EL ONCE FANTASMA

Pedro Escartín bautizó al Granada CF (el Recreativo Granada) con el apodo de "Once Fantasma" cuando este club era un recién llegado a la competición pero ya andaba codeándose con equipos de solera y aspiraba a lo máximo.
En este libro se narran las vicisitudes por las que atravesó el Recreativo en sus cinco primeros años de existencia y también se recogen los sucedidos ciudadanos más impactantes de aquella época revuelta que fue la de la II República.
En la foto de cabecera se ve al Recreativo que se enfrentó al Gimnástico de Valencia en el campo madrileño de El Parral, 21 de febrero de 1934. De pie: Sosa, Tomé, Calderón, Luque, Itarte, Carrera, Victorio y Tabales; agachados: Gomar, Morales y Herranz.
Para adquirir un ejemplar firmado y dedicado por el autor (20 €), dirigirse a
jlramostorres@gmail.com


Historia del Granada CF



lunes, 28 de junio de 2021

UNA CORTA PLANTILLA

 

 


El Granada que empató a un gol en Atocha: Rey, Mas, Millán, Palacios, Aparicio, Safont, Sosa, González, Trompi, Galvany y Martí

 

Llega Zubizarreta

Después de jugarse la jornada 12, a mediados de diciembre, como se acerca la Navidad está previsto un parón de la liga en todas sus categorías para el siguiente domingo, así que la directiva, aunque no hay un duro en caja, vuelve a entablar negociaciones para el fichaje de un extremo derecho y de un delantero centro. Para esta segunda demarcación dice la prensa que hay gestiones avanzadas con un club madrileño para que venga cedido un joven valor. Cholín viajó a la capital para verlo en acción.

Tras laboriosas gestiones llevadas por el directivo Dávila, a primeros de enero llega cedido del R. Madrid Florentino Zubizarreta Eizmendi, de 23 años, conocido en el mundo del fútbol este tocayo de Floro por su primer apellido. Es guipuzcoano de nacimiento, aunque hasta esos momentos actuaba cedido en la Segoviana, de tercera. Se prevé que para el partido de San Sebastián, primero de la segunda vuelta, pueda ya alinearse.

 

Nada en la batalla de Jerez

            Tras el parón navideño vuelve la liga y toca jugar la última jornada de la primera vuelta, la que hace el número 13, en Jerez, el 30 de diciembre de 1945. Tal como venía siendo costumbre cada vez que nuestro equipo rendía allí visita desde los tiempos de la República, en un partido muy bronco hubo palos para todos y ambos equipos acabaron con sólo diez (en el Granada fue expulsado Rey).

Perdieron los rojiblancos por un único gol tempranero que no supieron contrarrestar a pesar de dominar casi todo el partido. La delantera, continuamente alternando sus posiciones a lo largo de los noventa minutos, se mostró ineficaz, dicen las crónicas. Hubo al menos dos largueros en la meta jerezana y en el último suspiro Sosa desperdició un mano a mano con el portero que hubiera significado el empate. La derrota hizo bajar al equipo hasta el séptimo puesto, ya a cuatro puntos del segundo clasificado justo al completarse la primera vuelta.


En Atocha un positivo          

A primeros de enero de 1946 comenzaba la segunda vuelta y lo hacía para el Granada visitando San Sebastián, de donde se trajo un empate a un gol, por lo que aumentó su cuenta positiva a +2 aunque no mejoró demasiado su clasificación al caer ya al puesto octavo, separado por tres puntos de la zona de ascenso directo y de promoción, es decir del segundo y tercero clasificados, únicas plazas a tiro porque que el líder Sabadell estaba ya a siete puntos de los rojiblancos. Lo mejor fue aumentar en cuatro puntos la distancia a la zona de descenso.

Con lleno hasta la bandera en Atocha en día del club, en un partido durísimo por unos y otros, el Granada se adelantó faltando veinte minutos de partido por mediación de González, de penalti señalado por mano a un balón que ya se colaba, pero los locales, lanzados en tromba a la desesperada, consiguieron empatar en los últimos minutos. La Real Sociedad desperdició un penalti señalado sobre una entrada de González, salvado por el portero Martí con una gran estirada.

