita por
Fernández de Burgos para La Prensa
con el seudónimo Max, quien viajó a
Sevilla en el mismo autobús que los futbolistas, es bien ilustrativo: «El
Granada fracasó ruidosamente en Sevilla». Sólo salva el plumilla a González,
y del equipo rojiblanco dice que no tiene fútbol y que, lo que es peor, sus
jugadores no se esforzaron, a lo que hay que unir los fallos del portero Floro,
a quien le hicieron dos goles de verbena, y todo agravado porque los locales
jugaron más de una hora en inferioridad al lesionarse fortuitamente su
delantero centro Botella en un choque con Floro.
Rafael Fernández de
Burgos, pluriempleado de la noticia, también retransmitió para Radio Granada el
partido en directo y escribió la crónica para Ideal. En ella dice que la lesión
del delantero bético perjudicó más al Granada que a los verdiblancos porque los
nuestros quedaron impresionados de la grave lesión y a partir de ese momento
jugaron cohibidos, mientras que la desgracia del compañero espoleó a los
locales.
La anécdota del desplazamiento
también la cuenta Fernández de Burgos en Ideal, y es que resulta que el torero
Carlos Arruza, primera figura por entonces, se hospedaba en el mismo hotel que
los rojiblancos y todos se encontraron la víspera del partido en el hall, ofreciendo el diestro mejicano a
los rojiblancos una fiesta organizada y costeada por él mismo si eran capaces
de derrotar al Betis. Como el propio Fernández de Burgos escribe, la actuación
del Granada mereció más un castigo que un premio y sin la invitación del
matador se quedaron los rojiblancos. Para colmo, en el camino de vuelta desde
Sevilla se averió el autobús que traía a la muchachada rojiblanca y tuvieron
que estar todos, incluido el propio F. de Burgos, más de siete horas en una
cuneta esperando a ser recogidos por otro autobús que había salido de Granada.
Botella, delantero
centro goleador (llevaba 8 anotados), quien cuatro años después militará en el
Granada, en un choque con Floro sufrió fractura abierta de su tibia derecha,
una grave lesión por la que tuvo que ser hospitalizado y ya no pudo volver a
jugar esta temporada.
Los sevillanos andaban en la mitad de
la tabla, pero a partir de este partido cayeron en picado y al finalizar la
temporada acabaron como farolillo rojo y descendieron a tercera iniciando así
la peor época de su historia ya que hasta 1954 no volvieron a Segunda División.
Unos días antes había
muerto en Argentina el gran Manuel de Falla y las autoridades iniciaban una
campaña reivindicativa para que el genial músico fuera enterrado en nuestra
tierra, a la que voluntariamente convirtió en la suya.
CALLEJEANDO
Relevo en la Capitanía General de la IX Región Militar
Noticias no ya
deportivas sino de las otras, como suele ocurrir cada verano, hay poquísimas.
La ciudad dormita en el calor africano de la canícula, sólo los botijos (pipos
en granaíno) y los abanicos sirven para refrescar algo porque nada más que los
pudientes se pueden permitir buscar el fresco de otras latitudes y, por
supuesto, hasta un ventilador es algo así como un lujo asiático para la mayoría
de paisanos.
Muy pocas cosas ocurren
en Granada, pero una de ellas es que hay relevo en la figura del Capitán
General de la IX Región Militar. Vicente Lafuente Baleztena, el primero en
ocupar el cargo desde su creación en 1944, ha ascendido en agosto a teniente
general y se marcha trasladado a otra capitanía de mayor rango, la de
Valladolid, la VII Región, porque la de Granada está en un escalón inferior al
resto y su máximo mando puede ostentarlo un divisionario, pero no un
general de tres estrellas.
El general Lafuente Baleztena merece
unas líneas en Wikipedia por haber encabezado el pronunciamiento contra la República
en León en 1936, siendo coronel de infantería, y ser por ese motivo el
principal responsable del fusilamiento del capitán Juan Rodríguez Lozano, uno
de los pocos militares que en esa plaza permanecieron fieles a la República,
que no es otro que el abuelo del ex presidente del gobierno José Luis Rodríguez
Zapatero.