En Atocha compareció el Granada con una alineación bastante renovada. Martí volvió a dejar en la suplencia a Floro como en la anterior jornada; a Rey le habían caído dos partidos de sanción por su expulsión de Jerez, por lo que Palacios volvía al medio centro tras su lesión y de él cuentan las crónicas que jugó muy bien y que fue un perfecto apoyo del trío defensivo, como siempre lo mejor de los rojiblancos. También volvió Safont. Pero la novedad más importante fue el debut como rojiblanco del delantero centro Zubizarreta, cedido del R. Madrid hasta final de temporada, incorporado en la capital a la expedición granadinista que viajaba a tierras vascas, así pudo Sosa volver a su puesto natural en la media, línea que con su incorporación también mejoró en su rendimiento. El delantero debutante no estuvo muy afortunado y dicen de él que se mostró muy torpe; según Hoja del Lunes de San Sebastián, falló un gol a puerta vacía.

Un viejo “enemigo”, el árbitro bilbaíno Gojenuri (Gojénuri para la prensa vasca), fue el encargado de dirigir este intenso choque y, según las crónicas de que disponemos, todas de periodistas locales, en esta ocasión no pudo nuestro equipo quejarse demasiado de su labor porque anuló injustamente –dicen- un gol a los blanquiazules, siendo muy protestado por el público local. Y es que era el tal Gojenuri algo así como un Guruceta de la época, tan polémico como éste, y eran bastantes las aficiones que lo tenían en su punto de mira.

            El diario donostiarra Unidad publicó en primera página una foto del dúo Millán-González sobre un texto en el que dice que forman la mejor pareja de backs de la categoría, y también que dieron sensación de absoluta compenetración y apreciable poderío. Ya en el interior titula su crónica así «Una vez más, Atocha fue propicio para los jugadores del Granada», lo cual es realmente una verdad a medias dado que las dos primeras visitas del Granada a la bella Easo arrojaron resultados positivos para los nuestros, pero las dos anteriores a la que nos ocupa se saldaron con sendas derrotas. Este mismo diario dice que Cholín utiliza sin ambages la WM ya que coloca al medio centro Palacios casi incrustado entre Millán y González y al mismo tiempo sitúa a Trompi y Safont rezagados.


                 Zubizarreta, delantero cedido por el Madrid


Victoria casera ante el Córdoba que acerca los puestos de ascenso

            La segunda jornada de la segunda vuelta era en Los Cármenes frente al Córdoba que entrenaba el ex rojiblanco Bonet y que marchaba en la tabla bien clasificado, cuarto, a tiro de los puestos de ascenso y tres puntos por encima de los rojiblancos. Para el choque no pudo alinearse el reciente fichaje, Palacios, que vino lesionado de San Sebastián, sustituido por el comodín del equipo, Sosa, ya que a Rey le quedaba un partido de sanción. Desde luego no tuvo suerte el Granada con los pocos fichajes que incorporó en esta 45-46: Portilla llevaba ya dos meses lesionado y sin poder intervenir, y ahora se lesionaba Palacios. El primero, el ariete Portilla ya sólo jugará dos partidos más, y este Palacios ya sólo podrá ser alineado en un partido de los que quedan para concluir el campeonato. Total, cinco (y un gol) y cuatro partidos respectivamente fue toda la aportación a la historia del Granada de sus dos nuevas incorporaciones.

El que si destacó en su presentación ante la hinchada fue el otro fichaje, el delantero Zubizarreta, que marcó los dos goles que sirvieron para que el Granada se anotara una nueva victoria, 2-0. Dicen de él los plumillas locales que, sin ser nada extraordinario, es un buen ariete por su acometividad y su constante bullir que desconcierta a los defensas contrarios. Sus dos goles lo fueron de 9 puro y aún se le anuló otro muy protestado por la parroquia local. González además echó fuera un penalti y también hubo dos claras ocasiones que acabaron en balones a los postes, pero a pesar de todo eso, dicen las crónicas que los rojiblancos no estuvieron bien y que se pudo ganar sólo gracias al partidazo, como tantísimas tardes, de Millán y González. Con Los Cármenes rozando el lleno gracias a los muchos cordobeses que acompañaron a su equipo, y en una tarde de mediados de enero, pero primaveral, la victoria hizo que el Granada terminara la jornada en el séptimo puesto, a dos puntos del segundo.

Respecto del partido frente al Córdoba es de destacar lo que dice Ideal: que Sosa, Trompi, Safont y Galvany tuvieron que jugar sin estar en condiciones físicas óptimas y a los cuatro hubo previamente que anestesiarles los tobillos. Y es que la del Granada es una cortísima plantilla y no hay más remedio que jugar con futbolistas renqueantes o de lo contrario no se podría completar un once. Los cuatro inyectados tuvieron una actuación muy por debajo de su rendimiento habitual.


Sobre la nieve de Torrero forman: Rey, Trompi, Galvany, Zubizarreta, Sosa, Aparicio, González, Mas, Safont, Millán y Martí


El árbitro, la nieve y el cierzo derrotan al Granada en Torrero

            El partido de la tercera jornada de la segunda vuelta, la que hacía la número 16 y en la que el Granada devolvía visita al Zaragoza, hubo que aplazarlo porque el campo de Torrero donde jugaban sus partidos los maños estaba el domingo 20 de enero de 1946 cubierto por completo por una capa de casi 40 centímetros de espesor de nieve helada, y los termómetros marcaban -10. El domingo anterior en Los Cármenes con la visita del Córdoba reinaba un tiempo primaveral, pero sólo siete días después un gran temporal de nieve y frío sacudía a toda España y en algunos puntos de la meseta llegaron a alcanzarse temperaturas cercanas a los 20 grados negativos, o al menos eso puede leerse en la prensa. En Granada también cayó nieve y andábamos bajo cero, y hasta hubo un día en que el termómetro llegó casi a los -8, la temperatura más baja en los últimos 35 años, comenta Ideal.

            Los responsables de la expedición granadinista en Zaragoza querían jugar a pesar de todo, sin duda recordarían que en Madrid el año pasado por estas mismas fechas, sobre el césped helado del Metropolitano no le fue mal a nuestro equipo, que logró llevarse un punto, pero sobre todo lo que querían era evitar tener que repetir desplazamiento y gastos de manutención porque el club andaba, como siempre, a la cuarta pregunta en cuestiones crematísticas, además, a esto había que sumar que el rival, el Zaragoza, estaba en esos momentos sumido en una gran crisis de resultados y era vicecolista descolgado (aunque no descendió), y el aplazamiento sine die podría significar que cuando tocara jugar con los maños ya hubieran superado su bache. El Zaragoza propuso que, dado que el gasto de los granadinos estimado por todos los conceptos ascendía a unas 15.000 pesetas, se podía pedir a la Federación que autorizara que en el partido Zaragoza-Granada, cuando por fin pudiera jugarse, se incrementara el precio de todas las localidades en una peseta y lo así recaudado iría a las arcas granadinas.

            Lo que establecen las normas es que en estas circunstancias los partidos quedarán aplazados hasta 48 horas después. Y eso precisamente fue lo que ocurrió. El martes 22 de enero, con las áreas y las bandas limpias de nieve, pero con un gran y espeso rectángulo blanco ocupando todo el centro del terreno, se pudo disputar por fin el partido en un Torrero casi lleno a pesar de jugarse en horario laboral y de soplar un cierzo helador. No obstante, por poco hay que volver a dejarlo para otro día porque a la hora de jugarse no aparecía el árbitro designado, el catalán Azón, y el Granada pedía un nuevo aplazamiento. Hubo que buscar rápidamente un sustituto, y éste se encontró en el colegiado Trías, arbitro de segunda que en los cincuenta alcanzó la máxima categoría, natural de Zaragoza. A regañadientes el delegado de la expedición granadinista dio su beneplácito para no tener que volver a repetir el viaje y ahorrarse de camino una noche más de hotel. El partido acabó con la victoria local 2-1.

            Las crónicas aragonesas dicen que el árbitro zaragozano Trías estuvo imparcial, pero la que inserta Ideal de 23 de enero (que firma Miguel Gay, de Heraldo de Aragón, especial para Ideal) destaca en titulares que el referí anuló dos goles al Granada y expulsó injustamente a González, y que el Granada va a protestar ante la Federación nacional. Según esta crónica el Zaragoza se adaptó mejor a la nieve mientras que el Granada, con Rey de medio centro después de cumplir su sanción, se obstinaba en conducir siempre las jugadas por el centro, donde más nieve acumulada había y donde el balón no botaba o se frenaba o se iba demasiado largo. El primer gol lo consiguieron los locales al cuarto de hora con un disparo desde el centro del campo ayudado por el viento, y el segundo tres minutos más tarde. Para colmo se lesionó Sosa y tuvo que pasar al extremo.

            El partido fue tan atípico que hasta se dio la anécdota de que el colegiado Trías señaló el descanso cuando faltaban casi ocho minutos para el 45. Cuando ya algunos jugadores se habían retirado a los vestuarios ordenó volver al terreno al darse cuenta de su error, y en esos minutos que faltaban Galvany acortó distancias con el único gol granadinista. Pero todavía dieron para más esos minutos “extra” porque a continuación de la acción anterior este Trías de mal recuerdo expulsó a González tras una dura entrada de Rey sobre un contrario y un enfrentamiento entre ambos; fue una expulsión “de oído” porque González no había intervenido en la jugada ni en el lío que se formó después. El defensa rojiblanco no quería marcharse, así que el juego estuvo detenido más de diez minutos hasta que pudo continuarse y por fin concluir esta eterna primera mitad con el resultado que sería definitivo.

            Por teléfono desde Zaragoza el míster Cholín y algunos jugadores se comunicaron con la redacción de Ideal, que inserta sus declaraciones en la misma página de la crónica. Califican lo vivido como una encerrona, empezando porque el árbitro Azón, el designado inicialmente, no se presentó porque le dijeron desde Zaragoza que el partido se suspendía, cuando esa suspensión es precisamente el árbitro quien tiene que decretarla. Y siguen diciendo que por decisión de Sánchez Ocaña, secretario general de la Federación, allí presente, se designó al árbitro aragonés Arques, un trencilla de categorías inferiores, pero este Arques tampoco se presentó a la hora del partido y sí lo hizo el tal Trías, del que dicen que perjudicó al Granada en todas sus decisiones, que anuló –mal- un gol a Zubizarreta y otro a Galvany, y que en un incidente entre Rey y un zaragocista expulsó porque sí a González (que no intervino en la acción) y no al del equipo local. Por todo ello el Granada va a recurrir ante la Federación. Así se hizo días después, pidiendo la anulación del partido y su repetición en el mismo Zaragoza o en campo neutral, y que no fuera válida la expulsión de González. El Comité de Competición abrió expediente de información sobre lo ocurrido y falló casi dos meses después sancionando levemente al árbitro Trías, pero manteniendo el resultado y todo lo demás. Y eso fue todo.


                        Chiste de Miranda sobre la “encerrona” de Zaragoza


Goleada en diez minutos ante el Ferrol

            Cuando el jueves 24 de enero, más de una semana después de que partieran a Zaragoza, llegaron por fin los expedicionarios rojiblancos a Granada, se reiteraron en todo lo declarado a la prensa. Pero en seguida empezó a prepararse el siguiente envite, a disputar tres días después en Los Cármenes ante un cuadro que era la primera vez que iba a pisarlo, el Ferrol, el equipo revelación (aunque ese término no se usaba por entonces), muy bien clasificado.

El problema fundamental para formar la alineación rojiblanca lo tenía Cholín, con una plantilla cortísima y con medio equipo tocado o renqueante y encima la importante baja de González, expulsado injustamente pero igualmente sancionado. Por eso, nuevamente se puede hablar de un once rojiblanco de circunstancias ante las lesiones y sanciones.

 Pero a pesar de todo y de casi no haber tenido tiempo para preparar el partido, éste acabó con la contundente victoria del Granada por 6-3. Llama la atención la crónica del semanario La Prensa (que no es otra cosa que la Hoja del Lunes de por entonces) que firma Seudónimo, en la que en titulares pone que fue una mala tarde del Granada, y ya en su comentario dice que faltó juego de conjunto y que fallaron varios jugadores en todas las líneas, y que hasta Millán estuvo desconocido y marcó en propia meta. Cuenta también la crónica que Safont, sin acabar de reponerse de su última lesión, pero teniendo que ser obligatoriamente alineado ante la falta de sustituto, estuvo muy mal toda la tarde y, en un determinado momento en que estaba cerca de la grada de General que lo abroncaba, reaccionó lanzando un fuerte balonazo contra el público, siendo amonestado por el árbitro La Riva, debutante en Los Cármenes. Y es que el resultado final fue muy engañoso porque a falta de apenas diez minutos el marcador lucía un empate a tres goles y los rojiblancos no daban una a derechas.

            En una tarde de finales de enero desapacible por ventosa, lluviosa y helada, con Los Cármenes y todos sus alrededores muy embarrados, hubo sin embargo una buena entrada. En las gradas se encontraba Emiliano Pereda González, santanderino con cierta popularidad en aquellos días ya que estaba realizando una vuelta a España a pie para recoger todas las vivencias en un futuro libro, y en su etapa granadina quiso promocionarse acudiendo a Los Cármenes. Con esta victoria volvía el Granada a situarse en la lucha por el ascenso directo, del que lo separaban ya sólo dos puntos.

 

Por poco pescamos en El Sardinero

            El problema por la plaga de lesiones en una plantilla tan corta como la granadinista se agudizó aún más de cara a la siguiente jornada, la 18, en la que tocaba viajar a Santander a primeros de febrero. A Safont, tocado desde hacía varias jornadas, hubo que escayolarle su pie derecho, así que no pudo viajar, y además durante la semana se lesionó Galvany y también se quedó en tierra. Tampoco pudo viajar González, sancionado con dos encuentros por su expulsión “de oído” en Zaragoza. 

            A pesar de verse obligado nuevamente a presentar un once de circunstancias, el Granada dio la cara en Santander y a punto estuvo de traerse algo positivo. Ganó el cuadro local 3-2 consiguiendo el desempate en el último suspiro del partido. El Granada seguía teniendo el cartel de equipo favorito y esto hizo que El Sardinero registrara una gran entrada. La crónica especial para La Prensa empieza diciendo que los primeros cuarenta y cinco minutos de partido fueron de claro dominio forastero, con un juego alegre del mejor estilo andaluz, y destaca un jugadón de Trompi, marca de la casa, quien con el balón controlado desde campo propio y regateando rivales se plantó en el área local para ceder un gol hecho a Portilla sin que éste acertara con el marco contrario.

Al descanso se llegó con ventaja granadinista de 1-2, goles de Mas y Zubizarreta, su quinto tanto en su quinto partido de rojiblanco; parecía un buen fichaje éste de Zubi (como le llama la prensa local) y desde su llegada el Granada había aumentado considerablemente el poder goleador de los rojiblancos. Pero en la segunda mitad el Granada se dedicó en exclusiva a defender, bajando muchos enteros la vistosidad del encuentro, y el Santander le dio la vuelta al marcador, aunque su tercer tanto lo consiguió en el último minuto. Con los montañeses jugaban varios futuros granadinistas: Suárez y Felipe Martín (marcó el de la victoria local), y también Miguel Muñoz. Sosa resultó expulsado. La derrota hizo bajar dos puestos en la clasificación y ya ver los puestos de ascenso a cuatro puntos de distancia.


             Mas por López Sancho, autor de un gol en el Sardinero


            A la vuelta de Santander, jugadores y entrenador se mostraron muy enfadados por la forma en que se les escapó un resultado positivo que ya acariciaban y también por la actuación del colegiado Munguía, del que dicen que anuló un gol perfectamente legal a Portilla y expulsó injustamente a Sosa por juego violento (le cayó un partido), y también que el gol de la victoria cántabra llegó cuando pasaban cuatro minutos del tiempo reglamentario. El míster manifestó su preocupación una vez más ante la plaga de lesiones que volverá a ser un condicionante para el siguiente partido porque nuevamente Palacios, que realizó un buen partido, se lesionó en Santander (ya no volverá a vestir de rojiblanco).

 

 

CALLEJEANDO

 

Fontana, dos años

            A principios de 1946 se cumplieron dos años desde la venida a Granada como gobernador civil del catalán José María Fontana Tarrats y con tal motivo sus colaboradores le ofrecieron un homenaje en el propio Gobierno Civil y le entregaron algunos obsequios, y después se marcharon todos a almorzar al Alhambra Palace.

También para conmemorar el aniversario, Ideal de 10 de enero se ocupa de tal acontecimiento en cuatro de las únicas ocho páginas que lo componen. En primera, al lado de un breve donde se lee que mañana el BOE publicará la adquisición por el Estado de la casa-palacio de la calle Puentezuelas de Granada para instalación y ampliación de instituciones universitarias, o sea, el palacio de los Condes de Luque o de los Pérez de Herrasti o de las Columnas; al lado -como decimos- de la corta nota, el propio Fontana contesta a la pregunta del periodista sobre cuáles han sido sus preocupaciones fundamentales en los dos años de gestión, y manifiesta que la preocupación social es lo fundamental de su labor; y añade que desde antiguo España tiene pendiente una profunda revolución económica y social, y que se hizo una guerra para alcanzar esa «transformación dentro de la unidad y de la libertad nacional, no al servicio de un millar de familias poderosas que nada tienen que ver con el núcleo fundamental de los hombres de las clases medias, artesanas y campesinas que formaron los ejércitos nacionales.» Y a lo social le siguen en orden lo rural y agrícola, la superación de las dificultades alimenticias y la elevación y perfeccionamiento cultural para acabar con el analfabetismo. Para Fontana, «el problema fundamental de España es su pobreza extrema, digan lo que quieran los insensatos», por tanto, el desarrollo de sus fuentes de riqueza ha de ser lo primordial. Y termina el gobernador desdeñando la vieja política, de la que dice que le tiene absolutamente sin cuidado porque «hoy -1946- aquella política es sólo tema de viejos caciques y mentalidades seniles. Nuestra generación entiende por política la búsqueda del bien común y esto se concreta en nuestro lenguaje con palabras plenas de realidad: leyes sociales, ferrocarriles, economía, obras, deportes, escuelas… y acción eficiente. Lo demás es borrasca de cementerio romántico». Y se despide diciendo que poco es lo conseguido y mucho lo que queda por hacer.

            Ya en la última página del diario se inserta una relación de todo lo que la provincia de Granada tiene que agradecerle al gobernador en sus dos años de ocupar el sillón del palacio de los Muller. Bajo el título «Múltiples problemas, abordados por el Gobernador civil y Jefe Provincial», comienza una relación de lo conseguido gracias a las gestiones del jonsista de pro que fue Fontana, recientemente condecorado por el Movimiento con la encomienda de la Orden del Mérito Agrícola.

            La desecación de la laguna del Padul es la primera de las mejoras socio-económicas que se enumeran. En realidad, esa desecación nunca fue total y tampoco era la primera vez que se llevaba a cabo tratando de eliminar por completo el acuífero paduleño, porque se sabe que en siglos pasados ya se realizaron trabajos de esta índole que tampoco lograron dejar totalmente seco el terreno. Desecar un humedal es algo que en la actualidad se vería como un atentado contra el medio natural, pero hay que situarse en el momento histórico en que se decide hacerlo, unos tiempos en los que lo ecológico no preocupaba en absoluto y se valoraban otros factores como poner en cultivo varios miles de marjales que antes eran un foco de infección, especialmente de paludismo.