A últimos de agosto recibió Lafuente un
homenaje de las primeras autoridades locales y fue obsequiado con un fajín y un
bastón de mando en estuche de artesanía granadina. Su sustituto será el general
de división Saturnino González-Badía Rubio, como el saliente, veterano militar
africanista.
Muere el arzobispo Parrado
El mismo día en que el Granada era
derrotado en Los Cármenes frente al Córdoba en la primera jornada de la liga
46-47, 22 de septiembre de 1946, el arzobispo de la archidiócesis, cardenal
Parrado, recibía la extremaunción. A pesar de su gravedad todavía vivió dos
semanas y al domingo siguiente la procesión de la Virgen de las Angustias a su
regreso dio una vuelta completa a la plaza Bib-Rambla para que desde su lecho
pudiera contemplarla el prelado por última vez. Finalmente murió el 8 de
octubre y fue enterrado en la iglesia de la virgen de Gracia. Ideal sacó hasta
tres ediciones dando la noticia al día siguiente de su muerte y todo el papel
se agotó. Agustín Parrado García llevaba ocupando la sede metropolitana desde
1934 y hacía sólo unos pocos meses que había ascendido al cardenalato. Su
sucesor se conoció a finales de noviembre: Balbino Santos Olivera, pero hasta
marzo de 1947 no tomará posesión.
Mendigos
En Granada en todo el
año 1946 hay desatada una campaña de represión de la mendicidad, informa Ideal,
que dice que en agosto han sido retirados de la calle un total de 311 mendigos
en menos de tres semanas. Dice también la nota que de todos ellos sólo unos
pocos eran realmente necesitados, y que la mayoría no son otra cosa que
delincuentes que hacen de la práctica del pordioseo un medio de vivir sin
trabajar. Casi la mitad de los retirados de la circulación han sido puestos a
disposición del juez especial de Vagos y Maleantes. Y continúa informando el
diario que más de la mitad de los 311 no son de Granada y que hay hasta 40
niños que no saben cómo se llaman; en muchos casos las personas que han ido a
reclamarlos ante la autoridad no saben sus nombres ni los reconocen porque es
práctica habitual el alquiler de niños para explotar su mendicidad. Además, se
da el caso tristísimo (se lee en el reportaje) de que la mayoría de los menores
apartados de las calles no saben ni una palabra del catecismo ni tampoco si han
sido o no bautizados; algunos ¡no saben ni santiguarse!
Es éste, el de la
represión de la mendicidad, un caballo de batalla que ocupó no pocos esfuerzos
a los gobernantes municipales y provinciales de la época para su freno, que no
para acabar con la causa, que ésa sí que era ya otra cuestión. Numerosas
medidas anti mendicidad fueron cíclicamente adoptadas por alcaldes y gobernadores
civiles, llegando formalmente a prohibirla mediante circulares firmadas por la
máxima autoridad provincial. Además de la retirada inmediata de la vía pública
del mendicante, se imponían sanciones económicas tanto a quien la practicase
como a quien la favoreciese o se beneficiara de esa actividad, o el arresto
sustitutorio si no podían abonarla. La prohibición se extendía también a quien
socorriera a los pordioseros (o sea, por dejar una moneda en una mano extendida
podía uno sufrir una multa o un arresto) y también a las porteras y porteros de
los inmuebles que franquearan el paso a una finca para pedir de puerta en
puerta. El lugar habitual donde se llevaba a los retirados de la vía pública
era al hospicio, el Hospital Real, que por aquellos años también servía de manicomio,
y después de ser desinfectados y desparasitados, se les devolvía a su lugar de
origen si éste no era Granada capital.
En Ideal, en otro
reportaje sobre los pedigüeños granadinos y su retirada de la circulación, congratulándose
por lo despejadas que han quedado nuestras calles, podemos leer que los gitanos
son los más difíciles de controlar, pero que al ser perseguidos han comprendido
que deben de volver a sus ocupaciones tradicionales: hacer canastas, mosqueros,
abanicos, esquilar caballerías. Una de las cosas que más han contribuido a
meter en cintura a la gitanería ha sido el lavarlos y pelarlos, añade sin rubor.
Esas drásticas medidas
de las autoridades para reprimir la mendicidad encontraban su cobertura legal
en la Ley de Vagos y Maleantes, la Gandula por otro nombre, elaborada y
aprobada en tiempos de la República, 1933, y que el franquismo no sólo no la
derogó, sino que la modificó ampliando los supuestos perseguibles. Era un
verdadero cajón de sastre en el que cabían, vagos (por ejemplo, un parado), mendigos,
rufianes, proxenetas, gariteros, vagabundos, borrachos, drogadictos y hasta los
que, sin serlo, fueran amigos de delincuentes o frecuentaran a maleantes. El
franquismo añadió en los cincuenta a los homosexuales y para éstos dispuso que
serían recluidos en instituciones especiales y, «en todo caso,
con absoluta separación de los demás» internos.
La aplicación de esta ley podía
suponer el internamiento en campos de trabajo, o bien el destierro o la
obligación de residir en un determinado lugar. Se suponía que había sido
promulgada para prevenir la comisión de delitos pero su desarrollo
reglamentario se convirtió en la práctica en un medio arbitrario de represión
de personas sin recursos ya que muchos de los incluidos en alguno de los
supuestos de peligrosidad social (proxenetas, dueños de casas de juego, tahúres,
y todos aquellos a los que su actividad ilegal reportaba buenos dividendos)
eludían su aplicación abonando una fianza, y al no castigar delitos concretos
ni establecer penas específicas sino medidas de seguridad en función de la
peligrosidad de las personas, aquellos a quienes se aplicaban, en algunos casos
venían obligados a sufrirlas indefinidamente, mientras no dejaran de ser
peligrosos sociales, mientras no se reformaran.
La ley de vagos era una verdadera
aberración jurídica incluso hasta para el franquismo. Estuvo vigente hasta
1970, siendo sustituida por la Ley de Peligrosidad Social, en la actualidad
completamente derogada.
Es la otra cara de una España
pretendidamente feliz, según la controlada prensa. Una legión de desarrapados pedigüeños
invadía a diario las principales calles granadinas, y más conforme en años
sucesivos vaya paulatinamente aumentando el contingente de turistas de visita,
y no parece que multas, arrestos e incluso destierros sirvieran para sustraer
de la mirada de los forasteros la mala imagen de la ciudad, como se pretendía.
Funicular serrano
El Consejo de Ministros
en sesión de 12 de julio de 1946 dio el visto bueno a las bases para la salida
a concurso de las obras del funicular, aprobado en su día, que desde el
barranco de San Juan habría de ascender hasta la zona de los albergues de Sierra
Nevada.
Ideal de 14 de julio, en
primera página publica un esquema de cómo habrá de quedar. Comenzará su
ascensión desde la confluencia de los ríos San Juan y Genil, a 1.160 metros de
altitud. Constará de dos transbordadores con capacidad para cuarenta personas,
uno ascendente y otro descendente, y se prevé que el trayecto dure unos quince
minutos hasta el albergue de la Sociedad Sierra Nevada o de San Francisco,
estación términi, en la zona conocida como Llanos de Otero, cercana a
los albergues de los Peñones de San Francisco y la Hoya de la Mora, a 2.220
metros, donde ya es habitual la nieve esquiable.
En el momento en que se da a conocer esta buena noticia se están llevando a cabo las obras de prolongación del tranvía de la Sierra desde el Maitena hasta el barranco de San Juan, iniciadas hace poco más de un año, con una longitud de tres kilómetros y medio, obras que van bastante avanzadas y en la que ha sido necesario perforar seis túneles (faltan dos más) y construir dos puentes sobre el Genil y uno sobre el Maitena. También se llevan a cabo en esos momentos, por iniciativa y con la aportación del gobernador civil y jefe provincial del Movimiento, señor Fontana (hace ya algún tiempo que la prensa dejó de usar el término “camarada”), sigue informando Ideal, las obras de construcción del nuevo albergue de la Sociedad Sierra Nevada, que se levantará junto al antiguo. Desde allí también se prevé un remonte para los esquiadores y se habla de un telesquí cuyo modelo aún no ha sido definido. Con estas importantísimas mejoras, desde Granada hasta la nieve podrá una persona desplazarse cómodamente en hora y media y por un precio de 30 pesetas ida y vuelta, lo que colocará sin duda alguna a nuestra sierra en el primer lugar de los centros de esquí existentes en España.