                             José María Fontana Tarrats, segundo por la izquierda


            Continúa el trabajo periodístico enumerando la gran labor de parcelación y colonización de grandes fincas en Deifontes y en Cacín, así como la repoblación forestal acometida por toda la provincia y el fomento del cooperativismo agrícola, sin olvidar otras muchas medidas para luchar contra el paro obrero, como un plan general de obras en caminos vecinales.

            A continuación, el reportaje incide en el impulso dado por el gobernador al deporte provincial, en especial al de invierno. Recientemente el gobernador ha asumido la presidencia de la Sociedad Sierra Nevada, y además ha recibido el homenaje de montañeros granadinos, que han re-bautizado con el nombre Puntal de Fontana uno de los tresmiles del Circo de Siete Lagunas. En materia de infraestructuras, se subraya la importancia de la prolongación del ferrocarril a Sierra Nevada, en ejecución en esos momentos, habiendo concluido ya las obras de explanación, así como la reedificación del albergue de la Sociedad Sierra Nevada, también en ejecución, sin olvidar el proyecto, aún en estudio, de la construcción de un funicular o tranvía aéreo que desde el Barranco de San Juan ascienda hasta los Llanos de Otero, de manera que gracias a sus gestiones pronto Granada se convertirá en un centro nacional de deportes de montaña. Aparte, también hay que apuntar en su haber la existencia del nuevo campo de deportes del Frente de Juventudes (el estadio de la Juventud), a punto de terminarse por completo. Y a todo lo expuesto añadiríamos nosotros puesto que no se relaciona en los logros deportivos, la ayuda desinteresada prestada al Granada CF en momentos comprometidos, incluido un crédito de 30.000 pesetas concedido al club y que después fue perdonado.

            También está entre los logros del gobernador el fomento de la construcción de viviendas para las clases más humildes, como las que se llevan a cabo en estos momentos en el Cercado Bajo de Cartuja y en las inmediaciones del nuevo campo del Frente de Juventudes.

Y es que el camarada Fontana está en todo lo que pueda significar progreso económico y social de la provincia y hasta ha elaborado un plan general de transformación orgánica de Granada que abarca todo lo relacionado con la agricultura, la industria, la ganadería, los transportes, etc, es decir, todo lo que contribuya al resurgimiento de nuestra riqueza y, por consiguiente, a la prosperidad general de la provincia. Bajo el título de “Política Granadina”, publicado en forma de libro en 1945, contiene las bases de lo que un economista como Fontana considera prioritarias para la reforma económico y social de la provincia. Se le puede considerar un plan revolucionario y todo él ha sido elaborado desde la más estricta ortodoxia falangista. En ese plan elaborado por Fontana también se incluye la ya viejísima reivindicación granadina de la construcción del ferrocarril a la costa. Yo me atrevería a asegurar que, si a Fontana lo dejan seguir siendo gobernador civil de Granada dos o tres años más, hubiese sido capaz de conseguirlo.

Es una pena que no se permitiera a este inquieto gobernador civil, el mejor sin duda de cuantos, vistiendo camisa azul, detentaron la máxima autoridad provincial granadina, proseguir algunos años más con su labor de contenido económico y social. Fue defenestrado sólo algo más de un año después, en 1947, porque esos postulados tan jonsistas que él defendía y por los que trabajaba poco tenían que ver con las ideas de quien mandaba en la España de mediados de los cuarenta, en la que lo que primaba allá por las alturas del Régimen era precisamente su desfalangelización puesto que eran otros aires muy distintos los que llegaban desde fuera a la aislada España de por entonces, a la que no hacía ni un mes las potencias ganadoras de la II GM acababan de dejar fuera de la recién creada ONU como amiga y colaboradora que fue de los derrotados.


Diego Liñán Nieves, “el Rey del Chopo” a caballo junto a la fuente de las Batallas cuando ésta estaba en el Salón


El rey del chopo

            La prensa local informa el 23 de enero de 1946 de la muerte a los ochenta años de Diego Liñán Nieves, ocurrida el día anterior en su domicilio. Fue Liñán uno de los primeros agricultores granadinos que se convirtió a principios del siglo XX en selvicultor e industrial maderista, y de ahí le venía su gran fortuna. Se le conocía con el apodo de “el rey del chopo”, por ser propietario de cientos de hectáreas vegueras dedicadas a la cría de esta variedad del álamo, así como de varios aserraderos e industrias de transformación de la madera en Santa Fe, su patria chica, y era muy popular en la Granada de anteguerra porque solía pasearse por toda la ciudad montado a caballo y luciendo sombrero cordobés, perseguido por una patulea de chiquillos a los que gustaba arrojar golosinas y monedas de perrilla (5 céntimos). Era en el momento de su muerte hermano mayor de la cofradía de la Alhambra y a su entierro acudieron varios cientos de personas. La comitiva partió de la calle Alhóndiga y se dirigió a la Cruz Blanca (actual cruce de las avenidas de la Constitución y de Madrid), desde donde en coche mortuorio fue trasladado al cementerio de Santa Fe y a su panteón familiar.

 La remembranza de este personaje nos da pie para evocar una actividad agrícola muy granadina desde hace más de un siglo, la populicultura o cría de árboles de ribera (chopos) para la producción de madera, tan importante en nuestro entorno, al menos por su extensión, como lo fueron en su día otros muchos cultivos industriales actualmente abandonados por haber perdido rentabilidad. La remolacha azucarera y el tabaco, cultivos sociales (llamados así por la gran cantidad de jornales que producían), hoy ya no se crían en la Vega o apenas quedan unas pocas hazas testimoniales, pero en fechas no muy lejanas fueron cultivo estrella veguero. La populicultura nunca tuvo la importancia de esos dos cultivos porque su rendimiento durante un amplio periodo de tiempo se reduce a cero, mientras crecen y se desarrollan los plantones -unos doce años- y, frente a remolacha y tabaco, que ocupaban una considerable mano de obra y en su día trajeron algo de prosperidad a estas tierras, el cuidado y mantenimiento de las choperas apenas da para unos pocos jornales mientras están en crecimiento.

Granada, su Vega, es a día de hoy uno de los principales productores nacionales de madera de chopo, y las choperas ocupan en la actualidad unas tres mil hectáreas de terreno de regadío, precisamente aquel terreno que por estar en la misma orilla del Genil no resulta (o no resultaba) adecuado para otro tipo de cultivo por ser zonas inundables y demasiado húmedas.

Hay un mundo entre las primeras choperas naturales y salvajes que existían en el Soto de Roma hasta finales del siglo XIX y las alamedas actuales, cultivadas desde principios del siglo XX de forma eficiente y seleccionando las mejores variedades, plantándolas convenientemente alineadas para que puedan penetrar las máquinas entre sus rectilíneas hileras. Para algunos el chopo es el árbol del siglo XXI por su alto valor ecológico filtrador de CO2 y regenerador de suelos agrícolas, y por sus múltiples aplicaciones industriales.

            Pero, siendo su importancia económica menor en comparación con otros cultivos industriales vegueros, que lo fueron, de lo que no cabe duda es de su gran virtud estética. En Granada, tan privilegiada por sus muchos valores paisajísticos que la hacen mundialmente famosa, contamos además con el formidable telón de fondo o pared vegetal que prestan las choperas a nuestros campos. Servidor se confiesa enamorado de las choperas que hay entre Santa Fe, El Jau y Pedro Ruiz, y siempre que tiene ocasión se da un garbeo por esta zona, especialmente cuando la canícula aprieta y la densa sombra de los álamos disminuye la temperatura ambiente unos cuantos grados. Un paseo por la orilla del Genil y aledaños aguas abajo de la capital puede ser una experiencia muy gratificante, con sus verdes en primavera y verano y sus ocres otoñales.


                             Chopos de la Vega de Granada

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