Fontana es el principal artífice
tanto de la prolongación del ferrocarril (que no se detendrá en la confluencia
del río San Juan y está previsto que llegue hasta las minas de La Estrella)
como de la construcción del teleférico. Entrevistado para la prensa local,
manifiesta que el funicular será el segundo de España y el primero en
importancia, así como uno de los más largos y de más bello recorrido de Europa.
Y antes de despedir su encuentro con los medios les comenta que el Gobierno
Civil (es decir, él mismo) ha ofrecido a la Dirección General de Ferrocarriles
adelantar los fondos precisos para el estudio y confección del proyecto de
ferrocarril Granada-Motril.
Dos años después, a primeros de octubre de
1948, Ideal publica en primera página que el proyecto de teleférico de Sierra
Nevada estará terminado antes de dos meses. El ingeniero de Obras Públicas y
director del ferrocarril de Sierra Nevada, José Pérez Pozuelo, acaba de
regresar de un viaje de estudio por los Alpes italianos, suizos y franceses
para recabar información y datos técnicos acerca de los más modernos
teleféricos de esas zonas.
El transbordador granadino, ligeramente
modificado respecto del primer proyecto que se dio a conocer en 1946, partirá
de la confluencia del Genil con el arroyo de San Juan, que es la estación final
del tranvía de la Sierra, cuyas obras de prolongación están a punto de terminarse.
Tendrá dos tramos, el primero de 2.800 metros, llegará hasta el albergue de la
Sociedad Sierra Nevada en los Llanos de Otero, donde se está construyendo un
nuevo refugio vecino del antiguo, y salvará un desnivel de poco más de mil
metros. El segundo tramo, que no estaba previsto en el primer proyecto, partirá
de ese punto y se elevará otros 327 metros con una distancia de 1.500, y
llegará hasta el albergue Universitario en la Hoya de la Mora, a 2.523 metros
de altitud. Se compondrá de dos cabinas, una que sube y otra que baja, con
capacidad cada una para 35 personas, que se deslizarán suspendidas de un cable
en un viaje que se calcula que dure unos quince minutos. Todo saldrá por 10
millones de pesetas y se prevé que las obras duren un máximo de dos años.
Previsiones demasiado optimistas
pues, como sabemos, la prolongación del ferrocarril eléctrico hasta el barranco
de San Juan sí que se hizo (se terminó en 1951), pero el funicular serrano,
como el tren a la costa, todavía seguimos esperándolo y a día de hoy no parece
que esté en ninguna agenda oficial, ni siquiera como proyecto diferido a largo
plazo, ni siquiera dentro de la mentirosa lista de los reyes magos de cualquier
politicastro de medio pelo en plena campaña electoral.
Parecía que la cosa iba para adelante, pero
ni por esas. Esperando seguimos.
Desde luego, el gobernador civil
Fontana (quien para 1948 había sido apartado de la política activa), el
principal impulsor del funicular y del ferrocarril a Motril, de acendradas
ideas jonsistas, no accedió a la política ni permaneció en ella por vías
democráticas. No hace falta decirlo. Por esa razón, se pisa terreno resbaladizo
cuando de evocar su figura se trata. Pero a pesar de su bagaje ideológico, de
un azul mahón intenso y sólo compartido por el que suscribe en lo referente a
su contenido social, no puede uno evitar sentir admiración por este falangista
que en sus apenas tres años y medio al frente de la política provincial
consiguió para Granada más cosas que –diría yo- la larga lista de políticos y
politiquillos que le precedieron y sucedieron, incluidos los que salieron de
las urnas. Para servidor que la única causa de que el funicular serrano y el
mismo ferrocarril a la costa sigan a día de hoy siendo una entelequia que
llegará a esta tierra -si es que llega- tarde mal y nunca, como es la norma en
toda obra pública penibética, la única razón –repito- de que seguramente tengan
que pasar otras diez generaciones de granadinos para que al fin se pueda viajar
en tren a Motril o subir a la sierra en un funicular obedece a que no lo
dejaron a Fontana permanecer siquiera un par de años más en el cargo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario